R1 REVISTA_Regional 1 CAPC. Número 3.

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R1

REGIONAL UNO COLEGIO DE ARQUITECTOS DE LA PROVINCIA DE CORDOBA

ISSN

3

2618-320X

2019

2020

A.1 A.1—7 A.1—8 A.1—9 A.1—10

A.2 A.2—3

B.1 B.1—3

Casas Marco Rampulla Maricruz Errasti Pablo Carballo Javier Barrera Esteban Lozada Federico Litvin

Córdoba Moderna Sebastián Malecki

Entrevista Diagonal / Carlo Barbaresi Román Garabano Santiago Canén Nazario Páez Ferreyra

C.1 C.1—1

C.1—2

Caja de Textos Alejandro Cohen Soledad Patiño Martín Benavidez

C.1—3

Paola Arce Liza Arriazu Agustín Cano

C.1—4

Taller Diseño Cooperativo Alberdi

D.1 D.1—2 D.1—3

/ Las políticas urbanas de Taboada

Desplegables Daniel Antonio Martínez Suárez Agustín Gagliano


R1

ISSN 2618-320X

Laprida 40, 5000——CBA

EQUIPO EDITORIAL R1 REVISTA

REGIONAL 1 (2017——2019)

Arq. Román Garabano Arq. Agustín Cano Arq. Nazario Páez Ferreyra Arq. Santiago Canén Arq. Tomás Spina Arq. Celina Caporossi

PRESIDENTE Arq. Peralta, Diego Edgardo SECRETARIA Arq. Lopez Lara, Yolanda Del Valle

GUÍA DE LECTURA

TESORERO Arq. Prado, Simon Rodolfo VOCALES TITULARES Arq. Zaya, Silvana Mariela Arq. Sanchez, Gabriel Fernando Arq. Allub, Paula Marian Arq. Quevedo, Mauro Joaquin Arq. Ferrero, Natalia VOCALES SUPLENTES Arq. Micolo, Gustavo Noe Arq. Ayesa, Maria Pia DELEGADOS A JUNTA DE GOBIERNO TITULARES Arq. Moiso, Enrique Angel Arq. Falu, Ana Maria Arq. Jabif, Jose Nestor Arq. Sole, Graciela Mercedes Arq. Cohen Arazi, Moises Alejandro Arq. Ponssa, Carolina Arq. Garabano, Roman Anibal Arq. Meinero, Maira Fernanda Arq. Degutis, Ricardo Daniel Arq. Blasco, Elsa Del Carmen Arq. Peralta, Pablo Javier Arq. Mendieta, Adriana Esther SUPLENTES Arq. Alarcia, Joaquin Arq. Viñas, Elisa Rosa De Las M. Arq. Mullins, Jeronimo Arq. Bertello, Carina Fernanda Arq. Naidich Ballester, Benjamin Arq. Maschio, Paola Geovanna Arq. Pardina, Matias Arq. Rodriguez, Daniela Bibiana Arq. Martinez Arce, Juan Cruz Arq. Lopez, Claudia Sabina Arq. Lange, Marcelo Oscar Arq. Larovere, Rossana Mariel COMISIÓN REVISORA DE CUENTAS Arq. Olmedo Paz, Juan Bautista Arq. Buffa, Rosana Belinda Arq. Cervantes, Rodolfo Emilio

QUÉ ES R1 R1 es una plataforma que busca ampliar y profundizar los debates de la arquitectura y la ciudad en el ámbito de la Regional 1 del Colegio de Arquitectos de Córdoba. Tiene el objetivo de acercarse a los matriculados, proponiendo nuevos debates y enfoques. Pensamos en escala global, hacemos en escala regional. Organizada en cinco secciones:

CASAS Sección dedicada a arquitectura doméstica contemporánea en un formato simple y preciso. Con el objetivo de recuperar y poner el valor los planos técnicos como lenguaje arquitectónico.

CÓRDOBA MODERNA Cordoba Moderna es un proyecto de investiacion —radicado en la FAUD UNC— que propone relizar una historia cultural de la arquitectura a partir de interrogarse por los vinculos entre la cultura arquitectinica “moderna” y la cultura urbana de Cordoba.

ENTREVISTA DIAGONAL Partiendo de la cruza entre actores de intereses complementarios o contrapuestos, en Entrevista Diagonal se propone indagar sobre estos instrumentos y los actores involucrados en los diferentes estratos que componen las discusiones en torno a la ciudad.

CAJA DE TEXTOS Esta sección es una invitación a escribir. Busca democratizar el espacio papel, dando la oportunidad a todos de expresarse. Es el lugar para la expresión de todos los colegiados.

DESPLEGABLE Es una hoja en blanco. Es un espacio sin un formato preciso, que tiene como objetivo rescatar otras expresiones distintas a la escritura o el plano técnico, un espacio para la búsqueda.


Carta del presidente

El lanzamiento del tercer número de nuestra revista R1 marca un hito. Hace tres años salía de imprenta el primer ejemplar de este proyecto editorial. Hoy podemos afirmar que se cierra una primera etapa de crecimiento y consolidación. Esta revista se ha transformado en vocera y portavoz de la Regional 1 del Colegio de Arquitectos de Córdoba. Estamos muy contentos de que ésa sea la referencia de nuestra Regional, deseándole una amena lectura a nuestros colegas. Fieles a nuestra propuesta editorial, buscamos poner en foco viejos y nuevos debates sobre nuestra ciudad y arquitectura. De la mano de la “Entrevista Diagonal” charlamos con el arquitecto Carlo Barbaresi, revisitando su larga trayectoria en la arquitectura pública y privada de nuestra ciudad. Asimismo revisitamos el Río Suquía, tema de discusión y proyecto a lo largo de los años que hoy más que nunca nos plantea la siempre bienvenida pregunta: ¿Qué tipo de ciudad queremos? Aprovechamos este tercer lanzamiento para invitarlos a todas y todos a sumarse a este proyecto colectivo que crece y se expande.

Diego Peralta Presidente Regional 1 Colegio de Arquitectos de Córdoba

Editorial

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Córdoba Moderna Las políticas urbanas de Taboada (...)

CÓRDOBA MODERNA Las políticas urbanas de Taboada en la ciudad del post Cordobazo A.2—3 a

33’ 6570

Sebastián Malecki

1 En mayo de 1969 se produjo la revuelta urbana conocida como el Cordobazo. Ante el paro convocado por la Confederación General del Trabajo (CGT) nacional para el 30 de mayo, la CGT local decidió hacerlo por 38 horas, comenzando el día 29 con un abandono de tareas y una manifestación por el centro de la ciudad. La protesta fue coordinada entre los sindicatos y el movimiento estudiantil que se plegó al paro con sus propias demandas. El 29 por la mañana, cinco grandes columnas de obreros y estudiantes buscaron avanzar hacia el centro de la ciudad, encontrándose pronto con la represión de la policía, que causó el primer muerto. Esto enardeció los ánimos y la policía se vio rápidamente superada y terminó por retirarse del área central. Para después del medio día, se habían levantando barricadas en diversos sitios, con el apoyo decidido de los vecinos. Hacia la tarde, el Ejército avanzó sobre la ciudad para recuperar el control pero se topó con diversas resistencias —como la de las barricadas o del apagón realizado por el sindicato de Luz y Fuerza— que dificultó su cometido. Aunque con mucha menor intensidad, los enfrentamientos continuaron hasta la tarde del día 30, sobre todo en el barrio estudiantil del Clínicas y en algunas barriadas obreras de la periferia. Según James Brennan (1996: 198), “edificios humeantes y esqueletos carbonizados de autos, calles salpicadas con fragmentos de vidrios y barricadas y hogueras de uno a otro extremo de Córdoba daban la apariencia de una ciudad en guerra”. En lo inmediato, el Cordobazo supuso el reemplazo de las autoridades provinciales y municipales pero también dejó herido de muerte al Gobierno nacional de Juan Carlos Onganía, que cayó un año después. Prontamente, la revuelta urbana se constituyó en uno de los principales hitos del ciclo de radicalización política que afectó a la Argentina hasta mediados de la década del setenta. Mucho se ha estudiado sobre las condiciones que lo hicieron posible y sobre algunas de sus consecuencias, pero todavía es poco lo que se sabe sobre lo que pasó con la ciudad en el post Cordobazo. En el presente artículo me propongo indagar los tiempos inmediatos a la revuelta, más específicamente, me interesa centrarme en las políticas urbanas de la breve intendencia del arquitecto Hugo Taboada (1969—1970) y en la circulación local de las ideas relativas a la ciudad y el urbanismo. De las primeras se destacan el establecimiento de manos únicas en calles y avenidas, la refuncionalización de plazas y la peatonalización del centro, que tuvieron un alto impacto en la ciudad. Ahora bien, ¿por qué, ante la situación que había quedado la ciudad luego del Cordobazo, la respuesta del


Imágen (I) : Portada revista Jerónimo, año 3, número 35, 1971.


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Córdoba Moderna Las políticas urbanas de Taboada (...) Intendente parece haberse reducido a esas iniciativas? ¿Cómo entenderlas? Si ante lo que fue una de las mayores revueltas urbanas de la historia Argentina dichas propuestas parecen de baja intensidad, mi hipótesis es que deberían entenderse, en todo caso, como una “solución de compromiso” entre las ideas circulantes en la cultura arquitectónica local y las posibilidades que ofrecía el gobierno de la “Revolución Argentina”. Y me refiero a una solución de compromiso porque ante lo que podría haber sido algún tipo de política urbana represiva, la reacción del municipio puede ser entendida como un intento de reconstitución del espacio urbano. Búsqueda de reconstitución que debe ser enmarcada en un estado del debate sobre lo urbano en la Facultad —donde participaban los técnicos del municipio— en el que además se produjo una de las mayores experiencias de radicalización de las universidades argentinas con el Taller Total (1970—1975). La distancia entre estos debates y aquellas propuestas, quisiera argumentar, respondía menos a diferentes concepciones sobre lo urbano —que las había— que a las posibilidades que ofrecía una gestión estatal signada por la inestabilidad pero que requería agilidad y eficiencia inmediata. Por otra parte, manos únicas, refuncionalización de plazas y peatonalización del centro podrían ser entendidas, tomando en préstamo libre la expresión de Ernst Bloch, como la “simultaneidad de lo no simultáneo” ya que respondían a diferentes momentos de los debates urbanísticos a nivel internacional. Efectivamente, mientras la preeminencia del automóvil como parte del repertorio de soluciones del urbanismo funcionalista —que había plagado de avenidas y autopistas a las ciudades de Europa y Estados Unidos— estaba siendo ampliamente criticado desde los sesenta, las áreas peatonales, por el contrario, habían surgido como respuesta a la revalorización de la calle y el espacio público en los debates arquitectónicos posteriores a la segunda guerra mundial, ganando notoriedad sobre todo hacia mediados de los sesenta. Si en Córdoba ambas soluciones podían aplicarse como parte de un mismo plan fue por el acelerado proceso de crecimiento urbano que requirió proponer soluciones que, en otras ciudades, se realizaron de modo escalonado en el tiempo. Pero lo más interesante del caso cordobés es que aquellas propuestas fueron presentadas con un sentido inverso al que tenían en el debate internacional: mientras las intervenciones viales se veían como símbolo de modernidad, progreso y eficiencia, las peatonales eran propuestas bajo la imagen del livingroom, que remitía a lo doméstico y lo familiar y, así, como un intento de reconstitución de una comunidad que el Cordobazo había roto.

2 Luego del Cordobazo, el proyecto del gobierno militar autodenominado “Revolución Argentina” entró en crisis, poniendo en evidencia tensiones y contradicciones que se habían mantenido latentes desde su comienzo en 1966. Pero si Onganía no fue desplazado inmediatamente se debió, como señala Guillermo O’Donell (2009), a que las corrientes liberales y nacionalistas de las Fuerzas Armadas no se pusieron de acuerdo sobre la forma y el momento para hacerlo. Con la intención de descomprimir la situación en la provincia y de generar ciertos consensos civiles, el gobierno nacional se dispuso a otorgar algunas gobernaciones provinciales a civiles o militares que tuvieran predicamento en la sociedad civil (Pons, 2017: 351). Este fue el caso del nuevo gobernador de Córdoba, el Comodoro Roberto Huerta. Quien, a su vez, designó a Hugo Taboada como Intendente de Córdoba. 1 Enrolado en los sectores desarrollistas que habían apoyado a Frondizi, Taboada compartía con Huerta —que en 1958 fue secretario de Armas de Frondizi— no sólo sus simpatías nacionalistas sino que también convergieron en el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), siendo candidatos a Intendente y Gobernador por este partido en las elecciones de 1973. Según hemos podido reconstruir 2, Taboada era un suerte de “dandi”, un moderno por su inclinación hacia el cambio y la novedad —artísticas o sociales— pero alejado de los sectores políticamente radicalizados. La formación de arquitecto de Taboada no es un dato menor y bien ejemplifica ciertas tendencias dentro de la cultura arquitectónica argentina. Como ha señalado Graciela Silvestri, el arquitecto junto al sociólogo y el psicólogo no sólo quedó asociado al proceso de modernización social de los sesenta, sino que también podía dividir sus orientaciones políticas de su trabajo profesional. Así, a pesar de la fuerte represión a las Universidades, los arquitectos seguían viendo en el Estado el principal comitente para sus proyectos y el agente capaz de llevar adelante sus proyectos de planificación en la “convicción de que la modernización del país debía estar en manos fuertes” (Silvestri, 2014: 81).

1.

Taboada se recibió de arquitecto en 1957, ingresando como Jefe de Trabajos Prácticos en Composición Arquitectónica III, en 1960 realizó estudios en Suiza con Peter Fritz. En 1966 ganó el concurso nacional de anteproyectos para el Palacio Legislativo de La Rioja y en 1967 ganó el Concurso nacional para el Centro Cívico de la Provincia de Santa Fe.

2.

A partir de la información suministrada en entrevistas del autor a Osvaldo Ramacciotti, Juan Carlos Fontán y Benjamín Elkin.


Imagen: Revista “Jerónimo” No. 27, Sept. 1970.

Imágen (II) : Calle 9 de julio antes de ser peatonal. Fuente: Desconocido.


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Córdoba Moderna Las políticas urbanas de Taboada (...) La intendencia de Taboada fue breve —menos de un año— pero intensa en lo que a la intervención en la ciudad se refiere. En poco tiempo puso en marcha diversos proyectos que cambiaron parte de la fisonomía de la ciudad, los cuales no dejaron de provocar sonados debates. Y es que esos cambios tocaron puntos simbólicos sensibles de la ciudad. Las ideas urbanísticas que las sustentaban, algunas novedosas en el contexto argentino, remitían a distintos momentos del debate internacional. Parte de esos proyectos respondían al Plan Regulador realizado por Ernesto La Padula (1954—1958) o se complementaban con él, pero sobre todo deben ser enmarcados en una ciudad que venía sufriendo importantes transformaciones desde principio de los cincuenta.

la única parte de este que se llevó adelante fue la relativa a la estructura vial 4. En ella se habían identificado una serie de arterias principales que en su paso por el centro se encontraban con la trama urbana del periodo colonial —cuyo ancho de calles era inapropiado para la nueva cultura del automóvil—, lo que requirió la intervención en diferentes puntos. La más destacada fue la ampliación de la avenida Chacabuco—Maipú entre 1967 y 1968, que afectó cerca de seis cuadras densamente edificadas. La implementación de las manos únicas se hizo en dos etapas y seguía el criterio de que había que “proyectar hacia el futuro en materia de fluidez circulatoria” en tanto “se debe ganar no en salvar distancias, sino en salvar tiempo”, según el Intendente 5. A ello se le sumaba la instalación reciente de semáforos.

Dicho muy rápidamente, entre 1947 y 1970 —para tomar dos fechas censales—, la población prácticamente se duplicó, pasando de 386.000 habitantes a casi 800.000. En esos años, Córdoba fue densificando su centro, consolidando sus áreas intermedias y, a partir de los sesenta, vivió un crecimiento exponencial de sus áreas periféricas, donde se asentaron en forma mayoritaria las nuevas industrias y obreros. Justamente el área central fue una de las zonas que mayores transformaciones experimentó, viviendo un verdadero boom de construcciones en altura. De los diversos emprendimientos de la intendencia de Taboada, me interesa detenerme en tres: la implementación de mano única, la refuncionalización de dos plazas y la creación de peatonales.

Como complemento de este plan, se procedió a una modificación de dos de las plazas más significativas de la ciudad: la de Vélez Sarsfield y General Paz, en tanto se pretendía crear un “círculo rápido alrededor del centro que contempla la delimitación de un núcleo diferenciado alrededor de la zona peatonalizada” 6. Estos dos nudos se habían constituido, hacia principios de siglo, como los dos extremos de uno de los ejes monumentales de la ciudad sobre el cual se pensaron algunos de los principales edificios públicos. Estas intervenciones no carecieron de controversia: mientras el ejército reclamaba la propiedad de la Plaza General Paz 7, diversas voces se oponían a la intervención sobre la plaza Vélez Sarsfield. La premura y la falta de definiciones sobre los nuevos emplazamientos de las estatuas —se habló de llevar a Vélez Sarsfield al frente del Palacio de Justicia o al Paseo Sobremonte— ayudaron a generar la polémica.

Veamos los distintos proyectos, empezando por la implementación de la mano única. El crecimiento demográfico, el importante aumento del parque automotor —en una ciudad que tenía las dos primeras plantas automotrices del país— y la densificación del área central habían convertido al tránsito en una preocupación real. Para ese entonces, Córdoba había dejado de ser una “tranquila capital” provinciana para convertirse en una ciudad moderna y dinámica en la que el auto tenía una presencia real y simbólica de primera importancia. Por ello, las principales medidas apuntaron a una modificación de la estructura vial de la ciudad al establecer un sistema de mano única en las principales avenidas de Córdoba, sobre todo en la zona céntrica, con el objetivo de agilizar el tráfico 3. Estas medidas seguían, en líneas generales, criterios funcionalistas asociados a la “Carta de Atenas” del urbanismo de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM) cuyo repertorio de soluciones tendía a privilegiar a los automotores por sobre los peatones o el transporte público. Aunque el Plan Regulador de La Padula (1954—1958) se encuadraba en la tradición de la ciudad jardín,

Así, por ejemplo, la Bolsa de Comercio sacó un comunicado en el que expresaba que “no existen fundamentos que justifiquen esta decisión” en tanto los próceres “no pueden ser desplazados del sitio donde Córdoba los ha colocado, después que la historia dio su fallo definitivo” 8. Igualmente, en una nota firmada por el arquitecto Eduardo Álvarez se hablaba del “derrocamiento de Vélez Sarsfield” y allí señalaba a la “Carta de Atenas” como inspiradora de la iniciativa y la contraponía a la “Carta de Venecia” de 1967 que alentaba a la conservación de monumentos y de sus entornos urbanos. Esta referencia permite señalar que, para la época, el urbanismo funcionalista había sido fuertemente criticado a nivel internacional, no sólo a partir de la Carta de Venecia sino también, por ejemplo, a través del libro de Jane Jacobs, Muerte y vida de las grandes ciudades (1961).


Córdoba Moderna Las políticas urbanas de Taboada (...) De cualquier manera, quien mejor captó la ironía que suponía “derribar” a sus dos figuras más emblemáticas, en una ciudad que acababa de salir del shock del Cordobazo, fue la revista Jerónimo, que señalaba que “hace un año aproximadamente la opinión pública cordobesa tuvo motivos para inquietarse. En el sector céntrico de la ciudad, a las corridas estudiantiles y los gases policiales provocados por los non sanctos exámenes de ingreso, se sumaron piquetes obreros que se dedicaban con especial cuidado a desmontar la figura del ilustre Vélez Sarsfield. Pero no se trataba de un ataque revisionista contra el Codificador. Sí, en cambio, de la puesta en marcha del operativo ‘mano única’ con que el entonces intendente, arquitecto Hugo Taboada, tratada de solucionar el problema de una ciudad con calles estrechas y rugientes automóviles”. 9 Como parte complementaria a estas medidas, Taboada propuso la realización de “áreas peatonales” en el centro histórico. Habría que precisar que este proyecto venía a solucionar una situación de hecho de larga data que era el uso cuasi peatonal de algunas de la calles más angostas del centro —como la 9 de julio o la San Martín—, y que tuvo una primera prohibición de tránsito vehicular en una ordenanza de tránsito de 1950 10. Igualmente, en 1964 el italiano Lázaro Devoto, mientras estuvo en la dirección de Planeamiento Urbano, propuso un área de uso exclusivo para peatones 11. De todas maneras, aunque en términos técnicos las peatonales buscaban separar a los peatones del tránsito vehicular y, de esa forma, adecuar el espacio urbano a una práctica que ya venían desarrollándose, no le quita la radicalidad y la novedad a la propuesta de peatonalización por el contexto en que se produjo y por el tipo de fundamentación a la que se apeló. En tal sentido, La voz del interior señalaba que se trataba de una “revolución en el centro de la ciudad” 12. Para el intendente, se trataba de “crear una zona aislada peatonal, en el casco chico, que se una a la vez con el centro histórico y crear para el peatón una «isla» de trabajo y de estar. Córdoba es una ciudad que tiene algo de livingroom”. 13 La cita es ilustrativa de cómo se percibía el centro histórico de la ciudad que congregaba la mayor parte de la actividad comercial, institucional, universitaria y política. Pero también es ilustrativa de los cambios de sentido que pueden sufrir las ideas. Justamente en

oposición a la idea funcionalista de transitar —ligado al automóvil—, la noción de estar o permanecer emergía con fuerza en los discursos y propuestas urbanas innovadores de la época que ponían foco en la recuperación de los “centros históricos” pero, en el caso de Córdoba, lo hacía apelando a la imagen y figura del livingroom. Como se sabe, el livingroom fue uno de los espacios centrales en el proceso de modernización del habitar. Este representaba el espacio de sociabilización y ocio de la familia y de los amigos y había sido previamente difundido en los sesenta a través de revistas especializadas pero también de difusión masiva que se ocupaban del hogar, como Claudia (Ballent, 2014). Pero en cuanto espacio privado y por tanto sujeto a la autoridad familiar, el livingroom extendía, en su faceta más amigable, los valores de autoridad e individualismo que proponía la “Revolución argentina”. De tal forma, el living se volvía una sinécdoque de la ciudad. Tal vez con esta propuesta, realizada pocos meses después del Cordobazo, que resultó en la destrucción parcial del centro y sus alrededores, se pensó que se podía devolver cierta domesticidad que la revuelta urbana había eliminado. Pero también es posible pensar que con ella se buscaba disputar el nuevo sentido que había adquirido el centro de la ciudad como el espacio de la revuelta popular de obreros y estudiantes —sentido que se reafirmaría en los próximos años ante cada aniversario del acontecimiento y ante cada conflicto social de gravedad, como en el Viborazo—. Por otra parte, y en términos más mundanos, la peatonalización contribuyó junto a las galerías comerciales, a convertir al centro en una suerte de paseo comercial a cielo abierto de gran éxito. Sin dudas, el proyecto más importante de Taboada, las peatonales, conviene analizarlo más en extenso. Al poco de asumir, Taboada

3.

La voz del interior (LVI), 19/8/69.

4.

Sobre la Padula y su Plan Regulador, véase Malecki (2018).

5.

LVI, 21/2/70.

6.

LVI, 21/2/70.

7.

Taboada recuerda el episodio en una entrevista de 2001. Ver → http://buscador.lavoz.com.ar/intervoz/2000/05/21/ ig_n07.htm [visitado el 12/5/17].

8.

LVI, 6/3/70.

9.

“Monumentos. Otra vez La Tablada”, Jerónimo, año 3, N 35, primera quincena de febrero de 1971, p. 40.

10.

La ordenanza 3992 de 1950 prohibía, en el artículo 122, el tránsito vehicular de lunes a viernes entre las 9 y las 12.30 y entre las 16.30 y las 20.30 horas en el radio de unas cuantas cuadras a la redonda de la Plaza San Martín, zona que funcionaba como área comercial. Agradezco a Graciela Tedesco este dato.

11.

LVI, 4/11/64.

12.

LVI, 24/9/69.

13.

“Reportaje: la ciudad cambió de mano”, Jerónimo, año 1, Nº15, septiembre de 1969. Subrayado mío.

14.

Entrevista del autor a Ramacciotti.

9


10

Córdoba Moderna Las políticas urbanas de Taboada (...)

designó a Osvaldo Ramacciotti como director de la Asesoría de Planteamiento Urbano. Al parecer, la idea de las peatonales fue pensada conjuntamente entre ellos dos. 14 Según la información disponible, el proyecto se pensó en tres etapas: la primera peatonal fue sobre 9 de Julio (entre Vélez Sarsfield y Rivadavia), proyectada entre noviembre de 1969 y mayo de 1970 (Imagen V); la segunda, sobre calle Rivera Indarte lo fue en junio de 1971; mientras que la tercera etapa que abarcaba la calle Deán Funes y las inmediaciones del Cabildo y la Catedral lo fue, presumiblemente, entre 1971 y 1972 (Imagen IV -mapa desplegable-). El proyecto incluyó el diseño de mobiliario urbano —farolas, bancos, kioscos— que por sus materiales y colores, adquiría una estética pop. Habría que precisar, igualmente, que para la misma época Buenos Aires había propuesto la peatonalización de la calle Florida, que resultó mucho más acotado y de menor éxito que el de Córdoba 15 (Imagen VI). Ahora bien, a nivel internacional las peatonales procedían de una prolongada discusión y contaban con numerosos antecedentes. En buena medida las peatonales eran parte de un debate que buscaba reconsiderar el papel de la calle y el espacio público que comenzó a gestarse dentro de los CIAM, cuando comenzó a revisarse la “Carta de Atenas”. Una de las primeras voces que propuso reconsiderar el tema de las calles fue la del catalán Josep Lluís Sert en su libro de 1944 “Can Our Cities Survive?” en donde señalaba, entre otras cuestiones, que la calle, en tanto canal de tráfico, debe garantizar un fluido movimiento de autos y peatones sin que uno interfiera con el otro y que la calle no podía identificarse con una sola función. Pero además señalaba que ante el constante incremento del tráfico (cuyas principales víctimas eran los peatones), el simple ensanchamiento de calles no era suficiente y que se requería una nueva mirada más abarcativa que permitiera modernizar el sistema de calles. Junto a ello, además, proponía la consideración de los centros cívicos como verdaderos polos de cultura urbana. Varias de estas cuestiones fueron retomadas en diversos encuentros de los CIAM en la segunda posguerra, aunque con diferente valencias 16. Por ejemplo, en torno a la organización y realización del CIAM 8 sobre el “corazón de la ciudad” (Hoddesdon, Inglaterra, 1951) es que se discutió en torno a los “centros cívicos”, que unía los desarrollo de áreas peatonales céntricas en los nuevos pueblos que se creaban en Holanda, Suiza y Gran Bretaña, junto a la preocupación por los “centros históricos” de los grupos italianos (Mumford, 2000: 201 y ss.).

En tal sentido, el corazón de la ciudad era entendido como el lugar donde el sentido de comunidad se expresaba físicamente. Por ejemplo, el grupo MARS sostenía que se trataba de un elemento —el centro— que hace de una comunidad, una comunidad. En resumen, y como señala Eric Mumford (2000: 215), “CIAM 8 puede ser visto como un punto de referencia para las nuevas formas de espacio público, incluyendo los shopping malls, la renovación de los centros históricos y los parques temáticos que llegaron a caracterizar el urbanismo en la rápida descentralización de las ciudades de los años cincuenta y posteriormente”. Por otra parte, fue en el CIAM 9 sobre la “Carta del hábitat” (Aix–en–Provance, Francia, 1953) que el matrimonio Smithson desafió el discurso de los CIAM sobre la ciudad funcionalista, cuestionando la validez de la “Carta de Atenas” y proponiendo una nueva “jerarquía de asociaciones humanas” para reemplazarla. Allí presentaron el proyecto de una grilla de “Urban Reidentification” en cuyo texto ponían como central el problema de la “identidad”. Para ese entonces, Alison y Peter Smithson habían presentado su proyecto para el Golden Lane que introducía, como novedoso, sendas peatonales en los pisos superiores como forma de recrear un nuevo pattern urbano. Poco tiempo después, en la reunión de 1953 en Doorn, Holanda, Jacob Bakema y Johannes Van Den Broek presentaron su proyecto del Lijnbaan de Rotterdam que consistía en un área de comercio peatonal con bloques de viviendas. Si para mediados de los sesenta ya eran numerosas las propuestas de peatonales en diversas ciudades europeas, para los setenta se hablaba de un boom de nuevos “paraísos para peatones” en la República Federal Alemana, con más de 220 ciudades con calles peatonales en 1973 (Monheim, 1979). En resumen, en los debates urbanísticos de los cincuenta y sesenta las peatonales fueron entendidas no sólo como espacio de circulación sino como ámbito donde era posible detenerse y pasar tiempo, como una de las soluciones espaciales de un nuevo repertorio de temas que incluían una reconsideración de la comunidad, de la identidad y del espacio público. 15.

Proyecto del Estudio ASlan y Ezcurra, ver Construcciones, número 230, pp. 501—512.

16.

Para un análisis sobre el impacto de las posiciones de Sert en los debates del urbanismo, ver Mumford (2018).


Córdoba Moderna Las políticas urbanas de Taboada (...)

Imágen (III) : Propuesta de peatonalización. Original publicado en: La voz del interior (24/9/69) — Restitución: Santiago Canén

11


Imagen (IV) Mapa del centro donde se pueden apreciar las 3 etapas de peatonalizaciĂłn, junto al sistema de galerĂ­as.


ÁREA PEATONAL DE CÓRDOBA — ANÁLISIS LOCALIZADO 2º Y 3º ETAPA PRIMERA ETAPA

TERCERA ETAPA

Área Peatonal Existente

SEGUNDA ETAPA

• CARÁCTER: Marcadamente comercial, similar al área ya en funcionamiento. • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal” color rojo uniforme, para homogeneizar con el pavimento del área peatonal existente. • EQUIPAMIENTO: Deberá mantener caracteres similares al área peatonal existente teniendo en cuenta que el ancho menor de la calle exige una sola línea de columnas de alumbrado. Tranquilizar el criterio con el uso de color en las bochas de acrílico de los faroles.

• CARÁCTER: Intermedio entre zona comercial y cultural— recreativa dado por la existencia de edificios públicos • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal”. Se introducen variaciones en la coloración del pavimento destacando los accesos a los edificios públicos. • EQUIPAMIENTO: Deberá destacarse la iluminación de las fachadas de los edificios públicos, la que cumplirá también el rol de iluminación del área peatonal.

• CARÁCTER: Marcadamente comercial, similar al área ya en funcionamiento. • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal” color rojo uniforme para homogeneizar con el pavimento del área peatonal existente. • EQUIPAMIENTO: Los criterios en general seguirán a los dados para el área peatonal, adaptándolo a la nueva arquitectura que se está realizando en la zona (Complejo Santa Catalina)

• CARÁCTER: Entorno particularizado con carácter de plazoleta frente a edificio religioso (Iglesia de S. Domingo) • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal” con distintas coloraciones destacando su carácter particular. • EQUIPAMIENTO: Localización de una fuente.

• CARÁCTER: Explanada de carácter recreacional. • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal” con distintas coloraciones destacando su carácter particular y acompañando el equipamiento. • EQUIPAMIENTO: Bancos, maceteros, espejo de agua, etc. La iluminación se planteará con criterio de agrupamiento en función del equipamiento. Se seguirá con el criterio de las farolas existentes adaptadas a este entorno.

• CARÁCTER: Entorno de carácter histórico—religioso • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal”. Se producirán variaciones en la coloración del pavimento destacando los accesos a la iglesia y convento. • EQUIPAMIENTO: Deberá destacarse la iluminación de la fachada de la iglesia, la que cumplirá también con el rol de iluminación del área peatonal.

• CARÁCTER: Explanada confitería • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal” color rojo • EQUIPAMIENTO: Bancos, maceteros que se usarán para marcar las zonas de mesas al aire libre. La iluminación se planteará con criterios de agrupamiento en función del equipamiento.

• CARÁCTER: Zona de alto valor histórico • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal" • EQUIPAMIENTO: Iluminación en los artefactos coloniales adaptados, que acompañen formalmente a los ya existentes en la plazoleta Jerónimo Luís de Cabrera.

• CARÁCTER: Área con fuerte sentido de hito urbano histórico—cultural • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal”. Se utilizarán distintos colores destacando los valores históricos y los accesos a los edificios históricos. • EQUIPAMIENTO: Se conservará la iluminación existente y los elementos que se agreguen según las necesidades tendrán un carácter similar— su localización deberá hacerse en función de delimitar los espacios a los cuales están destinados

• CARÁCTER: Verde Recreacional • INFRAESTRUCTURA: Pavimento articulado tipo “sinusoidal”. Se utilizarán distintos colores destacando su carácter particular. • EQUIPAMIENTO: Bancos, maceteros. Se jugarán como desborde de la plaza San Martín.

Fuente: Archivo Secretaría de Planeamiento Urbano, Municipalidad de Córdoba. Asesor: Arq. R. Barzola / Director: Arq. O. Ramacciotti Subdirector: Arq. H. E. Foglia, Arq. A. Eguiguren, Arq. N. Garimano. / Restitución sobre original: Santiago Canén


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Córdoba Moderna Las políticas urbanas de Taboada (...)

3 Como decíamos, estos proyectos e ideas deben enmarcarse en un estado de discusión sobre el urbanismo y la ciudad que se dieron en la FAU, de los que participaron tanto el Intendente como buena parte de los técnicos del Municipio. En primer lugar, habría que decir que los técnicos del municipio no sólo provenían de la Facultad de Arquitectura sino que también enseñaban en ella. En segundo lugar, que todos ellos tenían una formación de grado en arquitectura aunque algunos realizaran estudios de posgrado en planeamiento, mayoritariamente en el extranjero. En tercer lugar, esta situación suponía un incipiente proceso de especialización del urbanismo pero en el que todavía no aparecían claramente delimitadas las miradas del arquitecto de las del urbanista/planificador. En cuarto lugar, el urbanismo que se enseñaba en la Facultad —hasta finales de los sesenta en manos de profesores italianos, como Devoto o La Padula— se caracterizaba por una aproximación de tipo sociológica o histórica en los que no faltaban las consideraciones económicas y culturales. Intentemos ver estas cuestiones más de cerca. Aunque no contamos con toda la información necesaria y la que tenemos no es del todo precisa, entre 1967 y 1975 funcionó la Asesoría de Planeamiento Urbano como área específica de la Municipalidad encargada de las políticas urbanas. De lo que hemos podido reconstruir, de los profesionales que allí trabajaban desde finales de los sesenta —sin dudas, la lista es incompleta— podemos mencionar a: María Elena Foglia, Josefa Martínez, Juan Tumosa, David Malik, Sara Rosi, Carlos Gómez, José Armando Eguiguren, Hugo Antonio Gandini, Horacio Rodríguez Masjoan, José Antonio Linares, Norberto Garimano. Todos ellos, como decíamos, profesores de la FAU, algunos en el área de urbanismo, como Tumosa, otros en la de arquitectura, como Foglia 17. Buena parte de ellos realizaron estudios de posgrado en urbanismo o planificación en el exterior: Foglia en Bélgica (1962/62), Rosi en Londres (1969/70), Gómez en Madrid (1972). Para el caso abordado me interesa centrarme en Osvaldo Ramacciotti por su papel central durante la intendencia de Taboada —a quien conocía de la Facultad. Recibido de arquitecto en 1964, la trayectoria posterior de Ramacciotti se inscribe en un momento de consolidación de una red interamericana de pensamiento urbano, facilitando la estadía y formación de posgrado en diversos centros latinoamericanos y norteamericanos, todo ello en el marco de las políticas de ayuda y financiamientos patrocinadas por los Estados Unidos —y varias fundaciones

de ese país, como la Ford o la Rockefeller— como parte de su política para América Latina (Gorelik, 2014; Jajamovich, 2017). Si bien sus primeros pasos en el urbanismo fueron bajo la guía de La Padula y Devoto, su formación se dio en el marco del Programa Interamericano de Planeamiento Urbano y Regional (PIAPUR) a través de una beca de la Organización de los Estados Americanos que le permitió hacer una maestría en Lima, Perú, y Yale, Estados Unidos. Estas dos estancias le facilitaron generar una red de contactos que posteriormente le sirvieron para conseguir importantes encargos —por ejemplo, la realización de una Plan Regulador para la ciudad de Guatemala y luego para Tegucigalpa— 18. Se podría decir que Ramacciotti expresaba, a nivel local, alguna de las posturas innovadoras del urbanismo internacional, sobre todo en lo que hacía a la crítica del urbanismo funcionalista asociado a los CIAM y su Carta de Atenas. En tal sentido, en diversas intervenciones en La voz del interior apuntaba al carácter reflexivo del urbanismo —como opuesto a un mero conocimiento técnico— 19 que debía tener en cuenta no sólo el proveer comodidades materiales y satisfacer las necesidades físicas de la población sino incorporar “las implicaciones sociales” de la arquitectura y el urbanismo, para lo cual se necesitaba el auxilio de las ciencias sociales. 20 De alguna manera, estas opiniones adelantaban alguna de sus posturas que es posible deducir del seminario que dictó en Guatemala en 1972 sobre “desarrollo urbano”. El texto es posterior a su paso por la Municipalidad y muestra cierto impacto de los debates que se dieron en el Taller Total, pero es indicativo de las referencias que manejaba para la época. En primer lugar, habría que precisar que el “Seminario” estaba basado sobre la idea, con cierta difusión ya, de “diseño urbano”. Seguramente aprendió esta perspectiva en su paso por Yale, donde habían recalado algunos de sus promotores. 17.

Foglia fue, tal vez, una de las principales urbanistas de Córdoba pero mantuvo un perfil eminentemente técnico a lo largo de su extensa trayectoria en la Municipalidad —por desgracia, todavía no hemos podido encontrar su legajo allí—, sin asumir un cargo político. Foglia es un buen ejemplo, también, del incipiente proceso de diferenciación entre la formación del arquitecto y el del urbanista. En tal sentido, Foglia fue Jefe de Trabajos Prácticos (JTP) y luego Adjunta de Historia de la Arquitectura entre 1966 y 1970, también Adjunta de Composición Arquitectónica desde 1967 hasta 1970. Su primer cargo, como JTP en el área de Urbanismo fue en 1975, accediendo a la Titularidad de Urbanismo recién en 1977. También trabajó en la Dirección Provincial de Arquitectura desde 1961 (hasta fecha desconocida). Legajo 5778, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, UNC.

18.

Entrevista del autor con Osvaldo Ramacciotti, 24/7/2017.

19.

LVI, 8-11-64.

20.

LVI, 19-2-66.


Imagen (V): Propuesta para la peatonalización de la 9 de julio. Mayo de 1970. Fuente: Archivo Secretaría de Planeamiento Urbano, Municipalidad de Córdoba.


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4 Como se sabe, el diseño urbano tuvo su origen en unas conferencias dictadas Sert en la Graduate School of Design de Harvard en 1956 y del posterior Master que allí abrió. Como perspectiva del urbanismo, busca ocuparse de la forma urbana a partir de un cruce entre la formación del arquitecto, la del planificador y la del paisajista (Silvestri, 2014). No deja de ser interesante que Ramacciotti articulara su definición de diseño urbano con una reconsideración más amplia de las relaciones entre urbanismo —o planificación— y sociedad.

En tal sentido, Ramacciotti definía al diseño urbano contraponiéndolo al diseño de objetos. Este último, entendía, consistía en un “producto finito y estático” en el que el diseñador tenía un “control total” y existía la posibilidad de “cuantificación de los valores del objeto” mientras el primero implicaba un producto que no era finito, sino “dinámico y cambiante”, que no era “totalmente controlable por el diseñador” y cuyos valores no eran “cuantificables” (Ramacciotti, 1972: 14).

Según precisaba, en el diseño urbano el “problema pertenece al diseñador, pero para ser usado por la sociedad” y que es ésta la que lo “construye y modifica permanente”. Más aún, Ramacciotti proponía la existencia de cuatro tipos de enfoques sobre el urbanismo: el “tradicional” —CIAM—, el “tradicional pop” —Peter Cook, Archigram y la fascinación tecnológica—, el “cientificista” —programación lineal, cibernética, métodos matemáticos pero que excluyen las variables socio-políticas— y el “empresario” — el urbanismo como valor de cambio—. A estos le agregaba “nuevas actitudes y dimensiones” —que deberíamos suponer incluían al diseño urbano—, en el que se buscaba “un nuevo enfoque totalizador que introduzca además, la dimensión socio-política, que contribuya a elaborar una nueva ciencia urbana, una disciplina valorativa y que al mismo tiempo deberá convertirse en auténtica práctica social” 21 (Ramacciotti, 1972: 17). Esta última proposición no era muy distinta de la que había planteado Corea en el Taller Total —y la inclusión de su trabajo como bibliografía complementaria es indicio de su impacto—.

Ahora bien, ¿cómo interpretar posturas teóricas radicalizadas —o, por lo menos, que replicaban argumentos de los sectores más politizados— por parte de personajes que, como Ramacciotti, no provenían de ámbitos izquierdistas? Hasta donde hemos podido indagar, ninguno de los técnicos trabajando en la Municipalidad tenía militancia política, menos de izquierda, lo cual no significa que no hubiera importantes diferencias entre ellos. Y, sin embargo, todos ellos tuvieron una decidida participación en el Taller Total. En tal sentido, se podría suponer que aunque no estaban políticamente comprometidos ni tenían militancia política podían de todas maneras compartir perspectivas e ideas que se formulaban desde los sectores más críticos con el urbanismo tradicional y más radicalizados políticamente. Esto habla de la relativa autonomía que existía entre propuestas teóricas, proyectos urbanos y posicionamientos políticos. Esa distancia, por otra parte, sería la que permitió conjugar soluciones urbanas que apuntaban en direcciones contrapuestas al tiempo que participar activamente del Taller Total. Es significativo que Taboada, luego de dejar la Municipalidad, tuviera un muy discreto pero importante papel en la puesta en funcionamiento del Taller Total (TT) en septiembre de 1970. No podemos entrar acá a considerar en extenso los procesos que llevaron a la formulación del TT. Se podría decir que el TT fue producto del clima de radicalización y efervescencia que se había producido en la ciudad del postCordobazo, aunque se reconozcan en él procesos de temporalidades más amplias 22. Según Juan Carlos Fontán —Decano interventor que puso en funcionamiento al TT—, fue en una reunión en su casa que Taboada le propuso que asumiera como Decano. En el marco de régimen militar y de una universidad intervenida, el dato no resulta menor ya que Taboada era en ese momento Secretario del Ministerio del Interior de la Nación y contaba con fluidos contactos con la Fuerza Aérea. Hay que señalar que Ramacciotti estuvo muy involucrado en el TT. Participó de uno de los dos grupos —junto a Edgardo Nizzo, entre otros— que, en julio de 1970, redactaron un Plan de Estudios alternativo, aunque su grupo le prestó pleno apoyo a la propuesta elaborada por el grupo de Fontán, que fue la que se conoció como Taller Total. Ramacciotti se incorporó al Taller once y llegó a ser coordinador de área.


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La experiencia del TT es compleja y contradictoria. De forma sucinta, podemos decir que se trató de un intento de redefinir las formas de enseñanza de la arquitectura en el que se suprimió el sistema de cátedras sustituyéndolas por áreas de conocimientos, las que, además, se articulaban en sentido vertical —internivel— y horizontal —todas las áreas debían convergir, a partir de una temática unificada, en el área de síntesis (arquitectura)—. Junto a ello, se suprimieron las jerarquías docentes —que pasaron a ser dos: docentes formados y en formación— y se modificó el sistema de concurso —que incluía seis meses de prueba, al final del cual los estudiantes tenían la última palabra—. Además, todo asunto de la Facultad era tratado y resulto por una coordinadora general compuesta, en partes iguales, por profesores y estudiantes. De esta experiencia nos interesa ver las coordenadas con las que se entendía a la ciudad, lo que nos permitirá poner en un cuadro más amplio las ideas de Ramacciotti. El material con el que contamos es incompleto y se compone principalmente de documentos de trabajo elaborados durante el TT. No aparecen en estos materiales cuestiones específicas al planeamiento o el urbanismo, aunque sí se proponían formas diferentes de abordar a la ciudad y sus problemáticas. En buena medida, estas nuevas formas de ver a la ciudad respondían a la introducción de la temática del hábitat que, a nivel de los debates internacionales, habían supuesto un cruce entre arquitectura y ciencias sociales, pero también al impacto de los trabajos del sociólogo francés Henry Lefebvre. En tal sentido, se sostenía que “la ciudad no es una simple matriz funcional sino el resultado de un juego social y cultural sumamente complejo como la sociedad que la forma, y al hablar de los niveles intraurbanos del hábitat se piensa precisamente en la dinámica de este juego que empeña motivaciones afectivas que trascienden las funciones institucionalizadas”, para agregar que “la idea de funcionalismo encuadra los hechos en relación a su cumplimiento, los considera acontecimientos finitos y transitorios (…). La idea de hábitat es radicalmente distinta, se basa en el concepto de permanencia” para finalizar señalando que la noción de hábitat “incide profundamente en la acentuación del destino social de la arquitectura”. 23

De forma más definida, se puede apreciar en el TT una circulación importante de los trabajos de Lefebvre y de ciertas nociones —como permanencia, afección y juego— que, introducidas en le contexto francés de finales de los cincuenta por el urbanismo Situacionista, tuvieron un amplio eco en las reformulaciones de la cultura arquitectónica internacional de los sesenta (Stanek, 2011; Sadler, 1998). Más allá de esto, el impacto de los trabajos de Lefebvre en los sesenta y setenta fue importante en tanto proveía una mirada renovada sobre la ciudad. La crítica a las consecuencias del urbanismo funcionalista —y una crítica más amplia al urbanismo como ideología—, la revalorización de la vida cotidiana y de su expresión pública: la calle, las consecuencias sociales de la especulación urbana —como parte del problema más grande de la ciudad entendida como valor de cambio— y, sobre todo, la recuperación de la ciudad como “valor de uso”, fueron algunas de las cuestiones abordadas por Lefebvre que eran centrales a las agendas urbanas del momento en un contexto en el que el proceso de crecimiento —y reconstrucción para el caso europeo— urbano estaba mostrando consecuencias negativas. En el marco del TT, quien realizó una de las apropiaciones más productivas de los planteos de Lefebvre fue el rosarino Mario Corea. Si bien su participación en el Taller Total fue acotada, sus planteos teóricos fueron de lo más relevante producido allí. No puedo detenerme extensamente en el tema, tan solo me interesa señalar que para Corea el urbanismo debería convertirse en una “praxis social”. Al respecto, decía que “este urbanismo mirará a la ciudad y a la urbanidad no como un producto directo del arquitecto o equipo de especialistas (equipo de planificación) sino como el producto de un proceso dialéctico entre la sociedad, la realidad material y el arquitecto. No solamente como un proceso intelectual, sino también y más importante, como un proceso de práctica social y práctica política” (Corea, 1972: 60). Corea representó, en este marco, una de las posiciones más radicalizadas y comprometidas 21.

Cursivas mías.

22.

Para una reconstrucción pormenorizada de los procesos que llevaron al TT y de algunas de sus lógicas de funcionamiento, véase, Malecki (2016).

23.

“El tema del hábitat” (sin autor), FAU, Córdoba, octubre de 1972.

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políticamente —y no fue menor su cercanía al Partido Comunista Revolucionario— pero al mismo tiempo significó un intento de pensar las posibles contribuciones específicas de la disciplina a los proceso de transformación social. A modo de cierre, quisiera retomar la idea de “solución de compromiso”. Evidentemente entre los debates y prácticas que se dieron en el TT y las políticas urbanas de la gestión de Taboada existe un mundo de diferencia, sobre todo en la radicalidad que se vivió en el TT. Sin embargo, en el grupo de arquitectos-urbanistas que trabajaban en la Municipalidad y enseñaban en la Facultad estaban presentes, desde los sesentas, formas de entender a la ciudad que iban más allá de sus aspectos funcionalistas. La incorporación de la mirada sociológica no sólo permitía incorporar variables que no eran reducibles a una función —como el tema del poder, el valor simbólico o los procesos de modernización— sino que también predisponía una sensibilidad respecto a las soluciones urbanas posibles. Ante la situación en que había quedado la ciudad luego del Cordobazo, recurrir a las peatonales estaba en sintonía con lo más avanzado de los debates urbanos internacionales en los que se reconsideraba el valor de los centros urbanos para la vida social, la comunidad y la identidad y no parecía demasiado lejos de las formas de entender la ciudad que se proponían desde el TT —con acento en la problemática del hábitat, la noción de permanencia y afección—. Pero sin dudas cambiaba su sentido: mientras en el TT se trataba de radicalizar el compromiso social de la arquitectura —y que podía derivar en la idea de un urbanismo como praxis social—, desde la Municipalidad se pensaba que podía contribuir a reconstituir un espacio urbano que, desde el Cordobazo, estuvo signado por la violencia política. Pero esa reconstitución se hacía, por lo menos en el discurso del Intendente, bajo la imagen de domesticidad y familia que remitían a los valores tradicionales —aunque no tradicionalistas— de un sector de la Revolución Argentina —del que participaba Taboada. Efectivamente, esa era la solución de compromiso entre aquellos debates —o, en todo caso, entre el repertorio de propuestas que podían imaginar los técnicos del municipio— y las posibilidades que brindaba un gobierno de facto. Dicho de otra forma, el sentido que podía tener una propuesta urbana como las peatonales —pensadas como recuperación urbana— era reconvertido en una forma también de disputar el espacio urbano

BIBLIOGRAFÍA

Ballent, A. (2014). Tres veces Claudia. Modernización de la prensa, la mujer y la casa. En Ballent, A. y Liernur, J. F.: La casa y la multitud. Vivienda, política y cultura en la Argentina moderna, Buenos Aires: FCE. Brennan, J. (1996). El cordobazo. Las guerras obreras en córdoba, 1955-1976. Buenos Aires: Editorial Sudamericana. Corea, M. (1972). Hacia una dimensión sociopolítica de la arquitectura y el urbanismo. Córdoba: FAU-UNC. Gorelik, A. (2014). “Miradas cruzadas. El viaje latinoamericano del Plannig norteamericano”. Bifurcaciones (18). Jajamovich, G. (2017). “Miradas relacionales sobre la investigación urbana en América Latina y el financiamiento externo. Un abordaje sobre la segunda mitad de los años sesentas”. Estudios del Hábitat (1-15). Malecki, J. S. (2016). “Crisis, radicalización y política en el Taller Total de Córdoba, 1970-1975”. Prohistoria (25). Malecki, J. S. (2018). “Ernesto La Padula en Córdoba: peronismo y ciudad, 1947-1955”. Anuario de Estudios Americanos (75-1). Monheim, R. (1979). “De la calle a la ciudad para peatones”. En Peters, Paulhans (Ed.): La ciudad peatonal. Barcelona: GG. Mumford, E (2000). The CIAM Discourse on Urbanism, 1928-1960. Cambridge: The Mit Press. —— (2018). Designing the Modern City. Urbanism Since 1850. New Haven: Yale University Press. O’Donnell, Guillermo (2009). El estado burocrático autoritario. Buenos Aires: Prometeo. Pons, E. (2017). El fracaso del proyecto autoritario en Córdoba y la eclosión de la movilización popular (1966-1973). En Tcach, C. (Comp.): Córdoba bicentenaria. Córdoba: Editorial UNC. Ramacciotti, O. (1972). Seminario sobre desarrollo urbano. Problemas de metodología, de estructura y de diseño; criterios y normas. Guatemala: Dirección de planificación de la Municipalidad de Guatemala. Sadler, Simon (1998). The Situationist City. Cambridge: The Mit Press. Silvestri, G. (2014). “Alma de arquitecto. Conformación histórica del ‘habitus’ de los proyectistas del hábitat”. Registros (10-11). Stanek, Lukasz (2011). Henry Lefebvre on Space. Architecture, Urban Research, and the Production of Theory. Minnesota: University of Minnnesota Press.


Imágen (VI) : Caricatura sobre las peatonales de Córdoba, donde puede apreciarse la mezcla entre la interacción social y comercial. También puede observarse el mobiliario urbano diseñado para ella. Fuente: Jerónimo, año 3, N 35, primera quincena de enero 1971.


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Entrevista Diagonal Carlo Barbaresi

ENTREVISTA DIAGONAL Carlo Barbaresi B.1—3 a

16’ 3588

Román Garabano Santiago Canén Nazario Páez Ferreyra

¿PORQUÉ ENTREVISTAR A CARLO BARBARESI?

Carlo Barbaresi se ha desempeñado como arquitecto en la Dirección Provincial de Arquitectura, habiendo desarrollado edificios públicos de diversas escalas y tipologías tales como museos, hospitales, escuelas. Dentro de su práctica privada se destaca su obra de vivienda y su amplia participación en concursos públicos. Lleva a cabo su actividad docente en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba en las cátedras de Arquitectura III y Arquitectura VI. Resulta de interés su enfoque sobre la obra pública, su visión sobre la ciudad, y su particular interés en la convivencia de tipologías históricas con tipologías actuales, aspecto fuertemente marcado por su formación italiana y argentina.


Entrevista Diagonal Carlo Barbaresi

¿A qué edad viniste a la Argentina? Mis padres me trajeron a los tres años. Yo nací en la ciudad de Latina, Italia. Me “devolvieron” a Italia a los trece y me mandaron a estudiar Bellas Artes en Roma. Mi paso por el Liceo Artístico fue una especie de mandato familiar. Mi papá era un arquitecto e ingeniero de oficio, era un tipo muy capaz, un apasionado del arte. Después vuelvo a Córdoba, inicio la carrera de arquitectura siendo alumno del Taller Total y en el año ‘74, en plena crisis, por razones médicas mi papá decide dejar la actividad profesional y regresar a Italia. Yo en esa época ya estaba con mi señora. Volví, me casé, e intenté seguir la carrera que había iniciado en Córdoba allá en Roma. Se me hacía cuesta arriba porque yo no podía dejar de trabajar, estaba obligado por las circunstancias familiares a llevar adelante la empresita que habíamos instalado y por ende iba a la facultad muy pocas veces por semana. Encima, con mi señora (Gutierrez) pretendíamos siempre tener un nivel importante en las materias que rendíamos. Por eso me demoraba, no avanzaba más de tres materias por año. Motivo por el cual iba a estar como quince años en la Universidad. En esa circunstancia yo ya había llegado a un estado muy crítico cuando tenía 28 años—entonces decidimos regresar a Argentina en el ‘79. Acá me hicieron un combo, por así decirlo (ríe), fueron siete materias y la tesis. Así nos recibimos, en el ‘81. Con un trajín de once años entre distintas facultades. Decís nos recibimos porque… Mi señora y yo siempre fuimos compañeros, desde cuando empezamos la carrera. Y todavía lo somos, es la que me dio cuatro hijos hermosos que son grandes ya. Si tuvieras que hacer un breve diagnóstico de nuestra ciudad, ¿qué señalarías? Córdoba es una ciudad que está en expansión, en crecimiento constante. Lamentablemente por una falta de planificación profunda, se han tomado malas decisiones, especialmente en relación a la densidad— ¿Qué significa densificar? Densificar no es amontonar personas. Siempre hemos estado mirando los procesos de otras ciudades, sobre todo las europeas. Y nunca miramos en profundidad la que tenemos. Y eso es un error, porque Roma no es lo mismo que Córdoba, por ejemplo.

Obviamente la extensión de la infraestructura de movilidad facilitó el crecimiento fragmentado, además de la situación económica. La crisis que tenemos a nivel político también se refleja a nivel urbano arquitectónico. Motivo por el cual la ciudad está, a mi modo de ver, en un estado de guetización preocupante y las políticas que se llevaron adelante para producir mejoras nunca fueron muy inteligentes. Por otro lado, existe esta fobia de algunos sectores de clase media-alta de desestimar lo importante de la ciudad y, bajo el pretexto de la seguridad, internarse en otros guetos, los guetos de los ricos. Entonces esta polarización de “doble gueto” ha hecho que tengamos una anti—ciudad. Por otro lado, la estructura histórica de las setenta manzanas coloniales y la pretendida planificación del desarrollo de la ciudad generando “corazones de manzana” es un desacierto que se pretendió copiar, pero formalmente, de las estructuras europeas— una cosa de arquitectura perimetral. Lo que pasa es que en muchas de estas estructuras los espacios centrales son públicos, tienen otra función y no son unas parcelitas que le pertenecen al dueño de turno. El “fondo de lote” es una zona degradada, un depósito o un garaje: ese centro de manzana podría ser interesantísimo si fuera público. Imagínense una Córdoba con todas las plantas bajas liberadas. Tendríamos una estructura muy interesante. ¿Por qué les digo esto? Creo que nuestro corazón de manzana no es una cuestión de “formalización”, creo que estos centros de manzana deben ser aprovechados en las estructuras barriales todavía preservadas como una posibilidad de mutación de la ciudad desde el centro hacia afuera. Hay muchos galpones, muchas estructuras que permiten la permeabilidad en el sentido trasversal completo de la manzana. Años atrás se hizo un estudio sobre la zona del mercado norte, donde se había podido verificar que el 50% eran terrenos vacíos o potencialmente vacíos de galpones y, haciendo una comparación cromática entre lo histórico, lo nuevo y lo vacío, había realmente un equilibrio. Motivo por el cual pensé que podía organizarse una ciudad nueva adentro de la ciudad. Mantener una estructura histórica que era la calle, manteniendo la estructura de la vivienda tal cual es y trabajando al interior con otra estructura. Entonces, para concluir, creo que la ciudad de Córdoba está en expansión; pero depende mucho de un criterio de los arquitectos de la municipalidad, de todo el ámbito profesional, para indicar cuál sería la planificación más oportuna. Obviamente debe densificarse. Si nosotros miramos Londres, que tiene promedio de 5 o 6 pisos y tiene 8 millones de habitantes concentrados, ahí nos vamos a dar cuenta.

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¿Es un lujo? ¿Por qué crees que los cordobeses le tenemos tanta fobia a los PH? Algo que, por ejemplo, en Buenos Aires no pasa. Acá nos cuesta abandonar la casita con patio de la periferia para irnos a vivir a un departamento, que podría ser de 200 metros cuadrados tranquilamente. Por lo mismo que les comentaba recién. Nuestra relación, costumbre y vidas en estos edificios en altura ha sido, salvo en algunas excepciones, problemática, discutible. Los espacios son muy reducidos salvo algunos departamentos muy holgados porque están en avenidas. Inclusive algunos ejemplos de nuestro estimadísimo arquitecto "Togo" Diaz son extremadamente pequeños. A las personas de tercera edad por ahí les puede convenir, porque tienen todo cerca. Pero para quienes quieren instalar una estructura familiar buscan otros espacios, otras relaciones: las terrazas, la tierra, el asador, los espacios para compartir con amigos, el perrito, y los jardines. Yo vivo en una casa que tiene todo eso y la verdad que no lo cambio por nada. ¿Cuál sería el rol del mercado inmobiliario y el del Estado en este asunto? Si el centro es contenedor de estas familias, probablemente las tipologías pudieran albergar el asador, el perro, etc. ¿Consideras que ahí hubo una ausencia del Estado? Yo creo que sí. Creo que es absolutamente compatible un concepto con el otro. Es más, hay algunos edificios que ya incorporan la terraza verde. Es un imaginario de vida también. El perro, el asador…hoy también se está abriendo el abanico familiar. La familia tradicional ya no es la única. Totalmente. Además de lo convencional existen otras posibilidades y todo tiene que tener solución. Hoy una pareja que se compra una casa con un patio se pelea por quién limpia el patio (risas) El patio es un valor agregado enorme, aunque sea chiquitito. Es inevitable. No es posible comparar una situación con la otra. Por eso en la estructura etaria hay momentos en los que es necesario el contacto con la tierra. Para mi entender, siempre. Porque es divino tener una plantita, tener tu relación…

Debería ser un derecho. Vos sabes que Anne Lacaton cuando vino acá nos contaba que el espacio es un lujo, y que trataba de agregarse sin sacar a nadie de su propio hábitat sino agregándole metros cuadrados. Es una cosmética funcional muy importante. A mí me parece inteligentísimo hacer eso. Nosotros tenemos el termómetro de lo que va acontecer a nivel profesional porque son los chicos que se reciben. Y todos están con esta lógica, vamos a tener un salto cualitativo enorme en los próximos años, por lo menos en los arquitectos jóvenes. En relación a Lacaton—Vassal que trabaja la idea de sustentabilidad desde una perspectiva económica, y, por ejemplo, en un clima como en el de Córdoba, ¿con qué elementos o dispositivos se logra que un edificio perdure? Primero, hay varios factores que tener en cuenta. La obra barata no sirve. Hay materiales que deben ser trabajados según las normas con coherencia y hay que tener en cuenta como es el comportamiento de los mismos desde el punto de vista climático. Ustedes habrán visto que una carpintería puesta bajo una galería tiene una durabilidad cien veces mayor a una carpintería expuesta. Entonces, deberíamos pensar en dispositivos arquitectónicos que permitan proteger los materiales que son vulnerables. La ecuación sería materiales versus estructuras climáticas adecuadas y no el capricho de tener, por decir algo, una estructura toda de madera en una situación de exposición a la intemperie. Todo pasa por la inteligencia y la experiencia del proyectista. A la hora de pensar un edificio público sobre todo, como podría ser en tu caso la Escuela Marina Waisman o el Museo de Ciencias Naturales ¿Qué factores son los que más han influido en esta ecuación que comentás? Yo siempre recurro a materiales que han sido largamente utilizados, sabiendo cuáles son los resultados. Por ejemplo, las grandes luces y las superficies importantes deberían cubrirse con estructuras prefabricadas. Por razones de eficiencia y de rapidez. Pero las envolventes, los cierres, deberían realizarse en la medida de lo posible con materiales cuya mano de obra sea artesanal, como el ladrillo visto. El ladrillo visto, dentro de todas las opciones que se tienen, a través del sistema de muro compuesto, ha dado siempre excelentes resultados. Además tiene un envejecimiento formidable.


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Imรกgen: IPEM 208 Marina Waisman (Arriba), Museo Provincial de Ciencias Naturales (Abajo)

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Imágenes: Obras realizadas bajo el programa SENIAE Sede de las Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana Gentileza Ana Falú


Entrevista Diagonal Carlo Barbaresi Entonces, hay que tratar de utilizar en la obra pública materiales que no son la innovación por la innovación sino materiales que son altamente coherentes. Yo cuando tuve gente de varios proyectos nunca aceptaba que utilicen por ejemplo un piso que no era adecuado. Siempre volvíamos a los clichés pero entre comillas, porque vos podes usar un granito reconstituido pero trabajado en un modo que te permita una estética hasta interesante; o sea que el tema no es el tipo de material —que debe ser suficientemente corroborado— y que haya mucha experiencia y mucha mano de obra capacitada, sino el modo y el diseño que se produce. Pero tiene que ser absolutamente corroborado a través de la obra y del tiempo. A nivel mundial, por ejemplo, se puede ver un constante despliegue de materiales y efectos espectaculares ¿Cuáles crees que son los desafíos que tiene la arquitectura en relación a los materiales las técnicas y tecnologías? Qué difícil, es un tema delicado. No soy pesimista. Estos materiales son especiales y por supuesto tienen un rendimiento óptimo en varios aspectos, ya sea por el espesor, ya sea por la durabilidad y demás. Pero a la hora de evaluar el costo de producción que eso significa y la situación de sustentabilidad del material mismo es donde yo me pongo en una situación crítica. No puedo estar utilizando un material que en Europa puede tener un costo relativo con respecto a Argentina, cuando capaz con lo que me significa un metro cuadrado puedo hacer veinte metros cuadrados con otro material. El tema no está en la seducción de los materiales. El tema está en la inteligencia de utilizar materiales, que algunos son convencionales pero de una manera diferente. Yo creo que ahí está la originalidad. Por ejemplo, Frank Gehry es un arquitecto obsceno a mi modo de ver, porque utiliza materiales que son puro show y yo estoy muy en contra de los shows arquitectónicos. Yo me mantengo en una línea, si quieren un parangón: la del arquitecto Zumthor por ejemplo, y más atrás en grandes arquitectos como Carlo Scarpa. Yo estuve en las Termas de Vals y casi me muero de la emoción. Porque un material tan firme como el mármol puesto en la relación de esa estructuración de distintas capas diferentes en la fachada, puesto a su vez en relación a un espejo de agua que producía un reflejo y, por otro lado, con el tema de la iluminación de un color azulado, le daba una cristalinidad que todo parecía una estructura acristalada, hasta el mismo mármol. Ahí está la genialidad del arquitecto. No en la búsqueda de materiales diferentes sino en cómo se organiza espacialmente ese material para que el efecto pueda ser diferente. Yo creo que ahí está el trabajo del arquitecto que es sabio.

Sabemos de tu paso por la Dirección Provincial de Arquitectura ¿Cuál pensás que es el rol del arquitecto en ese cargo? Porque podría ser un ingeniero, podría ser otro técnico, pero ¿cuál es el aporte de un arquitecto? El aporte de los arquitectos en la Dirección Provincial de Arquitectura es crear escuela. Es un lugar excelente para generar una estructura, como alguna vez lo fue, una especie de una escuela de arquitectura pública... una estructura donde los jefes enseñan a los que están aprendiendo y así sucesivamente, les puedo asegurar que sería una de las estructuras más interesantes que se pueden tener. He tenido la oportunidad y la suerte de trabajar en equipos de cuarenta profesionales con quienes hicimos el hospital de niños de Córdoba y fue una experiencia enorme, tremenda e irrepetible. A nosotros (en la DPA) nos tocaba trabajar proyectos que rechazaban a nivel privado porque no tenían el retorno económico que les convenía. Siempre les decíamos a los funcionarios: —“Si ustedes nos dan las herramientas, nos dan la oportunidad. Van a tener un resultado arquitectónico del mismo o mejor nivel que puede tener un privado a un costo mil veces menor”. Tuve la suerte de formarme en la obra pública: Participé en dos o tres hospitales, en la Ciudad de las Artes, la escuela Marina Waisman y varias otras escuelas, el Museo de Ciencias Naturales, y como conductor de muchos otros proyectos. Así que debo decir que hasta hace unos cinco, seis años atrás, he tenido la oportunidad de hacer obras importantes, pero todas porque pudimos demostrar contra viento y marea que podíamos hacerlo. Yo siempre defendí la obra pública. Hay gente muy capaz todavía. Resulta interesante consultarte sobre el espacio del Buen Pastor hoy, una mirada sobre esa intervención. Mirá, te voy a decir un ejemplo que me parece atinado. García Marquez, en un momento, hablando justamente de la estética, la belleza y demás, dice —“Supónganse que hay una tercera guerra mundial y hay deformaciones genéticas en personas, y por ahí una mujer comienza a parecérsele a un lagarto. No por ese motivo no van a elegir una Miss Universo.” (risas) Bueno, entonces pueden elegir una Miss Universo que es, en realidad, un lagarto. Ahí lo dijo todo. Fue un show espantoso. Para decirlo más claramente: se mutiló una tipología. La iglesia tenía cinco claustros alrededor y solo le dejaron un pedacito a un costado. Solo basta mirar alguno de nuestros claustros coloniales para entenderlo,

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por ejemplo Santa Catalina. El Buen Pastor fue un monasterio inicialmente, después fue cárcel, fue muchas cosas. Hace poco dos señoras que se habían escapado de la cárcel en su momento visitaron el lugar. Estaban paradas en la zona de la fuente musical, y decían: —“A ver, yo acá tenía mi cama y la ventana daba allá, yo veía los Capuchinos.” Ellas estaban ahí, en medio de este paramo escénico extraño… realmente me pareció tan patético, tan dramático. Yo creo que no fue una operación inteligente. Y bueno sí, tiene éxito, claro, si no tenemos espacios públicos, no tenemos lugar, obvio. Pero se podría haber hecho una estructura también tan atractiva o más, reciclando claustros. Ustedes vieron la movida que ahora por suerte se está haciendo en Güemes donde reciclan espacios interiores, y tienen un sabor distinto. La cosa de la historia, de la genuinidad, el tiempo.

pero me pareció que fue un poco peligrosa su teoría, me refiero al Plan Voisin, cuando intervenía con estas placas arriba de París destruyendo gran parte de la ciudad. Creo que tenía un mensaje utópico interesante pero por suerte no se aplicó. Era una ciudad nueva pero con una estructura nueva (después lo pudo hacer a través de sus discípulos). Yo soy bastante crítico del Movimiento Moderno, en el sentido que era el pensamiento de liberación de ciertas normas duras pero a su vez tenía una dureza conceptual que era propia de la época. Esta cosa del hombre sin rostro, el modulor… ¿Qué distancia hay entre el modulor y el hombre ario y universal? Hermosos, perfectos, todos iguales, altos…me parece absolutamente relativo. Por eso hay que interpretar a estos grandes genios porque tenían aspectos que eran discutibles.

¿Podrías mencionar un edificio en Córdoba que en su intervención cree un equilibrio entre la preservación de la tipología que tuvo antes y la que alberga ahora?

En relación a lo que hablabas del Movimiento Moderno y las utopías, ¿qué utopías te imaginas para Córdoba?— Cosas que serían impensadas, pero necesarias.

Y, por ejemplo, la sede de Ecogas en la calle Ituzaingó me parece que es uno. Si me decís edificio interesante en arquitectura, frente a los Capuchinos: el edificio Baoro del arquitecto Pons, que es todo de hormigón, es una maravilla. Una obra trascendente a los límites de Córdoba. Yo creo que es un ejemplo que podría estar en el nivel del Banco de Londres, como edificio brutalista de los años ‘70. Pero en esto de la recuperación de edificios yo creo que no hay muchos lamentablemente.

Pienso en una ciudad multipolar, donde hay distintos centros y distintas estructuras. Todo lo que tiene que ver con los sistemas conectivos de movilidad y eco-sistémicos: tenemos los ferrocarriles y el río que son una ventaja desde el punto geográfico y etnográfico, se podría pensar una reestructuración de la ciudad futura a partir de estos dos ejes, dejando que el tejido histórico se renueve pero a través de un concepto de mezcla y estratificación. Como tuve la oportunidad de ensayar en una casita en pleno Güemes.

En los viajes de estudio a La Plata solías comentar frente a la Casa Curutchet: —“¡Qué me vienen a decir que Le Corbusier no sabía de contexto! Miren la casa que tiene al lado, cómo se vinculan las alturas, la galería...” También mencionabas mucho a Aldo Rossi y la Tendenza, que tenían esta visión de “Arquitectura de la ciudad”… Yo creo que de Rossi hay que leer su teoría más que su arquitectura. Porque como todo arquitecto que tiene después la oportunidad de proyectar, es demasiado dogmático y un poco rígido, porque tiene que manifestar sus principios a través de la arquitectura. Yo creo que tiene que haber una serie de pasos. El concepto de arquitectura de ciudad: que la ciudad es arquitectura, es fundamental. Esta idea de que la ciudad tiene una estructura primaria que son los monumentos importantes, sistemas de relaciones y estructuras acompañantes que son las viviendas. Eso es así, en toda ciudad histórica por lo menos. Le Corbusier lo reivindicó totalmente en la casa Curutchet,

Un chalecito con estructura de chapa. Sí, exactamente. Esa fue no una decisión mía personal, sino una decisión mía y del cliente. Porque el cliente no es una persona tonta, son personas inteligentes que lograron tener un caudal de dinero y vos se los tenés que administrar con inteligencia. El cliente, un abogado, me dice —“Yo compre esta casita, pero me da solamente para poner el estudio. Yo quiero vivir acá, me gusta el lugar. Quisiera construir arriba” pero él no quería demoler. —“Ah bueno, (le digo), me estas complicando la vida, ¿Vos crees que yo puedo poner una estructura pesadísima ahí arriba?” Y me dijo “Bueno, vos sos el arquitecto”. Y ahí me dejo pensando y dije que sí, pero que teníamos que hacer una estructura extremadamente liviana que no toque la casa. Hay que hacer unas perforaciones, vamos a encontrar suelo firme y construir una casa como suspendida arriba de lo otro.


Entrevista Diagonal Carlo Barbaresi

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La idea fue buena, pero el que me indujo a eso fue mi cliente. Entonces logramos, a través de esa experiencia, demostrar que él puede tener casa, puede tener estudio y mantener la historia de esa estructura que tanto él quiso, porque era de la familia de él. Tiene su estudio ahí, mantuvo todo lo que le parecía que le traía alguna memoria. Y su casa está arriba, eso es nuevo. Eso me parece que es lo nuevo. Scarpa decía: “No todo lo que es histórico hay que mantenerlo”. Yo no tuve la suerte de tener clases con él pero sí tuve otros discípulos de él en Roma, y la idea era ver qué era lo importante, qué estratificó, qué le dejó como importante a nivel histórico al edificio original. Entonces vos vas haciendo todo un estudio, investigás, pensás los períodos, los desarrollos, qué le agregaron, lo que se alteró. Y al final, concluís: esto hay que eliminarlo, esto lo limpiamos y a partir de ahí vemos qué se puede hacer. Es todo un trabajo de investigación importante. Pero la idea es introducir lo nuevo dentro de lo histórico: no museificar dejando intacto y sin tocar, sino lo contrario. Hay muchísimos ejemplos de este arquitecto donde él metió una inserción arquitectónica contemporánea excelente y mejoró la parte histórica. Ése es el paradigma. Es una ecuación donde lo viejo y lo nuevo generan una tercera cosa que es absolutamente innovadora y mejor

Imágen:

Ampliación Vivienda en Barrio Güemes. Cortesía Carlo Barbaresi.


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¿Cuál río? Alejandro Cohen, Soledad Patiño

¿CUÁL RÍO?

Alejandro Cohen Soledad Patiño C.1—1 a

12’ 2165

Al Río Suquía o Primero casi simpre le dimos la espalda, aunque hay ciudad porque es nuestra fuente principal de agua y el agua es esencial para la vida. Porque si tomábamos sus aguas limpias río arriba, las ensuciábamos con diversos efluentes río abajo. Pues era el desagüe natural y donde, literalmente, lavábamos la ropa sucia. Nunca fue un río navegable. Eso hizo que siempre lo subestimáramos. Sólo nos sorprendía e intimidaba en las crecidas. Como resultante de afluentes de ríos serranos, siempre fue inestable, con “secas” y esas grandes crecidas. Lo empezamos a domesticar hace poco más de 100 años con la construcción del Dique San Roque. Y lo terminamos de domesticar cuando en la década del '40 del siglo XX se sistematizó el arroyo de la Cañada, otro afluente del Suquía que inundaba varios barrios de la ciudad. Cuando se funda Córdoba, dos cursos de agua atravesaban el actual territorio de la ciudad: el Río Suquía y el Arroyo la Cañada. El Suquía era la espalda de las distintas y nuevas urbanizaciones del siglo XIX, el centro tradicional y los seis barrios-pueblo que lo rodearon: Güemes, Alberdi, San Martín, Alta Córdoba, General Paz y San Vicente. El río era sinónimo de grandes barrancas —quedan pocas—; de pocos puentes entre el “pozo” —el Centro y Güemes—, la zona de Quintas —Alberdi, separada por la Cañada— y los barrios en los “altos” —San Martín, General Paz— y el “insular” San Vicente. Pocas veces se llevó bien con la ciudad. Por ejemplo cuando se hizo el Parque Elisa a principios del siglo XX —el hoy Parque Las Heras—. Porque el Parque llegaba al cauce del río y porque se habían puesto unos “azudes niveladores” que armaban unos pequeños diques con compuertas y se armaba un “espejo de agua”. Hay fotos de la época dónde se ve gente navegando en pequeños botes de remo. Increíble pero sucedió. En 1888 se construye el Viejo Dique San Roque y en 1886 el Dique Mal Paso más los Canales Maestro Norte y Sur, para riego del cinturón Verde Norte y Sur respectivamente. Esta fue la época donde se crearon las grandes infraestructuras de agua en la ciudad. A partir de allí la situación se mantiene sin cambios en la cantidad de nuevas infraestructuras hasta 1953, con la construcción del Dique Los Molinos. Las nuevas obras Hidráulicas en la ciudad de Córdoba —Dique y Embalse San Roque / Dique Nivelador Mal Paso / Canales de Riego / Río Suquía / Canales secundarios— pasan a conformar el Sistema de Riego del Area Metropolitana. En la primera mitad del siglo XX, Córdoba era una pequeña ciudad con una extensa y completa red de canales para desarrollo productivo. Se trataba de una visión técnica de vanguardia para la época que armonizaba la disponibilidad del agua con el territorio. Eran tiempos de optimismo sin límites, con aportes extraordinarios en infraestructura de agua. El cinturón verde conformaba un elemento de equilibrio ambiental.


Ilustración: “Wally en el río“ / Tomás Spina


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¿Cuál río? Alejandro Cohen, Soledad Patiño

La ciudad creció nuevamente a mediados del siglo pasado, se extendió en grandes periferias queriendo ser a veces una ciudad jardín y, desde la década del '60, su expansión se hizo indetenible. ¿Y el río? Bien, gracias. Allí, en esa época, empezó la idea de urbanizarlo y se empezó a “sistematizar” su cauce. Es esa idea de “canalizarlo” con esos canales de hormigón armado —canales de estiaje— que todavía hoy se dejan ver en el Centro y Alberdi. Fue cuando se empezó a balbucear la idea de una “vía rápida” en una ciudad prematuramente congestionada porque todas las vías de penetración pasaban por el Centro. El río seguía siendo la espalda. Casi un terreno baldío. En algunas partes un basural a cielo abierto. Ni más ni menos. Con la vuelta a la democracia después de una larga dictadura, en 1983 comienza el entonces intendente electo Ramón Mestre —padre— a hablar de recuperar el Río Primero, que empieza por recuperar su nombre: Suquía. Como era de jurisdicción provincial —dependía de la Dirección Provincial de Hidráulica— no era sencillo cómo hacerlo “frente” y no “fondo”, “cara” y no “espalda”. Y se opta por una propuesta inteligente y muy viable. Se proyecta una “Avenida Costanera” que se la va haciendo por tramos —por eso tiene las manos al revés—. Había recursos muy limitados, entonces se acuerda con la Provincia usar parte del cauce para hacerla, o sea de la cota inundable, al par que se recuperan muchas áreas que estaban usurpadas por los fondos de las propiedades linderas. Era una época en muchas ciudades del mundo de recuperar los llamados waterfronts —frentes de agua marítimos y fluviales—. Se hizo cómo se pudo. Estamos hablando de fines de los años '80 del siglo XX. No hace tanto. Así, la gente redescubrió el río y fuimos a pasear a la “costanera” de nuestro modesto Río Suquía. La Avenida quedó a medio camino entre un “paseo” y una “vía rápida” de acceso y egreso al centro. Vía rápida porque a la llamada “velocidad de diseño” la define la cantidad de intersecciones, y hay pocas. Y trajo consigo muchos puentes nuevos y luego las ciclovías. Y algunas sorpresas de las buenas, y otras no tanto. Por eso las calles de la Costanera son bajo los puentes, o sea, inundables. Y por esas condiciones el transporte público colectivo nunca lo pudo usar. Esas fueron sus limitaciones. Sino no se podía hacer… La más interesante: se pudo intervenir también en el cauce, en un meandro dónde el río “dobla” en Alberdi. Y, gaviones mediante y el reuso de un puente ferroviario que se había desplomado, se construyó la Isla de los Patos. Con los patos como “sensores” vivos de la pureza del agua del Suquía. O sea, una acción de gobierno

inteligente y un proyecto técnico imaginativo construyeron…: ¡¡¡Naturaleza!!!. Eso fue lo bueno, lo más interesante. Pero no fue suficiente. Había que continuar la acción. Y no “dormirse en los laureles”: ya está, ya lo recuperamos al Suquía. Y aunque no es el Paraná frente a Rosario, tiene lo suyo. Aunque invariablemente porteños y rosarinos que nos visitan lo confunden con La Cañada… por el “hilo de agua” que es las más de las veces. Por otro lado, durante años, el sistema de riego de la ciudad de Córdoba atravesó un proceso de decadencia y deterioro debido al crecimiento de la ciudad que aplastó el sistema de canales y lo inutilizó parcialmente. Las razones de su decadencia fueron: la falta de mantenimiento de las infraestructuras, las pérdidas del sistema, el aumento de zonas urbanizadas y la reducción de los flujos de irrigación debido a la creciente demanda de agua potable. Al proceso enunciado se suma otro: el dominio fiscal de las márgenes y la disponibilidad de agua que constituyen una asociación que favorece la ocupación ilegal. En ese punto de esta historia lo que no avanza, o retrocede o se estanca, como el agua que si se estanca, se muere. Por una parte, el usufructo del nuevo frente del río no tuvo el ímpetu, la dinámica que se esperaba. Para el mercado inmobiliario seguían siendo más rentables otras áreas. Y salvo excepciones, no se renovaron sus bordes con nuevos programas habitacionales o de nuevos equipamientos. Y no se idearon políticas y proyectos concretos para promover todas estas áreas aledañas al río. Entonces, buena parte de su recorrido urbano se “unilateralizó”: quedó solo sesgado a ser una vía de tránsito rápido. Hubo excepciones, algunas recientes, que enlazan el río con nuevos parques: por caso el del Chateau, o las proximidades de la Reserva Parque San Martín. Tal vez en ese mismo sentido: toda la operación del Centro Cívico, al margen de la calidad o pertinencia de sus edificios en particular. O zonas donde se consolidó el cauce natural —Barrio Bajo Palermo, Urca—. Y zonas en irresuelto y crónico conflicto como la Exvilla La Maternidad, que si se reurbanizaba podría haber consolidado la noción de que cerca del río pueden vivir todos los sectores sociales, que “renovar” no es siempre echar a los que están. Quizás ahora volviendo a intervenir desde San Vicente hacia el este, hasta Circunvalación para acceso y egreso del transporte de pasajeros de ambas terminales, todo eso tramo pueda volver a ser transitable. Vaya a saber, ahora volvió a ser un baldío peligroso de una zona pobre y marginal de la ciudad. Y el tema no se va a resolver sólo con “escolta policial” a los ómnibus de media y larga distancia.


¿Cuál río? Alejandro Cohen, Soledad Patiño

Es más complejo. Es que el río es cómo una “postal lineal” de la ciudad donde ricos y pobres se asoman al mismo: countries y villas miseria, barrios de clase media, colegios como el Belgrano y hospitales como el Clínicas, nuevos barrios cerrados tipo casonas y torres como Capitalinas, canchas de fútbol como la “B” —en pleno reciclaje—, viejas y “nuevas usinas”, galpones de industrias abandonadas hacia el sureste. El —ahora— Exmercado de abasto en pleno centro. Todo un mundo en una línea de naturaleza, cemento y agua. Y frustraciones como la construcción paralizada del nuevo Concejo Deliberante o el aún más efímero MNBA (Museo Nacional de Bellas Artes en los galpones del Exabasto. Y sí, es que para que sea plataforma para el encuentro, para la recreación, tienen que haber plataformas para el encuentro, para la recreación: para un poquito de vida al “aire libre” cuando la ciudad se vuelve agobiante… tal vez más puentes peatonales, algún nuevo “azud nivelador” para armar nuevos pequeños diques o embalses de agua —se hizo algo así en Río IV, habrá que ver cómo resultó—. Lugares recreativos y gastronómicos. Limpiarlo, que no se sigan vertiendo efluentes industriales y cloacales; mantenerlo, no ponerle cosas que se las lleve el agua. Ver si siempre la “vialidad” tiene que ir así, “pegada” al agua, o puede haber otras opciones. Incluso una vez por la zona de Bajo Palermo, el Intendente Martí, a mediados de los '90, alentó al arquitecto Miguel Ángel Roca —autor de los CPC— a pensar uno de estos Centros de Participación Comunal como un edificio en puente sobre el Suquía. Se armó un lío bárbaro en la Córdoba conservadora y el proyecto se archivó. Tal vez hubiera sido el mejor y más interesante CPC. ¿Que todo esto es muy dificil? Obvio, y sigue en la agenda pública. Porque no alcanzó lo que se hizo. Y hay cosas que hay que hacerlas de nuevo. Así es la ciudad, permanente pasado, permanente presente y permanente futuro. El hilo de agua, verde y cemento vale la pena. Esa triple línea hay que “ensancharla”, enchufarlo más a la ciudad que lo rodea, que lo encierra, para que no lo ahogue. Quizás meterlo más en la ciudad y no meter tanta ciudad en el río. Ya no son los patos del Suquía (se murieron contaminados los pocos que sobrevivieron a la cacería urbana para “pato a la parrilla” u otras delicias gourmet). Ahora los “sensores” de la calidad de vida somos nosotros. Y lo mejor es tratar bien el agua donde hay agua. Donde no hay es dificil inventarla; aunque de vez en cuando podamos inventar “una fuente del perdón”. El viejo Suquía nos tiene paciencia. Pero nos pide imaginación, proyectos, cuidados y concreciones.

TRES CLAVES DE ACTUACIÓN

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Un nuevo equilibrio natural-artificial que constituye este río de cauce más o menos controlado, de las diversas maneras en que la ciudad, sus tejidos habitativos, sus equipamientos urbanos, sus espacios públicos y sus vialidades lo bordean y en el caso de estas últimas, también lo atraviesan. Se trata de poder entender estos nuevos escenarios urbanos que conforman desde utopías hasta intervenciones pragmáticas tratando de poner en juego diversas acciones proyectuales.

2

Un río diverso: un río natural con persistencia de barrancas; un río de grandes acontecimientos públicos atravesado transversalmente por una nueva y potente intensificación de flujos viales conectivos; un río de diversos episodios de fractura socio– espacial según la margen de que se trate; sectores híbridos con accesos al cauce en espera de sus bordes urbanos; un río con significativos equipamientos urbanos y con una curiosa intervención en su propio cauce; un río “central” como periferia interior inconclusa; un río cívico y ferroviario acentuando su atravesabilidad; un río exvilla y de nueva evacuación vial previa expulsión de la irregularidad dominial; un río periferia exfabril y un río basurero y link autopista.

3

El desafío persiste: ¿cuáles serán las acciones más adecuadas para conciliar? La remediación ambiental y la construcción de espacio público y espacios verdes, la integración socio– espacial, la conectividad y accesibilidad, la renovación de los tejidos habitativos y del necesario equipamiento comunitario que integre y no segregue. El único “destino” obvio de momento se expresa en la exacerbación de las tácticas de intensificación de flujos, lineales y tranversales. Tal vez sean necesarios e inevitables. No sólo no son suficientes, podemos perder una nueva oportunidad de construir y reconstruir esta infraestructura de saneamiento ambiental y de remediación social de nuestra ciudad.

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Claudicación Estratégica Martin Benavidez

CLAUDICACIÓN ESTRATÉGICA Martín Benavidez C.1—2 a

12’ 3854

Estas notas forman parte de un trabajo más amplio, desarrollado en los últimos años entre la Universidade de Sao Paulo y la Humbold Universität zu Berlin, en el cual abordé aspectos epistemológicos de algunas de las principales corrientes de la urbanística actual. El asunto que motivó dicha investigación remite al desajuste que existe entre la escala y la complejidad de los problemas de las aglomeraciones urbanas contemporáneas y las categorías conceptuales con que opera la disciplina encargada de enfrentarlas. Una aproximación a la historia reciente de la urbanística nos indica que cuanto más eficientes se tornaron nuestros medios técnicos para operar sobre la ciudad, más nos hemos alejado de la posibilidad intervenir con el vigor que sus problemas demandan. Tal como la geografía nos ha enseñado, ello se relaciona de manera directa con las transformaciones ocurridas en las últimas décadas en los modos de producción del espacio urbano. Sin embargo, comprender este problema supone también adentrarnos en su dimensión ideológica. En rigor, la urbanística parece haber asumido una posición de retaguardia dentro del campo del discurso social pues, preocupada en adaptarse a la lógica del presente, se ha mostrado incapaz de cuestionar la propia naturaleza de las demandas a la que se la somete. En los pasajes aquí incluidos, me propongo abordar aspectos conceptuales del trabajo teórico de algunos referentes de la generación de urbanistas que exportaron al resto del mundo el “éxito” de las transformaciones de las principales ciudades europeas de las últimas dos décadas del siglo pasado. Con ello, lejos estoy de sugerir una lectura pormenorizada del universo de discursos y experiencias proyectuales que a dicha corriente se relacionan. En todo caso de lo que se trata es de procurar revelar algunos de los aspectos ideológicos que esterilizan su pretendida capacidad para transformar el statu quo.


Ilustración: "Subliminal", Santiago Canén. Collage basado en fotograma de la película "They Live" (1988)


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Claudicación Estratégica Martin Benavidez

DE FALSAS DICOTOMÍAS Jordi Borja, urbanista íntimamente relacionado con el “modelo Barcelona”, importado desde finales de la década de 1980 en todas las latitudes del mundo occidental como la panacea de la ciudad contemporánea, indica que, en las últimas, en el campo del urbanismo se ha producido una “adaptación de la oferta urbana a las nuevas condiciones de la globalización”. Con ello el autor se refiere a la incorporación de (…) nuevas formas de gestión —la cooperación pública-privada— y reformas político administrativas como la descentralización territorial y funcional. La competitividad sustituyo a la calidad de vida. El urbanismo priorizó el proyecto sobre el plan, el proyecto arquitectónico sustituyo en muchos casos al urbanístico (Borja, 2014, p. 48). Según Borja, el panorama del pensamiento urbanístico contemporáneo podría reducirse a dos tendencias fundamentales. La primera estaría representada por la lógica de la adecuación de la ciudad a la globalización, de su inserción en las redes regionales y globales de flujos de capital. La segunda sería la de la “resistencia” a la globalización, basada en el discurso de la ciudad y del “espacio público”, la “calle”, la “mixtura social”, el “perfil identitario de los lugares”, el “patrimonio” y la “memoria urbana” (Borja, 2014, pp. 34-35). Pero según Borja no resulta simple encontrar en los actuales procesos de producción de espacio urbano una expresión cabal de cada una de esas corrientes, pues ellas coexisten de manera contradictoria: Los dos “modelos” actúan casi siempre a la vez, o más exactamente, ambos ayudan a interpretar a las políticas urbanas y el desarrollo contradictorio de la ciudad. La arquitectura banalizada y estandarizada caracteriza al urbanismo “globalizado”, lo mismo que el uso y el abuso de las arquitecturas ostentosas y “no reproducibles” para marcar simbólicamente las zonas de excelencia. El urbanismo ciudadano apuesta por el perfil identitário de lo urbano, atendiendo a la morfología del lugar, a la calidad del entorno y a la integración de los elementos arquitectónicos excepcionales o emblemáticos (Borja, 2014, p. 46). Lo que el análisis de Borja no logra captar es que esas dos tendencias aparentemente contradictorias funcionan en los hechos

coordinadamente.1 Allí donde el autor catalán describe una contradicción entre dos discursos y prácticas disciplinares, trabajos como el del geógrafo británico David Harvey revelan una relación de complementación.2 Desde esta perspectiva, los procesos de descentralización, la creación de nuevas centralidades, la mixtura social y funcional de los espacios y la acentuación de los rasgos identitarios de los fragmentos de ciudad encargados de impulsar el desarrollo que caracterizarían el urbanismo ciudadano al cual hace referencia Borja, son también aspectos centrales de los espacios que compiten en el mercado global de ciudades (Harvey & Smith, 2005). Tal vez sea por esto que el urbanista catalán no sugiere la necesidad de una superación de las tensiones entre esos modelos contrapuestos sino una especie de “saludable convivencia” entre ellos, ya que para él sería posible integrar esas aparentes dos caras de la ciudad contemporánea en una síntesis que rescate lo mejor de cada expresión: La síntesis teóricamente posible es cuadrar la ecuación competitividad, cohesión social, sostenibilidad, gobernación democrática y participación. No es evidente y aun no se ha descubierto la piedra filosofal para ello… (Borja, 2014, p. 48. ). Con una sobredosis de buena voluntad, Jordi Borja nos invita a imaginar una urbanística que valiéndose de las herramientas del “urbanismo de la globalización” contribuya en la dirección de un “urbanismo ciudadano”. De ello se desprende que las diferencias entre ambos paradigmas parecen estar más en los resultados deseados que en los procedimientos adoptados. En este punto tal vez resulte posible comprender el intento de Borja de encontrar una “piedra filosofal”, pues obtener diferentes resultados a partir de la implementación de los mismos métodos forma parte, antes que de la dialéctica, del mundo de la alquimia.

1 Lo curioso es que incluso Borja por momentos se muestra consciente de ello: “... el resultado final (de la disputa entre ambas tendencias) es muy funcional para el urbanismo de la globalización, puesto que la competitividad entre los territorios requiere estos “lugares nodales de cualidad” que son las ciudades vivas, con espacios públicos animados y ofertas culturales y comerciales diversas, con entornos agradables y seguros, donde se concentra el terciario de excelencia y el ocio atractivos para los visitantes” (Borja, 2014, pp. 46-47).

2 Por un lado, que ambas tendencias se funden en un mismo elenco de categorías descriptivas representa un primer indicio de ello. Si nociones como “espacio público”, “urbanidad”, “consenso”, “cooperación”, “participación”, “mixtura”, “sinergias”, “diversidad”, “vitalidad”, entre muchas otras, protagonizas ambos elencos conceptuales, resulta difícil comprender en términos de dialéctica paradigmas estructurados por un mismo lenguaje.


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SI NO PUEDES VENCERLOS, ÚNETELES Por detrás de las variaciones de melodía que Borja analiza no sólo se repiten las categorías conceptuales, los imaginarios urbanos a los que refirieren o los agentes sociales a los que invocan, sino también su fundamental instrumento de actuación. Me refiero a la Planificación Estratégica, que aparece indiscutidamente como un denominador común aun cuando el autor haya recientemente alertado sobre los riesgos de que funcionen como placebos que garantizan el statu quo. La guerra, la empresa y la ciudad: he aquí los tres desplazamientos ocurridos al interior de la noción de estrategia hasta ser adoptada por los más variados agentes de la producción del espacio urbano. Tomada de la literatura militar, esta categoría tuvo un papel importante en el desarrollo de las teorías de la organización empresarial de la segunda posguerra utilizadas fundamentalmente a partir de las décadas de 1960 y 1970. No resulta difícil comprender que tomar prestado un paradigma e importarlo sin mediaciones implica asumir profundas transformaciones en la episteme de la disciplina. Ahora bien, que para el mundo empresarial la competencia en los mercados pudiera ser entendida como un verdadero campo de batalla, no es tan difícil de comprender como que para los urbanistas el futuro de la ciudad pueda ser entendido en términos de una empresa. Una vez más, hasta el propio Borja parecería ser consciente de ello: En el plano económico el discurso globalizador tuvo un arranque arrollador. La presentación de las ciudades como lugares nodales, las nuevas oportunidades de los territorios (argumento apoyado en emergencias y reconversiones exitosas) y la prioridad al posicionamiento en las redes globales y en consecuencia a su proyección exterior han sido elementos clave de la construcción del vademécum de la buena política urbana. El plan estratégico a su vez ha sido la herramienta operativa (o ha pretendido serlo) de las ciudades aspirantes a triunfar en el mundo global mediante el discurso “hiper-competitivo” un tipo de plan no normativo, que favorece tanto una concertación de cúpulas políticas con cúpulas económicas como un amplio proceso participativo y que puede convertirse en un proyecto político transformador de la ciudad o derivar en una cortina de humo llena de buenas intenciones sin otra función que legitimar las practicas del poder (Borja, 2014).3

3 La filósofa brasilera Otília Arantes se refiere de manera más explícita a las prácticas del poder que Borja menci na. Para la autora brasileña, “... el planeamiento dicho estratégico puede no ser más que otro eufemismo para gentrification, sin, sin embargo, sin afirmar que sean exactamente lo mismo - quién sabe su apoteosis: una ciudad estratégicamente planificada de A a Z nada más sería, en fin, que una ciudad completamente gentrificada” (Arantes & Vainer, 2000, p. 31).

La Planificación Estratégica, en una sola jugada, nos propone recuperar el destino de la ciudad y coronar la caída de los resquicios del Welfare State, introduciendo la lógica del sector privado en el corazón del pensamiento urbano. El urbanista catalán Joan Busquets, uno de los más reconocidos impulsores de esta corriente y encargado de comandar los proyectos de transformación urbana de Barcelona durante la década de 1980, expresa esta cuestión en los siguientes términos: … la relación entre sector público y privado en la actuación urbanística cambia radicalmente. La segregación aparente de intereses y competencias queda difuminada. Términos como Partnership (cooperación) alcanzan un relieve fundamental (Busquets, 1995). Intereses públicos y privados parecen mágicamente superan sus contradicciones en la urbanística de los “consensos planificados”, utilizando la expresión de Carlos Vainer. Si el poder centralizado de los Estados ha perdido sucesivamente a partir de la década de 1970 su capacidad de acción sobre las ciudades frente a las formas flexibilizadas del capital privado (Harvey, 2007), las ciudades deberían entonces apostar su destino en las mismas fichas del poder que de manera inversa la ha aumentado, es decir, el sector privado. Si esta hipótesis (¿o deberíamos decir acto de fe?) es posible, ello se debería a la presunta eficacia de las “sinergias” y las “inducciones”. Según esta perspectiva, si las “oportunidades” que la Planificación Estratégica detecta son bien aprovechadas, los beneficios de sus acciones deliberadamente fragmentarias podrán ser capitalizados por el conjunto de la ciudad: El proceso urbanístico no sigue ya el teórico patrón de plan general, plan parcial, proyecto arquitectónico, sino que se articula a partir de “acciones” y/o “proyectos” que tienen capacidad ejecutiva, y que en su conjunto son capaces de poner a la ciudad o a un gran sector de la misma en movimiento. Por tanto tienen fuerza propia, pero también una gran capacidad inductor (Busquets, 1995).

UNA URBANÍSTICA DE LA SINÉCDOQUE De las ruinas de las ciudades industriales surgen las “oportunidades” sobre las cuales la Planificación Estratégica articula su programa de transformación. Las antiguas y obsoletas áreas ferroviarias o portuarias, los barrios industriales deshabilitados, las viejas y empobrecidas áreas centrales, las zonas

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rurales bien localizadas, las áreas comerciales envejecidas, vienen a expresar su “vocación” de transformar, por pedazos, la ciudad. Al final, la realidad fragmentaria y discontinua de las ciudades no sería tanto el problema a ser repensado, sino la condición a partir de la cual mantener la maquinaria urbana en movimiento: … habrá que entender la ciudad como la formación de diversidades, como lugar discontinuo y en un proceso de transformación constante (Busquets, 1995). Esta alquimia urbana no es posible sin dos ingredientes que resultan fundamentales: el “sentido de crisis” de la ciudad como aquello que motoriza los necesarios “consensos”, y los “eventos” en torno a los cuales los esfuerzos se articulan. Esta cuestión, cuidadosamente analizada por Carlos Vainer en “Patria, empresa y mercancía”, revela el estado de una urbanística que propone tratar la ciudad no sólo como un negocio, sino para los negocios (Arantes & Vainer, 2000, p. 76), en cuya lógica el “marketing de los lugares” pasa a ocupar el lugar de la planificación. Los fragmentos de la ciudad que reciben la bendición del pensamiento estratégico son lanzados como productos en el mercado de las ciudades: … es evidente la voluntad de “fijar” en el tiempo la operación y la idea de marketing es consustancial a su propia definición: las ciudades parecen estar seguras de que, además de a sus ciudadanos, han de
convencer a otros operadores para que “compren o desarrollen” tan excelentes oportunidades (Busquets, 1995). La ciudad finalmente podría ser, como cualquier empresa, no sólo planificada, sino incluso simplemente “gestionada”. No sorprende, pues que algunas variantes de esa corriente lleguen hoy a hablar de la necesidad de pasar de la Planificación Estratégica a una simple Gestión Estratégica de la ciudad. Definido el sentido último de la ciudad como maquinaria para la producción y reproducción del capital, lo que queda para una disciplina urbanística “comprometida con su tiempo” sería administrar los medios más eficientes de alcanzar tales objetivos. Es así como las ideas de “revitalización”, “renovación”, “recuperación”, “refuncionalización” urbana han funcionado en las últimas décadas como eufemismos para encubrir la el sentido último de la maquina urbana, es decir, la reproducción del capital. Pero todo hecho en nombre de las más buenas intenciones, pues curiosamente, esta imposición de la lógica de los negocios como forma de pensar el destino de la ciudad es introducida en nombre del espacio público y la recuperación del valor de la ciudad como espacio de la ciudadanía.

DE RÉQUIEM A CANCIÓN DE CUNA Para los urbanistas, el tardío redescubrimiento de las virtudes de la ciudad clásica en el momento de su imposibilidad definitiva puede haber significado el punto, de no retorno, el momento fatal de la desconexión, de la descalificación. Ahora son especialistas en dolores fantasmas: médicos que discuten las peculiaridades de un miembro amputado. Esto último introduce una cuestión fundamental acerca de una de las categorías centrales de la urbanística contemporánea. A partir de la década de 1980, la categoría de espacio público ha sido sistemáticamente utilizada como “caballo de Troya” para la revalorización de los fragmentos desvencijados de la ciudad industrial sin asumir la complejidad que el desarrollo de la metrópolis inaugura. No puede pasar desapercibido que cuanto más el capital ha controlado la producción del espacio urbano modelando las ciudades de acuerdo con sus aspiraciones y necesidades (Harvey, 2007), más recurrente y autoindulgente se ha convertido la noción de espacio público hacia dentro del campo disciplinar. En el preciso momento en que en las ciudades sólo el sector privado ha ganado poder de influencia y decisión, asistimos a una suerte de omnipresencia del discurso del espacio público. ¿No nos resulta extraño que a partir de entonces prácticamente no haya discurso sobre la ciudad en que los más variados y antagónicos agentes de la producción del espacio urbano aborden el espacio público como principio y fin del sentido de la ciudad? El arquitecto e historiador argentino Adrián Gorelik lo expresa en los siguientes términos: (…) la noción de espacio público fue utilizada por el «planeamiento estratégico», para justificar con argumentos de elevada teoría política (la cuestión de la ciudadanía) la restauración banalizada de fragmentos urbanos de la ciudad tradicional, sin hacerse cargo de la complejidad metropolitana. (…) desde la década de 1980, se produjo un verdadero «romance del espacio público» en la cultura urbana internacional, cuando parecieron alimentarse virtuosamente en la categoría de espacio público, una idea de ciudad, una idea de arquitectura, una idea de política y una idea de sociedad. Pero si esto ocurrió en la coyuntura muy especial de comienzos de la década de 1980, como parte de un movimiento crítico de las ambiciones autoritarias de la planificación estatal tradicional, en las prácticas urbanas efectivas el espacio público quedó rápidamente reducido a la idea de «urbanismo de lo pequeño» y a la revaloración historicista de las cualidades de la ciudad tradicional (Gorelik, 2007, p. 49).


Imรกgen: "The Naked City". Guy Debord (1957)


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Claudicación Estratégica Martin Benavidez

Gorelik nos permite comprender con claridad meridiana de qué manera, ante la complejidad de la metrópolis, la Planificación Estratégica se apoya sobre fragmentos de la ciudad que ganan el estatuto de “oportunidad”. El destino de la ciudad como un todo queda, por lo tanto, subordinado a la realización de las potencialidades de los sectores que emergen de las ruinas de la ciudad industrial, sectores de “vocación” siempre singular, encargados de “inducir” las transformaciones de gran alcance. Lo fundamental para la planificación Estratégica sería, pues, identificar focos estratégicos que permitirían la recalificación del todo por “contaminación” (Arantes, 2012, p. 52). Después de algunas décadas del marcado anti-urbanismo posmoderno, el retorno de la categoría de planificación (ahora dicho estratégico) resulta, por lo menos, dudoso. Lejos de suponer un retorno a los planes de gran alcance, la “acupuntura” de la urbanística de la primera generación posmoderna es sustituida por la lógica de las “nuevas centralidades” y de la “originalidad” de los proyectos que apuntan a lanzar las ciudades a la competencia en el mercado de lugares. Para Otilia Arantes se trata de la generalización y de la ampliación de la urbanística de la generación anterior y no del intento de corregir su marcado anti-urbanismo. La Planificación Estratégica vino, en palabras de la autora brasileira, a (...) agravar aún más la hinchazón cultural imperante desde que gobernantes e inversores pasaron a desbravar una nueva frontera de acumulación de poder y dinero - el negocio de las imágenes. El “todo es cultura” de la era que parece haberse inaugurado en los años 1960, habría sido transformado de vez en lo que vengo llamando de culturalismo de mercado (Arantes & Vainer, 2000, p. 16).4 Este énfasis en la dimensión cultural de los lugares coloca los elementos “identitarios” como modo de apuntalar la transformación de la ciudad en términos que equiparon la planificación a una

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Las traducciones del portugués son mías.

consultoría de imagen de mercado, que busca dotar a un producto de atributos de excepción. Según Gorelik, la funcionalidad de estos estudios frente a un tipo de política urbana actual (…) puede ser entendida como un síntoma de los nuevos mitos que hoy circulan en las políticas municipales, con su énfasis en el valor identitario de las intervenciones puntuales de vaga apelación cultural comunitaria, como si pudiera haber reparación simbólica ante la ausencia pasmosa de voluntad de transformación de la metrópoli en un territorio más democrático y más justo (Gorelik, 2002, p. 12). Esta cuestión no representa, como se podría pensar, un aspecto secundario o menor ante los altos y nobles ideales que justifican el “retorno a la ciudad”. Por el contrario, supone la justificación (o mejor, el encubrimiento) de una contradicción fundamental entre la idea de una urbanística como instrumento de integración de la ciudad y la cada vez más profundizada fragmentación que resulta de sus intervenciones. Según Arantes, existe una [...] incompatibilidad de principio entre el carácter sistémico-funcional de la idea de estrategia y la fragmentación, a ser respetada o inducida, inherente a la valorización de la diferencia con la que, por definición, la dimensión cultural se confunde como esfera refractaria a la homogeneidad impuesta o requerida por la vieja ideología del orden (Arantes & Vainer, 2000, p. 14).

En una dirección semejante, Adrián Gorelik elabora una aguda crítica al pensamiento urbano que enfatiza el valor identitario de las intervenciones puntuales como si no fuera posible imaginar una voluntad transformadora de la metrópoli en un territorio más democrático, más justo e integrado (Gorelik, 2002, p. 13). Si bien el historiador argentino


Claudicación Estratégica Martin Benavidez

hace algunas consideraciones en torno a la pertinencia de este tipo de aproximaciones en el contexto de las ciudades desarrolladas en las que se originó5, Gorelik sugiere que en los contextos latinoamericanos (…) las políticas puntuales de “preservación” o “rescate cultural” derivan necesariamente en la estatización de guetos, cuando se trata de sitios fuera de los circuitos interesantes para el capital, o en producciones escenográficas para la gentrification y el consumo turístico con brutales reemplazos de población, cuando se trata de sitios expectantes para la economía urbana. El argumento de la identidad territorial se despliega hoy en multiplicidad de efectos, apareciendo como respaldo tanto de la fragmentación cultural como de las políticas de descentralización que realizan el sentido común democratista por el cual small is beautiful… (Gorelik, 2002, p. 13. ).

figura retórica de la sinécdoque como aquella que mejor lo ilustra: la parte por el todo. Antes que negarla creativamente, el pensamiento urbano dominante al final del siglo pareciera claudicar, sin que nadie se lo haya pedido, ante la complejidad de los problemas de las aglomeraciones urbanas contemporáneas. Y al celebrar sus fragmentos, sus practicas y discursos naturalizan las fracturas de las cuales son producto. Por eso digo, si me permiten parafrasear al Chavo del Ocho, que la estratégica de planificación tiene poco

La lógica del fragmento, de la “singularidad”, puede efectivamente ayudarnos a comprender aspectos centrales de la experiencia del mundo contemporáneo pero difícilmente nos permita formular una urbanística en la contracorriente de la realidad de nuestras cada vez más desarticuladas ciudades. A pesar de sugerir un retorno de una perspectiva integradora de la ciudad, la Planificación Estratégica reproduce, acaso en una escala más amplia que la primera generación posmoderna, la autonomización de los lugares (ahora tornadas “oportunidades” y “nuevas centralidades”) y los superpone al destino de la ciudad como un todo. Por eso me parece oportuno sugerir la

BIBLIOGRAFÍA

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En este sentido, Gorelik ofrece un análisis más matizado en relación a la de Arantes: “La imagen celebratoria que valora la dispersión y la multiplicidad como fundamento de una vida más libre tiene un sentido cuando aparece en ciudades que vienen de un largo período de planificación que reguló el crecimiento urbano y la satisfacción de las necesidades sociales básicas, de modo tal que la pérdida de poder de los órdenes totalizadores puede verse como parte de una lógica de descentralización democrática. En cambio, en ciudades que tradicionalmente padecieron crecimiento caótico, caracterizadas por un uso depreda torio del medio ambiente y por la existencia de masas excluidas al borde de la sobrevivencia, una política de radicalización de la diseminación lleva el alto riesgo de hacer explotar las tendencias desintegradoras y destructivas, con el resultado de mayor autoritarismo y represión” (Gorelik, 2002, p. 14).

Arantes, O. (2012). Berlim e Barcelona. Duas imagens estratégicas. São Paulo: Annablume. Arantes, O., & Vainer, C. &. (2000). A cidade do pensamento único. Desmanchando consensos. Petrópolis: Editora Vozes. Aureli, P. V. (2013). The Theology of Tabula Rasa: Walter Benjamin and Architecture in the Age of Precarity . Log , 27. Borja, J. (2014). Revolución urbana y derechos ciudadanos. Buenos Aires: Café de las Ciudades. Busquets, J. (1995). Evolución del planeamiento hacia la escala intermedia. Revista Sociedade e Território, 22. Gorelik, A. (2002). Imaginarios urbanos e imaginación urbana: Para un recorrido por los lugares comunesde los estudios culturales urbanos. 28(83). Gorelik, A. (2007). Las metrópolis latinoamericanas, el arte y la vida. N° 41 (Revista Aisthesis). Harvey, D. Pennsylvania.

(2007).

The

Neoliberal

City.

Harvey, D., & Smith, N. (2005). Capital financiero, propiedad inmobiliaria y cultura. Barcelona: Museu d’Art Contemporani de Barcelona.

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La Casa de Hierro Paola Geovanna Maschio Liza María Arriazu

LA CASA DE HIERRO

Paola Geovanna Maschio Liza María Arriazu Agustín Cano C.1—3 a

12’ 2301

UN LLAMADO DE CIUDADANIA Y AMOR AL BARRIO Allá por el año 2006, una de las casas más antiguas y emblemáticas del barrio corre peligro en un futuro incierto. Alertados, los vecines, después de algunas reuniones improvisadas en su vereda y de sentir que eran muchas las personas que se interesaban por eso, se organizaron para intentar salvarla pensando que la historia del barrio debía permanecer viva junto a su arquitectura. San Vicente (todavía) contiene un universo físico y social de historias que tejen una trama inseparable: el “Monumental Sargento Cabral”, lugar de culto que alberga una de las manifestaciones más folclóricas de la ciudad con los bailes de “la mona” Giménez, la plaza del viejo mercado y su feria los domingos, son una referencia viva a la cultura de habitar un barrio que ya próximo a cumplir 150 años, nos habla de un modo de vivir que ha dado nacimiento a mitos y leyendas urbanas que son parte de la historia de Córdoba y del ser Sanvicentino. La casa en cuestión fue salvada y declarada patrimonio, el conjunto de vecines siente el entusiasmo de sentir que se puede y continuó organizando otras acciones en relación al cuidado de sus bienes culturales. Así surge la visita guiada por el barrio con diez años ininterrumpidos. En una de las tantas visitas, parados frente a la “Casa de Hierro Eiffel” mientras intentábamos que los visitantes pudieran apreciarla, (a pesar de los altos yuyos de años de abandono) un vecino de la misma cuadra observa como algunas personas en puntas de pie y con los cuellos estirados intenta descubrir la casa —en un arrebato, la sanvicentinidad se puso en acción. Se hizo un cartel invitando a limpiar todo el exterior de la casa. El vecino en cuestión, Agustín Castro desde el primer momento decía: "tiene que ser un lugar de los vecines para los vecines", esa consigna fue el inicio de innumerables gestiones, hasta que nuevo grupo se auto-convoca para salvar la casa: los “Amigos de la Casa Eiffel”. Hablar de patrimonio en barrio San Vicente, es hablar de vecines que queremos el lugar en el que vivimos. En términos disciplinares, como profesional formado en la universidad pública, devuelvo a mi comunidad ejerciendo ciudadanía en un espacio comunitario aportando mis saberes y prácticas, dentro de Red de Vecinos San Vicente creyendo que de la mano de vecines y otros profesionales, podemos y debemos aportar para mejorar la comunidad. Este artículo intenta visibilizar una arquitectura singular desde su tecnología e innovación, que llegó a instalar en la comunidad del barrio su origen europeo vinculado a una marca que dirigía Gustav Eiffel, quien produjo muchos prototipos que fueron vendidos al mundo. En nuestras historias no encontramos la referencia explícita de que esta obra lleve la firma del afamado arquitecto, pero sí está claro que los vecines así lo han sabido construir, generando el verdadero valor simbólico de la casa: defender nuestra arquitectura para conservar nuestra historia y avanzar sobre un mejor lugar para todos.


Fotografía: Federico García


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La Casa de Hierro Paola Geovanna Maschio Liza María Arriazu

INTRODUCCIÓN La ciudad de Córdoba ha sido sometida en las últimas décadas a fuertes movimientos de su fisonomía, cambiando drásticamente y definitivamente el paisaje urbano que configuró el antiguo asentamiento decimonónico. El escenario arquitectónico en particular, refleja los últimos cambios históricos a través del aumento y la densificación del perfil urbano, sobre todo en el área central, y sus sectores pericentrales, los barrios—pueblo. Sin duda los nuevos requerimientos de uso de los espacios públicos y privados se fueron sometiendo a respuestas identificadas con nuevas arquitecturas que dejaron invisibilizadas aquellas otras que dieron una característica uniforme y conjunta a la ciudad de hace cien años. Gracias a un mayor interés y preocupación por la salvaguarda de aquellos patrimonios que han subsistido a estos cambios, es que se han creado en las últimas décadas, nuevas legislaciones a escala de la ciudad y la provincia. Favoreciendo a la conservación de su patrimonio arquitectónico y arqueológico, y beneficiándose de estos, por la necesidad de contar profesionales acordes a estos documentos. Asimismo, el trabajo de la ciudadanía en su reconocimiento y difusión es un pilar fundamental para visibilizar bienes patrimoniales domésticos de inigualable valor identitario a escala barrial. Y que unidos por este interés común, junto con el aporte de los profesionales idóneos, lograrán su conservación para que a futuro exista una comprensión integradora de los procesos históricos que llevaron a que Córdoba se presente con esta fisonomía actual.

Fue entonces la instalación de los ferrocarriles, la que dinamizó el desarrollo de la ciudad, mostrándolo en su fisonomía con la rotura de las barreras naturales y ampliando el ejido urbano a los pueblitos.

(…) La llegada del ferrocarril va a dar por inaugurado el tiempo en el que la idea de “orden y progreso” va a llegar a la ciudad y va a permanecer hasta la década de 1930 (...) Waldo Ansaldi, “Una modernización provinciana: Córdoba 1880-1914”

La ciudad entonces, va a desbordar su limitada traza fundacional, incorporando una importante cantidad de tierras urbanizadas que serán integradas años más tarde como barrios a la jurisdicción de la municipalidad. Y que atraviesan la ciudad conectándola radialmente a toda la región y particularmente a los puertos fluviales demostrando el rol de encrucijada que adoptará a futuro, resultando por ello un importante centro económico y consecuentemente provocando un fuerte crecimiento demográfico con una economía en expansión.

Esto viene claramente en conjunto con las trasformaciones políticas que acompañaron el periodo entre 1878 y 1890, donde se sucedieron todos gobernadores de pensamiento liberal, quienes estuvieron comprometidos con el partido Autonomista, hasta la fractura de éste en 1890.

CÓRDOBA EN LA MODERNIDAD Hasta la década de 1870, Córdoba era un pequeño pueblo conservador donde las actividades ciudadanas se vinculan, sobre todo, con rituales eclesiásticos. La llegada del ferrocarril inició un periodo de transformación en el desarrollo de la ciudad. El triunfo del liberalismo como ideología política se dibuja sobre el campo de la práctica urbanística con una fuerte idea de progreso y la búsqueda de la modernización asumiendo el Estado un rol preponderante quien va a operar a través de la obra pública. Se crea así una economía provincial próspera, nacen los diques, se implantan las industrias, las presas y todo el sistema funciona gracias a los ramales ferroviarios. “El carácter central de la Provincia hizo que se beneficiase con casi todos los proyectos de integración territorial”. Boixadós y Gabetta

“Córdoba mantendrá hasta bien entrado el siglo XX su tradición hispánica conservadora caracterizándose el período en estudio por la permanente pugna de tal ideología con las concepciones del liberalismo en el poder.” Goytia y Foglia, 1989

Este nuevo carácter industrial se acopla a un núcleo de estudio de gran importancia, la universidad, con un reconocido prestigio y un fuerte protagonismo en todos los escenarios políticos, destacándose en ella la expresión ciudadana y también la formación de una clase dirigente que ejercieron el poder en los años venideros, en nuestra nación. Todo esto le va a permitir ser el único centro capaz de crecer despegándose del predominio de Buenos Aires, imponiéndose sobre otras provincias argentinas.


Fotografía: Federico García


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La Casa de Hierro Paola Geovanna Maschio Liza María Arriazu LA REPUBLICA DE SAN VICENTE El barrio de San Vicente forma parte de los barrios históricos de la ciudad, aquellos que nacieron como pequeños poblados alrededor de la ciudad Capital, y que con la etapa moderna y la incorporación de nuevos sistemas de trasporte se incorporaron al ejido municipal actual. El barrio nace como una planificación autónoma con una gran cantidad de quintas que producían hortalizas y frutas. Muchas de ellas fueron realizadas u ocupadas por la clase alta de la ciudad que se movilizaba a estos territorios con el fin de disfrutar estancias vacacionales. Otras tantas se ocuparon por los nuevos inmigrantes y después, poco a poco, la industrialización trajo consigo a los obreros, que se instalaron próximos a las fábricas. Con todo esto podemos ya prefigurar las características heterogéneas en los procesos históricos del barrio, que vio sus competitividades en la cercanía al centro fundacional. Los paulatinos cambios sociales, las crisis financieras y las evoluciones en la gestión urbana fueron causa de diferentes procesos de trasformación en el barrio dándole hoy una característica de índole comercial, pero a la base de una fuerte personalización autónoma e identitaria de quienes lo habitan. LA PRODUCCIÓN DE LA FÁBRICA El siglo XIX desarrolló una amplia industria del hierro de exportación. Europa, con las grandes exposiciones universales, a la cual se sumará posteriormente Estados Unidos, iniciarán un proceso de desarrollo, promoción y venta de sus productos manufacturados a todos los mercados posibles. Mediante el sistema de catálogos ilustrados, y la posibilidad de construir a través de distintas piezas prefabricadas el producto definitivo en el lugar de llegada, generaron que infinidad de productos viajen en cajones con cada una de sus piezas seriadas y sus manuales de ensamblaje hacia a cualquier parte del globo. Algunos años más tarde y con el gran incremento de inmigrantes, se registraron prosperas empresas en nuestro país como fue la fundición de Pedro Vasena, siendo una de las más importantes de Sudamérica. (Contreras 2010) Córdoba “moderna” no estaba ajena a estos importantes movimientos globales. Es así como el 15 de octubre de 1871 bajo la presidencia de Sarmiento se da la apertura en la ciudad a la Primera Exposición Nacional, cuyo principal objetivo era el de mostrar las riquezas de la República. En total concordancia con

aquellas muestras industriales universales que se realizarán en las más importantes y prestigiosas ciudades del planeta. El triunfo del hierro y luego el vidrio se expresan como estética primaria, primeramente, en pabellones y depósitos industriales, para luego llegar a los elementos decorativos, muebles, objetos, expresando con todos ellos la fuerte idea de progreso. La producción industrial suplanta a la artesanal, mejorando así los tiempos de manufactura y sobre todo contribuyendo a consolidar un carácter innovador a la ciudad. Córdoba estaba en un incipiente estado de modernización, pero era aún una ciudad mediterránea, muy distante del progreso que se daba en Buenos Aires o Rosario, a quienes la accesibilidad del puerto les daba una mayor facilidad de accesos a los materiales importados que venían justamente en este medio de transporte, y también a aquellos inmigrantes que venían a instalarse en nuestro país. A Córdoba se le hacía complicado contar con los profesionales adecuados a esta arquitectura trans— culturalizada de las ciudades más importantes de Europa. No era fácil encontrar especialistas en materia de técnicas constructivas, sobre todo aquellas no tradicionales y en boga del momento como el hierro, el vidrio, la yesería, los símil mármoles, la utilización de piedras decorativas y las pizarras, entre otras. Evidentemente aparte de la nueva dinámica que adquirió la construcción, había un interés particular en demostrar el siglo de la industrialización que se advertiría reflejado en el tiempo de ejecución y en la exposición de los materiales modernos (realizados por la industria) expuestos en los nuevos espacios arquitectónicos, elementos que muchas veces respondían a nuevos programas de uso y una dinámica social exteriorizada. La creación de arquitecturas en hierro distó de ser un producto difundido en la región, en cambio sí lo fueron las piezas decorativas o elementos de construcción, tales como las columnas de fundición, las esculturas o las escaleras, por ejemplo. La arquitectura reproducida enteramente por ensamblaje merecía una experiencia técnica particular capaz de ser realizable en cualquier territorio, y también posteriormente poder ser desensamblada, tal cual sucedía con los importantes pabellones nacionales de aquellas exposiciones.


Fotografía: Federico García


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La Casa de Hierro Paola Geovanna Maschio Liza María Arriazu LA CASA DE HIERRO Conforme al relato histórico investigado por parte de la Asociación Amigos de la casa Eiffel, la casa comienza su existencia en el año 1916. Esto es cuando un empresario estadounidense la adquiere y hace transportar —despiezada y embalada en cajas de madera— pensando en la posibilidad de un emprendimiento inmobiliario original. Encarga el montaje de la estructura al ciudadano alemán Carlos Rooner, quien emplaza la casa en el predio de la esquina de las calles San Jerónimo y Solares, en diagonal a la actual plaza Lavalle, donde hoy funciona un salón de fiestas de nombre glamoroso. El negocio no toma vuelo, de modo que Rooner queda como propietario y habitante de la casa. En 1922, el alemán vende la vivienda a Enrique Bartolini, quien ocupaba un cargo en el Molino Minetti; pero Rooner continuó en la casa como inquilino, con un alquiler mensual de $2,50 de aquella moneda. En 1936, Bartolini vende a favor de la familia Pérez Cornejo. Curiosamente sólo transfiere la estructura, no así el terreno. De modo que la casa tuvo que ser trasladada, esta vez totalmente armada. Hoy, ese traslado resulta sorprendente y misterioso. Ya sea sobre rodillos o sobre rieles, ya no se conoce con certeza, la casa volvió a viajar…media cuadra hacia el este, hasta su emplazamiento actual en calle San Jerónimo 3346. La familia Pérez Cornejo ocupó la casa largos años, siendo su última moradora, hasta aproximadamente el año 2000, la Srta. Ema Pérez Cornejo ya muy anciana y sola. En ese momento, casa Eiffel quedó sola y abandonada. En cuanto a la casa en sí, presenta dos tipos constructivos diferenciados. El sector principal de manufactura de chapa de hierro con paredes con paneles prensados de hierro, de doble chapa con una separación interna que hace las veces de cámara aislante; los paneles están unidos entre sí con bulones. Internamente presenta muro de mampostería, probablemente una agregada posterior. Este cuerpo está resuelto en dos niveles. Aloja la sala y un dormitorio en planta baja y dos dormitorios o sala y dormitorio en planta alta con un amplio balcón que recorre dos de los lados de la vivienda. Es probable que el balcón haya estado presente en tres de los lados, de manera de cerrar una simetría axial. Pero que sufrió modificación cuando se le incorporó el modulo posterior anulando este balcón. El entrepiso y la cubierta apoyan en vigas de acero doble T. Los cielorrasos son de un castigado cementicio sobre metal desplegado y la carpintería es de madera, con herrajes de excelente diseño y gran hermeticidad, en algunos casos sin vidrio. La parte posterior que aloja el área de servicio, cocina y baño se construyó con sistema tradicional de mampostería de ladrillo y losa de hormigón.

Cabe aclarar en este punto que en la documentación con la que se cuenta de la casa no aparece referencia alguna a la pertenecía de la misma a la manufactura de la industria Eiffel, es decir por Alexandre Gustave Eiffel. Si bien este no ha sido un dato comprobable a la fecha, el mismo no le quita valor alguno a la propiedad. Es por ello que resulta de notable importancia determinar cuáles son los criterios de valoración para otorgar a esta vivienda el grado de patrimonio del barrio y extensivo a la ciudad. Y aunque el rasgo histórico tenga para con la misma una asignatura pendiente en términos de su autoría, no la tiene en cuanto a su valor histórico social como residencia de una clase social particular, por ejemplo. O en su valor estético arquitectónico y tipológico, al constituir un ejemplo más que particular en lo que respecta a la construcción en serie y metálica. El valor de identidad que ha adquirido en el barrio junto al de apropiación terminan de sellar en torno a esta casa un altísimo grado de apreciación con la que cuenta la misma. Sin lugar a dudas estamos frente a una obra que representa un valor significativo para el barrio donde se encuentra. Por ello su condición patrimonial es indiscutible como tal. MARCO LEGAL Declaración de interés cultural por la Nación Argentina, el 10 de noviembre de 2004, publicado en el Boletín Oficial el 18 de noviembre de 2010. En cuanto a escala de ciudad En el año 2006 cuando se creó la Ord 11.190 la vivienda se le otorgo Categoría Alta en las “Categorías de valoración edilicia establecidas por el Artículo N° 7. Esta ordenanza fue modificada por la Ordenanza N° 12.201/13, luego por la N° 12.700. En todos los casos mantuvo su Categoría de valoración Alta. Por otra parte, los ciudadanos decidieron organizarse legalmente constituyendo la Asociación civil sin fines de lucro “Amigos de la Casa Eiffel de San Vicente”, que cuenta con personería jurídica y también tiene CUIT otorgado por la AFIP, con la idea que dicha asociación sea la que lleve adelante las tareas de: • Recuperar la vivienda para la comunidad • Lograr la puesta en valor y restauración de la misma • Gestionarla con fines culturales • Su conservación, presente y futuro Sin duda la comunidad vecinal son actores incondicionales de la gestión y promoción para la salvaguarda a futuro, pero es de entender este elemento como un bien físico a evaluar y conservar con el acompañamiento de los profesionales idóneos a fin de entender los procesos científicos en las acciones conservativas , evitando procesos que podrian perjudicar la autenticidad del bien como documento vivo de la historia de Córdoba



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Derecho al Barrio Taller de diseño cooperativo

PROCESOS DE PROYECTOS PARTICIPATIVOS

DERECHO AL BARRIO

TDcoop Taller de diseño cooperativo

Las ciudades y los barrios son productos de un proceso en permanente construcción de la cual los vecinos son la parte activa, los que habitan el lugar y planean el destino de las mismas y quienes son capaces de modificar el entorno para que se adapte a sus necesidades y deseos. ¿Cómo hacer para interactuar y comunicarse entre las múltiples identidades y significados que entran en juego a la hora de pensar los barrios como espacios de justicia social y cultural? El desafío de los profesionales que trabajamos en el territorio es abordar estos procesos en forma participativa e interdisciplinar con aportes de diferentes investigaciones y experiencias de campo, trabajos y estudios que analizan las relaciones entre el espacio, la sociedad y la cultura y en especial las condicionantes estructurales en la que se produce el suelo urbano. La ciudad partida y violenta se opone a la idea de una ciudad que contemple los derechos urbanos, esto afronta contradicciones y contextos distintos que requieren ser tenidos en cuenta a la hora de diseñar las diferentes herramientas para la transformación urbana. Una de estas experiencias es la que se viene desarrollando en “Pueblo Alberdi: Habitando el espacio público”, un proyecto de planificación territorial impulsado por el Centro Vecinal de Alberdi y el Centro Vecinal de Villa Páez, junto a organizaciones sociales, instituciones barriales y universitarias de la UNC, cuyo objetivo será “desarrollar una RED de actores que de manera estratégica articulen acciones en defensa de los lugares patrimoniales e identitarios del barrio para enfrentar un modelo de desarrollo y planificación urbana al servicio de la renta y la especulación inmobiliaria, bajo la consigna de habitar el espacio público entendiendo al mismo como lugar de encuentro, de debate, de discusión, de intercambio, de práctica democrática y de protagonismo ciudadano.” 1

C.1—4 a

7’ 1339

Estas acciones en defensa de la memoria y la identidad barrial así como la disputa por el espacio público que vienen desarrollando las organizaciones y vecinos del “Pueblo Alberdi”, se remontan históricamente al vínculo del barrio con gestas político sociales como la Reforma Universitaria, el Cordobazo y la toma de la Cervecería Córdoba en el año 2010, evento que marca una nueva etapa de participación

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Extractos de la memoria del encuentro “Espacio de planificación territorial” redactada por el Centro Vecinal de Alberdi.


Derecho al Barrio Taller de diseño cooperativo

“caracterizada por la resistencia a las amenazas del mercado inmobiliario por el patrimonio tangible e intangible y por una renovada participación barrial. En todo ese proceso histórico de luchas, la calle fue el escenario principal de reclamos y expresión organizativa para la resolución de las problemáticas y necesidades del barrio.” 2 La red de actores que conforman el proyecto cuenta con la gestión de los Centros Vecinales, promotores de los proyectos participativos en cooperación con organizaciones sociales como el Club Atlético Belgrano, instituciones educativas del sector, centros de salud y equipos académicos de investigación y extensión de distintas Facultades de la Universidad Nacional de Córdoba. Esta gran diversidad de actores, cuya nómina oficial se puede encontrar en la página del proyecto, da cuenta de un proyecto complejo en su estructuración, abierto y dinámico. Se trata de un proyecto integrador que deviene de un largo proceso y recupera experiencias anteriores. Hacia finales del 2018 los vecinos deciden por relacionar las diferentes iniciativas articulando actores y acciones y estableciendo, en una primera instancia, una estrategia general de planificación territorial con diferentes proyectos que abordan los espacios públicos del barrio y los vecinos que los habitan. Posteriormente se realizaron talleres de trabajo en el barrio para el encuentro de los vecinos y donde se establecieron acciones prioritarias de los proyectos particulares a desarrollar: •

La defensa del patrimonio y la inclusión, espacio de la memoria barrial.

La recuperación del espacio público, lugar de intercambio social.

El acceso a las instituciones, espacio de la democracia.

Desde el TDcoop (Taller de diseño cooperativo —Taller 36AC), integrado por estudiantes y docentes de Arquitectura y Diseño industrial, se han desarrollado estudios, ensayos y proyectos, intersectoriales e interdisciplinarios, trabajando en particular en cuatro proyectos de revalorización y mejoramiento del espacio público: Pasaje Aguaducho, Plaza San Jerónimo, Plazoleta en Villa Páez e Isla del Suquía. Durante el proceso de diseño participativo se realizaron talleres y encuentros donde entre las acciones

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Bermúdez, S., Fredianelli, G., Gonzalez, N., Grasso, M., Herrera, L., & Nin, C. et al. (2017). Procesos organizativos, identidades y luchas colectivas. Experiencias de dos barrios de la ciudad de Córdoba. Presentation, 5° Encuentro Argentino y Latinoamericano de Trabajo Social Latinoamérica hoy: democracias, derechos y Trabajo Social. UNC Córdoba, Argentina.

prioritarias para el avance de los proyectos, se configuraron mesas de gestión participativa que permitan darle continuidad en el tiempo a los proyectos y trabajar en la coordinación de actores y recursos. También, el desarrollo de proyectos comunitarios específicos desde las tecnologías y la sostenibilidad del hábitat. Forma parte de los objetivos generales desarrollar una agenda integral que articule las actividades de la red y fortalecer un plan de comunicación en los diferentes medios. Existe una página de Facebook y también una página web (http://puebloalberdi.sociales.unc.edu. ar) realizada por la Cátedra Teoría, espacio y estrategias de intervención IV – Instituciones de la carrera Licenciatura en Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales, que constituye un reservorio de conocimientos abierto de las producciones realizadas sobre las identidades, memorias y territorios de Pueblo Alberdi. ARQUITECTOS ACTORES ¿Qué tienen para aportar los arquitectos en estos procesos políticos y sociales? ¿Puede la arquitectura ser una herramienta de transformación de los espacios públicos con una perspectiva del derecho a la ciudad? Se suele decir que “la arquitectura” está en crisis, que “la arquitectura” no está presente en la mayor parte de las construcciones realizadas. Se suele decir “la arquitectura” y quizás sería más apropiado hablar de “las arquitecturas” en su diversidad, definidas por diferentes prácticas, diferentes modos de hacer, y donde los arquitectos asumimos distintos roles. ¿Estamos destinando recursos para formar profesionales para trabajar en prácticas de proyectos participativos? ¿Estamos desarrollando marcos institucionales para posibilitar el trabajo colectivo o el trabajo interdisciplinar | transdisciplinar? Posiblemente el desafío consiste en profundizar los interrogantes y transitar posibles respuestas. Hay mucho por trabajar

El proyecto Pueblo Alberdi es una red de Trabajo Territorial impulsada por los Centros Vecinales de Alberdi y de Villa Paez, en articulación con organizaciones de la Sociedad Civil, vecinos, vecinas, Instituciones y la Universidad Nacional de Córdoba. Facebook: Pueblo Alberdi, El Taller de diseño cooperativo TDcoop, es una materia electiva de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNC y forma parte del espacio academico Taller 36 arquitecturaciudad (Cátedras de Arquitectura 6C | Arquitectura 3ª | TDCoop) Equipo Arquitectes TDcoop: Patricio Mullins, Lisandro González, Pablo González, Beatriz Pineda, Stefanía Malerba, Emanuel Luberriaga, Matías Sánchez, Leandro Iriarte, Josefina Centeno, María Inés Lanza. Facebook: Taller de Diseño Cooperativo – Faud UNC

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AgustĂ­n Gagliano Arquitecto, ilustrador

www.instagram.com/agustin.gagliano www.behance.net/agugagliano


Agustín Gagliano es arquitecto e ilustrador egresado de Universidad Nacional de Córdoba. Nació en Villa María, Córdoba en 1992. Su trabajo apuesta por un carácter sintético y claro, inmerso en un marco silencioso, reflexivo y enlazado con un espíritu lúdico e ingenuo pero con fuerza conceptual sin perder la sensibilidad tanto en las líneas como en la composición. En los últimos años sus ilustraciones han sido publicadas en libros y revistas institucionales del ámbito universitario, revistas digitales independientes, entidades como las Naciones Unidas y el Banco Interamericano de Desarrollo. Además ha participado de exposiciones tanto locales como internacionales


Daniel Antonio Martínez Suárez

Arquitecto, curador de arte contemporáneo y diseño www.instagram.com/the_house_of_the_nancy


Daniel Antonio Martínez Suárez es arquitecto y curador independiente. Desarrolla su trabajo profesional en el campo de la docencia y la investigación en la Universidad Nacional de Córdoba y en la Universidad Católica de Córdoba, siendo en esta última donde dirigió un laboratorio experimental de imagen y sonido desde el año 2005 al 2015. De 2011 a 2014 fue codirector de "ungloborojo itinerante", galería de arte contemporáneo. Ha desarrollado proyectos de Gestión Cultural en diversas Instituciones de la ciudad de Córdoba, tanto municipales (Centro Cultural España Córdoba), provinciales (Agencia Córdoba Cultura) y nacionales (Mercado de Industrias Culturales dependiente del Ministerio de Industria de la Nación). Actualmente desarrolla proyectos curatoriales de arte contemporáneo y diseño y trabaja como director en un proyecto sobre colección y exposición, casa museo, "The House of The Nancy"


ISSN 2618-320X COLEGIO DE ARQUITECTOS DE Cร RDOBA / REGIONAL 1 Laprida 40, Cรณrdoba HTTPS://WWW.FACEBOOK.COM/ R1.REVISTA


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