7 minute read
DE RUSIA CON AMOR:
¿SE RENUEVAN LOS VINCULOS CON LATINOAMERICA EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL?
Federico AlcAlá
Advertisement
La reciente gira del canciller ruso Sergei Lavrov por Brasil, Venezuela, Nicaragua y Cuba ha causado escozor no solo en el ámbito de la influencia norteamericana, sino también ha tenido repercusión con el resto de los países del G7 y la Unión Europea, sobretodo por el marco de tensión bélica que implica la guerra en Ucrania y las evidentes pretensiones territoriales de China sobre Taiwán. En la consolidación de un Nuevo Orden Mundial que rompe con las naciones occidentales es fundamental mirar hacia América Latina, pues en esta región del mundo no solo se encuentran los países más afectados por la influencia negativa de Estados Unidos, sino también algunos de los principales proveedores de materias primas y, con las debidas inversiones en infraestructura y comercio, uno de los mercados más interesantes del orbe.
La presencia de Rusia en nuestro continente siempre fue un contrapeso respecto de los intereses expansionistas de los Estados Unidos. En su momento, la Unión Soviética y su influencia política fueron fundamentales para los diversos movimientos populares desde Guatemala hasta la Patagonia, desde luego inspirados por el éxito de la Revolución Cubana. La Crisis de los Misiles mostró la posibilidad de infligir un serio golpe a los omnipotentes norteamericanos, pues, aunque la historia, desde la perspectiva occidental, ha manejado el asunto como un éxito de Kennedy para preservar la “paz mundial”, en realidad el retiro de misiles de Turquía afectó enormemente la expansión militar de la OTAN en su momento, dejando en ridículo el supuesto poderío políti co y militar de Norteamérica. de Estado norteamericano. Chile, Argentina, Paraguay, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Brasil…una larga lista de afrentas que hasta la fecha no han podido ser olvidadas y, mucho menos, sanar. Desde el asesinato de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia hasta los movimientos guerrilleros que, en la actualidad, han sucumbido al narcotráfico, la paranoia de los estadounidenses de evitarse en este lado del mundo un escenario como el de Corea o Vietnam, provocó muerte sin fin y pobreza que denigra.
La caída de la Unión Soviética en la década de los noventa del siglo pasado dejó un vacio fundamental en el equilibrio geopolítico y para América Latina el resultado fue la imposición de las políticas económicas de un capitalismo rapaz y un neoliberalismo sustentado en tec nócratas formados en las escuelas estadouni denses, no sin antes pasar por tres décadas de dictaduras militares apoyadas, armadas e impuestas desde la CIA y la Secretaría de Es tado de Estados Unidos. El modelo económico de Chile –que mantenía como “senador vitali cio” al Dictador Pinochet- se impuso en toda la región y la influencia progresista de Cuba fue mermándose conforme el apoyo econó mico y militar de la Unión Soviética disminuía hasta desaparecer por completo.
Con la desaparición del modelo comunista y su ámbito de influencia, que no solo incluía los países del Pacto de Varsovia, una gran parte del mundo perdió la posibilidad de en contrar un equilibrio frente a la ambición del imperialismo norteamericano. África, Medio Oriente y, desde luego, Latinoamérica se vie ron severamente afectados, pues la posibili dad de negociar que ofrecía, por ejemplo, el esquema de “países no alineados” liderado en su momento por Josip Broz Tito desapareció del todo.
Durante una buen porción de las últimas dos décadas del siglo XX las circunstancias fueron tales que naciones que habían logrado cierto desarrollo económico lo hicieron sacrificando el bienestar de las grandes colectividades. Las asimetrías entre ricos y pobres se fueron agudizando hasta niveles en los qué, hasta más de la mitad de la población, se estanco en niveles de extrema pobreza. Es el caso de México, en donde las asimetrías entre un pequeño grupo de multimillonarios –muchos de ellos surgidos a partir de la perversa privatización de monopolios públicos y empresas paraestatales- se confronta con una realidad de más de 50 millones de personas en pobreza. Asimismo, durante las últimas dos décadas del siglo pasado, el otro actor del Nuevo Orden Mundial, es decir, China, aún se encontraba en un proceso de consolidación industrial y económica sin cometer el grave error de destruir el sistema comunista.
Superado el siglo XX, la consolidación de Rusia como un nuevo protagonista en el orden mundial no fue cosa fácil. La ineficaz experiencia política del gobierno de Boris Yeltsin solo ha podido ser superada por la dirección de su sucesor, Vladimir Putin. Destrozada en todos sus ámbitos, la realidad de desarrollo social y cultural que vivió el pueblo no solo de la Unión Soviética, sino también de los contrapesos que esta significaba.
En pleno siglo XXI, la pretensión de Ucrania de incorporarse a la alianza atlántica debe entenderse, en sí misma, como una declaración de guerra. Sorprende la hipocresía de los estadounidenses al señalar que se pretende “defender la democracia” cuando, y a partir de la propia “Crisis de los Misiles”, están conscientes que cercar a Rusia implica los mismos riesgos de guerra total que vivieron hace más de sesenta años. El resto de los países europeos solo buscan beneficiarse económicamente del conflicto, al igual que Zelensky y sus secuaces, quienes pluma en mano, han suscrito todos los pagares que la Unión Europea y los Estados Unidos les han puesto enfrente, bajo el pretexto de llevar la guerra hasta una, hipotética, “victoria total”.
Por otro lado, la política de “Una sola China” y las pretensiones de esta sobre Taiwán no serian un tema de preocupación de no ser porque el “Gran Dragón Rojo” es el principal proveedor de bienes de consumo del mundo, el principal prestamista y financiero global, el gran promotor de infraestructura a nivel global y el principal país industrializado del orbe. Un país en expansión que bien tuvo tiempo de aprovechar la experiencia y no caer en el mismo error en que cayó la Unión Soviética. Rusia y China han recuperado para el mundo el factor de equilibrio geopolítico que desapareció por más de dos décadas.
Por otro lado, el sistema BRICS se va consolidando no solo desde el aspecto geopolítico, sino también económico. La integración de un banco de desarrollo que compita directamente con el Fondo Monetario Internacional constituye una movida estratégica para la consolidación de un nuevo orden mundial. ¿Quién, en todo el mundo, tiene los inmensos recursos económicos de China? La posibilidad de incorporar a las diversas naciones latinoamericanas victimas de la supuesta “globalización” y la dependencia atroz del esquema de endeudamiento del FMI abre la posibilidad de un nuevo equilibrio que rompa los intereses monopólicos e imperialistas de los estadounidenses. Argentina y seguramente una decena más de países están en platicas para integrarse a este modelo que confronta directamente al G7.
Y, en estas circunstancias, ¿México de que va? La influencia de la economía estadounidense en nuestro país ha sido determinante desde la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Desde la década de los noventa la autarquía industrial y tecnológica de nuestro país desapareció. La privatización de las empresas paraestatales, entre ellas el sector de telecomunicaciones, sirvió únicamente para consolidar las asimetrías que aún padece nuestro país. La promesa de una integración económica y social de los países de América del Norte fue una ficción que jamás tendrá verificativo y, para ejemplo tangible, la oprobiosa política migratoria del gigante del norte que excluye de entrada a todo, todo lo que huele a Latinoamérica, empezando por los mexicanos.
Pasamos de tener una incipiente industria nacional protegida frente a las importaciones que impedían su desarrollo comercial a tener únicamente plantas de maquila en donde el personal contratado recibe, cuando mucho, la capacitación mínima para operar las maquinas que producen las mercancías para el gigante cruzando el Rio Bravo. Y, eso disminuyó radicalmente cuando las mismas empresas buscaron expandirse en el “paraíso chino”.
La visita del Canciller Sergei Lavrov nos debe poner una interrogante en nuestra mente… ¿estamos realmente del lado correcto de la historia? Pues, la dependencia de México de la economía norteamericana no debe ser objeto de beneplácito, sobre todo en estos tiempos en que las fuerzas progresistas en todo el mundo empiezan a desdeñar y, porque no decirlo, a cobrarse las afrentas imperialistas que, por cientos de años, padecieron bajo los capitalistas de occidente. El mundo esta cambiando, los escenarios nos presentan la posibilidad de una o varias guerras y la realidad nos dice que las mayorías están despertando, pues las asimetrías no son exclusivas de los países en vías de desarrollo.
En un mundo de 8,000 millones de habitantes, en donde los recursos naturales para sustentar su supervivencia se agotan de forma irreversible y la destrucción de los ecosistemas, la flora y la fauna llegan a niveles apocalípticos, poco o nada recomendable es seguir el modelo cultural y económico que nos llevó a esta desgracia. Por ello, no dejemos de sentir un poco de amor…por Rusia y su perspectiva del mundo.
Alea iacta est
• Las malas noticias, la comunicación deficiente o no direccionada pueden provocar una crisis reputacional para personas y/o empresas
• Si un medio de comunicación logra encontrar información sensible pero de interés general, el resto no tardarán en hacerse eco de la noticia
Karla Flores
Desde tiempos ancestrales, el poder ha jugado un papel importante en todas las sociedades, se han desatado guerras, levantado muros y hasta separado naciones en nombre del poder, el dinero y la fama.
Desde que los medios de comunicación se convirtieron en el cuarto poder, relacionamos el éxito con la popularidad lo que lleva, por un lado a las figuras públicas y marcas a buscar espacios e impactos mediáticos para posicionarse, legitimar sus objetivos y por tanto, alcanzar el éxito.
Ser figura pública no sólo significa glamour y fama. Tanto para marcas como para personas, los medios de comunicación deberían ser un amplificador de logros, ideas, conceptos y objetivos; de ahí que , cuando el discurso mediático no se le da la relevancia que tiene, se generan crisis de las que a veces es complicado salir.
Sin duda, una crisis ( de cualquier índole) causa escalofríos, preocupaciones, sacudir las estructuras y genera muchas incertidumbres que provocan inestabilidad y reacciones que no favorecen la reputación de la figura o marca en cuestión.
Hablando a nivel empresarial resulta mucho más grave una crisis mediática, pues puede llegar a romper relaciones comerciales, terminar convenios y hasta terminar en temas legales. Muchas empresas no saben cómo proceder ante un problema mediático y/o en redes sociales.
Manejar un crisis no es tarea fácil, se trata de un proceso que busca corregir los impactos causados , evitando o minimizando al máximo el daño a la organización, a sus