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Sirácides / Eclesiástico (Sir o Si / Eclo
SIRÁCIDES / ECLESIÁSTICO (Sir o Si/ Eclo)
Entre los años 190-180 siglo II a.C, Jesús hijo de Sira escribió este libro en la lengua hebrea, algunos años antes de los sucesos de los Macabeos fue traducido por su nieto al griego en Egipto en el año 132 siglo II a.C. En este libro el autor quiere mostrar lo que significa la fe para el que vive dentro de una sociedad humana y se enfrenta con los mil problemas de la vida práctica y como la Ley de Dios lleva a una vida personal y social más humana, inteligente y responsable, este escrito es el más largo de los libros sapiensales.
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Jesús es la Sabiduría engendrada (no creada), antes del principio.
Sir (Eclo) 1,4;24,9: La sabiduría […], la inteligencia que todo lo dispone viene de más lejos que el principio del tiempo. Desde el principio […], antes que existiera el tiempo, y no pasaré con el tiempo.
Importancia del Sacerdote católico.
Sir (Eclo) 7,29-31: Reverencia al Señor con toda tu alma y venera (respecta), a sus sacerdotes.Ama a tu Creador con todas tus fuerzas y no abandones a sus ministros. Teme al Señor y glorifica (honra), al sacerdote, […].
No olvidar o negar la piedad a los muertos.
Sir (Eclo) 7,33: sé generoso con todos los vivientes y no (olvides), niegues tu piedad a los muertos;
Jesús es el pan y vino (Eucaristía), y los que lo coman o beba siempre tendrá hambre y sed de Él. Sir (Eclo) 24,21: Los que me comen tendrán todavía hambre, y los que me beben tendrán aún sed.
El médico en la Biblia.
Sir (Eclo) 38,1-14: Honra al médico por sus servicios, como corresponde, porque también a él lo ha creado el Señor. […]. La ciencia del médico afianza su prestigio y él se gana la admiración de los grandes. […]. Después, deja actuar al médico, porque el Señor lo creó; que no se aparte de ti, porque lo necesitas. En algunos casos, tu mejoría está en sus manos, […].y ellos mismos rogarán al Señor que les permita dar un alivio y curar al enfermo, para que se restablezca.
La tristeza y duelo por la muerte de un familiar, amigo o ser querido.
Sir (Eclo) 38,16-23: Hijo mío, por un muerto, derrama lágrimas, y entona un lamento, como quien sufre terriblemente. Entierra su cadáver en la forma establecida y no descuides su sepultura. Llora amargamente, golpéate el pecho, y observa el duelo que él se merece, uno o dos días, para evitar comentarios, y luego consuélate de tu tristeza. Porque la tristeza lleva a la muerte y un corazón abatido quita las fuerzas. En la desgracia la tristeza es permanente, y el corazón maldice una vida miserable. No te dejes llevar por la tristeza, aléjala, acordándote de tu fin. Nunca lo olvides: ¡no hay camino de retorno! […]. Recuerda mi destino, que será también el tuyo: ayer a mí y hoy a ti. Ya que el muerto descansa, deja en paz su memoria, y trata de consolarte, porque ha partido su espíritu.
Eliseo después de muerto intercede al rogarle a Dios y consiguió milagros.
Sir (Eclo) 48,12-14: Cuando Elías fue llevado en un torbellino, Eliseo quedó lleno de su espíritu. […]. Nada fue imposible para él […]. En vida hizo prodigios, y después de
muerto, todavía obro milagros.
Dios no permitió que se perdiera el cuerpo de Jesucristo.
Sir (Eclo) 51,2: Porque te has hecho mi protector, mi apoyo y no has permitido que se pierda mi cuerpo, que fuera presa de las calumnias, de las argucias de los mentiroso s. Cuando estaba frente a mis acusadores, tú me acompañaste y me libraste.