La huella salzillesca en los grupos procesionales murcianos Álvaro Hernández Vicente Salzillo heredó una combinación de influencias artísticas procedentes de diversas localizaciones del territorio europeo, destacando la escultura barroca de la Italia meridional que contribuyó a desarrollar el talante y genio del artista más significativo del sureste español. Salzillo inherited a combination of artistic influences from various locations in Europe, highlighting the Baroque sculpture of southern Italy. This contributed to developing the spirit and genius of the most significant artist in southeastern Spain.
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rancisco Salzillo y Alcaraz, cuyas obras gozan de sobrada nombradía y estudiada bibliografía, dejó una sempiterna huella en su producción que legaría una estela hasta la actualidad: la escuela murciana de escultura o “lo salzillesco” a título popular. Este acontecimiento propició una forma de entender la escultura barroca, especialmente en el ámbito de lo procesional, donde se desplegaba toda la maquinaria dramática, teatral y devocional. Los distintos modelos con los que Salzillo se fue consagrando como artista ya circulaban por todo el Reino de Murcia, pues el escultor los creaba dotándoles de una impronta inédita y convirtiéndose, como refiere Fernández Sánchez, en auténticos “iconos de masas”1. Esta escuela, que comenzó su andadura superando los límites del taller del maestro a través de sus discípulos, aseguró la pervivencia de una técnica, un acabado y una forma de entender la imaginería en madera policromada que hoy forma parte intrínseca del imaginario colectivo. Si bien, en esta labor de continuidad, aquellos discípulos vinculados con el taller de Salzillo a través de contrato no fueron demasiados, ya que todo lo que envolvía la producción del maestro, se reducía a un ambiente enteramente familiar. Entre aquellos contados discípulos habría que destacar al después afamado Roque López, Juan Porcel o José López, este último escultor que desarrolla la escuela murciana de escultura en Caravaca de la Cruz como deja constancia el profesor Belda Navarro2. Estos discípulos, una vez extinto el taller del maestro, comenzaron a reproducir todo lo que habían aprendido, desarrollando una auténtica corriente de influencias fuera incluso del Reino de Murcia. Ejemplo es Juan Porcel que trabajará en la decoración del Palacio Real de Madrid3. A pesar de que Porcel no ha podido ser demostrado como discípulo a través de contrato, un caso documentado es el de José López que, tras el fallecimiento del hermano de Salzillo, realizó un gran papel en el taller, ya que arrastraba una alta carga de trabajo que se vio soliviantada con su presencia. Ya en el año 1765 la llegada de Roque López supuso la consagración de la escuela murciana de escultura al recaer sobre el artista un ingente volumen de encargos que se verán reflejados en todos los templos y casas señoriales de la ciudad entre los siglos XVIII y XIX4. Posteriormente, artistas como Fray Diego Francés o Marcos Laborda, sabiendo que nunca fueron discípulos del maestro, se dejaron influir por la corriente salzillesca en sus obras. Ya en los siglos XIX y XX un elenco de escultores mantendría viva la obra del genio, desarrollando una escuela dinámica y adaptada a las nuevas corrientes, como demostró Santiago Baglietto, un escultor
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FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, J.A., III Congreso Internacional de Cofradías y Hermandades, Murcia: UCAM, 2017, pág. 57. BELDA NAVARRO, C. y POZO MARTÍNEZ, I., Francisco Salzillo y la escuela de escultura de Caravaca. Murcia: Editum, 2016. BELDA NAVARRO, C., Estudios sobre Francisco Salzillo, Murcia: Editum, 2015, págs. 259-263. Ibíd.