Rocío Jurado, ese mito

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ese mito 1


estación de servicio nuestra señora de regla

Avda. de la Diputación, 0 11550 Chipiona, Cádiz. 956 37 14 89 2


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Redacción y coordinación de contenidos: Juan Mellado Poza y Cristóbal Santos Sáenz.

28 Rocío Jurado, profeta en su tierra

10 Un mito pop

Diseño y maquetación: Manuel Jurado de la Bastida. Colaboran: Gracia Núñez Neches, Antonio Castro Lorenzo, Antonio Valderrama, Marina Bernal, José Gabriel Real, Rafael Castaño, Francisco Andrés Gallardo, Antonio David de Sardi Milán, Miguel Gallardo. AGRADECIMIENTOS: A nuestros colaboradores, quienes han impulsado esta publicación a través de sus textos y fotografías, elaboradas con mimo y rigurosidad profesional. A nuestros patrocinadores sin cuyo apoyo no sería posible elaborar una publicación de esta densidad y profusión. A los que nos leen y a los que no. A los que hablan de nosotros y a los que comparten nuestros contenidos. A todos aquellos que depositan su confianza en nosotros. A los amigos. A los que siguen nuestras locuras. A ti que sostienes esta publicación entre tus manos.

Publicado bajo una licencia Creative Commons que permite su difusión siempre que no sea con fines lucrativos y se refiera siempre a los autores.

16 Rocío Jurado, diez años contigo

33 Las vueltas que da la vida

20 Una chipionera triunfa en todo el mundo

36 La carta inédita de Rocío Jurado a Ricardo Naval

38 Rocío Jurado como la Virgen del Rocío

24 Rocío Jurado y el orgullo patrio 4

42 Un cine casi decente

50 El Ayuntamiento le deniega una beca de estudios

52 Rocío Jurado y el flamenco

54 Rocío Jurado a los ojos de Manuel Vidal `El Pavo´


88 Cómo vestir a la voz

104 Una vida plagada de premios

76 El cancionero de Rocío Jurado a través de sus autores

92 Relato de un eco

109 Crónica de un hasta luego

83 Erika Leiva: “Rocío Jurado es la voz del milenio”

96 Reflexiones de vida en una hora

72 Entre el escote y el micrófono

86 Asociacionismo y difusión de su figura

100 Rocío Jurado, sex-symbol 5

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Con sello propio

118 Rocío Jurado y el moscatel de Chipiona


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editorial MÁS ALLÁ DEL RECUERDO

Rocío Jurado era un monstruo sagrado. Tenía, como los mitos contemporáneos, una personalidad muy acusada. Existe una Chipiona un antes y un después de la aparición de Rocío Jurado. Como una copla con una prehistoria y una historia tras salir a escena La más grande. La Jurado no necesitaba representante. Se bastaba ella sola y así lo demostró hasta su muerte muy a pesar de sus rémoras. Tras su muerte, su casa se convirtió en lugar de peregrinación. Chipiona empezó a recibir un caudal nunca finito de fans, atraídos por la melancolía. Como a la mansión de Elvis, como a la tumba de Poe. De la casa del Camino de Regla, el río humano se desplazó hacia su túmulo en el cementerio de Chipiona. Si bien Chipiona y su Virgen de Regla ya estaban en la historia y en la literatura por derecho propio, es gracias a Rocío Jurado cuando es reconocida con una repercusión mediática a nivel internacional sin precedentes. Fueron muchos los que conocieron y visitaron Chipiona por Rocío, que puso a este pueblo en el mapa mundial y que aún hoy conserva ese legado. Con una gran capacidad acaparadora a través de la fuerza del cariño, Rocío Jurado fue capaz de unir y mantener unidas el agua y el aceite. Algo parecido a lo que logró el mariscal Tito hasta su muerte con la antigua Yugoslavia.

Los mitos trascienden la muerte, y a Rocío Jurado sólo le falta una película (sobre ella, claro). Un biopic, una obra que plasme en lo audiovisual lo que la cultura popular ya ha retenido y configurado: la iconografía en torno a su figura, la veneración de su legado, el cultivo de su memoria. Este mito contemporáneo del siglo XX, necesita ahora un gran impulso a diez años de su muerte para mantener viva su memoria en los siguientes cien años. Y es que un mito no se alimenta sólo de recuerdos, que también, sino de trabajo y esfuerzo. Ello se traduce en publicaciones, libros, revistas actos académicos, programas de radio y tv, debates, ensayos, estudios que pongan su figura por encima de cochambrosos platós. Los recuerdos, cuando solo se quedan en eso, acaban muriendo por el orden natural de sus fans y acaban quedando en historias del abuelo que nada interesan a las nuevas generaciones. Con Rocío debemos hacer todo lo contrario, transmitir la grandeza de su persona y su valía artística para que sean precisamente los más jóvenes quienes la doten de un nuevo sentido, se acerquen a su figura y disfruten de su obra. Ya en el 2006 fue la concejalía de Cultura, que dirigía Ramón Gutiérrez, quien puso la primera piedra al dedicar una de las sesiones de su Foro Chipiona Faro de Ideas que aquel año se ocupaba de los mitos clásicos a la figura de un mito contemporáneo como Rocío Jurado y en el marco de la Universidad de Cádiz. Ahora, la edición de un sello de Correos, curiosamente a iniciativa de un particular,

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pone de nuevo en valor la figura más grande que haya dado la historia de Chipiona. Ése es el camino y no otro. Los pueblos, de cualquier civilización y edad histórica, necesitan sus mitos para hacer país, patria, sentimiento nacional e identificación. Su muerte prematura ha agigantado más, según los cánones, su condición de mito e icono de nuestra civilización. La muerte, en el caso de los símbolos, no es el final; es transición, hacia un mundo nuevo. Hacia otro estado de cosas. Rocío Jurado ya no es sólo una cantante para la historia, sino que es un vínculo emocional entre la tierra y la gente, un elemento que sirve para crear una identidad, para argamasarla, para tejer lazos irrompibles. Los mitos de su categoría, culturales, vertebran a través de su herencia artística. Lo creado sirve para reivindicar un estilo de hacer las cosas, para poner de manifiesto las raíces que produjeron al individuo que las potenció, a la mujer, en este caso, que rompió todos los moldes. Los mitos son, por añadidura, un bien inmaterial de la gente, de los pueblos, del mundo y de la cultura que hay que preservar. Los mitos están muy por encima de los intereses personales. Y quien piense lo contrario tal vez se equivoque. Los mitos, que mitos son, no pertenecen a nadie más que a la memoria colectiva y nos corresponde a todos la tarea de conservarlos. Al menos, esta humilde obra pretende precisamente eso, contribuir quizá desde una perspectiva un poco más fresca y rejuvenecida a la conservación del mito. Nuestro mito. El de Rocío Jurado, ese mito.


Un mito pop La eclosión, ascenso y cénit de la carrera artística de Rocío Jurado fue contemporánea de la de otros gigantes nacidos también en la provincia de Cádiz. Camarón de la Isla y Paco de Lucía, cantaor y guitarrista, ambos como la Jurado, algo más: iconos. Los tres trascendieron la dimensión musical, meramente profesional. En la vida y en la muerte. Los tres han dejado un legado que supera los estrechos límites de las disciplinas que les dieron dinero, fama y posteridad. Sus figuras se han acrecentado, porque el público de varias generaciones las ha hecho suyas, identificándose no sólo con la voz, con el punteo, con la composición de sus canciones, sino con sus vidas. Es entonces cuando la trayectoria vital del artista se integra y florece dentro de la cultura popular.

Por: Antonio Valderrama Ilustración: Manuel Jurado 10


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“I live in Spain, but this is my second country”. (Vivo en España, pero este es mi segundo país). Con un sobrio vestido oscuro, la piel tostada, el pelo suelto y enlacado, al modo de los 80, y un brillante colgándole del cuello, Rocío Jurado saludaba a Ronald Reagan. Era septiembre de 1986. Había sido invitada a una recepción privada organizada por la Casa Blanca en Miami. El hombre que estaba a punto de terminar con el Telón de Acero, Reagan, el cuadragésimo presidente de los Estados Unidos de América, que antes fue actor, quería conocer a la Jurado. A La Reina, como la llamaba el Miami Herald desde que en febrero de ese año fuese elegida Reina del Carnaval de Miami. Y Reagan quería saber por qué La Reina no se establecía definitivamente en Miami. “Yo no me moveré nunca de España. Esa es mi tierra, y más tarde o más temprano, vuelvo a ella”. Rocío Jurado le contó también a Reagan que tenía una casa en Miami por comodidad, para sus giras americanas. Estaba en la cumbre de su carrera artística. Era más que una cantante: era una estrella, una estrella pop. Quizá el interés de Reagan hacia la Jurado nacía de la afinidad profesional, de la complicidad íntima entre profesionales del show, de ese concepto norteamericano del Entertainment: el actor Knute Rockne y All American, inclinándose hacia la actriz de Proceso a una estrella y La querida.

Deslumbrado, el enterrador de la Unión Soviética quiso tener un rato para sí, a quien unos meses antes habían disfrutado multitudes de miamenses. La ciudad ya era el centro de la emigración venida de Cuba, catalizador de los refugiados políticos que huían del castrismo y buscaban la libertad en Florida. Rocío Jurado aterrizó sobre aquella fusión cultural como una superstar: daba ruedas de prensa multitudinarias, acaparaba toda la atención mediática,

Rocío Jurado aterrizó sobre la fusión cultural de Miami como una superstar. Ninguna artista española ha vuelto a ser reina del Carnaval de Miami. levantaba expectación y tenía en su mano el fervor popular. Quizá un fenómeno parecido al de Beyoncé o Rihanna en nuestros días. Ninguna artista española ha vuelto a ser Reina del Carnaval de Miami. Ninguna lo fue antes que ella. Una impresionante cabalgata descrita por ABC como “una lujuria tropical”, con bailarines, orquestas, “un jolgorio de conga, salsa y color cubano e iberoamericano”. La Jurado presidió aquella mezcla de Tenerife y Río con un 12

“vestido de terciopelo rojo que remarcaba sus encantos”. En el Orange Bowl Arena de Miami, viejo hogar de los Dolphins, fue coronada Reina ante “una increíble multitud de un millón de danzarines, que repitieron la juerga en la calle 8, arteria vertebral de la Pequeña Habana del Miami cubano”. “Esto es lo más grande que me ha pasado en la vida”, dijo Rocío Jurado. “Durante una rueda de prensa que se ofreció en el pasado Carnaval de Miami, un periodista americano decía que ella transmitía tanto que aunque no hablara inglés se le entendía todo por su expresividad, y que no le hacía falta preguntarle nada porque era tan bella que le bastaba con verla”. Así saludaba el Nuevo Herald, el periódico más importante de Miami en lengua española, el inicio de la gira de su Paloma Brava. En 1986 se estrenó El amor brujo. Era la tercera pare de la trilogía del flamenco de Carlos Saura. La película ganó tres Goyas, y fue la consagración de Rocío Jurado en la pantalla grande, luego de haber encadenado muchos títulos menores pero no por ellos, menos populares. Quizá también, su identificación, en el imaginario colectivo, con ese flamenco barroco y hondo, de tragedia de Esquilo: la lumbre en el camino de Camarón, el rostro de Tus ojillos negros. En El amor brujo interpretó la banda sonora original de Manuel de Falla junto a la Orquesta Nacional de España.


Ya tenía publicados 21 discos, entre álbumes y recopilatorios. En esencia, todos sus éxitos, los que hoy todavía siguen sonando, diez años después de su muerte, con la pureza de entonces. Quizá más, pues está engrandecida por la nostalgia. La muerte de Rocío Jurado fue trágica, como la de Kurt Cobain, como la de Amy Whinehouse. A su tumba, como a la de Edgar Allan Poe, como a la de Elvis, acude una riada inagotable de admiradores, de fans, de simples curiosos, cada fin de semana. De toda España, y del extranjero. Su sombra es tan alargada que ha hecho del cementerio municipal de Chipiona, un pequeño Père-Lachaise: un lugar de culto, de veneración. Reescribiendo la teoría de los ídolos de masas, en la cultura popular contemporánea, Rocío Jurado cumple el perfil que requieren los mitos. Su entierro convocó masivamente a la gente, como el de Camarón. Como su boda con Carrasco, tantos años antes: un matrimonio que reescribió el viejo adagio del torero y la folclórica, pues ni Carrasco era torero, sino boxeador (otro ídolo de masas, pues nadie hasta Fernando Alonso, luego Pau Gasol en las finales de la NBA, hizo madrugar a miles de españoles para ver sus combates en Los Ángeles) ni la Jurado era ya folclórica, sino algo más, mucho más que eso. Conmocionó Chipiona con su muerte, cuyos vecinos, parafraseando a Víctor Hugo Morales, salieron mayoritariamente a la

calle “como un puño apretado”. Su herencia sigue provocando rencillas, heridas en carne viva retratadas en directo por programas de televisión nacional. Sus discos se siguen escuchando. Sus canciones copan Spotify, siguen registrando un número creciente de visitas en Youtube. Su nombre sigue generando dinero, atención, interés, polémica y melacolía.

el premio América, siendo la primera hispanoparlante en conquistar una distinción tradicionalmente vetada a la comunidad hispana y reservada para el resto de comunidades no anglosajonas residentes en EEUU. The Independent escribió de ella, al morir, que fue conocida por su estilo de vida glamuroso, hollywoodiense, por su aterciopelada y perfecta voz, y por su exuberante puesta en escena, comparable a “Edith Piaf y Shirley Bassey”.

Sus canciones siguen vendiendo y copando reproducciones en Youtube y Spotify. Su nombre sigue generando dinero, atención, interés, polémica y melacolía.

Billboard, el célebre semanario de música estadounidense, un sanedrín para el show business internacional, recordó en su necrológica las actuaciones de Rocío Jurado en el Kennedy Center de Wahington, en el Madison Square Garden de Nueva York, o en el Beethoven Hall de Bonn, en Alemania.

El New York Times escribió en su obituario que había muerto “una andaluza de ojos felinos, rojizo pelo suelto y fama de enérgica, vibrante, que había sido conocida como La más grande de España.” Ese título, oficioso y asociado para la posteridad con su nombre, fue el corolario natural a unas distinciones extraordinarias. En el año 2000, un grupo de periodistas estadounidenses la premia con el galardón a La Mejor Voz Femenina del Siglo XX, La Voz del Milenio. 12 años antes, en Las Vegas, recibió 13

“A powerful voice that blended traditional Spanish styles of flamenco, folk and romantic ballads. She performed on both sides of the Alatinc and appeared in nearly a dozens films, her first as a teenager”. (Una voz poderosa que fusionó los tradicionales estilos españoles del flamenco, el folk y las baladas románticas. Actuó en los dos lados el Atlántico y apareció en casi una docena de películas, la primera, cuando era una adolescente”). Una estrella pop. Un mito que permanece vivo, como todos los mitos, cada vez que alguien habla de ella, ve una de sus películas, o escucha una de sus canciones.


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Rocío Jurado, diez años contigo

Su vocación y su necesidad de dar lo mejor a los suyos la llevó a Madrid. Y a base de esfuerzo, mucho trabajo y un afán de perfeccionismo constante comenzó su carrera. Por Marina Bernal 16


La última vez que estuvo en Chipiona fue el 5 de enero del 2006. Llegó hasta el santuario en compañía de su marido, vestía un chándal color verde esperanza, el pelo recogido en una coleta, el rostro limpio y una sonrisa. Estaba preparada para lo que fuera. Mi Maestro en el mundo del Periodismo, y en tantas otras cosas, suele decir: “no se puede ser grande en nada si no eres primero persona. Tras un gran profesional siempre hay una gran persona”. Fue Miguel Gallardo quien me llevó hasta Rocío Jurado, en Chipiona. Y fue a través de Rocío Jurado como conocí este pueblo suyo, que yo he hecho mío. En Chipiona conocí a Rocío Mohedano Jurado, no a la Jurado, sino a la chipionera. A la mujer orgulllosa de sus raíces. A la embajadora por excelencia de este rincón de Cádiz conocido en todo el mundo gracias a ella. Chipiona cuenta con el Faro más alto de España, con su reconocido Moscatel (que tiene hasta un Museo) , con una rica agricultura y también con la fama de las más bellas flores que se venden en Europa cultivadas aquí. Pero además Chipiona puede presumir de haber sido cuna y refugio de paz de una de las más grandes artistas a nivel internacional. Rocío ha sido y es LA VOZ, con mayúsculas, pero también ha sido la entrega y la vocación. He conocido a muy pocas personas que sintieran tanta pasión por

lo que hacían como ella. Tuve la suerte de conocer a la mujer, la que era cuando no subía al escenario. La conocí a través de sus palabras, sus hechos, sus vivencias pero también a a través de su familia, de sus amigos y de la gente que tanto la quiere. La quiere en presente porque si un legado ha dejado la Jurado ha sido el del amor. Amor por su tierra, por sus tradiciones, por la vida. Es cierto que a través de una mirada se puede llegar al alma de alguien. Los ojos y las manos de Rocío siempre fueron su mejor carta de presentación. Unos ojos chispeantes, llenos de vida, de fuerza, y también de amor y de gracia gaditana. Y sus manos protectoras, esas que levantaba y elevaba como si fueran alas. Aquellas que levantaba al viento para que nada ni nadie rozara a su “gente”. Y su gente no sólo era su familia más directa, sus hermanos, Gloria y Amador, su marido, José Ortega Cano, sus hijos Rocío, Gloria Camila y José Fernando, sus nietos, Rocío y David, sus tíos, sus primos, cuñados… su gente era también todos y cada uno de los chipioneros, sus amigas de la infancia, sus fans incondicionales que terminaron siendo amigas y confidentes. La persona que más y mejor la conoció fue su hermana Gloria. Fueron compañeras de vida, juntas desde siempre y formando un equipo sin fisuras que las llevó a una unión aún mayor al morir su madre. “Algo se me fue contigo madre…” cantaba 17

Rocío, y lo hacía desgarrándose y aferrándose a todo lo que su madre le había dejado. A su herencia sentimental.

En Chipiona conocí a Rocío Mohedano Jurado, no a la Jurado, sino a la chipionera. A la mujer orgulllosa de sus raíces. Evidentemente si su dimensión artística es conocida y valorada en todo el mundo, creo que su dimensión humana y su forma de ser no llega al alcance de todos. Su círculo más cercano lo vivió y lo comprobó durante su vida y toda esa familia de amigos, seguidores y admiradores que fue ampliando. Rocío era de las mujeres que suman , que añaden, y cuando te hacía entrar en su vida era para siempre. Así ocurrió al separarse de Pedro Carrasco, campeón del mundo de boxeo, padre de su hija mayor, Rocío, al que no dejó de querer y respetar. Tras salir Pedro del domicilio familiar, se negó a que lo hiciera también su suegro e insistió para que continuara viviendo con ella. “yo me he separado de mi marido pero no de mi suegro ni del abuelo de mi hija”. Así era ella, con sus principios inquebrantables. Había una palabra mágica que siempre habría las puertas de su corazón: “Chipiona”. Pro-


nunciar el nombre de su pueblo era garantía para llegar a ella. Su casa de Madrid fue lugar de paso y estancia para muchos chipioneros, desde siempre. Chipioneros que tenían que acudir a una consulta médica, los hijos de algún vecino que hacían allí

huevos con tomate. También ella se metía en la cocina, y hacía los deberes con sus hijos, y ejercía de ama de casa. Esa era la Rocío de puertas para adentro. Sólo se sentía estrella sobre el escenario, al bajar de él, era la mujer.

pueblo sin ninguna experiencia no sabría desenvolverse. Su vocación y su necesidad de dar lo mejor a los suyos la llevó a Madrid. Y a base de esfuerzo, mucho trabajo y un afán de perfeccionismo constante comenzó su carrera.

Una joven Marina Bernal entravista a Rocío Jurado en Chipiona./Gracia Núñez el servicio militar, las puertas de su casa estaban abiertas. Su madre y su abuela siempre tenían un plato de comida para todos, Rocío aprendió de ellas el sentido de la hospitalidad y de la “improvisación”, ante una olla de tomate que siempre estaba dispuesta para unas papas, unas acedías o unos

La vida suele compensar, por un lado te quita y por otro te da. A ella le quitó un padre siendo niña y la mayor de una familia de tres hermanos, pero también le dio la posibilidad de ser artista. En aquellos tiempos era una profesión sin reconocimiento social en la que una chica de 18

Tablaos flamencos, y clases de inglés. Hasta chapurreaba en italiano, y su mesilla de noche llena de libros. Largas charlas con escritores, pintores , un ansía por saber y aprender fuera de lo común. Era una conversadora interesante, ponía pasión en todo. El arte, la astrología, las ciencias ocultas, el cine y por


encima de todo… la música. Fue su gran amigo José Rodríguez de la Borbolla el que dijo: “la Jurado tiene una orquesta en la garganta”. Otro de sus buenos amigos, de los que buscaba para encontrar la verdad en sus ojos, el pintor Juan Valdés, dará este año su pregón de exaltación en la VII Semana Cultural.

verde esperanza, el pelo recogido en una coleta, el rostro limpio y una sonrisa. Su fiel Juan de la Rosa la recibió en las escaleras y le entregó una flor, ella le acarició la mejilla y entró a rezar ante la Virgen de Regla. Fue la última vez que la vi, sólo me transmitió paz. Estaba preparada para lo que

Fue su gran amigo José Rodríguez de la Borbolla el que dijo: “la Jurado tiene una orquesta en la garganta”

Esa era la Rocío de puertas para adentro. Sólo se sentía estrella sobre el escenario, al bajar de él, era la mujer.

En su vida hay fechas emocionantes al evocarlas como el rodaje en Chipiona de “la Lola se va a los Puertos”, su debut como ganadera de reses bravas junto a su marido, José Ortega Cano, sus bodas de plata en el Teatro Pemán de Cádiz, una de sus galas más entrañables…. Pero había dos inamovibles y que por contrato debían respetarse siempre, el lunes de pentecostés en la aldea del Rocío, junto a su Virgen, y el 8 de septiembre para ver a la Virgen de Regla, la que guió su vida y la que fue su esperanza en los años de la enfermedad. Rocío nunca arrojó la toalla, ni siquiera hace diez años. La última vez que estuvo en Chipiona fue el 5 de enero del 2006. Llegó hasta el santuario en compañía de su marido, vestía un chándal color

fuera. Diez años sin ella que siguen siendo diez años con ella. Las personas pueden marcharse pero los sentimientos y la música siempre se quedan.

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Una chipionera triunfa en todo el mundo

Qué digo yo una chipionera. Una artista. Para los chipioneros, antes que todo es chipionera, pero lo cierto y verdad es que todos compartiríamos que el mejor adjetivo que cabría ponerle (sin reducirla al pueblerino gentilicio) es el de artista.

Texto: Cristóbal Santos Sáenz. Ilustración de Manuel Jurado, basada en una fotografía de Gracia Núñez Neches 20


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Había salido de Chipiona hacía poco más de un lustro cuando ya en todo el mundo el nombre de Rocío Jurado era de sobra conocido. Por ser una estrella de la copla, por los indescifrables colores de su voz, por los aún no suficientemente explorados matices de su garganta. Rocío Jurado causaba furor a un lado y al otro del Océano Altántico. Tal vez su voz era, como el mar, profunda e inmesa. Inagotable, inabarcable e ignota.

Rocío Jurado causaba furor a un lado y al otro del Océano Altántico. Tal vez su voz era, como el mar, profunda e inmesa.

Todos somos conscientes de que en el mundo latino Rocío tuvo una relevancia especialmente destacada y, por tanto, destacable. Su nombre, comenzó a sonar por Andalucía: Chipiona, Jerez, Cádiz, Sevilla y muy pronto Madrid. De ahí saltó a Bélgica, Alemania, Francia, Italia y otros lugares de la geografía europea que quedarían sorprendidos con el tronío de una artista en plena efervescencia. Sus productores no tardaron en ver el talento de una cantante que tanto arraigo tenía en el folclore, pero que

a la vez dejaba entrever sus potencialidades para innovar dentro (y fuera) del género. Era un diamante que había que exportar al otro lado del charco. Latinoamérica, Centro América y Norte América serán los máximos exponentes de Rocío Jurado como embajadora universal de Chipiona, de España y del buen cantar. Será considerada una diva del cante y un mito que va más allá de sus canciones. De mediados de los sesenta hasta principios de los setenta realizará varios viajes de promoción musical por Latinoamérica, más de uno al año y su efecto será inmediato. Rápidamente se creará una importante comunidad de fans y estas giras por Hispanoamérica serán muy influyentes en su carrera ya que le aportarán otra visión (en principio comercial) de su cante. Aconsejada por la casa Columbia, Rocío se fue alejando progresivamente del folclore andaluz (aunque nunca lo abandonó del todo). “¿Acaso yo, por haber nacido en Chipiona, solo puedo cantar temas andaluces? Los canto y los siento. Pero también sé hacer otras cosas, y espero demostrarlo muy pronto”, aseguraba Rocío a ABC en 1970. Rocío se volcará con Hispanoamérica donde encuentra un público ardiente y visitará Méjico, Perú, Venezuela, Chile, Panamá y Uruguay entre otros países. 22

Rocío estaba ya asentada en España y se abría de par en par las puertas de Hispanoamérica para hacerse (casi sin pretenderlo) “La más grande”. Rocío, la que llenaba estadios, movía masas y despertaba el interés de los medios de comunicación, se convertirá en portada de revistas, grabará programas de televisión y rodará películas. De infausto recuerdo, por su desgraciado devenir, son las cinco películas rodadas en Argentinas y quemadas en un trágico incendio que nos robó las cintas para siempre. Los años ochenta servirán para que Rocío se afiance y sea abrazada por los Estados Unidos. Su residencia será fijada en Miami, donde será coronada Reina del Carnaval, cantará para distintos presidentes en la Casa Blanca y tanto Las Vegas como La Gran Manzana serán testigos de multitud de premios y reconocimientos que pondrán en el altar definitivo a una artista que ya en vida se convertiría en el mito que hoy nos mueve a hacer esta publicación.


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Rocío Jurado y el orgullo patrio

En 1973, Rocío Jurado grabó Soy de España. Era el tema estrella de un disco homónimo, editado por Columbia, que incluía 9 temas más. Algunos títulos, como Mi orgullo, Tanta mentira, Te di mi corazón o Vamos a dejarlo así, evocan la inclinación que la cantante tomaba ya hacia la balada. La carátula, en la que se anunciaba también “un póster”, reflejaba una Jurado en pose bucólica, suspirando. El pelo revuelto, los ojos entreabiertos, los labios como empezando esbozar algo, un envoltorio visual al más puro estilo del género musical al que describía: el espectador, sumido en el enigma, cae presa del acertijo de la Gioconda, y no sabe si la Jurado iba a sonreír, a sollozar o a solicitar displicente a algún amante. Era su tercer disco de estudio.

Por: Antonio Valderrama 24


En 1974 aún restaba un año para que Franco muriese, y cuatro para que se redactase y aprobase la Constitución que cambiaría el régimen político de España. Era un momento confuso, de expectación. Curiosamente, Soy de España nació de la mente de un francés, Alberto Bourbon. De un hijo de diplomático francés, concretamente. Bourbon se afincó en España e inició una exitosa carrera como cantante y, sobre todo, como compositor. Escribió canciones para Massiel, Mocedades, Marisol, Nydia Caro o Donna Highower, además de para Rocío Jurado. Ella fue, sin embargo, la que hizo de Soy de España una suerte de himno. Tengo el cuerpo empapado de mi patria / Soy de tierra caliente / tengo raza. El inicio de la primera estrofa de la canción rememora el arquetipo de lo español que se remonta a la Carmen de Bizet, a las imágenes de España transmitidas por la literatura romántica europea del XIX, al cuento El verdugo de Balzac o a los relatos de Washington Irving. La España bravía e indomable, mitad África, mitad Oriente, mora y salvaje, émula exótica y misteriosa de la Grecia por la que murió Lord Byron. El franquismo había basado toda su propaganda cultural, casi desde el primer mes de la Guerra Civil, en la explotación sistemática de esos clichés, del llamado, factor diferencial, sintagma favorito del nacionalismo. 25


Spain is different rezaba el lema publicitario que hizo fortuna en los 60, cuando España empezó a abrirse al turismo europeo y a la inversión extranjera. Puede rastrearse, en la cultura popular occidental contemporánea, una tradición iconográfica: la de grandes divas que se convierten en símbolos patrióticos de determinados países. Marilyn Monroe fue “la Novia de América”, y Brigitte Bardot puso su cara y su cuerpo al servicio de la V República Francesa, transformándose en la mítica Marianne. Rocío Jurado fue siempre un referente de la españolidad en el mundo: primero en la línea clásica, folclórica, de otras artistas multidisciplinares como Carmen Sevilla o Lola Flores; luego convertida en tótem amplio, transversal, gracias a la naturaleza internacional de su fama y a su consagración como gran voz femenina, especialmente en los Estados Unidos. Defendiendo a mi gente soy montaña / Siempre miro de frente / soy de España. La primera representación pública de la canción causó alboroto y revuelo. Era abril de 1974. Rocío Jurado, quien ya había protagonizado películas en las que explotaba el cliché de su sensualidad y sus formas (“Una chica casi decente” o posteriormente “La querida”) salió a cantar con un vestido tan largo como su escote escote, abierto por detrás, desmelenada y atractiva. Había sido “Lady España” en 1967 y segunda en el concurso de

“Lady Europa”. A pesar de que el vestido había pasado el filtro impuesto por el censor oficial de Radio Televisión Española en aquel momento, Francisco Ortiz Muñoz, el reflejo de los focos hacía parecer transparente el vestido. De modo que en Prado del Rey se llegó a establecer desde entonces, como norma, que hubiera un chal “de emergencia” en el camerino de las cantantes jóvenes y atractivas, para evitar escándalos. “Yo reconozco que en aquel momento pudo ser algo atrevido. Pero a mí me dieron permiso en Televisión Española para salir así vestida” admitió luego.

"En la cultura popular occidental hay una tradición iconográfica por la que grandes divas se convierten en símbolos patrióticos de determinados países". Mi perfume es la arena / de mis playas / Y mis venas son cuerdas / de guitarra. La actuación generó críticas desaforadas, rasgamiento de vestiduras y todo tipo de quejas procedentes de los sectores sociales más conservadores. También comentarios jocosos, y de sorpresa. Pero lo cierto es que el suceso contribuyó a acrecentar la fama de Rocío Jurado fuera de España. Su dimensión artística iba a atraer pronto el reconocimiento 26

de su carácter de símbolo de la nueva España que estaba naciendo. En una entrevista posterior, ya en color y en mitad de la Transición, con Lauren Postigo, Rocío Jurado reconocía que Soy de España era una canción que confesaba un orgullo patriótico sincero y natural. “Es una canción que dice lo orgullosa que yo estoy de ser de donde soy. Yo pienso que lo más importante que tiene una persona es el orgullo de raíz. Yo estoy muy orgullosa de ser de España. Soy de España”. Que revientan de fuerza / cuando cantan / A esa tierra bendita / de mi alma. Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, patriotismo significa “amor a la patria; sentimiento y conducta propios del patriota”. A patria la define como “la tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos; lugar, ciudad o país en que se ha nacido”. La raíz etimológica de patria, la terra patrum latina, queda reflejada mejor en inglés: fatherland, la tierra de los padres. Rocío Jurado, tanto en el sentido etimológico, como en el semántico, parecía responder fielmente a esa descripción del amor honesto por España. En Casablanca Humphrey Bogart canta La Marsellesa para silenciar a un grupo de oficiales nazis, invocando el espíritu de libertad vinculado con el himno francés en contraposición de la oscuridad totatlitaria; en el


umbral de la Transición, Rocío Jurado se destapó físicamente, cantándole a España mientras insinuaba las formas de su cuerpo con libertad y con elegancia, como una de aquellas Mujeres del Roxy a las que luego Loquillo dedicaría una canción. Porque “en aquel momento, además del destape mental que hacía falta y que por suerte ya se está consiguiendo, un poco de alegría, un destape un poquito por aquí, un poquito por allí, que es muy bonito y muy femenino”. Quizá fue una reflexión a posteriori, fría, hasta oportunista, o quizá fue una confesión veraz, auténtica. Por que a pesar de la esgrima discursiva posterior, Rocío Jurado había puesto voz a una canción notablemente nacionalista. La intención de su compositor era la de reflejar un apego hacia la nación, entendida como una visión nacionalcatólica, excesiva, hiperbólica, folclórica y chauvinista, que se correspondía con la geografía emocional de la España de Franco. En un momento convulso, de frecuentes manifestaciones universitarias y obreras, de movimientos políticos de la oposición en el extranjero, de fusilamientos que provocaban la unánime repulsa de la comunidad internacional, Alberto Bourbón (convaleciente a causa de un grave accidente de tráfico, que lo había apartado de la actuación y encaminado hacia la composición) pareció querer escribir una oda al constructo de la “España pura”, esa entelequia propagandística

sostenida por el franquismo desde los meses posteriores al 18 de julio de 1936. Sin embargo, la Jurado agarró también la bandera, parodiando a la Libertad guiando al pueblo de Delacroix, para quebrar el molde moral, el corsé puritano, enseñando carne y vindicando femineidad en una España tardofranquista donde pugnaban dos corrientes: la reformadora que anhelaba libertad y parlamentarismo, y lo que algunos historiadores llamaron El Búnker. Como se dijo luego: “Democracia es aquel sistema político por medio del cual, en vez del NODO es Raquel Welch la que está al alcance de todos los españoles”.

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Rocío Jurado, profeta en su tierra Por Juan Mellado Poza Fotografía: Gracia Núñez Neches 28


Es evidente que Rocío Jurado tuvo algo más que una buena sintonía con el pueblo que la vio nacer un 18 de septiembre de 1944 en la actual calle Larga. Más que una buena sintonía, porque incluso pasando página al respecto de algunos deslices de las autoridades locales en sus inicios, Chipiona siempre se ha volcado con su artista más universal. Y viceversa.

Hija de Fernando y de Rosario, nunca llegó a imaginar, o quizás sí, que con el paso del tiempo iba a ser La Más Grande y que iba a poner a Chipiona en el mapa. Su primera gran prueba de fuego fue el concurso radiofónico que ganó en Radio Nacional de España (Sevilla). El premio, como sabrán, consistió en 200 pesetas 29

en metálico, un corte de traje, unas medias de nylon y una botella de gaseosa de la maca patrocinadora del concurso. Sólo fue el comienzo. Era 1961. Así emprendió una segura carrera como cantante y actriz de cine en la que el nombre de Chipiona siempre estuvo en su boca. El 23 de febrero de 1968,


siendo alcalde César Florido, fue nombrada Hija Predilecta de la localidad. En aquella ocasión esta distinción le fue otorgada según César Florido, por las relevantes condiciones artísticas que concurrían en Rocío Jurado, acreedora de galardones nacionales e internacionales con el nombre de Chipiona por bandera. La propuesta fue aprobada por unanimidad por la corporación municipal en

nocido Jesús Quintero -no había hecho aún El Loco de la Colinaque sería el último periodista que hiciese una entrevista en profundidad con la chipionera antes de su agravamiento. En 1976 tras aprobarlo el Pleno el tres de mayo, una Avenida fue inaugurada con su nombre siendo alcalde Antonio Rodríguez Caballero. También en esa década Rocío eligió Chipiona

manos del entonces presidente de la Junta José Rodríguez de la Borbolla en un multitudinario acto celebrado en la plaza de Juan Carlos I y siendo alcalde el centrista Miguel Valdés. Sería en 1994 cuando al final de la misma avenida que lleva su nombre se inauguró el 21 de agosto el monumento dedicado a su figura, obra del escultor Juan de Ávalos y siendo alcalde Luis Mario Aparcero.

Pleno, elevada al Ministerio de la Gobernación y publicada en el Boletín Oficial de la Provincia.

para grabar en directo un recital de la serie de Televisión Española A su aire. Como prueba de su amor por Chipiona, Rocío actuó en un festival benéfico pro cabalgata de Reyes Magos, con Juan Peña El Lebrijano, celebrado en el Cine Principal en febrero de 1983. En octubre de 1984 recibiría la Medalla de Oro al Mérito Turístico local de

Durante todo este tiempo Rocío nunca olvidó el nombre de Chipiona. Sevillanas, baladas y algunos palos del flamenco recordaron en sus letras las excelencias de Chipiona o su Virgen de Regla, imagen a la que cada 8 de septiembre acudía a ver en procesión por promesa y concitaba una gran concentración mediática en la

Ese mismo año en el mes de agosto Rocío Jurado actuó en el Gran Cinema de Chipiona en el transcurso del Festival del Moscatel y se le concedió la Parra de Oro. Rocío fue, curiosamente, presentada por un casi desco-

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que Chipiona ha sido siempre centro de la información. Muchos han sido los reportajes que Rocío Jurado ha realizado en Chipiona. En este sentido, por más que se dijera desde algunos sectores que Rocío eclipsaba injustamente el protagonismo de la Virgen, es evidente que Rocío ha dado a conocer la imagen de la Virgen de

atrezzo se conseguía simular el estar en alta mar. Cinco años después, Rocío utiliza la playa de Las Canteras para grabar un video clip de promoción de su disco Me lo ha dicho la luna. Cabe reseñar también la repercusión que había tenido su casamiento con el ex boxeador Pedro Carrasco en el chipione-

Rocío, Dolores Reyes Ramos detentaba la alcaldía de Chipiona y Rocío hacía su alocución en la plaza Pío XII ataviada con un traje de estrella de la ilusión confeccionado por el modisto gaditano Antonio Ardón. El último galardón que se le concedió a Rocío en Chipiona fue el de Medalla de Oro de la localidad. La decisión, tomada por la corporación municipal comandada por Manuel García llegaba en 2006. Tras su muerte. Tarde (como tantas otras cosas que quedan por hacer), porque Rocío mereció esta distinción en vida. No obstante, que Rocío ha sido profeta en su tierra en vida. Es algo innegable y que se podía palpar mucho más allá de los reconocimientos y los actos multitudinarios.

Rodaje de una escena de La Lola se va a los Puertos en Chipiona Regla en todo el mundo y ha acrecentado su popularidad y devoción. En 1993 a las órdenes de Josefina Molina Rocío grabó escenas en las playas de Chipiona de la película La Lola se va a los puertos. Es curioso ver cómo se rodaba en la explanada del Faro una escena en la que con un pequeño

ro Santuario de Regla el 21 de mayo de 1976. Tanto en su matrimonio con Pedro Carrasco como en el posterior con José Ortega Cano, Rocío supo imprimir a sus maridos el aprecio por Chipiona. Otro gran reconocimiento del que ha gozado Rocío Jurado es el de pregonar el Carnaval de su tierra. Era el año 2003 y 31

Chipiona estuvo presente en sus coplas y en sus discursos, vino cada vez que se le reclamó, estuvo cuando tenía que estar y su pueblo la acogió como una auténtica diva. Una musa que desprendió amor por Chipiona y que aún hoy sigue, como una sirena, atrayendo con su lejano cante a miles de visitantes a la tierra de La Más Grande.


Calle Nuestra Señora de la O, (frente Antoñito Otero), Chipiona. A partir de las 19:30 h.

· COPAS ·CERVEZAS ·CÓCTELES ·CAFÉS ·VINOS 32


Las vueltas que da la vida Rocío Jurado declaró en 1975 que nunca se casaría con un torero porque lo veía como “un hombre peligroso para una mujer” Las hemerotecas son una caja de sorpresas. Basta con echar una miradita de vez en cuando para darse cuenta de las vueltas que da la vida -como dice un conocido bolero- una vez pasados los años. Hace cuarenta y un años, el veintiocho de julio de 1975, el semanario taurino de la prensa del Movimiento (que era a la sazón lo que menos se movía) El Ruedo, que dirigía el famoso escritor Fernando Vizcaíno Casas, publicaba una sabrosa entrevista de Alberto Cambronero con fotos de Trullo a la internacional chipionera Rocío Jurado. La titulaba “Una maletilla imponente”. No le quitamos la razón. Texto: Juan Mellado Poza. Fotografía: archivo El Ruedo. 33


En la entrevista, Rocío Jurado hablaba sobre el mundo del toro y, particularmente, de los toreros. Preguntada si un torero era más interesante para una mujer por el solo hecho de serlo, Rocío contestó que “para mí siempre ha sido un personaje que me ha dado un poco de reparo como hombre (…). He visto al torero como un hombre peligroso para una mujer, no ha estado dentro de mi línea”. A renglón seguido, la cantante contestaba de la siguiente manera a la pregunta de si vistas así las cosas, nunca se casaría con un torero: “Yo creo que es un trago bastante grande para una mujer. Ten en cuenta que es un hombre que se está jugando la vida. Si el hombre es un hombre de valor, por el miedo tremendo que te da. Y si no tiene ese valor, hombría y pundonor, entonces es muy triste para la mujer saber que en su casa tiene a un hombre que no tiene los machos bien amarraos”. Sobre el fenómeno de las mujeres toreras, Rocío Jurado se mostraba totalmente contraria. “Una cogida puede dañar alguna parte importante de su cuerpo y dejarla inútil para procrear y esto me aterra. El derecho a la maternidad es sagrado y no se debe perder por exponerse ante un toro”. Por otra parte, gran aficionada a los toros, admiraba a Antonio Bienvenida, Antonio Ordóñez y Curro Romero, de los que recordaba una faena inolvidable en El Puerto de Santa María, Palomo Linares, Camino… incluso de Paquirri decía que lo admiraba muchísimo, “porque tiene unas

facultades muy grandes y, además, lo que hay que tener”. Era julio de 1975. Menos de un año después, el 21 de mayo de 1976, Rocío Jurado se casaba en el Santuario de Regla de su pueblo con el boxeador Pedro Carrasco. La chipionera se negaba a cumplir la tradición de la folklórica y el torero. Pero como bien dice una de sus canciones, se les rompió el amor. Tras una nulidad matrimonial, Rocío Jurado y el diestro cartagenero José Ortega Cano se casaban el 17 de febrero de 1995 en la finca Yerbabuena, precisamente ante una nutrida representación del mundo del toro. El flechazo había sido en 1992, curiosamente en la consulta de un médico.

La chipionera se negaba a cumplir el mito de la folclórica y el torero, pero se enamoró de Ortega en 1992.

eran muy juerguistas. Les gustaba mucho un pa llá y un pa acá y las flamenquitas y yo huía de todo eso, no lo veía para mí. Luego, dentro del toro hay muchos toreros que son como Dios manda, quieren muchísimo a sus mujeres y a sus hijos. A José le gusta la juerga pero en familia”. Para aumentar la tradición y la leyenda, en 1998 Rocío Jurado grabaría un formidable pasodoble, original de Antonio Burgos y J.J, Porlán, titulado Va por usted y que recoge todos los cánones del género. Va por usted mi pasodoble va por usted, torero va por usted mi pasodoble que es un clavel, que es un 'te quiero' que es una flor que yo te tiro testigo de amor al redondel. Va por usted mi pasodoble gloria del arte, José.

Muchos años después del reportaje de la revista El Ruedo, en agosto de 2002, éste que suscribe le realizó una entrevista para Radio Chipiona y el Grupo Joly. En la misma se le recordó a Rocío sus declaraciones sobre que nunca se casaría con un torero. A pesar del tiempo transcurrido, la Jurado las reconoció con estas palabras:

Y así, una vez más se acabó cumpliendo la tradición de la tonadillera y el torero. No obstante, Rocío también pasaría por el trago amargo del toreo por mor de una terrible cogida sufrida por Ortega en Colombia, y que a punto está de costarle la vida en un seis de enero de 1995. Solo faltaba un mes y medio para que tuviera lugar su boda. Se dieron el sí quiero, y en Yerbabuena se cumplió el mito popular y cobró de nuevo sentido la letra de aquel bolero: “Cómo han pasado los años, las vueltas que da la vida”.

“Es verdad. Lo dije porque yo había estado en El Duende y en Los Canasteros y vi que los toreros

Nota al pie: Este texto, está basado en una publicación de Juan Mellado para Diario de Cádiz (Grupo Joly) que data del 2 de enero de 1998.

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La carta inĂŠdita de RocĂ­o Jurado a Ricardo Naval

En la carta desvela sus inquietudes y da muestras de su amor por Chipiona.

Por Juan Mellado Poza. 36


Un cuatro de diciembre de 1962 una joven Rocío Jurado enviaba una carta a su amigo íntimo Ricardo Naval. Rocío estaba alojada en un segundo piso del número 65 de la madrileña calle de José Antonio, hoy Gran Vía, y cercana la Navidad desvelaba a Naval sus éxitos, inquietudes, miedos y aspiraciones. En esa carta, facilitada a este medio por el amigo común Victoriano Pizarro, aparece una Jurado humana, sincera y desnuda en sus sentimientos. La Rocío Jurado artista pero a la vez la sencilla chipionera. La carta comienza con el tradicional y formal saludo del cómo estás y “nosotras bien gracias a Dios”. Como es lógico ese “nosotras” incluye a ella y a su inseparable madre, Rosario Jurado, sin la que La más grande nunca hubiera llegado a serlo. Jurado muestra su alegría por recibir la carta y hace partícipe a su madre. La artista contesta a Naval con “dices bien al decir que tengo ya lo que quiero, pero todavía me falta mucho, pues aunque tengo mucho éxito donde quiera que voy, no lo tengo todo hecho, tú sabes que es así”. Anuncia que en una semana saldrá un disco suyo en la que ha grabado una canción dedicada a la Virgen de Regla. Con ello se demuestra que su amor por la Virgen de Regla nunca fue algo ficticio. No era solo una artista que acompañaba a su Virgen en procesión cada 8 de septiembre

sino una gran historia de amor por la imagen desde su niñez. No obstante este disco anunciado sobre la Virgen de Regla se grabó bastantes años después. En la carta anuncia además el próximo estreno de su película en Madrid. De ella dice “tengo muchas ganas, pero también tengo un poco de miedo pues Madrid es muy exigente con los artistas, pero en fin Dios querrá que todo salga bien”.

al tablao en el que trabajaba y da muestras de su amor por Chipiona y sus paisanos. “Estuvo en El Duende Liana, la hija de La Rusa, me dio mucha alegría porque me habló de ti y de la gente de mi Chipiona”. Finalmente en un lenguaje sencillo y coloquial Rocío Jurado se despide de su amigo Ricardo con un “bueno Richar ya no te digo más nada, hasta pronto, recuerdos de mi madre, recibe un saludo cariñoso de tu amiga Rocío”.

“Curiosamente la carta está dirigida a nombre de Ricardo Naval pero no indica la calle ni número. Sólo pone Bar Tani, dato suficiente para que llegara a su destinatario”.

Curiosamente la carta está dirigida a nombre de Ricardo Naval pero no indica la calle ni número. Sólo pone Bar Tani, dato suficiente para que llegara la carta a una de las personas que más querían a Rocío, hizo por ella, y le rindió un repetido homenaje en vida en este local que rebosa de fotografías y reportajes de Rocío Jurado. Cabe recordar que Ricardo Naval murió en diciembre de 2006 tras una larga enfermedad. Después de su fallecimiento, sus herederos reabrieron el Tani, santuario de los artistas y donde se siguen conservando multitud de imágenes y recuerdos de Rocío.

Aunque sin nombrarla, Rocío Jurado se refiere al estreno de su primera película “Los Guerrilleros” (1963) bajo las órdenes de Pedro Luis Ramírez y que protagonizara junto a un también joven Manolo Escobar. Esta película se estrenó el 5 de febrero de 1963 en el Cine Paz de la madrileña calle de Fuencarral. Con tono entrañable Rocío le dice a su amigo Ricardo que le mandará la foto que éste le pide y aprovecha para desearle una feliz Nochebuena y año nuevo. Cuenta la visita de una chipionera 37


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Rocío Jurado como la Virgen del Rocío

La figura de Rocío Jurado, como la de cualquier gran artista, siempre ha estado sujeta a la aparición de polémicas mediáticas, ya fuera por su vida privada o profesional. Quizás la que ahora relatamos haya quedado olvidada en el tiempo tras las provocadas en la prensa rosa en los últimos años. Fue cuando en el lejano 2 de abril de 1997, hace 19 años, éste que suscribe publicó en los Diario de Cádiz y Jerez que el pintor malagueño Antonio Montiel, famoso por sus obras a artistas y personalidades de renombre, había retratado a Rocío Jurado como si fuese la Virgen del Rocío. Hoy la traemos aquí como algo anecdótico y a manera de ejemplo de cómo las grandes artistas nunca se libran de polémicas o controversias, ya sea a la entrada o a la salida.

Juan Montiel había pintado con anterioridad en una situación similar a Juanita Reina y no hubo ningún revuelo.

Por Juan Mellado. 39


En aquella ocasión la primera noticia reflejaba que Antonio Montiel había retratado a la artista como la Virgen del Rocío de manera alegórica. Esta obra insólita fue entregada por el pintor a la artista, quien la recibió entusiasmada y la colgó en su mansión de la finca Yerbabuena. Inmediatamente después, el 3 de abril, Diario de Jerez se hacía eco del malestar que había provocado en seno de la Hermandad del Rocío de Jerez en una nota informativa firmada por P.N. Así, el hermano mayor Rafael Mateos manifestó su desagrado por el cuadro, aunque no creía que Montiel lo hiciese por falta de respeto pero manifestaba que “no me gusta que se aprovechen de la Virgen para poner el rostro de una artista con afán de publicidad. Es una irreverencia, aunque hay tantas cosas que uno ya no se asusta de nada. El Rocío es una cosa muy seria, no sólo diversión. Demasiado tachados estamos ya de juerguistas y cachondos los rocieros”. Otro miembro de la hermandad, Adolfo Quevedo, calificaba el cuadro de vergonzoso y un insulto a la Virgen del Rocío. “Yo culpo más a la cantante que al pintor, porque no tenía que haberlo consentido y más teniendo en cuenta que ella es una persona pública. Es una desfachatez”, puntualizaba.

Por su parte, el director espiritual de la hermandad, el padre Agustín López, declaró que el cuadro le parecía “un fetiche de los indios. Está fatal y es una auténtica profanación a la Virgen, porque además tiene el rostro del Niño Jesús. Es escandaloso y no creo que le guste a ningún rociero. No sé si a la cantante le gustará, pero a la Virgen no se la puede suplantar. La cara de la Virgen del Rocío no se puede cambiar por ningún rostro humano, por muy importante que la Jurado sea en su aspecto de cantante. Ella de rociera no tiene nada. Va al Rocío, que es otra cosa, pero no todos los que van al Rocío son rocieros. Ella va a sus cosas, a su apaño”.

absurdo. No es nada adecuado el tema y podía haber pintado a la cantante de otra forma, de goyesca por ejemplo(….) A lo mejor Rocío Jurado la pobre no tiene en absoluto nada que ver con el asunto, o a lo mejor sí se ha llegado a creer que ella es la Virgen del Rocío, quién sabe”. Camacho se extendía en su explicación argumentando que “muchos pintores cuando pintan una imagen de una Virgen o un Cristo suelen inspirarse en un rostro humano concreto pero de una imagen ya consolidada ponerle la cara de la cantante como el que en una feria se hace una foto metiendo la cabeza por un agujero donde hay un traje de torero, por ejemplo, es ridículo; no creo que lo hayan hecho por burla ni por sorna, pero no está bien”.

Los rocieros criticaron la obra por irreverente y el pintor defendió que era simplemente un regalo y que en el arte se permite todo.

Unos días después, el 8 de abril, Francisco Bejarano en su columna de Diario de Jerez Hablando en el desierto, se hacía eco de la polémica y cargaba las tintas principalmente contra la artista.

Otro rociero, y ex hermano mayor, Juan Manuel Bocarando, calificaba el cuadro de “horterada, falta de respeto y delicadeza, no lo veo ético ni serio”. Antonio Camacho, que también fuera hermano mayor, dijo que la obra de Antonio Montiel “es una mamarrachada, un 40

Según Bejarano, no había motivo de escándalo porque un pintor le hubiera puesto el rostro de Rocío Jurado a Nuestra Señora. “Lo que no está bien, es colocarle la gran cara de la cantante a una imagen que ya tiene la suya y es muy conocida. Por ahí debería ir la protesta, no porque el artista haya elegido modelo”. Bejarano se extendía en un artículo demoledor que no es objeto de este escrito.


Sobre esta polémica el pintor Antonio Montiel se sintió sorprendido, sobre todo al recordar que poco tiempo antes la noticia había sido publicada por ABC y nadie se sintió aludido. Montiel afirmóDiario de Cádiz 4 de abril- que “no pretendía hacer ninguna irreverencia ni insultar a nadie. Fue simplemente el regalo con motivo de su boda con José Ortega Cano, ella fue la primera sorprendida y le gustó sin creerse que es la Virgen del Rocío porque ella dijo textualmente que parecía una reina medieval y al fin y al cabo yo soy una de las reinas de la canción española”. Montiel abundó en que “considero que contra Rocío Jurado no deben arremeter, sino contra mí que he sido el inventor”. Más adelante afirmaba que le parecía absurdo que se calificase de irreverente la obra “porque en el arte todo está permitido y en la historia los pintores han intentado ver la figura de Cristo y la Virgen con caras diferentes porque realmente nadie sabe cómo son cada y cada uno lo interpreta a su forma”.

verdaderamente representaba perfectamente el papel de la madre de Cristo en ese estandarte”, concluía Montiel. Curiosamente sobre esta polémica Rocío Jurado no dijo ni mú y no se dio por enterada, que se sepa.

Recordaba que años atrás en 1992 había hecho un estandarte para la cofradía oficial de Málaga, la del Santo Sepulcro y para ello posó la artista sevillana Juanita Reina. “Entonces no hubo ningún revuelo, al principio quizás la gente pensó que iba a ser una obra con mantilla y peineta, pero cuando vieron la sobriedad se callaron pues 41


Rocío Jurado, un cine casi decente

Las películas en las que participó Rocío Jurado no fueron muy bien tratadas por la crítica, pero los directores intentaron sacar partido de la voz y la sensualidad de la chipionera en sus distintos papeles.

Por Juan Mellado Poza. Ilustración basada en el cartel de la película La Querida. 42


Hablar de la carrera cinematográfica de Rocío Jurado es harto complicado, sobre todo cuando se está expuesto a la consideración de sus miles de seguidores. No es una empresa fácil si uno quiere tener el rigor crítico que se merece la participación de La más grande en el mundo del celuloide. El cine de Rocío Jurado no es bueno ni malo, sino todo lo contrario. Parafraseando el título de una de sus películas se puede calificar de un cine casi decente. En el siguiente trabajo vamos a intentar defender esta tesis con el estudio crítico de sus películas más conocidas. 43


En primer lugar cabe precisar que por desgracia casi todas las películas que filmó Rocío Jurado figuran ya como descatalogadas y fuera de circuito, imposibles de encontrar en las más prestigiosas tiendas a no ser en segunda mano por internet. Curiosamente te puedes encontrar todo el maravilloso cine de Lina Morgan o el de Manolo Escobar pero ni un título de Rocío Jurado. Bueno sí, te encuentras Los Guerrilleros pero por el

más infumables de cualquiera y caer en la frustración buscando los de la Jurado.

catálogo de Escobar. Excepción también las de Saura pero por la propia fuerza del aragonés. Quiero decir con esto que te puedes encontrar los títulos

guión de Arozamena y música de Solano, sirvió más bien como trampolín de Manolo Escobar quien se hartó de filmar películas, mientras que la carrera

La primera película que protagonizaría sería Los Guerrilleros en 1962 como partenaire de Manolo Escobar y en ella canta un ramillete de canciones a las órdenes de Pedro L. Ramírez, en una cinta muy patriótica ella contra la invasión del francés y en la que destaca su particular belleza y desparpajo. La película, con fotografía de Fraile,

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de la Jurado quedó un poco estancada cinematográficamente hablando. No obstante, su papel en la película fue relevante y reconocido en la época. Unos años más tarde continuaría con Proceso a una estrella, 1966, aquí en papel de primera protagonista y con una bella María Pinar haciendo de “mala”. En la cinta, Rocío en el papel de Rosa Lucena, una cantante de cabaret acusada de asesinato, canta ocho temas

clásicos de Quintero, León y Quiroga, Valverde, Xandro Valerio. La cinta, que cuenta con la dirección de Rafael J. Salvia, es entretenida y lo Rocío brilla


con sus canciones. La crítica de decine21.com dirá que este filme es una “mezcla de cine folclórico y judicial para un discreto producto al servicio de la cantante Rocío Jurado, efectiva como actriz y llena de admiradores de su voz”. Podría pensarse, por tanto, que en este caso el papel de Rocío está por encima del nivel de la película. A este papel le seguirá una fugaz aparición en el filme En Andalucía nació el amor(1966), una postal turística a mayor gloria de Juan Luis Galiardo y Dianik Zurakowska actriz asidua de los spaghetti western de la época. Fotogramas dice de este largometraje dirigido por Enrique López Eguiluz, que adquiere un carácter apologético bastante fastidioso y que está realizado según las directrices del ministerio de Información y Turismo que dirigía por entonces Manuel Fraga Iribarne. Una jovencísima Rocío Jurado, hará una breve pero señalada intervención interpretando el tanguillo No me digas que No, de León y Quiroga. Rocío realiza unainterpretación sensual y atrevida de un tanguillo que curiosamente más de treinta años después serviría a su compadre Antonio Martín García como base para realizar la presentación de una de sus más recordadas y premiadas comparsas del Carnaval de Cádiz (Los Buscavidas, 1997). Solo tres años después, haría para televisión Lola la piconera, un drama con Germán Cobos (1969) donde él es un capitán francés

y ella una cantaora gaditana. El guión es de Fernando García de la Vega y está basado en el libro del sobrevalorado escritor y de siniestro recuerdo para el Magisterio, José María Pemán.

Debutó en Los Guerrilleros con Manolo Escobar y cerró su carrera cinematográfica con La Lola se va a los Puertos en un papel muy digno con Pepe Sancho. En 1971, protagoniza con Máximo Valderde y Adolfo Celi, Una Chica casi decente, de German Lorente.En esta película, con la fotografía de Artigot y la música de Gregorio García Segura encarna el papel de Silvia, una chica cuyo padre César Martín “El duque”, pretende hacer decente. Según Fotogramas, estamos ante “una comedia basada en la virtud y los atributos de la incombustible folklórica”. En 1972 rueda para TVE “Rocío y los detonadores”, una de las películas más disparatadas que se puedan pensar dirigida por el polifacético Fernando García-Tola. En esa época hubo una proliferación de películas de ascendencia norteamericana con 45

temas como la Guerra Fría, el terrorismo, el problema nuclear o los espías. Esta película en la que Rocío se interpreta a sí misma, es un peculiar ejemplo de esta moda. Ella, secuestrada por unos terroristas, tendrá en su voz el poder atómico para vencer a todas las bombas del mundo. Hay que liberarla y descubir qué fórmulas encierran sus canciones. Diego Real hace unas esclarecedoras reflexiones en el Blog del Espectador: “El argumento, ridículo e impactante por ser quién es, es un mero vehículo para añadir videoclips de la artista en el que se puede ver como canta Cuchillo y espada, mientras vemos imágenes de lucha entre terroristas, bombas nucleares con filtros de colores… Un delirio pop y kitsch absoluto aderezado con unos efectos especiales de todo a cien. Dehecho, una escena requirió cerrar una calle de Salobreña de espuma durante todo el día, lo que provocó el agobio de los vecinos. Policía y bomberos debían vigilar que nadie saliera de sus casas porque, literalmente, podían morir ahogados”. En YouTube podemos disfrutar de algunos fragmentos de esta película trufada de coplas en escenarios y con vestuarios poco convencionales que la convierten a veces en una suerte de Kill Bill coplera. Todo esto, criticable y criticado por muchos, es también para otros algo digno de elogio por lo atrevido y es, para


la mayoría, cuanto menos curioso, entretenido y con un importante punto de frikismo. Quizás la película más mediática y escandalosa fuera La Querida (1976) a las órdenes de Fernando Fernán Gómez, que también la protagonizaría, y que los críticos la calificaron como la peor de las que dirigiera este genial actor y

Aquí la música es del gran autor de España, Manuel Alejandro, con arreglos de Jesús Gluck y la fotografía de Cecilio Paniagua. La crítica no trató nada bien a la película aunque a éste que suscribe le interesó bastante porque, sin ser autobiográfica de Rocío Jurado, refleja bastante la realidad del mundo del artisteo.

drid, donde conocería a un compositor (Eduardo) con el que mantendría un romance. “Poco a poco, a medida que Manuela va consiguiendo éxitos conoce a otros hombres, más ricos y poderosos que Eduardo, que acaban convirtiéndola en una 'querida' de lujo”, relata Filmaffinity. Esta película dio mucho que hablar

La Querida es una de las películas más recordadas por la polémica que suscitó, por las críticas que recibió su director (Fernando FernánGómez) y porque precisamente lo más brillante del filme fue la actuación de Rocío Jurado. pues hizo también que apareciese un polémico anuncio en el que para promocionar el filme se decía:

director. “Posiblemente el peor de los films dirigidos por Fernán Gómez, un simple vehículo para el lucimiento de Rocío Jurado”, dirá la revista especializada Fotogramas.

En la película, que intentó explotar la popularidad de la artista chipionera, ella representaba a Manuela, una cantante que dejaba su pueblo para irse a Ma46

“En Andalucía somos mujeres a los 11 años. A algunas les tarda más en bajar, pero esas son las señoritas. En mi pueblo tenemos que huir de los hombres nada más cumplir los 11 años. A las tontas siempre les hacen un niño a los 15, la que no ha estado con uno es porque es una marimacho o una burra”.


Inmediatamente se desataron las reservas espirituales del lugar hasta conseguir que un juez ordenara y ejecutara el secuestro de la copia. Primer secuestro que se producía en España desde el año 1939. Visionada la película, fue autorizada para continuar sus proyecciones. Demasiado tarde. La empresa se había atemorizado ante el relieve que había tomado el asunto.

También al estrenarse en Madrid hubo sus más y sus menos. Al día siguiente del estreno, el empresario del Cine Montera recibió una carta amenazándole con represalias a él y a su familia si continuaba proyectándola y otros como el Teatro Baudet, no dudaban en advertir de que para acudir fuesen mayores de dieciocho años y se rogaba a las familias no asistir con niños pequeños.

aunque sería discutible calificar esta película dentro del catálogo de Jurado, sí debemos reconocer que la intervención de la chipionera le da fuerza a las imágenes mostradas y forma parte de la trama interpretativa con la fotografía de Teo Escamilla y rodada totalmente en estudio. Antonio Gades, Cristina Hoyos y Laura del Sol, destacan en ese reparto con guión del propio Gades y Saura.

Como consecuencia de ellos, la progresista revista Cambio 16 publicó: “El “affaire” de la película La Querida ha dado pie a que aparezcan en este país más censores de los que se necesitan”.

En el Amor Brujo (1986) y Sevillanas (1992), ambas de Carlos Saura se limita a pequeñas apariciones. Concretamente en la primera aparece en la banda sonora cantando los temas de Manuel de Falla, por lo que

En Sevillanas, Rocío Jurado canta unas sevillanas corraleras y clásicas como colofón de una retahíla de artistas. La película es un homenaje a la danza y el cante que reúne a talentos como Paco de

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Lucía, Pareja Obrego, Manolo Sanlúcar o Matilde Coral. Dice la crítica de Fotogramas que Saura realizó este mediometraje dentro de la euforia del

chado y que fue llevado al cine en 1947 por Juan de Orduña e interpretada por Juanita Reina), bajo la dirección de Josefina Molina y en la que tam-

año del quinto centenario, intentando explorar las múltiples variedades de la sevillana, con un espíritu entre etnológico y divulgativo del folklore.

bién tenían papeles estelares Paco Rabal y Pepe Sancho y en la que el personaje de Blas Infante lo encarnaría su amigo el pintor Juan Valdés.

La carrera cinematografía de Rocío Jurado finalizaría en 1993 con un remake de La Lola se va a los puertos (libreto original de los hermanos Ma-

La escena de la interpretación del Himno de Andalucía está llena de fuerza interpretativa y emociona. Con música de Juan Manuel Cañizares, Diego 48

Carrasco y Ricardo Pachón, más la fotografía de Teo Escamilla. Calificada como drama musical. Sobre esta película hay diversidad de opiniones dentro de la crítica, mientras que Fotogramas opina que “el habilidoso guión y la esforzada realización no consiguieron superar los límites del más rancio cine folklórico hispánico”, críticos como Francisco Casado López opinan que la cinta refleja perfectamente los sentimientos de Lola y que hay un cante más profundo para reflejar los sentimientos de Lola, una mujer vapuleada por la vida. “Lo que retrata perfectamente Rocío Jurado en su rostro en algunos momentos dramáticos del film, en una interpretación plena de talento, genio y casta, gracias a que Josefina Molina ha sabido obtener de ella estos matices, inéditos en la cantante de Chipiona en su corta carrera como actriz”, asevera Casado en Criticalia. Por lo general las películas protagonizadas por Rocío Jurado nunca tuvieron éxito de crítica y en cuanto al de público fue irregular. Es un cine, en conclusión, del que no hay que arrepentirse pero tampoco presumir.


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El Ayuntamiento le deniega una beca de estudios

Era el año 1961 y Rocío pedía una beca para estudiar arte folclórico en Madrid. La artista nunca recriminó al Ayuntamiento por este motivo.

Por Juan Mellado Poza. Fotografía: Gracia Núñez. 50


que el abuelo entregó a su nieta, curiosamente la misma cantidad que se solicitaba en la beca, pasará a la posteridad. Pero ni mucho menos fue algo sencillo para la familia pues se dice que incluso hubieron de vender algunas propiedades para afrontar los gastos que suponía la formación artística y el lanzamiento inicial de Rocío al mundo artístico.

Un concejal que le denegó la beca, tuvo la desfachatez de pedirle que actuara gratis en Chipiona poco tiempo después

Aunque parezca mentira a su artista más internacional, Rocío Jurado, el propio Ayuntamiento de la localidad le negó una beca para poder estudiar en Madrid en los comienzos de su carrera. Corría el año 1961 y Rocío Jurado tenía poco más de quince años. Su madre, Rosario Jurado Bernal, ante los escasos recursos económicos de la familia, había solicitado al Cabildo una beca para estudios de arte folclórico en Madrid. Una noche del 23 de febrero -siempre será ésta una fecha aciaga- el alcalde de la época se reunía en comisión de gobierno junto a otros tres concejales y decidían denegar la beca solicitada, unas ocho mil pesetas de la época.

El acuerdo decía textualmente: Visto el informe emitido por el señor secretario y teniendo en cuenta que en el presupuesto municipal no existe cantidad alguna designada para becas con destino a estudios de arte folclórico, se acuerda por unanimidad lamentar no poder acceder a lo solicitado. Este fue un grave error que luego, afortunadamente, la artista nunca tuvo en cuenta. Fue su abuelo quien costeó los estudios de la joven cuando frisaba los dieciséis años. Hacía poco más de tres años que había fallecido su padre, y ahora, con la compañía de su madre, se marchaba a Madrid con una maleta repleta de sueños. La anécdota de las ocho mil pesetas 51

Unos años después, cuando ya Rocío Jurado tenía cierto caché, volvió a Chipiona para cantar rebajando sus emolumentos. Ocurrió que uno de esos mismo ediles que le había denegado la beca, pretendió incluso que actuase gratis, olvidándose que un tiempo atrás le había cerrado puertas a la que luego sería la gran embajadora de Chipiona por el mundo: La más grande. El desliz del Ayuntamiento nunca trascendió porque la artista siempre dio una gran lección de amor hacia su Chipiona, al no comentar el tema ni reprochar la actitud municipal.


Rocío Jurado y el flamenco

Por Cristóbal Santos Saénz. 52


“Yo sabía cantar flamenco pero no sabía empezar y terminar un cante. Aprendí con un tocadiscos, para cantar flamenco en el concurso de Jerez”. Así responde Rocío a la pregunta de si un cantaor flamenco nace o se hace. En su caso, parece claro, se hizo. Tenía un talento innato para la música, cualidades vocales y una raíz andaluza que propiciaba ese apego a lo flamenco, pero a pesar de que sus primeros premios estuvieron ligados al flamenco y sus comienzos fueron en tablaos, sus cantes más brillantemente ejecutados fueron cantes de fiesta o cantes de Cádiz (recordemos en este sentido sus apariciones en películas como Los Guerrilleros o En Andalucía nació el amor) pero casi siempre se mantuvo alejada de los cantes flamencos más ortodoxos, puros y jondos. Fue por tanto, cantante de flamenco más que cantaora flamenca. Era versátil. Rocío se adaptaba a todo. Y, ciertamente, todo lo hacía bien. O mejor dicho, nada lo hacía mal. Brillaba en las bulerías, las rumbas, las alegrías y los tanguillos y era una artista que sacaba su tronío y su teatralidad sobre el escenario de una forma que llegaba verdaderamente al alma. “Rocío explotaba estas armas muy bien. Enganchaba al público sin que ella fuera exactamente una cantaora flamenca. Tuve la oportunidad de tocar con ella en alguna ocasión y qué duda cabe de que tenía una voz espectacular”, así lo relata

el guitarrista chipionero Juan Gómez, estudioso del flamenco y profesor de música. Rocío Jurado realizó a lo largo de su carrera varias obras flamencas. Sus primeros discos estuvieron ligados a este género y recientemente la discográfica Sony MGB editó un doble CD y DVD con una antología de temas flamencos en los que Rocío canta casi de todo. Bulerías, soleá, granaína, malagueña, tangos, fandangos, tarantos, romeras, siguiriyas, sevillanas, tientos, bamberas, alegrías, serranas, verdiales, colombianas, cantiñas, toná… Es una prueba de su polivalencia como artista.

Supo sacar partido de su teatralidad y la polivalencia de su voz. Hizo aproximaciones a casi todos los palos, pero brilló especialmente en fandangos, alegrías, bulerías y colombianas. Ven y sígueme es otro de sus discos más profundamente flamencos, donde Rocío muestra su talento junto a Manolo Sanlúcar y Juan Peña El Lebrijano. “Si Rocío hubiera nacido en Jerez, hubiera sido aún más flamenca, de eso estoy seguro. La tierra hace mucho y en 53

Chipiona no había tanta tradición”, pese a esta rémora, Juan Gómez reconoce que Rocío fue una todoterreno. “Tenía mucho compás y sacaba mucho partido a su voz en las colombianas, fandangos o bulerías. Cuando Rocío metía flamenco en sus espectáculos, realmente hacía llegar el flamenco a un público más amplio. En ese sentido ha sido un buen vehículo”. Rocío Jurado, por tanto, indagó en el entonces hermético arte del flamenco y lo hizo con un éxito notable de cara al gran público y superó las barreras iniciales que tenía el género. “El flamenco entonces era algo muy hermético y la copla estaba más extendida”, asegura Gómez para contextualizar el desarrollo flamenco dentro de la carrera y la vida de Rocío Jurado. No obstante, desde aquel concurso del Villamarta que ganó y hasta sus últimos días el flamenco estuvo presente en sus canciones. Sus participaciones en las películas de Carlos Saura, exportadoras de flamenco, son un buen testimonio de ello. Muchos seguidores en todo el mundo reconocen a día de hoy en el desgarro, el tronío y el compás de la artista chipionera un eco flamenco que les ha llevado a amar Andalucía y sus coplas.


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“Concha Piquer intuyó que Rocío Jurado le iba a quitar la corona tras oírla cantar” Si hay alguien en Chipiona con autoridad para hablar de Rocío Jurado, ése es Manuel Lorenzo Vidal, El Pavo, toda una biblioteca viviente. Afirma que conoció a la artista en la barriga de su madre. La conocía tanto como si la hubiese parido. Sus historias nunca dejan indiferente al escuchante. Este capítulo, muestra extractos de una entrevista realizada en 2006 unos meses antes de la muerte de la artista. Vidal cuenta que aunque nueve años mayor que Rocío, siempre tuvo con ella una relación entrañable. “Ella destacaba cantando desde niña con las canciones andaluzas y con temas de Conchita Piquer, Imperio Argentina y otras canzonetistas. No era una niña normal porque destacaba de las demás, solamente vivía para sus teatritos. Cantó en la boda de mi hermana María Regla en aquellos convites de antes”.

Rocío Jurado a los ojos de Manuel Vidal `El Pavo´

Por Juan Mellado Poza. / Fotografías: Antonio Castro; archivo Juan Mellado; archivo Manuel Vidal. 55


La influencia de Rosario Jurado: una gran mujer

Los descubridores de Rocío Jurado

En esta entrevista que hoy rememoramos, Manuel Vidal `el Pavo´ tenía unas palabras de admiración para Rosario Jurado. Reconoce que no puede corroborar si es cierto lo de que cantaba muy bien. “Yo no la oí nunca cantar, no tuve el privilegio”. Pero sí tiene claro que Rosario tenía unos valores que la hacen ser una referencia muy importante en la vida de Rocío Jurado, a la que define como una mujer centrada, sencilla y simpática. “Era una gran mujer. Decente y con la cabeza muy bien amueblada. Dice la gente que cantaba muy bien pero yo no la oí nunca cantar, no tuve el privilegio”. De Rosario Jurado se ha dicho que fue la primera en descubrir a Rocío Jurado como artista y es muy probable que así fuera, puesto que no hay detalle que se le escape a una madre y Rosario era consciente de la valía de su hija. Sin embargo, el asunto del `descubrimiento´artístico de la chipionera universal es algo que ha dado mucho de sí.

“A Rocío Jurado no la descubrió nadie, se descubrió ella sola”. Manuel Vidal lo tiene claro. El talento natural de Rocío no necesitaba de la figura de un descubridor ni de tantos descubridores. “En estas cosas, mucha gente se quiere apuntar al carro”. Iba a romper y cristalizar por sí solo. Tenía que aflorar y ella lo sacaba a relucir cada vez que podía.

Rocío Jurado se descubrió sola y la primera vez fue a Madrid engañada con falsas promesas. Lo que sí reconoce Manuel Vidal es que hubo mucha gente que la apoyó en sus inicios y que, por tanto, fueron importantes en el devenir de su carrera artística y en su lanzamiento inicial. De esa época cita a Ricardo Naval `Ricardín, el Tani´, que era íntimo amigo pues los dos vivían en la misma casa y hacían funciones de teatro entre ellos. `Ricardín´le presentó a Mariló Naval que era locutora en Radio Nacional de España en Sevilla. De hecho, cantó en la emisora por mediación de él y se trajo el primer premio dotado con la famosa botella gaseosa y las medias de nylon. 56


Además, Rocío tuvo mucho apoyo de tres personas destacadas en Chipiona. “Primero Manolo `el de la Huerta´, Manuel Castro Valdés, que era amigo íntimo de la familia, un experto de copla y sabía que había materia. También la ayudó mucho `Joselito´ Herrera, José Herrera Benítez, económicamente en varias ocasiones y luego ella le

maneras, pero le habría costado más trabajo. Cuando Rocío llegó a Madrid, Concha estaba allí para orientarla. La presentó a Gitanillo de Triana quien la contrató en El Duende. Por lo tanto, Rocío Jurado no tuvo que pasar calamidades en Madrid de ninguna clase. Ella llevaba dinero de Chipiona suficiente para pasar una temporada. Ya Manoli-

Así fueron según Manuel Vidal los inicios de Rocío en la capital de España.

correspondió perfectamente”. Aunque según Vidal, el principal puntal estuvo en Madrid y fue Concepción Fernández Villarín, `Concha la del Yoni´. “Ella hubiera llegado de todas

to (el de la Huerta) tenía preparada allí una casa a disposición de ella que era de un matrimonio: se llamaban Emilio (Pérez) y Elenita. Esa familia la acogió a ella y a su madre una temporada”.

un capítulo de la vida de Rocío en su primera aproximación a Madrid que pocas veces se ha relatado y que está protagonizado por un señor con no muy limpias intenciones.

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Casi fue llegar y besar el santo, aunque a Rocío nadie le regaló nada y tuvo que destacar progresivamente empezando como palmera en El Duende. No obstante, y aunque siempre tuvo trabajo, hay


Rocío Jurado fue a Madrid engañada con falsas promesas Rocío Jurado fue a Madrid engañada por un señor. Manuel Vidal lo narra al detalle, como si fuese ayer. Este señor había venido a Villa Ballena a unos ejercicios espirituales con un grupo de madrileños. Rocío Jurado, que entonces estaba dispuesta a ir a cantar donde la llamaran, accedió y fue a cantar a Villa Ballena. “Él la vio allí y le prometió que la iba a presentar a Televisión Española, mas cuando

supuesta actuación en televisión pero aquello se quedó parado. “Quería que al día siguiente fuera sola. Sin su madre”, aclara Vidal. Este señor decía que quería presentarle a unos señores de la televisión pero que no era conveniente que su madre estuviese presente. “Según él, era mejor que se desenvolviese sola como mujer autónoma y que causaría mejor impresión”.

Rocío Jurado no pasó ninguna calamidad en Madrid. A los quince días ya era la figura del Duende ganando 300 pesetas a la semana.

llegó Rocío a Madrid se puso en contacto con este señor, pero él no llevaba buenas intenciones”. Estuvieron hablando de su

En aquella ocasión, `Concha la del Yoni´ estaba ojo avizor. Dijo que esa actitud del hombre no le gustaba y le

y jamás se supo de él. “Por lo tanto Rocío se vio allí desamparada y la actuación de televisión se quedó paralizada

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aconsejó ir a la reunión con la madre, fueron al sitio indicado y el tal señor no apareció


La entrevista con doña Concha Piquer

porque allí no había fundamento”, recuerda Manuel Vidal. Concha consoló a Rocío y le aseguró que haría todo lo posible para que no se volviera a Chipiona de vacío. “Ella fue quien habló con Gitanillo de Triana y le recomendó se comprara discos de flamenco, los oyó, cantó y Concha le dijo que valía para el flamenco y la presentó en El Duende. La vio cantar Pastora Imperio y la contrataron para hacer palmas y en medio de la fiesta ella se adelantaba y cantaba un fandango de Huelva y a los 15 días era la figura de El Duende ganando 300 pesetas a la semana. Allí pasó mucho porque tuvo que sufrir de las zancadillas y envidias de las demás”.

De la famosa entrevista fallida que Rocío Jurado tuvo con la Piquer se han escrito muchas versiones. La que cuenta Manuel Vidal ofrece las mayores garantías ya que la fuente era la madre de Rocío, Rosario Jurado. “Concha la del Yoni le consiguió una entrevista a Rocío Jurado con doña Concha Piquer para que la escuchara cantar. Según me contó Rosario, la madre de Rocío, habían acordado que en vez de recibirla Concha Piquer lo hiciera `Conchitín´ la hija y que ella iba a fingir no estar en la casa para que Rocío pudiera cantar sin cortarse delante de su hija y ya luego ella le daría el visto bueno”. Así fue, la recibió Concha Márquez Piquer y Rocío le cantó una canción de la Piquer. “Cuando la Piquer madre la escuchó cantar se le derrumbaron las columnas del templo porque intuyó que ella era quien le iba a quitar la corona a Concha Piquer. Entonces salió de entre bambalinas y como era muy descarada le dijo: -Chica, tu llegarás porque tienes una bonita voz y una bonita caradura. Cuando Rocío escuchó eso se le cayó el mito a los pies, se derrumbó y salió llorando, las lágrimas caían en el piano y ella le dijo: ¡niña quítate que me vas a estropear el piano con las lágrimas! Y ahí empezó la guerra de Concha Piquer con Rocío Jurado que nunca se 59

apagó. Yo he escuchado hablar bien de Rocío a todas las artistas menos a esa señora”. Vidal tira de hemeroteca para ilustrar como esta guerra, más o menos fría, se prolongó en el tiempo. “Luego vino un comentario de Rocío en el programa de Lauren Postigo, Cantares, en el que dijo que ella era la más larga. En medio del programa en una entrevista le preguntó Lauren que quien era su artista preferida a lo que contestó que Juanita Reina, lo cual no era verdad porque la artista preferida de Rocío Jurado siempre fue Concha Piquer. Después nombró a Gracia Montes y el periodista le preguntó: - ¿y de Concha Piquer qué me tienes que decir? Ella contestó: -De esa señora prefiero no hablar. Preguntada luego por si cantaba más o menos, Rocío contestó que la Piquer era una gran artista pero que ella era más larga que la Piquer. Evidentemente era más larga porque la Piquer no sabía cantar saetas, fandangos… tan sólo la canción española y las canciones suaves que las cantaba bordadas como nadie, pero Rocío era más larga porque cantó todos los palos del flamenco, mejicano, balada, zarzuela y clásico”.


Las primeras grabaciones de Rocío Jurado

Manuel Vidal, que conoció a Rocío desde sus inicios recuerda sus primeras grabaciones, todas ellas con un marcado cariz flamenco y tradicional. “El primer disco que grabó Rocío Jurado fue de flamenco. Tenía cuatro canciones e incluía La pared del desengaño, Compañerito del alma, unos fandangos de Huelva y otro flamenco más y fue con Ochaíta-Valerio y Solano en 1962. Luego ya debutó en TVE con otro disco que le hicieron los mismos autores con Victoria la malagueña, una de Concha Piquer de Quintero- León y Quiroga, otra A la salida de Lima y el Pájaro chogüí y luego posteriormente grabó uno de villancicos jerezanos con una canción de la Virgen de Regla que decía Virgen de Regla divina que tienes en tu corona las rosas y las golondrinas de los mares de Chipiona”.

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Una trayectoria desigual en el cine

Al poco tiempo de llegar a El Duende, los productores preparaban la que sería primera película de Manolo Escobar y Rocío Jurado y que dirigiera Pedro L. Ramírez. Vidal lo recuerda así. “Andaban buscando una muchacha andaluza, la vieron en El Duende y la contrataron por 25 mil pesetas, una buena suma para la época. Fui al estreno de la película en el Cine Fuencarral de Madrid y allí en conocí a Marisol, la niña más preciosa que he visto en mi vida. Fue muy aplaudida y como Escobar era el estelar, al finalizar la película salió primero Rocío preciosa y una vez más estaba allí la mano de Concha la del Yoni y sacó un traje, falda negra preciosa, con una cinturita y unos pechitos que parecía una cordera, una maravilla, y llevaba una blusa de encaje bueno y encima una capa de terciopelo y el público se puso en pie y cantó con un guitarrista que era Niño Ricardo y fue la mejor de la noche. Ella donde ha ido ha sido siempre la mejor. Manolo Escobar siendo la estrella quedó anulado por el esplendor de Rocío Jurado. Escobar al final se quedó con cuatro o cinco mientras Rocío tenía todo el público alrededor”. Luego Manolo Escobar hizo muchas películas más y Rocío Jurado quedó con una irregular carrera cinematográfica. 63


El espectáculo Pasodoble y los celos de Rosita Ferrer

Era 1967 y el Ayuntamiento de Madrid hizo un espectáculo homenaje a los autores Quintero-León y Quiroga, en el teatro de La Zarzuela, escenario que hasta entonces no se había dedicado al género de la copla. Al espectáculo se le denominó Pasodoble y en el reparto sobresalían Rosita Ferrer como primera figura y una jovencísima Rocío Jurado. Manolo Vidal estaba por aquella época establecido en Madrid y

como era ya veterana tenía su clap. Rocío no tenía esa picardía ni sabía esas cosas pero se fue dando cuenta cuando vio que aplaudían más a la Ferrer que a ella”. Entonces Manuel Vidal empezó a ser uno de los del clap de Rocío y se repartió con otros miembros para aplaudir por el patio de butacas. “Cuando la Ferrer se dio cuenta que Rocío le ganaba la partida en todo y el camerino de Rocío estaba siempre lleno y el suyo solo, entraba dando tales portazos que se

pero ella tenía un traje de lamer de oro y un abrigo de encaje trasparente de oro. Yo le di la lata para que se lo pusiera para el apoteosis y que dijera que el del teatro se le había roto”. Cuando salió Rocío cantando Mariquita de mi corazón y le enfocaron las luces, aquello fue un impacto. Cuenta `el Pavo´, que la Ferrer la vio y salió hasta pegando patadas en el escenario. “Luego entró en el camerino diciendo horrores: ¡que esto no es el teatro de La Zarzuela es el teatro de La Latina! Rocío al día siguiente sacó otro también bordado pero ya le llamaron la atención en el teatro”. Sea como fuere, hay algo que es indiscutible y lo deja bien a las claras la frase con que Manuel Vidal cierra este epígrafe. “Rocío siempre rompió esquemas con sus vestidos. Mientras las otras iban siempre con trajes clásicos ella fue pionera en el cambio”.

asistió al espectáculo-que no fue muy bien tratado por la crítica de ABC- más de cuarenta veces. “Rocío era una mujer joven con mucha potencia y sus canciones. La otra, era muy buen artista pero era catalana. La Ferrer

desmintió la puerta del camerino y tuvieron que ponerla nueva”. Ya en aquellos tiempos Rocío Jurado era atrevida vistiendo pero Manolo Vidal la animó a protagonizar un hecho no programado. “Rocío tenía un vestuario que le pasaba el teatro, 64


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Las tres canciones: El clavel, Amor marinero y Señora. Entre las muchas canciones del repertorio de Rocío Jurado destacan tres, cada una con un significado en tanto que punto de inflexión en su carrera. El clavel (León y Solano) la estrenó en octubre de 1970 en el Teatro Calderón con el espectáculo Fiesta con Celia Gámez (en el declive de su carrera), Rosario y Los Marismeños, entre otros. Cabe recordar que el espectáculo fue dirigido por la Gámez, famosa no sólo por sus dotes artísticas sino por haber sido la amante de Millán Astray, uno de los personajes más siniestros que haya dado la Historia de España. Los autores del espectáculo fueron los afamados Rafael de León, Jesús de Arozamena, Solano y García Segura mientras que la producción corrió a cargo de Luis Sanz. ”Fue un gran éxito, también con su anecdotario”. Vidal en este sentido relata cómo se lamentaba Rocío de que en el estreno habían estado las grandes y no había ido ninguna al camerino a felicitarle. “Entonces Gracia de Triana le dijo, pues da brincos de alegría porque esa es la muestra de tu éxito. ¡Cómo iban a venir

si en su cara le ibas a notar la envidia que tenían todas!”. No obstante, para Vidal el verdadero éxito de Rocío llegaría más tarde. “El clavel tampoco fue un boom, la destacó un poquito, pero el gran éxito le llegó con Amor Marinero porque fue el primer disco que se promocionó de ella”. Nunca antes habían promocionado un disco de Rocío Jurado y este fue primero en las listas de éxitos, disco de oro y de platino con el Maestro García Tejero. “El maestro tenía mucha gracia pero también una lengua viperina. No reparaba en hablar y cuando le hizo otro disco a Rocío y no salía, ya empezó él a hablar de Rocío. Esto llegó a los oídos de Rocío y ya no le grabó más ni un tema y él se quedó sin ese filón porque García Tejero se hizo famoso también con el Amor Marinero”. Luego aparece en escena el compositor de España, Manuel Alejandro, un hombre inteligente y adaptado a los tiempos. “Sus canciones fueron éxitos rotundos para Rocío Jurado. Si buen anticipo hubo con De ahora en Adelante, fue con Señora el reconocimiento general”.

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Su devoción y crisis de fe por el Cristo de las Misericordias.

Rocío Jurado además de ser devota de la Virgen de Regla, era muy devota del Cristo de las Misericordias y en este sentido, uno de los episodios menos conocidos los revelaba Manuel Vidal “El Pavo” en la entrevista que traemos a colación y que concedió a La hora de Juan Mellado pocos meses antes del fallecimiento de Rocío. Vidal ha sido un hombre con gran predicamento en la Hermandad del Cristo de las Misericordias y personaje imprescindible de esta institución. Manuel Vidal, aún dudando si debía o no contarlo y muy emocionado, se armó de valor y dio a conocer un episodio de crisis de fe que provocó que incluso las lágrimas asomaran a sus ojos en el plató de la televisión local. “Ahí yo no sé si me pertenece hablar o no, pero lo voy a hacer con todo el respeto del mundo que se merece una figura como la del Cristo y una persona como la de Rocío Jurado”. Vidal basa también su testimonio en la confidencia de la madre de Rocío. “Cuando el padre murió, según me contó su madre, ella era una chiquilla muy visceral, tenía sus cosas como las grandes estrellas y todas las personas pero luego sentía mucho las cosas. Fue

siempre muy creyente y le tenía mucha fe al Cristo. Cuando murió su padre, como fue de golpe fue muy duro y lo que estaba más a mano para ella era el Cristo de las Misericordias. Se refugió en su imagen y le pidió al Cristo que su padre no se podía morir, que ella era muy joven, que tenía doce años y que resucitara a su padre”. Tras su oración, relata Manuel Vidal, Rocío llegó a su casa pensando que iba a encontrar a su padre vivo. “Pero seguía muerto y ella no lo entendió. Siempre tuvo esa cosita con el Cristo. Que me perdonen el Cristo y Rocío, pero cuando ella vino de Houston, me mandó a pedir cosas del Cristo

Rocío tuvo una crisis de fe con el Cristo de las Misericordias tras la muerte de su padre. y le dijo a Juan (de la Rosa) que hablara conmigo para que se las mandara. Yo le mandé una medalla, el libro que salió del Cristo, una fotografía en grande y el cordón de la Hermandad”. Entonces el Cristo estaba en la Parroquia y cuenta Manuel que celebraban el Quinario cuando Juan de la Rosa vino a Chipiona. “Ella le había pedido que fuera 68

a ver al Cristo que ella tenía una cosita con el Cristo pero que tenía que saldarla”, asegura. Juan de la Rosa y Manuel Vidal se dispusieran a cumplir con el encargo de Rocío y se pusieron a los pies del Cristo. “Los dos salimos llorando porque era un cometido muy fuerte. Juan llamó a Rocío por teléfono y yo hablé con ella y le pregunté que cómo estaba y me dijo que muy malita pero que desde que le estaba rezando al Cristo estaba mejor”. Manuel Vidal culmina el relato de este capítulo muy emocionado y recordando como Rocío le imploraba que pidiera por ella, que le quería mucho. “Esa vocecita la tuve una semana metida en la cabeza, le pedí al Cristo que me llevara a mí pero que la dejara a ella que era muy joven”.


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Rocío Jurado y la Virgen de Regla

Si la devoción de Rocío por la figura del Cristo era más desconocida, no podría decirse lo mismo de la tan traída y llevada relación de fe que mantenía con la Virgen de Regla.

Rocío Jurado le ha hecho a la Virgen de Regla más publicidad que todos los franciscanos en más de un siglo que llevan aquí. La propia Rocío se encargaría en numerosas ocasiones de mostrar expresamente esta especial devoción por la Virgen que actualmente se encuentra en el neogótico Santuario chipionero. “Ella sola le ha hecho más propaganda a la Virgen de Regla que todos los franciscanos en más un siglo que llevan aquí”, asegura tajante Manuel Vidal. El Pavo, reforzaba su tesis argumentando que la Virgen tuvo una época en que fue muy famosa, pero que esta fama se diluyó desde los tiempos de la Armada Invencible, ya que se perdió esa batalla que le fue encomendada. “Así que saliendo de Sevilla ya nadie sabía quién era la Virgen de Regla y dónde estaba y gracias a Rocío es

conocida en el mundo entero”. Su presencia en la procesión de la Virgen de Regla hizo que cada 8 de septiembre (y los días anteriores y posteriores) se hablara en todos los medios nacionales de la Virgen de Regla y de la esperada cita anual en Villa Jurado. Rocío veía pasar la Virgen desde su azotea con toda su familia. Era una cita que los unía y a la que nunca quería faltar. “Siempre estuve a favor

que ella estuviese en la procesión y en contra del que la haya criticado. ¿Por qué no puede ir si ella le ha dado ese nombre a la Virgen de Regla?”. Pese a esta reflexión de Manuel Vidal, lo cierto es que la presencia de Rocío en la procesión de la Virgen de Regla y su innegable e inevitable incidencia en ésta, ha sido motivo de no pocas polémicas, estériles en ocasiones y nada baladíes en otras.

Rocío Jurado acompañada de su hija Rocío Carrasco y el entonces alcalde Luis Mario Aparcero en una procesión de la Virgen de Regla. / Gracia Núñez.

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Entre el escote y el micrófono A Rocío siempre se la respetó por ser ella misma y por su voz. Era una figura de otro tiempo.

Por Francisco Andrés Gallardo. 72


El censor de TVE, Paco Ortiz, fue entretenido en algún despacho. Alguien incluso dice que fue encerrado en un camerino por orden del entonces director de programas de la cadena pública (y única), Chicho Ibáñez Serrador. En el concurso estelar de la casa, los martes por la noche, Cambie su suerte, iba a aparecer la siempre vertiginosa Rocío Jurado con un escote que estaba llamado a cambiar la historia de España. Hablamos de abril de 1974. Los espectadores, por supuesto, se asombraron de la generosidad anatómica de la chipionera tanto como de las nociones de física y equilibrios inestables del diseñador del vestido. La temperamental cantante, con un clavel, un rojo clavel, en sus manos, brincaba por el plató ante la sonrisa de los presentadores, Joaquín Prat y José Luis Pécker, atónitos testigos de este momento en blanco y negro. Poco antes, el entonces presidente del Gobierno, Arias Navarro, había mostrado cierto aperturismo que fue vislumbrado con recelo tanto por el régimen (Franco aún viviría casi dos años más, impidiendo cualquier relajación), como por la oposición clandestina.

régimen entrando todos los días en las casas, y la osadía conjunta de poner a Rocío en órbita se antojó excesiva para la línea dura del gobierno de Arias, el búnker.

La osadía de poner a Rocío en órbita fue excesiva para el búnker. El escote fue neutralizado en diferido. Hablamos de abril de 1974. El escote en directo fue neutralizado en diferido. El aperturismo se cerró con el clavel. La delantera de la chipionera junto a las rotundas curvas de otra folclórica, Rosa

En TVE, llena de duras peleas intestinas, estaban por la labor de ofrecer una imagen más europea y abierta, aunque fuera en los espacios de entretenimiento. Juan José Rosón, que sería ministro clave con Suárez (quien a su vez había sido director general de RTVE un puñado de meses antes ), dirigía la tele, el 73

Morena, que casi en la misma semana se bamboleaba en el programa A su aire ante la mirada libidinosa de un centenar de paracaidistas novatos de Alcalá de Henares, fueron espejismos truncados. Un paso adelante y dos para atrás en la renovación de España. El periódico ABC llegó a decir de Rocío Jurado que confundir lo sexy con lo procaz puede ser peligroso. El aperturismo, el destape en todos los aspectos, aún estaba verde. `La voz de Chipiona´ no resultó demasiado dañada con aquel atrevimiento de Cambie su suerte. Precisamente al año siguiente protagonizaría un A su aire, entre su gente, ante la iglesia de la O. Un efusivo programa donde la cantante, en directo, cedía el micrófono a sus vecinos. Otra temeridad.


Lo que vino a distinguir a Rocío Jurado durante sus años de estrella aclamada por las cámaras fue esa cercanía que permitía apreciarla como diosa sin renunciar a ser la simple chiquilla andaluza a la que nunca renunció. Y eso fascinaba a las revistas y a los lectores y, por tanto, a los futuros programas del corazón del nuevo siglo. Junto a los jesulines, los pantojas y los flores, la cuarta gran saga era la de los jurados. Cuatro estirpes que han alimentado a

los magacines, conviviendo con frikies y todas las criaturas de realities. Mohedano, escudada en sus gafas ahumadas para hablar a los micrófonos, era la más grande y una de las grandes de la tele rosa, que desvarió a amarilla hasta convertirse con los nuevos tiempos en marrón. Cualquier cosa que dijera o sucediera en torno a ella y a su familia ha sido actualidad y debate. Eso sí, el respeto a la cantante era el máximo que podían brindar los quemedices y 74

los tomates. Porque la calidad (y afabilidad) de Rocío Jurado fue siempre indudable. Su boda con Ortega Cano fue, televisivamente, de rango de jefe de Estado, y en plena explosión de la fiebre cardíaca aquel acontecimiento asentó a la familia en los programas tras los vaivenes sentimentales de la hija, Rocío Carrasco. Pero su madre ya era primera figura de la pantalla desde mucho antes. En 1969 Fernando García de la Vega creó


para TVE un telefilme sobre la Lola la Piconera de Pemán, con el que la chipionera se reinvidicó ante su gremio. Dando un paso más allá se animó en 1972 a protagonizar un disparatado y surrealista show, Rocío y los detonadores, de Fernando García Tola, al estilo Lazarov.

Lo que vino a distinguir a Rocío Jurado durante sus años de estrella aclamada por las cámaras fue esa cercanía que permitía apreciarla como diosa sin renunciar a ser la simple chiquilla andaluza. Venía de formar parte de Pasaporte a Dublín (con Nino Bravo, Junior, Los mismos, Encarnita Polo o Concha Márquez Piquer), antecesor de Operación Triunfo, creado entre De la Vega y Lazarov, en el que Karina fue la elegida para Eurovisión. A Rocío no le hizo falta la aventura europea. Ella tenía suficiente entre España y América, donde se disputaban la presencia en sus cadenas. Para TVE, pujante, protagonizó un La hora de, ya en la transición, con el que pudo lucirse con otras sugerentes transparencias, tras haber sido fichada por Mercero en un episodio de la comedia Este

señor de negro, protagonizada por López Vázquez. Pero además de cuerpo y garbo, la chipionera era voz. Y presencia, símbolo de una mujer española más liberada y afirmada. Lo siento, mi amor, pero hoy te lo voy a decir. Fue durante años imprescindible en los especiales navideños y de fin de año. En directo o en play back, no había gala televisiva que no quisiera contar con ella, capaz de improvisarse toda una fiesta flamenca aguardando los puntos en el sevillano festival de la OTI de 1985. Precisamente Canal Sur se inaugura en la noche del 27 de febrero de 1989 con un show que comparten Julio Iglesias, Camarón y Rocío, que regalaría otra magnífica noche posterior en Las coplas sanluqueñas de Carlos Herrera. Y tuvo varias noches de confidencias con Jesús Quintero, en la autonómica y en TVE, donde podía hablar con mayor densidad que en sus persecuciones callejeras cardíacas. A Rocío siempre se la respetó en la televisión por ella misma y por su voz, con esa gala casi póstuma de 2005, su canto final, cuando todos esperábamos una recuperación definitiva que fue imposible, con todos esos paparazzi que merodeaban por Houston. Sus familiares no llevaron su mismo rumbo para sobrevivir en la pantalla. Rocío Jurado era una figura de otro tiempo, 75

una figura estelar indiscutible que alcanzó a la devaluación de los contenidos del corazón en el presente siglo.


El cancionero de Rocío Jurado a través de sus autores Pretender hacer aquí en este espacio un ensayo sobre el significado e importancia del cancionero de Rocío Jurado a través de sus autores es tarea quasi imposible. Dada su importancia, daría para la publicación de un libro o la celebración de un seminario. No obstante, nos atrevemos a esbozar algunos apuntes sin ser exhaustivos que puedan dar alguna luz sobre este tema.

Por: Juan Mellado Poza. 76


Rocío Jurado, La Más Grande, al igual que todos los artistas tuvo sus comienzos. Es por ello que los primeros temas que canta Rocío no son escritos expresamente para ella sino que tiene que tirar del cancionero clásico. Así lo demuestra su participación en los primeros programas de radio (Mañana sale, éxito de La Piquer) o las actuaciones en tablaos (Como a nadie te he querío, también de La Piquer). Es por tanto que en esa primera época, que no dura mucho en el tiempo, se tiene que conformar con cantar temas

clásicos que ya habían sido compuestos para otras como es el caso de Concha Piquer. No obstante, a lo largo de su carrera y ya como artista consagrada, Rocío recupera temas clásicos de la copla con sus Canciones de España o de la música clásica con Falla y su Amor Brujo. Cabe precisar que el primer disco que graba Rocío Jurado está fechado en 1962.Era un EP de la casa Columbia con cuatro temas y titulado “Rocío”. Se lo harían Ochaíta y Xandro Valerio, aunque no lo firmarían porque 77

los temas, los cuatro de flamenco, pertenecían al folcklore popular según ha publicado el prestigioso periodista y experto en la copla Manuel Román y quien asegura que del disco se pusieron a la venta solo trescientas copias. Una vez superada esta primera etapa hay que precisar en qué momento comienza a cantar Rocío Jurado los temas escritos exclusivamente para ella. Según el crítico Rafael Blas Vega, sería el maestro Juan Solano el primero en prepararle números hechos especialmente para ella.


Canciones emblemáticas A mi juicio, y es una opinión personal quizá compartida por muchos, el primer tema que le da un sello propio es Un Clavel (León-Solano1968-1971), el cual nunca quitaría de su repertorio en directo. Es ahí donde se descubre como una cantante arrolladora y anticipa el monstruo escénico que sería después. Antes en el tiempo, especial mención merece Tengo Miedo que interpretaría primero El Príncipe Gitano en su espectáculo Aquí estoy yo en 1963. Enrique Vargas no creía mucho en este tema. Sin embargo, luego Rocío Jurado lo grabaría y lo elevaría a los altares, cosas del mundo discográfico y artístico. Rafael de León, Ochaíta y Juan Solano, conscientes de que estaban ante una gran artista, comenzaron a escribir temas específicos para ella. Así nacerán Rosa y Aire (1962), Dolores (1968) o Mi amigo (1969) entre otros. Un vuelco a su carrera Es a partir de 1973 cuando da un vuelco a su carrera y comienza a interpretar baladas. También es ahí donde merece la pena detenerse en un tema, que da título al álbum, que va a medio camino entre la copla y la balada. Se trata de Soy de España, cuyo autor es Alberto Bourbon. Musicalmente hablando es una joya, pero la letra por el momento en que se escribe e interpreta, 1973, todavía en

el franquismo, es totalmente retrógrada y defensora del establishment, a ello se le añade que la artista la interpretó en alguna ocasión envuelta en la bandera franquista. Si esta canción hubiese sido compuesta en democracia, por ejemplo en la Transición, el significado hubiese sido distinto porque ennoblecería a España, pero en el contexto en que fue escrita es de un concepto excluyente y retrógrado. El ya fallecido crítico y escritor el sanluqueño Manuel Vidal señalaba a esta

La aparición de Julián Bazán y Francisco García Tejero Otro punto de inflexión en la carrera de Rocío Jurado es la aparición de los autores Julián Bazán y Francisco García Tejero. Aunque la relación no fue muy prolífica y hubo desencuentros con el jerezano García Tejero, hombre de carácter muy especial, sí merece mención el tema Amor Marinero (1976). Este tema fue escrito Inicialmente para ser interpretado como unas alegrías. Rocío le da la vuelta completa y lo convierte en una inolvidable habanera gracias a

canción como la más facha de la historia de la copla. No queremos con ello relacionar a la artista con el pasado régimen sino simplemente narrar un hecho objetivo sobre el que normalmente se pasa de juntillas. No sería éste, como vamos a ver después, el único tema polémico en la carrera de Rocío Jurado.

los arreglos de Manolo Gas, quien le acompañara durante muchos años como pianista y director de orquesta. No obstante también se atribuyen los arreglos a Jesús Gluck. Debido a ello y a la genial interpretación de `la Jurado´, Amor Marinero nos transporta a un envolvente mundo exótico de puertos y ma-

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rineros que siempre dio buenos resultados en el género . Manuel Alejandro, el autor de España Pero con todo, el autor que convierte a Rocío Jurado en una estrella mundial es el jerezano Manuel Alejandro, cuyas canciones elevan a la chipionera a categoría de monstruo, como se suele decir en los ambientes artísticos. Hay un primer antecedente a destacar en 1978 con Lo siento mi amor donde Rocío se atreve a cantar sobre un tema considerado altamente tabú para las mujeres como es reconocer y hablar de cuando no se siente nada haciendo el amor y que fue un escándalo para la época. De esa relación cabe destacar un trabajo histórico, el álbum Señora (1979) que también da título a su tema más famoso. Es un álbum que no tiene desperdicio y merece la pena pararse en sus principales temas. Metida de lleno en la balada, tanto la letra como la música de Señora, queda ya para la historia. Ese hombre, Algo se me fue contigo, Como yo te amo (ésta última grabada por Raphael lo que provocó algún desencuentro entre ambos) y un tema olvidado por el gran público y que es muy atrevido en su letra como es Amores a solas, toda una oda a la masturbación femenina pero realizada con exquisito gusto y nunca mejor dicho. El tema está firmado por David Beigbeder, hermano de Manuel Alejandro.

Algo se me fue contigo, quizás sea el tema más desgarrador y sentido que se haya escrito sobre la pérdida de una madre, tanto es así que Rocío Jurado hubo de quitarlo de su repertorio en directo dado lo afectada que quedaba tras su interpretación.

No se pueden olvidar discos como Por Estilos (1979) y Por Derecho trabajos de flamenco de Antonio y Carlos Murciano en los que rinde tributo al género y son una verdadera joya de coleccionista.

En 1989 comienza una colaboración con Juan Pardo con Punto de Partida, del que destaca precisamente este tema, en el que va desde los registros más bajos

Conviene recordar Como una ola un tema que pertenece a una producción de 1981/82 del mismo nombre con la autoría de Pablo Herrero y José Luis Armenteros. Es una canción con una fuerza arrebatadora y que requiere de mucho poderío para

hasta los más altos sin ningún trabajo y me atrevería a decir sin ningún pudor. La letra es un canto a comenzar de nuevo desde la soledad de la ruptura y curiosamente coincide con su separación de Pedro Carrasco.

cantarla. A manera de anécdota referir que en la sala El Gato Tuerto en La Habana, la más importante del bolero y la canción cubana, no hay noche que no se interprete por diferentes artistas, ésta como tantas otras de Rocío Jurado.

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El caso de Willy Chirino Ya que estamos en Cuba, cuando Rocío Jurado publicó su trabajo Como las alas al viento (1993) fue también muy comentada la inclusión del tema Virgen de Regla, cuya autoría se atribuye el cantante exilado cubano Willy Chirino es en realidad un danzón clásico cubano que Chirino toma prestado de otro autor cubano, Pablo O´Farrill, quien lo escribió en 1923. Este tema, al que se le

crédito su autoría. No obstante nos quedamos con la fe con la que Rocío cantaba todos los temas en las que se incluía la referencia a la Virgen de Regla.

realizan algunas variaciones a partir de la letra, fue interpretado por vez primera y grabado en disco al año siguiente (1924) por la International Orchestra. A mi entender, por tanto, es una osadía atribuirse en los títulos de

porque se vería reflejada en su posterior enfermedad.

En ese mismo trabajo, el que le da título, Como las alas al viento, original de Agustín Abellán, va a significar más adelante como un canto a la esperanza, un grito de lucha por la vida, circunstancia especialmente significativa

Las canciones a los maridos No quiero dejar pasar, como curiosidad, el desigual trato que reciben los maridos en 80

sus canciones. Así a su segundo marido, el diestro José Ortega Cano, le dedica y canta un pasodoble titulado Va por usted, incluido dentro del trabajo Con mis cinco sentidos (1998) con letra de Antonio Burgos y música de J. J. Porlán, aunque los arreglos son del genial maestro Rafael Ibarbia. Cantado con garra y maestría, el pasodoble contiene todos los cánones y tópicos del género.

Por el contrario, a su primer marido y padre de su hija, Pedro Carrasco, no le dedica ningún tema en específico, por lo menos que se haya exteriorizado en público. Como curiosidad reflejar que


sería la cantante loreña Gracia Montes quien le dedicara unas sevillanas al boxeador tituladas Nobleza y valentía de Pedro Carrasco (1974). Canciones de España Dentro del mundo de la copla es destacable el trabajo que publica de Canciones de España (1988) con canciones inéditas de Rafael de León y música de Juan Solano. Es el último gran tributo que Rocío le ofrece al género de la copla siguiendo todos los cánones y que además cuenta con el inestimable concurso en los arreglos y dirección de orquesta de Gregorio García Segura.

no, y África incluido en el disco Palabra de Honor 1994 y que compusiera Juan Pardo. El trabajo de 1981 con Manolo Sanlúcar y El Lebrijano, Ven y sígueme, es otra joya olvidada por el paso del tiempo y que fue un fracaso discográfico.

- Lo mejor de Chipiona (1975) sevillanas de Julián Bazán y Francisco García Tejero - La sed del mar(1993), dentro del álbum Como las alas al viento, de Antonio Burgos, con arreglos de Bebu Silvetty basado en el tango de J. Albéniz, tema muy desconocido y

Para nadie es ajeno que la Jurado no fue una gran vendedora de discos porque en realidad su fuerte siempre estuvo en la actuación en directo, en el cara a cara con el público. Fenómeno éste que no entiende nadie cuando artistas de menos valía han vendido más discos que La Más Grande. Los clásicos duendes del mundo de la discografía de los artistas. Otros autores que escriben para Rocío son Juan Pardo, José Luis Perales, Herreros,José Luis Armenteros, Paco Cepero , Ana Gabriel, Franco de Vita… cuyo estudio sería exhaustivo. Por otro lado, se le conocen en su cancionero escasos temas que planteen injusticias sociales, quizás El grito de América de Beatriz Beigbeder incluido en el disco Sevilla de 1991 y que reivindica al continente herma-

El apartado de canciones que Rocío Jurado dedicó a su tierra natal El inestimable trabajo y promoción permanente que Rocío Jurado hizo de Chipiona no tiene precio. Así lo demuestra un ramillete de grandes canciones que ella encarga expresamente a los autores y de las que entresacamos algunas. - A la Virgen de Regla (1975) sevillanas de Julián Bazán y Francisco García Tejero. 81

homenaje al Faro de Chipiona. - Pueblo mío (1981) incluido en el LP de Como una ola, de Isidro Sanlúcar y José Miguel Évoras, aún sin nombrar directamente a Chipiona, y en la duda si sus autores la dedicaron a Chipiona o a Sanlúcar por su alusión a “Doñana pajarera”, vamos a concluir que éste tema también forma parte de su constante homenaje a la localidad que la vio nacer.


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Erika Leiva: “Rocío Jurado es La Voz Del Milenio”

Erika Leiva es una artista incipiente. Aunque nacida en Tarragona, Erika lleva en las venas el arte de Andalucía y diez años después de la muerte de Rocío es una de esas jóvenes intérpretes de copla que sigue teniendo como referente a Rocío Jurado. No en vano, Erika Leiva, salida del conocido programa de Canal Sur Se llama Copla, ya ha actuado en alguna ocasión en Chipiona para homenajear a La Más Grande. Concretamente, en la exaltación de la figura de Rocío realizada en 2014 por Marina Bernal. “Fue uno de los momentos que más me han marcado en mi carrera. Cantar a Rocío Jurado en su Chipiona no es tarea fácil. Recibí el apoyo y el aplauso de todos los chipioneros y amantes de Rocío. Fue uno de mis conciertos inolvidables”. Texto: Juan Mellado / Cristóbal Santos. Fotografía: Sevilla Press 83


Ahora tiene previsto uno de los mayores actos musicales en homenaje a Rocío que se llevarán a cabo en este 2016: un gran musical el 6 de septiembre en el Teatro Maestranza. “Se llamará Sevilla siente a Rocío y aunque me hubiera gustado hacerlo el mismo día 1 de junio no fue

reflexión. “Lo mejor que se puede hacer es seguir recordándola a través de sus canciones, así su nombre no será olvidado nunca. Yo creo que no se cumplen diez años sin Rocío Jurado sino diez años con ella porque sus canciones no dejan de sonar”.

la escuela de amigos de la copla tan solo unos meses antes de morir. Creo que fue su última aparición en público”, recuerda. Curiosamente, Erika Leiva lanzará al mercado un disco en el que la mayoría de temas son de Manuel Alejandro, el autor más principal de la carrera de Rocío. “Sus canciones están llenas de verdad y nunca pasan de moda”, apostilla Erika. Uno de los futuros retos de Erika, admiradora de Rocío y profunda conocedora de la copla, sería el poder editar precisamente ese disco en homenaje a la artista chipionera. “Conservaría ese material como un tesoro”, confiesa. La artista linense despide esta entrevista apuntando un trío de canciones top de Rocío. “El Clavel, que la catapultó a ser más conocida. Como una ola, que es un gran salto dentro de la balada. Y Qué no daría yo dentro del flamenco. Estas tres son imprescindibles”. Estas y otras muchas más canciones las sacará a relucir Erika en Sevilla el próximo 6 de septiembre. Porque ella, homenajeará a Rocío como mejor sabe hacerlo: cantando.

posible por disponibilidad de la sala, pese a ello será una bonita antesala a la bienal de Flamenco y por supuesto, con motivo del X aniversario de su fallecimiento”. Abundando en esta idea, Erika hace una interesante

Erika Leiva se fijó de siempre en Rocío Jurado y no duda a la hora de catalogar la grandeza de su figura. “Claro que era un mito. Para mí ella era la voz del milenio. Tuve la suerte de estar con ella y cantarle en la Línea de la Concepción cuando acudió 84


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Asociacionismo y difusión de su figura A lo largo de su trayectoria Rocío Jurado ha ido cosechando éxitos y dejando tras de sí una huella imborrable. Su voz y su persona, que son dos cosas distintas fundidas en un mismo alma, han ido creando una legión de seguidores por todo el mundo. Estos seguidores, aunque se cuentan por cientos de miles, quizá millones a nivel individual en todo el mundo, a veces se han organizado y han constituido canales de Youtube, páginas webs, foros, comunidades o asociaciones. Desde 2006, viene realizando una labor pertinaz una asociación liderada por Manuel Jurado Domínguez para la persistencia de la memoria de Rocío. A nivel local es la que más relevancia sin duda alguna ha tenido por su influencia y porque cada año realizan (en colaboración con el Ayuntamiento de Chipiona) varios eventos entre los que destacan la Semana Cultural, el día Internacional de Rocío Jurado y la Exaltación a su figura. “Somos seguidores de Chipiona, Sevilla, Chiclana, Santander, Barcelona, Valencia, Puerto

Rico, Nueva York, Miami… nos une el esfuerzo, el trabajo y el cariño para mantener viva la memoria de Rocío. Además de ser fans de la artista, la mayoría teníamos un trato personal, casi familiar con ella”, relata Manuel Jurado, actual presidente de la Asociación RJ La Más Grande. “Antes que yo estuvo Carmen Barroso, que se dejó materialmente la vida en poner en marcha la Asociación”, apostilla. Esta asociación ha dinamizado y puesto en marcha numerosas acciones en colaboración con el Ayuntamiento y ha ejercido de eje transmisor de todo lo relativo a Rocío Jurado junto a los medios de comunicación locales, periodistas y fotógrafos independientes a los que han agradecido su labor profesional de difusión. “Hemos contado con mucho apoyo del Ayuntamiento y también de todos los medios locales. También hay particulares, como Amalio González o Antonio Bustos que merecen una mención especial”. Quizá el día de la exaltación de la figura de Rocío Jurado es uno 86

de los eventos más esperados ya del verano chipionero. Cinco años lleva celebrándose en el mes de agosto, en plena efervescencia turística local. Isabel Fayos, Diego Miranda, Rafael Castro, Marina Bernal, Juan Luis Naval o Antonio Martín García han sido algunos de los encargados de llevar a cabo esta remembranza de Rocío Jurado, a menudo aderezada con actuaciones musicales de diversa índole. “Este año hemos nombrado a Juan Valdés, pintor sevillano gran amigo de Rocío que participó en la película La Lola se va a los Puertos en el papel de Blas Infante”. Actualmente, el mayor reto de esta asociación con base en Chipiona y con miembros por todo el mundo es en palabras de su presidente ver abierto el museo. “Es nuestro mayor reto. Rocío Jurado es y será el valor más cotizado que tiene Chipiona. Ella no tiene nada que envidiarle a cualquiera de los grandes artistas del planeta. Ella es en sí misma, La más Grande”. Texto: Cristóbal Santos.


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Cómo vestir a la voz El gaditano Antonio Ardón diseñó numerosos trajes para Rocío Jurado, su gran descubridora

Por: Julio Camacho. Fotografía: Manuel Jurado. 88


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Antonio Ardón soñó su destino. Le contó su gran ilusión a la maestra del taller de alta costura en el que empezaba a despuntar. “Algún día me gustaría vestir a esta mujer”, le confesó mientras miraba con detenimiento una foto de Rocío Jurado en una revista de Miami.

de antelación para que la vistiera, muestra inequívoca de la confianza que depositaba en su apuesta personal en el mundo de la moda. De hecho, no eran pocas las veces que la maestra costurera, Maribel, terminaba en un tren o en un avión los diseños de Antonio Ardón para Rocío.

Y parece que Rocío lo estaba escuchando, porque una semana después el por entonces manager de la chipionera lo citó para que le mostrara algunos diseños a la artista. Corría el año 1985. “Hubo química con Rocío desde que nos vimos”, cuenta Antonio Ardón, que ese día volvió al taller algo decepcionado ya que Rocío abrió la carpeta de los diez diseños, los ojeó y se la devolvió al modisto sin decir ni una palabra. No obstante, una llamada horas después convertiría la desazón en entusiasmo porque le abría las puertas de esa ventana que mira a los sueños: “Niño, quiero los diez”, le dijo Rocío. Sólo faltaba que esa conexión natural que había existido entre ambos supiera traducirse a un traje, a un vestido, que fuera capaz de insinuarse entre telas. Un reto nada sencillo, una meta sin medidas. Antonio Ardón explica que fue un día a tomarle medidas a la artista y ésta le comentó que tomar medidas daba mala suerte. “Ya no le quise tomar medidas nunca y ajustaba los diseños a ojo según hubiera engordado o adelgazado Rocío”, señala el modisto, a quien la chipionera llamaba en muchas ocasiones con horas

A veces Antonio Ardón no iba convencido, porque los maniquíes engañan. Pero Rocío era la verdad más absoluta. “Ella daba una vida especial a todos los diseños, lucía la ropa como nadie. Sus hombros, sus piernas, sus pechos y sus manos daban armonía a cualquier vestido”, reconoce el modisto. Ambos quedaban habitualmente en casa de Rocío para hablar de los diseños para una gira, y no eran pocas las ocasiones que el modisto llegaba con la agenda apretada y un billete de avión de regreso con una hora ya marcada, aunque eso para la chipionera no suponía un problema. “Me rompía el billete en mil trozos y me decía sonriendo, apoyándose en la confianza que teníamos: tú te irás cuando yo quiera”, recuerda. Antonio Ardón sigue siendo Toni cuando habla de Rocío. Sobre todo cuando sus ojos se pierden en el vacío para traer al presente los últimos momentos que vivió con la artista. Como aquella gala en la que lo hizo pasar a su camerino o ese almuerzo en 2005 tras el que dibujó una vez más a Rocío, como a ella le gustaba, pero esta vez con el pelo recogido. En la última parada 90

de la carrera artística de Rocío Jurado también estaba Antonio Ardón: el último traje que vistió Rocío en una gala pública en televisión llevaba su firma. “La echo mucho de menos”, dice nostálgico y pensativo mientras su mirada vuelve poco a poco al presente. El modisto nunca pensó que el cáncer podría ganarle la batalla por la vida a “la más grande”. Era tal la fuerza que emanaba Rocío Jurado en sus formas, en su entorno, que


el modisto gaditano siempre pensó que ella podría aguantar el pulso a la enfermedad. Pero Rocío está viva en su inmenso legado. Antonio Ardón lo sabe, lo siente, y también es parte de ese legado, porque Rocío fue su mejor embajadora, su descubridora, la artistas que apostó por él. El gaditano repasa su relación con la artista con la sonrisa en la mente de quien siempre supo que sus diseños vestían a una “adelantada a su tiempo” en

cuanto a moda, pues la fuerte personalidad de Rocío Jurado se atisbaba también en la controvertida decisión de salir a cantar con piernas al aire y escotes muy pronunciados. No es casualidad que el modisto gaditano haya vuelto a sacar hace poco a la pasarela nueve vestidos que le hizo a Rocío Jurado en su tiempo y ya haya muchas clientas interesadas en ellos, “buena prueba de que lo que Rocío decidía ponerse hace 91

muchísimos años se adapta a la moda de hoy. Ella arriesgaba”. Y no sólo en la vestimenta. Rocío redefinió los límites en la copla y en su interpretación, descubrió nuevos espacios de ese horizonte artístico en el que tantos se mueven. Y es que, como dice Antonio Ardón, ella era “como una ola” y su legado seguirá llenando una marea de arte que, para el resto de los tiempos, tendrá su orilla en Chipiona.


Relato de un eco

En una madrugada de Diciembre de 1978, con el compositor Manuel Alejandro al piano y su amigo Antonio Murciano sentado en el suelo, Rocío Jurado empezó a cantar el repertorio de Señora en su casa de La Moraleja, hasta que rompió a llorar: “Algo se me fue contigo, madre / algo siento que me falta, madre / las raíces de mi vida y de mi sangre”. Su madre, Rosario Jurado, había muerto unos meses antes tras sufrir un cáncer de páncreas, la misma enfermedad que padecería ella misma veintiséis años después.

Por: José Gabriel Real 92


Mariano López García dejó su trabajo cuando se enteró de la triste noticia: su ídolo había fallecido. Fue a casa, buscó la camiseta que le había firmado en la Expo de 1992 y se presentó en la capilla ardiente. Fue el primero en despedir a “La más grande” de entre una multitud de admiradores que se agolpaban en los aledaños del Centro

Cultural La Villa de Madrid. En una señal de Vado Permanente en la verja misma que rodea la casa de Rocío Jurado en Chipiona, alguien escribió: “Rocío, donde quiera que te encuentres, siempre estaremos contigo”. Unas 125.000 personas salieron a la calle para despedir a la cantante con piropos, vítores y aplausos. “Chipiona nunca ha 93

vivido nada como esto” declaró Manuel García, alcalde de la localidad por aquel entonces. Cinco meses antes, Rocío Jurado charlaba con Jesús Quintero en un plató de Televisión Española. La tonadillera, con vestido carmesí, uñas felinas y anillos fulgurantes, clava los ojos en el periodista y empieza a hablar


del cáncer: “Es un momento muy fuerte, piensas que no hay futuro y te preguntas si has hecho lo correcto”. Su mirada refleja un miedo templado que se desvanece en las sonrisas que adornan sus silencios. “Aunque yo no pudiera ejercerlo, yo buscaría el arte por otros medios”, asegura una cantante que recibió ciento cincuenta discos de oro y sesenta y tres discos de platino. Su carrera musical, que despegó en las tablas de El Duende con la fecha de nacimiento falsificada, estuvo jalonada de premios y homenajes en Europa y América. Pero todo ese esplendor quedó opacado por la enfermedad que le segó la vida. “Cada día que amaneces es un regalo. No sabemos lo que tenemos, la vida es el mayor espectáculo que existe”, confesó emocionada, con la voz ligeramente quebrada. En el libro Rocío, ay mi Rocío, Antonio Burgos cuenta una anécdota que ilustra las ganas de vivir de su amiga en la etapa más delicada de su vida. La llamó a Houston para interesarse por su estado de salud y esta le contestó que no se encontraba demasiado bien porque tenía que ir a una emisora. El periodista, extrañado por la respuesta, se interesó por el nombre del medio: “Una emisora de radio, de radioterapia, chiquillo. Ay Virgen de Regla…”, contestó ella entre risas.

De esta forma, Rocío Jurado, estrella, matriarca de un clan que orbitaba a su alrededor y diva de la canción, resistía los dolores, digería los informes médicos y afrontaba la batalla contra el cáncer a miles de kilómetros de su querida Chipiona. Rocío Jurado representó el icono castizo de varias generaciones de españoles: nacida en el seno de una familia humilde, hija de un zapatero y un ama de casa, empezó ganando un par de medias en un concurso de Radio Sevilla y terminó arrastrando legiones de seguidores tras su bata de cola por medio mundo. Reinó en la Gran Vía primero, y en la Gran Manzana y Las Vegas después. El eco de su prodigiosa voz sigue retumbando diez años después de su muerte en la memoria colectiva de su pueblo natal, desde donde partió como joven promesa y regresó como mito bajo una lluvia de pétalos blancos. Su voz sigue retumbando en todo el mundo: desde unas cintas de casete antiguas hasta una cuenta de Itunes. Un eco interminable e inmenso que se apellida Mohedano, que se llama Rocío y que pasará a la historia por la Jurado. El eco de la Más Grande.

“A las muchachas de la clínica les bailaba El Bamboleo y les pedía que me pusieran rumbas”. 94


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Reflexiones de vida en una hora

Fue valiente incluso en los momentos más duros y nunca renunció a su forma de ser.

por Rafa Castaño

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Fotografía de Gracia Núñez en la que Rocío de muestra toda su garra. Esta, por supuesto, iba mucho más allá de los escenarios Aquella entrevista dio para mucho. La vida pasa aceleradamente. Uno vive. Simplemente. Uno no se dedica a pensar. Pero cuando la dama de negro asoma su guadaña y la enfermedad toma café contigo, el tiempo se detiene. Y la vista mira más hacia atrás que hacia adelante. “Se acaba la perspectiva. Se frenan los

proyectos. El futuro se rompe. Es un momento muy fuerte y te viene la duda de si has hecho lo correcto”. Rocío hacía introspección ante la atenta mirada de El loco de la Colina y se planteaba cuestiones existenciales. “¿Para qué me pusieron en el mundo? ¿Habré hecho las cosas como se esperaba? He estado aquí

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hasta ahora ¿habrá valido la pena?”, reflexionaba una Rocío que aseguraba que le quedaba mucho por hacer, pero se le deslizaba el pretérito perfecto compuesto me ha quedado. La más grande nunca se rindió, pero en lo más hondo parecía consciente de la gravedad de la enfermedad que se iba adueñando de ella.


Rocío fue valiente incluso en los momentos más duros. No dudó en decir a los micrófonos, esos altavoces sin rostro que tanto bien y tanto mal le causaron, que se está, quizás, muriendo. Habló a la prensa de su enfermedad sin tapujos y se buscó a sí misma en un mar de palabras, tanteando las paredes de la vida con las manos lentas de la razón, con los dedos vivos de la pasión. En la entrevista con Quintero aparece entonces ella, más delgada, en su punto, le dice Quintero, vestida de rojo, de un rojo caliente, almodovariano, un rojo que es tela y biografía. Rocío, ese día más que nunca cree en lo que dice, y lo que dice tiene la forma y el timbre de las letras que canta. Comienza uno a convencerse de que Rocío ha cantado su propia vida, ha vivido lo que tantas veces ha cantado. Es en este encuentro de realidad y ficción en el que Rocío, en el que cualquier artista completo, encuentra su verdadera fuerza. Lo empieza uno a ver en su forma de describir el amor, de hacerlo con el convencimiento sin fisuras de una niña. De algún modo Rocío siempre fue aquella niña tempestuosa que, en palabras de Daniel Pineda Novo, “pide paz, aunque le encanta la guerra”. La niña que en sus riñas, le echaba tierra al café migao que le daba su madre. La mujer que empezó a salir al escenario “como salía a la calle, como las chicas de mi edad, con el pelo suelto”. Eso empieza uno a ver, eso de lo

que la Rocío de esta entrevista es fruto y fuente aún. Y empieza uno también, cuando arranca a llorar los restos de un amor muerto de tiempo, vestida de negro, a ver asomarse una garganta amplia y cálida, tallada en agua y gruta, una voz que vuela más alto en el canto a capela, una voz que uno imagina enhebrando en otra vida un aria entre los aires de un gran teatro. Es lo que más sorprende de Rocío Jurado, esa voz a la que Alberti le pedía que cantara, que cantara siempre. Acertadamente la compara el poeta con un viento, con una fuerza inagotable, infinita. Porque en la voz y en las palabras que salen de la boca de Rocío acierta a sentirse el rumor de un cauce antiguo, de una energía que, de cuerpo en cuerpo, ha ido lentamente modelando el alma humana con formas y anhelos que nos asustan, que a veces no entendemos o no sabemos someter, pero que están ahí como está, irreductible, el sol en los cielos. Y que a veces salen, como en ella, bajo la forma de un cuerpo, sembrando cada segundo de cristales y espejos. Es esa una fuerza que habita también los silencios. Y Jesús Quintero, que ha tejido su fama con los silencios y con lo que brota de ellos, deja callar y hablar y cantar a Rocío con una complicidad, por cierto, inusitada en él. Bromea, la hace quedamente rabiar, se sonríe a veces con un gesto bobalicón. 98

Está disfrutando, la está disfrutando, incluso cuando habla de sus días en Houston. Porque sí, también aquí, en la fría sala de un hospital, Rocío es Rocío, y convierte un TAC en un taconeo. El arte es esa brizna de hierba que crece entre el cemento. Y ella hace del dolor corporal un motivo más para acercarse a quienes sufren, para acercarla aún más al pueblo que es ella misma. A ese pueblo que sabe bien que “los dolores del alma dejan más huella que los del cuerpo”. Es de esas almas llenas de costuras y remiendos de las que se alimentan Rocío y el arte popular en el que los pechos son palomas dormidas y el amor agua fresca que burbujea y se desborda. La generación del 27, Quintero, León y Quiroga. Pasiones que se repiten en miles de variantes, títulos que Rocío desgrana poco a poco: “Lo sabemos los tres”, “Como las alas al viento”, “Contigo”. Y es inevitable: siempre al oírla el cuerpo se abre, vibra y se deshace. Hay un momento en el que Rocío dice, lúcida: “Haría las cosas de otra manera... pero no mucho. No puedo renunciar a como soy. Y aunque volvieran a fundirme, como se funden los metales, sería siempre yo”. Lo fue y lo sigue siendo, más allá de la muerte. Aún hoy los autores buscan su voz en los rincones, buscan para sus letras y para sí mismos, estoy seguro, una vida como la suya. También una vida.


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Rocío Jurado, sex-symbol

La ruptura del tabú, del corsé, su florecimiento, de crisálida a mariposa, arrambló con el cliché de la folclórica mojigata.

Por Antonio Valderrama

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La figura de Rocío Jurado es conocida universalmente en su forma más clásica: cantante excepcional y símbolo pop. A veces se le adjuntan otros calificativos, que redundan en esto: folclórica, diva, o el ditirambo tradicional de La más grande. Pero antes que todo eso, y prácticamente, desde su eclosión hasta la edad madura, Rocío Jurado también fue un icono sexual. Su belleza natural, sus formas, puramente femeninas, sus primeros trabajos cinematográficos, explotaron ese perfil, propio hoy de muchas de las más grandes figuras femeninas del Show Business: la mujer arrebatadora, la sugerente Eva que enseñaba e insinuaba. Coincidió con un momento histórico. En España, con el cambio de régimen, comenzaban a abrirse además las estrechas fronteras de la percepción social. Del rígido corsé puritano, al fenómeno del Destape.

“Yo, que tonta no era, me di cuenta de que para triunfar en la canción española tenía que aportar algo diferente”. En 1981 fue chica Interviú. Ser portada de Interviú, o salir en la revista, ser la protagonista de uno de sus números, es como el portazgo a pagar por todas aquellas mujeres que en España quieren trascender su condición profesional rompiendo la púdica

barrera de la modestia. “La democracia puso los chales en alcanfor. Cayeron las barreras del puritanismo y Rocío Jurado de España, entre velos y gasas, como una Cariátide de Chipiona, nos ofrece la generosidad de sus encantos en tenue filtro. Lo que no se llega a ver se transparenta, lo que se llega a ver deleita al más exquisito”. Las Cariátides son las famosas columnas que sostienen el entablamento del pórtico del magnífico Erecteion, en la Acrópolis de Atenas. En Interviú, a Rocío Jurado se la describía como una cariátide, estableciendo así la distancia cultural entre su cualidad simbólica de fetiche sensual, y la tosca presentación actual de sucesivas y fácilmente intercambiables participantes de Gran Hermano u otros realities que posan desnudas en esta misma revista, u otras. Ya en 1973, a punto de quebrar la horma moral dominante con su célebre actuación en Televisión Española cantando Soy de España, el periodista Agustín Trialasos le dedica en Diez Minutos una página pindárica. Los adjetivos y las expresiones laudatorias inundan el texto. Parece Nabokov describiendo a su Lolita. “Típica hembra andaluza”, “heredera en su sangre del misterio árabe”, “sofisticada por conveniencia, pura por ley, caprichosa o sumisa, vendaval tempestuoso y reposo del guerrero”, “Carmen y Sherezade”, “fusión instintiva de disciplina y desenfreno”, “flor en constante primavera”, “flor entre las flo101

res”, “conquistadora nata”, “la llama que ella enciende y hace arder la pasión, nunca puede apagarse con frío”. Empieza a perfilarse entre el almíbar, la silueta de Rocío Jurado, femme fatale. Lo que luego fueron Madonna, Cher, después Beyoncé, lo que termina en Miley Cirus, circunscrito al contexto sociológico de una España en abrupta transición desde lo viejo a lo nuevo.

“Soy capaz de hacer todo lo que sea estético y bello. ¿El erotismo? Eso está en quien mira” Esa imagen fue una construcción llevada a cabo a medias entre ella y la opinión pública. Los media y su legión creciente de admiradores, proyectaban sobre Rocío Jurado un halo de erotismo al principio, jocoso, un poco provinciano, aburguesado y prejuicioso, y ella se dejaba hacer. En 1975, en una entrevista con el mismo Diez Minutos, reconocía que “no me gusta venderme, no me gusta ir en contra de mis principios. Soy católica, apostólica y chipionera. Pero tampoco soy un ser ñoño, ¿eh?” La ambivalencia es consustancial a las mujeres que alcanzan el Olimpo de las artes escénicas. Rocío Jurado comenzó siendo lo que podría llamarse tonadillera, especialista en la copla nacional, pero su evolución era inevitable.


Su camino hacia el ser algo más implicaba la metamorfosis de la artista. “Gasto en vestuario un millón de pesetas” proclamaba en 1980. “Si tengo que poner al servicio de mi profesión las cosas que modernamente se ponen ahora, pues me las pongo y se acabó. Y si en un espectáculo o en una película tengo que hacer de prostituta, lo hago. Porque soy artista y de este oficio vivo y para él vivo. Soy capaz de hacer todo lo que sea estético y bello. ¿El erotismo? Eso está en quien mira”. Era una artista que no cabía en ninguna etiqueta, porque en su ánimo estaba superarlas. Actuaba en consecuencia. Un millón de pesetas, en España, en 1980, era como decir un potosí. Algo incalculable para un país que seguía siendo, sino pobre, austero. Y que, sobre todo, seguía pensando colectivamente como una nación pobre. Algunos años antes, el Barcelona se había gastado 60 millones en el fichaje de Johan Cruyff, y los que recuerdan aquello aún exclaman, ponderando el gasto: ¡60 millones de pesetas! “Yo, que tonta no era, me di cuenta de que para triunfar en la canción española tenía que aportar algo diferente. Y un día, para salir al tablao, me solté el pelo. Madre mía, cómo se puso doña Pastora, que si en su casa nadie salía con el pelo suelto, que si tal y que si cual... Porque entonces era costumbre que se bailara y cantara con moño y el típico traje de volantes y

canesú. Y yo, ya empezando a cantar sola, me dije: ¿Y por qué no canto vestida de calle, con elegancia, pero con un traje corriente? Y empecé a comprarme los trajes en Balenciaga y en Coco Chanel, y a peinarme en Durano Carita. Y me teñí el pelo de caoba. Y chales, y minifalda, y estábamos empeñadas hasta las cejas, pero yo poco a poco fui imponiendo mi estilo”. Su evolución artística se explica desde el desbastamiento de su sensualidad. Rocío Jurado decía que nadaba en las aguas que ella misma había elegido, “que no son precisamente una piscina, sino un océano”.

“Tengo una relación sensual con los espectadores. Es una comunión, vivo transmitiendo amor”. La ruptura del tabú, del corsé, su florecimiento, de crisálida a mariposa, arrambló con el cliché de la folclórica mojigata. A Pilar Eyre, en Interviú, le confesaba en 1982 que cada una de sus actuaciones era una eucaristía sexual con el público: una fusión física en el que ella lo dejaba todo. “Tengo una relación sensual, de sentido a sentido, con cada uno de los miles de espectadores que me contemplan. Me entrego siempre. Es una comunión, un acto sexual. Vivo transmitiendo amor, sensaciones”. 102

Y lo confesaba. Como confesaba también que “Tengo que hacer el amor con mi Pedro (Carrasco, el boxeador) cada día. Desde hace cinco, casi seis años”. Pilar Eyre la describía en términos parecidos: “su voz es aterciopelada y se convierte en un ronco susurro, en un jadeo cuando habla de cosas íntimas. Es decir, siempre. Porque todo se convierte en íntimo cuando lo toca esta mujer”.


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Una vida plagada de premios

Rocío Jurado cosechó reconocimientos en Chipiona, Andalucía, España, Europa y América tanto a nivel musical como personal y cultural.

Por Antonio David de Sardi Milán 104


Hablar de Rocío Jurado es, inevitablemente, hablar de un mito de la canción, es hablar de copla, de flamenco y de pellizco. También es hablar de tópicos, de una vida plagada de éxitos con momentos muy duros y, por último, de una carrera plagada de premios y reconocimientos allá por donde pisaba. Cantar fue algo habitual en su familia, lo cual fomentó que Rocío sintiese la llamada de la música desde muy temprana edad, realizando sus primeras actuaciones públicas en edad escolar. Su primer premio le vino en 1958, en un concurso radiofónico de Radio Nacional celebrado en Sevilla, y de manera totalmente casual al tener que acompañar a un tío suyo hasta la capital hispalense para visitar a la novia de éste, la cual estaba convaleciente en el hospital. Durante la visita coincidió con un chico de Chipiona, Ricardo Naval (Ricardín), el cual era primo de la locutora que conducía el concurso de radio. El famoso premio de RNE Sevilla y el del Villamarta. El concurso se celebró en varias sesiones por lo que tuvo que viajar varias veces acompañada por Manolito `el de la Huerta´ y su tío `Pililla´. La final fue en el Teatro Álvarez Quintero, y Rocío ganó con la canción “Mañana Sale” popularizada por Concha Piquer. Este premio constaba de doscientas pesetas, una botella de gaseosa y un par de medias de cristal. Años más tarde se presentó al I Festival de Cante

Jondo, en el Teatro “Villamarta” de Jerez de la Frontera donde ganó el premio “Pérez de Guzmán”; dotado con trofeo y veinte mil pesetas. Competía con artistas de primer nivel como `Jarrito´, `Terremoto de Jerez´, Paco Aguilera y `Los Chiquitos de Algeciras´, como se denominaban por aquel entonces Pepe y Paco de Lucía. Internacional: nominación Martín Fierro y premio Patio Faroles. Ya en la década de los años sesenta, Rocío Jurado está viviendo en Madrid, son años frenéticos, pues pasa de actuar en tablaos y acompañar a artistas de primer nivel, como Pastora Imperio, Gitanillo de Triana, Manolo Escobar, Manolo Caracol, etc. a grabar varias películas, actuar en televisión y realizar sus primeras giras por Sudamérica, alcanzado la fama de manera muy rápida. En unan de sus primeras giras por Argentina, grabó varias películas para la televisión nacional, las cuales desaparecieron debido a un incendio en los estudios donde fueron grabadas. Entre los filmes grabados destacó “De España la Cielo” nominada a un Martín Fierro, uno de los premios más prestigiosos del país, años más tarde recibió el reconocimiento del Canal 9 de Argentina, por su actividad artística. Tras estrechar lazos con Argentina, México fue el siguiente país donde Rocío continuó cosechando reconocimientos a su carrera por América latina. Aquí se le concedió el premio Patio Faroles (1973). 105

Creciente popularidad en España y reconocimientos en su Chipiona natal. Mientras tanto en España, había sido reconocida como Lady España en 1967, lo cual ayudó para que fuese conocida a nivel europeo. Huelga decir, que en este premio tuvieron mucho que ver su inseparable Juan de la Rosa e Hilario López Millán, quienes demandaron para ella este reconocimiento del que sin duda alguna era merecedora. Al año siguiente se le concede, en Chipiona, la Parra de Oro del Festival del Moscatel y cinco años más tarde, en 1972, es nombrada Personaje Popular del año, en España y en 1976 se inaugura la Avenida que lleva su nombre en Chipiona y que sería años más tarde rematada con un monumento realizado por Juan de Ávalos. Se consolida en América: Quijote de Oro y Voz del Milenio. La década de los años 80, fue el momento en que Rocío Jurado alcance el cénit de su carrera musical. Unos años antes se empieza a fraguar un cambio en su estilo musical, evolucionando desde la copla hacia canciones más melódicas tipo baladas con las que consiguió convertirse en la artista española que más discos ha vendido. Discos como “Rocío” (1975), “Amor Marinero” (1976), “De Ahora en Adelante” (1978), “Por Derecho” (1979); Señora (1980), y “Como Una Ola” (1981), le abrieron, definitivamente, las puertas de toda América, incluido Estados Unidos y Canadá.


Es durante la década de los años 80 y la de los años 90, cuando se intensifica su relación con Estados Unidos, destacando su relación con Miami, lugar donde fijó su residencia en América. La actuación en el Madison Square Garden de Nueva York, en 1979, donde cantó ante 22.000 personas, marcó un antes y después en su carrera artística en Estados Unidos, ya que le permitió que se abrieran

ser la artista que más vínculos estableció entre el Viejo y el Nuevo Continente, aunque será en el año 1988 cuando reciba uno de los premio más significativos de su carrera, el premio “América”, dado por primera vez a un artista de habla hispana en la figura de Rocío Jurado. Este premio estaba vetado a los hispanos, y se entregaba en Las Vegas (Nevada) en el hotel Cesar Palace. Durante este periodo, no

150 DISCOS DE ORO

las puertas artísticas del país norteamericano para Rocío Jurado. En 1983, se le reconoce la labor como miembro del jurado en el desfile de Miss Universo en St. Louis. Cuatro años más tarde, en 1987, recibió el Quijote de Oro, un premio por

cesó de recibir reconocimientos de la ACE (Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York), hasta un total de diecisiete, alcanzando su máxima expresión en el año 2000, donde se le otorga el reconocimiento de la Voz del Milenio. En Nueva 106

York también se le concede el premio 'La gran manzana' de Nueva York (2001) y premio a la Trayectoria profesional en Nueva York (2003). Una relación especial con Miami. Si nos centramos en los reconocimientos otorgados por el estado de Florida y, más concretamente la ciudad de Miami, donde estableció su residencia, los premios y reconocimientos más destacados son: la Llave de la Ciudad de Miami, la Llave Metropolitan Made County Florida (DADE); The International Award to Tourist and Hotel Industry, 1981; XX Aniversario en el Exilio Colegio Médico Cubano libre, A Rocío jurado como Superestrella Internacional de la Canción; Hija predilecta de Miami en 1985; Reina del Carnaval de Miami, 1986; SIN de plata, máximo galardón de la televisión estatal; Miami Beach, World‘s Playground. En el año 1990, recibió el Premio súper Q a la artista de la década Miami, también recibió una estrella en la Calle 8 de Miami y se declaró el día de Rocío Jurado, que recae en el 19 de octubre. Un año más tarde, se la nombra Cantante Hispana de la Década. El reconocimiento del Metropolitan Dade County como Embajadora de Buena voluntad, se le concede en 1999; y el Premio OPI, en reconocimiento a su labor artística se le dará en el año 2003. Señora de la canción en Sudamérica. Otros premios recibidos en


Hispanoamérica son la Bandeja de plata de Radio de Colombia (RCN) A la Señora de la canción. Medellín, 1981; Huaces de Oro de Panamá, 1983; el 'Guaicapuro de Oro', dado en Venezuela en 1985, Reconocimiento del Club de Amigos de Rocío Jurado en Puerto Rico, 1987; Artista Internacional del año en Puerto Rico (3 veces); Artista Internacional de República Dominicana (2 veces).

En 1984 recibió la Medalla de Oro al Mérito Turístico en Chipiona y el título de Andaluza Universal. Dos años más tarde, en 1986, recibió el premio “Populares” en la especialidad de la música, y la Medalla de Plata de la Junta de Andalucía. En los noventa es nombrada “Andaluza del Año” (1990), Embajadora de la provincia de Cádiz 1999 e “Hija Predilecta de la Provincia de Cádiz“, 1999;

63 DISCOS DE PLATINO

Premios en España que trascienden lo musical. España no fue menos, y también siguió cosechando éxitos artísticos que se fueron traduciendo en premios y distinciones que iban desde lo local hasta los máximos reconocimientos a nivel nacional.

aunque su mayor reconocimiento “la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes”, le fue entregado en 1996, de manos del Rey de España, Don Juan Carlos I en Auditorio Manuel de Falla, de Granada.

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Ya en la década del 2000, en Chiclana de la Frontera, se le entrega la insignia de Oro de la Ciudad y firma en el Libro de Honor como Hija predilecta de la Ciudad; al año siguiente se la nombra “Miembro honorífico del Foro Iberoamericano de las Artes”. Durante el año 2006, se le concedió la “Medalla al mérito del Trabajo”, meses antes de su fallecimiento. Ese mismo año, ya fallecida, fue nombrada “Hija Adoptiva de la Ciudad de Cádiz” y en el año 2007, se le nombra “Hija Adoptiva” de la provincia de Sevilla. Como colofón podemos decir que Rocío, a lo largo de su vida, grabó 23 EP y 35 LP, colaborando con otros artistas en 20 discos, y participando en alrededor de 150 recopilatorios. Esta prolífica carrera ha dado como resultado una serie de reconocimientos, que se traducen en 150 discos de oro y 63 discos de platino que aún hoy siguen haciendo las delicias de millones de fans por todo el mundo.


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Crónica de un hasta luego

Muchos se atribuyeron el descubrirla, pero quien primero confió en ella fue Rosario Jurado, su madre.

Se nos fue Rocío. Más bien, nos dijo hasta luego. Las páginas de los diarios se llenaron de tópicos. Decían que era la más grande. En este hasta luego podríamos decir que sí, que era la más grande y la única. Como las grandes artistas, Rocío no se parecía a nadie. Era ella misma en esencia, un fenómeno de la naturaleza. Un monstruo sagrado. Era Rocío aquella sencilla chiquilla que un buen día ganó un concurso de Radio Sevilla. Aquella joven que se fue a Madrid a probar fortuna y resultó que la Gran Vía se le quedó pequeña. Esa joven atrevida que con su voz, su arte y su desparpajo, hizo palidecer a la misma Concha Piquer.

Texto: Juan Mellado Fotografía: Gracia Núñez 109


Se nos ha ido en Chipiona, el personaje, la persona más importante que haya dado la historia de esta villa. Se nos ha ido también el ruiseñor de Andalucía, la cantaora de España. Irrepetible. Muchos se han atribuido el haberla descubierto, pero quizás quien primero la descubrió y confió en ella fue una entrañable persona, una gran mujer, Rosario, su madre. Años después Rocío cantó una desgarradora canción a su madre escrita por Manuel Alejandro, una de los más bellos temas que se hayan podido escribir sobre una madre que se nos fue.

Algo se me fue contigo,madre, algo se me fue prendido en las alas de tu alma o en tu último suspiro esa eterna madrugada, algo se me fue contigo, madre. algo siento que me falta, las raíces de mi vida, en tu vientre se quedaron, en la tierra que tú abonas, algo mío te acompaña, Algo se me fue contigo, madre las raíces de mi vida y de mi sangre. Algo se me fue contigo, Rocío Jurado (compuesta por Manuel Alejandro).

El tópico de ser nuestra más universal embajadora nunca ha dejado de ser verdad. Chipiona es en España y en el mundo otra cosa después de aparecer Rocío Jurado en escena. Desde su aparición Chipiona dejó de ser aquel pueblo de marineros y viñedos, olvidado del mundo y casi en el último confín. A partir de ella se decía Chipiona y a continuación Rocío Jurado. Se decía Rocío Jurado y a continuación Chipiona. Nunca una artista de sus características elevó tanto y a tan buen nivel el nombre de su pueblo.

en la que podía hacerlo sin que la molestasen. Aquella Rocío, que ya famosa soñaba con

No se puede evaluar en euros la campaña de publicidad que Rocío Jurado hizo de su pueblo en toda su carrera. Incluso sin saberlo cuando cantó “El clavel” defendía uno de los valores económicos más importantes de Chipiona. Rocío y Chipiona. Chipiona, Rocío y su Virgen de Regla. Nunca se perdía esa cita obligada cada 8 de septiembre en esa renovada acción de gracias que cada año le tributaba a su patrona. Desde que Rocío dijo `hasta luego´ la imagen de la Virgen sigue pasando a las puertas de su chalet “Mi abuela Rocío”. Nadie se percata pero, a buen seguro, ellas se dan un beso, un abrazo de amigas. Detalles de mujeres sencillas. Como lo fue siempre Rocío a pesar de haber paseado escenarios por todo el mundo y haber sido recibida por mandatarios y embajadores. A pesar de ello Rocío disfrutaba barriendo la puerta de su chalet de madrugada, a la única hora

poder comerse un cartucho de pipas entre los eucaliptos de Villacañas. Nunca dejó de ser esa muchacha sencilla que un día marchó de Chipiona con una mano delante y la otra detrás. En definitiva, como ella cantaba “y es que te quiero tanto pueblo mío, que donde quiera que vaya te llevo conmigo”.

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No se puede evaluar en euros la campaña de publicidad que Rocío Jurado hizo de su pueblo en toda su carrera.


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“Todas las artistas han de tener su propio sello, aunque sea de Correos”. La frase es de Gracia Montes, pero bien sirve para ilustrar el reconocimiento que recientemente se le ha otorgado, diez años después de su fallecimiento físico a la cantante y polifacética artista chipionera Rocío Jurado. Según la sociedad estatal de Correos y Telégrafos, se trataba de una distinción muy merecida. En cierto modo, cabe entender, era casi una deuda pendiente ya que desde 1996 otros como grandes genios de la música andaluza como Paco de Lucía, Camarón o Lola Flores habían contado con este reconocimiento post mortem o en vida como José Mercé y Cristina Hoyos. En la información corporativa emitida por la sociedad postal se hablaba de que éste no era un sello cualquiera sino un sello editado en un pliego premium que es su particular homenaje a una de las figuras más relevantes de la copla. “Género que revitalizó con actuaciones llenas de energía, tanto por su impresionante voz como por su enorme presencia escénica”. Este reconocimiento entronca con la tarea de difusión de artistas ligados al flamenco en mayor o menor medida. Lo cierto es que Rocío era mucho más que flamenco, pero cuando agarraba en el cante cualquiera de los palos de este género musical, ejecutaba con una gran maestría. Los comienzos

de Rocío, de hecho, estuvieron ligados al flamenco. “Voz, rostro y temperamento. Todo parece brillar ante el poderío de una mujer que fue construyendo su carrera a golpe de trabajo. Infatigable y siempre entregada a un público que la siguió durante su carrera y que hoy, diez años después de su desaparición, continúa recordándola como la gran artista que fue. [...] Rocío era la fuerza y la elegancia en el escenario, alternaba la bata de cola con los trajes de noche aportando así un toque sofisticado al puritanismo que siempre había rodeado al mundo de la copla y el flamenco.”, se dijo desde Correos tras presentar en público el sello en el Teatro Real de Madrid.

Correos homenajea a Rocío Jurado a propuesta de Amalio González, empedernido filatélico de Chipiona. La historia de un empeño personal Más allá de las informaciones oficiales, como en casi todas las cosas, hay detrás de esto una intrahistoria alejada de los focos y los flashes de las cámaras. Es la que protagoniza Amalio González, un ciudadano de a pie que ha estado luchando durante 114

año y medio para que este sello viera la luz. “Colecciono sellos desde hace más de veinticinco años y me di cuenta que artistas que fallecían después tenían su sello y Rocío no”, declaraba a los micrófonos de Radio Chipiona. Por carta, a la antigua usanza, en noviembre de 2014 Amalio se dirigió a Correos para exponerle el asunto. Tras reunirse en mayo de 2015, la comisión filatélica del Estado aprobó la emisión del sello para y así se lo hicieron saber a Amalio. “Entonces, le escribí una carta de agradecimiento y le pedí si fuera posible que la presentación se hiciera en Chipiona, pero no fue así”, explica Amalio. No obstante, el pasado 22 de abril de 2016, en el Teatro Real de Madrid, Amalio González vio su sueño hecho realidad. Correos, que le invitó personalmente a asistir al acto, presentaba el sello ante la emoción de los presentes. “Es un sello maravilloso, una obra de arte. Sólo puedo expresar mi gratitud y sentirme orgullosa de ser su hija”, afirmó Rocío Carrasco.La voz de Miguel Poveda puso el broche de oro en un día en que Rocío Jurado volvió a ser protagonista. Seguirá recorriendo el mundo. Ahora también, y para siempre, en miles de misivas.


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Rocío Jurado y el moscatel de Chipiona Texto: Cristóbal Santos Sáenz. Fotografía: Antonio Castro Dentro de su papel como embajadora de Chipiona se ha mencionado la muy especial relación de Rocío Jurado con la Virgen de Regla, el faro de Chipiona o el Santuario. Menos referida es su vinculación con otro de los emblemas de Chipiona: el vino moscatel. En sus letras podemos encontrar distintas referencias a la importancia del dulce caldo chipionero. “Corazón de vino y sal [...] yo no lo exagero a usted, es lo mejor de Chipiona con su vino moscatel”, cantaba en Lo mejor de Chipiona. También en un tanguillo que interpreta de forma magistral desde su casa en un vídeo que anda rulando por Youtube podemos oír cómo ensalza las excelencias del vino moscatel que tanta fama ha dado a Chipiona con bodegas como las

de César Florido, Cooperativa Católico Agrícola o José Mellado Martín. “Es tu vino en España de lo mejor, eso no me lo han dicho que lo sé yo”. Precisamente esta última bodega de la familia Mellado Martín, sacó al mercado una edición especial de su moscatel con el nombre de la artista chipionera. Este moscatel, ya retirado del mercado, es hoy una pieza de coleccionista. La artista, y su entonces marido Pedro Carrasco, siempre estuvo muy vinculada a la familia de José Mellado con quien compartió amistad y cuya bodega solía visitar cuando venía a Chipiona. Buena prueba de ello son, además de la mencionada edición de moscatel embotellado con el nombre de la cantante, las fotografías que el propio Mellado conserva en su bodega con la artista y la firma que orgullosamente luce en su añeja bodega 118

bajo la frase: “En esta bodega está la gracia de Dios”. Rocío Jurado incluso llegó a hacer su incursión en el negocio del vino, pues con el asesoramiento del mencionado bodeguero local y junto a su marido Pedro Carrasco, elaboraron vino para el marco de Jerez desde su finca el Administrador, ubicada en Torrebreva. Por último, es muy reseñable la aparición de Rocío Jurado como artista de renombre dentro de las fiestas locales del Moscatel, que tanto auge tuvieron en los setenta, ochenta y principio de los noventa. Aunque hoy estas fiesta son casi parte del recuerdo, al menos en su versión más grandilocuente (festival incluido) quedan en nuestra retina las grandes actuaciones ofrecidas por Rocío Jurado para deleite del público chipionero en el marco de esta festividad.


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