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basta de matarnos
Por dULcE Rocio REyEs GUtiÉRREz
FoTos: PiXaBay/CorTesÍA
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Para quienes dicen “a ellos también los matan”, “no sólo a las mujeres”, “son unas revoltosas, pónganse a trabajar” y mil frases más que buscan invisibilizar las violencias contra las mujeres y las luchas colectivas, les digo que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.
SóLo Hay QUE darle una hojeada al periódico o buscar algún nombre de mujer, al azar, en la red, para que aparezca alguna víctima de violencia de género.
México se ha conmocionado con el caso de Andrés N., el feminicida de Atizapán. Es un viejo de 72 años que a simple vista parece cansado e inofensivo. Sus vecinos lo califican como un hombre común, de buen trato, que incluso, fue representante vecinal y a quien se le tenía aprecio. Incluso, Reyna González, su última víctima, convivía con él por compasión, pues es un hombre viejo, pero lo consideraban amigo de la familia. Las investigaciones continúan, pero se cree que pueden ser 30 mujeres las que hayan sido sus víctimas, como él confesó.
En diciembre de 2020, Arturo N., de 44 años de edad, fue otro feminicida serial capturado en la alcaldía Tlalpan, por el asesinato de su pareja sentimental y está relacionado con otros 3 presuntos feminicidios que tienen el mismo modus operandi. Sus vecinos lo consideraban como una buena e intachable persona. Arturo N., era taxista y su pasatiempo era enamorar empleadas domésticas, principalmente, de 35 a 43 años, la desmembraba y las botaba en parajes.
Dos feminicidas seriales en el centro de México, que nos muestran que efectivamente, no sólo a nosotras nos matan, pero sólo a nosotras nos asesinan de una manera ruin, previa tortura, sólo por ser mujeres, y botan nuestros cuerpos en cualquier basurero.
Apenas la semana pasada, una chica de 18 años con bebé en brazos, buscaba ayuda desconsolada con los vecinos de Toluca, ya que su pareja, un joven adicto a diversas drogas, y la familia de él, la maltrataban sistemáticamente. Ella, sin una familia o grupo de apoyo, se encontraba desesperada, queriendo salir de ahí, pero con mucho miedo por las amenazas que escuchaba todos los días. Su intención era encontrar algún lugar para poder esconderse de su realidad. Lamentablemente es un ejemplo de lo que viven miles de mujeres en su hogar, un lugar de peligro.
¡Nos están matando, S.O.S, nos están matando! Por ser mujeres nos están matando. Basta ya de tanta barbarie contra nosotras. Basta de tratarnos como tanto odio, basta de invisibilizar lo que nos pasa, basta de callar nuestras voces y nuestras formas de expresión, basta de fingir que no pasa nada, que es un asunto que sucede y ya. Basta, por favor, de querernos muertas, pero antes de eso, torturadas, violadas, descuartizadas, incineradas, olvidadas. ¡Basta ya de esta historia de barbarie contra nosotras, contra las mujeres de las que abusan en cada oportunidad que tienen¡ ¡Basta! Estamos de pie, armándonos de valor, de aprendizajes, de fortaleza, de creatividad y de mucha dignidad para seguir luchando por un mundo más justo para nosotras. PQ Si usted sabe de alguna mujer en situaciones de violencia, que requiera acompañamiento y apoyo, puede comunicarse a los siguientes números: LíNEA NACIONAL dE LA rEd NACIONAL dE rEfUgIOS 800 822 44 60, EN CdMx 55 56 74 96 95