a cargo de
MĂŠntrida, 1 de mayo de 2014.
A mayor gloria de Dios y de su bendita Madre, asunta en cuerpo y alma a los cielos. A todos aquellos que han cuidado del preciado legado de la Fe en MarĂa SantĂsima de la Natividad.
Canten los ángeles todos himnos de gloria y honor para esta humilde doncella que un día a este mundo nació del vientre de Santa Ana, más pura y bella que el sol. Gloria del género humano por Dios su madre escogida de los confines del mundo su más grande maravilla. La perfección hecha carne no tuvo en ella mancilla. Tabernáculo de Dios, templo de mil maravillas, bendita sea Santa Ana que en sus entrañas divinas portó el tesoro más grande la más pura y la más limpia.
La que a sus plantas divinas puso al pecado en su línea, la que Gabriel anunció que era por Dios, la escogida la que en Belén, silenciosa, mendigaba una guarida para alumbrar al que era el Sol de eterna justicia. La que Simeón anunció que una espada dolorida atravesaría furiosa por tres días su dulce vida. Gloria de la misma gloria Gloria que al mundo dio vida, Sagrario por nueve meses Donde germinó semilla. Que es alimento sagrado En continua Eucaristía. Gloria y por siempre alabada seáis, oh bendita María, que en este pueblo os alaban con envidiable lealtad con tu nombre, por bandera BENDITA NATIVIDAD.
Reverendo padre D. Juan Carlos, Excelentísimo Señor Alcalde y corporación municipal, Hermano Mayor y Junta de Gobierno de la Venerable y Fervorosa Hermandad de Nuestra Señora de la Natividad, Patrona de esta Villa, Hermanos todos en María Santísima. Dicen que es de bien nacido el ser agradecido, y por ello no puedo empezar la lectura de estas torpes líneas sin antes dar las gracias por este inmerecido honor. En primer lugar gracias a Ella por bendecirme esta tarde con ser su pregonero, como lo fuera aquel ángel del Señor que le anunció que era bendita entre todas y que seria la madre del salvador. Porque por Ella, con Ella y para Ella he escrito y pronuncio hoy este pregón. A mis padres por darme la vida y por educarme cristianamente forjándome la fe en María, Pilar fuerte y seguro que orillas del Ebro encomendó a mi querido Patrón Santiago la fe de esta tierra suya. Gracias a esta querida Hermandad y a todo el pueblo de Méntrida por la calurosa acogida que me habéis brindado. A todos y cada uno de los que habéis tenido conmigo una palabra amable y de apoyo, los que habéis soportado mis inseguridades, mis nervios, mi estrés de los últimos días… Javi, Mari, Juan Alberto, Dani… GRACIAS Y MIL VECES GRACIAS.
Pero si alguien es el verdadero responsable de que yo este aquí hoy, ese es sin duda vuestro Párroco D. Juan Carlos, el culpable de que yo sea el responsable esta noche de pregonar algo que se me queda excesivamente grande… un joven de apenas 24 años, del otro extremo de la geografía española se asoma a este balcón de madera para contaros lo que vosotros sabéis mejor que yo ¡qué atrevimiento el mío! No se, en verdad porque estoy yo y no otros, no sé que idea teníais de mí para concederme el honor inmenso de estar ocupando hoy este destacado lugar: No lo merezco y lo digo sin segundas y sin retóricas de pregonero, no lo merezco y por ello, aun he de estar más agradecido. Sé que soy un gran privilegiado, pues a muchos les hubiera gustado ocupar esta bendita cátedra que yo disfruto hoy y se, al mismo tiempo, que todo mi empeño, toda mi ilusión y toda mi entrega, jamás llegarán a ser moneda justa de cambio ente este dichoso privilegio que vosotros me habéis ofrecido: exaltar a la Santísima Virgen María en su gloriosa Natividad, en el momento histórico en el que todo su pueblo desea ofrendar una corona áurea, que no ha de ser solo una joya refulgente, sino además, un símbolo de amor y entrega de todos sus hijos, como parte significada y viva del Pueblo de Dios. Hoy me presento ante vosotros, cual otro Pablo Tardío, que embelesado ante la irradiante belleza de tan excelsa Señora, no atiendo mas que hacerme mil y una preguntas a las que apenas puedo encontrar respuesta… ¿Cómo yo voy a hablar a esta gente de su Virgen? ¿Que les digo si debería ser yo el que estuviera ahí sentado escuchando? ¿y si meto la pata?... Pues bien hermanos, hoy os pido que tengáis compasión de mi, pues no he venido a otra cosa mas que a exaltar a la que vosotros al igual que yo amáis con todo vuestro corazón… Que grande es el amor que unos hijos sienten por su madre, pero cuanto mas lo es el de una madre que un día quiso quedarse para siempre a vivir con sus hijos…
Cante hoy, pues nacéis vos, Los Ángeles, gran Señora, Y ensáyense, desde ahora, Para cuando Dios.
Canten y digan, por vos, Que desde hoy tienen Señora Y ensáyense desde ahora Para cuando nazca Dios.
Canten hoy pues a ver vienen, Nacida su Reina Bella, Que el fruto que esperan de ella Es por quien la gracia tienen.
Y nosotros que esperamos Que llegue pronto Belén, Prepararemos también El corazón y las manos
Digan Señora de vos, Que habéis de ser su Señora, Y ensáyense, desde ahora Para cuando nazca Dios.
Vete sembrando Señora De paz nuestro corazón Y ensayemos desde ahora Para cuando nazca Dios.
Pues de aquí a catorce años, Que en buena hora cumpláis, Verán el bien que nos dais Remedio de tantos daños.
Corona de mil amores Méntrida os regala a vos Que os corona en este mundo Y allí arriba, lo hace Dios.
Si existe un acontecimiento que marca especialmente un antes y un después en la historia de la devoción de un pueblo, ese es sin duda lo que estos días, vosotros los hijos de Méntrida estáis viviendo… apenas hace unos días que el calendario marcaba el día mas señalado para este bendito pueblo, pues San Marcos había llegado, Berciana se nos asemejaba el mismo cielo y los danzantes rendían honor y pleitesía a la Santísima Virgen con sus benditos alardes… El calendario estos últimos meses se ha desojado mas rápido de los que algunos hubieran querido, sin apenas tiempo de darse cuenta que el ansiado y señalado día ya presumía próximo en un nuevo mes de María… Mayo ha llegado como la aurora, sin apenas darnos cuenta, San Marcos ha pasado fugaz, quizás este año mas de lo habitual y ya en Méntrida todo huele a Coronación.
Y es que, Méntrida tiene una niña de ojos grandes, bien abiertos. Y aunque se tenga por cierto yo quiero palpar su gloria y quiero sentir su aliento. Que nadie venga entre dudas pues no hay nada más certero y si digo que fue el cielo quien movió todas las gubias digo verdad, pues no miento. Afirmo rotundamente de corazón, yo no os miento. Fue el cielo quien le dio gracia, y quien le dio compostura, quien le dio un aura sagrado y esa luz que te deslumbra, que el cielo quiso adornarla de su mejor galanura.
¿Y acaso no sabes tú lo que Ella representa? ¿Tú no sabes quien fue el fruto que de su vientre naciera para redimir al mundo en la más gloriosa gesta? ¿Acaso no sabes nada del que en pesebre naciera y por ser Dios, se hizo hombre yen una cruz padeciera? ¿No sabes que Ella es la Madre que en Caná de Galilea vio convertir agua en vino en aquella boda hebrea? ¿Acaso no sabes tú lo que Ella representa? ¿No sabes que ella es la Madre acogiendo al que desprecian como aquel que despreciaron y nos dio la vida eterna?
¿No sabes que Ella es la gracia que por el cielo clarea? Y es perfume de las flores, la sal que nos alimenta, es el agua de los mares y es manantial de agua fresca ¿Acaso no sabes tú lo que Ella representa? Gloriosa Natividad, por ser quien es, siendo Reina, es de Méntrida su madre hecha una dulce promesa… SI TU PONES ESTO EN DUDA TU NO SERAS DE ESTA TIERRA NI CONOCES COMO QUIEREN AQUÍ EN MENTRIDA A SU REINA.
Y con esa misma fe que se manifiesta en la oración y en el gozo, La Virgen, vuestra Virgen, riega dulcemente con su maternal presencia las calles de esta Villa, desde aquel bendito y señalado día en que quiso aparecerse a ese humilde cabrero. Nunca jamás ha faltado, porque en su camarín, en su ermita, aunque sola, jamás desoye vuestros rezos. Ahora, en estos momentos de zozobra, con una sociedad de mil y un artilugios inútiles que se ha vuelto completamente loca, en la que el tiempo viene marcado por tu ultima actualización del Facebook y tu estado de animo apenas tiene los 140 caracteres que te se permite escribir en Twitter, con el sufrimiento acosando a miles de familias que se ven incapaces de llegar a fin de mes, con la desesperación de tantos jóvenes que no encuentran un trabajo y ven estancadas sus perspectivas de futuro (MUCHAS GRACIAS POR LO QUE TU Y YO SABEMOS) y la peligrosísima perdida de valores tan fundamentales como el derecho de quien aun sin haber nacido ya Dios le ha regalado la dicha de tener vida, o el feroz atrevimiento del ser humano a creerse amo y dueño de aquello que les ha venido dado desde arriba, seria muy conveniente volver los ojos a María, para encontrar en Ella un modelo a seguir. El hombre no puede vivir sin un modelo al que mirar y en el que fundar su vida; es una exigencia del niño, que mira al adulto, y es una exigencia del hombre cuando se constituye como grupo. Todo pueblo tiene sus modelos de vida, que son transmitidos mediante relatos míticos, parábolas, cantos, imágenes, fórmulas legales, dichos populares, etc. Las escuelas filosóficas proponen modelos, la literatura los divulga y el arte los exalta; varían según los siglos, las culturas, las situaciones socioculturales, pero siempre están presentes. Cuanto sabéis de esto los hijos de Méntrida desde aquel día de 1270 en que Ella quiso quedarse para siempre aquí… Todo cristiano está llamado a ser modelo, realizando en sí mismo su vocación. Pedro y Pablo recomiendan explícitamente a Timoteo (ITim 4,12) y a los ancianos (IPe 5,3) que sean modelos del rebaño. Es pues lógico, que la primera comunidad cristiana fijara su atención en María. A través de los evangelios de la infancia, en los cuales se pone particularmente de relieve a la madre de Jesús, las primeras generaciones de cristianos vieron en María su excepcional riqueza de santidad: la imagen del Padre se hace en ella plenitud de gracia y grandeza de dones. En María descubren los primeros cristianos no sólo el rostro físico sino también el espiritual del Señor, su hijo.
La primera de los creyentes, la primera de los salvados, miembro de la iglesia primitiva, María participa materna y ejemplarmente de la misma misión santificadora de Cristo. Fiel al Señor como sus padres, fiel a las leyes de la comunidad judía en la que vivió, fiel a las exigencias de la voluntad de Dios y a las de la maternidad para con su hijo, presente y disponible en Belén, en el templo, en Nazaret, en Caná, bajo la cruz y en el cenáculo, la virgen María dice con toda su vida: "Haced lo que él os diga". María, sagrario místico que albergó en sus purísimas entrañas el fermento de la eterna Eucaristía, es el mejor modelo de vida para aquellos que hoy día aun tienen la dicha de llamarse cristianos. Y vosotros, tenéis muy bien aprendida esta lección, habéis cuidado de Ella como Ella ha cuidado de vosotros, y hacéis que cada año, cuando celebráis su fiesta, este pueblo se convierta en un nuevo Jerusalén… Cuales apóstoles elegidos, los mentridanos os reunís en torno a María…
Por encima de todo lo creado, Resplandores de soles y de estrella… De todas las criaturas, la más bella Que la mente de dios haya forjado. Sin sombra de pecado, ¡Inmaculada! Océano de humildad, arrobó el cielo Y en éxtasis de fe, amor y anhelo Ofrendó al mismo Dios, Azul morada.
Es María la madre esclarecida Es la plena de gracia proclamada En divinas sonrisas florecida… Es un rapto de amor, por Dios creada, Es la mística rosa bendecida Por todas las edades venerada De este pueblo, Patrona proclamada De Méntrida, su Reina Coronada.
Quiero nombrarte, Madre, y apenas atino a decir Rocío, o Lágrimas o Esperanza, o Rosario o Asunción… Da igual como a Ti te llame, solo es pura fantasía, el ponerle un apellido, a tu nombre que es María… Rosario si te imagino Domingo de amanecida Por las calles de mi pueblo Cantando tus letanías y Asunción subiendo al trono En la baja Andalucía. Lagrimas si yo te sueño Un Lunes de atardecida En tu palio de cajón Y de cera derretida, Y en mayo, pascua florida Eres el sueño que espero En esa tu aldea perdida Que es Pentecostés eterno en el Rocío de mi vida. Antes que la luz naciera ya estaba tu luz prevista, ya estaban tus cinco letras en algún espacio escritas como un secreto esperando poder desvelarse un día.
Aun no estaba puesto el sol -redonda huella amarillani estaba pintado el mar con su pincelada antigua de azules muy bien peinados relamiendo las orillas, no estaba hecho el color, y la noche no tenía su polvareda de estrellas temblando en la lejanía, aun no existía el rubor de la tarde en la colina, ni el temblor de los arroyos, ni el misterio de las lilas, ni la palma de los besos, ni el coágulo de la herida… Mas ya te habían pensado, y ya eras presentida como una llave de oro que abriera las infinitas llanuras de eternidades para que todo reviva.
Pensó Dios que le faltaba a su obra la alegría, la dulzura de la madre el consuelo de la amiga, el calor de los hogares el temblor de la caricias, la tibieza de los besos sobre la frente tranquila, y la boca que sonríe y el corazón que palpita y la puerta que –crujiendoentrega la luz del día. Pensó Dios que aquella obra -tan bella como finitanecesitaba soñar con una gloria distinta, madurar una esperanza que el otoño no desvista. Por eso, muy al principio cuando la luz no existía, ni los peces alegraban a las llanuras marinas,
ni los pájaros volaran, ni despertara la brisa, ni el monte soñara soles ni madurara la oliva, antes que todo se hiciera ya estaba tu gracia escrita ya estaba tu nombre impreso -sinónimo de la dichasobre los labios del tiempo para explicar la alegría,
para decir que la muerte no será definitiva, que hay una puerta un camino que a la eternidad nos guía. Antes que todo se hiciera, antes de los siete días de la génesis de todo, una muchacha ya había sido imaginada a tiempo
para concebir la vida, para darle a aquella obra un Salvador, un Mesías, una llamada al amor y un sol en la Eucaristía… Antes que todo naciera, el Padre ya lo sabía: que la Gloria iba a nombrarse con cinco letras: María
He de elogiar, la gran la labor que las privilegiadas manos de las camareras de la Santísima Virgen hacen y que ante la vista de todos queda el resultado… Ellas, las que gozan del privilegio envidiado de pasar un ratito a solas con ella, las que la conoces de cerca, muy cerca…las que le pueden hablar bajito al oído…estoy seguro y ellas me darán la razón, que muchas veces han actuado de celestiales mensajeras… Nadie como las camareras dan sin recibir nada, en el ámbito íntimo de la Virgen, ellas al margen siempre, no buscan nada más que ofrecer su servicio...anónimamente, conocidas sólo por los más allegados y casi sin saber muy bien nadie en qué consiste su tarea. Son como sombras detrás de la tela, musitando lo que hablan, sopesando pareceres y cediendo casi siempre... Su único trofeo es ostentar en el camino de ida la blancura almidonada de las enaguas, que de que no se vea algo más íntimo ya se ocupan...y a la vuelta, descorrido el telón de la capilla o abierta la puerta de la sala del empíreo acto, se cierra la del secreto para ellas y uno se las cruza en ademán de naturalidad sin encontrar muestra alguna con la que quieran que los demás sepan que es una mujer privilegiada. Ellas, han estado preparando con delicada maestría la ropita interior de la Señora…lo han hecho como si se de tratara de la boda de su propia hija… habrán dado mil y una puntadas y otras tantas mil que habrán descosido para que todo quedara perfecto… A buen seguro, la noche antes de la coronación apenas podrán conciliar el sueño, pensando en que Ella ha quedado ya lista para el ansiado y tan esperado día… no les habrá faltado detalle alguno… las enaguas…la saya…la toca… aquel broche antiguo que le regalo su madre por aquella promesa cumplida…los mejores pendientes para el mejor día…y algún que otro secreto, que solo ellas conocen y que a estoy seguro, la virgen sonreirá cuando entre humildes cuchicheos se lo coloquen delicadamente…
Mirad hoy, resplandeciente, a la Reina celestial. Mirad c贸mo tiembla el mal y se esconde la serpiente. Vestida de sol ardiente, la luna por pedestal y, cual corona nupcial, doce estrellas en la frente. Es la Sierva y la Se帽ora, la Virgen profetizada, del sol naciente la aurora. Viene de gracia colmada, pues su Hijo, en buena hora, quiso hacerla Inmaculada. Y asunta, pues Dios no quiso que su cuerpo de hermosura tuviera la desventura de conocer sepultura. Dos Reinas que siendo una presentes reinan con gozo. Natividad, yo os adoro en los cielos siempre asunta.
Tras conocer
a fondo la fantástica y enternecedor historia de la aparición de la Santísima Virgen de la Natividad a Pablo Tardío, aunque he de decir que nada me ha sonado a nuevo, pues por suerte, vuestra querida Virgen ya había llegado a mis oídos muchas veces de boca de dos de grandes devotos suyos que llevan por bandera, como santo y seña a su virgen bendita de la natividad… dos personas que un día, por suerte, la vida me puso en el camino y que aunque Ella haya querido volver a teneros cerca, he de deciros Javi y Mari, que en Albatera, la tierra del apóstol Santiago, se os echa mucho de menos… Pero volviendo a lo que les estaba contando, que a veces como me dice mi madre, nunca llego a donde voy, buscando una forma de narrar la histórica leyenda que este pueblo ha sabido muy bien trasmitir como la mejor tesis doctoral jamás expuesta, encontré por pura casualidad la mejor formula, la forma en que Méntrida de generación en generación a cantado gozosa…
Pues Méntrida fervorosa recurre a vuestra piedad, de toda calamidad libradnos, Madre piadosa. Vuestra imagen soberana, por particular favor se dejó ver a un pastor en la dehesa de Berciana: alma por cierto dichosa, pues le habló su majestad. De toda calamidad libradnos, Madre piadosa. Cuando en Méntrida le oyeron contar esta maravilla, los vecinos de la villa por un loco le tuvieron: novedad tan asombrosa nadie la juzgó verdad. De toda calamidad libradnos, Madre piadosa. Turbado todo, confuso, y entre dudas vacilante,
se volvió al monte al instante, donde en oración se puso: su súplica fervorosa movió al fin vuestra piedad. De toda calamidad libradnos, Madre piadosa. Segunda vez te dejaste ver del pastor afligido, y porque fuese creído una carta le entregaste: esta serial prodigiosa hizo creer la novedad. De toda calamidad libradnos, Madre piadosa.
Llenos ya de admiración, al monte devotos fueron, y en sus hombros os trajeron con solemne procesión: ¡qué aparición tan gloriosa fue para esta vecindad! De toda calamidad libradnos, Madre piadosa.
Desde aquel día dichoso que llegaste a nuestro suelo, logramos por Vos que el cielo nos mire siempre piadoso: Virgen misericordiosa, vuestro amparo continuad. De toda calamidad libradnos, Madre piadosa. El enfermo y el doliente que os invoca con fe pura, por Vos halla en su amargura el consuelo conveniente: medicina prodigiosa sois en toda enfermedad. De toda calamidad libradnos, Madre piadosa.
El labrador que, afligido, al ver su campo agostado, acude a Vos confiado, se ve por Vos socorrido: lluvia le alcanzáis copiosa que fecunde su heredad. De toda calamidad libradnos, Madre piadosa. Por Vos ¡oh Madre de Dios! alcancemos ver propicio en el día del Juicio a aquel que nació de Vos: logremos suerte dichosa por toda la eternidad. De toda calamidad libradnos, Madre piadosa. Pues Méntrida fervorosa recurre a vuestra piedad de toda calamidad libradnos, Madre piadosa.
Mi labor se encamino hacia la recta final. El pregonero ha de callar a sabiendas de que todo su afán no es mas que un pórtico para ese momento esperado que esta a punto de hacerse realidad y ha ido fraguándose con marchamo de grandeza en el imaginario de todos vosotros: la coronación de la santísima virgen. La Iglesia reconoce la devoción genuina y autentica que Méntrida le profesa a María Santísima de la Natividad, a su virgen guapa, y Méntrida- por su parte- se complace espiritualmente en ser testigo y portado de la presea. Es la iglesia quien corona vuestra virgen y Méntrida la grey que se honra y gloria con ese honor a María. Así pues, solo nos resta gozar de estas benditas vísperas, ver llegar lo que tanto deseáis, advertir como pasan las horas y sentir su transito como un bellísimo rosario cuyas cuentas son minutos y segundos que también ponemos a pies en sencilla ofrenda. Nos espera soñar el tiempo venidero, un tiempo exiguo escrito con preciosista y miniadas letras de oro que jamás volveremos a vivir; nos resta cincelar la paciencia con alegría, convertir la espera en paraíso; queda la vida como metáfora del cielo en una especie de dulce sinvivir hecho maravilla en esta tierra vibrante que siente en su piel las mieles mismas del amor y de la gracia Ya no caben palabras; ¡esperad! Que solo nos queda la espera. Ya no caben palabras, solo un poema es posible. Un poema tejido con versos medidos y jirones del alma, romance cuyas rimas se trenzas en la materia de los excelso, con armonía de contraluces soberbios, con aromas de aire limpio, con el color exuberante de las flores delicadas, con los mejores recuerdos, con las suplicas de un pueblo. ¡Madre Nuestra! Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Vuélvelos hacia esta tierra que te corona con presea labrada de amores y de entregas.
En las florestas del cielo están haciendo candelas para fundir oro fino en doce moldes de estrella. Un ángel con alas blancas alegre, reza y cincela imperiales de corona con adornos de oro y perlas. Dicen que es Natividad quien ha de lucirla puesta, sellando con metal noble un ansia hecha certeza. En las florestas del cielo, bajo la luz de mil velas, están labrando imperiales para la Reina de Méntrida.
HE DICHO