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Establecimiento del contexto de reforma: Cómo impulsar la transparencia

La transparencia como herramienta para los líderes La transparencia es fundamental para la eficacia de los partidos políticos que operan en sistemas políticos maduros. En la política moderna, la confianza del público en el liderazgo político depende de que se incorporen prácticas transparentes dentro de cada estructura y proceso del partido político. La implementación de estas prácticas les permite a los partidos presentarse como una alternativa madura, competente y creíble a los enfoques populistas y los llamamientos autoritarios.

A nivel mundial, los partidos políticos “del sistema” o tradicionales y no populistas se enfrentan a desafíos sin precedentes. Los partidos de todo el espectro ideológico, tanto en las nuevas como en las viejas democracias, se están encontrando con una disminución de las bases de votantes (y de la membresía), haciendo que se desplome la confianza del público en su capacidad para ofrecer políticas significativas y un panorama de información, comunicación y tecnología que evolucione rápidamente. La transparencia debe ser fundamental para cada respuesta y solución a estos desafíos. La implementación de procedimientos transparentes y el operar de buena fe han demostrado ser componentes vitales en el esfuerzo por reconstruir la confianza del público y volver a involucrar a los votantes descontentos en los procesos democráticos. Restaurar la confianza del público en los partidos democráticos es un canal subestimado para hacer retroceder la proliferación de partidos populistas y antidemocráticos. Los partidos que demuestran sus principios y prácticas transparentes le reafirman al electorado que anteponen los intereses de la ciudadanía a los propios y que ofrecen soluciones reales y creíbles a los problemas de los votantes en el presente y para su futuro.

Cómo incorporan la transparencia los líderes El liderazgo es fundamental para incorporar procesos transparentes en los partidos políticos contemporáneos. El ascenso de los partidos populistas a parlamentos y coaliciones gubernamentales, que en gran parte se debe a que ofrecen respuestas simplistas y miopes a problemas sistémicos y complejos, puede eclipsar el impulso de transparencia en los procesos políticos. Muchos líderes políticos no populistas pierden de vista la importancia y el valor de la apertura. ¿Por qué deberíamos divulgar nuestras declaraciones de impuestos, nuestras listas de donantes, nuestros resultados electorales internos, si los partidos populistas no son castigados por no hacerlo?

La respuesta radica en parte en el hecho de que los líderes no populistas están ofreciendo respuestas complejas, no soluciones simples y rápidas. Para que las soluciones complicadas sean escuchadas, se necesita una base de credibilidad. Para que las y los dirigentes de un partido sean creíbles, con perspectivas de éxito a largo plazo, deben asegurarse de que el partido rinda cuentas y sea coherente en sus valores, políticas y prácticas. El electorado debe ver al partido como un ente honesto y genuinamente motivado por el deseo de cambiar para bien la vida de las y los ciudadanos(as).

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Beneficios de la transparencia a corto y largo plazo La política transparente, dirigida por líderes confiables, ayuda a crear un clima de discusión razonada sobre las prioridades de la ciudadanía y las opciones que están disponibles para resolverlas. Para tener un espacio donde el electorado participe en una discusión razonada basada en un debate informado (y no en eslóganes anunciados durante la campaña), los actores políticos deben ser vistos como personas dignas de confianza y sinceramente motivadas a mejorar el bienestar de su comunidad. Incorporar la transparencia fomenta esta confiabilidad. Si el electorado considera que un actor político es digno de confianza, es más probable que participe en su argumento, incluso si no está de acuerdo con él o ella. En el largo plazo, esto construye una cultura política más madura, con beneficios y soluciones a largo plazo para los partidos no populistas.

Sin embargo, no es suficiente confiar en las buenas intenciones de las personas. Los buenos líderes deben rodearse de procesos, reglas y regulaciones para garantizar la entrega de resultados. Las y los dirigentes deben compartir el espacio de toma de decisiones dentro del partido para permitir que la distinta gama de opiniones enriquezcan el partido internamente y atraigan simpatizantes del exterior. Existen varios mecanismos que los partidos políticos pueden emplear para lograr este ajuste (tanto formal como informal) a las características de un partido político que mira hacia afuera, con base en la experiencia de la vida real.

Por qué el liderazgo transparente es buena política En la mayoría de los sistemas democráticos el papel de la o el dirigente de un partido político adquiere un significado particular. La mayoría de los votantes juzgan a los partidos políticos por la eficacia de sus líderes, descargando una gran responsabilidad sobre los miembros, el personal y los activistas del partido para que hagan que sus líderes rindan cuentas. Incorporar la transparencia y la rendición de cuentas en toda la cultura del partido es una de las mejores maneras de lograr la rendición de cuentas mientras se construye la credibilidad con los votantes y el público en general.

Esencialmente, los partidos necesitan establecer conexiones profundas y convincentes entre sus líderes y su público. La tarea del líder radica en comprender la manera en que los votantes ven al partido y saber cómo tomar medidas decisivas para abordar los problemas y maximizar las oportunidades de soluciones. Los votantes necesitan confiar en que los líderes tienen una guía ética y una moral rectora, que entienden la vida cotidiana de los votantes y que pueden hacer cosas que tendrán un impacto positivo en ellos y en su comunidad. Los votantes quieren a alguien auténtico, no fabricado.

Los reformadores del partido que desean inyectar procesos y prácticas transparentes dentro de su partido necesitan distintas habilidades interpersonales y blandas. Mientras que algunos reformadores pueden estar en las periferias del poder, otros se encuentran en el corazón de él. El liderazgo se trata de hacer que el cambio suceda y, a menudo, de tomar decisiones atrevidas que no siempre son del interés inmediato del partido, pero que tienen beneficios políticos de largo alcance, principalmente la confianza; confianza en que los sistemas funcionan y rinden cuentas ante el público.

Un liderazgo deficiente significa que el cambio se deja al azar y el partido no puede garantizar su eficacia ni su valor para el público. El liderazgo deficiente hace más fácil que el partido desvíe su curso por acontecimientos e individuos que pueden dañar la credibilidad del partido, limitando así la disposición del público para escuchar los mensajes y las políticas. Dejar al público en la oscuridad crea un vacío de

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