Existe el estereotipo de identificar a la infancia como una etapa feliz. Y qué bueno que se haga esto, aunque en muchas ocasiones la realidad se encarga de contradecir tal afirmación. Los rostros alegres de los niños pueden ocultar dramas, rupturas que sus almas inocentes no saben manejar. El entorno social llámese familia, barrio, escuela, propicia estas situaciones. La extrema pobreza, el acoso, la violencia, la explotación laboral, pueden torcer esos arbolillos que necesitan luz, agua, cuidados para fortalecerse y dar frutos. La oscuridad es una, entre muchas, de las facetas donde juegan los pequeños. “Historias del niño invisible” es un conjunto de poemas distribuidos en tres estaciones: Infancia oscura, Historias fantasmas y Cambio de piel. En ellas hay nubarrones de tormenta que lo invaden todo, pero se vislumbra un destello de esperanza. Todo libro tiene algo de biográfico y éste no es la excepción. En estos versos se aúnan historias vividas e imaginadas con la carga emocional que conlleva este intento de pintar los aguafuertes del alma atribulada, si se le puede llamar así, de un niño.
HISTORIAS DEL NIÑO
INVISIBLE
HISTORIAS DEL NIÑO
INVISIBLE
HISTORIAS DEL NIÑO
INVISIBLE Ramón Iván Suárez Caamal
Primera edición: 2016 © Texto: Ramón Iván Suárez Caamal © Ilustraciones de: Omar Urbano © Diseño: Karla Moo Valle D. R. © 2016 de la presente edición D.R. Editorial Nave de Papel
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, la fotocopia o la grabación, sin la previa autorización por escrito del autor y el ilustrador. HECHO EN MÉXICO
ÍNDICE
LA INFANCIA OSCURA Retrato en gris . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Canción del origen . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Puerta al silencio . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 Del diario que no escribo . . . . . . . . . . 14 A la víbora de la mar . . . . . . . . . . . . . . 15 Y no me encuentran . . . . . . . . . . . . . . 16 Paredes de mirada enorme . . . . . . . . . 18 Una visita a la biblioteca escolar . . . . 20 De un libro de estampas . . . . . . . . . . . 21 Desde la zona de castigo . . . . . . . . . . 22 Juguetes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Una cebolla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 Un caracol es tu límite . . . . . . . . . . . . . 26
HISTORIAS FANTASMAS El barco errante. . . . . . . . . . . . . . 32 La sagrada familia . . . . . . . . . . . 34 Madre humo . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Madre piedra . . . . . . . . . . . . . . . 38 Casa abandonada . . . . . . . . . . . 39 Otra vez mi casa . . . . . . . . . . . . 41 El pozo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 Aquella criatura cruel . . . . . . . . . 45
CAMBIO DE PIEL Asedio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49 Tengo miedo . . . . . . . . . . . . . . . 50 Camino a ninguna parte . . . . . . 51 Canción en gris . . . . . . . . . . . . 52 Atrapado en una pesadilla . . . . 54 Risas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 Fuegos fatuos . . . . . . . . . . . . . . 57 Cambio de piel . . . . . . . . . . . . . 58 Roca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Expiación . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
LA INFANCIA OSCURA
RETRATO EN GRIS ¿Quién me plantó en el charco? A mis piernas flacuchas les crujen las rodillas. Viento, no has de quebrarme aunque soy un niño y me asustas. Tienen hojas mis brazos. No son hojas estas cuatro libélulas que todavía no remontan el vuelo. Un cuclillo confundió mi cabeza con un fruto, quieren cantar las horas junto con las cigarras. La pregunta vuelve: ¿Quién me plantó en el charco? ¿Por qué rondan mi tronco cuervos de mal agüero? Si juego a los zancos, si acaso juego, si acaso puedo, si acaso llego, que no crujan mis rodillas en el escondite de los lirios. Estoy cansado y no puedo moverme.
9
CANCIÓN DEL ORIGEN Como nadie responde, le pregunto otra vez al espejo manirroto: Amigo de los prismas de colores, ¿quién me plantó en el charco? Mi corazón es un petirrojo que aletea de prisa. Tengo dos guijarros, uno en cada puño. ¿Callaré como ellos? ¿De quién son esos zancos de lata? ¿O son juncos? ¿O son bancos? ¿O serán mis rodillas y estas piernas flacuchas que han echado raíces en el lodo? Mi corazón es quién dice estas cosas.
El dedal es un muñón y sus muletas, los dedos; tejes, tejes con tus miedos la casa de la aflicción. Cuando intentas caminar, completa la torpe danza alfiler -aguda lanza-: ¡Cómo punza su cantar! Aguja de un ojo solo, tijeras que trajo el cuco, la madeja es sólo un truco de la vida por su dolo. Hay la sangre de un hilillo en el hueso del carrete; un botón y otro se mete en la piel del dobladillo.
10
11
PUERTA AL SILENCIO Una caja de cartón es sólo papel picado, con los hilos del bordado se resguarda el corazón. Una trenza urdió con paja a la luz del mediodía; escardó melancolía con la espiga tu mortaja. En su cuna el Niño-Dios va sobre lenguas de fuego; Madre Santa, oye este ruego que ha quebrantado mi voz.
12
No me pidan que entre a la noche por la puerta del patio ni que salga al patio por la puerta de la noche porque bajo su paraguas se esconden las cosas. Éste es el espejo del patio y de la noche y de la noche y del patio que me llaman con su cola que ha de ser fría como cuando tuve fiebre. En el patio enterré una noche el bracito de la muñeca que me hizo cosquillas; en la noche sepulté una puerta junto con el peine al que arranqué cuatro de sus colmillos y los enhebré con la piel que mudó la víbora de mis once años. También di sepultura bajo la puerta de la noche en la noche que cerraba puertas a la cuchara con peces en aceite de ricino, al lápiz al que le partí el espinazo con sólo un mordisco y a más cadáveres anónimos bajo el rostro de las cosas. Al patio no entro por la puerta de la noche, no voy a la noche aunque abra sus puertas y me diga: Ven, hijo de los huesos, danos tus mejillas pues tenemos hambre.
13
DEL DIARIO QUE NO ESCRIBO Imagino cómo vas por islas de silencio, las velas rasgadas, cantando bajo la tempestad, entre las fugaces revelaciones de los relámpagos. Cómo no voy a leer tu diario escondido en un baúl. Cómo no voy a leer lo que jamás escribiste, polizonte, mientras a tu pequeña vida la amenaza el naufragio.
A LA VÍBORA DE LA MAR La Víbora de la Mar no asusta a los niños. Sólo a los de atrás. Y ése de atrás soy yo que como siempre llego tarde a la escuela. Víbora de la Mar, colmillos de candela, rosca sin canela, ojos sin cerrar: ¿Me dejarás pasar?
14
15
Y NO ME ENCUENTRAN Me escondo en la cáscara del fruto que se pudre…
¿De quién me escondo? ¿Por qué me escondo?
¿De quién me escondo? ¿Por qué me escondo? Si no me encuentras, es que yo mismo jamás me encuentro.
Y no me encuentras. Y no me encuentro. Estoy en un maullido, me envolví en el pañuelo del que me busca.
En esto de buscar a otros y buscarse uno, el espejo revela la historia. No hay trampas en pelar una fruta y luego morder la inocencia. Corazón de la manzana, esconde el mío. Que no me encuentren. Que no me encuentre. Pájaro que te tuerces y retuerces, pájaro de tuercas y plumas de alambre, dame el pico de tu máscara.
16
17
PAREDES DE MIRADA ENORME ¿Has visto, cuando vas a dormir y la luz se apaga, las paredes llenas de ojos? No tengas miedo. Lloran por ti, por mí, por los juguetes rotos que no pueden conciliar el sueño. Cuando bajes descalzo sentirás que te siguen. ¡Esos ojos! ¡Esos ojos!, ¿será que no duermen nunca? ¿Qué hiciste ayer? ¿Qué harás mañana? Te vigilan: ¡Cuatro Ojos! ¡Mosca bizca! ¡Gafas de botella! Si tienes una lámpara, ¡dispárales!,
18
dales en la frente un balazo de luz o sécales el llanto con tu sábana. Verás que son agradecidos: te darán besos de polvorones, bailarán como luciérnagas en las grietas más oscuras. Arrúllalos pues eres el Niño de los Ojos, no dos, no cuatro sino mil o más de mil, los ojos de tu madre, los ojos de tu perro, los ojos de los ojos de las moscas, los ojos de las niñas y las niñas de los ojos. A esos peces egipcios de las paredes guárdalos en un frasco. Mañana, cuando estés en la escuela y salgas al recreo, ábrelo para que rueden tus canicas.
19
UNA VISITA A LA BIBLIOTECA ESCOLAR
DE UN LIBRO DE ESTAMPAS
Los libros con olor a naftalina se empolvan en los estantes. Encima, grandes frascos y un olor húmedo: ajolotes, peces despellejándose, ranas sin vísceras, niños nonatos en las aguas turbias. También hay sobre los estantes animalillos a los que se les cae la piel; dejan en el viento la santa tonsura de la inocencia. ¿Qué leeremos en esta opacidad altísima? Libros de gruesas pastas cerrados a piedra y lodo. Tus dedos y lengua rozan historias pueriles. Las niñas de tus ojos levantan sus pestañas cuando a las niñas un soplo hace lo mismo con sus faldas. Una basurilla en los ojos punza lo vedado. Abandona este salón perdido en la penumbra. Vuelve cuando la biblioteca esté con llave, solo, para perderte en el formol de la memoria.
Las nubes son elefantes grises. La lluvia es consecuencia de sus trompas. Una manada llega con los truenos. Yo te bautizo en el nombre del tigre, de la cobra centella y el lagarto. Santa Bárbara, cubrí los espejos, encendí mi corazón de cera oscura. Mamá reza piadosa: Ave del Paraíso, cúbrenos. Escarabajo verde, danos tu coraza. Serpiente coralillo, muestra tus colores. Tortuga de lodo, abre tu pico… Con mi lápiz borro las líneas de la lluvia, con mi lápiz dibujo la cara del sol, con mi lápiz retrato el arco iris. Después arranco la hoja de mi cuaderno y el Arca de Noé se lleva las últimas nubes.
20
21
DESDE LA ZONA DE CASTIGO
JUGUETES
Cuando estoy con los peces tengo piel leopardo, todo da vueltas como subir a un tiovivo. O soy el que da vueltas en la noria del tiempo. Ando en patas de araña porque partí mi lápiz y le di la mitad al hombro de otro niño. Tengo orejas y cola y los dientes enormes; debo ser la liebre que salta en los pupitres. Abracadabra, seda de un cielo olvidado, cuelgan mis pesadillas madurando murciélagos. Sentado en un rincón armo el rompecabezas de mis voces. Estoy más que completo porque me sobra un diente. Tenaza, ¿me arrancarás la hora de ser libre?
Con su patín del diablo vuela como un ángel, no como un ángel caído aunque se raspe las rodillas. Practica su autoestima saltimbanqui en el balero, aunque no se suelte de su madre. Con las canicas llora. Guarda su resortera en el bolsillo cuando se topa con el Ave de la desventura. Da vueltas en el vértigo del trompo. En el balancín pesa su sonrisa. Ya mató a más de tres con su pistola de agua, y a cinco, con sus flechas punta de hule. Últimamente sus dedos gordos son héroes invencibles. Aunque su mejor juguete es la pelota. La patea ¡duro!, ¡duro!, ¡duro!
22
23
UNA CEBOLLA Tuve en mi mano izquierda una cebolla. La desollé capa tras capa en busca del niño que habita en su centro. Los días sucesivos me miraron en su esfera mágica. Con un cuchillo desprendí las yemas de mis dedos. Duele. Debo confesar que no lloré. No es necesario trizarla para que el niño deje su refugio y diga: ¡Estoy aquí!, ángel libélula, caballito del diablo con espejos rotos para el cuello de las flores. Me disfrazo con el turbante de la cebolla a la que arranqué sus vendas para que salgan los monstruos que burlan mi vigilia. ¿Cómo se llama aquél de labios perversos en la melaza asfixiante de su halago? Con saliva pego sus plumas ácidas a mis hombros y los despliego para llegar al Sol si es que la gravedad no me hace caer en el aceite.
En la cocina hay calma, los cuchillos no son los del verdugo, alguien deshoja por mí sus oraciones. ¿Es transparente una cebolla cuando la mira un niño? No lloré ese día por los demás pétalos del Diluvio y estoy aquí arrancando mis costras para que sangren de nuevo las heridas y sanen en busca de otra piel para mi niño invisible.
24
25
UN CARACOL ES TU LÍMITE 1. Una torre, dos torres, tres torres, cuatro, cinco… Una cuchara, dos cucharas, tres cucharas, cuatro, cinco… Una hoja, dos hojas, tres ramas, cuatro árboles, cinco bosques… Un nido, dos alas, tres picos, cuatro pájaros, cinco nubes… No llaman a mi puerta: Es el viento. No llaman a mi puerta: Es la lluvia. No llaman a mi puerta. Es la puerta quien me llama, pero no podemos entrar la lluvia, el viento, la puerta, yo. Pero no deben entrar, no deben entrar,
deben entrar, entrar cinco cuchillos, cuatro cuchillos, tres cuchillos, dos, uno; cinco lápices, cuatro lápices, tres lápices, dos, uno; cinco días, cuatro horas, tres minutos, dos segundos, uno, nada…
26
27
Mientras más altos los muros, más altas las manos; mientras más altas las manos, más altos los muros. Mejor mientras más altos, porque la torre es de vidrio, porque el aire es de vidrio, porque mi voz es de vidrio, porque soy de vidrio y debo caminar en el aire, debo caminar sobre mi voz. debo caminar sobre mis pasos: uno, dos, tres, cuatro, cinco, uno, dos, tres, cuatro, cinco…
2. Después de tu sombra, nadie. Dentro de ti, galaxias, mundos, hormigas. Un caballo de cedro se mece solo frente a un mar que no existe sino en tus manos que construyen castillos. ¿Me dejas entrar? Tengo en mi camisa una rana. Es viscosa pero sabe una canción y le gusta brincar en zancos. Me acompañan la brisa y un perro no más grande que mi paso. ¿Puedo entrar? No tengo llave. Quisiera escuchar a las olas que te habitan, ver los peces voladores que dibujas en el firmamento. Haré un puente sobre el abismo y lo cruzaré si me lo permites. Tú también puedes llegar al rocío y a la espina; al mar donde los barcos de papel naufragan y los pañuelos no pueden ser nubes. No sé si mi voz sabe a fruta, si oyes aves junto a tu ventana, si el tic tac de mi corazón late en tu sueño. ¿Me dejas entrar? Afuera hace frío y un caracol también es mi límite.
28
3. Para que puedas verme canto en una burbuja de jabón. Para que me escuches, sigue el rastro de las hojas. Soy un niño con pies de humo. Dibújame con tus voces, háblame con tus recuerdos. Un grillo es el guardián de mi casa. Óyeme con los ojos en la tornasolada esfera de los días antes que se la lleve el viento. Si lo haces, tal vez logre salir a la puerta. Si lo haces, tal vez logre salir a la puerta.
29
HISTORIAS FANTASMAS
30
31
EL BARCO ERRANTE Con una burbuja el tamaño de un globo, a modo de escafandra, bajé donde los barcos hundidos muestran su esqueleto salitroso. En el cielo del agua pasaron transparentes mantarrayas ángeles del infortunio en compañía de medusas con sus copas de vidrio. Una señal: los relámpagos de las anguilas. Ya cerca, el barco, seguramente un galeón, gemía sus harapos. Si no fuera por las anclas estaría penando de abismo en abismo. Imaginé montañas de monedas, camarotes llenos de joyas, barricas de ron, mosquetes. La mano huesuda del Capitán escribía aún su diario de viaje por mórbidas Islas de Espanto. ¿O era un pulpo el que abrazaba el esqueleto? Las letras, semejantes a trazos de espada, en el papel milagrosamente intacto, con la caligrafía de los muertos que viven en la espesa sombra del océano, maldecía. Por la cubierta, a babor y estribor, más esqueletos en actitud beligerante, aunque inmóviles.
Seguramente soñaban sus mandíbulas rotas con el grito de los vencedores de incontables batallas. El timón permanecía intacto y nos guiaba entre túmulos de tiempo.
32
33
Un mapa: estrellas de mar señalan la ruta del tesoro y un bivalvo, a manera de cofre. Me quité la escafandra. Cerré los ojos. Alzaron anclas. Izaron velas. ¡Hurra! El barco de los Siete Mares saltaba entre las nubes del más azul y profundo de los cielos…
LA SAGRADA FAMILIA I Padre duerme. No ha vuelto de su sueño. Yace sobre sus piernas un ancla con herrumbre. Posee una llave que no abrirá ningún secreto. Hay un espejo roto en su mirada, burbujas suben con imágenes de espanto. El aire es azul y espeso. Puede tocarse como si fueran telarañas. Cruzan cardúmenes de agujas los harapos de su ropa, hilan arena las horas transcurridas en sus huesos. Despiertas, Padre, A nadie ves, ninguno te conoce. El ancla te sujeta a su exilio.
34
II Ha vuelto Madre de su historia. En su regazo una rama florece. Corren insectos por su falda. Sonríe con los ojos cerrados, seguro sueña que sueña con el patio donde un niño en cuclillas pregunta por sus pasos ¿de él, de ella? en las hojas que el viento hurta de la ausente. Madre es rama de mirto. La rondan colibríes, cada avecilla es una lágrima a la que la luz atraviesa. Su corazón de arena canta lo que no escuchamos porque el agua atenúa sus latidos.
35
MADRE HUMO III Va Niño y se sienta frente al mar para ver las infinitas tumbas. Pone sobre sus rodillas la espada de madera que se rompió en su nunca. Hay un gajo con hojas todavía. Un caballo oscila como péndulo de murmullos. Lo cierto es que la llave no abrirá ninguna puerta, la rama se marchitará al tocarla, la espada y el caballo rotos avisarán la verdad de su sueño. El mar es sólo el mar y no cabe en los puños del niño aunque confíe en la arena.
Madre, dibujo en el piso tu silueta, duermo en tu vientre. Así la noche no podrá sacarme el corazón. Pongo dos pétalos sobre tus ojos y una pequeña cruz de cedro en tu mano derecha; en tu izquierda, la mía, diminuta. Quiero acercarme al rincón más tibio del mundo para que el invierno deje de mostrarme su rostro. Madre de humo, mira cómo el tizne pinta mis ojeras; soy una espina de la rosa que fuiste. Si tiemblo, acúname con tus arrullos. Bajo la luna vamos a la deriva. Tu niño de azucena se ha recostado en el vientre de cemento a llorar silencioso porque los cuervos rondan y es tan frágil. Con un carbón te dibujo. Protégeme de la noche.
36
37
MADRE PIEDRA
CASA ABANDONADA
Madre, te volviste piedra. En tus entrañas duras me resguardo. Soy ángel junto a tus cenizas, ramo, veladora de luz. Dibujé mi sueño, bajo su amparo niño no acepta haya crecido, que viento sea el tren donde te marches. Madre de piedra, soy ángel de yeso, niño de yeso que te cuida. Vuelve al humo y en su almohada apoyaré mi rostro para sentir las migas de pan dulce, la tibieza de la leche. Madre, las horas nos abrazan.
Una casa con voces de nadie, atemoriza. Una casa que no se vive es un fantasma. El techo se derrumba, caen sus paredes, las ventanas discuten con el viento; la mesa, las sillas, los demás muebles renquean; los platos se rompen sin romperse; las sábanas amortajan los muebles y luego deambulan con los pies desnudos a diez centímetro del suelo, de mano de las sucias cortinas. Vela en la noche más oscura, vela en la tempestad bajo los relámpagos, vela que murmura con su lengua de oro los rezos antiguos de mi madre. Un centenar de murciélagos sirve de utilería. Un búho hace más siniestro el decorado. Escudos de hilos con moscas nos embalsaman.
38
39
OTRA VEZ MI CASA Polvo bajo las uñas, entre las escamas, duele. En sus habitaciones olvidé mi carrito sin ruedas, el trompo que bailaba en su cajita musical, las canicas que empollaron dientes de leche, el perro de peluche al que le dio sarna. ¿En qué momento voy a despertar bajo la almohada que me asfixia? Pronto. Nunca. Tal vez. Entra. No te asuste la casa. Es que está sola.
Hoy dibujé mi casa: el techo destechado, las paredes enormes, la cocina en silencio. Allá viven abuela, papá, mamá, las tías y otros que no conozco sino por sus retratos. Mi casa con goteras, palanganas y baldes. Escucho allí los pasos que caminan menudos, se diría con alas. Llueve, siempre ha llovido. Enhebré tantas cuentas, las cortinas las hice con el llanto de todos. Con un carbón dibujo mi amor en sus paredes, las ventanas cerradas y la puerta con llave.
40
41
EL POZO Siento el sillón mecerse, ollas y platos suenan. En un rincón oscuro puse una veladora por los fieles difuntos. Mi casa, ¡cómo brilla!, como el quinqué que tuve en mi libro de cuentos: sus contornos de vidrio, su corazón en llamas. Mi casa transparente es del barro que somos: barro de sol y luna, barro los grillos verdes y las hormigas rojas; también barro recuerdos. Afuera llueve: el dibujo se borra.
42
Inclinados sobre el brocal del pozo suelto una piedra, escucho un golpe hueco en el lodo; tal vez un cocodrilo dormita y ya lo despertamos. Somos tres chiquillos bajo la sombra del huerto. Hay una prohibición para ese pozo. Desobedecimos a nuestros padres. En la noche llegarán las criaturas del sueño. Nos dirán al oído sus torturas; se meterán en nuestra ropa; crecerán en las pestañas, sus labios y los nuestros serán un solo par, las tijeretas nos harán cosquillas; los murciélagos querrán nuestros hombros. Papá, mamá, no volveremos a hacerlo. Per papá y mamá son sábanas al aire y nos muestran sus encías. El pozo está en el centro de la casa. El pozo baja a las nubes oscuras. El pozo quiere que lloremos siempre.
43
Bailemos sobre el brocal. ¡Que baje el cubo de los ahorcados! ¡A jalar de la cuerda!, a jalar nos insisten.
AQUELLA CRIATURA CRUEL
Ese llanto lastimero no es mío ni de ninguno de mis dos hermanos. ¡Que no suba el agua! ¡Que caigan sus tinieblas! En la hamaca donde dormimos saltan peces de labios gruesos. Está sucia la luz que trabajosamente traen pájaros de dos picos y cuatro alas (dos son muletas). Es el ojo -otra vez el ojo- de Dios que mira a los tres niños salir del pozo con las ropas en andrajos.
Bosque de lampreas ondula en la pesadilla. Brazos viscosos del espejo te atrapan. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu retroceda esta mancha hasta que la piel se limpie. Alguien trajo dulces con veneno, alguien se vistió con tu piel, alguien quiere perderte en su abrazo de bosque aceitoso. Saludas con cortesía haciendo una reverencia, crujen tus huesos. Con las espinas de los peces suturas boca, ojos, cabellos ralos. Esto es real como persignarse para que no te toque su sonrisa de taimados colmillos. Esta cosa se hace invisible frente a los espejos aunque lo descubran las niñas que chillan en los cuartos. Una burbuja permite respirar bajo la brea. Ponte tu escafandra, olvidarás lo que no ha sido y es aunque los sueños digan otra cosa.
44
45
CAMBIO DE PIEL
47
ASEDIO Soy un tuerto con suerte mirando tus secretos por el ojo de la cerradura. Tienes miedo. Es la voz del enjambre de moscas que te arrulla, una de las tres manos que con ternura peina tus cabellos. Cientos de arañas salen de los rincones: dedos arañas, narices arañas, labios arañas. El miedo huele, duele cuando tus dientes castañean.
49
TENGO MIEDO
CAMINO A NINGUNA PARTE
Siempre que resbala una música triste, la escribo. Mi lápiz rechina cuando se quiebran mis dientes y la tiza se hace humo. Todos somos fantasmas.
A mis globos no los ve nadie, no los vende nadie. O sólo a uno: al que le pinté labios de frío. Van sujetos a su correa estos lobos con piel de cordero. Tal vez los suelte sobre el rebaño inerme antes de marcharme a donde no quiero aunque quisiera. Globos, ángeles casi, ¿qué tienen por dentro? Vacío, ganas enormes de perderse o de morder la mano que ata este abigarrado cardumen de obesos. No todos los días son domingo. Dibujaré una sonrisa al globo más ogro antes que golpee a sus hermanos; dejaré que aúlle el globo color plata; al azul, permitiré que vaya al mar de las postales, al cielo que todavía no se incendia; y el blanco, el globo borrego, que se vaya para que sirva de blanco a las piedras de los niños. Ay, me jalan, me llevan, quieren irse; pero no los dejo.
50
51
CANCIÓN EN GRIS La luna sabe ¿sabe? A qué sabe el arco iris a siete moscas a siete peces a siete dentelladas La luna sabe A qué sabe el miedo a besos de papel a niños náufragos
La luna sabe que sabes la araña sabe a qué sabes a mosca a rocío en la tela a elefante sin peso La paciencia es araña en sus redes de humo Pregúntale qué se quema ve si el rocío llora
Colúmpiate en la balanza elefante sin peso Y como sé que sabe le vendo mi inocencia mis lágrimas mi cuidado
52
53
ATRAPADO EN UNA PESADILLA Calca de la calca y calca, -calcañales de los huesoscorro veloz en el círculo del que no puedo salir. En una maceta hay un diente al que ruego con mis lágrimas. Colgué en el aire tres fémures y, en las cuencas sin cortinas, un abalorio de moscas. Con un gis pinté la luna alfanje: Calca de la calca y calca igual que una calavera con un matojo de pelos: festín de hormigas hambrientas. ¡Dejen, déjenme salir!
54
RISAS Ríe para sus adentros. Nos subimos al carro de su risa. ¿De quién se ríe? De los ingenuos que no vimos sus dientes corroídos por la ira. ¡Ja, ja, ja, ja jamás podrán salir! La caverna es nuestro pacto; sus criaturas, tus miedos. En cada rincón están manchados con escarlata y talco, los ojos enormes para verte mejor. Disfrútalos en tu paseo: Uno, con una tabla, golpea tus nudillos; otro sale de una caja de sorpresas, te clava una aguja y te persigue saltando en su resorte; un tercero baila sus zapatos de hule sobre tu espalda, dice chistes a tus costillas con rasposa lengua. Uno más se quita su peluca mientras te interroga restregándote sus piojos. Los rieles se prolongan en punto de fuga porque sigue el viaje aunque despertemos.
55
FUEGOS FATUOS Oye, nariz roja de beodo, déjanos salir, no diremos que nos has apaleado. Él pinta en los muros su respuesta: “Todos los que entran tienen que ponerse una sonrisa blanca y esperar en un rincón a los nuevos visitantes.” ¡Ja, ja, ja, ja jamás podrán salir!
56
El niño de papel que fui, canta una ronda: A que mis ojos tienen luna, a que el gato no me acepta en su maullido, a que soy, a que no soy la lengua de las ánimas. Todo puede arder: la oscuridad, el diablo, mis patines, las cortinas, el libro de oraciones. El fuego purifica lo que toca. Contemplo el resplandor sin quemarme las manos.
57
CAMBIO DE PIEL Cambié de piel, un incipiente vello cubre el bosque. Hay un deseo de todavía y no sé cuál. Las ancas de las ranas son apetitosas. Casi puedo tocar mi piel antigua desde el traje nuevo que a veces incomoda. Me detienen las cáscaras del nido, el espanto de niñas al ver una libélula irse, el reloj con agujas en sentidos contrarios. Un golpe en la espinilla, una espinilla en el rostro, otra espinilla en el alma. Traigo la espina dorsal de un escualo, el nado a dorso por aguas turbulentas, la turba que se amotina si me enojo; traigo el espantapájaros podrido de Oz, la calavera de una vaca llena de moscas, la bruja de los dulces labios con bilé, la risita nerviosa del pirata tuerto cuando a hurtadillas roba ron, tabaco.
58
Lee este verso que escribí: As haz Oz hoz es hez. ¿Verdad que es bello el sapo y más hermosa la pedrada? Cósele los ojos, córtale la lengua, que pida limosna a trompicones. Con lacerante sal mudé mi piel. Añoro a veces mi camisa con tirantes, mi pantalón corto, mi resortera, mis canicas para golpear al espantajo.
59
ROCA
EXPIACIÓN Roca llora en silencio mamá no olvido polvo que soy crecí sapo en la piedra sapo bufo sapo bufón en la señal de su lodo Santísima lluvia lava mi sangre tengo las rodillas raspadas toda intención es un fracaso mamá llora húmedo musgo paño de ruegos Supe de mi padre palabras para ella que no eran de él Mamá llora en silencio crecimos sapos
Mondaré el índice que acusa hasta llegar al tuétano. Iré donde la lengua se escabulle. Me mudaré al desván donde Dios pone sus juguetes rotos.
Alguien arroje la primera piedra
60
61
HISTORIAS DEL NIÑO INVISIBLE se terminó de imprimir en los Talleres de GROPPE en el mes de junio del 2016 Hospital No. 2295 – A Col. Ladrón de Guevara Guadalajara, Jalisco, México Tel. 01 (33) 3615-9271 www.groppelibros.com.mx Impreso en México/Printed in México