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El Orden Sacerdotal Católico y sus bases bíblicas
come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él." Heb 10,10.12.14: Esta voluntad de Dios, de que habla, es que seamos santificados por la ofrenda única del cuerpo de Cristo Jesús. Cristo, por el contrario, ofreció por los pecados un único y definitivo sacrificio y se sentó a la derecha de Dios, […]. Su única ofrenda lleva a la perfección definitiva a los que santifica. Mal 1,11: […], todas las naciones me respetan y en todo el mundo se ofrece a mi Nombre tanto el humo del incienso como una ofre nda pura. Porque mi Nombre es grande en las mismas naciones paganas, dice Yahvé de los ejércitos. Heb 4,14: Tenemos, pues, un sumo sace rdote e xce pcional, que ha e ntrado e n e l mismo cie lo, Je sús, e l Hijo de Dios. Esto es suficiente para que nos mantengamos firmes en la fe que profesamos. Rom 15,15-16: […]. Lo hago con la autoridad que Dios me dio cuando hizo de mi el encargado de Cristo Jesús entre las naciones paganas, He pasado a ser el “sacerdote” del
Evange lio de Dios para hace r de e sas nacione s una ofre nda agradable a Dios,
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santificada por el Espíritu Santo.
El Orde n sace rdotal Católico y sus base s bíblicas
Los Pre sbíte ros (Sace rdote s, Padre s o Curas).
He 15,4: Al llegar a Jerusalén fueron recibidos por la Iglesia, por los apóstoles y los pre sbíte ros, […]. He 15,22: Entonces los apóstoles y los pre sbíte ros, de acuerdo con toda la Iglesia, decidieron elegir a algunos hombres de entre ellos para enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. […]. He 20,17: Desde Mileto, mandó llamar a los pre sbíte ros de la Iglesia de Éfeso. He 21,18: Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a casa de Santiago, donde también se reunieron todos los pre sbíte ros.
1Tim 5,17: Los pre sbíte ros que ejercen su cargo debidamente merecen un doble reconocimiento, sobre todo, los que dedican todo su esfuerzo a la predicación y a la enseñanza.
Ti 1,5: Te deje en Creta para que solucionaras los problemas existentes y pusieras pre sbíte ros en todas las ciudades, de acuerdo con mis instrucc io ne s. Stgo 5,14: Si está enfermo, que llame a los pre sbíte ros de la Igle sia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor.
Los Obispos (Episcopos)
Ellos son los ve rdae ros y unicos pastore s de la Igle sia se gún He 20,28.
He 20,28: Cuiden de sí mismo y de todo el rebaño en el que el Espíritu Santo los ha puestos como obispos […] pastore e n la Igle sia de l Se ñor […]. 1Tim 3,1-7: Si alguien aspira al cargo de obispo, no hay duda de que ambiciona algo muy eminente. Es necesario, pues, que el obispo sea irreprochable, casado una sola vez, casto, dueño de sí, de buenos modales, que acoja fácilmente en su casa y con capacidad para enseñar. No debe ser bebedor ni peleador, sino indulgente, amigo de la paz y desprendido del dinero. Que sepa gobernar su propia casa y mantener a sus hijos obedientes y bien criados. Pues si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá guiar a la asamblea de Dios? No se debe escoger a un recién convertido, no sea que el cargo se le suba a la cabeza y el diablo lo haga caer. Es necesario también que goce de buena fama ante los que no pertenecen a la Iglesia, para que no hablen mal de él y caiga en las redes del diablo.
Ti 1,7-9: Pues el obispo (o supe rvisor), siendo el encargado de la Casa de Dios, debe ser irreprensible: no debe ser autoritario ni de mal genio, ni bebedor, ni peleador o que busque dinero. Al contrario, que practique la hospitalidad, que sea amigo del bien, hombre de buen juicio, justo, piadoso, dueño de sí mismo. Que se atenga a la doctrina segura y sea capaz de predicar la sana enseñanza y al mismo tiempo sepa rebatir a los que la atacan.
Los Diáconos.
1Tim 3,8-13: Los diáconos también han de ser respetables y de una sola palabra, moderados en el uso del vino; que no busquen dinero mal ganado y que guarden el misterio de la fe en una conciencia limpia. Primero sean sometidos a prueba y después, si no hubiera nada que reprocharles, sean aceptados como diáconos. […]. Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa. […].
Tíquito discípulo de San Pablo tal ve z e ra, Pre sbíte ro u Obispo, porque e l Apóstol
aquí lo nombra como ministro de l Se ñor. Ef 6,21: […] Tíquito […] ministro fiel del Señor.
Por otra parte , los Apóstole s tie ne n e l ministe rio de la palabra y podían vivir de e lla y los transmitie ron a sus suce sore s los Obispos por la imposición de sus manos.
He 6,2-4: Los Doce […]. Les dijeron […] nosotros nos dedicaremos […] al ministe rio de la palabra.
A la Iglesia Copta fundada por el Obispo y patriarca Timoteo Eluro al separarse de la Iglesia Católica en el año 451 siglo V después de Cristo y a la Iglesia Ortodoxa creada por el Obispo y Patriarca Miguel Ceruliano 1054 siglo XI del cristianismo al salirse de la Iglesia Católica, a ambas la Santa Madre Iglesia Católica le reconoce a sus Obispos, Sacerdotes y Diáconos como legítimos y con sucesión apostólica. Finalmente, a la Iglesia Anglicana que nació en el año 1534 siglo XVI después de Cristo Jesús, cuando el rey Enrique VIII la dividió de la Iglesia Católica, la Santa Madre Iglesia Católica le "reconocía" a sus Obispos, Sacerdotes y Diáconos como legítimos y con sucesión apostólica. Sin embargo, en el año 1559 siglo XVI de la era cristiana la Reina Isabel nombró a Matías Parker, que no era obispo, como titular de la sede de Canterbury y su representante sobre la Iglesia Anglicana. No siendo obispo, ¿cómo podía consagrar a sacerdotes y obispos y mandar sobre ellos? por tal motivo y después de estudios históricos, el Papa León XIII en el año 1880 siglo XIX posterior a Cristo declaró interrumpida la
sucesión apostólica en la Iglesia Anglicana, por lo cual sus obispos, sacerdotes y diáconos no son ni lícita me nte ni válida me nte consagrados.
Para comple me ntar lo ante rior
1.- Obispos (Episcopos), son los sucesores directos de los Apóstoles, tiene la plenitud del Sacerdocio y pueden administrar los siete (7), Sacramentos que son: El Bautismo, Confirmación, Confesión, Unción de los enfermos, Matrimonio, Eucaristía y la Ordenación Sacerdotal u Orden Sacerdotal, en este último Sacramento, el Obispo da el Orden Sacerdotal de Presbítero o Sacerdote, asimismo, la autoridad del Obispo como pastores reside sobre la Diócesis que está formada por un conjunto de Parroquias y por ende, sobre sus Sacerdotes, Diáconos, religiosos y feligreses. Por lo demás, dentro de los Obispo existe uno especial, que es el Obispo de Roma, el Papa quién tiene autoridad como pastor sobre toda la Iglesia Católica, por otro lado, el Papa es quién otorga el Sacramento del Orden Sacerdotal para el grado de Obispo y además, designa a los Cardenales, que son títulos honoríficos, ellos constituyen el colegio cardenalicio y escogen al sucesor del Papa cuando este fallece, en una reunión y votación a puerta cerrada llamada Cónclave. 2.- Sace rdote s o Pre sbíte ros, tambié n llamados Curas o Padre s, están bajo la autoridad de su Obispo y pueden administrar cinco (5), Sacramentos, a saber: El Bautismo, Confesión, Unción de los Enfermos, Matrimonio y la Eucaristía, tiene bajo su cargo como pastores a la Parroquia, Diácono y sus feligreses. Cuando su Obispo los autorizan pueden administrar el Sacramento de la Confirmac ió n. 3.- Diáconos, estos pueden ser casados o no, están bajo la autoridad de su Sacerdote, ayudan a los Sacerdotes y pueden administrar tres (3), Sacramentos: El Bautismo, Unción de los Enfermos y Matrimonio, además, puede repartir la Comunión y predicar. Los tres (3), grados del sacramento del orden sacerdotal o episcopal de la Iglesia Católica es Bíblico, Obispos, Presbítero (Sacerdote) y Diácono. El ministerio eclesiástico, instituido por Dios, está ejercido en diversos órdenes por aquellos que ya desde antiguo reciben los nombres de Obispos, Presbíteros (Sacerdotes), y Diáconos. La doctrina católica, expresada en la liturgia, el magisterio y la práctica
constante de la Iglesia, reconoce que existen dos grados de participación ministerial en el sacerdocio de Cristo: El Episcopado (Obispos), y el Presbiterado (sacerdotes). El Diaconado está destinado a ayudarles y a servirles. Por eso, el término sacerdotes designa, en el uso actual, a los Obispos y a los Presbíteros (Sacerdotes), pero no a los Diáconos. Sin embargo, la doctrina católica enseña que los grados de participación sacerdotal (episcopado y presbiterado), y el grado de servicio (diaconado), son los tres grados conferidos por un acto sacramental llamado ordenación, es decir, por el sacramento del Orden Sacerdotal. Según la tradición, entre los diversos ministerios que se ejercen en la Iglesia, desde los primeros tiempos ocupa el primer lugar el ministerio de los Obispos que, a través de una sucesión que se remonta hasta el principio con los Apóstoles, son los transmisores de la semilla apostólica. Para realizar estas funciones tan sublimes, los Apóstoles se vieron enriquecidos por Cristo con la venida especial del Espíritu Santo que descendió sobre ellos. Ellos mismos comunicaron a sus colaboradores, mediante la imposición de las manos, el don espiritual que se ha transmitido hasta el tiempo actual y la consumación de los tiempos, en la consagración de los Obispos. Cada Obispo tiene, como vicario de Cristo, el oficio pastoral de la Iglesia particular que le ha sido confiada, pero al mismo tiempo tiene colegialmente con todos sus hermanos en el episcopado la solicitud de todas las Iglesias: Aunque cada Obispo es pastor sagrado sólo de la grey que le ha sido confiada, sin embargo, en cuanto legítimo sucesor de los Apóstoles por institución divina y por el mandato de la función apostólica, se hace corresponsable de toda la Iglesia, junto con los demás Obispos. La función ministerial de los Obispos, en grado subordinado, fue encomendada a los Presbíteros (Sacerdotes), para que, constituidos en el orden del Presbiterado (Sacerdocio), fueran los colaboradores del orden Episcopal (Obispos), para realizar adecuadamente la misió n apostólica confiada por Cristo. Los Diáconos no pueden consagrar la Eucaristía, pero si pueden oír confesiones si no hay sacerdotes, con permiso especial del Obispo y confirmar si lo encarga el Obispo y administrar el resto de los sacramentos.