Poetas sin Fronteras
Edición Especial Día del Niño
“Me senté en una nube a soñar “
Abril 2018 Año 5 ejemplar 47
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CHAYITA DEL SUEÑO LINDO. Osvaldo Pettinicchio (Daniel Vattimo) (Derechos Reservados). ARGENTINA. Con las cadencias del tiempo las cosas quedan, con las cadencias del tiempo las cosas cambian. Si cambia el Sol y el viento, siento que cambia, ¡Sí!, puede cambiar la vida en una mañana… Una mañana de esas del mes de Octubre por estos tiempos, bajó un rayo de luz, se cayó del alba. Con un pelito oscuro, la piel muy blanca y unos ojitos claros con luz de plata, dijo: “Aquí estoy, ya vine. Miren mis manos que sedientas de amor salieron del agua”. Después del primer llanto aquella mañana, se quedó bien dormido, el niñito. Duerme un sueñito bueno, de almita santa. Duerma que aquí lo cuidan de los señores, dueños del llanto; y de los ventarrones y cosas nuevas que van pasando, que nunca paran, que nunca paran. Dormirá muchos sueños, muchos recuerdos de su primera vida dentro del agua, junto a su mama. Se despertará hoy y otra vez mañana en su cunita simple, hecha de junco, de estera y mantas. Con todos los sueños juntos ya va creciendo con sus hermanos. Los que tiene muy cerca y aquellos otros, que desde algo más lejos lo quieren tanto, lo quieren tanto. “¡Ay! Hermanitos míos, si yo pudiera decirles todo. Cantarles rondas, darles mis quejas, sentir sus manos que no me dejan. …Y me dan flores y mil regalos y un calor lindo que me adormece y me cuida tanto, y me cuida tanto. Ahora que estoy tan lejos, lejos del agua.”
Adriana Escalante Veracruz, México Anda en bicicleta Corre tras el globo Sube a la patineta Pinta un arcoíris Persigue la cometa Juega matatena Peina a la muñeca Tira las canicas Atínale al balero Vuela tras tus sueños No dejes de moverte Sigue siendo Niño No importa haber crecido Él está adentro tuyo
La señora luna Maria Angelina Bustos Bargas La Cruz-Cordoba-Argentina. La Señora luna muy alto en el cielo refleja orgullosa su cara en el mar. ¡Mira que te mira la muy vanidosa quiso con los peces de pronto jugar por un caminito brillante de estrellas bajó la muy bella! luciendo por traje los rayos del sol y al ver que las olas borraban su imagen perdió su belleza y se puso a llorar.
UN PATITO OBEDIENTE. Bertha Laraf. Veracruz, México Un día después de un largo y festivo diciembre la montaña estaba llena de tristeza sus capas de nieve se deshielaban muy a propósito como llorando, a lo lejos el astro rey se manifestaba glorioso era un cúmulo de alegría y venía a combatir ese mal ánimo, en medio de todo esto, como si fuera un paraje, estaba el río que corría como si fuera un niño, con la energía de los 4 años, pero si enfocaba uno la mirada podía ver unos patitos... eran tres patitos pequeños de edad. Cuando debido al cambio climático casi a mitad de la tarde, ni las 3 ni las 7 comenzó a nublarse, la madre confiada los dejó que nadaran antes que el cielo comenzara a tomar tonos grisáceos, de repente y sorpresivamente unos tremendos truenos se comenzaron a escuchar, el patito pequeño tuvo miedo de ese miedo que da cuando se va la luz, muy temeroso aleteaba, nadaba o titiritaba la temperatura inusitadamente cada vez más fría, los pececitos muy previsores se resguardaban. ¿Seguían lo rayos feroces, estridentes, mayúsculos, los otros dos hermanitos patitos decían cua cua cada vez de forma mas vehemente como llamando a la mamá pata que se había alejado, pero la abuela pata Yeya, que siempre estaba agudizando el oído los escucho y con su gran bastón se fue acercando, aunque se mojaba por la inminente lluvia…todo era un caos…se salvaría el patito Mike el menor? Que había sido arrastrado a un peñasco. La montaña con cara de melancolía cada vez más preocupada porque se congelaba el patito. El patito mayor Tavo alcanzó a tomar una cuerda que hábilmente la lanzó hacia el lugar del patito en peligro, mientras la tormenta ocurría al mismo tiempo, el patito de en medio Giorgio graznaba y a veces callaba no sabía qué hacer. Gritando ¡Ayuda ayuda!
La montaña dominada de más infelicidad se derretía en abundante agua, el sol que contenía el entusiasmo al parecer se había escondido porque en el ocaso le toca ir a dormir, previo cuento que acostumbra leer cada noche su mamá Solecita, libros sobre las estrellas viajeras, los astros, los movimientos siderales, los eventuales cometas y al fin cerraba sus ojitos lentamente y plácidamente, el Sol sabía que los patitos buenos siempre se salvan, lo distinguía que era un patito que obedecía a sus papás a la hora de dormir casi siempre a las 8 de la noche, después de tomar su lechita. Efectivamente el señor sol tenía toda la razón, de repente cesó el temporal el patito pequeño fue salvado por el patito mayor y todos fueron rescatados en especial el pequeño Mike cuando sosteniéndose con fuerza de la cuerda todos le gritaban ¡Tú Puedes! Esa noche todos felices durmieron con mucha tranquilidad.
Mane Parra Monterrey , México Enterarme que estabas ahí Dentro de mi, Que mi cuerpo se transformó Por ti, Mucho dolor sentí, Lloré cuando te vi, Mis prioridades decidí, Verte crecer y sonreír, Enorgulleces mi vivir, Al verte a ti Mi niña feliz…
Corazón Blanca Azucena Gavassa Cinco Saltos Río Negro Argentina Mi mamá siempre se recortaba un ratito en las siestas de verano, yo era pequeña y no me gustaba dormir, pero esa tarde lo hice a su lado, la abrazo fuerte y me sorprendí al poner mi mano en su pecho, sentí un sonido como el de un reloj y le pregunto ¿Porque ese tic tac mamá? Y me respondió a rozándome con su ternura de palabras. Es el corazón hija mía que late como el tuyo sólo que un poco más fuerte, pero late igual que todos los corazones. ¿Para qué sirve el corazón? le pregunté Sirve Para vivir, Es como un motor, Si está detenido nada funciona. Entonces el tuyo mamá debe ser como un motor grande y tal vez tenga lucecitas, como me gustaría verlo,poder tocarlo. Mamá me abrazó me besó y me dijo. Ya lo hiciste hija mía, acabas de tocar mi corazón.
Niño. Maruca Rodini Argentina Niño con derecho a la vida, donde feliz se inicia a la creación. La inocencia de su alma es reflejada en su carita, su llanto y la sonrisa invade a quienes te rodean. Todo transita a través del tiempo. Se divierte en un mundo de fantasías, corretea revoltoso con deseos de jugar y rebalsa alegría envolviendo amor en su vida. ¡Cuánto es hermoso! Los niños embellecen a cada momento. Siendo abuela presiento en mi corazón, una prolongación de vida. Con las caricias de sus manos y su dulzura. Verlos crecer me extienden los años. Son el tesoro más grande que tenemos.
BESANDO LA LUNA. Santa Velia Flores Barron Sabinas, Coahuila Mexico Sentado aquel niño aburrido y solo, con tantos sueños por cumplir, pero el sistema oh...el sistema lo detiene no lo deja fluir. Pero el viaja, su mente viaja, y asi es feliz. a su modo, en su pequeño mundo sus pensamientos sin traba alguna; van desde el fondo del mar hasta aquella nube en un palpitar; besa la luna y sonríe feliz. Ahí sentado disfruta y viaja otra vez. El cierra los ojos pero esta alerta siente un insecto que sube a su pie,
se imagina a ese amigo que nunca esta. Has venido....le dice sonriente y feliz, vamos te invito, viajemos en vuelo a ese mundo de ensueĂąo que tanto deseo. Y asĂ se divierte y asĂ es feliz con tan pocas cosas el hace un mundo desde su mente infantil.
CORI LA PEQUEÑA GOLONDRINA Lucila Reyes González México A finales del otoño las golondrinas viajan desde el norte en busca de las cálidas tierras del sur. Miles son las parvadas que vemos cruzar el cielo. En una de ellas venía Cori una pequeña y simpática golondrina que gustaba de jugar con las nubes. A veces construía un barco pirata y era la “Terrible Cori Barba de Algodón” que atacaba los pomposos barcos ingleses, otras era la linda Princesa Cori en la torre del castillo en espera de su príncipe azul. Los regaños de mamá golondrina eran constantes pues no fueron pocas las veces que el grupo se retrasó en espera, de que Cori terminara de Jugar. Cierto día nuestra amiguita estaba muy contenta jugando a derribar pequeños muñecos de nieve, y tenía por pista una ligera corriente de aire que finalizaba con los bolos de nube. Al percatarse que un tornado se acercaba peligrosamente hacía ella aventó su bola y voló tan rápido que termino enredándose con ella cayendo al borde del remolino y en un segundo,¡ zaz! se la llevó ante los ojos de la parvada que no pudo hacer nada para evitarlo. No supo cuánto tiempo estuvo girando ni cual había sido el rumbo que había tomado, cuando abrió los ojos sintió el resplandor del sol y el terrible calor que hacía le despertó la sed, pero solo podía ver un desierto infinito, se incorporó agitando sus alitas para liberar el polvo acumulado por la caída y a su espalda comenzó a escuchar bella música, al voltear para descubrir de dónde provenía, hico un trino de exclamación ¡Piiiiii! Frente a ella se abría un Majestuoso jardín lleno de árboles frutales, árboles con figuras y flores de todas partes del mundo; sintió en su carita la ligera brisa que provenía de un manantial cercano pues entre el maravilloso aroma de las flores podía distinguir la frescura del agua. Conforme caminaba se iba dando cuenta que los frutos de los árboles eran los más bellos que jamás había visto, los duraznos y las rosas parecían de terciopelo con hojas de seda, las flores eran tan bellas que parecía imposible describirlas; las orquídeas y los tulipanes parecían de seda, las margaritas de raso con hilos de oro, las demás parecían brocados bordados sobre un verde lienzo que hojas con pequeñas gotas de rocío que ofrecían un espectáculo de reflejos multicolores. Cori pensó que ni en sus mejores sueños había visto nada igual. Al llegar al borde del lago que formaba el manantial se dio cuenta que había aves de todas
partes del mundo, Cisnes, codornices, aves del paraíso, garzas, pavorreales y muchas especies más. Fue hasta ese momento que se sintió cansada y sedienta, se acercó al lago y antes de poder beber un sorbo escucho una potente voz ¡Detente!, fue tanta la sorpresa que por levantarse rápido dio un tremendo giro y ¡Plas! Cayó de espaldas. La voz provenía de un pájaro azul que tenía una pequeña corona de plata, sorprendida Cori pregunto- ¿Por qué? -Porque no debes- con voz suave, pero firme, ordenó- Sígueme. Obediente Cori siguió a la imponente ave hasta el límite el jardín, fuera de este, todo era pequeños montículos de roca y desierto -En esas rocas encontrarás agua y alimento- ante la expectación de la pequeña golondrina, prosiguió- No te preocupes, estaré aquí cuando regreses. Detrás de las rocas Cori encontró una diminuta cascada que se secaba en cuanto tocaba el suelo del desierto, bebió y se percató de un arbusto que crecía entre las rocas, con pequeños frutos blancos con forma de algodón, los probó y pensó que jamás había comido nada tan sabroso, ¿será mi hambre? , bebió un poco más de agua, estaba tan cansada que se recargo entre las rocas y se quedó dormida. La despertaron los trinos de los gorriones y el canto de un gallo solitario. Se dio un ligero baño, bebió suficiente agua y nuevamente comió los deliciosos frutos. Al regresar al jardín tal y como le había prometido, estaba esperando la hermosa ave, Cori pudo apreciar la gran gama de tonos azules que tenía el ave, hermosas plumas que rodeaban la corona y una larga cola con plumas suaves y onduladas. ¿Descansaste y te alimentaste pequeña golondrina?- le preguntó -Si Señora, gracias -Llámame Zuly, cuál es tu nombre? -Coo Cori Señ…- Zuly- dijó tartamudeando Conforme caminaban cori se pudo dar cuenta que había muchas aves trabajando en los jardines, cortando el césped, recolectando frutos, limpiando las hojas, barriendo… todo era hermoso, sin embargo le pareció que no se veían felices. Al llegar al lago Zuly comenzó a hablar a Cori un voz muy suave y melodiosa -mira alrededor del lago pequeña Cori detrás de los árboles si te fijas bien podrás ver algunas sombras. La pequeña esforzó la mirada y poco a poco sintió como se le ponía chinita la piel, vió águilas, buitres y cuervos detrás de los árboles, ¿Quiénes son? –preguntó sobresaltada.
Son los guardias de la gran águila calva que gobierna este lugar, si ellos te ven bebiendo agua del manantial o tomando algún fruto, te acusan de hurto y te condenan a trabajar para pagar tu deuda. -¿Como las aves que vimos en los jardines? -Así es, como ellas y otras que no ves porque trabajan debajo de la tierra bombeando el agua del manantial. Pero algunas no trabajan se refirió a las aves que se paseaban en el estanque, -Mientras son jóvenes y bellas se les permite estar aquí porque decoran el lugar, cuando comienzan a envejecer las ponen a trabajar en los jardines, después en las bombas y al final las mandan a las catacumbas a cuidar las aves más viejas y ahí mueren. Cori se puso primero triste, pero después enojada le dijo con fuerza al ave azul. -¿Y por qué nadie les avisa? ¿Por qué se quedan calladas? -Porque si dicen algo las llevan a los calabozos Cori -Pero tú me dijiste a mí. -Porque a mí no me pueden hacer nada,-dijo suspirando- soy la hija del Gran Águila Calva, él mando a construir este lugar para mi madre de quien estuvo muy enamorado, sin embargo mi madre al ver como trataba a las demás aves murió de tristeza. -Lo siento, pero, ¿no te regañan por decirles como a mí? -No pequeñita, a veces no alcanzo a llegar a tiempo para avisarles, pero otras, no me escuchan y vencidas por la sed o el hambre comen sin importar que les suceda, sobre todo si son bellas y las convencen que aquí van a estar mejor que en ningún otro lugar. -Pero ¿qué podemos hacer para liberarlas? -En estos momentos nada, las que están en el lago que son las más jóvenes y fuertes disfrutando de su bienestar no les interesan las demás, las que trabajan en los campos tienen mucho miedo a los guardias y las demás están demasiado viejas y cansadas para luchar. -¡yo les voy a ayudar! Dijo con firmeza Cori -Eres demasiado pequeña, debes crecer más para eso -Pues creceré En esos momentos a lo lejos vio una pequeña nube que se acercaba y por la formación supo que era su parvada. -Han venido por mí- grito alegremente
-Vete Cori, vuela lejos con tu parvada- y no dejes que se acerquen, envolvió a Cori con sus alas y en un tierno abrazo le dijo -que tengas hermoso viaje. Rápidamente levanto el vuelo y se fue con -Es buen lugar para descansar Cori?- preguntó el líder
su
grupo,
-Noooo- gritó Cori- ¡VAMONOS¡. Corrigieron el camino hacia el sur y con un suspiro apenas audible – Regresaré, un día, regresare… Y sí regresó, pero esa es otra historia. Se fue feliz con su parvada y siguiendo, alegre, el rastro de una pequeña nube con forma de avión.
Maruca Rodini Argentina
Niño con derecho a la vida, donde feliz se inicia a la creación. La inocencia de su alma es reflejada en su carita, su llanto y la sonrisa invade a quienes te rodean. Todo transita a través del tiempo. Se divierte en un mundo de fantasías, corretea revoltoso con deseos de jugar y rebalsa alegría envolviendo amor en su vida. ¡Cuánto es hermoso! Los niños embellecen a cada momento. Siendo abuela presiento en mi corazón, una prolongación de vida. Con las caricias de sus manos y su dulzura. Verlos crecer me extienden los años. Son el tesoro más grande que tenemos.
Descubrir el mundo es: Isidoro A. Gómez Montenegro. Cosoleacaque, México Dedicado a los niños Descubrir el mundo es: recordar la primera palabra, la primera sonrisa de nuestra infancia. Descubrir el mundo es: Volver a las rondas infantiles donde niños nos tomábamos las manos, éramos amigos… Mas tarde cuando grandes hermanos. Descubrir el mundo es: Jugar en la lluvia sin la mezquindad del tiempo, gozar al despertar bajo un cielo esculpido de nubes blancas, libres y puras como el viento. Descubrir el mundo es: Escuchar el canto de las aves, ir a la iglesia y rezar agradecidos por un día más. Descubrir el mundo es: Dar la mano y llamar hermano a cualquier ser humano. Descubrir el mundo es: Recibir el bautismo al nacer, escuchar una palabra y que el sol sobre los muros blancos nos rasgue las pupilas.
Consejo para un niño. José Luis Jiménez Ayala. Veracruz, Ver. México. Cuando era un niño imaginaba que un poder mágico afloraba tan poderoso, que al emerger ¡ Mis deseos se podían, hacer! Así con mi infantil imaginación se creaba mi realidad y ficción. Sí cada sueño se podía cumplir pensé, al menos cien he de vivir. En esa búsqueda mi curiosidad se convirtió en gran esperanza. Mamá me dio vida e inteligencia Papá, acción, visión y experiencia. Y aproveche en cada enseñanza del maestro, el saber y su verdad. Ahora sé, que el querer de sueños, la cuántica lo convierte en realidad. Pensar sin dudar, nos hace dueños cuando al cien deseamos, en verdad. Transformar nuestras vidas es poder, así mente y acción lo han de querer. Como ese niño y su juego, en la vida: Define lo que tú pretendes conseguir. Luego pasa a la acción para producir. Sé flexible, y prueba hasta conseguir intuir el resultado, lo has de distinguir. Amplia expertiz, es calidad de vida. Los niños aprenderán de sus padres las enseñanzas de grandes valores. ¡Qué la comunicación es tener éxito! ¡Que da energía todo buen alimento! ¡Que se debe el tener fe al accionar! ¡Que actuar con estrategia es lograr! ¡Que deben cuidar su salud cada día! ¡Que la bondad une gente y creencia! ¡Que la pasión es impulso y energía! ¡Que el niño crece, cuando él estudia!.
“SILVINA, LA NIÑA QUE PODIA HABLAR CON LOS PAJAROS” José Manuel Ambrocio Veracruz, México Agradezco infinitamente la colaboración de Mary B de B en la elaboración de este pequeño cuento.
Afuera en la campiña el día era esplendoroso, la llegada de la primavera hacía florecer el campo, las abejas danzaban aquí y allá en busca de polen. En la pequeña casa un canario se posó en la ventana del cuarto donde la partera recibía a la recién llegada e inició su bello canto. La madre y la enfermera encantadas voltearon a ver al pajarito, no así Doña Cesárea, ella estaba dándole palmadas en los piecesitos a la bebé y revisando que todo estuviera bien. El bello trinar del pájaro fue lo primero que escuchó la niña. —Silvina, ese será el nombre que llevará la niña dijo la mamá —sin quitar la vista del inesperado visitante quien seguía cantando en el alféizar. A la mañana siguiente para sorpresa de la nana, regresó el canario, esta vez acompañado de un hermoso jilguero y un majestuoso ruiseñor, quienes a una sola voz entonaron los más bellos trinos para la recién llegada despertándola. Así cada día más y más pajaritos se acercaban a la ventana para hacer escuchar a la niña sus bellos trinos. La niña fue creciendo y podía imitar a cada uno de los pajaritos con total naturalidad así fue comunicándose con ellos y cuando estaba triste les contaba de sus penas ellos respondían con gorjeos que solo la pequeña niña podía entender. —¡Ayuda, ayuda por favor! —las notas de su voz dejaban ver su preocupación. —¿Qué pasa copetón? —respondía Silvina desde la cocina de su casa, secándose sus manitas en el trapo de cocina. —El más pequeño de mis hijos se cayó y no puedo levantarlo, por favor ayúdame, antes de que lleguen las hormigas. —Sin soltar el trapo, salió a la carrera detrás del cardenal quien volaba delante de ella.
Todo lo anterior había sido visto por su mamá acostumbrada ya a estas escenas continuó con sus labores. Se imaginaba que algo le había sucedido a alguno de los animalitos que habitaban el jardín, aunque lo que ella había visto y escuchado fue el gorjear del cardenal y los silbidos de su pequeña hija quien de esa manera tan especial se comunicaba con los pajaritos Asomándose por la ventana pudo comprobar que lo que imaginaba era cierto. A lo lejos vio como Silvina llegó al pie de un gran manzano y con mucha delicadeza recogió a una de las crías del cardenal que había caído del nido desde lo alto de las ramas, lo envolvió con mucho cuidado en el trapo que llevaba y venia corriendo a la cocina para con la ayuda materna curar al pequeño herido y una vez recuperado devolverlo a la seguridad del nido con su mamá y demás hermanos. Mientras recibía los primeros auxilios, la madre de Silvina no podía sino enternecerse al escuchar los trinos y gorjeos que intercambiaban su hija y el pequeño pajarito. Fin
Agua Azul Maria Luz Olivares Aldana Veracruz, México Él era el hermano menor de tres y su mundo era un jardín de hermosas flores donde desde ahí pasaba a degustar los frutos de un huerto, no faltando naranjas, ciruelas, guayabas, higos y nísperos, así transcurrían su tierna vida y de los libros que leía hacia muchos experimentos haciendo muchos cometas y barcos de papel. Un día un tío los llevó al mar. ¡Oh! Ese viaje donde quedaron maravillados al bañarse en la playa pero lo que más les sorprendió fue el agua azul del mar. Y en una botella que encontró el pequeño niño, olvidada por alguien, la lleno con esa agua azul y la guardo en su pantalón. De regreso quedo maravillado por los miles de cocuyos que así le dicen a las luciérnagas poblando la noche con miles de luces fosforescentes; había sido un paseo inolvidable para todos pero más para el pequeño que había conocido la mar. Ya en su casa sacó su botellita y la vació en un vaso grande de cristal y como estaba cansado y con mucho sueño él se durmió. A la mañana siguiente vio con tristeza que el agua no era azul como la había visto en el mar y no entendía porqué no era su agua azul. Preguntó a su hermano mayor y él le dijo que esa agua es salada y algo tenía que ver, así que le puso un poquito de sal y espero un día y no, no se puso el agua azul. Entonces preguntó a su tío y él le dijo que en el mar había arena, entonces buscó un poco de una cubeta que había en el jardín y le agregó un poquito de esa arena al vaso y espero 1 día y no, no se puso el agua azul. Ya triste le dijo a su hermana que su agua no era buena pero ella le dijo ponla bajo la luz de la luna pues por las noches el mar crece y se pone más azul y así el lo hizo…
Espero a los reflejos de una noche de luna llena y puso su vaso ahí, al otro día salió a revisar y vio que no, no se había puesto su agua azul. Tal vez si pusieras un pececito se pondría azul le dijo su hermanita. Pensó que algo andaba mal y se fue con un amigo a buscar gusarapos a unos charcos pero su hermana le dijo que no, que esos eran de agua sucia y negra. Entonces como no tenia el dinero para comprar un pececito ni tan siquiera una tortuguita ya para eso estaban muy tristes sobre todo él, su corazón estaba desilusionado Quedaba un último recurso y éste no costaba cuando su hermanita le sugirió poner el vaso de agua bajo los reflejos del rayo de la luz del sol pues ellos habían ido en un día soleado a la playa y a lo mejor ese era el secreto. Así, él muy contento puso su vaso con agua salada, que ya tenía arena, y con el influjo que le dio la noche con su luna llena lo pusieron en una ventana donde frecuentemente entraba la luz del sol y juntos se fueron a dormir. En la mañana siguiente la brisa refrescaba los árboles y los pajaritos con sus trinos alegraban la mañana y ¡Sorpresa! Al ir a ver su vaso de agua vieron que de él salían destellos de múltiples colores donde todos esos colores que ellos conocían habían quedado dentro de ese vaso de agua que nunca nunca se volvió azul pero que ahora tenían un tesoro dentro que era el reflejo de un arcoíris que salía de ese vaso de cristal. Y colorín colorado éste cuento se ha terminado.
La señora H Carina Andrea Nadale La señora H estaba cansada de ser quien era. Todas las demás aceptaban su destino, su condena de silencio, pero ella no, ella quería algo más. A esa hora de la mañana todas las letras dormían profundamente ya que la noche anterior, y como todas, se acostaban muy tarde. Con un poco de esfuerzo se despegó de la hoja, se cuidó de emitir sonido alguno, claro que no lo hizo, si era muda. Caminó de puntillas entre los renglones, se detuvo a contemplar, embelesada, a la letra capital de la página dos del libro de cuentos. “¡Cómo me gustaría ser como ella!”, pensó. Las “R” roncaban, una “O” se desperezó y bostezó largamente. “Mejor me voy antes que alguien me pida que le prepare el desayuno” volvió a pensar la señora H. Y es que siempre pensaba, sólo eso podía hacer, hablar consigo misma, preguntarse y responderse, como una loca. Saltó por la ventana, alguien la había dejado abierta, cayó al pasto, los pájaros cantaban en las ramas del limonero cargado de frutos amarillos. “¡Cómo me gustaría cantar!”, el perro de la casa interrumpió sus pensamientos con ladridos feroces y se dirigió hacia ella a todo galope, la señora H corrió hasta la cerca de ligustros donde halló escapatoria sencilla. Cruzó la calle, por suerte el semáforo estaba en rojo, la gente se había agolpado en la cancha del barrio, canturreaban disconformes porque el comienzo del partido de rugby se había retrasado. De repente alguien le hizo señas con la mano indicándole que se acercara y le dijo: -¡Eh! señora H. –Ella miró hacia atrás y hacia los costados, confundida. -¿A mí? –Preguntó. -Sí, usted. ¡Venga! -¡Ah! Seguro estoy soñando otra vez. –Exclamó mientras corría hacia el hombre que la llamaba. ¡Y qué sueño, podía hablar! -Necesitamos su ayuda, falta un arco y no podemos comenzar el partido. ¡Por favooooor! –Imploró el árbitro ante la falta de respuesta y con las manos en posición de plegaria. -Pero soy muy pequeña. –La señora H sonó desilusionada. -Estírese un poco, seguro que puede. ¡Venga conmigo! –Siguió al árbitro hasta el área, con un poco de esfuerzo el cuerpo de la señora
H creció hasta alcanzar un tamaño descomunal. ¡No lo podía creer! ¡Y arrancó el partido nomás! Gritos, tries, festejos del equipo local. ¡Nunca se había divertido tanto en toda su vida! Y no sólo eso, la ovacionaron y la despidieron hasta el domingo siguiente, a la misma hora y en el mismo lugar. Regresó a su tamaño normal para cruzar la calle y atravesar el cerco de arbustos, el perro dormía. -¿Y se puede saber de dónde viene la señora? –Preguntó la letra capital con evidente enojo apenas la vio entrar por la ventana. La señora H la estudió un poco y pensó que si juntaba sus brazos en lo alto y separaba un poco las piernas, tal vez podría ser como ella. Pero no, no quería ser una “A”, ya no, ahora estaba feliz de ser una “H”. -No te va a contestar, ella es tan reservada. –Habló un signo de exclamación, sorprendido por la conducta de la señora H que mientras tanto se ubicaba en un espacio en blanco, el suyo, el que nadie podría ocupar jamás. Y sonrió, porque seguía siendo una “H”, pero las posibilidades eran infinitas. Ese día los dejó a todos con la duda, vociferando a sus espaladas; podría haber hablado, pero para qué, si no tenía que demostrarle nada a nadie. Nunca fue muda como le habían hecho creer, quizás algo cobarde y los demás, simplemente un poco sordos.
La aurora… América Guerrero Gonzales Cosoleacaque, México Al despertar… Mueren los sueños. El mundo de libertad, de fantasía, de hadas, faunos y gnomos desaparece. Los sentidos toman conciencia al escuchar algún gallo extraviado en la urbanidad, con su qui qui ri qui nos dice: ¡El rey ya está aquí! Las aves presurosas cantan loas al rey con rítmico trinar, otras con gorjeos, nos invitan a adorar al astro rey. El rey derrama rayos de oro, la luz baña nuestro entorno. Las mañanitas le dan la bienvenida, se abren, muestran múltiples colores. Las flores y las hojas reciben al nuevo día con sus mejores ropajes, las luciérnagas humilladas se esconden, las ardillas buscan el sustento, las iguanas salen a tomar el sol. ¡Qué belleza! ¡Gracias Dios por éste nuevo día!
Los niños Coty Veracruz, México Sanar nuestros niños impera hacerlo sanar nuestras almas con devoción tener cuidado con lo que haces Tener cuidado de corazón Son nuestros niños los que padecen Son nuestros niños los que adoro yo camino a casa veo la oruga estando en hechos de conversión Logra exitosa salir airosa volando cerca de nuestro Dios. Gracias.
Pita Guadalupe Martínez Bernal México Viví una infancia feliz. Rodeada del cariño de mi familia. Cada festejo lo celebré alegre. Incluso disfrutaba los domingos. Todo era pretexto para jugar o hacer un chiste. Tener una hermana con dos años de diferencia es fuente inagotable para las anécdotas. Sobremesas y carcajadas son hoy pequeñas sonrisas discretas. Regalos materiales e intangibles que me otorgaban mis padrinos y seres queridos los valoraba como grandes tesoros. Ayer vi unas niñas jugar en la fuente danzarina... sin protocolos, prejuicios ni reglas de etiqueta, las observé plenas y sentí nostalgia. Decidí ir por una nieve de café que ofrecía un señor con sombrero en la esquina de la fuente. Regresé el tiempo y pedí otra para saborearla con sentidos infantiles... Me visualicé en la biblioteca escolar absorta por lectura de cuentos clásicos. Me imaginé al abrir los regalos decembrinos. Me recordé que gracias a esa niña que fui puedo entender la mujer que soy.