POETAS SIN FRONTERAS NOVIEMBRE 2017

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Poetas sin Fronteras Noviembre 2017 AĂąo 5 Ejemplar No. 40


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Rumor de todos santos América Guerrero González. México Inconfundible figura lánguida presumiendo su osamenta recorre el río. Guadalupe Posada inmortalizó a la garbancera pelándonos los dientes, “Catrina” llamó a la muy osada. Somos irredentos con la muerte la consideramos mal agüero irredentos y chingones todos, todos, vamos p´al agujero. Almas de inocentes peregrinan por el campo santo arrastran cadenas huyen de las arañas ¡Ay qué espanto! A la “Catrina” Diego Rivera la pintó paseando en la Alameda. Y en la floresta… Frida va colgando pinceladas de dolor, pintando espera… a la muerte fiera.


La llorona con su lamento despierta el caserío, anuncia muerte… ¡Ay mis hijos! se escucha su pregón entre heladas ráfagas de viento. ¡Nos llegó la hora! ¿Estamos listos? Que Dios nos agarre confesados. ¡Llegaremos a su encuentro!


Un descalabrado y dos enfermos Antonio Pérez Malpica México Me transfiguro por cada segmento adquirido y despojado de cada individuo que interviene en mí camino. Anexo aquellos líquidos metalúrgicos de sus danzas rígidas y automatizadas, oscuro versículo de un lamento antiguo escondido entre los centinelas de la historia; transfiguran la realidad con su histeria esquizofrénica. Manchando así, a la pobre mujer que aseguran, traiciono a nuestra cultura. Vómitos que leen la alquimia oculta y que enferma los centímetros cúbicos de una herida generacional y antigua. Somos los ratones ciegos que pierden la cordura y el canibalismo rompe la frágil moral que nos queda. El espacio territorial de aquella defensa generacional se hunde en los discursos de la moralidad cambiante, que separan y abandonan a los guerreros vagabundos. Entre cada discurso politizado, en los dogmas culturales, la doble moral utópica y en los cimientos baratos de cada idea que se extiende como el veneno… ¿Hacia dónde he de dirigirme en un ambiente de rivalidad perpetua? Nos enajenamos por cada sátira, por cada bala perdida, por cada muerto que se graba en nuestra psique y por cada idea no liberada. Se pierde la identidad por aquellos gritos carmesí agonizantes, que se han extraviado en este espacio tan ruin y viciado de violencia primordial por la culpa, de aquella primera cita del vecino violador de culturas. Me he diversificado, me he fragmentado y re transformando toda caótica cadena de saboteos y degradaciones. Y solo encuentro ese llanto tan antiguo como el que una vez describió Octavio Paz en las memorias, esa vieja ensoñación de un onirismo que creemos merecer.


Clandestino Antonio Pérez Malpica México Dentro de los corazones rotos se van enmarcando los anagramas incongruentes del trato social, vocifero el dilema inexistente que me consume dentro de aquel vaso de cerveza a medio servir. Me enrolo al caos que seduce mi sentido y embriaga del éxtasis nihilista. Soy el escritor clandestino, soy ese melodrama idiota que se pinta el rostro con las sátiras e incongruencias dentro de la urbe distopica. Le apuesto a lo efímero, a los suspiros breves de los orgasmos negros, a las sutilezas invisibles del cosmos. Soy un clandestino perdido entre los mares del Ártico. Escribo estrofas sin sentido, delineo la prosa mal parida y vomito la poesía clásica que todos aclaman. Me empacho por los coloquios académicos y me entrego a los intelectuales que apenas pueden diferenciar la filosofía. Intento comprender los pergaminos de los alquimistas sucios, esos que sollozan secretos traumáticos, dulce vicio que se refleja en los actos inconclusos de mi des-orden mental. Me convulsiono con la fuerza de descifrar los silencios eternos de las voces eclesiásticas. Suspiro el mismo vapor que Ian Curtis ahogo en su muerte simbólica. Nuevamente, me encuentro desubicado en los parajes del laberinto Zen, mareado por la moral doble que se esconde dentro del discurso.


El asilo de la vida. Clemente Mújica Ponce (Menniploss) México Cerca del río existe una vieja casona, es muy grande y sumamente antigua. Ese lugar de maderas añejas y descuidados jardines, es el asilo de Ciudad Gris. De vez en cuando llega un nuevo inquilino. _ ¡Cansado! Muchos traen en su maleta de la vida un costal de amargas experiencias y una gran lista de cientos de páginas de momentos de alegría. No se dura mucho en ese lugar, los moradores están cargados de años. Hay hombres y mujeres, padres y madres: seres olvidados por otros seres que son amados siempre. Las paredes de esa institución son tremendamente blancas y aunque en Ciudad Gris este nevando, en la vieja casona hay calor, mucho calor._ ¡Dicen que de ese calor que se llama amor! No se sabe cómo son escogidos o porqué son admitidos los huéspedes de ese lugar, algunos fueron ricos y poderosos, otros enormemente pobres e insignificantes. Hay unos que lloran al mirar la luna y otros que cantan al estar en el jardín junto al rio. Cada tarde se reúnen en la gran sala azul a ver en una de las paredes una película, pero lo extraño es que en estas filmaciones algunos se reconocen. Se ven cuando eran jóvenes, o cuando niños reían junto a sus padres. En algunas escenas están llorando por el dolor o por la alegría de la vida. Pero después de mirar esas vivencias el dolor y la nostalgia es liberada y poco a poco están siendo sanados en ese misterioso lugar. Las comidas son en una fresca terraza y cuando comen se topan con la sabrosa sopa de mamá o con el rico salmón que papá asaba en los días junto al gran lago. Y por las noches esos viejitos que están en sus últimos días son arropados y reciben un cálido beso de buenas noches. __ ¡Tan cálidos como el beso más amado! Y cada día: justo cuando la noche muere y la luz nace, algo ocurre en ese lugar. Ha llegado la hora en que un hombre o una mujer deben marcharse. Por ello a través del largo pasillo de las mil


habitaciones, un ángel camina sin tocar el piso. Viste una túnica blanca con ribetes escarlata. Sus manos sujetan un silbato de cristal. Las habitaciones están cerradas, pero el ángel camina lentamente y toca ese silbato. A cada paso que da, el pasillo se ilumina al llegar a cada puerta. Y al alejarse de ella vuelve a la oscuridad. Y tocando unas melodiosas notas, que hacen que las paredes vibren, el ser celestial se detiene frente a una puerta y esta se abre. Con el primer paso dentro del cuarto: una maravillosa luz se hace presente. Y el mensajero celestial se acerca y acaricia con su mano la cabeza del anciano que duerme en esa cama. Le destapa y despierta. En el frio colchón queda un cuerpo. : ¡Aún tibio, aún sonriente! Y por el gran pasillo, ¡Sí!, ese gran pasillo de las mil habitaciones: se ve un ángel caminar tocando un luminoso silbato de cristal y tras él un alma tremendamente transparente. _ ¡Luminosamente blanca! Esa alma va descalza y ligera, ya no lleva su viejo traje terrestre, ya no carga el pesado costal de años mundanos. Y en su mano izquierda solo carga una pluma. ¡Amadamente pura! Cuando llegan a la gran puerta, ésta se abre y muestra un jardín, el ángel y su acompañante bajan unos escalones. _ ¡Es un lugar tan cálido, divinamente tan cálido! Y en ese jardín el alma recién llegada es despojada del velo que le impedía recordar su amada inmortalidad. En ese instante reconoce que está en el jardín del gran padre celestial. ¡El amado hogar de donde salió! Es así queridos amigos, que la vieja casona junto al río de la antigua Ciudad Gris, es tan sólo uno de los muchos portales que recogen las almas puras que regresan al hogar del Dios Supremo. ¡Eternamente inmortal y divinamente amoroso!


Precipicio Cris Marino (Lola Vara) Argentina Ella bordeaba el precipicio Una ciega tempestad La desbordaba. En la búsqueda inmediata De la nada Una voz / como una espada Se deslizó sobre sus llagas Desangrando ante la crueldad De las palabras Se dejó ser. Robó los días a la noches Volviendo a transitar El borde del abismo sin nada se acunó entre campanarios con las pupilas enclavadas dormitando en un perfil gregoriano al alba..regresaba con un hueco de soledades sobre su espalda. El rostro empapado y..bajo sus huellas solo escarcha.


CUANDO NO ESTE Cris Marino (Lola Vara) Argentina Llegará un día que sólo seré recuerdo El cuerpo sea etéreo Entonces andaré de ojos vacíos / falanges tiesas/frías de alas al viento subiré a tu estilo. Seré huellas memoria en tus memorias . Andaré sin andar desbaratare algún nido Seré viento / hasta el aliento mismo. Nada será mío. Tendré el alma Inmensamente libre . Seré el cauce de un río. Y…si alguna vez una húmeda brisa te inundase la boca/ o simplemente fuese abrigo . Será mi alma postrada a la vera de tus días no se cuanto tiempo falte. Sólo. ..Es para que no me olvides.


Mirada de música Daniel López México

Tus ojos son la risa De mi tristeza muerta La espera de mi prisa La calma que se estresa Tus ojos son estrellas Alado de mi luna La mirada que me acuna Cuando no encuentro manera Tus ojos acompañan A la tierra de lo inmenso Iniciando la mañana Con la lluvia del silencio Alumbrando la mañana En lluvia de aguas témplales Siete días de la semana Para siete notas musicales Tocamos el piano de lo atrevido Entonces vi tu sol entre soles sostenidos, Divertido con el brillo de tu calma una mano en tu espalda la otra bajo tu vestido


Frida Héctor Daniel Paz Argentina (México, Septiembre 2017) Tu nombre inexistente, entre los bloques de piedra y cemento, representan nuestras lágrimas. Muchos gritos desesperados y silenciosos se fusionan alrededor de tu seudónimo. Frida. Retrato de todos aquellos desasosiegos. Polvillos amargos levantándose y flotando, como si fueran ingrávidos. Y allí estás tú. Mirando con ojos de asombro, nuestra rebelión interior contra la naturaleza violenta e inoportuna que atacó escuelas y edificios religiosos, donde el bautizo deseado, tomo el sabor amargo del barro, en una tumba. Ahora levántame, que estamos de rodillas sin entender lo que está pasando. Frida tu nombre es la esperanza de encontrarte, aunque signifique paciencia y dolor. Y a su vez es la ilusión de encontrarme fuerte y no para comprender, y si para sobreponerme al reto que la vida me impuso, por mi supervivencia. Envuelve, Tú nombre, una sonrisa inocente, unos bucles endurecidos por la espera y un guardapolvo blanco con vivos rosas que rodean tu cuellito pequeño. Frida. Tu nombre representará a la humanidad que busca en su alma al niño que el tiempo devoró para entregarnos a la rapidez sin compromiso, a la antipatía del saber que dan las aulas y a la violencia de la pasión por todo aquello que el hombre no podrá contener “eternamente”, porque tal vocablo no existe, en lo urgente de la existencia. Y ahora, en lo fantasmal de tú nombre, el ruego es vida y la ansiedad es el fuego sagrado.


¿Qué va ser de ti? Dice la copla, pero me pregunto ¿Qué va a ser de mí? Si edificamos este mundo para contener tu niñez, para abrazar el futuro con manos serenas, sobre tú candidez dónde todo… y todo cada día sería mejor. Y ahora tu camita está vacía, esperándote y en la esquina de la pared esa flor, que misteriosamente, siempre se mantuvo verde con flores fragantes y junto a la ventana un librillo de páginas blancas, anhela salir a tu encuentro. Frida no nos sueltes las manos, la creación te mira a través de sus aciertos y milenarios errores, dónde la negligencia lleva el banderín más arrogante.


FRÁGIL Hilda RocciaRío Tercero- Córdoba- Argentina Miraste mi rostro ¡DIOS! y con apremio mundano, YO, criatura tuya -no te veíaMe hablaste ¡DIOS! y en mi ignorancia, YO, criatura endeble -no te entendíaY lloré Padre mío ¡Sí, lloré! Cuando con la parábola me enseñaste a sostener, la cuantía de tu credo. Dime en secreto ¿Cuántas veces fueron, que frente a tu presencia fui sorda, muda y ciega? ¿Cuántas veces, mi humana indiferencia te dio la espalda? Me pliego arrodillada y anclada frente al Sinaí de mis horas donde escribo, sostenida por la misericordia de la fe. “Dichosos aquellos que creen sin haber visto”


dijiste hace siglos, y en la humildad de los hechos confieso, que te manifiestas en todos los días grises y vulnerables, soleados y genuinos con el poderío de tu reino. Aquí me tiendo arrepentida y sierva. Frágil soy, más prometo con el alma que bajo la grandeza de tu espíritu de universo -seré la oveja… la pastora del amor en tu palabra-.


Estrella suspendida Isidoro A. Gómez Montenegro. México El mundo no es la mañana que se sepulta, suspenso de amor entre los labios, soledad sumisa, pálida. El alma perdida, quiebra un cilicio cercana a mis venas aprietan lirios, ato los brazos para que no se rompan. La luz sometida a los párpados en, salobres cristales alunan la piel. Luz de la distancia emanada del sol, alivia el breve día. Y nuestras alas convirtiéndose en ángeles, gota a gota la carne va a la tierra. La luz de los suspiros desgrana mi frente las estrellas, en el frontispicio dela mirada ¡Nada que hacer! Inútil encender de sombras, en la desembocadura de espejos… amarga, ardiente, agónica. Mis ojos glaucos perdidos en la imagen. Alguien ronda por hilos de obscuridad, lenguas de mármol, ofrecen vinagre y sal. En el silencio del jardín la voz suena… se desvanece. Ni recuerdo de violentos goces. Se guarda el silencio despacio, noche escondida en las esquinas. Moriré como estrella suicida… de hojas arrugadas y ceniza. Este poema formará parte de la Antología bilingüe, dedicada a Teresita Wilms Montt Notificado por la Editora Marcela Villar, radicada en Seattle


Hálito finito José Manuel Ambrocio Veracruz, México Los meses corren hacia la oquedad del tiempo, cual recuerdos perdidos en el torbellino oscuro, ansiedad insana por atrapar los sueños, esos que, como fantasmas, huyen de nosotros refugiándose en el pasado muerto. Angustia sorda en el recorrer del tiempo, ese tiempo que se nos escurre de las manos, y nos va haciendo cada día más vulnerables, más indefensos, meros espectadores, de la vida que se nos va, del contrato que se nos acaba. Hay tormento mayor que sabernos finitos, saber que nuestro hálito de vida es perenne, que pronto ningún recuerdo quedará de nosotros, la pálida tinta de nuestros versos desaparecerá, como igual se perderá en algún momento nuestro recuerdo. Versos de dolor que me abruman, ¿Será este poema, despedida premonitoria?, ¿Serán estos versos, un aviso anticipado de lo que temo?, Oh destino, que me atormentas, dime ya lo que ha de venir, acepto de pie mi sino, si es que tengo ya que morir…


TE ENCONTRE María Estela Rodríguez ARGENTINA Te encontré… Estabas ahí, como un pajarito azotado por un vendaval, con sus plumitas mojadas, caído bajo el árbol de la vida, esa vida que se había ensañado de una manera cruel. Te encontré… Sin rumbo, con las manos vacías, con tu cuerpo lacerado y chocando las paredes, pensando, que ya no podías seguir. SÍ, te encontré… y anidaste en mi alma, con tu triste mirada derrumbaste los muros que había en mi corazón y comenzaron a andar las oxidadas agujas del reloj. Encendí los leños de la vieja chimenea, removí las cenizas y un sinfín de chispas se esparcieron. Te cobijé: pude leer en tus ojos, que ya no tenías miedo a la adversidad y que tal vez juntos, aprenderíamos a volar.


DESOLLAR María Guadalupe Martínez Bernal México

El arte es garantía de salud Cuando escribo sé que respiro Intento sustituirlo y pienso en hacer yoga De tanto daño intuyo que hay un rinconcito Dentro de mí que nadie puede tocar He buscado de tantas formas la poesía He probado diferentes alternativas para ser feliz Y escribir llorando no basta Conmiseración Concupiscencia Compasión No es suficiente decir lo que piensas a la persona indicada A veces ni preguntar directamente da respuestas ¿Quién soy? ¿De qué estoy hecha? ¿Qué es la felicidad? ¿Qué falta por vivir? ¿Cuántas oportunidades me quedan? No hay ruido de mayores decibeles Que mis lágrimas rodando hasta mojar la esperanza Pido perdón y no se sí pueda perdonar Falta dignidad Sobra candidez Me dan una ayuda que no pedí Dos velas hay en toda la obscuridad que pueden tener mis pensamientos Una llamarada prendida para lo que me duele y lacera Mentiras como verdades Dolores nuevos que reconozco de otras vidas Sin piedad


Memoria colectiva del dolor Una luna casi llena Sin freno Quiero resucitar Ser de una pieza ¿Cómo llegué hasta aquí? Pido perdón antes de dormir… otra vez Ya no puedo hacerlo de rodillas me duelen tanto como la cadera Profilaxis Paz Sanidad Sentidos nuevos que indiquen la ruta


Trino Salvaje. Maruca Rodini Argentina Sobre la enramada porosa brincan con sus trinos contagiando alegría despertando el nuevo día. Al nacer el alba con energía, vuelan y vuelan sin rumbo por el aire se elevan libres en lo alto. Por las nubes surcando el cielo -sobresalemi corazón al ver el aleteo de diversos colores. Brota un silencio acariciando melodías hermanan en primavera atravesando pastos verdes y estepas del campo gris.


Lo dejo pasar. Maruca Rodini Argentina Los años caminan…y caminan no lo podemos parar sigue su curso acelerado, no sé dónde vamos a llegar. Canas blancas y pocos pelos, las arrugas no caben más, caminar a los tropezones. Si queremos andar. Todo es una fatiga era de no esperar, nos creemos ser una niña. Pero somos de bastante edad. Quiero alcanzar muchas metas, y ya no doy más, solo busco una silla para poderme sentar. El tiempo pasa, junto a él, los años, el mate siempre me acompañara, todos los momentos alegres con mis amigas a conversar. Y bueno, al tiempo, yo lo dejo pasar. Total…total no lo voy alcanzar.

(Para mi amiga Nelly. Con cariño.)


MISERIA Mary Bustos Bargas La Cruz-Córdoba- Argentina

Existe la otra orilla, ahí donde habita la desolación y el olvido, donde las noches solo tienen frazadas de estrellas y el tiempo es una sucesión de ocasos y amaneceres, sin cambios, sin expectativas, solo existir. Un niño camina días de angustia, compartiendo su morada con el hambre como un habitante más. En esa corta vida ya sabe de abandonos. De caminatas con sabor a los frutos que le ofrecen los árboles del bosque. Acurruca en su alma el frio de las ausencias y el desamparo. Siempre atento a la llamada de la nana, esa voz tan familiar que se quiebra cada vez más con los años. Abuela- mamá, ella guarda en la cabellera toda la nieve del invierno y acumula en la espalda encorvada el peso de sus penosos años. Agradece cada salida del sol con una plegaria, un nuevo despertar de ese cuerpo cansado. Atesora cada sonrisa del pequeño y hasta guarda con reverencia el diente de leche, no hay reclamos, es feliz de ese modo. El pequeño, a veces pensativo ensaya sus días sin ella.


Mastica la ausencia, y los lagrimones corretean en la mejilla hasta frenarse con las sucias mangas de un abrigo deshilachado. Piensa su soledad, enarbola los sueùos y de pronto aterriza en la realidad. El ayer, el hoy, el maùana‌ todo se resume a una existencia arrasada de tempestades desteùidas, los maltrechos jirones que cubren la desnudez del alma, un trozo de tortilla al rescoldo, mate cocido amargo y las moscas que nunca faltan sobre la mesa.


EL ORACULO Mary Bustos Bargas La Cruz-Córdoba- Argentina

Siente frío, un dolor zigzagueante recorre su entraña. Afuera, los rayos de un sol de septiembre van despertando los pétalos que asoman a la primavera. Se arropa con la frazada que envuelve su resto de humanidad. Su mirada es abstracta, una mezcla de ausencia y descreída solemnidad. La mecedora se queja junto a la ventana. Inconscientemente repite la frase que golpea sin compasión sus aflicciones. “Larga vida, serás muy feliz “ Intensos y oscuros pensamientos, agonía que entorpece los sentidos, un silencio que hiere y trae el sabor amargo de la batalla perdida. Irremediable y concisa la adversidad había llamado a su puerta, sin razonamientos válidos. Y Ella, pequeña madreselva, solo esperaba renacer cada noche con la luz de la luna. Lentamente cae la tarde con el manto de quietud y sosiego inevitable. Los rayos de sol se esfuman con una liviandad incoherente, un frio de escarcha se arremolina en la habitación y las palabras que no brotaron huyen postergadas para ocultarse en la desolación. Ya es de noche, las manos cuelgan pesadamente a los costados del cuerpo inmóvil, consumido en plena pubertad. A sus pies yace el oráculo en el que leyera la última predicción.


DANZA DE FUEGOS. Osvaldo Pettinicchio (Daniel Vattimo). Argentina. En una de esas, la tarde se encumbro de sombras. Los rojos del poniente se dejan devorar por una nube, perpetua de horizonte. Como un ritual de mantras canta la noche la tibieza del fuego emergente, atada a la luz lejana que quiere imponer su existencia en el albor nocturno. La brisa pastoril franquea distancias y abre su boca marginal soplándole estrellas a la Luna. Muere en el Lucero y en el árbol. Calma y ciega, con estilo de ceniza ardiendo baila la llama que orada sometiendo en su danza a la madera. El Cielo, vestido de manto bordado de infinito hace cumbre en la voraz presencia del silencio de la horas. Se cierran los ojos, el alma viaja a algún confín del universo montada en un corcel, blanco de nube.


RECUERDOS DE LLUVIAS. Osvaldo Pettinicchio (Daniel Vattimo). Argentina. Suelo mirarlas, casi contando esos eternos hilos de agua que no son más que gotas en una veloz carrera hacia la muerte. Alguna vez me pregunté: ¿Cómo sería la lluvia de una sola?. Una gota dándole humedad al mundo y el mundo saciando su sed con esa sola. Las lluvias evocan. A veces reparten abstractos, no se dan a entender con facilidad pero allí estamos, como estampados junto a la ventana. Mirándolas. Nos permiten hacer huecos en el alma para descubrir pausas. Pausas que nos hacen doler el agua. Aquel hombre, que vivía en la calle, siempre esperaba las lluvias escondiendo su sombra bajo el árbol porque aquellas le dejaban mensajes. Húmedas postales de una realidad distinta. Como un té de soledades vivas, por momentos tibias y hasta humeantes. Las lluvias encierran brillos instantáneos, que fluyen


hasta el no ser de la desaparición. O quedan apacibles hasta desbordar los labios. Aquel hombre tenía los ojos de agua, marchitos de futuro, ensombrecidos por la luz de un rayo, celestes, esclarecedores de penumbras. Calmos, como cuando las lluvias paran. Las lluvias, son un mensaje.

EL ALMA DE VENUS. Osvaldo Pettinicchio (Daniel Vattimo). Argentina. ¿Cómo duerme el poeta? ¿Será en la utopía de soñar con los ojos abiertos?. ¿Será en el incierto camino del agua en el desdén del tiempo?. El amor lo acribilla de brisas calientes que vuelcan su miel en un monte de estrellas. Abraza con fuerza de tigre de acero el ardor cándido e inmanente de la palabra instalada en la cumbre del alma de Venus. En realidad jamás despierta. Enluta la utopía de un puente hacia la cumbre del conocimiento.


TODO ES TUYO Vicente Reyes México

El diente de león que estalla en confeti cuando se abre a la frescura de la mañana, la fruta que se desprende sola de las drupas, cada gota que se convierte en brisa, en espora, la gloriosa orfebrería del sol, el arroyo que juega, lo mismo que pule a las piedras, el increíble arco iris, todo esto es mío, también tuyo, igual que lo fue de Eva y lo será de la siguiente criatura que llegue a bailar en este hermoso campo refugio de los necios que se sienten miserables y de los amantes que le cantan a la vida…


Agradecimientos eternos para quienes han colaborado en esta edición, agradeciendo la divulgación mundial de cada poeta que colaboran en esta edición.

Ramón de Jesús Hernández Olivares Director

Veracruz,ver. México 1 de Noviembre 2017


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