La novela mรกgica Mar Feijoo
Yo no sabía que lo era, pero lo era. Era más mágica que la varita de un mago. Bueno, lo mejor es que empiece por el principio. Era un día normal y corriente. Habíamos ido a visitar a unos amigos a su casa de campo. Mi hermanito David estaba apelmazando una bola de barro para hacer un muñeco mientras yo me ponía a dibujar flores y animales. - İDavid, parece que estás matando a alguien! - No, al contrario, İlo estoy creando! –le miré por encima y me fue imposible no ver las manchas de barro que tenía en al ropa. “Mamá estará contenta” pensé. - Me voy adentro, İbarrillo con piernas! -Vale, pero luego no te lamentes de que ensucie tus dibujos. Al entrar en la casa oí que Ricardo estaba hablando sobre un libro para mí. -¿Qué libro? - Oh, un libro que te van a prestar para que leas –dijo mi padre. -Este es –me dijo Sofía, la mujer de Ricardo. Era un tocho con cubiertas azules. -Bueno, ya es hora de que nos vayamos. Coge el libro, Mar.
Al llegar a casa, era muy tarde, así que nos fuimos a dormir. Yo me puse a leer la novela y pasado un tiempo, vi extrañada que a partir de un punto las palabras desaparecían. Llegó un momento en que las páginas estaban en blanco. Sin darme cuenta me quedé dormida. El sueño que tuve parecía nunca acabar y cuando finalmente lo hizo se me apareció un personajillo muy raro. Al llegar el día, lo dibujé. Muchas noches pasaron iguales a esa hasta que en un sueño, el personaje, un viejo debilucho con largas barbas blancas, me dijo que buscase la cueva de las mil palabras. Acto seguido miles de palabras pasaron por mi mente formando una preciosa historia. Por la mañana la novela había desaparecido y cuando pregunté por ella, nadie sabía de su existencia. FIN
Mar Feijóo Bandeira Lisboa, 17 de septiembre de 2014