Clarin Educacion 063

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año 2 n° 63

BUENOS AIRES, MIERCOLES 5 de septiembre de 2012

Sharon Khodriya.

Joaquín Band.

Melany Klotz.

Franco Díaz.

Abigail Torres.

Gracias a mis maestros

En su día –el Día del Maestro–, diez estudiantes recuerdan a sus docentes más queridos y valorados. Los que les enseñaron con el ejemplo, los que siempre estuvieron presentes, los apasionados por su profesión. Un homenaje que sale del corazón. Páginas 2 a 8

Guido Sztudent.

Bautista Latorre.

Camila Bustos.

Federico Espinoza.

Claves para quedarse con voz Cada vez más docentes sufren enfermedades de las cuerdas vocales. Cómo afectan a la vida personal y profesional. Consejos para evitarlas. Páginas 10 y 11

Milena Villafañe.

Docencia: profesión vocacional Pág. 9

Pasión de un maestro ilustre Pág. 12


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>> día del maestro

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homenajes desde el aula

Anticipando el 11 de septiembre, Clarín Educación entrevistó a alumnos de diferentes colegios, para que repasaran su trayectoria escolar y evocaran a los docentes que les dejaron una huella. En este informe, sus testimonios.

S

obran los motivos para agradecer. Basta con recorrer los testimonios de estos estudiantes de primaria y secundaria que, con la excusa del próximo Día del Maestro, recuerdan a sus docentes más queridos. Como Bautista Latorre, que ya sabe que las cosas que sus maestros le enseñan “no se olvidan nunca en la vida”. O como Camila Belén Bustos, que se saca el sombrero ante la vocación de sus docentes y destaca su capacidad de explicar las cosas “una y mil veces”. Su experiencia es compartida por Milena Villafañe, sorprendida por los esfuerzos de sus docentes para que todos puedan aprender. También están los que agradecen por la paciencia, como Franco Díaz, que ve en los docentes a sus “segundos papás”. Y los que valoran la exigencia, como Guido Sztudent, que después de llevarse Castellano reconoce que su profe le enseñó “una gran lección”. Para algunos, la experiencia de la escuela se asocia con las risas compartidas con amigos y maestros: es el caso de Abigail Torres, que destaca la diversión de los actos escolares y el placer de escuchar un relato contado por la seño. A su voz se suma la de Sharon Khodriya, orgullosa por las docentes que ha tenido: de ellas dice que “su buen humor era infaltable” y añade que le transmitieron “la felicidad que sentían” al verla aprender. Aprendizajes que, por cierto, no se limitan nunca a los contenidos: Melany Klotz reconoce que sus profesores le dieron “un ejemplo a seguir” para el resto de su vida. Y Joaquín David Band revive una escena que no se le borrará nunca: la de aquella vez que pudo meter un gol gracias a la confianza de su profesor de Educación Física. Mujeres y varones que dejan huella: así podría definirse a los maestros. Con tamaña responsabilidad sobre sus espaldas, Federico Espinoza se pregunta por qué no tienen el prestigio que merecen. La pregunta va para los adultos: en las aulas, chicos y chicas demuestran que sobran los motivos para reconocer a sus docentes.

ENTREVISTAS:

Vanina Pikholc Pablo Riggio Especial para Clarín

Alfredo Martínez

franco

Franco Díaz 7° grado - Instituto San Rafael Monte Castro e Quiero agradecerles a mis maes-

tros por enseñarnos a mis compañeros y a mí con mucha paciencia todos los días. Me pone triste que algunos chicos se enojen con sus maestras cuando los retan, porque la verdad es que muchas veces nos portamos mal y ellas sólo quieren que hagamos las cosas bien. e Los maestros para nosotros son

como nuestros segundos papás: a veces nos gusta lo que nos dicen y otras veces nos retan o nos llaman la atención y nos enojamos con ellos. Pero después, cuando lo pensás bien, te das cuenta de que si ellos no lo hicieran, no aprenderíamos nada. e Quiero agradecerle a mi pro-

Para Franco Díaz, los maestros son como “segundos papás” que siempre quieren lo mejor para los chicos.

fesora de Lengua y Literatura, Vanesa Crespo. Ella siempre me apoya y me ayuda. Me enseñó a ser más responsable y me da más seguridad para estudiar. fernando de la orden

Melany Klotz 5° año - Escuela de Comercio Nº 16 Gabriela Mistral - villa crespo e Tengo millones de recuerdos con los profesores. No siempre un alumno está de acuerdo con ellos, quizás porque cada uno tiene sus tiempos para aprender del otro, pero después, al terminar las clases cada año, yo pude darme cuenta de lo interesante que era escucharlos y aprender de ellos. Cuando algo se termina lo valoramos más. Ahora que estoy por terminar el secundario, pienso que a los docentes siempre les terminé agradeciendo lo que me dieron. e Tengo muchos recuerdos de charlas interesantes con los profesores sobre temas actuales, momentos tensos en los exámenes y anécdotas entre amigos. Agradezco a cada uno de mis profesores, porque ellos me ayudaron a abrir la cabeza y tener nuevas ideas, y me dieron un ejemplo a seguir para el resto de mi vida.

melany

Melany Klotz está por terminar la secundaria y piensa estudiar Economía, inspirada por algunos de sus docentes.


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>> Diego Waldmann

milena

Milena Villafañe 5° grado - Escuela Nº 2 Juana Manuela Gorriti - Villa Urquiza e Me acuerdo de mi primer día

de clases, cuando empecé primer grado. Tenía mucha vergüenza y miedo. Pero la señorita siempre me trató bien y de a poco fuimos teniendo confianza y le tomé cariño. A veces no te llevás bien con algunas maestras, pero después siempre las terminás queriendo. e A mí me encantan las clases de Plástica y las de Música. Pero la materia que más me gusta es Educación Física, todos los profesores siempre nos enseñan muy bien. Con ellos aprendí a jugar al vóley y al handball. En este año, cuando llueve y no podemos salir al patio grande, nos llevan al patio de adentro y practicamos hockey. e Quiero agradecerle a una maestra en especial, María Ángeles Ciccone Boronat. Fue mi maestra de primer grado y me enseñó mucho, con amor y cariño. Siempre fue buena conmigo y me encantaba escuchar sus cuentos. e También quiero agradecerles

Milena Villafañe dice que es imposible no encariñarse con las maestras y los profes de las materias especiales.

a todos mis maestros, a los que tengo ahora y a los que ya tuve. Todos ellos siempre se esforzaron y me ayudaron a aprender y a divertirme. Tengo lindos recuerdo de cada uno, aunque hay algunos maestros que fueron más importantes que otros. Así que, a todos ellos, ¡gracias y feliz día! Juan José Traverso

Guido Sztudent 3° año - Colegio Nacional de Buenos Aires - monserrat e Si tengo que agradecer a mis

maestros debería volver el tiempo atrás hasta el 2002, cuando comencé primer grado. Iba a la Escuela Nº 9 Genaro Berón de Astrada. De allí recuerdo a Graciela, mi maestra de 1° grado. Aprendí a escribir en cursiva, a sumar y restar y otros conceptos básicos que hoy uso (y le debo a ella). Mi maestra de 2° me dejó otro aprendizaje imborrable: me enseñó a jugar al truco, algo que hoy es esencial en mi vida.

e Deseo que a muchos chicos más

les pase lo que a mí con mis maestros, porque es fundamental que la educación en la Argentina siga creciendo. ¡Gracias a todos los maestros que estuvieron conmigo a lo largo de mi vida!

rbraginski@clarin.com

Dedicado a nuestros segundos papás “Los maestros para nosotros son como nuestros segundos papás” “Nos enseñan cosas que no se olvidan nunca en la vida” “Gracias a ellos sé leer, escribir y hacer cuentas, pero también sé compartir y pedir disculpas” “Ellos saben mirar, a través de nuestros ojos, cómo estamos, qué sentimos, y en qué deben ayudarnos”. Muchos dirán que el rol del maestro perdió prestigio, que no son reconocidos como corresponde, que están atravesando un profundo cambio en la profesión como consecuencia de las transformaciones culturales y tecnológicas. En todos estos asuntos podríamos haber enfocado para conmemorar un nuevo Día del Maestro. Pero preferimos hacerlo de otro modo. Fiel al estilo de Clarín Educación, salimos a consultar a los principales protagonistas y, en este caso, destinatarios de la tarea de los maestros: sus alumnos. Y las frases que recogimos, como las que encabezan esta columna, muestran hasta qué punto la crisis de la profesión docente pasa principalmente por el mundo de los adultos. Vistos desde la mirada de niños y adolescentes en plena formación, el rol del maestro sigue tan prestigiado como siempre. En tiempos en que muchos padres, por diversos motivos, dan pasos al costado en la crianza y educación de sus hijos, la función del maestro adquiere más y más relevancia. Y a juzgar por los testimonios recabados, no lo están haciendo mal. Esta edición del suplemento está enteramente dedicada a los maestros. Encontrarán historias de vida, reflexiones de especialistas, un documento histórico y soluciones a las urgencias que atraviesan todos los días. Mucha información y un sentido homenaje para los que siempre han sido “nuestros segundos papás”.

Consejo Asesor

e De la secundaria, entre los pro-

fesores que tuve, me quedo con una en particular: Elsa Pizzi, mi profesora de Castellano de 1°. Esa materia me tuvo a maltraer: me la llevé a diciembre, a marzo y luego previa. Pienso que me dejó una gran lección porque, gracias a lo mucho que me hizo estudiar y practicar, hoy en día tengo mucha más facilidad. También quiero mencionar a Vale, la profesora que me ayudó a preparar Castellano cuando la tuve previa, que hasta hoy me sigue ayudando.

Ricardo Braginski

Tres especialistas contribuyen a definir los temas y el enfoque de las notas en Clarín Educación. Rebeca Anijovich

Especialista y Magister en Formación de Formadores (UBA). Docente en UBA y Univ. San Andrés. Asesora en escuelas argentinas y latinoamericanas.

Guillermo Jaim Etcheverry

guido

Médico y doctor en Medicina (UBA) Ex rector de la UBA. Miembro de la Academia Nacional de Educación

Juan José Llach

Licenciado en Sociología (UCA) y en Economía (UBA). Ex ministro de Educación de la Nación.

Guido Sztudent agradece “la buena onda” de sus docentes, y admite que la exigencia lo ayudó a aprender mejor.


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>> día del maestro Alfredo Martínez

Bautista Latorre 6° grado - Dover High School Ingeniero Maschwitz

bautista

e Quiero aprovechar el Día del

Maestro para darles las gracias a todas mis maestras del jardín de infantes. Con ellas me divertí y jugué mucho, pero lo más importante es que me enseñaron a compartir y ser un buen compañero. e También quiero felicitar a mis

maestros del primario por todo lo que aprendí en estos años y por enseñarme a ser cada día más responsable. Creo que los maestros hacen un gran trabajo preparando a los chicos para ser mejores personas y para que elijan una carrera. Ellos nos enseñan cosas que no se olvidan nunca en la vida, por eso son muy importantes. e Lo que más me gusta de mis

maestros es que se vayan de campamento con nosotros. Todos los años espero subirme al micro y que nos lleven a distintos lugares. El mejor viaje fue cuando visitamos Santa Teresita, me divertí mucho. Nos acompañó Pablo, mi profesor de Educación Física, que es un genio, y nos hizo reír mucho. e Ya me quedan pocos meses para

Para Bautista Latorre, las cosas que enseñan los maestros “no se olvidan nunca”. A punto de pasar a secundaria, dice que va a extrañar a sus docentes.

terminar el primario y sé que voy a extrañar mucho a todos los maestros que tuve. Pero voy a extrañar a una maestra en particular: Sandra Salinas. Ella es mi maestra de matemática de sexto grado y la voy a recordar con mucho cariño. gerardo dell oro

Sharon Khodriya 3° año - Escuela Técnica Ort almagro e Mis maestras siempre me

brindaron todo su amor, algo fundamental para el aprendizaje. Sé que sin el amor incondicional de todas mis maestras, hoy no sería una alumna responsable como soy y no estaría diciendo este mensaje públicamente. Les agradezco porque cada una tenía algo en particular que hacía que yo fuera a la escuela con ganas de aprender.

sharon

e Quiero decir gracias especial-

mente a mis morot (“maestras” en hebreo) de la primaria. Ellas supieron mirar a través de los ojos de sus alumnos cómo estábamos y en qué debían ayudarnos. Me enseñaron mucho: desde aprender a leer y a escribir, hasta valores que me hicieron crecer. Les agradezco por haber sido un gran apoyo para mí. e A Sara Gutman (de 6°) y a Telma Feldman (de 5° y 6°) sé que nunca las voy a olvidar. Me enorgullece nombrarlas, me enseñaron a ser respetuosa con mis compañeros, a divertirme cuando había que hacerlo y a saber concentrarme. Me transmitieron la felicidad que sentían al vernos aprender, su paciencia y su amor por la educación. Recuerdo que su buen humor era infaltable y que siempre nos preguntaban si entendíamos y si no, pacientemente lo volvían a explicar.

Sharon Khodriya asegura que el amor y el buen humor son dos ingredientes claves que hacen que los docentes dejen una huella en sus alumnos.


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Claves, también en el siglo XXI Los buenos maestros y profesores siempre serán necesarios. Cómo reconstruir y adecuar su figura a las nuevas realidades. Juan J. Llach

abigail Abigail Torres dice que la escuela es como una “segunda casa” y valora a las maestras por el afecto y la escucha. Abigail Torres 2° grado - Escuela Nº 125 Maestro Ramón Ocampo – González Catán e Quiero saludar a todos los

maestros que tuve desde el jardín hasta ahora. Yo creo que los maestros son muy importantes porque trabajan con nosotros, los chicos. Ellos siempre nos escuchan y nos enseñan con paciencia y cariño.

Hasta cuando estamos tristes o aburridos, ellos hacen cualquier cosa para que nos sintamos mejor y para que aprendamos. Cuando llueve y no podemos salir a jugar al patio, inventan juegos o nos cuentan algún cuento. e Me acuerdo de que me costó

mucho empezar el jardín. Mi mamá siempre me cuenta que en

el primer día lloré mucho porque la extrañaba, pero la seño Vilma me calmó. Lo que más me acuerdo del jardín fue un acto del preescolar. Todas las nenas, y también la maestra Mariela, nos disfrazamos de brujas. Todo el acto fue de terror, estuvo muy divertido. Hoy ya estoy en segundo grado, y lo que más me gusta es leer cuentos en el café de literatura del cole. Juan José Traverso

federico Para Federico Espinoza, los docentes deberían ser más reconocidos por el trabajo que hacen todos los días. FEDERICO ESPINOZA PARRONDO 3° año - Instituto de Enseñanza Superior Juan B. Justo Villa del Parque e Creo que les debo a mis maes-

tros mucho de lo que soy. Fuera del hogar, siempre fueron ellos los que me dieron las pautas para poder llevar adelante mi vida. Más allá de lo académico, ellos me

enseñaron valores y a relacionarme en sociedad, y creo que esa es su principal tarea: lo otro es sólo un relleno que sirve para cumplir con un programa. Su rol es de suma importancia, porque ¿quién llega a ser lo que desea sin pasar, al menos, por uno de ellos? Hay que agradecerles por su esfuerzo, dedicación, paciencia y comprensión. Ellos trabajan con el corazón,

aun cuando están cansados o los alumnos les complican su labor. e Es triste ver que los docentes

no tengan el prestigio que en verdad merecen. Me incluyo, porque hay veces que me desconcentro en clase y no tengo la actitud que debería con mis profesores. Sin embargo, ellos siempre siguen adelante y cumplen con su trabajo.

miembro de la academia nacional de educación y DEL CONSEJO ASESOR DEL suplemento CLARÍN EDUCACIÓN.

C

on fuerza arrolladora, a menudo superficial y nuevos desafíos se abre paso la sociedad del conocimiento del siglo XXI. Artefactos tecnológicos cada vez más sofisticados empujarán probablemente un cambio del modelo áulico que nos acompaña “desde siempre”. Pero si es que la educación ha de cumplir su rol en el desarrollo de las personas lo que no cambiará es la necesidad de buenos maestros. Allá lejos, con el gran proyecto educativo de fines del siglo XIX vigente hasta los sesenta y que hoy languidece, directores, maestros y profesores brillaban por su formación, su prestigio social y un reconocimiento económico tanto más justo que el de hoy. Su objetivo central, la alfabetización, se logró lentamente y en 1930 sólo el 60% de los chicos tenía la primaria completa. La secundaria, en tanto, era más bien para las elites y en 1950 escolarizaba sólo al 10% de los adolescentes. Desde fines de los sesenta se inició una decadencia de la calidad educativa, por crisis y malas políticas económicas y por creer que la educación estaba en piloto automático, todo lo cual deterioró mucho la condición docente. No obstante, la escolarización se expandió, y dio lugar a una mayor diversidad social de los alumnos. Surgió también una cultura adolescente, muchas veces opuesta a la que se vivía en la escuela y no siempre en la casa y, en otro orden, apareció una nueva faceta del viejo problema de la violencia en las escuelas bajo la forma de agresiones hacia los docentes ejercida o apoyada, increíblemente, por los padres. Nuevas diversidades, nuevas culturas y nuevas violencias aunadas a los efectos devastadores del desempleo y la pobreza agigantaron los desafíos de ser maestro, de educar, de escolarizar, de graduar a tiempo y de compartir valores. Es clave para responder a ellos reconstruir y adecuar al siglo XXI las figuras del maestro, del profesor y del directivo mediante un nuevo contrato social con los docentes en el marco –de una vez por todas– de

hacer de la educación una política de Estado, con la participación de autoridades políticas comprometidas de veras con la educación, de padres comprometidos, de estudiantes que aporten su fuerza y su frescura pero también su dedicación y, lo último pero lo más necesario, de los propios maestros y de sus organizaciones. Un contrato que mejore los incentivos, que incite a la capacitación permanente, que premie no solo la antigüedad y que estimule a esa gran mayoría de maestros que se esmeran y a las escuelas que mejoran sus logros. El sistema educativo es injusto desde hace mucho tiempo y, con notables excepciones, las escuelas de los chicos de menores recursos son peores en vez de ser, al menos, iguales a las mejores. La educación no cumple así uno de sus roles centrales, el de construir una sociedad más justa e integrada. Para revertir esta situación los maestros deberían exigir formación y capacitación para enseñar en las zonas más desfavorecidas; apoyar la extensión de la jornada extendida, que casi duplicará el número de docentes y requerirá especializaciones en segundas lenguas, tecnologías, artes, recreación o deportes; también, culturizar las evaluaciones no como elemento competitivo sino pedagógico que permita a escuelas y maestros apropiarse de los resultados para afianzar fortalezas y corregir debilidades de los aprendizajes. Todo esto es especialmente necesario en la escuela media. El siglo ha traído nuevas esperanzas por la mejora de los sueldos docentes, la ley de financiamiento, la de educación técnica, la expansión de la inicial, la creación del Instituto de Formación Docente o la extensión del ciclo formativo de los futuros maestros. Pero los desafíos no serán satisfechos si no se lleva a cabo la agenda mencionada. También deberá tenerse en cuenta que, cualquiera que sea la tecnología que impulse la renovación o el reemplazo del aula tradicional, seguiremos necesitando docentes formados y comprometidos porque sólo ellos pueden actuar como “contracultura”, resistiéndose a los cantos de sirena de las frivolidades y los pensamientos únicos y, sobre todas las cosas, lograr los aprendizajes de los alumnos y su desarrollo como personas aportándoles algo que ni las máquinas, ni las aulas virtuales ni la educación a distancia podrán poner, el afecto que a todos nos han mostrado en su práctica cotidiana.


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>> día del maestro Pepe Mateos

Joaquín David Band 4º grado - Colegio Bet-El Belgrano

LIBROS

e Para mí un buen maestro es el que no sólo habla y escribe, sino que puede enseñarnos jugando. Tuve muchas maestras con las que pude jugar, divertirme y a la vez aprender. Por ejemplo, el otro día en la clase de Matemática hicimos una búsqueda del tesoro por todo el colegio, fue muy divertido.

joaquín Joaquín Band cuenta que, para él, es muy importante poder aprender jugando en las distintas materias.

e Mi materia preferida es Educación Física. En esa materia tuve a Germán, que es un genio. Con él jugábamos quemado y handball y, sólo si nos portábamos bien, fútbol. A él le quiero agradecer porque siempre me tuvo mucha confianza. Me acuerdo de que un día estábamos jugando un torneo de fútbol y en la final yo tenía que patear un penal al ángulo. Si lo hacía, salíamos campeones. Todos mis compañeros pensaban que lo iba a errar, pero él me tuvo confianza, me dio mucha seguridad y gracias a él lo pude lograr. Pepe Mateos

Camila Belén Bustos 1° año - Colegio San Cayetano villa adelina

Historias del aula. Charlie López. Edebé. $64 Siete cuentos que transcurren en las aulas y tocan temas como la discriminación y el bullying. El sentimiento de los docentes ante ciertas situaciones y personajes de sus vidas cotidianas: padres altaneros, alumnos insolentes y maestros creídos protagonizan estas historias. El autor es docente y dicta clases en los tres niveles.

e Una de las maestras que más

recuerdo es Fabiana Luvisotti, a quien tuve en la primaria durante tres años seguidos. Ella fue la maestra que más me marcó. Nos enseñó a ser responsables y compañeros; con su ayuda nos unimos mucho como grupo. Recuerdo que era muy exigente, y se lo agradezco, porque gracias a eso aprendimos a ser más responsables. Nos trataba con mucho cariño y nos hacía reír. Cuando nos portábamos mal nos retaba, pero a los cinco minutos ya se le había pasado el enojo. Hoy Lengua sigue siendo mi materia preferida gracias a ella. e Recuerdo cómo las maestras

nos ayudaban a reflexionar y nos defendían. La vocación que tienen para enseñar siempre ayuda a aprender. Pueden explicarlo una y mil veces, y se preocupan porque todos entiendan.

¡Profe, no tengamos recreo! Creatividad... Salvador Ottobre y Walter Temporelli. La crujía. $70

camila Camila Bustos destaca a los docentes exigentes y cariñosos, que enseñan valores y escuchan a los alumnos.

¿Cómo lograr que los alumnos elijan quedarse en el aula, aprendiendo junto al docente? Herramientas para la clase, técnicas de motivación, recreación y creatividad. Los autores son educadores e investigadores de trayectoria.


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La educación como herramienta La figura de Sarmiento, en cuyo honor se conmemora el Día del Maestro, genera contradicciones. Cómo explicar hoy sus valores, que impulsaron una formación igualitaria. juan m. tavella

Luis Alberto Romero Historiador

N

o es fácil explicar hoy a los niños y jóvenes cuáles son los valores de Sarmiento. Hay una larga tradición de desprestigio, denostación y burla, desde que trajo los gorriones hasta que quiso “regar el país con sangre de gauchos”. No es difícil encontrar esas perlas en las infinitas cartas y artículos que escribió. Pero hay algo más: a muchos le molesta lo sustantivo; lo que Sarmiento pensó, proyectó y construyó. Los combates que dio en vida y que siguen vigentes hoy. El pensador aparece en Facundo. Es una obra maestra de interpretación profunda, como lo son los pequeños artículos de tipo costumbrista que escribió previamente en Chile. Partía de una idea, y guiado por ella observaba el mundo cercano y concreto. De una plaza, una fiesta popular, un gaucho cantor extraía un rasgo esencial de una realidad que sabía multiforme pero coherente. Con cada elemento, la idea original crecía y ganaba en densidad. Así llegó a explicar el drama argentino de las guerras civiles, que sintetizó en su gran antinomia: campo y ciudad, barbarie y civilización. Una construcción admirable, que nos desafía a contradecirla o desarrollarla. Son pocos los que conservan esa capa-

Sarmiento fue maestro, presidente y pensador: su legado sigue vigente.

cidad después de su muerte. Sarmiento fue un proyectista. La mayor incitación de Facundo reside en el programa para la construcción de un país nuevo. Hecha con algo de utopía –allí reside su capacidad movilizadora– y mucho de mirar al mundo. Sus ideas originarias se renovaron con el análisis y la experiencia. En Facundo todavía creía que la civilización residía en Francia. Dos años después conoció Estados Unidos y encontró allí el prospecto del futuro. Amplias extensiones de tierra, capaces de recibir a los migrantes que se agolpaban en los puertos europeos. Un capitalismo potente y una sociedad igualitaria.

Ciudadanos, opinión y república. Y la educación como herramienta privilegiada. Sarmiento perteneció a una generación de proyectistas, que se proponían construir un país nuevo, y lo hicieron. Coincidió en general con todos ellos, y discutió con cada uno, con pasión y encarnizamiento. Dentro del gran proyecto común, su gran aporte personal fue el impulso a la educación. Trabajó en eso toda

su vida; maestro o presidente; en San Juan, en Buenos Aires y en el gobierno nacional. Hizo muchas cosas y proyectó otras tantas, que confluyeron, al final de su vida, en la Ley de Educación Común, gratuita, laica y obligatoria, la célebre ley 1420 de 1884. La ley definió un rumbo, una política del Estado, que se sostuvo casi un siglo. Con ella se construyó el sistema educativo: se formaron los maestros y profesores, se hicieron escuelas y colegios, se elaboraron los programas y se convenció a padres e hijos –la sola obligación no habría bastado– de los valores tangibles de la educación. Todo eso conformó una propuesta escolar excelente, que superó en calidad y cantidad a las otras ofertas existentes: la de la Iglesia, débil por entonces, y la de algunas colectividades, como la italiana, que se proponía educar “italianamente” a los hijos de los inmigrantes. Las superó ofreciendo la mejor educación, igual para todos. Efectiva igualdad de oportunidades, para que cada uno llegara hasta donde su talento se lo permitiera. Mirado en perspectiva, fue un proyecto exitoso. Le dio al progreso argentino –que se mantuvo hasta la década de 1970– una dimensión integrativa, democrática y ciudadana. Fue, en un sentido amplio, la educación pública de la república.

Este carácter democrático y público es lo que irritó a los anti sarmientinos. Desde comienzos del siglo XX se advierte en las elites una preocupación por los efectos del cambio: muchos extranjeros, advenedizos que prosperan, competencia con las familias tradicionales. Por entonces comenzó a apelarse a lo “nacional”. Se sugirió que una educación de ese tipo, que borraba las diferencias de origen, alteraba el orden social. La Iglesia sumó su voz contra lo que llamó una “escuela sin Dios”. Era una tergiversación, pues solo se trataba de asegurar, en una sociedad plural, que nadie se sintiera marginado por sus creencias. Muchos otros se sumaron, agregando distintas perspectivas pero coincidiendo en hacer de Sarmiento y la escuela el chivo expiatorio. Lamentablemente, tuvieron éxito, y la escuela de Sarmiento fue demolida. Además del prócer ritualmente venerado, hay un Sarmiento vivo, que debe ser recuperado en las aulas. No en lo accidental y contingente, sino en lo medular: su propuesta de una escuela pública. Hoy no se discute si ha de ser de gestión estatal o privada; el espíritu sarmientino muchas veces se conserva mejor en éstas que en aquellas. Pero sigue tratándose de una escuela que, además de incluir, instruya a través del esfuerzo, la exigencia y el premio al mérito. Que forme ciudadanos conscientes, algo cada vez más escaso. Sarmiento también está vivo en su personalidad. No la congelada del Himno en su loor, sino la del luchador. Se resume en una frase maravillosa: “Las contradicciones se vencen a fuerza de contradecirlas”. Hoy sobran contradicciones. Hacen falta más voluntades.


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>> día del maestro

Ese día diferente a los demás Los maestros, y sus alumnos, comenzaron a ser retratados hacia fines del siglo XIX, cuando aparecen los primeros fotógrafos escolares. Aquí, un documento inédito al que accedió Clarín Educación.

Abel Alexander

Historiador de la fotografía. Sociedad iberoamericana de Historia de la Fotografía.

E

n el febril ajetreo de nuestra vida, a veces un objeto o un pequeño detalle nos llevan de repente hacia el tiempo feliz de nuestra infancia. Cerramos los ojos y la mente vuela hacia aquella época de aventuras, asombros y descubrimiento que marcaron nuestro paso por el colegio primario. Cómo olvidar los guardapolvos blancos, las rectas filas cantando Aurora frente al mástil de la bandera y, por supuesto ella, nuestra maestra, acompañándonos a través de todo el ciclo lectivo. En aquella rutina de pruebas y exámenes, había un día del año diferente a los demás; era la esperada visita del fotógrafo, aquel personaje enigmático provisto de extraños aparatos, de los cuales –y por arte de magia– surgía el retrato colectivo del grado. La iconografía escolar reconoce antecedentes muy antiguos. Ya hacia el último tercio del siglo XIX comenzaron a aparecer empresas fotográficas dedicadas a esta especialidad. Como la fundada por el español Lorenzo Juan Bennazar en la provincia de Buenos Aires; o la del destacado fotógrafo Samuel Boote, que documentó profusamente las “Escuelas Comunes” de la flamante capital: esos verdaderos palacios de la educación que se exhibieron –para el asombro europeo por nuestro nivel educativo– en el Pabellón Argentino de la Exposición Universal de París del año 1889. Los retratos escolares siempre estuvieron a cargo de fotógrafos profesionales. En todas las ciudades del país–grandes o pequeñas– se fueron produciendo estos especiales registros infantiles. Hacia esas fechas era común que los grupos escolares posaran exhibiendo todos los elementos de estudio; pizarrón –a veces con alguna leyenda patria–, reglas, compás, globo terráqueo, etc. En esta página se pueden ver dos de estas históricas fotografías. Viejas y queridas escenas escolares; ellas nos retrotraen a un tiempo absolutamente mágico. Todas juntas forman un inmenso friso visual, nada menos que la historia de la educación argentina. Cuidemos este patrimonio.

Escuela Nº 3. Maestra C. Lupi. Año 1909. Bella Vista (Prov. Buenos Aires). Fototeca Universidad Nacional de General Sarmiento.

Escuela Nº 3. Directora Ana María Palladino. Año 1928. Bella Vista (Prov. Buenos Aires). Fototeca Universidad Nacional de General Sarmiento.


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> enfoques

> ecos

entrevista a mary diez

Un compromiso moral Para la especialista estadounidense, la docencia debe ser entendida como una “profesión vocacional”, en la que los maestros están al servicio de los alumnos. Juan José Traverso

Alfredo Dillon

adillon@clarin.com

M

ar y Diez es especialista en formación docente y evaluación, además de decana de la Escuela de Educación de Alverno College, Estados Unidos. Invitada por la Universidad Católica Argentina con el apoyo de la Comisión Fulbright, Diez estuvo en Buenos Aires para participar de una serie de seminarios y jornadas acerca de los desafíos de la formación y la práctica docente. Clarín Educación la entrevistó durante su visita. –¿Cuáles son hoy los grandes desafíos para los docentes? –La docencia es una profesión muy demandante, que requiere un gran compromiso. Hoy por hoy un docente tiene que saber mucho, no sólo sobre su materia, sino también sobre el desarrollo de los chicos y las estrategias necesarias para trabajar con diversos tipos de aprendizaje. También es cierto que hoy se espera que los docentes se hagan cargo de algunas cosas de las que antes se encargaban las familias. Así que las demandas son muchas. Pero para una persona realmente comprometida, no hay nada más gratificante que ver que uno está haciendo una diferencia en los aprendizajes de los chicos. –¿Y cuáles deberían ser las prioridades al repensar la formación? –La formación docente tiene que cambiar en muchos sentidos. Ya no es posible pararse enfrente de un grupo y hablar todo el día. Los estudiantes hoy aprenden de una manera más activa y, gracias a la tecnología, los docentes pueden integrar distintos estilos de aprendizaje. El profesor ya no tiene que ser la única fuente de información, sino que debe ser un conductor, un facilitador que ayude a los estudiantes a encontrar lo que buscan, un guía que fije objetivos y expectativas para los alumnos. –¿Cómo encarar la evaluación

Mary Diez vino a Buenos Aires invitada por la UCA y Comisión Fulbright.

del desempeño docente? –La cuestión de la evaluación docente es clave, pero es necesario tener un marco o un modelo que establezca qué cosas evaluar. En Estados Unidos, es una combinación de lo que vemos hacer al docente y cómo este documenta su trabajo, pero también cuál es su impacto en el aprendizaje de los alumnos. A veces es difícil medir los resultados del trabajo del docente, pero es muy importante. Si yo estoy dando una clase magistral brillante, pero mis estudiantes no la entienden, no es tan brillante. En EE.UU. yo participé del desarrollo de un modelo de Estándares de Evaluación Docente que se está aplicando a nivel nacional. Estos parámetros describen las expectativas sobre lo que un docente debería saber (conocimientos), lo que un docente debería hacer (desempeño) y cómo los docentes deberían comportarse (actitudes). En la evaluación nacional el docente, además de grabar su práctica,

hace una serie de comentarios o reflexiones explicando sus decisiones en el aula. Es un trabajo no sólo sobre lo que percibís al observar al docente, sino que te podés meter dentro de su cabeza, porque en los comentarios ellos explican por qué hicieron lo que hicieron. –¿Y la motivación docente? ¿De quién es la responsabilidad de mantener “encendida” esa llama? –Mi trabajo actual tiene que ver con esta cuestión, es decir, la necesidad de los docentes de reconocer el compromiso moral que tienen, para ponerse al servicio de los estudiantes. Su motivación tiene que ser esta: hacer todo lo que sea necesario para que todos los estudiantes aprendan. Ahora bien, a fin de mantener esa motivación, creo que necesitan una comunidad que los apoye. Necesitan ser respetados, y no siempre es el caso. Pero me parece que hay que pensar la docencia como un llamado, elegirla como una profesión vocacional, en la que los maestros se vean a

sí mismos como actores clave al servicio del bien común. No puede ser sólo un trabajo. Porque necesitan pensar en cada chico como si fuera tan importante como sus propios hijos. Y algunos días eso es difícil. Es muy demandante, pero también muy gratificante. Cuando ves que a un chico se le enciende la lamparita, es fantástico. –¿Pensar la docencia como vocación no atenta contra la idea de profesionalización? –Profesión y vocación van de la mano. Históricamente, las primeras profesiones estaban al servicio del bien público: las profesiones más antiguas fueron la medicina y las leyes. La vocación tiene que ver con un compromiso moral y el reconocimiento de que esa profesión es una forma de servicio. –Uno de sus libros se titula Educar: una práctica moral. ¿Qué supone poner en primer plano esta dimensión moral? –De nuevo, tiene que ver con entender la docencia como un servicio hacia los otros. El docente contribuye al bien común educando a los hijos de otras personas: maestros y profesores representan a la sociedad al asumir ese rol. Si no tenemos buenas escuelas, dentro de 20 años veremos un caos en nuestra sociedad. Es fundamental que los docentes hagan un buen trabajo, no sólo por los chicos como individuos, sino también por la sociedad como un todo. Por eso es una práctica moral: los docentes tienen que hacer lo que sea mejor para todos y para cada uno. Y reflexionar: “¿Lo que hago está sirviendo para alcanzar los objetivos que les propuse? ¿Estoy siendo respetuoso de estos chicos? ¿Están aprendiendo?”. Si la respuesta es no, mi obligación moral es probar algo distinto. Siempre nos estamos enfrentando con estudiantes con quienes nuestras estrategias no van a servir. Y entonces hay que crear nuevas estrategias. Para mí, esa es la parte apasionante de ser docente: enfrentar el desafío de llegar a cada alumno.

la semana PISA para más de 7.000 chicos argentinos Del 27 al 31 de agosto. Más de 7.000 alumnos argentinos de 15 años, de 230 escuelas de todo el país –menos Tierra del Fuego y La Rioja–, dejaron sus rutinas por un momento, para sentarse a rendir la prueba internacional PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos). Es una

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iniciativa de la OCDE que evalúa los conocimientos en matemática, ciencia y lectura. Argentina participó en todas las ediciones de PISA, cuyos resultados se comparan con más de 60 países, menos en 2003. En la última edición, de 2009, el país había ocupado el puesto 58 entre 65 participantes.

Brasil integra a todos Parodia, sanciones y a la universidad un día sin clases Jueves 30 de agosto. La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, sancionó la ley que reserva la mitad de las plazas en las universidades federales a alumnos de escuelas públicas, y da preferencia a negros, mulatos e indígenas. Un proyecto debatido durante 13 años.

Viernes 31 de agosto. Los gremios porteños pararon en protesta por las sanciones del gobierno de la Ciudad a los docentes y directivos de la escuela donde se hizo una parodia del Jefe de Gobierno y el ministro de Educación de la ciudad durante un acto escolar.

Miradas de los lectores Opiniones sobre los últimos temas del suplemento.

L

a lectora María Luisa Veguillas nos escribe acerca del tema del último número de Clarín Educación: el pasaje de primaria a secundaria. Para María Luisa, docente jubilada con 50 años de experiencia, la primaria no debe preparar a los alumnos para el secundario, sino que es el nivel medio el que debe prepararse para recibir a los estudiantes: “Cuando los alumnos empiezan el secundario, todo es nuevo. Por lo tanto, es tarea de las autoridades y profesores bajar un escalón y ayudar a esos niños a subir al lu-

La última tapa de Clarín Educación.

gar asignado, pero no tratándolos como grandes, sino ofreciéndoles una actitud solidaria y comprensiva ante tamaño cambio”. También nos escribe la maestra Elsa Arias en nombre un grupo de alumnos de la Escuela Especial Instituto Jhaití, de Monte Grande. “Queremos contarles que tenemos a cargo un taller de radio durante toda la semana, en el que preparamos un programa que se emite los viernes a través de una emisora local. El programa se llama Todos juntos y en él contamos con un espacio para informar, opinar, hacer debates y –fundamentalmente– divertirnos, a la vez que aprendemos y mejoramos nuestros conocimientos y habilidades”. Finalmente, algunos lectores también expresaron su posición con respecto a la educación diferenciada por sexos. Lorena afirma: “Estoy a favor de una educación diferenciada por género. Tengo un hijo de once años y veo una enorme diferencia entre nenes y nenas en la escuela desde hace ya un par de años”. Por su parte, Araceli Pittaro de Paoletta señala que la educación diferenciada “ayuda a dar más libertad a chicos y chicas para desarrollar talentos y aptitudes, porque no tienen la inhibición que les genera el otro sexo, ampliando los paradigmas de la masculinidad y feminidad”.


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> DISCUSIÓN jupiterimages

El desafío de quedarse con voz Cada vez son más los docentes que sufren enfermedades de las cuerdas vocales. Cómo afectan la vida profesional y personal. Consejos para evitarlas.

Sentir picazón en la garganta o la falta de voz al terminar el día, o la semana, suele ser la primera señal de alerta de fatiga vocal. Lo aconsejable es realizar una rápida consulta médica. Mónica García

Especial para Clarín

H

acerse oír en clase no siempre es tarea fácil. Y lograrlo sin esforzar la voz, más complicado aun. Por eso, las enfermedades relacionadas con las cuerdas vocales son muy habituales en los docentes y, también, una de las principales causas de pedido de licencias médica. Según datos del Colegio de Fonoaudiólogos de la Provincia de Buenos Aires, cada año, unos 10 mil docentes dejan las aulas bonaerenses por padecer disfonía, una palabra que define a cualquier alteración que se produce en la emisión de la voz y que suele ser más conocida como ronquera o afonía. Quedarse sin voz o sentir picazón en la garganta al terminar el día o la semana de clases suele ser la primera señal de alerta que emite la fatiga vocal. Aun cuando este malestar cese luego de unas horas de descanso, es aconsejable realizar una consulta médica temprana, que permita instaurar pautas de manejo de la voz que prevengan la fatiga vocal”. “La disfonía funcional por fatiga vocal es la patología de laringe más habitual en la profesión docente y se origina en el mal uso o el abuso de la voz. En general, no provoca lesiones en las cuerdas vocales y puede estar acompañada de dolor en el cuello,

por sobresfuerzo muscular. Este tipo de disfonía se recupera con reposo vocal y educación foniátrica”, explica a Clarín Educación el doctor Luis Chinski, médico especialista en otorrinolaringología. Pero la disfonía también puede ser producida por algún problema orgánico en la laringe, como la presencia de nódulos, pólipos o quistes. “Los nódulos son callos en las cuerdas vocales con una sintomatología similar a la disfonía funcional, que también requieren reposo vocal y rehabilitación foniátrica. Sólo pocos casos exigen cirugía. En cambio, los pólipos (tumores benignos) y los quistes (bultos con líquido) producen una disfonía permanente y necesitan primero operarse y, luego, hacer rehabilitación foniátrica”, aclara Chinski. ¿Un problema evitable? Aunque exija tanto o más sus cuerdas vocales que un cantante, maestros y profesores no son reconocidos como profesionales de la voz. En consecuencia, la educación de la voz no ocupa un lugar importante en las carreras docentes, a diferencia de lo que sucede en la formación de locutores, actores y cantantes, entre otros trabajos que exigen su voz a diario. “La formación docente no incluye ninguna materia especifica de educación vocal. Esta asignatura existía en otros tiempos en la curricula de los profesorados y

magisterios, pero la quitaron. En la Provincia de Buenos Aires, los futuros maestros tienen casi cuatro años de formación académica y apenas dos módulos mal utilizados de formación vocal, en los que un fonoaudiólogo examina y evalúa las cuerdas vocales de los futuros docentes pero no les enseña el correcto uso de su voz, una herramienta fundamental en el trabajo educativo”, asegura Claudia Díaz, del Colegio de Fonoaudiólogos de La Plata. En los casi 50 institutos de formación docente que

La educación de la voz no ocupa un lugar importante en la formación de los maestros dependen de la Dirección General de Escuelas y Cultura de la Pcia. de Buenos Aires trabajan sólo 15 profesionales de fonoaudiología. “La formación del fonoaudiólogo contempla las aptitudes para realizar diagnósticos, tratar, educar y entrenar la voz humana, y está desaprovechada porque las carreras docentes no contemplan al fonoaudiólogo en una tarea pedagógica, enseñando, educando acerca de la forma correcta de utilizar este

instrumento clave para el aula”, dice Claudia y advierte que lo que se necesita no es combatir la disfonía docente una vez instalada sino prevenirla. “Capacitar a los docentes que ya usan su voz es una solución de urgencia, que sólo sirve para paliar el problema. El uso de la voz no se puede aprender en un curso corto, sino que es algo que se debe aprender en todos los niveles y modalidades de las carreras educativas”, sostiene la especialista. Con la voz al límite Otro problema que afecta la salud vocal de los docentes son las malas condiciones laborales en las que muchos educadores deben trabajar. “Los docentes que ejercen en ambientes muy ruidosos (al lado de una avenida muy transitada, por ejemplo), salones con mala acústica o en clases al aire libre se ven obligados a subir el volumen de su voz y esto supone realizar un esfuerzo fonatorio mucho mayor”, explica Luis Chinski. Además, trabajar doble o triple turno también implica un esfuerzo adicional. Aunque el otorrino sostiene que “un docente bien entrenado en el uso y cuidado de su voz, puede hacer frente a este desafío sin mayores consecuencias”. A veces la causa de la disfonía debe buscarse en una combinación de factores ambientales y de otras patologías previas del docente, como tener muy mal hábito fonatorio, ser fumador o padecer reflujo

gastroesofágico. Todos ellos son factores concomitantes que favorecen la aparición de la disfonía. “Padecía una disfonía bastante sería y cada vez estaba peor, hasta que los médicos descubrieron que era provocada por reflujo gastroesofágico. Con un tratamiento y clases de foniatría, ahora puedo hacer una vida normal”, cuenta Natalia Ibañez, profesora de Letras de las Escuelas Técnicas N°1 y N°7, de La Plata (ver Testimonio). Los docentes que, por patologías previas o malas condiciones ambientales, se encuentren en riesgo de disfonía deben tomar recaudos extras. Los especialistas brindan cuatro claves: e Usar un micrófono cuando es necesario hablar alto. e Hacer pausas breves durante la oratoria. e No intentar hablar sobre un ruido ambiente elevado e Mantener hidratada la laringe y húmeda toda la zona vocal. Es muy importante tomar agua natural a temperatura ambiente (o no demasiado fría) durante todo el día, alimentarse bien y lograr un buen manejo postural y de tensiones para evitar las contracturas. El uso inadecuado de la voz a lo largo del tiempo aumenta las probabilidades de sufrir disfonía. Sin embargo, los educadores novatos no están exentos. Cada vez son más frecuentes las consultas de maestros y profesores con menos de 10 años de carrera.


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AGENDA

Daniel Forneri

testimonio

libros

natalia Ibáñez profesora de letras de las escuelas técnicas n°1 y N°7, en la plata, pcia. de buenos aires.

Congreso sobre educación técnica

e Cada día, al terminar las clases

sentía molestias en la garganta y mi voz estaba agotada. Cuando llegaba el viernes mi estado era terrible pero, luego del descanso del fin de semana, el lunes regresaba mejor, aunque volvía a sentir las molestias a las pocas horas.

El uso adecuado de la voz María Bacot, María Laura Facal y Gastón Villazuela. Akadia. $80

e El problema comenzó durante

los primeros años de mi actividad docente y, en poco tiempo, la disfonía se hizo crónica. Más tarde, descubrieron que tenía reflujo gastroesofágico, sumado al estrés de correr de un colegio a otro. Me recomendaron tomar sesiones de foniatría y eso mejoró mi calidad de vida. Aprendí a respirar y ya no me siento tan cansada.

Obra teórico práctica que explica cómo evaluar y educar la voz.

natalia

e

El libro de la voz. Michael MacCallion. Editorial Urano. $85

e Eso sí, soy excelente alumna:

hago los ejercicios todos los días en casa. Porque me hacen sentir mucho mejor y, además, porque es un gran esfuerzo económico, ya que mi obra social no cubre un tratamiento tan prolongado.

“La clave para cuidar la voz está en respirar bien”, afirma Natalia Ibañez.

Una serie de técnicas sencillas para preservar la voz, enriquecerla y dotarla de expresividad. Silvana Boedo

Daniel Forneri

El 10 y 11 de octubre, en coincidencia con el Día Nacional del Técnico, tendrá lugar el IV Congreso Nacional de Educación Técnico–Profesional, organizado por la Unión Docentes Argentinos (UDA). La cita es en Mendoza capital, en el Auditorio Angel Bustelo (Peltier 611). El objetivo: estimular el intercambio de ideas y el debate acerca de las diferentes realidades y necesidades educativas de las escuelas que ofrecen la formación técnico–profesional en todo el país. Para informes e inscripción, visitar el sitio www. sindicatouda.org.ar.

Dos conferencias sobre tecnología El próximo miércoles 12 a las 18, el especialista George Siemens dará una conferencia titulada “El aprendizaje en entornos conectivos”, en el auditorio del Colegio Manuel Belgrano (La Pampa 2226). En el mismo lugar, el martes 18 a las 18, el matemático David Perkins presentará una ponencia titulada “¿Qué cosas vale la pena enseñar y aprender hoy?”. La entrada es gratuita y la inscripción es a través del portal www.educared.org. Organiza Fundación Telefónica.

Abrió la inscripción en la UTN

La fonoaudióloga Claudia Díaz pide educación de la voz para los docentes.

Un tratamiento a largo plazo Más allá de las causas y tipo de disfonía que padezca el docente, todos los tratamientos posibles toman en cuenta la posterior rehabilitación foniátrica. Pero suele surgir un problema luego de la octava cita con el fonoaudiólogo. Sucede que las obras sociales docentes cubren sólo 8 sesiones, unos dos meses. Y los tratamientos completos duran entre tres y cuatro meses. La diferencia la debe pagar el paciente de su bolsillo. Otro camino posible es recurrir a la aseguradora de riesgo de trabajo (ART), debido a que la disfonía está considerada una enfermedad laboral. “No es el tratamiento ideal, porque

las ART suelen tener pocos fonoaudiólogos para demasiados pacientes. El resultado son consultas de no más de 15 minutos, cuando debieran ser de 40”, explica la fonoaudióloga Claudia Díaz. Algo similar ocurre con los hospitales públicos. “Hay excelentes profesionales pero demasiada demanda y al paciente le toca un turno corto cada 15 días”, asegura Claudia. En cuanto a la prevención, el Colegio de Fonoaudiólogos de la Pcia. de Buenos Aires (www. cfba.org.ar) brinda cursos y talleres de educación de la voz para docentes. También Suteba (www.suteba.org.ar) hace prevención a través del programa Tu voz sos vos.

El médico Daniel Chinski advierte sobre el riesgo de una disfonía crónica.

Prevención Algunas conductas favorecen la disfonía, mientras que otras contribuyen a evitarlas. Aquí, algunas que los docentes deben tomar en cuenta:

SI

NO

Permitir que alumnos den clases especiales y utilizar esos espacios para descansar y recuperar la voz.

Abrigarse en exceso y, también, evitar la excesiva calefacción porque seca la mucosa bucal.

Adoptar posturas adecuadas, donde los músculos de la cara, el cuello, hombros y garganta estén relajados.

Utilizar tonos demasiados agudos o demasiados graves, que sobreexigen las cuerdas vocales.

Usar formas no vocales para convocar la atención de los alumnos: campanas, palmas e instrumentos musicales.

Dirigirse a audiencias amplias sin la amplificación adecuada. En esos casos conviene usar un micrófono.

Tomar agua natural para mantener hidratada la laringe y todo el aparato de vocalización.

Elevar demasiado la voz para comunicar arriba del murmullo de la clase o de ruidos ambientales.

Hasta el 10 de septiembre está abierta la inscripción a las carreras de grado que dicta la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) en Buenos Aires. Son las ingenierías Civil, Eléctrica, Electrónica, Industrial, Mecánica, Naval, Química, en Sistemas y Textil. Los aspirantes deberán preinscribirse en la web (www.siga.frba.utn. edu.ar/registro) y seguir los pasos indicados: deberán cargar sus datos y luego ir en forma presencial (el trámite no es personal).


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> retrato

Francisco Cabrera tiene 95 años y dio su primera clase hace casi 70. Pero no se cansa: hoy sigue apasionado por la educación, sin nostalgias por el pasado.

Francisco Cabrera, el primer maestro porteño “ilustre”, repasa su larga trayectoria. A la derecha, dos recuerdos de los años 80 y 90: con alumnos de la Escuela N°13 de Lugano, y en un acto escolar en Flores.

rancisco José Cabrera dio su primera clase como docente en 1934, pero no añora la escuela del pasado. A sus 95 años, no mira a los chicos actuales con nostalgia por el ayer: al maestro “Paco” le preocupan los problemas que se plantean hoy en el aula, las necesidades de los chicos y jóvenes que crecen con Facebook y los celulares, y que no tienen nada que ver con los que conoció él cuando daba sus primeros pasos en la Escuela San José de Villa del Parque. Seguramente aquel joven recién egresado de la Escuela Normal Mariano Acosta no imaginaba que mucho tiempo después, en 2007, se convertiría en el primer maestro declarado “Ciudadano Ilustre” de la ciudad de Buenos Aires. “Para mí un chico siempre es una incógnita”, dice Francisco, y por su recuerdo pasan cientos de caras: las de los alumnos que conoció en sus 16 años como maestro, 8 años como vicedirector, 8

como director y 20 como supervisor. Una carrera que todavía no ha encontrado su punto de llegada, porque –aunque se jubiló el 30 de diciembre de 1999– Francisco sigue haciéndose preguntas, y sigue planteando esos interrogantes en las charlas que comparte con otros docentes. “La escuela todavía trata de inculcar un pensamiento convergente: Las cosas son así. Pero en realidad tendría que enseñar el pensamiento divergente: enseñar a disentir, a que cada estudiante busque su propio camino. La divergencia es libertad, es atreverse a probar”, reflexiona Francisco, que durante más de diez años dictó un curso –hoy casi mítico– sobre “La creatividad en el aula” en la Escuela de Capacitación Docente. Allí los docentes se reencontraban con el juego y aprendían a usar el humor como herramienta de enseñanza. Contra toda solemnidad, el maestro Cabrera reivindica la risa en el aula: “La escuela no tiene por qué ser seria. El humor genera buen clima, hace que los chicos se sientan bien y que accedan al conocimiento de otra manera”.

el próximo

El miércoles que viene, en Clarín Educación, un informe sobre la música en la escuela. ¿Cómo lograr que la hora de Música deje de ser vista por tantos alumnos –y padres– como “la hora libre”? Estrategias para despertar el interés de los chicos sin perder la disciplina, y testimonios de docentes.

Alfredo Dillon

adillon@clarin.com

F

El testimonio de la experiencia Entre los múltiples reconocimientos que recibió a lo largo de su trayectoria, Francisco “Paco” Cabrera es Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, Mayor Notable Argentino, Maestro Ilustre y Maestro de Vida, entre otros. Una de las últimas distinciones le llegó el año pasado, cuando el Instituto Nacional de Formación Docente decidió filmar el documental Francisco “Paco” Cabrera, el canto de un maestro, dirigido por Cinthia Rajschmir. Se lo puede ver online en http:// audiovisuales.infd.edu.ar.

Además de la importancia de un clima alegre –“incluso para trabajar los temas serios”, aclara–, Francisco defiende la necesidad de revisar el rol docente. “El maestro cree que tiene que dar, dar y dar. No es así. El maestro, ante todo, tiene que saber escuchar”, afirma. Desde su punto de vista, la sabiduría no se refleja en la cantidad de información que el docente maneja, sino en su capacidad de hacerles preguntas a los chicos y saber esperar sus respuestas. La mejor fórmula para empezar una clase: “Chicos, vengo a saber qué es lo que ustedes saben”. En sus tres hijos, sus ocho nietos y su bisnieta, Francisco encuentra hoy nuevas inquietudes y nuevas maneras de enseñar. Fuente de tantas alegrías, la escuela fue también el lugar donde conoció a su esposa, Susana Villamil, profesora de Plástica en la Escuela N° 30 de Liniers, donde él también era

maestro. La familia que construyeron juntos es su motivo de mayor orgullo, aunque otros motivos no le faltan: además de ciudadano ilustre, en 2006 el Ministerio de Educación nacional lo declaró “Maestro Ilustre”. Algunas décadas antes, la Organización de los Estados Americanos lo había reconocido asignándole un trabajo como capacitador docente, justo después de que la última Junta Militar argentina lo obligase a renunciar en 1976. Mientras prepara su segundo libro, sobre sus experiencias en el aula, Francisco sintetiza una de sus principales preocupaciones: “Los docentes no sabemos escucharnos entre nosotros. Necesitamos escuchar más a los colegas, y también a nosotros mismos”. ¿Un consejo? “Probar, probar y probar. Aceptar que uno puede equivocarse”. Con cerca de 70 años dedicados a la educación, Francisco repasa su trayectoria con una sonrisa: “Es importante darse cuenta de que uno no pasó en vano. Y, la verdad, tengo que reconocer que me divertí bastante”.

leo vaca

Un maestro ilustre


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