Hansel y Gretel En el bosque prohibido
Luis Torres
Érase una vez dos chicos llamados Hansel y Gretel que vivían en una pequeña casa en un árbol, en un bosque. Una vez, ellos quisieron explorar el bosque pues su padre les había dicho que en él había muchos secretos. Y así fue. Los dos, un día por la mañana, fueron hacia la zona más oscura de ese gran bosque. Cada uno llevaba un trozo de pan para ir dejando miguitas y así evitar perderse. Horas después Hansel y Gretel estaban enfrente de un tablero de madera que decía: “ No se puede pasar - está prohibido”. Hansel no quería pasar, pero Gretel le animó y siguieron su camino. Más adelante, empezaron a oír unos ruidos y, entonces, un águila gigante, negra y blanca, los cogió y los llevó a una casa.
Gretel aún no se había despertado, pues se durmió en las garras del águila, pero Hansel ya estaba explorando aquella casa. Era pequeña, llena de máquinas con líquidos verdes y rojos, una mesa de madera y, al fondo, una pequeña cama donde estaba dormida una pequeña bruja. El águila estaba al lado de la cama, vigilando a Hansel. Gretel se había despertado y le preguntó a Hansel qué había pasado pero, segundos después, la bruja se despertó, los cogió, se transformó en un murciélago gigante mayor que el águila y los puso encima de un agujero con un líquido venenoso azul oscuro y les dijo que si iban allí, ganarían poderes mágicos. Ellos creyeron que era verdad y entonces se tiraron a ese agujero. Si nadie hubiera aparecido ellos estarían muertos pero yo, Miguel Orca, un humano con capacidades ultra poderosas, aparecí y les salvé de una muerte súbita. Cuando los llevé de vuelta a su casa, les conté quien era yo y quien era la bruja y les dije estas simples palabras:
“Prohibido es prohibido y prohibido es aquel bosque, pues dice una leyenda que una bruja se murió al entrar en aquel bosque y ahora su espíritu quiere matar a todos los que allí entren. Yo me fui y Hansel y Gretel aprendieron una lección que nunca olvidarán.