Textos matemáticos

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¿POR QUÉ NO HAY PREMIO NOBEL DE MATEMÁTICAS?

(3º Y 4º ESO)

Cuando Alfred Nobel redactó en 1895 su testamento, en el que explicaba su deseo de destacar "en forma de premios a las personas que durante el año anterior hayan aportado los mayores beneficios a la humanidad", pensó en cinco modalidades: Física, Química, Medicina y Fisiología (lo que hoy llamamos Bioquímica), Literatura y Paz. Son los premios que acaban de otorgarse hace unos días, además del de Economía, creado en 1968. Mucho se ha elucubrado sobre la razón de que las matemáticas no tuvieran premio, y resulta por lo menos chocante que ni se nombren en el testamento. La primera explicación que circula entre ambientes matemáticos es a la vez la más extendida y la de menor fundamento. Se dice que Nobel tuvo una amante que lo abandonó para irse con MittagLeffler, un célebre matemático de la época. La venganza fue sutil y, al estilo bíblico, castigó a las generaciones venideras: ¡no habrá Premio de Matemáticas! Pero esta historia tan humana no tiene mucho soporte histórico. Otra teoría sostiene que en esa época de finales del XIX ya existía un importante galardón matemático, el Premio Escandinavo de Matemáticas, y Nobel no quiso rivalizar con él. La razón más aceptada y posiblemente la más verosímil es, como tantas otras veces, la más simple: a Nobel no le interesaban las matemáticas, y punto. El inventor de la dinamita creó unos galardones acordes a sus intereses, entre los que no se encontraban la geometría ni el análisis. No obstante, ha habido una treintena de matemáticos que sí han recibido algún Nobel. Unos han basado sus méritos en trabajos de carácter matemático y con una implicación directa y práctica en disciplinas como Economía, Física y Química. Podemos destacar a Lorentz, Planck, Einstein, Bohr, Heisenberg, Schrödinger y Chandrasekhar, o a los holandeses Gerardus't Hooft y Martinus J. G. Veltman, que el martes obtuvieron el de Física "por haber dado a la física teórica de partículas una base matemática firme". En Economía no podemos olvidar a Nash, uno de los mejores matemáticos del siglo, premiado en 1994 al establecer los principios de la teoría de juegos. También ha habido matemáticos que han logrado el Nobel en otras áreas, como Bertrand Russell, matemático y filósofo, que en 1950 recibió el de Literatura. Y para el final, una sorpresa. ¿Recuerdan quién es el autor de El gran Galeoto? Pues sí, José Echegaray se convertía en 1904 en el primer español que recibía un Premio Nobel, en su caso de Literatura. En el siglo XIX no había prácticamente ningún matemático español relevante, y si hubiera que destacar a alguno, ése sería Echegaray, catedrático de Matemáticas, autor de libros de texto y de divulgación científica, gran articulista y ministro de Hacienda y de Fomento. Pero los matemáticos, al igual que los demás colectivos que no optan a los Nobel, han creado sus galardones. En nuestro caso se conocen con el nombre de las Medallas Fields, creadas por un canadiense, John C. Fields, en 1924 y otorgadas por vez primera en 1936. Su frecuencia es olímpica y tienen una característica encomiable: sólo se puede premiar a personas que no hayan cumplido 40 años. Hasta ahora (la última entrega fue en 1998) no se le han concedido a ninguna mujer ni a ningún español, y los norteamericanos han sido los más laureados. Aprovechando que el 2000 será el año mundial de las matemáticas, yo otorgaría millones de Nobel de Matemáticas a los alumnos que se esfuerzan por entender este apasionante mundo y no se escudan en un argumento derrotista: "Es que no lo entiendo". Esteban Serrano Marugán. Profesor de matemáticas del IES África de Fuenlabrada (Madrid). (18-10-99)


CARTA DE AMOR DE UN TRAPEZOIDE

(3º Y 4º ESO)

Querido trapezoide: Le sorprenderá que por primera vez alguien le haga una declaración de amor y ésta no provenga de una figura plana. Su pertinaz vivencia en el plano le ha mantenido siempre al margen de lo que ocurre por arriba o por abajo, enfrente o detrás. Digámoslo claramente: yo lo conocí hace años pero usted aún no se había enterado, hasta hoy, de mi presencia. Debo pues empezar por el principio y darle noticia de cómo fue nuestro primer encuentro. Ocurrió una tarde de otoño lluviosa. Una de estas tardes de octubre en que llueve a cántaros, los cristales de los colegios quedan humedecidos y los escolares sin recreo. Usted estaba quieto en una página avanzada de un libro grueso que era nuestra pesadilla continua. Me acuerdo aún perfectamente. Página 77, al final hacia la derecha, Fue al abrir esta página, siguiendo la orden directa de la señorita Francisca, nuestra maestra, cuando lo vi por primera vez. Allí estaba usted entre los de su familia, un cuadrado, un rectángulo, un paralelogramo, un trapecio, un rombo, un romboide,... y ¡el trapezoide!. Un perfil grueso delimitaba sus desiguales lados y sus extraños ángulos. La señorita Francisca se fue exaltando a medida que nos iba narrando las grandes virtudes de sus colegas cuadriláteros... que si igualdades laterales, que si paralelismos, que si ángulos, que si diagonales... y el rato fue pasando y la señorita seguía sin decir nada. Como las señoritas acostumbran a no explicar lo más interesante, a mí se me ocurrió preguntarle -Señorita... ¿y el trapezoide? -Éste -replicó la maestra- éste es el que no tiene nada -¿Nada de nada? - le repliqué -Sí, nada de nada - me contestó ... y sonó el timbre. Quedé fascinado: usted era un pobre, muy pobre cuadrilátero. Estaba allí, tenía nombre, pero nada más. Por eso a la mañana siguiente volví a insistir en el tema a la señorita. -Así debe ser muy fácil trabajar con los trapezoides -le dije - ya que como no tienen nada de nada no se podrá calcular tampoco nada de nada. - ¡Al contrario! Estos son, los más difíciles de calcular. Ya lo verá cuando sea mayor. Durante aquella época yo creí intuir que matemáticas y cosas sexuales debían tener algo en común pues siempre se nos pedía esperar a ser mayores para "verlo". A usted ya no lo vi más, hasta que en Bachillerato don Ramiro nos obsequió con una fórmula muy larga para calcular su área. Esto me enfadó enormemente. Usted había pasado del "nada de nada" al "todo de todo". A partir de entonces empecé a pronunciar su "oide" final con especial desprecio "¡trapez-OIDE!". Nuestro siguiente encuentro tuvo lugar en una calle. De pronto miro el pavimento y descubro con horror que le estoy pisando. Di un salto y me quedé mirando. ¡Que maravilla! Después de tantos años sobre mosaicos llenos de ángulos rectos allí estaba usted. El "nada de nada" era ahora una loseta. Dibujé aquel suelo y entonces marqué los puntos medios de sus lados y empecé a trazar rectas y una maravilla de paralelogramos nacieron enmarcando su repetición. La señorita Francisca tenía razón en lo difícil que es tratarlo pero no la tenía en le del "nada de nada". Y ahora al final de la declaración sólo me queda pedirle una cosa. Por favor no diga nunca a nadie que yo hice esta declaración. Guarde esto en el centro del paralelogramo inscrito que le acompaña. Yo guardaré su recuerdo, dibujándolo en todas las reuniones. Los amores imposibles al menos tienen la virtud de ser duraderos. Suyo. Autor: Claudi Alsina


UN ALUMNO DIFÍCIL: BOHR (BACH. CIENTÍFICO-TECNOLÓGICO) El protagonista de otra anécdota acerca de inteligencias brillantes era un estudiante de física con cierta discrepancia con su profesor. Para solucionar el problema, eligieron al famoso físico Ernest Rutherford como juez, tal y como el mismo narró: Hace algún tiempo, recibí la llamada de un colega. Estaba a punto de poner un cero a un estudiante por la respuesta que había dado en un problema de física, pese a que este afirmaba con rotundidad que su respuesta era absolutamente acertada. Profesores y estudiantes acordaron pedir arbitraje de alguien imparcial y fui elegido yo. Leí la pregunta del examen: “Demuestre como es posible determinar la altura de un edificio con la ayuda de un barómetro”. El estudiante había respondido: “lleve el barómetro a la azotea del edificio y átele una cuerda muy larga. Descuélguelo hasta la base del edificio, marque y mida. La longitud de la cuerda es igual a la longitud del edificio”. Realmente, el estudiante había respondido a la pregunta correcta y completamente, pero no de acuerdo a los conocimientos físicos que se exigían para el aprobado. Por tanto, le dimos al alumno otra oportunidad. Le concedí seis minutos para que me respondiera la misma pregunta, pero esta vez con la advertencia de que en la respuesta debía demostrar sus conocimientos de física. El estudiante respondió que tenía muchas respuestas al problema y que la principal dificultad era elegir la mejor de todas. La elegida fue “coja el barómetro y láncelo al suelo desde la azotea del edificio, calcule el tiempo de caída con un cronómetro y aplique la fórmula pertinente de la cinemática”. La respuesta era válida, pero no obstante le pedí que me contara sus otras opciones. Algunas de ellas fueron “Coja el barómetro en un día soleado y mida su altura y la longitud de su sombra. Si medimos a continuación la longitud de la sombra del edificio y aplicamos una simple proporción, obtendremos también la altura de este. “Puede atar el barómetro a una cuerda, descolgarlo desde la azotea a la calle y moverlo como si fuera un péndulo, de modo que midiendo su periodo obtendrá la altura del edificio”. La mejor de todas fue sin duda “Existen muchas maneras, pero probablemente, la mejor sea coger el barómetro y golpear con el la puerta de la casa del conserje para cuando abra ofrecerle el barómetro a cambio de que nos diga la altura del edificio” El alumno obtuvo un diez, y no era otro que Niels Bohr, el cual sería premio Nobel de física en 1922 por sus trabajos sobre la estructura atómica y la radiación. Estas historias muestran que el método más práctico para abordar un problema no siempre es el más obvio. La ciencia tiene una componente de imaginación e ingenio esencial no sólo para poder desafiar a los profesores, sino también para resolver situaciones complejas de un modo sencillo.


GAUSS EN PRIMARIA (1º Y 2º ESO) A continuación vamos a hablar de una anécdota sobre un alumno que hizo que la desesperación de sus profesores ante su rebeldía se transformase en asombro y admiración por una inteligencia y agudeza inusitadas. La historia comenzó cuando una maestra de segundo grado de primaria al borde de un ataque de nervios mandó a sus alumnos la tarea de calcular la suma de los primeros cien números con el fin de tener un momento de paz mientras los mantenía ocupados. Sin embargo, ante su sorpresa, un niño levantó la mano inmediatamente diciendo que tenía la solución: 5050. La maestra que no salía de su asombro le pidió que mostrase el método que había empleado para realizar semejante suma en unos segundos. La respuesta no se hizo esperar: “Lo que hice fue sumar el primer número con el último (1+100), obteniendo el resultado de 101. Después continué con el segundo y el penúltimo (2+99=101). Puesto que hay 50 parejas de números y tomándolos de este modo todas suman 101, el resultado era evidente: 50 veces 101, lo cual es 5050” Aquel niño se convertiría en uno de los matemáticos más importantes de la historia: Carl Friedrich Gauss. Realizó importantísimas contribuciones a campos tan diversos como la teoría de números, el álgebra, el análisis matemático, la geometría diferencial, la geodesia, el magnetismo y la óptica.


EL CAPRICHOSO AZAR (BACHILLERATO CCSS) - ¿Qué tal la fortuna, De Meré?, aunque tratándose de ti, yo nunca apostaría pensando sólo en la suerte. - No, Pascal, te equivocas. Para mi una apuesta lo es todo. Algunos me acusan de ser compulsivo en mis pasiones, en mi única pasión: el Juego. Y no se equivocan. Pero has de entender que lo que me excita, lo que me hace latir el corazón hasta que apenas puedo retenerlo dentro de mi pecho, lo que me hace poner mi honor, mi familia… todo, en una tirada de dados, es la incertidumbre del resultado. El caprichoso azar es mi vicio y es mi vida. - Vaya, veo que en el fondo no te conozco. Sin embargo, el caprichoso azar, como lo has llamado en tu defensa de algo que no es más que un vicio particular, y muy beneficioso para tu hacienda. No, no, De Meré, déjame acabar. Bien, como te decía, sostengo que el azar no es tan caprichoso, es más, responde a unas reglas. Como todo, de Meré, aún el traqueteo del coche de postas en el que viajamos se puede predecir si sabemos los factores que intervendrán en el trayecto. - Vamos Pascal, de todos es sabida vuestra fama como matemático. Pero predecir el juego de dados cuando son más de uno los que intervienen en la tirada, es tan imposible como que algún día los coches de postas vuelen por el cielo. - Todo es posible De Meré. En cuanto a lo último, sé que estás familiarizado con los antiguos trabajos del sabio de Florencia. Pero nos estamos alejando de tu vicio, perdón de tu vida, De Meré, el juego. Plantéame situaciones, en las que según tú, sólo el caprichoso azar rija. Yo los convertiré en cuestiones matemáticas, resolubles por la firme razón. - Ja, este viaje se anima Pascal. Incluso por un momento, no me he sentido tentado de apostar nada. Durante este viaje, en 1654, los problemas planteados por el caballero De Meré a Pascal sobre cuestiones relacionadas con diferentes juegos de azar, dieron origen a una correspondencia entre Pascal y algunos de sus amigos matemáticos, sobre todo con Pierre de Fermat de Toulouse, abogado de profesión, pero gran amante de las matemáticas. Esta correspondencia constituye el origen de la teoría moderna de la probabilidad.


¿SABEN MATEMÁTICAS LAS ABEJAS? 1º Y 2º ESO Este hecho fue comprobado por Papus de Alejandría, matemático griego que vivió del año 284 al 305. Las abejas, cuando guardan la miel, tienen que resolver varios problemas. Necesitan guardar la miel en celdillas individuales, de tal manera que formen un mosaico sin huecos ni salientes entre las celdillas, ya que hay que aprovechar el espacio al máximo. Solo podrían hacerlo con triángulos, cuadrados y hexágonos. ¿Por qué eligieron los hexágonos si son más difíciles de construir? La respuesta es un problema del perímetro. Papus demostró que, entre todos los polígonos regulares con el mismo perímetro, encierran más área aquellos que tengan mayor número de lados. Por eso, la figura que encierra área para un perímetro determinado es el círculo, uqe posee un número infinito de lados. Por eso las abejas construyen sus celdillas de forma hexagonal, ya que, gastando lamisma cantidad de cera en las celdillas, consiguen mayor superficie para guardar su miel. Y la pregunta es: “¿Quién les enseñó esto a las abejas?” Las abejas, en virtud de una cierta intuición geométrica, saben que el hexágono es mayor que el triángulo y que el cuadrado y que podrá contener más miel con el mismo número de material. Yo pensaba que las abejas eran insectos mucho más sencillos y no conocía mucho de ellas,pero mirando algunas páginas me he dado cuenta de que son más complejas de lo que parecen a simple vista…


EL NIÑO, MÁS GENEROSO QUE EL GORDO (3º y 4º ESO) La probabilidad de ganar algo el 6 de enero es del 7,82% frente a un 5,30% el 22 de diciembre. Pese al nuevo impuesto, el sorteo del día de Reyes deja menos a Hacienda porcentualmente El Niño reparte más dinero que el Sorteo de Navidad. Eso es lo que tradicionalmente se ha dicho y, de hecho, es estadísticamente cierto. Según explica Miguel Córdoba, profesor de Matemática Aplicada de la Universidad CEU San Pablo, en el sorteo del día 6 de enero no sólo son mayores las posibilidades de ganar algo que en el del 22 de diciembre, sino que además es menor la parte de recaudación que se lleva el Ministerio de Hacienda, pese al nuevo impuesto que grava las ganancias. Contando con el tributo -que desde el pasado 1 de enero grava un 20% a los premios de más de 2.500 euros- el Estado se quedará un 32,95% de la recaudación del Sorteo Extraordinario de El Niño, al menos de lo que hace en Navidad. Esto es así porque en las loterías de Navidad y Primitiva se dedica un 10% a reintegros, mientras que en la lotería del Niño y en las semanales se destina casi un 30%. En otras cifras, tiene el triple de posibilidades de que al menos le devuelvan los 20 euros que cuesta un décimo. Así, la estructura de premios de El Niño es "mucho más favorable" para, al menos, no acabar perdiendo lo invertido, según el profesor Córdoba. En concreto, el matemático ha calculado la probabilidad de llevarse algo en cada sorteo: en el de pasado mañana, alcanza el 7,82%, frente al 5,84% de los sorteos de Lotería de cada semana y el 5,30% del de cada 22 de diciembre. Trasladado a cifras absolutas, en el Sorteo de Navidad un total de 15.304 números de entre 100.000 resultan premiados, mientras que 84.696 no reciben nada. Mientras, en El Niño hay 37.812 números de entre 100.000 que resultan con premio, por 62.188 que no reciben nada. Ambos datos incluyen, obviamente, los billetes que simplemente se llevan la devolución.


DAUBECHIES Y MUMFORD: ¿VIDAS PARALELAS? (BACHILLERATO) Los dos galardonados con el Premio Fronteras del conocimiento Fundación BBVA ejemplifican una vez más el acierto de Galileo Galilei: el universo está escrito en clave matemática. Plutarco escribió en el siglo I Vidas Paralelas, en las que, más que escribir biografías, intentaba explorar la influencia del carácter sobre las vidas y los destinos de los hombres, colocando, hasta un total de 50, a un griego frente a un romano cada vez: Teseo frente a Rómulo, Alejandro contra Julio César, etc. Los dos matemáticos, Ingrid Daubechies y David Mumford, serán sin duda excelentes candidatos para las Vidas Paralelas Matemáticas de algún Plutarco del futuro. Ambos se han dedicado a las matemáticas básicas, pero sus aplicaciones han sido sorprendentes y han llevado a desarrollos tecnológicos insospechados, en el caso de Daubechies, y a explorar las fronteras del pensamiento, en el de Mumford. Los dos ejemplifican una vez más el acierto de Galileo Galilei: el universo está escrito en clave matemática. Nunca insistiremos lo suficiente en el papel clave de esta disciplina. David Mumford nació en Worth (West Sussex, Inglaterra) en 1937, pero dejó atrás Europa para estudiar en Harvard (EE UU). En ese aula, embrujado por las palabras del matemático rusonorteamericano Oskar Zariski, Mumford descubrió su vocación. Las matemáticas, aunque para algunos sea difícil de entender, son un veneno que a veces penetra en la piel y uno no puede ya abandonar. En particular, a Mumford le atrapó el concepto de variedad algebraica y a este tema dedicó los siguientes veinticinco años. Esta construcción tiene numerosas aplicaciones como las que permiten transacciones seguras a través de internet. Mumford consiguió resultados de tal relevancia que le llevaron a ganar el más preciado galardón de los matemáticos, la medalla Fields. Pero en los ochenta, sucumbió a un nuevo encantamiento: ¿Cómo pensamos? ¿Cómo funciona nuestro cerebro? Y a ello dedicó unos cuantos años más, desarrollando lo que se llama Teoría de Patrones, que trata de encontrar pautas generadas por el mundo que nos rodea, que tenemos integradas en nuestra percepción y afectan a nuestra forma de ver las cosas. Es decir, consiste en tener en cuenta que el cerebro integra lo que percibe en cada momento con la información previa que ya posee. Mumford trató de reconstruir los procesos que generan estos patrones, y aplicar este conocimiento a la visión por ordenador, al reconocimiento de palabras y al procesado de imágenes y sonidos. Incansable, a sus más de setenta años, trabaja actualmente en nuevos temas, alguno tan esotérico como las variedades de dimensión infinita, que tiene aplicaciones inesperadas en la diagnosis médica. Ingrid Daubechies tampoco es originaria de los EEUU, ya que nació en Bélgica . Tras completar su tesis doctoral en Física Teórica y trabajar como profesora en Bruselas, se trasladó con su marido a New Jersey para trabajar, primero en los Laboratorios Bell y después en Princeton. Fue allí cuando comenzó su interés por las llamadas waveletes (u ondículas en español). Una forma de entender las ondículas es pensar en como percibimos un bosque: desde un avión, vemos una extensión verde uniforme; desde un automóvil en la carretera vemos los árboles individuales, y si nos acercamos a pie, las ramas y las hojas; y así podríamos seguir hasta distinguir cada vez unidades más pequeñas que descomponen el total del bosque. Los resultados de Daubechies llevaron a desarrollar el formato de descompresión de imágenes JPEG 2000, hoy tan presente, y a codificar la base de datos de huellas dactilares del FBI, entre otras cosas.


A diferencia de Mumford, Daubechies, tuvo que superar el techo de cristal de su condición femenina para abrirse camino en algunos campos en los que desarrolló su carrera. Por ejemplo, fue la primera catedrática de la Universidad de Princeton, la primera mujer en recibir el Premio de la Academia Nacional de Ciencias americana y la primera presidente de la Unión Matemática Internacional. En definitiva, es sin duda un modelo fantástico para las mujeres interesadas en desarrollar una carrera matemática. Tanto Mumford como Daubechies han obtenido numerosos reconocimientos a su trabajo, y la lista de premios de ambos significativa.Los paralelismos siguen: Mumford ha sido presidente de la Unión Matemática Internacional, Daubechies lo es ahora. Ambos han dedicado y dedican muchos esfuerzos a causas solidarias. Mumford es un personaje elegante, cuya presencia impone en una reunión, y cuando interviene en un debate, consigue hacer fácil lo que antes era muy complicado. Daubechies personifica la pasión matemática y humana. Ninguno de los dos deja indiferentes a los que los acompañan. Estos matemáticos, de esta talla humana e intelectual, deben servir de modelos para futuras generaciones de potenciales científicos, que luchan a brazo partido para sobrevivir a esta crisis que se está llevando tanta ciencia de nuestro país. Manuel de León, director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT)


2013, Año Internacional de la Estadística . (BACHILLERATO CCSS) SE BUSCAN ESTADÍSTICOS PARA ENTENDER EL MUNDO Si usted quiere desarrollar su habilidad para discernir lo importante de lo trivial, aprenda estadística. Más argumentos a su favor: dicen que los que se dediquen a ella tendrán la profesión más sexi del próximo decenio y que esta ciencia será imprescindible para superar la crisis. Hoy es indispensable para la biomedicina, las ciencias sociales, la física… y el sentido común. “¿Cómo podía saberlo? ¿Cómo podría comprobarlo? Cualquier estudiante puede hacer experimentos durante su clase de Física y comprobar si determinada hipótesis científica es cierta. Pero el hombre, dado que solo vive una vida, nunca tiene la posibilidad de comprobar una hipótesis mediante un experimento y por eso nunca llega a averiguar si debía haber seguido sus sentimientos o no”, reflexionaba el escritor Milan Kundera en La insoportable levedad del ser. No está muy aceptado socialmente aplicar la estadística al mal de amores, pero, por suerte para la salud humana, esta disciplina ha entrado en las ciencias de la vida para quedarse. Aplicada a la biomedicina, la estadística ayuda a explicar fenómenos biológicos, hacer predicciones médicas y diseñar experimentos sólidos. Debido a la explosión de datos digitales, esta ciencia no solo está de moda en el campo biomédico. Los estadísticos crean algoritmos de búsqueda para Google, evalúan los riesgos que asumen las aseguradoras, optimizan los procesos industriales, manejan las finanzas y la bolsa y hasta es más probable que ganen más dinero que usted en el juego.“La probabilidad de ganar es la misma en cualquier momento para cualquier número, pero sí se puede maximizar el beneficio”, se sinceraba Rossell. Si, como es lo más probable, no le ha tocado el gordo de Navidad, puede volver a probar suerte con la primitiva y escoger mejor los números a los que juega. “Los más populares son los que van del 1 al 10, seguidos por los números del 1 al 30, que son los días en los que la gente nace, y por los correlativos –echa cuentas el científico–. Por lo que, para tener más probabilidad de ser el único ganador, escoja seis números no correlativos a partir del 31”. Cambiar la estrategia de lucha contra la gripe Dentro de la estadística general está la bayesiana, ideada por el reverendo Thomas Bayes en sus momentos de ocio cuando estudiaba la distribución de las bolas del billar, y modernizada por el matemático Pierre Simon Laplace en el siglo XVIII. Según Rossell, esta modalidad “replica de manera matemática como razona el ser humano”. Usted tiene un conocimiento sobre algo y elabora su propia teoría sobre cómo funciona, pero puede modificarla a la luz de nuevos datos. “La gracia de la estadística bayesiana es que permite beneficiarse del conocimiento previo”, reflexiona Marc Baguelín, uno de los ponentes del congreso. Baguelín participa en un estudio que va a cambiar la estrategia de prevención de la gripe de toda Inglaterra. Es matemático, trabaja en la Agencia de Protección de la Salud de dicho país y en la Escuela de higiene y medicina tropical de Londres. Mediante estadística bayesiana los científicos han cruzado datos médicos, sociales y poblacionales y han llegado a la conclusión de que lo más eficiente no es vacunar a los grupos de riesgo, como se ha hecho hasta ahora, sino a la parte de la población que realmente difunde la enfermedad: los niños. Según declaraciones de la directora médica del Departamento de Salud de Inglaterra: “Solo con que el 30% de niños se vacunen habrá 11.000 hospitalizaciones y 2.000 muertes menos”.


Ante la posible confusión semántica, cabe recordar que los estadísticos no son estadistas –estos se ocupan de asuntos de estado– pero ambos profesionales pueden colaborar para ganar unas elecciones presidenciales. El bloguero Nate Silver utilizó métodos bayesianos para acertar los resultados de todos los estados menos uno en las elecciones en Estados Unidos de 2008, y de todos y cada uno de ellos en la reelección de Obama de 2012. Mientras la estadística prueba su poder en política, biomedicina y otras tantas ramas del conocimiento, los ciudadanos de a pie seguimos tomando decisiones mediante la acumulación de datos extraídos de la experiencia propia y ajena y pasados por el tamiz de nuestra intuición estadística, esté o no equivocada. “Existe en el reino de lo posible una cantidad infinita de amores no realizados por otros hombres”, reflexionaba Kundera. Claro que para resolver esta clase de inquietudes habrá quien prefiera la técnica de ensayo y error. Marta Palomo | SINC | 09 enero 2013 10:00


¿POR QUÉ SE DIJO QUE EL 21 DE DICIEMBRE DE 2012 SE PRODUCIRÁ EL FIN DEL MUNDO? (ESO) Se debe a que el día 21 de diciembre de 2012, comenzaba un nuevo “siglo” según uno de los tres calendarios del antiguo mundo maya. Concretamente es el primer día del baktún o 'siglo' XIII maya. Sin embargo, no será el fin del mundo. Los mayas tenían tres formas de medir el tiempo, según explican desde el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT). Por un lado, contaban con un calendario sagrado, de 260 días, que utilizaban para sus ceremonias religiosas en templos como Chichén Itzá, Palenque o Tikal. Por otro, uno solar, de 365 días, dividido en dieciocho meses de veinte días y que se empleaba en la vida civil. El tercer calendario, de plena actualidad ahora, es la ‘cuenta larga’, que está a punto de dar lugar a un cambio ciclo. Se describe en algunos códices y monumentos y su duración aproximada es de unos 5.100 años. Se dividía en ciclos de veinte días, años de 360 días, y ciclos de veinte y doscientos años. Cada ciclo de veinte años se denominaba katún (similar a nuestros decenios). Tras veinte katunes se conformaba el baktún (equivalente a nuestros siglos, pero con una duración de 400 años). “El día 20 de diciembre fue el último día del baktún número doce, y el 21 de diciembre el primero del baktún número trece; es como pasar del siglo XX al XXI y en el mundo maya, como en el nuestro, estos cambios a veces se asocian con cataclismos o desgracias, simplemente por superstición”, ha explicado Antonio José Durán, catedrático de Análisis Matemático de la Universidad de Sevilla en la Residencia de Estudiantes de Madrid, dentro de unas jornadas organizadas por este centro, el Área de Cultura Científica del CSIC y el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT). Si bien para los mayas el cambio del duodécimo al decimotercer baktún era una fecha importante, no existen referencias escritas que afirmen que entre el 20 y el 21 de diciembre fuera a suceder nada en particular.


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