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Mientras el País se debate en la violencia y otros males, el Presidente se dedica a atacar a Xóchitl
Mientras México se debate en medio de la violencia, la falta de medicinas y hospitales, el gran derrame de petróleo crudo, el incendio de plataformas de Pemex y la quiebra técnica de Pemex, el Presidente dedica su valioso tiempo a atacar a Xóchitl Gálvez porque vendió tamales y gelatinas cuando era niña y ahora es empresaria exitosa y prácticamente será la Candidata Presidencial de la Sociedad Civil Mexicana y del Frente Amplio por México.
Con una actitud permanentemente despreciativa de las leyes, de la Constitución, del Poder Judicial mexicano, del INE y del Tribunal Electoral, el Presidente Andrés Manuel López Obrador no para en mientes e intenta destruir el prestigio de alguien que surgió involuntariamente como Candidata Presidencial, que lo será, y que resultó ser una fgura aceptada y aceptable por las clases medias mexicanas y por muchos sectores de las clases bajas que se suponía eran feles a López Obrador y comienzan a inclinarse por un cambio político.
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En un lapso de 15 días, la popularidad y aceptación como Precandidata Presidencial de Xóchitl Gálvez alcanzó la marca máxima de Claudia Sheinbaum y eso, al saberlo el Presidente, lo desquició y lo hizo aparecer en televisión, en sus Mañaneras, totalmente fuera de control no sólo de sí mismo, sino del país entero, que se le escapa entre las manos.
Ciudadanos de todos los colores y sabores se dan cuenta que el país se encuentra a merced de la delincuencia organizada, que muchos de sus gobernadores actuales son permisivos o incapaces de contenerla y que la política incomprensible de “abrazos, no balazos” establecida por el Presidente López Obrador es un perfecto fracaso y una burla a la seguridad de la población, como lo revelan las cifras duras de la estadística que rebasa lo ocurrido en los sexenios anteriores: bajo la Presidencia de López Obrador hasta el momento se han cometido más de 160 mil asesinatos dolosos, más que en el Gobierno de Peña Nieto, mucho más que en el de Calderón y muy superior el número de lo que ocurrió en el Gobierno de Fox.
Los costos presupuestados de las obras faraónicas del Presidente López Obrador, como el Tren Maya y la Refnería de Dos Bocas se han duplicado o más, y la gran empresa mexicana Pemex ha sido degradada en su califcación económica internacional y está en quiebra técnica, en lugar de proporcionarle recursos al Gobierno se los quita en cantidades astronómicas.
Encarrerado el Presidente, no puede parar en su tarea discursiva de las Mañaneras; pero el país necesita urgentemente nuevas políticas que reencaucen su crecimiento que en estos seis años, en lo relativo al PIB, será de cero; 2018-2024, económicamente ya se considera un Sexenio perdido por las agencias califcadoras nacionales e internacionales.