Una mascota especial

Page 1


LA MASCOTA ESPECIAL Érase una vez una niña que se llamaba Clara. Ella tenía una mascota muy especial: el hipocampo. Al hipocampo, había varias cosas que no se le podía hacer , tenía unos cuidados muy especiales. Por ejemplo, si alguien le hacía cosquillas se reía tanto que se ponía loco. Se escapaba de su acuario e iba a buscar algo que le interesara. Clara se fue de vacaciones y dejó al hipocampo con su mejor amiga, Cristina. Le explicó todos los cuidados que había que tener con el caballito de mar pero… digamos que Cristina no tenía muy buena memoria. Se olvidó de todo y al darse cuenta se asustó. Claro que sólo se asustó por unos segundos porque en seguida cogió su ordenador y buscó todo sobre el hipocampo. Esto fue lo que encontró:  Nunca des de comer al hipocampo después de media noche.  No cambies su agua muy a menudo.  Al hipocampo le encanta divertirse. Y muchas otras cosas sobre el hipocampo. Pero Cristina seguía preocupada y no quería que al hipocampo le pasara algo, entonces, siguió buscando…  Hipocampo: pez marino que tiene la cabeza parecida a la de un caballo y que nada en posición vertical. También se le llama caballito de mar. Después de ver la definición de “hipocampo”, Cristina decidió que no iba a buscar nada más. Como en la primera página en la que Cristina buscó “hipocampo” decía “Al hipocampo le encanta divertirse”, ella pensó que divertirse era hacer que el animal se riera… Pensó en varias maneras de hacer reír al hipocampo pero no se le ocurría ninguna idea suficientemente buena. Hasta que…


-¡Ya sé!-dijo Cistina- Voy a hacerle… ¡cosquillas! Así que puso el dedo meñique en el agua del acuario. Tuvo un buen presentimiento. Sabía que, cuando acabase de hacerle cosquillas, llamaría a Clara para contarle cuánto se había reído Hip, el hipocampo. Y por una parte tenía razón, por otra… El hipocampo empezó a empujar el acuario, éste se cayó al suelo y se rompió. Hip se estaba muriendo asfixiado así que Cristina lo puso en el váter. El caballito de mar se escapó y consiguió andar (o hacer aquello que hace cuando anda) hasta la cocina. Encontró algo blanco con granos dentro. -¡No mires el azucarero Hip, no tiene nada para ti! -gritó Cristina- ¡Te vas a quedar diabético si sigues mirándolo! Él no la oyó, aunque ella estaba gritando. Saltó tan alto que se cayó dentro del azucarero y nunca más consiguió salir. -¡Nooooooooooo!- gritó Cristina. No se lo podía creer. Pobre Clara, Hip era su animal de compañía desde los 13 años y ahora, con 21 años, lo había perdido para siempre. Cristina era una chica muy honesta. Cogió el teléfono y llamó a Clara. Ésta se esperaba buenas noticias pero con lo que su mejor amiga le había dicho… Empezó a llorar… ¿Qué iba a decir a sus padres? Hacía algún tiempo, Clara había dejado de hablar con ellos y ahora, vivía en una casa alquilada cerca de un parque. Sus padres, Javier y Flor, habían encontrado a Hip en ese parque y decían que era la mejor cosa del mundo. Pero cuando Clara dejó de hablar con ellos y cambió de casa, la dejaron llevar a Hip, prometiendo que no le haría nada malo pero… ¿Cómo podía saber Clara que su mejor amiga tenía poca memoria?


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.