Manifiesto por nuevas políticas socio habitacionales
Todo por la Praxis/Recetas Urbanas
SEMINARIO INTERINSTITUCIONAL PARA LA INNOVACIÓN EN SOLUCIONES HABITACIONALES PARA LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES.
MANIFIESTO POR NUEVAS POLÍTICAS SOCIOHABITACIONALES. 1. Información transparente. Encontrándonos inmersos hoy en día en una nueva sociedad de la información y de las tecnologías, la información y su tratamiento debe convertirse en la herramienta previa y esencial de toda actuación pública. E incluso dicha información, que deberá estar actualizada y deberá ser de fácil acceso a los diversos agentes que actúen, fundamentalmente los ciudadanos, debe permitir hacer un análisis en tiempo real de los problemas y de las demandas existentes. Ese análisis facultará realizar no sólo un modelo de presente sino, sobretodo, hacer proyecciones que permitan en la medida de lo posible anticipar escenarios previsibles donde se detecten necesidades futuras y permitan proponer soluciones. 2. Flexibilidad vs Rigidez en la ordenación y planeamiento urbanísticos. La técnica de la ordenación total del territorio a través del plan de ordenación territorial y/o urbanístico, constituye una garantía de crecimiento ordenado y responsable, atendiendo a la escasez de los recursos, la sostenibilidad de las propuestas, dentro de un modelo estratégico donde realizar las políticas públicas que garanticen la materialización del interés general. Ahora bien, frente a la excesiva rigidez, que esencialmente constituyó una garantía bienintencionada que evitara los abusos en materia urbanística, en multitud de ocasiones provoca que imposibiliten la resolución fácil y justa de los problemas que surgen al margen de las previsiones del plan. La ciudad es un ente vivo, mutante, que cambia por la intervención de multitud de factores, algunos esperados y previsibles y otros muchos inesperados e imprevisibles. El planeamiento, pues, debe ser razonablemente abierto. Deben permitirse la introducción de fórmulas más flexibles que garanticen que un futuro distinto del esperado, las soluciones puedan plantearse y los problemas emergentes ser resueltos, teniendo su cabida incluso en la respuesta oficial conforme al plan vigente. Las superestructuras jurídico-políticas deben ser un marco de posibilidad de actuación, sin que sea necesario renunciar a la seguridad jurídica. No pueden servir de excusa para limitar o negar soluciones a proponer por la comunidad civil, sino que deben poner a disposición de ésta todos los recursos jurídicos, sociales, políticos y económicos que hagan factible su resolución. 3. Heterogeneidad en las políticas de vivienda. Las soluciones deben ser heterogéneas. No existe una única solución, sino que deben existir muchas soluciones que faculten a los poderes públicos dar una respuesta específica para el problema propuesto. Esto, además, resulta obvio cuando nunca la ley podrá dar cobertura a toda la realidad emergente. Montevideo (Uruguay). Mayo 2010
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Asimismo, la solución alcanzada no debe estratificarse en el tiempo. La comunidad civil debe ser un laboratorio permanente de estudio y análisis de problemas y realidades, y de búsqueda y proposición de soluciones. Las realidades mutan constantemente y los procesos de reacción y solución deben ir unidos a dichos cambios. 4. Políticas integradoras. La soluciones al problema de la vivienda, deben ser en la medida de lo posible lo más integradoras en la medida de lo posible en cuestiones de segregación poblacional, por lo que los perfiles poblacionales deben integrarse en modelos urbanísticos heterogéneos, donde se les dé solución a cada sector, grupo según sus necesidad. También debe haber un planteamiento en política integral sino que debe ir acompañado de todo un abanico de políticas sociales-cohesión social. 5. Urbanismo expansivo VS Urbanismo integrador y rehabilitador. Nuevos modelos en el desarrollo urbano. Hoy en día, la necesidad de atender a criterios de sostenibilidad en los crecimientos urbanos hace inevitable cuestionarse la continuidad sine die del modelo de desarrollo expansivo de las ciudades. La experiencia en países como España donde se ha agotado el suelo en parte del territorio nacional, donde se han degenerado inevitablemente zonas de especial sensibilidad (como es el caso de las costas), donde se han construido un número de viviendas imposible de absorber por la sociedad, y donde, sin embargo, no se ha sido capaz de resolver el problema de la vivienda, son claros ejemplos a evitar a toda costa. Por ello se impone la necesidad de atender a nuevos modelos de desarrollo urbano. Este desarrollo no puede ser ya hacia fuera, sino que debe mirar hacia dentro de la ciudad. Debe lograr adaptar los cascos urbanos a las nuevas necesidades, regenerando espacios para la vida de ciudadanos. Debe volver a recuperarse los centros consolidados de las ciudades como espacios vivos, donde desarrollar la vida y las actividades, renovando espacios, rehabilitando el parque inmobiliario, introduciendo nuevos equipamientos, etc. Este modelo es más sostenible ambiental, económica y socialmente, pues supone una mayor racionalidad en la prestación de los servicios públicos y en el programa de implantación de infraestructuras públicas de las distintas administración, ya que no es necesario una extensión en el territorio, sino una mejora y mejor diseño de los servicios ya implementados. 6. Reocupación y reutilización de las viviendas vacías: agencias públicas de viviendas vacías. Dentro del modelo anteriormente denostado del urbanismo expansivo, se ha generado en el centro de las ciudades inmensas bolsas de viviendas (cuando no de barrios) vacías y degradadas. La vivienda cerrada o el solar vacío (baldíos) como escenario cada vez más habitual en el centro de las viviendas modernas, coexistiendo con masas de ciudadanos que no pueden acceder a una vivienda digna, se ha convertido en el paisaje más habitual en nuestros días. A su vez, los barrios residenciales de la periferia en
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ocasiones no han podido ser ocupados por un importante sector de la sociedad incapaz de poder asumir los compromisos que permitieran su acceso a las viviendas. Se impone con absoluta prioridad la necesidad de crear nuevas políticas públicas de reincorporación al mercado de las viviendas vacías. Esas políticas deben contar con una figura institucional y pública de agencias de viviendas vacías. Deben coordinarse diversas fórmulas: legislativas, administrativas, jurídicas, sociales, etc, que faculten la incorporación más ágil del inmenso stock de viviendas vacías a aquellos ciudadanos que lo demanden, en condiciones sociales que sean garantizadas por los sectores públicos. Dichas fórmulas pueden ser lo suficientemente amplias, defendiendo la figura del arrendamiento como una opción muy a considerar, no ya por el sector privado como tradicionalmente venía siendo lo habitual, sino también por el sector público. Estas fórmulas pueden ser múltiples: La mera intermediación de la agencia entre arrendatario y propietario que fomente la introducción de las viviendas vacías con la prestación de garantías adicionales; Fórmulas de reconversión o renegociación del crédito hipotecario en un régimen de arrendamiento que facilite la continuidad del inquilino y no provoque una inmovilización del parque inmobiliario; Realizar las modificaciones legales que faciliten el proceso del arrendamiento, flexibilizando las excesivamente gravosas garantías y condiciones que se exigen hasta el momento al arrendamiento, La posibilidad de adquisición forzosa por parte de las agencias públicas de los derechos de uso de las viviendas vacías y su arrendamiento social a favor de los sectores más desfavorecidos con las oportunas garantías legales para todos los agentes intervinientes. Fórmulas de arrendamiento social donde propietarios de tercera edad compartan sus viviendas con jóvenes a cambio de un alquiler social; etc. 7. Apoyo al movimiento cooperativo como fórmula de solución habitacional preferente. Una de las fórmulas a tener muy en cuenta por las instituciones es el de la cooperativa como herramienta con la que cuenta la sociedad civil para proponer fórmulas y soluciones a unos problemas, cuyos principales conocedores es ella misma. Ese modelo cooperativista encuentra su principal ejemplo en las cooperativas de ayuda mutua. Debe haber un apoyo institucional para que la fórmula cooperativista sea una opción preferente donde diversos sectores sensibles se articulen como principales agentes y artífices de las soluciones habitacionales contando con el respaldo económico y jurídico de las entidades públicas y financieras competentes. Si la formula cooperativista sigue siendo denostada y no vuelve a contar con un apoyo firme por parte de las instituciones, existe un peligro real de su deterioro y con ello la oportunidad de realizar políticas de soluciones habitacionales más efectivas.
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Es un punto importante, a su vez, fomentar la implantación de la solución cooperativista en su vertiente de ayuda mutua en el campo del reciclaje-rehabilitación de viviendas vacías y degradadas, ya que contribuiría decisivamente al nuevo modelo más sostenible del urbanismo de reciclaje y rehabilitación frente al urbanismo expansivo. 8. De asentamientos “alegales” a nuevos núcleos urbanos reintegrados. Lo que hay que evitar a toda costa es la emigración desde los centros de las ciudades a zonas de la periferia por una parte de la comunidad civil empujada por la falta de recursos para acceder al mercado de vivienda, donde se crean nuevos asentamientos ilegales. La gran paradoja es que existiendo suficientes viviendas vacías en los centros de las ciudades, no obstante, ese sector de la comunidad civil tiene que acudir a la fórmula del asentamiento ilegal para poder contar con una vivienda para el núcleo familiar. Este fenómeno genera nuevos núcleos suburbanos, degradados, con una carestía de servicios y equipamientos públicos, y donde las políticas sociales de las instituciones públicas son deficitarias cuando no inexistentes. Ello obliga a que un importante sector de la comunidad civil viva en una situación de exclusión económica y social. Uno de los principales retos de la sociedad moderna es la de tener la valentía de reconocer esa nueva realidad y buscar los mecanismos para normalizarlos reintegrándolos en las mallas urbanas y asistir a dichos núcleos de los servicios públicos necesarios. Por ejemplo: reconfigurando su morfología; poniéndolos en conexión con las grandes vías de comunicación (viario público fundamentalmente); introducción de políticas de rehabilitación que impidan las situaciones de degeneración de las viviendas existentes; implantando nuevos equipamientos (de carácter sanitario, asistencial, educacional), etc.
9. Puesta en valor del modelo de iniciativa cívica: Movimientos sociales. La comunidad civil impone una nueva realidad social. Anticipa las soluciones mediante propuestas de autogestión al margen de las actuaciones de los poderes públicos. Por lo tanto, la comunidad civil debe reconquistar y conservar su papel de protagonista indiscutible de la gestión del interés general. Los movimientos sociales (colectivos, asociaciones de vecinos, cooperativas, plataformas, etc) constituidas en torno a nodos y redes de conexión, son los nuevos agentes urbanos, las herramientas de participación vital con la que cuenta la sociedad civil moderna para decidir qué es el interés general y de qué manera debe resolver los problemas que sufre. Los poderes públicos deben mantener una posición de apoyo a las iniciativas y soluciones que propongan las comunidades civiles, pero no deben asumir el papel de exclusivo protagonista. El principio que debe regir en las relaciones entre comunidad civil y poder público debe ser el de la colaboración en igualdad de posición; no cabe, pues, la mera sumisión de la comunidad civil como un mero administrado de las potestades públicas paternalistas.
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