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Las diferencias entre iniciativas político-electorales
romper esas dos fórmulas de oro, eligiendo personas con recursos significativamente más bajos y en rebeldía frente a los partidos políticos –lo logran por medio de apoyo calificado independiente, formas innovadoras de hacer campañas y alta capacidad de movilización.
Un ejemplo potente que lo ilustra es la Bancada Activista, ya mencionada antes. En 2016, la iniciativa surgió en Sao Paulo para apoyar a unos activistas en las elecciones municipales. El movimiento se caracteriza como “independiente, voluntario y pluripartidista”, revelando su distanciamiento del poder económico y partidario. En la contienda electoral, la Bancada Activista ayudó a elegir a la concejala Sâmia Bomfim, cuya campaña costó 7% (R$35.000) del costo promedio (R$500.000) de otras campañas victoriosas para ser concejal en la ciudad de Sao Paulo.
En 2018, la Bancada Activista logró obtener un escaño de Deputado Estatal en Sao Paulo, a partir de una candidatura colectiva, pluripartidista y de nuevo de bajo costo. Con un poco más de R$80.000 (siendo 6% de eso proveniente de fondos públicos y 94% de pequeños donantes), la Bancada Activista logró casi 150.000 votos, volviéndose la 10ª más votada del Estado de Sao Paulo, y la segunda más votada de su partido político.
Si por un lado esas iniciativas tienen características en común, que las diferencian de otro tipo de movimientos y organizaciones, por el otro ellas también difieren entre sí. Las formas de apoyar o construir candidaturas fuera de los espacios tradicionales son diversas, y se trata de un campo de actuación todavía en construcción en ámbitos de intenso desarrollo, actualizándose y remezclando a cada nuevo ciclo electoral.
Esas diferenciaciones se dan en distintos ámbitos, como se podrá apreciar a continuación.
1) El espectro ideológico
El primer aspecto para hacer una diferenciación, el más fácil de percibir, es la ideología Iniciativas político-electorales surgieron en la derecha y en la izquierda, y también hay algunas que buscan trabajar de forma amplia, aglutinando actores de diferentes puntos del espectro. En general – a partir de una distinción realizada abajo – las iniciativas que enfrentan más directamente la contienda electoral, tienden a posicionarse con mayor claridad en la derecha o en la izquierda, mientras que las que se enfocan en actividades de soporte, tienden a actuar con mayor amplitud ideológica.
Existe una dificultad intrínseca al clasificar algunos movimientos como de izquierda o de derecha, en especial aquellos que se posicionan más cerca del centro. Lo más
fácil es tomar lo que es públicamente declarado por la propia iniciativa, pero no siempre quien se autodeclara de centroizquierda o centro- derecha es visto así por sus pares – y, es más, las dinámicas de la política obligan a cambiar posiciones y por encima de todo a cambiar percepciones con regularidad.
Un ejemplo de esto es el Movimiento Creo. Surgido el 2017 con un discurso explícito de combate a las desigualdades, compuesto por actores políticos con trayectorias diversas, el movimiento se autodeclaró como siendo de centroizquierda. Su principal personaje con reconocimiento de nombre en la contienda electoral, Tabata Amaral, siempre reivindicó el lugar en una izquierda moderada, y tanto su discurso como sus elecciones (como por ejemplo lanzarse candidata por el PDT, partido del presidenciable Ciro Gomes, que disputa la izquierda con el petismo) apuntaban a ese lugar ideológico.
Tabata hizo una campaña muy fuerte en el 2018, contando con gran volumen de recursos, y fue elegida con 264.450 votos, siendo la sexta más votada para el cargo de diputada federal en Sao Paulo (en el \congreso Nacional). Una vez elegida, su proyección fue aumentando en los medios como la “nueva cara” de la izquierda, distante de discursos inflamados pero al mismo tiempo capaz de ser combativa. A mediados de 2019, sin embargo, la diputada pasó a ser ampliamente cuestionada entre la izquierda por haberse declarado a favor de la reforma de la seguridad social17, al punto de ser suspendida por su propio partido (que había determinado voto contra la reforma).
Por un lado, gran parte de los actores de izquierda, desde los institucionales hasta los de simple apoyo a título individual, cuestionan a Tabata y la ubican en la centro-derecha. Por el otro, ella se mantiene firme al afirmar que es de centro- izquierda. Obviamente, toda esa dinámica es permeada por la disputa por el espacio narrativo y, en efecto, la disputa de votos en futuras elecciones. El ejemplo muestra que aunque en el mismo ámbito ideológico, donde en teoría sería el lugar más fácil de diferenciar iniciativas político-electorales, la tarea no es trivial.
2) El objetivo
El segundo ámbito de diferenciación se trata del propósito establecido por la iniciativa político-electoral. Ese aspecto es posible analizarlo bajo el entendido de las relaciones existentes entre las iniciativas político-electorales y las candidaturas. Esa diferencia se manifiesta en cómo la iniciativa político-electoral trabaja para fortalecer las candidaturas que endosan: apoyando o construyendo.
17 La reforma de la seguridad social fue un debate nacional muy polarizado, donde cualquier actor que se posición a favor fue empujado hacia la derecha en el espectro político. 11 La diferencia central entre las dos se da en el ámbito de la implicación directa al conformar candidaturas, en el número de candidaturas endosadas y en el momento de implicación entre iniciativas y candidaturas.
i) La implicación directa en la conformar candidaturas Para entender las iniciativas políticoelectorales se tiene que entender cuáles son las funciones que asumen. La principal diferencia respecto a la iniciativa político-electoral es que en efecto asumen funciones en tres ámbitos: de coordinación, de apoyo y de construcción. Las de coordinación del desarrollo de la candidatura y de la campaña son a su vez varias, como por ejemplo, de comunicación, de acción territorial, de articulación política y de captación de recursos. Hay otras iniciativas que son de apoyo, las cuales evitan esas funciones o dan algún apoyo puntual para que las candidaturas las desarrollan. Por último, están las iniciativas de construcción que tienden a asumir esas funciones de principio al fin.
ii) El número de candidaturas endosadas Iniciativas político-electorales que ofrecen apoyo generalmente respaldan un número más alto de campañas, pues su trabajo es menos intenso para cada una. Mientras las que construyen candidaturas tienden a enfocarse en un número más pequeño, pues asumen tareas que consumen más tiempo, energía y recursos financieros.
iii) El momento de participación en las candidaturas Otro punto que diferencia iniciativas político-electorales es, en qué en el momento de la campaña se involucran. Las iniciativas de apoyo tienden a enfocarse más en el periodo de precampaña electoral, y eventualmente reducir o cesar su actuación durante el periodo electoral oficial. Ya los movimientos que construyen tienden a trabajar desde la pre-campaña pero intensifican su actuación durante el periodo de campaña. Uno de los factores que determina la participación de las iniciativas en las campañas tiene que ver con la formalización de la iniciativa (como se presentará en detalle más abajo en el escrito, la ley impide el apoyo de entidades formales a campañas electorales).
Al combinar esos factores, es posible observar cómo iniciativas de apoyo y de construcción difieren en lo estructural. Las que apoyan se orientan más como un soporte cíclico, mientras las que construyen le apuntan más a un proyecto político más continuo.
Los proyectos de construcción política tienen acuerdos más concretos y duraderos, asumen funciones centrales en la estrategia política, tienden a enfocarse en un volumen menor de candidaturas, y por lo general están más intrínsecamente involucrados, no sólo en las candidaturas, sino también en los eventuales mandatos electos.
Las Iniciativas de apoyo trabajan más en la conformación y capacitación que en la ejecución. Tienen la capacidad de abarcar un número más alto de candidaturas (que pueden ser hasta de campos políticos diferentes), y mantienen mayor distancia entre las candidaturas y mandatos electos.
3) La organización
El tercer ámbito de diferenciación tiene que ver con cómo esas iniciativas se organizan: como se dio su surgimiento y si son formalizadas o no.
i) El surgimiento En lo que respecta al surgimiento de iniciativas, la diferencia inicial tiene que ver con si fue un movimiento organizado a partir de la sociedad como base (es decir “grassroots”), o si fue una organización constituida de forma piramidal, de arriba hacia la base (topdown).
Al ejemplificar, buena parte de las iniciativas político-electorales se dieron a partir de ciudadanos en la base, activistas o liderazgos de la sociedad civil, aglutinándose con el propósito de participar en la disputa por ser elegido. El caso de “Muitas”, de Belo Horizonte, donde diferentes colectivos, liderazgos de movimientos y de territorios y ciudadanos de base, comenzaron a encontrarse en plazas públicas para diseñar un programa para la ciudad, ilustra esa dinámica de participación de base o participación “grassroots”.
La RAPS, en contrapartida, surge a partir del impulso de una figura pública con muchos recursos personales disponibles que decide crear una organización para brindar soporte a la candidatura y a los mandatos relacionados con la pauta de sostenibilidad. Es una iniciativa que surgió a partir de un impulso individual para organizar el apoyo a una agenda específica, y después buscó a quien endosar. ii) La formalización En el ecosistema de iniciativas políticoelectorales brasileño, existen algunas iniciativas que se formalizaron y otras que no. Formalizarse involucra establecer una persona jurídica, elaborar estatutos, definir gobierno y conformar burocracias. Más que una burocracia, la decisión de formalizarse es un divisor de aguas en el actuar de la iniciativa político-electoral en dos aspectos: la participación en las elecciones y la financiación.
El aspecto de participación en las elecciones es relevante pues desde el 2015 en Brasil, por ley, a las personas jurídicas se les prohíbe financiar o apoyar de cualquier forma las campañas electorales. Es decir, en el momento en que una iniciativa político-electoral opta por formalizarse, ella automáticamente restringe su actuar en las elecciones – en especial durante el periodo de campaña.
Por otro lado, lo que una iniciativa político-electoral gana al formalizarse es la posibilidad de lograr ampliar las formas de financiación para sus actividades durante el periodo de precampaña. Una vez formalizadas, las posibilidades de captación de recursos, sea vía personas físicas, instituciones filantrópicas, iniciativa privada o entes públicos, aumenta significativamente. Con mayor acceso a recursos, la iniciativa puede contratar personas y servicios, organizar acciones y proyectos de forma estructurada. Puede tener peso.
Esas diferencias en la forma de estructuración y financiación se reflejan en la dinámica de gestión generando un
contraste al compararse con ONGs y con movimientos sociales. La lógica de las ONG es de una estructura más formalizada, con gobernanza más rígida, contrataciones y una forma de actuar con mayor verticalidad. La lógica de los movimientos es más fluida en lo que corresponde a gobierno, trabajan con el voluntarismo y de forma más horizontal en términos jerárquicos.
Las iniciativas formalizadas, siguiendo la lógica de ONG, amplían su posibilidad de actuación fuera del periodo electoral, pero la restringen durante las elecciones. Las iniciativas informales, en la lógica de movimiento, tienen más restricciones fuera de las elecciones, pero pueden actuar con mayor peso durante ellas.18
Existe una interface aquí entre formalización y surgimiento, pero que no es definitoria. En las iniciativas que son creadas como pirámide (“top-down”), la formalización se repite sistemáticamente, mientras que en las que son organizadas de forma más de base o “grassroots” algunas se formalizan mientras que otras no.
4) La forma de actuación
El cuarto ámbito que se puede evaluar es sobre la especificidad de las formas como las iniciativas político-electorales apoyan candidaturas: si ofrecen formación, recursos y/o apoyo en campaña (directa o indirectamente).
18 Existe también un caso específico relacionado al Movimiento Brasil Libre (MBL), que actúa en un intento de modelo híbrido. i) La formación Cuando pensamos en formación política, es común traer a colación ejemplos de formación temática: sobre educación, salud, gestión pública, derechos humanos, etc. Pero la realidad de los actores de la sociedad civil que realizan esa transición de las calles a las urnas, sean los candidatos en sí, sean sus equipos, es que rara vez tienen alguna experiencia previa con campañas electorales. En promedio, son actores que traen experiencias variadas en planeación, comunicación, gestión administrativa, movilización, captación de recursos y otras áreas relevantes para la realización de una campaña electoral, pero que nunca aplicaron su conocimiento en una campaña en específico, con sus variables e idiosincrasias. Por ello, además de la formación temática, la mayor parte de las iniciativas político-electorales se enfocan u ofrecen algún formato de formación en campañas electorales.
La RAPS y RenovaBR, por ejemplo, ofrecen cursos de formación de larga duración combinando contenido temático y electoral, con clases online y presenciales, trayendo profesores y mentores con experiencia para capacitar a los participantes. El #OcupaPolítica, a su vez, realizó la Escuela de Formación Democrática, en alianza con el Instituto Update, con foco específico en formación para campañas electorales (sin módulos temáticos), y no sólo trayendo invitados externos sino también promoviendo el intercambio entre participantes para cambiar estrategias y para incluir
tecnologías de redes sociales en campañas electorales.
ii) Los recursos
Las Campañas electorales cuestan dinero. Aunque las campañas cuyo costo por voto fue bajísimo, no fueron campañas sin recurso alguno. Esa es una de las principales barreras que cualquier candidatura enfrenta, y las iniciativas político-electorales trabajan de formas distintas para resolver ese problema del dinero.
La primera diferencia importante entre las formas de apoyo con recursos de iniciativas político-electorales es sobre su capacidad de aportar recursos. La segunda es sobre el periodo focal del aporte.
Sobre el primer punto, son pocas las iniciativas político-electorales que tienen una capacidad real de reunir y distribuir volúmenes relevantes de recursos. El caso más emblemático en Brasil es RenovaBR, que aunque no divulgando el valor total recaudado, se estima haber logrado movilizar algo cerca a los 15 millones de reales para las elecciones de 2018, utilizados en el periodo de pre-campaña, en especial para pagar subvenciones a sus integrantes, para que dejasen sus empleos y pudiesen enfocarse en prepararse para sus candidaturas. En el otro extremo de ese espectro, tenemos los movimientos no formalizados – como “Muitas”, “Bancada Ativista” y “Agora é Com a Gente” – que actuaron prácticamente en la estrategia de surgir a puro pulso o “bootstrapping”19 .
Cuando hablamos del periodo focal, es vital separar el aporte de recursos en el periodo pre-electoral del periodo electoral. Cuando el gasto se realiza en el periodo pre-electoral, la iniciativa político-electoral puede ser la responsable directa de recaudar, gestionar y gastar los recursos para fortalecer pre-candidatos, y su capacidad de hacerlo se amplía mucho en el caso de que se haya formalizado. Cuando se trata del periodo electoral, todo recurso debe ser recaudado, gestionado y gastado por la candidatura en su cuenta bancaria de campaña, entonces la participación de la iniciativa político-electoral sólo puede darse en el caso que esté involucrada directamente en la campaña y no esté formalizada.
El aporte de recursos en el periodo preelectoral puede realizarse en la forma de subvenciones, formaciones y entrenamientos, contrataciones de servicios específicos (asesoría de prensa, tecnologías de monitoreo e participación en redes sociales, producción audiovisual, entre otras). Cuando se trata del periodo electoral, se utilizan directamente en las acciones de campaña, que pueden involucrarse algunos servicios específicos como los mencionados arriba, pero también en la remuneración de profesionales, en la impresión de material
19 Boostrap financing es un término del medio de startups referente a autofinanciación, donde los propios fundadores de la iniciativa financian los primeros pasos.