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2 Macabeos (2Mac o 2M
2 MACABEOS (2Maco 2M)
Este libro junto con el de Daniel y el de Sabiduría, es el primero que afirma en la Biblia la fe en la resurrección de los muertos.
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El Judaísmo es la primera Religióno Iglesia fundada por Dios Padre y la Católica es la segunda y definitiva creada por Dios Hijo, Él Señor Jesús. 2Mac 2,19-23: La historia de Judas Macabeo y de sus hermanos, la purificación del Templo, la dedicación del altar, las guerras contra Antíoco Epífanes y su hijo Eupator, las manifestaciones celestes que tuvieron lugar en favor de aquellos que luchaban heroicamente por el judaísmo, porque a pesar de su número reducido reconquistaron toda la región e hicieron huir a los ejércitos bárbaros, y cómo recuperaron el Templo célebre en todo el universo, liberaron la ciudad y restablecieron las leyes que querían abolir, cuando el Señor siempre justo les fue favorable, todo eso fue expuesto por Jasón de Cirene en cinco libros que trataremos de resumir en uno solo.
Martirio de Eleazar, imagen del martirio de Jesús. 2Mac 6,18-31: Eleazar era uno de los principales doctores de la Ley, un hombre de edad y de noble aspecto. Quisieron abrirle la boca a la fuerza para hacerle comer carne de cerdo, pero prefirió una muerte gloriosa a una existencia vergonzosa y marchó voluntariamente al suplicio de la rueda. Escupió lo que tenía en la boca, tal como deben hacerlo los que tienen la valentía de rechazar lo que está prohibido, antes de comérselo por apego a la vida. Los que presidían esa comida ritual, […], lo llamaron aparte, […]. Lo invitaron a que simulara comer la carne ofrecida en sacrificio según la orden del rey, pero que en realidad fueran carnes autorizadas por la Ley y que él mismo hubiera preparado. Al actuar así, y gracias a esa vieja amistad que los unía, se libraría de la muerte. Pero él tomó una noble decisión, […]. Respondió que mejor lo enviaran al lugar de los muertos. Y añadió esto: A nuestra edad no es conveniente hacer tal cosa; muchos jóvenes podrían pensar que Eleazar, con sus noventa años, se dejó conquistar por los extranjeros. Y así ellos se descarriarían junto conmigo debido a mi doble juego, en un momento en que me queda tan poco para vivir. De esa manera atraería sobre mi vejez la vergüenza y la deshonra.
Y si por ahora escapara al castigo de los hombres, no escaparé vivo o muerto de
las manos del Todopoderoso. Al abandonar ahora la vida valientemente, me mostraré digno de mi vejez, y dejaré a los jóvenes el noble ejemplo de una muerte voluntaria y generosa
en defensa de las venerables y santas leyes. Y así hablando, caminó derecho al suplicio de la rueda. Para los que lo llevaban, las palabras que acababa de pronunciar no eran más que locura, y la generosidad que hacía poco habían tenido con él se trocó en maldad. Cuando estaba a punto de morir a golpes, dijo en un suspiro: Así entregó la vida, dejando con su muerte un ejemplo de valentía y el recuerdo de su virtud, no sólo a la juventud sino a la gran mayoría de la nación.
La vida eterna y resurrección de los muertos
2Mac 7,1-41: También fueron detenidos siete hermanos con su madre, y el rey quiso obligarlos, haciéndoles azotar con correas de cuero, a comer carne de cerdo prohibida por la Ley. Uno de ellos tomó la palabra en nombre de todos y dijo: ¿Qué quiere preguntarnos y saber? Estamos prontos a morir antes que quebrantar la Ley de nuestros antepasados. Furioso, el rey ordenó poner en el fuego ollas y sartenes. En cuanto estuvieron calientes, ordenó que le cortaran la lengua al que había hablado en nombre de todos, que le arrancaran el cuero cabelludo y le cortaran las extremidades ante los ojos de sus hermanos y de su madre. Cuando estuvo completamente mutilado, ordenó el rey que lo acercaran al fuego y lo cocieran en la sartén, siendo que aún respiraba. Mientras el humo de la sartén se expandía a lo lejos, sus hermanos y su madre se daban ánimo unos a otros para morir valientemente, diciendo: El Señor Dios todo lo ve y, en realidad, tiene compasión de nosotros, tal como lo anuncio Moisés en su cántico. En él dice claramente: El Señor tendrá piedad de sus servidores. Cuando el primero hubo así pasado a la otra vida, llevaron al segundo al suplicio, […]. En el momento de dar su último suspiro dijo: Asesino, nos quita la presente vida, pero el Rey del mundo nos resucitará. Nos dará una vida eterna a nosotros que morimos por sus leyes. Después de éste torturaron al tercero; cuando el verdugo se lo pidió, presentó inmediatamente la lengua y extendió sin vacilar sus manos. Tuvo la valentía de declarar: De Dios he recibido estos miembros, pero por amor a sus leyes los desprecio, y de Dios espero recobrarlos. […]. Estando a punto de morir, dijo: Más vale morir a manos de los hombres y aguardar las promesas de Dios que nos resucitará; tú en cambio, no tendrás parte en la resurrección para la vida. Trajeron después al quinto y lo torturaron. Con sus ojos fijos en el rey, le dijo: Aunque mortal, tienes la autoridad sobre los hombres y haces lo que quieres. Sin embargo, no pienses que nuestra raza esté abandonada por Dios. Espera un poco y verás su gran poder, cuando te atormente a ti y tus descendientes. Después de él trajeron al sexto. […]. 61
Como el menor aún estaba vivo, el rey le dijo que si dejaba las tradiciones de sus antepasados lo haría rico y feliz, e incluso le prometió con juramento que lo haría su amigo y que le encomendaría altas funciones. Como el joven no le hiciera caso, el rey ordenó que se acercara la madre y le insistió a que aconsejara al niño que salvara su vida. En vista de tanta insistencia, ella aceptó persuadir a su hijo. Se aproximó pues donde él y, […], habló así a su hijo en la lengua de sus padres: Hijo mío, ten piedad de mí. […]. No le temas a ese verdugo, sino que muéstrate digno de tus hermanos, acepta la muerte para que te encuentre con tus hermanos en el tiempo de la misericordia. Todavía le estaba hablando, cuando el joven dijo: ¿Qué están esperando? Yo no obedezco a las órdenes del rey, obedezco más bien a las prescripciones de la Ley dada por Moisés a nuestros padres. Pero tú que has acarreado tantas desgracias sobre los hebreos, no escaparás de las manos de Dios. […].
Mis hermanos sufrieron una prueba pasajera a cambio de una vida que no se
acaba y ya están cubiertos por la Alianza de Dios. Tú empero, por la justicia de Dios, experimentarás el castigo de tu orgullo. Al igual que mis hermanos entregó mi cuerpo y mi vida por las leyes de mis padres. Le suplico a Dios que tenga pronto piedad de nuestra raza y que te lleve mediante tormentos y sufrimientos a reconocer que Él es el único Dios. Ojalá la cólera del Todopoderoso, que se ha desencadenado justamente contra nuestra raza, se detenga por fin en mí y en mis hermanos. […]. Así murió ese joven, en la rectitud y en la total confianza en el Señor. Al último murió la madre, después de sus hijos.
El rezar y pedir por los muertos, lo que da a entender que los judíos creían en el
“Purgatorio”, puesto que el segundo libro de Macabeos fue escrito por ellos, aunque después lo hayan rechazado junto con seis libros más de su canon del Antiguo Testamento corto hebreo.
2Mac 12,38-45: […]. Al día siguiente, no se podía esperar más para levantar los cadáveres de los que habían caído en el combate, y los hombres de Judas fueron a sepultarlo s con sus parientes en las tumbas de sus padres; y se encontraron con que bajo las túnicas de cada muerto había idolitos de Jamnia, lo que está prohibidos a los judíos por la Ley. Todos, pues, comprendieron que este era el motivo por el que esos hombres habían sucumbido. Entonces bendijeron el comportamiento del Señor, justo Juez, que saca a la luz las cosas ocultas, y le pidieron que el pecado cometido fuera completamente borrado. El heroico Judas animó a la asamblea a que se abstuviera de cualquier pecado, pues acababan de ver con sus propios ojos lo que había ocurrido a sus compañeros, caídos a causa de sus