Donde hubo fuego Abogaremos esta vez por la purificación inquisitorial del fuego, por recorrer un camino donde el frío sea suficiente y haya que encender cada noche una fogata, bailar como peregrinos paganos alrededor de la leña encendida. Saltar dentro del calor hasta recibir el abrazo de la mañana siguiente o la cobija de la siempre necesaria muerte, pues eventualmente el fuego purifica. Que este papel arda y se integre a la queimada y a la danza. Tengamos en nuestros bolsillos el sueño del viajero, aquel de triste cabalgadura, a quien en sus batallas de magnífica ayuda hubiera sido Sleipnir, el peregrino de lanza que condujo a los juglares caídos en la fantasía de los súcubos. Alrededor de un depositario de huesos pisamos la sal antes de arrojarla al ritual y clamar porque el fin del viaje no sea sólo hasta los restos del fuego ni las incandescentes manchas del cielo. Que de los cráneos emanen las altas llamas. Ronca es la voz de la dama que nos brinda la bebida, que de sus espinas y semillas, desde el alto paisaje y larga vista, se yerguen uno a uno los espíritus y se transforman en amenazadoras aves de violenta caza nocturna.Orden en el canto de los brujos y lauderos que en otoño rasgan las arpas y los versos. De los primeros la magia quiebra los frágiles espíritus, de los segundos la magia hilvana entre sombras los cuerpos que el fuego purifica. Traigan consigo el vino entre sus capas, viajeros; del viento mordaz la vid sana la sangre; de los peregrinos que por embriaguez duermen, la cabra asfixia con sus barbas, extraído el aliento, la coz no cesa ni descansa, de baile endemoniado rueda la cabra. Hagamos que el fuego purifique, que no sea de las cenizas un anhelo.
Núm. 161 Colima, Col., viernes 15 de noviembre de 2013
Massiel Hernández García*
Colaboradora de fotografía en esta edición
Universidad de Colima Facultad de Letras y Comunicación Director
Carlos Ramírez Vuelvas
Consejo Editorial
Nací en la ciudad de Colima el 24 de septiembre de 1988, ciudad en la que actualmente resido. El descubrimiento de la fotografía se lo debo a mi padre, quien fue aficionado desde joven. Incursioné en el mundo de la fotografía siendo adolescente, desde entonces me ha acompañado a lo largo de las etapas de mi vida. Creo que la función que juega la fotografía documental es y ha sido fundamental a la largo de la historia de la sociedad. Lo que más me gusta de la foto es poder retratar la realidad que percibo por medio de la lente, esa realidad que se convierte en un testimonio. Y más allá de concursos y exposiciones, la fotografía es un oficio generoso, en el que nunca dejas de aprender y sorprenderte, un medio que mueve conciencias y causa reacciones, ésas son las razones principales por la cual elegí la fotografía como una forma de vida.
Ada Aurora Sánchez, Hilda Rocío Leal Viera, Víctor Gil Castañeda, Gloria Vergara, Krishna Naranjo, Fernanda Fernández
Coordinación
Abelina Ladín Vargas, Nélida Sánchez Ramos
Diseño y contacto
Mario Valencia, Rafael Olivares, Karina Sánchez, César Ávila, Sofía Haro
Fotografías
Massiel Hernández
S
Impreso en el periódico “El Comentario” Daniel Peláez Carmona director
S
e
página web g
destellosfalcom.blogspot.mx
*Estudiante de Letras Hispanoamericanas
e
contacto g
destellosfalcom@hotmail.com la opinión aquí expresada
C
es responsabilidad de los autores
o n t e n i d o
Perspectiva feminista C3
Impronta femenina C5
Para agradecer C7
Mi gato Black C3
Máscara Noh C6
Don José G. Moreno de Alba C7
Sobre la Nada y los dioses C4
Morir C6
Destéllico mural C8
Cynthia Lezama
Guillermina Díaz César Avila
Jesús Leticia Mendoza Pérez Jolene Wilde
Miguel Ángel Araujo Cortés
Anahí González Hernández Semblanza por estudiantes de Lingüística ...porque nadie es eterno en el mundo
¡Nos sumamos a la celebración de un aniversario más de nuestra Facultad! Semana Falcom del 11 al 15 de noviembre de 2013 2
Perspectiva feminista
Mi gato Black
Cynthia Lezama*
Guillermina Díaz*
Fascinante es ver
El gato se ha robado la luna, sí, esa luna
cómo el hombre tan evolucionado y desarrollado
brillante.
insacian sus miradas
Ese gato ladrón me ha quitado mi
A los cuerpos féminos, bellos y acalambrados.
única amiga, sí, ésa que me acompaña
Que una que otra contonea su esbelta cadera
en las noches frías. Las estrellas ríen
mientras que otras intimidadas,
cuando realizo travesuras con ella.
de madurez tierna e ingenua
Adónde te has ido, gato, eres igual de
desvían miradas
oscuro como la noche, te ríes como el
evitando el contacto visual.
viento, ligero y rápido.
Vagando y sólo por algunas
He buscado la luna, estoy segura que la has guardado en tu
de las insaciables mentes masculinas,
caja de arena. Eres travieso, pero aun así te amo.
pasan segmentos de mujeres
para nada poéticamente desnudas,
podrás engañarme. Dónde está mi luna, será acaso que estará entre
sino que ven un pedacito de carne
las nubes, oculta, o detrás de aquella montaña.
sostenida en huesos de alambre.
Ahora sí dime, gato, no me ronronees en los pies, que no
Ya la vi, está justo arriba de mí, iluminándome nuevamente.
Oh, luna, nunca más te vuelvas a ir con aquel gato paseador, aunque Donde algunos y reitero no todos
sus miradas brillen igual que tus estrellas.
pretenden descargar su furia de placer acumulado;
Es tiempo de dormir.
aligerando su sexo con agua mágica,
Antes, guardaré a mi gato ladrón para que nunca más vuelva
en vez de pensar que si ama y conquista,
a subirse en su cohete y vuelva a enamorarte. Procura que no te
ella sola se entregara.
engañe con su carita de ternura, porque el muy bandido aquí en la tierra se enamora de cuanta gata pasa por las calles.
*Estudiante de Periodismo
*Estudiante de Periodismo Fotografía de Black por Mayra Alcaraz
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Sobre la Nada y los dioses César Avila* Helo ahí, habla, baila entre Dios y la Nada. Tímidos, los grillos vacilan esperando no importunar las vigilias silenciosas de los hombres. […] Hombre, habla contigo mismo ahora que puedes con cuidado de no hacer de ti mismo un otro. Domina las naciones así como tu cuerpo, cúbrete con la piel de los dioses… Ya he escrito la primera palabra. Con ella he comprometido a muchas más. Ya se descartan unas, ya se amontonan otras, ya la tinta del bolígrafo está comprometida con este pedazo amorfo de papel. He avergonzado a unas palabras por no saber de su existencia y con ello defraudaré a la Real Academia Española, y con ella, he defraudado a Cervantes y por poco ofendo a don Quijote, quien de seguro no dudaría en tomar represalias contra mí a causa de mi reducido acervo de palabras, si estuviera cuerdo. Ya impliqué el final de este escrito sin tenerlo claro siquiera. Con el “ya” comprometo muchos tiempos, como ya habrá percibido el queridísimo receptor, cuya atención pido perdón por tomar sin permiso. Ya puede regresar a su actividad cerebral cotidiana, pues no pienso apelarle más a partir de aquí. Puede continuar tranquilamente si deja de leer o escuchar en este momento, pues el tema a tratar no es de acérrima ni apasionante importancia para nadie; es algo fuera del tiempo, por lo que no pierda su tiempo en buscar un aquí y ahora. Es sobre una palabra que ha causado polémica entre idealistas y realistas, cuya existencia es confusa, tanto que confunde a quien cree en ella, y así la niega; y los que no creen en ella no hacen más que afirmarla. ¿Cómo es correcto decir: que existe ella o que no existe? Se trata sobre aquello único de lo que se sabía seguro Sócrates, y el cual se desvanecía con su mayéutica. Trata de lo que existía
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antes de que Dios hiciera la Tierra, al hombre y después (no se sabe cuánto tiempo después, pero quizá la ciencia pronto tenga la fecha exacta) a la mujer. Por causas desconocidas e insospechadas este concepto se nos escurre de las manos y rehúye nuestras mentes. Uno se podría pasar la vida escribiendo sobre la Nada y no llenaría nunca ni una hoja. O podría abrir el Word, ver la falsa blancura de la hoja y sentirse con ello satisfecho de haber vivido la aventura de tratar de describirla. Sin embargo, algunos creen que todavía se puede hablar de la Nada, así que lo intentaremos aquí sin más preludios tontos. *** En un principio el espíritu creador (y después ordenador) de Dios vagaba por el caos y la oscuridad, porque antes del principio, ahí vivía Dios, quizá peleado con la Nada, sujetándola del cuello y amenazándola con destruirla con la creación. Tenemos, pues, muy poca información sobre la Nada, pero lo tomamos al ser el narrador, sólo este narrador, el individuo que estuvo temporalmente más cerca de la Nada y que aun así no escribió acerca de ella. Paradójicamente, unas cuantas palabras bastaron para desaparecer la Nada (¿es más correcto decir “aparecerla”?), no vamos a desgastarnos inútilmente en reconstruir sin fundamentos la Nada, pues no se dan indicios de ella en esta valiosísima fuente. Lo cierto es que, por inferencia, apareció un Todo, paradójicamente también, cada vez mayor. Aquí es donde, por ejemplo, un error de traducción, de sintaxis o por linealidad de la escritura, una palabra puede llegar a comprometer a toda la existencia restante. Puede liberar el tiempo, concederle una tregua al mal o condenar a la subordinación a un semejante, haciendo maldecir para siempre costillas y cordones umbilicales. Si no partiéramos continuamente de la Nada nos veríamos obligados a sufrir por los conceptos moldeadores. Claro, este partir de la Nada no siempre significa olvidar todo lo aprendido; significa cerrar los ojos y volver a empezar. Combatir la hoja en blanco, crear un génesis en cada texto. En El existencialismo es un humanismo, Sartre expone y defiende su postura subjetivista. El universo humano, subjetivo, es el único que existe para el hombre, por lo tal, si como sujeto actuamos de tal o cual forma, estaríamos afectando con ello a todo el mundo. Si un individuo se define como confuso, el mundo es confuso porque el mundo es la proyección de mi subjetividad. Sartre también da mayor relevancia a la esencia que a la existencia, pero menciona como excepción al hombre mismo, pues si bien en un futuro producto el hombre imagina la función que tendrá un producto antes de crearlo, si Dios no existe, entonces, en el caso del hombre, fue primero la existencia y luego la esencia, luego, el hombre se va formando a sí mismo. De lo contrario, el hombre no sabe de qué idea surgió, ni cuáles fueron los planes de su creador que lo materializó aquí en la Tierra y vagará condenado a no saber a qué viene al mundo.
Impronta femenina Nunca somos los mismos de ayer y por lo mismo somos cocreadores y ordenadores del mundo. Si un concepto debe de sufrir modificaciones, el humano se puede sentir afectado y por eso querrá mantenerse siempre en una realidad constante. Qué desilusión sería enterarnos de que la tierra no es plana, de que no es el centro del universo, de que no hay vida en otros planetas; pero son necesarias estas rupturas conceptuales. Aunque como colectividad, el humano quizá no está preparado para aceptar la inexistencia de un dios creado; es comprensible. Es el concepto más complejo y abstracto de todos, el orgullo de las generaciones pasadas, su motor. En ese sentido Dios sigue existiendo y la Nada también. En eso consiste la maldición divina: los dioses nos dirigen la palabra e ipso facto callan. Después retumba su palabra en espiral hasta el oído humano, donde se convierte en una totalidad, en un 100 %. De esa totalidad habría que eliminar la parte ya conocida, es decir, si conocemos, por ejemplo, un 2% de lo total, este 2% ya no forma parte del 100 y el 98 restante se convierte en un nuevo 100. Los dioses son malos por esto, enjaulan la esencia en la existencia. Parece que cada vez el humano se vuelve Dios, y la Nada y el Todo nos son inasibles aún, sino de manera abstracta. *** Los ensayos son muy sartrianos en el sentido de que podemos ir dando forma conforme avanza nuestro pensamiento, y sin embargo partimos de algo ya hecho, sin importar si coincide o no con la Verdad. Así que dentro del cosmos de este ensayo la Verdad está escrita, y basta agregar otra palabra para contradecirlo y eliminarlo… Palabra que no diré por ahora. *Estudiante de Letras Hispanoamericanas
Jesús Leticia Mendoza Pérez* Tesoro Aleph Que giran que giran las palabras, giran como lavadora centrífuga, una tras otra dando vueltas en un carrusel de aspas locas. Guardo, guardo un pequeño tesoro en lo más recóndito del pensamiento; si logras encontrarlo atraparás la clave, la entrada a la senda del destino infinito. El camino es un hilo sutil e invisible, más duro que el diamante eterno, oculto entre diminutas gigantescas células grises. Es un laberinto de sueños, ilusiones, pesadillas y realidades envueltas en el presente, el pasado y el futuro. Sólo basta una fuerza imantada de amor y ternura para revelarlo. El tiempo (fragmento) El tiempo es una encrucijada de líneas rectas y curvas que suben y bajan, que se enredan, se separan y se vuelven a unir; que forman senderos por donde transitan algunos que van y otros que vienen. ¿Quiénes van y quiénes vienen? Los ancianos, ¿van o vienen? Quizás ya fueron y regresaron.
*Catedrática de la Facultad de Letras y Comunicación Estos textos aparecieron publicados en el número 130 de El Comentario semanal el día lunes 12 de agosto de 2013
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Máscara Noh
Morir
Jolene Wilde
Miguel Ángel Araujo Cortés*
Alguna vez pensé que yo no podía atemorizarme con las típicas criaturas que causan miedo al resto de las personas, especialmente a las chicas. Puedo ver las películas más terroríficas o leer los relatos más perturbadores sin apenas pestañear, un sobresalto por los sonidos repentinos, pero nunca realmente miedo. Al menos eso creía, porque conocí el rostro del miedo casi sin darme cuenta, sin previo aviso y fue cuando no supe cómo reaccionar, nada me había preparado para ello: el rostro vacío, el inexpresivo, sin siquiera una línea de expresión; los ojos fijos, oscuros, profundos. Un rostro humano en realidad, pero despojado de su humanidad, ¿cómo eso podía asustarme? De haberlo visto en una película o su parecido, quizás no me habría espantado, lo habría olvidado y ya, a retomar mi vida donde la dejé. Pero no es posible hacer eso con los sueños, ¿o sí? Sí, dirán algunos, al despertar todo se queda ahí, en el reino de lo inconsciente y lo irreal; yo los apoyaría con esa idea, de no haber sufrido lo que comenzó esa noche y no ha parado desde entonces. Era una noche como cualquier otra, apagué mi computadora, la acomodé en mi tocador y me acomodé bajo las sábanas. Casi al cerrar los ojos caí en un profundo sueño del que fui interrumpida casi de inmediato por un sonido sordo, encendí la lámpara de mesa y observé alrededor. Nada. Sin darle más importancia apagué la luz y cerré los ojos de nuevo, pero un nuevo sonido me sobresaltó; abrí los ojos y antes de poder encender mi lámpara lo vi, observándome desde las sombras, desde el rincón más oscuro de mi habitación, totalmente informe, salvo el vacío rostro, el resto de su cuerpo se perdía por entero en la oscuridad. Intenté gritar, pero de mi boca abierta no salió ningún sonido, mi cuerpo no me respondía y el ser, fuera lo que fuera, comenzó a acercarse a mi cama, lento, pausadamente, y parecía que el cuarto se sumía en la penumbra, que la poca luz de luna que penetraba por la ventana era absorbida por su presencia. Mi cuerpo seguía sin reaccionar, ni siquiera cuando el ente levantó una alargada manaza y extendió su desarticulado dedo directo a mi nariz y en mi mente un eco como si fuera una voz resonó: “He conocido a muchos como tú que dicen no conocerme, que niegan mi existencia. Yo, yo soy el Miedo y vengo por ti…” y un grito rompió la noche, ahora sí estaba despierta, aun así observé el rincón sólo para asegurarme que estuviera vacío, que había sido una temible pesadilla. Y así lo creí, aunque mi cuerpo temblara y un sudor frío recorriera mi columna, no podía ser más que una pesadilla, yo no le temo a nada. Yo no le temía a nada, porque noche tras noche el mismo ser sigue apareciendo en mis sueños, en mi habitación, en mi realidad, la línea se ha desvanecido, ya no sé cuándo sueño y cuándo no, ya no sé si yo no enciendo la lámpara o si él la apaga, no sé si son sus dedos los que recorren mi espalda o es tan sólo el viento. No sé si su inexpresivo rostro en la ventana me observa o no.
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El sol entra, cual serpiente, rompe la penumbra con su cuerpo ardiente y luminoso. Se desliza sigiloso entre los cuerpos y objetos. Y bendita sea la llegada del astro rey, que bajo la presencia de Selene hallar diferencia entre hombres, mujeres, sillas y mesas, era acto de sobrehumana capacidad. Cuerpos inmóviles, aprisionada su voz bajo el peso de la amargura. Fría piel sobre sus venas amortiguando la involuntaria melodía del corazón al percutir. Latir sincronizado el de estos corazones; no el de aquél, de golpeteo pesaroso. Corazón cansado en cuerpo marchito que pierde voluntad en cada exhalación. Se lleva el aliento fragmentos de vida, vida que se funde con los rayos del sol. Nace el día, muere el hombre. Notan los presentes, que en los ojos del viejo tendido sobre su lecho humedecido por el sudor de semanas, comienza la muerte a anidar. Y si ventanas son: panorama vacío encontraríamos al mirar. El alma, si estuvo alguna vez dentro, abandonó su armadura ósea, y libre transita ahora entre los cuerpos y objetos. Se impregna de la brisa matinal antes de partir a donde las almas van, que no es al cielo ni al subsuelo. No obedecen la fe de ningún hombre. De nada sirvieron los golpes de pecho y la abstinencia. Quedan pocos huecos por iluminar. Se esconde la oscuridad pero terminará el sol por hallarla y el día estará completo. Rompen el silencio sollozos lastimeros, se reza en algún rincón de la habitación, y se pronuncian despedidas prematuras en el otro extremo. Hay quien se atreve a reclamar al pobre viejo su partida. Inútiles los sollozos y reproches. Sobre los rezos, hemos dicho ya, que al alma le son indiferentes. Y aún no sabemos adónde va la mente a descansar cuando al cuerpo ya no le sirve más. Quedan pocos huecos por vaciar. Se esconde la vida pero terminará la muerte por hallarla, y la vida, aunque incompleta, estará terminada, y la muerte hará caer la noche en el interior del cuerpo. El sol ha hecho ya lo suyo. La muerte entra, cual serpiente, rompe la respiración y cubre el corazón con su cuerpo helado y nebuloso. Bendita sea la llegada de la dama negra, que dentro de este cuerpo consumido por la vida era ya lo mismo vivir que morir. *Estudiante de Comunicación
Para agradecer... Anahí González Hernández* En un pequeño sobre blanco podría ir una pequeña tarjetita, sin importar si el papel es de calidad, a rayas o cuadrícula, con el simple hecho de escribir todo en una palabra tan sencilla: gracias. Un hecho que puede culminar con el pequeño sobre por debajo de una puerta, en el lugar donde sabes que va a llegar a la persona que lo merece, y de manera simulada ver su reacción facial… Detalles que alegran el ánimo y el día. Creo que muchas veces es más alboroto que hecho; a veces el hecho se ve acechado por las varias miradas que creen necesitar saber el porqué de un gracias. El hombre puede llegar a creer, bajo la ilusión mundial
de lo material, que el agradecer se convierte entonces en un hecho público y lujoso, en muchos papeles con valor y elogios cuantiosos, cuando en realidad sólo es necesario observar y acomedirse. ¿Y qué es acomedirse con el Otro? Realmente nos alejamos de lo “barbero” o del “beneficio posterior en materia”. Acomedirse a servir, a llegar, quedarse, ayudar, centrarse no sólo en la relación «yo y mi beneficio» sino en aquélla que es «el Otro y yo». Alegrar ese sentimiento que produce acomedirse, muy dentro del cuerpo humano significa agradecer. El hecho se convierte en: caminando.
Entonces encontramos otra de las infinitas utilidades del cuerpo humano, la que utilizando sólo un poco de él, atribuimos gran cantidad al hecho y a la palabra gracias: las manos para cargar y mover el papelito, coger el lápiz; los pies para apresurar, llevar a la puerta adonde corresponde el sobre; la cabeza para reaccionar, ordenar al resto de los ayudantes conectados que “echan aguas”, para que nadie lo note; los ojos y boca para interpretar y avisar que se busque bien por el otro lado de su puerta, y finalmente el corazón (en su imagen científica) para provocar y encerrar la palabra gracias. *Estudiante de Letras Hispanoeamericanas
Don José G. Moreno de Alba Semblanza
Diana Cisneros, Adriana Rivera y Saraí Solís* José G. Moreno de Alba nació en Encarnación de Díaz, Jalisco, el 12 de diciembre de 1940. Estudió la licenciatura en Letras Españolas y la maestría y el doctorado en Lingüística Hispánica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue elegido el 8 de julio de 1977 para ser el 5º ocupante de la silla XV de la Academia Mexicana de la Lengua, de la cual tomó posesión el 10 de marzo de 1978.Entre sus obras destacan El español en América (1988), y Suma de minucias del lenguaje (2003). Asimismo, sobresalen sus publicaciones en dialectología del español americano y su colaboración en el proyecto del Atlas Lingüístico de México (1990),
coordinado por Juan M. Lope Blanch. Fue director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México y de la Biblioteca y Hemeroteca nacionales. Recibió diversos reconocimientos, entre los que cabe citar el Premio Universidad Nacional 2003 y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2008. El Reino de España le concedió la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio en 1999.Fue director de la Academia Mexicana de la Lengua de 2003 hasta 2011, además de miembro correspondiente de la Academia Cubana de la Lengua y de la Academia Norteamericana de la Lengua Española.Moreno de Alba era muy querido por la comunidad investigadora. “La muerte de José Moreno de Alba significa una pérdida
horrible porque para preparar a otro hombre como él se va toda la vida. Un filólogo de su calidad se prepara a lo largo de 70 años y la muerte destruye esto en un instante. Al idioma no le pasa nada, pero nosotros perdemos un incansable trabajador por el idioma”, dijo el escritor e integrante de la AML, Felipe Garrido. Moreno de Alba era un estudioso de la lengua en función y también un gran lingüista. “La lengua es lo que nos distingue de los demás seres vivos y la gran herramienta para hacer cultura”, fueron algunas de sus palabras. Falleció a los 72 años, víctima de un cáncer. Dejó un legado de obras de gran envergadura. *Estudiantes de Lingüística
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Ay, calaverita… Concurso de calaveritas Falcom 2013
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Destéllico mural
PRIMER LUGAR Karina Estrada Salas
TERCER LUGAR Miguel Ángel Araujo Cortés
“Al maestro Marco”
“Corría el rumor…”
La muerte llegó enojada a las puertas de la Falcom preguntando que en dónde andaba uno que se llama Marco.
Corría el rumor y lo confirma este verso que andaba alguien por Radio Universo buscando a la siempre alegre maestra Karina y quien buscando andaba era la Catrina.
El que se parece a Pepe el toro le dijo la muerte al guardia dice que es un roquero pero le gusta Maribel Guardia.
Aún en su búsqueda a la Falcom llegó en salones y cubículos la parca buscó a maestros y alumnos por horas interrogó pero de nadie ni una palabra sacó.
¡Ay, Marquito, ahora sí! Llegó la hora del velorio ni por más horas que pidas te salvas de este jolgorio.
Cayó la tarde y la muerte seguía presente ni una sola pista de la maestra obtuvo pero en encontrarla se mostraba insistente quiso a todos despacharse pero se contuvo.
Ya vámonos pa’l otro mundo, al infierno voy a mandarte le dijo la muerte al Marquito por ser tan bueno en sus clases.
Al fin fue Poly quien a la Catrina le hizo saber el motivo de que a Karina no se le viera aparecer: de dengue la maestra padecía era por eso que no aparecía.
LUGAR NJuanSEGUNDO Manuel Suárez Aguayo “La caída de Krishna en la zanja de un auditorio en construcción” Caminaba alegre Krishna a la Facultad de Letras e ignoraba que ese día empacaría sus maletas. Ya despuntaba aquel día como muchos otros tantos y albañiles excavaban mil agujeros de fango. La imprudente profesora muy curiosa fue a acercarse diciendo: “¿Qué hacen ahora? ¿La Falcom va a derrumbarse?” Muy confiada se asomaba al agujero más grande y la Muerte la esperaba entre el lodo amenazante. Un golpe sordo escuchamos, corrimos pronto a ayudarte pero un cadáver hallamos junto a la Muerte triunfante.
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N
a
Ésta no es una ternera, es una ternura
La Facultad de Letras y Comunicación realizó un concurso de calaveritas entre los estudiantes del plantel. La premiación de las tres mejores calaveritas se llevó a cabo el miércoles 30 de octubre con motivo de la celebración de Día de Muertos, organizado por la maestra Yarmilet Romero y apoyada, sobre todo, por sus alumnos.
b
Pero a la parca le urgía a la locutora en su lista tener y esperó día tras día hasta verla sonriendo volver y maldita la muerte, sin creatividad nos dejó a la maestra de la mano tomó y de la Facultad se la llevó.
Sondeo Este sondeo fue realizado a través de http://destellosfalcom.blogspot.mx
Una palabra podría definir cómo es nuestro propio estilo en la escritura: ¿agilidad?, ¿premura?, ¿detalle?... Definir tu estilo de escritura es difícil, porque cuando escribes no analizas tu forma de escribir; pero ahora lo estoy haciendo y me he dado cuenta de que mi forma de escribir es potencial en aprendizaje, siempre trato de escribir las palabras sin faltas de ortografía aunque muchas veces no tenga concordancia. Juan Corona
Me dormí pensando cuál sería mi estilo; considero que es pausado. No lo sabría explicar muy bien... Se me hace indispensable colocar pequeñas pausas en mi escrito. Montse Jiménez
Psicología: el comportamiento, las ideas que ayuden a descubrir la condición del individuo. Karina Rimbó Creativa, espontánea y con errores. Anónimo