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Patrimonio Biocultural
from Identidades 17
Desde fines del siglo XX, se destaca la asociación entre Naturaleza y Cultura
ENRIQUE HARO BELCHEZ
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Aprincipios de los años noventa del siglo pasado, la categoría de paisaje cultural fue presentada como un tipo de patrimonio cultural, esto dio paso al reconocimiento de la función del paisaje, destacando la asociación entre naturaleza y cultura.
Al final de la década, con un nuevo enfoque, al conjuntar la diversidad lingüística con la diversidad biológica y pueblos indígenas, nace lo biocultural; y con la necesidad de reconocer y valorar la relación hombre–naturaleza surge el concepto de patrimonio biocultural, que se refiere a la conexión entre la diversidad biológica y la diversidad cultural de los pueblos indígenas. Este patrimonio abarca desde el 8 conocimiento y el uso tradicional de la biodiversidad hasta los valores espirituales, aspectos que son transmitidos de generación en generación mediante la tradición oral.
Todo lo que realmente forma el patrimonio de los mexicanos, lo hemos heredado; no sólo los recursos naturales sino también las diversas formas de entenderlos y aprovecharlos, a través de conocimientos y tecnologías que son la herencia histórica de los diversos pueblos que componen nuestra nación.
La existencia de una pluralidad de culturas deriva en una pluralidad de sistemas de saberes, todos diferentes y, al mismo tiempo, legítimos, para constituir un legado de inmenso valor, a la suma de todos
estos recursos, conocimientos y productos se le conoce como patrimonio biocultural.
México alberga una riqueza enorme, es considerado megadiverso porque contiene el 10% de toda la diversidad biológica del planeta; es mega cultural porque los pueblos ancestrales que aquí habitan hablan un total de 364 lenguas; y la interacción entre la riqueza natural y la cultural dio origen a una tercera, la de las plantas y animales domesticados, en un proceso que comenzó hace nueve mil años y que continúa hasta el día de hoy. Además, la mayoría de los ecosistemas conservados del país coinciden con los territorios indígenas, facilitando así la inclusión de la naturaleza en los modos de vida y la cosmovisión indígena.
En México, cada especie de planta o de animal, cada tipo de suelo y de paisaje, cada manantial, río o montaña, casi siempre tienen una expresión lingüística correspondiente, una categoría de conocimiento, un uso práctico, un sentido sagrado, un papel en el ritual, una vitalidad o un recuerdo individual o colectivo. Salvaguardar el patrimonio natural de un país sin la salvaguarda de las culturas que le han dado forma y sentido significa reducir la naturaleza a un ente estático, distante, casi muerto. Del mismo modo, no es posible salvaguardar las culturas, mientras no se detenga la destrucción del entorno natural que les sirve de base y que dan sentido a su existencia tanto material como espiritual.
En medio de la extrema tensión producida por un mundo excluyente, plantear la vigencia de los saberes colectivos y la urgente necesidad del diálogo, debe de ser fundamental. Los conocimientos son tradicionales por su forma de transmisión y apropiación, y no porque sean estáticos o reacios al cambio, en el marco del conocimiento tradicional también se experimenta y se innova.
En un país cuya historia se encuentra marcada por una enorme riqueza biológica y cultural es difícil, si no es que imposible, adoptar una política congruente y una visión de futuro sin tener presente la profunda relación que existe entre naturaleza y cultura. Olvidarlo es suprimir la memoria de los pueblos que aún logran conectar al presente con el pasado.