Personajes de Simón

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR INSTITUTO DE MEJORAMIENTO PROFESIONAL DEL MAGISTERIO EXTENSIÓN NUEVA ESPARTA CURSO: PENSAMIENTO SOCIO-POLITICO DE SIMON BOLIVAR

Prof.: Pedro Franco.

Realizado Por: Patricia Ávila.


LA NEGRA HIPÓLITA, la niñera de niño Simón. La Negra Hipólita nació en San Mateo, estado Aragua, el 13 de agosto de 1763, para ser más exacto fue en San José de Tiznado, en un hato o hacienda llamado El Totumo, propiedad de Juan Vicente Bolívar. Nació esclava y por la usanza de entonces tomó el apellido de sus amos. Hipólita Bolívar. Cuando Hipólita tenía 19 años, doña Concepción da a luz al pequeño Simón, se fe afectada con quebrantos de salud y debió buscar a una persona que la ayudara con la crianza del recién nacido. La Negra Hipólita no fue sólo la nodriza del Libertador; sino que fue fiel y abnegada servidora de la familia. Se encargo completamente del niño, dirigiendo y cuidando sus primeros pasos, enseñándole las primeras palabras, sustituyendo al padre y compensando los mimos que la madre enferma no podía prodigarle. En otras palabras, va a desempeñar la obra que significará su grandeza y hará perdurable su nombre En 1821, después de la Batalla definitiva de Carabobo, Bolívar concedió la libertad a los esclavos que aun tenía y entre ellos, a nuestra querida Hipólita Bolívar estaba tan agradecido de Hipólita que el 10 de julio de 1825 escribió una bella carta a su hermana. En ella reserva varias líneas de gratitud para la persona a la que le debía tanto:

Te mando una carta de mi madre Hipólita, le das todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre, su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella Hipólita murió en la ciudad de Caracas el 26 de junio de l835. Sin duda una venezolana ilustre. Sus restos también reposan en el Panteón Nacional.


La Negra Matea

El 21 de septiembre de 1773 nació en la población de Tiznados, Estado Guárico, Matea Bolívar quien fue la nodriza del Libertador Simón Bolívar. Pero desde muy temprana edad llegó a la hacienda “El Totumo”, propiedad de la Familia Bolívar, en San Mateo, Estado Aragua, para quedarse como encargada de los quehaceres del hogar. Después de la muerte de Doña Concepción Palacios y Blanco, el niño Simón Bolívar quedó bajo la protección de las negras esclavas Hipólita y Matea; la primera, lo amamantaba y velaba por su salud y su bienestar, mientras que Matea lo cuidaba, se encargaba de su crianza, educación y compartía con él los momentos más hermosos de su niñez y adolescencia. Juntos jugaban, se subían a las matas de naranja, de mamón y de jobo, corrían por los cañaverales y atravesaban a nado el río. El niño creció y fue a cumplir con su destino, pero Matea permaneció en la hacienda “El Totumo”. Allí vivió la gesta emancipadora y la gloria del Libertador; presenció el ataque de Boves y la muerte del Capitán Ricaurte, en 1814. Cuando el Libertador decretó la libertad de los esclavos y esclavas en 1821, ella logró su emancipación, mas continuó prestando servicio a los que consideraba ya no sus “amos”, sino su familia, en la casa de María Antonia Bolívar, ubicada en Caracas, donde permaneció hasta su muerte, a los 113 años. Su longevidad causó el asombro de la población. El día que trasladaron los restos del Libertador al Panteón Nacional (28-10-1876), Matea entró en el recinto del brazo del Presidente de la República, General Antonio Guzmán Blanco..


Canto de arrullo de Matea al niño Simón Duélmete mi niño Mi niño Simón Que allá viene el coco Con un carrerón, Mira que tu mae Con tus hermanitos Salió a San Mateo Salió tempranito. Duélmete Simón De mi corazón Te doy mazamorra También papelón Tú si eres inquieto Mi niño por Dios. Arroró mi niño Arroró mi sooó Duélmete mi niño Mi niño Simón


¿Sabías que? Los restos de Matea reposan en la Cripta familiar de los Bolívar, ubicada en la catedral de Caracas. Ella falleció a los 112 años de edad. Se dice que sus últimas palabras fueron:

“Me voy a ‘onde está el niño Simón”.


ANTONIO JOSÉ DE SUCRE

Nace en Cumaná el 3 febrero 1795. Muere en las Montañas de Berruecos el 4 Junio 1830.

Colorea a nuestro Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.


Antonio José de Sucre fue uno de los héroes de la independencia latinoamericana más laureados y admirados. Se destacó como militar en las numerosas victorias que logró en los campos de batalla evidenciando su talento innato para dirigir tropas. De esta manera consiguió triunfos fundamentales para liberar al continente del dominio español, siendo la batalla Ayacucho su mayor obra bélica. Como político ejerció la presidencia de Bolivia y se preocupó por los servicios públicos y el correcto funcionamiento de la administración pública. Fue riguroso en el cumplimiento de las penas por crímenes o hechos de corrupción pero fue piadoso y justo con los vencidos. También impulsó causas relacionadas con la abolición de la esclavitud y un mejor trato hacia los indígenas. Además resaltó como diplomático a la hora de participar activamente en el Armisticio de 1820. Fue una de las figuras más completas de la época independentista. De camino a Quito, adonde iba a reunirse con su familia, fue emboscado y asesinado el 4 de junio de 1830 en la sierra de Berruecos, ubicada en Colombia. Se le atribuye su muerte a José María Obando, jefe militar de la provincia de Pasto. Al escuchar las noticias de su muerte Bolívar dijo: "Lo han matado porque era mi sucesor".

Los restos mortales del Gran Mariscal de Ayacucho se encuentran sepultados en la Catedral Metropolitana de Quito. Se ha planteado repatriar sus restos a su patria Venezuela para ser colocado en altar que para él está diseñado en el Panteón Nacional, en Caracas. En su honor fue bautizada una ciudad de Bolivia, el estado donde nació y varios municipios en Venezuela, un departamento de Colombia y la moneda del Ecuador.


José Antonio Páez

Nace en Curpa (Edo. Portuguesa) el 13 de junio de 1790. General en Jefe de la Independencia de Venezuela. Presidente de la República en tres ocasiones. Se le conoció con algunos de los siguientes calificativos:"El Centauro de los llanos", "El León de Payara" y "El Taita". La historiografía tradicional lo ha acusado (¿injustamente?) de traicionar a Simón Bolívar, por encabezar en 1826 el movimiento denominado como "La Cosiata", el cual buscó separar a Venezuela de la Gran Colombia. La figura de Páez dominó la escena política venezolana a partir de la Batalla de Carabobo en 1821, hasta el Tratado de Coche en 1863, cuando concluyó la Guerra Federal. En abril de 1826 se inició "La Cosiata", movimiento que lo tuvo como jefe indiscutible y que rompió relaciones con el gobierno de Bogotá, a la cabeza del que se hallaba el vicepresidente Santander, planteando la separación de Venezuela de la Gran Colombia. El regreso de Bolívar desde el Perú, quien asumió en Bogotá la presidencia de la República, cortó por el momento el proceso separatista. Al salir Bolívar para Bogotá a mediados de 1827, Páez vio reforzada su posición en Venezuela y, sin enfrentarse abiertamente al Libertador, fue aumentando el poder real que ejercía. Renació entonces el sentimiento separatista, que finalmente en noviembre de 1829 desconoció la autoridad de Bolívar y de los órganos de Bogotá, entregando el poder a Páez, consumándose de esta manera la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Cabe destacar que para esas fechas Bolívar ejerció una dictadura de dudosa legitimidad y solo proclamada por la Municipalidad de Bogotá. Ejerció de 1822 hasta la sedición de Venezuela de Colombia el cargo de Jefe Civil Militar del Departamento de Venezuela. Muere en Nueva York (Estados Unidos) el 6 de mayo de 1873.


Manuela Sáenz Manuela Sáenz nace en Quito en 1797 en momentos de gran convulsión social e incluso de sacudimientos telúricos que presagian lo que ocurrirá años más tarde con la rebelión de las colonias. Un terremoto sacude la región desde la ciudad de Popayán, en el entonces Nuevo Reino de Granada, hasta Quito. Con 60.000 habitantes, la ciudad de Quito vive bajo la influencia francesa y hasta allí llegan los ecos de la revolución. Viajeros como Mutis, La Condamine y Humboldt, que fue recibido en Quito por el marqués de Selva Alegre, amigo de la familia de la madre de Manuela, afín a la causa independentista, dejan su impronta en la juventud harta de un sistema de privilegios que excluye a los criollos. Al otro lado del mar, los jesuitas, expulsados por la corona española, azuzan desde el exilio y agitan las conciencias, en tanto que la masonería prepara la estrategia continental que tiene como meta la independencia de América. Los padres de Manuela son los españoles Simón Sáenz y Joaquina Aisparú, representantes de la aristocracia colonial. La educación de la niña se encomienda, pues, a las monjas, con quienes es enviada a los once años. Pero de allí se escapa a los diecisiete con un joven oficial, dejando una estela de murmuraciones. Sobre ese episodio se corre un tupido velo cuando el padre la casa con el comerciante inglés James Thorne. Sin embargo, en Quito se decía de ella: «Es lo que cabía esperar de una bastarda». Manuela, que creció viendo luchar a sus parientes por causas opuestas, presenció en su infancia la ejecución de muchos de los patriotas. Tales circunstancias, sin duda, desarrollaron en ella un sentimiento antiespañol, unido a un anhelo de independencia, así como una conciencia americana que se refleja en estas palabras suyas de protesta cuando los generales se oponen a que ella y las esclavas que la acompañaron por el resto de su vida se unan al ejército:


¿Sabías que? Bolívar fue el primero en reconocer el talento de Manuela. En carta al general Córdova, le recuerda a este el respeto que se merece: «Ella es también Libertadora, no por mi título, sino por su ya demostrada osadía y valor, sin que usted y otros puedan objetar tal. [...] De este raciocinio viene el respeto que se merece como mujer y como patriota».

Manuela …… Simón…

Algunos biógrafos nos dicen que era una mujer derrochadora que ofrecía fiestas espléndidas agasajando en abundancia a los invitados y luciendo costosos trajes que se mandaba hacer, tomados de modelos de revistas francesas. Pero no lo hacía por frivolidad, sugiere Von Hagen, ya que con ello «estaba ampliando su papel», «estaba influyendo en las opiniones de hombres que tenían importancia para Bolívar». Debajo de sus «locuras» había algo diferente. Al final, aclara: «... todos, demasiado tarde, que la habían juzgado mal», pues «...aquella extravagante conducta era una fachada para ocultar las verdaderas intenciones, las manipulaciones políticas en favor de los ideales de Bolívar». Ella era capaz de medir el ánimo en las distintas capas sociales, ya que sus criadas le traían noticias de las gentes del pueblo. Las mujeres culpaban de la carestía de la vida a Bolívar. Los soldados estaban descontentos por las pagas atrasadas. Los comerciantes se quejaban de ver caer sus negocios, la aristocracia de la pérdida de sus privilegios, los intelectuales de los frenos de la dictadura: «No habrá libertad mientras Bolívar viva», decían todos.


Simón Rodríguez nació en Caracas (Venezuela) el 28 de octubre de 1769. Fue niño expósito, pero, probablemente, sus padres fueron el sacerdote Alejandro Carreño y doña Rosalía Rodríguez. Fue criado en casa de su posible padre, quien le inculcó el amor por la lectura y las humanidades. Desde 1791 ejerció como maestro de lectura y escritura para niños en Caracas. Poco después tuvo entre sus alumnos al futuro Libertador Simón Bolívar. Influenciado por la ideas de Juan Jacobo Rousseau, Simón Rodríguez dictaba sus lecciones en contacto con la naturaleza, sin la rigidez de las escuelas tradicionales. En 1797, se involucró en una conspiración antiespañola, y al ser descubierto tuvo que huir de Venezuela. Al llegar a Jamaica adoptó el nombre de Samuel Robinson. Luego pasó a Estados Unidos y Francia. Estando en París, en 1804, se rencontró con su exalumno Simón Bolívar y juntos emprendieron un viaje por varios países de Europa. Estando en Roma, en 1805, fue testigo del famoso Juramento de Simón Bolívar, quien en el Monte Sacro anunció que no descansaría hasta lograr la Independencia del Nuevo Mundo. Entre 1806 y 1823, Simón Rodríguez trabajó como maestro en diversas escuelas de Alemania, Prusia, Rusia y Holanda. Regresó a América en 1823, e impulsó la fundación de escuelas y talleres en Colombia y Bolivia. Posteriormente trabajó maestro y escritor en Perú, Chile y Ecuador. Siempre insistió en la educación popular como la base del progreso de las naciones. También inculcó el pensamiento creativo, el razonamiento científico, el desarrollo tecnológico y la originalidad. En 1853, se estableció en Amotape (Piura, Perú) junto a su hijo José. En esta localidad falleció el 28 de febrero de 1854. Sus restos reposan en el Panteón Nacional de Caracas, Venezuela.


Nace en Caracas el 29.11.1781 Muere en Santiago de Chile el 15.10.1865

Andrés Bello Andrés Bello fue un destacado humanista venezolano-chileno. Fue académico, político, poeta y diplomático, entre otras actividades. Tuvo participación en el proceso independentista de Venezuela, y fue maestro de Simón Bolívar. Nació en la ciudad de Caracas, el 29 de noviembre de 1781, siendo hijo de don Bartolomé Bello y doña Ana Antonia López. Los años en Chile fueron para Bello los años de cosechar su trabajo académico. A pesar de la evidente tragedia que representa el haber perdido a nueve de sus quince hijos, su vida cambió radicalmente. En Chile, además del cargo desempeñado en el Ministerio de Hacienda, tuvo la oportunidad de fundar el Colegio de Santiago y la Universidad de Chile, de la que fue su primer rector. Trabajó en poesías y traducciones, además de redactar el Código Civil de Chile, clara muestra de sus dotes como jurista. Fue senador por la ciudad de Santiago. Se le otorgó la nacionalidad chilena en 1832. Se convirtió en el intelectual más respetado de la sociedad chilena. En 1865 se vio afectado de bronquitis, enfermedad que se complicó al enfermarse también de tifus. El 15 de octubre de 1865 falleció como consecuencia de dichos males, siendo sepultado en el Cementerio General de la Ciudad de Santiago.


Francisco de Miranda nació en Caracas el 28 de marzo de 1750. Fue hijo de Sebastián de Miranda y doña Francisca Rodríguez. Estudió Medicina en la Universidad de Caracas, pero lo interrumpió en 1767. Cuatro años después se trasladó a España para seguir la carrera militar. Participó en la Guerra de Independencia de Estados Unidos (Batalla de Pensacola, 1781) y en la Revolución Francesa (Batalla de Valmy, 1792). En 1798, en Londres, fundó la logia “Gran Reunión Americana” donde coordinó con algunos criollos los planes de lucha por la independencia de Latinoamérica. En 1806, encabezó una expedición libertadora en Venezuela. Desembarcó en Coro, pero encontró la ciudad abandonada. Huérfano del apoyo de sus compatriotas, Miranda retornó a Londres. En 1810, Francisco de Miranda regresó a Caracas invitado por Simón Bolívar. Fue nombrado Jefe del Ejército patriota y logró importantes victorias, pero se negó a la aniquilación total de los realistas vencidos. Esto le permitió a los hispanos realizar una sanguinaria campaña sobre Puerto Cabello y Valencia que obligó a Miranda a capitular el 25 de julio de 1812. Simón Bolívar, dolido por el derrumbe de la República, lo acusó de traición, lo arrestó y entregó al español Monteverde, quien lo envió prisionero a Puerto Rico. Poco después fue derivado a España y encarcelado en la fortaleza de "La Carraca", donde falleció el 14 de julio de 1816.


Francisco de Paula Santander Nació en Cúcuta el 2 de abril de 1792. Sus padres fueron Agustín Santander y Manuela de Omaña. En 1810, cuando terminaba

sus estudios de Derecho, estalló

la Guerra

de

Independencia, y se incorporó a las filas patriotas. Desde 1813 combatió junto a Simón Bolívar.

En

1819,

participó

en

la

decisiva

batalla

de

Boyacá.

En 1821, fue elegido vicepresidente de la Gran Colombia, y asumió el gobierno cuando el Libertador se dirigió al Perú para luchar por su independencia. En diciembre del mismo año promulgó la Constitución de Cúcuta, y durante 5 años Santander trabajó arduamente

organizando

el

nuevo

Estado.

En 1826, entró en conflicto con Simón Bolívar y, cuando en 1828 éste sufrió un atentado, Santander fue acusado de ser el autor intelectual y fue condenado a muerte. Pero el Libertador le conmutó la pena y lo envió al exilio en Europa. Aquí se imbuyó de las ideas liberales en boga y trabó amistad con importantes intelectuales, como Goethe y Shopenhauer. En 1832, Santander fue elegido Presidente de Colombia, por lo que regresó a patria y la gobernó hasta 1837. En sus últimos años fue Senador de la República. Falleció el 6 de mayo de 1840, víctima de una extraña enfermedad.


"Amo la Libertad de la AmĂŠrica mĂĄs que mi gloria propia, y para conseguirla no he ahorrado sacrificios".



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