José Antonio Hernández Navarro y sus grupos procesionales para la ciudad de Murcia David Alpañez Serrano El escultor José Antonio Hernández Navarro es autor, en las últimas décadas, de un importante número de escenas pasionarias para la capital. El presente artículo apunta algunos de los motivos que explican la proliferación de grupos procesionales en la Semana Santa de Murcia en los últimos 40 años, además de exponer diversos aspectos destacables que están presentes en las escenas escultóricas que ha realizado Hernández Navarro para las cofradías de la ciudad. The sculptor José Antonio Hernández Navarro is the author, in recent decades, of a significant number of passion scenes in Murcia. The present work points out some of the reasons that explain the proliferation of processional groups in the Holy Week in Murcia in the last 40 years. In addition, it also highlights various notable aspects that are present in the sculptural scenes that Hernández Navarro has made for the brotherhoods of the city.
José Antonio Hernández Navarro (Los Ramos, Murcia, 1954) es el escultor más prolífico de la escuela murciana de imaginería de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Durante sus más de 40 años de carrera escultórica, ha realizado cerca de 500 obras repartidas por toda la geografía regional, nacional y también fuera de nuestras fronteras. En cuanto al tema que nos atañe en esta publicación -los grupos escultóricos para las cofradías pasionarias de la ciudad de Murcia-, el protagonismo de Hernández Navarro es manifiesto, ya que, de los 41 grupos que procesionan en la actualidad, 12 están tallados íntegramente por él y, en dos más, participa al sustituir las imágenes de Cristos preexistentes por otras salidas de su taller. Así que la mano de Hernández Navarro está presente en uno de cada tres grupos procesionales de la Semana Santa murciana. Por otra parte, al examinar las épocas en las que están fechados los grupos procesionales de la capital, llama la atención que 22 están realizados en los últimos 40 años. Pero ¿Cuáles son los motivos que provocan que más del 50% de los grupos procesionales de la ciudad sean de las últimas cuatro décadas? No es el momento de desarrollar un análisis exhaustivo, pero sí resulta oportuno apuntar algunas causas que pueden explicar, al menos parcialmente, esta cuestión: - La relajación de las consignas del Concilio Vaticano II en lo referente a la piedad popular. Si bien es cierto que las conclusiones del Concilio Vaticano II (1962-65) no se pronunciaban expresamente en contra de la religiosidad popular, se impuso una corriente dentro de la Iglesia, a lo largo de los años 60 y 70, en la que se pretendía una piedad de expresión claramente teológica y centrada exclusivamente en la liturgia. Así, todo acto de religiosidad popular se consideraba desviado y alejado de la fe verdadera. Pero a finales de la década de los 70 y, principalmente, a partir de los años 80, se produce una paulatina relajación de estas consignas, con voces que defienden que la religiosidad popular es un aliado eficaz para la nueva evangelización que se está propugnando durante este momento. - El resurgir del fenómeno de la Semana Santa a partir de los años 80. Con la muerte de Franco parecía que la Semana Santa caería en una etapa de clara decadencia, pero contrariamente a lo que se podía pronosticar, desde las nuevas instituciones
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