Adam Zagajewski

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Adam Zagajewski Premio Princesa de Asturias de las Letras 2017

“Estoy contento por mí, pero también por la poesía. Este reconocimiento certifica que no está muerta, que es una parte importante de la literatura”1

“Ser poeta significa exactamente salvaguardar lo que Keats llamó “negative capability”, la capacidad para mantenerse en lo incierto, en lo irresuelto, sin rendirse a la claridad radical de las nociones filosóficas” 2

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CONOCEMOS UN POCO AL HOMBRE Y ESCRITOR

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Autorretrato

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Santiago de Compostela

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OBRAS:

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Poesía

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Novela

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Ensayo

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ANEXO 1: UNA SELECCIÓN DE POEMAS

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Mano invisible

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Deseo

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La poesía es búsqueda del resplandor

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En la belleza creada por otros

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ANEXO 2: UNA SELECCIÓN DE TEXTOS

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En defensa del fervor

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En la belleza ajena Las bibliotecas en su vida, algunos textos La escritura, la poesía Otros

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Conocemos un poco al hombre y escritor “Nacimiento de un escritor: un hombre joven, educado en la fe católica, experimenta un descubrimiento deslumbrante: de pronto empieza a comprender que, al rezar, no necesariamente debe repetir las palabras de una oración, escritas en un devocionario, sino que puede rezar con “palabras propias”. Él mismo puede componer una oración. Él mismo puede componer las palabras”3 Poeta, narrador y ensayista, Adam Zagajewski, es uno de los autores con más prestigio a nivel internacional de Centro Europa, uno de los más admirados y leídos. Nació en 1945 en Lvov, antigua capital de la Galitzia austrohúngara, que tras la Segunda Guerra Mundial pasó a incorporarse a la Unión Soviética y posteriormente pasaría a ser territorio ucraniano. Con muy corta edad y junto a su familia fueron trasladados en “un éxodo desgarrador” 4 a la parte occidental de Polonia, a una ciudad industrial llamada Gliwice, antigua población alemana. “En Gliwice vivíamos en la calle Arkonska; es una calle corta, humilde, con dos hileras de antiguas casas de vecinos alemanas que se miran unas a otras con atención. Durante mucho tiempo esta callejuela constituyó para mí el centro del mundo. Desde el balcón observaba por las tardes las chispas que salían de las chimeneas de la fábrica de coque”5 “La calle Dugla había sido dolorosamente sorprendida por la historia más reciente; no le agradaban ni la electricidad ni los motores de combustión interna, no le gustaban ni el hitlerismo, introducido por la victoriosa Wehrmacht, ni el estalinismo, traído por el Ejército Rojo. Los caballos y los carros, y el dulce olor del estiércol le bastaban por completo; los gritos de las sirvientas y las sombrillas de las señoras elegantes, el cambio de las estaciones del año, las bodas y los entierros, y la lluvia, la nieve y el sol podían llenar por completo su vida sencilla- (…) Allí, en una apretada hilera de casas de vecindad, que se tocaban solidariamente por las paredes, como para animarse mutuamente en los tiempos difíciles, en un cuarto piso, se hallaba la pequeña propiedad de la señora Ch., mi primer alojamiento en Cracovia” (p. 10) Comenzó sus estudios superiores en Cracovia, en la Universidad Jagiellonica, primero Psicología, aunque pronto se dio cuenta, que en realidad, le interesaban más las cuestiones relacionadas con la Filosofía, así que también se graduó en esta disciplina. “Yo estudiaba psicología, que me desencantó bastante pronto, porque estaba dispuesta a hablar sólo del cómo y nunca de qué, y me empujó a matricularme en filosofía, de la cual esperaba más alimento”6

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Escribió dos tesinas, la primera: “La introspección entre los métodos de la psicología”, dirigida por la señora Gierulanka, del grupo de los estudiosos antiguos, personas honestas que no se dejaban comprar. La introspección era un tema en aquellos momentos subversivo y reactivo, “conspirábamos los dos contra la traidora y aburrida modernidad, plana como la llanura de Masocia”. “Hoy pienso que la introspección es un aburrimiento, si se la entiende como un escucharse a sí mismo, y no a las voces de otras personas (vivas o muertas)”. Su director de tesina de la licenciatura en filosofía sería el profesor Leszcynski, profesor que según el propio escritor eran tan delicado que no sabía adaptarse a los tiempos oscuros y lo define como “muerto por dentro”.

Un hombre sin patria o con muchas patrias que ha ido aprendiendo de todos los lugares en el que ha estado. En el viaje hay algo quizás que abre nuestra mente, que renueva nuestra manera de mirar el mundo (…) Viajar nos abre los ojos (…) Te aparta de la rutina vacía para regalarte momentos de revelación. De alguna manera quedas expuesto al universo” 7

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Autorretrato8

Entre ordenador, lápiz y máquina de escribir se me pasa la mitad del día. Algún día se convertirá en medio siglo. Vivo en ciudades ajenas y a veces converso con gente ajena sobre cosas que me son ajenas. Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich. En la música encuentro la fuerza, la debilidad y el dolor, los tres elementos. El cuarto no tiene nombre. Leo a poetas vivos y muertos, aprendo de ellos tenacidad, fe y orgullo. Intento comprender a los grandes filósofos -la mayoría de las veces consigo captar tan sólo jirones de sus valiosos pensamientos. Me gusta dar largos paseos por las calles de París y mirar a mis prójimos, animados por la envidia, la ira o el deseo; observar la moneda de plata que pasa de mano en mano y lentamente pierde su forma redonda (se borra el perfil del emperador). A mi lado crecen árboles que no expresan nada, salvo su verde perfección indiferente. Aves negras caminan por los campos siempre esperando algo, pacientes como viudas españolas. Ya no soy joven, mas sigue habiendo gente mayor que yo. Me gusta el sueño profundo, cuando no estoy, y correr en bici por caminos rurales, cuando álamos y casas se difuminan como nubes con el buen tiempo. A veces me dicen algo los cuadros en los museos y la ironía se esfuma de repente. Me encanta contemplar el rostro de mi mujer. Cada semana, el domingo, llamo a mi padre. Cada dos semanas me reúno con mis amigos, de esta forma seguimos siendo fieles. Mi país se liberó de un mal. Quisiera que le siguiera aún otra liberación. ¿Puedo aportar algo para ello? No lo sé. No soy hijo de la mar, como escribió sobre sí mismo Antonio Machado, sino del aire, la menta y el violonchelo, y no todos los caminos del alto mundo se cruzan con los senderos de la vida que, de momento, a mí me pertenece.

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Aunque se inició en la poseía como herramienta contra el sistema, ahora reconoce que la poesía tiene que ser otra cosa, que tiene que estar en otra parte “incluso más allá de la rebelión –aun la más justificada– contra la tiranía” . En su juventud (hasta 1975) perteneció al grupo poético Teraz (“Ahora”), algo que posteriormente no ve con tan buenos ojos, un grupo que sometía la imaginación al deber propagandístico e ideológico. A lo largo de sus obras podemos leer la defensa por parte de Zagajewski de la necesidad de la imaginación, del valor que esta tiene en la vida y en la creación. “Había perdido dos patrias, pero buscaba una tercera: un lugar para la imaginación, un territorio que me permitiera encontrar una salida para mi aún no del todo clara necesidad artística. Había perdido una ciudad real, y buscaba una ciudad de la imaginación. Relativamente tarde –más que en el caso de otras personas– escogí la poesía como campo de mis búsquedas”9 “Cuando el sobrio mundo aplasta la imaginación hasta ponerla en peligro de muerte, en una apartada provincia nace un poeta que escribirá un nuevo poema”10 El autor galardonado está adscrito a la llamada Generación del 68 o de la Nueva Ola (Nowa Fala), formada por autores decididos a comprometerse políticamente en sus obras, como Kornhauser, Kipska, Krynicki o Baranczak. Para este grupo, Zagajewski creó sus dos principales lemas: Powiedz prawde (Di la verdad) y Mow wprost (Habla claro). Perteneció al grupo literario polaco Teraz. “…La poesía de la Nueva Ola era un continuo y artísticamente peligroso diálogo con un presunto ciudadano crítico, pionero de una sociedad civil que apenas –paso a paso y con dificultad– nacía entonces. (…) Fue un compromiso entre la sed de verdad, propia del hombre colectivo, y la sed de una verdad más delicada, frágil, la verdad del hombre individual. Fue también un compromiso curioso entre la moderna conciencia artística y el dolor, penetrante y como prehistórico, producido por el primitivismo de la opresión política a la que entonces estábamos expuestos”. 11 “Zagajewski es un poeta moral en el mejor sentido de la palabra: toda su poesía es reflexiva, toda su poesía es una meditación incesante sobre el peso de la conciencia en la vida que llevamos, sólo que en su caso la poesía es sencilla y luminosa y carece de todo atisbo de barroquismo y grandilocuencia. En realidad, la poesía de Zagajewski es engañosamente sencilla. Parece fácil, sosegada, serena –y lo es–, pero también está empapada de tristeza y horror”.12 "Escribo poesía y escribo ensayo. Pero la poesía va primero. En la poesía están todas las explicaciones".13 “El poeta es un ensayista poderoso. Un escritor de memorias contundente y fino. Un exiliado de aquí y de allá. Un ucraniano de lengua polaca. Tiene la cadencia de un solo de trompeta, la melancolía de Chet Baker cuando ésta nace ya vencida, que es casi siempre”.14 6


“Adam Zagajewski está hablándonos sin césar de submundos paralelos, orwellianos, asfixiantes y, sobre todo, pertenecientes a un delirio difícil de imaginar para el lector común occidental que no conoce al detalle esa monstruosa, violenta y minúscula falta de libertad que se daba a cada paso en regímenes autoritarios. (…) Zagajewski, fino, sutil y nunca rutinario ensayista y sismógrafo de momentos históricos que incluye al mismos tiempo importantes metamorfosis culturales, políticas y sociales, sabe captar a la perfección esas mezclas singulares”15 “La voz poética de Adam Zagajewski destaca por su serenidad, por su tono conversacional que en cualquier momento puede desembocar en una súbita iluminación”16

La persecución a la que fue sometido por el gobierno comunista polaco, le llevó a exiliarse en 1982 a Francia y posteriormente a Estados Unidos donde ejerció como profesor en la Universidad de Chicago. Él prefiere hablar mejor de disidente que de exiliado. Desde 1989 fue profesor visitante asociado de la Universidad de Houston, alternando la docencia con la labor literaria. “En Estados Unidos encontré un ambiente literario mucho más acogedor que en Francia, un grupo de poetas muy abiertos, seres humanos maravillosos que, de algún modo, me adoptaron. Y luego, las bibliotecas. Los norteamericanos tienen las mejores bibliotecas del mundo. En ellas están todos los libros que puedes desear leer.”17 Regresa en 2002 a Cracovia, donde reside en la actualidad. “La ciudad medieval era un modelo acabado del cosmos, allí se podía encontrar todo, un río y un prado, una casa y árboles, iglesias y huertos conventuales, murallas defensivas, que cerraban la ciudad, y puertas, que la abrían, como válvulas de un

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corazón humano, en el ritmo eterno del día y de la noche, del sueño y de la alerta vigilia, del letargo y de la ávida hiperactividad mercantil. Y había un centro hacia el cual, conscientes o en sueños, apuntaban las agujas de todas las brújulas; cada casita de vecindad estaba orientada con respecto al centro; podría decirse que por todas partes, con ayuda de una especie de contador de Geiger, se hubiera podido medir sin el menor esfuerzo la distancia que lo separaba a uno de la plaza del Mercado”18 Adam Zagajewski es un gran conocedor y amante de la música clásica y el arte. Sus poemas también están cargados de melodía que según sus propias palabras está antes que las palabras. “La música me apasionaba, aunque yo no sabía tocar ningún instrumento, ni siquiera entonar correctamente la melodía más sencilla.” 19 Sus obras estuvieron prohibidas por las autoridades del gobierno comunista, aparecieron en los 70-80 en editoriales clandestinas o en el extranjero. Candidato al Nobel desde 2007, el poeta galardonado, que se confiesa admirador de la obra de Antonio Machado, se convierte en el primer autor en lengua polaca que obtiene el Premio Princesa de Asturias de las Letras en sus 37 ediciones. Zagajewski ha sabido conjugar en sus versos la ironía y el éxtasis, lo sublime y lo cotidiano, sin renunciar a la claridad pero tampoco al misterio. 20 Escribe para entender el mundo. “Lo que esperamos de la poesía no es el sarcasmo, la ironía, la distancia crítica, la sabia dialéctica ni el chiste inteligente (aunque todas esas virtudes de la mente cumplen su papel a la perfección siempre que se hallen en su sitio, en un tratado lleno de erudición, un ensayo o un artículo publicado en un periódico de oposición), sino la visión, el fuego y la llama que acompaña los descubrimientos espirituales. En otros términos, lo que esperamos de la poesía es la poesía”21 “El autor a través de sus poemas busca siempre elevar el pensamiento. Para mí un poema logrado es el que consigue esa transformación: comienza con algo cotidiano, que cualquiera puede compartir, y después de alguna manera hace una cata en algo más profundo, un momento cotidiano se convierte, en una epifanía (…) Me di cuenta de que eso era poesía: si caminas por una ciudad pero mentalmente estás en otra, eso es poesía (…) 8


Santiago de Compostela Una fina llovizna, como si el Atlántico hiciera examen de conciencia Noviembre ya ha dejado de fingir La lluvia ha apagado las hogueras y las chispas Santiago es la capital secreta de España De día y de noche patrullas van hacia ella Por las calles deambulan los peregrinos, cansados o muy vivaces, como cualquier turista Junto a la catedral vi a una mujer que se había reclinado en su mochila y lloraba La peregrinación había acabado Adónde iba a ir ella ahora La catedral son solo piedras Las piedras no conocen el movimiento Se aproxima la noche y el invierno22

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Obras: Poesía

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Komunikat (Comunicado), 1972 Sklepy miesne (Carnicerías), 1975 Ir a Lvov, 1985 Plótno (Lienzo), 1990 Ziemia ognista (Tierra de fuego), 1994. 2004 en castellano, Acantilado Trzej aniolowie (Tres ángeles), 1998 Pragnienie (Deseo), 1999. 2005 en castellano, Acantilado Poemas escogidos, 2005, Pre-textos Powrót (El regreso), 2003 Antenas, 2007 Niewidzialna reka (Mano invisible), 2009. 2012 en castellano, Acantilado

Novela

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Cieplo zimno (Caliente y frío), 1975 Cienka kreska (Trazo), 1983

Ensayo • • •

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El manifiesto Swiat nieprzedstawiony (Un mundo no representado), 1974, junto a Julian Kornhauser List. Oda do wielosci (Letra. Oda a la pluralidad), 1983 Solidarnosc i samotnosc (Solidaridad y soledad), 1986, en el que Zagajewski expuso sus tesis sobre el compromiso político de los escritores. Traducido al castellano en 2010, Acantilado Dwa miasta (Dos ciudades), 1995. 2006 en castellano, Acantilado W cudzym pieknie (En la belleza ajena), 1998. 2003 castellano Pre-textos Obrona zarliwosci (En defensa del fervor), 2002, una recopilación de ensayos, 2005, Acantilado Releer a Rilke, 2017 Acantilado.

Entre otros muchos, su obra ha merecido premios y distinciones como el Premio Kurt Tucholsky (1985), el Premio PEN Club de Francia (1987), el Premio Vilenica (1996), el Premio Tranströmer (2000), el premio que concede la Fundación Literaria Konrad Adenauer (2002) y el Premio Neustadt (2003).

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Alguna información más: Adam Zagajewski [en línea] Wikipedia. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Adam_Zagajewski Adam Zagajewski, poeta y ensayista polaco [en línea] La Vanguardia, 23 marzo 2009. Disponible en: http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2009/03/23/pagina68/77192495/pdf.html?search=zagajewski MILES, Valerie. Adam Zagajewski, Princesa Asturias de las Letras. [en línea] El País. Disponible en: https://cultura.elpais.com/cultura/2017/06/08/actualidad/1496949030_424526.html DOCE, Jordi. Adam Zagajwski [en línea] El Cuaderno. Junio 2017. Disponible en: https://elcuadernodigital.com/2017/06/09/adam-zagajewski/ LÁZARO, Margarita. El escritor polaco Adam Zagajewski, premio Princesa de Asturias de las Letras 2017. [en línea] Huffpost. 8 junio 2017. Disponible en: http://www.huffingtonpost.es/2017/06/07/el-escritor-ucraniano-adam-zagajewskipremio-princesa-de-asturi_a_22131017/

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ANEXO 1: una selección de poemas Mano invisible

Ciudad muda Imagínate una ciudad oscura. No entiende nada. Domina el silencio. Y en el silencio los murciélagos, como filósofos jónicos, volando toman radicales y repentinas decisiones que nos llenan de exaltación. Una ciudad muda. Está cubierta de nubes. Aún nada se sabe. Nada. De repente, un intenso relámpago desgarra la noche. Evidentemente, el párroco y el pope tapan de inmediato la ventana con terciopelo lívido, pero nosotros salimos para oír el rumor de la lluvia y el amanecer. El amanecer siempre dice algo, siempre. 12


Ahora, cuando has perdido la memoria Ahora, cuando has perdido la memoria y sólo puedes sonreír desconcertado, quisiera ayudarte, porque tú fuiste quien, como un demiurgo, me abrió la imaginación. Recuerdo nuestras excursiones, las nubes de algodón que pasaban bajas sobre el bosque húmedo en las montañas (conocías todos los senderos de aquel bosque), y también un día de verano cuando subimos hasta lo alto de un faro marítimo en el Báltico y miramos largo tiempo el infinito oleaje del mar, sus puntos blancos deshilachados como un embaste. Pienso que nunca olvidaré aquel momento tú también estabas emocionado, nos parecía ver todo el mundo, ilimitado, respirando tranquilamente, azul, perfecto, claro y nebuloso a la vez, cercano y lejano; notamos la esfericidad del planeta, oímos a las gaviotas que se divertían con un planeo pausado en las cálidas y frías corrientes de aire. No soy capaz de ayudarte, tengo una sola memoria. Mi padre ya no me reconoce Mi padre ya no me reconoce. Ni tan solo quedan aquellos destellos de la conciencia con los que hasta no hace mucho podíamos consolarnos. Está sumido en la oscuridad, acostado, duerme, dormita como si ya nos hubiera dejado. Y, con todo, aún hay breves momentos en los que aparece su auténtica cara. 13


Poetas fotografiados Poetas fotografiados, pero nunca cuando ven realmente, poetas fotografiados, estantes con libros como fondo, pero nunca en la oscuridad, nunca en silencio, en la noche, en la incertidumbre, cuando vacilan, cuando la felicidad, como el fósforo, cubre la cerilla. Poetas sonrientes, tranquilos, cultos. Poetas fotografiados cuando no son poetas. Si supiéramos qué es la música. Si lo entendiéramos. Caras Al atardecer se iluminaron en la plaza las caras de la gente que no conocía. Miraba con avidez las caras humanas: cada una era diferente, cada una decía algo, quería convencer, se reía, sufría. Pensé que las ciudades no las construyen las casas, ni las plazas o las avenidas, los parques, las anchas calles, sólo las caras que se iluminan como lámparas, igual que los sopletes de los soldadores que por la noche reparan el hierro entre nubes de chispas.

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Deseo

La ciudad donde me gustaría vivir Es una ciudad silenciosa al atardecer, cuando las pálidas estrellas despiertan de su desmayo, y ruidosa al mediodía con las voces de filósofos orgullosos y mercaderes que traen terciopelo de oriente. Arden en ella los fuegos de las conversaciones, pero no las piras. Las iglesias antiguas, piedras enmohecidas de una vieja oración, son su lastre y su cohete espacial. Es una ciudad justa, donde no se castiga a los extranjeros, una ciudad de memoria rápida y de lento olvido, tolera a los poetas, a los profetas les perdona su escaso sentido del humor. Es una ciudad construida según los preludios de Chopin, reducidos a la tristeza y la felicidad. Pequeñas colinas la rodean en una ancho anillo; allí crecen fresnos de campo y el esbelto álamo, juez en la nación de árboles. Un río impetuosos atravesando el centro de día y de noche murmulla saludos misteriosos de las fuentes, de las montañas, del azul del cielo. 15


Sólo los niños Sólo los niños jugaban con la arena (les acompañaba el olor narcotizante de los tilos en flor, no lo olvides) sólo los niños, aunque también el diablo, y los dioses menores, e incluso los olvidados políticos que incumplieron todas su promesas estaban allí y los observaban con una infinita admiración. Quién no quisiera ser niños ¡por última vez! Una llama Señor, danos un largo invierno y música tranquila, y labios pacientes, y un poco de orgullo antes de que se acabe nuestro siglo. Danos el asombro y una llama alta, clara. Panadería Un joven y orgullosos panadero con su camiseta sin mangas (en los brazos tiene marcas de harina, como polvos en la cara de un actor) observa con amabilidad a los clientes. Sonríe sutilmente. Él, que conoce el secreto del pan….

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La poesía es búsqueda del resplandor La poesía es búsqueda de resplandor. La poesía es un camino real que nos lleva hasta lo más lejos. Buscamos resplandor en la hora gris, al mediodía o en las chimeneas del alba, incluso en el autobús, en noviembre, cuando al lado dormita un viejo cura. El camarero en el restaurante chino estalla en llanto y nadie imagina por qué. Quién sabe, quizás esto también es una búsqueda que se parece a un instante a la orilla del mar, cuando en el horizonte aparece un barco rapaz y se detiene, paralizado largo tiempo. Pero también, momentos de profunda alegría e incontables momentos de angustia. Déjame ver, por favor. Déjame persistir, por favor. Al atardecer cae una fría lluvia. En las calles y avenidas de mi ciudad en silencio y con fervor trabaja la oscuridad. La poesía es búsqueda de resplandor. (De De Regreso, 2003) En la belleza creada por otros Sólo en la belleza creada por otros hay consuelo, en la música de otros y en los poemas de otros. Sólo otros nos salvan, aunque la soledad sepa a opio. Los otros no son el infierno, si se les ve temprano, con sus frentes puras, lavadas por sueños. Por eso me pregunto qué palabra debería utilizarse, "él" o "tú". Cada "él" es una traición a un cierto "tú" pero a cambio el poema de alguien ofrece la fidelidad de un grave diálogo. (De Temblor, 1985)

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ANEXO 2: una selecciรณn de textos En defensa del fervor

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En la belleza ajena

Las bibliotecas en su vida, algunos textos “Frecuentaba las bibliotecas de Cracovia. Durante el primer año me contentaba con las bibliotecas pequeñas, modestas; al principio la gran biblioteca Jaguelónica me intimidaba. Construida en los años treinta en un estilo moderno y funcional, era uno de los edificios que Cracovia heredó de la Segunda República. Su espaciosa sala de lectura principal, con sus innumerables mesas y lámparas, se convirtió en mi refugio. (…) Siempre solicitaba dos tipos de libros: unos servían para satisfacer las exigencias de mis profesores, psicólogos y filósofos; otros, en cambio, eran solo para mí. Los primeros eran manuales; los segundos, volúmenes de poemas, colecciones de relatos o ensayos. Empezaba con estos segundos, me embebía en ellos. Los primeros solían oler a aburrimiento; los leía solo por obligación. (…) ¡Estos dos géneros de libros eran como el cielo y la tierra! (p. 66) “Elogio de la biblioteca Jaguelónica –“la Jaguelona”, la llamábamos familiarmente– , de ese jardín botánico de las ideas: gracias, Jagiello; gracias, Eduvigis. Era un tesoro, y sólo un muro nos separaba de la animada calle. Una biblioteca –una grande, orgullosa biblioteca– es la imaginación, el pensamiento del hombre universal. Aquí los pensamientos esperan a futuros lectores. Aquí, por las noches, apretados en los estrechos anaqueles, los libros sueñan con las vivas manos de los lectores. Aunque la trivialidad de sucesivos y breves presentes tampoco se le ahorra a la biblioteca: por la noche cruje el entarimado, y en la planta baja un soñoliento guarda lee una pringosa gaceta deportiva en el pequeño cuartito de servicio. Ante él se alza un tarro de pepinillos en vinagre y una lata de paté; el transistor ronquea, expectorando de sus enfermizos pulmones una arrugada música para borregos. Desde por la mañana acuden a la biblioteca estudiantes veinteañeros. Las visitas se permiten diariamente, a

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excepción de domingos y festivos. Los estudiantes acuden a la biblioteca con más frecuencia y con más gana que las familias de los pensionistas a la residencia de ancianos. La biblioteca es una residencia de ancianos; el personal suele ser desagradable, e incluso brutal. Atolondrados funcionarios arrojan los libros a un carrito metálico y los llevan, apresurándose por diversión y como si estuvieran patinando, o como si portaran el ataúd de un carnicero no muy querido en la ciudad. Los estudiantes acuden en masa a la biblioteca y su impúdica juventud llena las vasijas de los libros de oxígeno fresco; están llenos de ímpetu y curiosidad. No todos, es cierto; al fin y al cabo, los envían a la biblioteca severos profesores titulares y adjuntos. No se trata de eso. La motivación no ha sido nunca el fuerte de la humanidad. A veces, móviles más bien sospechosos, bastante primarios en el orden de la naturaleza, mediocres, incluso feos, conducen a resultados inesperadamente sublimes. Aquí estudié a Platón y Heráclito, los problemas de la Edad Media, aquí leí a inspirados ingleses, a ingeniosos franceses y a tristes alemanes. Y a mis compatriotas. Y también a serios rusos barbudos. Y los libros prohibidos, por cuya lectura había que luchar, recurriendo a ardiles, solicitando el permiso del decano. Así logré llegar hasta los poemas y ensayos de Czeslaw Milosz”. (p. 112-113) “En algunas ciudades, los arquitectos que proyectan los edificios de las bibliotecas comprendieron la gravedad de este problema, la importancia del paso del almacén de sombras vivas a la realidad de la vida muerta, y propusieron la instalación de una escalera a la entrada de la biblioteca, escaleras sobre las que puede uno sentarse y pasar el difícil trance, adaptarse a la normalidad de la tarde y perdonar al mundo su áspera imperfección”. (p. 120) “Yo en cambio –¡ratón de biblioteca no menos entusiasta que el caballero de La Mancha!–, salí de la biblioteca en que había leído hasta la saciedad, pero no, en absoluto, novelas de caballerías. Leí con atención, y con admiración por su talento estilístico, alos grandes guasones, pesimistas y escépticos de los últimos cien años. Me hallaba, pues, preparado para lo pero, hasta el punto de que –de un modo similar a como les ha ocurrido a algunos escritores de nuestra época– alguna vez pensé en no abandonar la biblioteca, en quedarme allí para siempre e la segura compañía de los sabios y los poetas, y apasionarme con una sola controversia, el conflicto entre pensamiento y la poesía. O la lengua (los que se quedan en la biblioteca aman la lengua más que cualquier otra cosa; más que a la gente)”. (p. 243)

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La escritura, la poesía “El escritor que lleva un diario íntimo anota en él lo que sabe. En el poema o en el relato anota lo que no sabe”. (p. 38) “La defensa de la poesía no es la defensa de cierta profesión, de los libros, de las librerías, de los bibliófilos, de los lectores exaltados, de las veladas poéticas de veinte personas; no es si quiera la defensa de los poetas, pues los poetas están tan lejos de la poesía como casi los juristas del derecho o los guías de montaña de las nubes. La defensa de la poesía es la defensa de algo que alienta en el hombre, la capacidad fundamental de experimentar el milagro del mundo, de descubrir la divinidad en el cosmos, de asombrarse y de quedar sumido durante un largo instante en ese asombro. Si esta capacidad se marchita, la especie humana seguirá existiendo, pero empeorada, debilitada, de manera distinta a la que ha existido durante milenios, cuando no había civilización que no pusiera la poesía –en una u otra forma– en el centro mismo de los trabajos humanos”. (p. 137) “Días en que no logro escribir nada en absoluto –esos días quedarán para siempre mudos–. No podría entonces defender ni la poesía ni la prosa. El más sublime y regular trabajo del corazón”. (p. 163) “¿Qué tipo de significado se expresa en la poesía si se la compara, por ejemplo, con la filosofía o la historia? La diferencia puede formularse de este modo: la poesía se ocupa de significados nuevos, frescos; recuerda a las castañas caídas del árbol y extraídas de su erizo; deslumbrantemente tiernas, rosadas como una cicatriz”. (p. 208) “Ojalá los filósofos aprendieran de los poetas una sola cosa: ¡cómo no tener opiniones!”. (p. 238) Otros “En la niñez perdí dos patrias: perdí la ciudad donde nací, y en la que antes de mi venida al mundo habían venido numerosas generaciones de mi familia, pero también, con la llegada del estilo soviético de gobierno, se me privó del fácil y del algún modo natural acceso a la evidencia universal de la verdad. Necesité luego muchos años par volver a la corriente principal de la vida, para admitir las más elementales certidumbres, esas que sólo los locos y los farsantes ponen en duda” (p. 16)

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“Buscando las dos patrias perdidas –mi ciudad y el libre acceso a la verdad–, me topé aún con una tercera, de la que ni siquiera sabía que hubiera sido alguna vez ciudadano. Este tercer país dispone de un pequeño territorio y no tiene ejército; en él solo hay un pequeño manantial, en el que se refleja el azul del cielo y deshilachadas nubes blancas. Pero este tercer país se distingue por desaparecer a veces de la superficie de la tierra, por mucho tiempo. Desaparece como las golondrinas, que vuelan hacia el sur y sólo dejan tras ellas su arcaicos nidos bajo los aleros, pequeñas barbillas de los tejados” (p. 51) “La juventud dura mucho, mientras vivimos, mientras pensamos, mientras creamos, mientras aguardamos con curiosidad el día siguiente” p. 195 “En cierto sentido, el mundo siempre se halla en esa misma condición –en la situación de un manuscrito inacabado” (p. 49) “Personas-vocales y personas-consonantes. Vocales son aquellas que gustan de hablar, de reírse –y al reír, echan la cabeza hacia atrás con energía–, aquellas que nacieron para la expresión. Las personas-consonantes callan generalmente, en sociedad pasan por aburridas, se duermen en el tren. Mas sin ellas no existiría la humanidad; las lenguas se las arreglan mejor sin vocales que sin el tieso y pesado brocado de las consonantes” (p. 110) Cuidar el mundo: leer un poco, escuchar algo de música, p. 233 "Y, sobre todo, vislumbro aquí la extraordinariamente paciente y constante labor del bien, que incluso en este siglo en general tan cruel no quedó del todo aniquilado. ¡El bien también existe!"

Bibliotecas. Ayuntamiento de Oviedo

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DÍAZ-AGÜERO, Alejandro. Adam Zagajewski. [en línea] ABC, 9 junio 2017. Disponible en: LÓPEZ-VEGA, Martín. Adam Zagajewski: en defensa de la experiencia (2011) EN: Extravagante tripulación: entrevistas literarias. Gijón: Impronta, 2012. p. 25-45 3 En la belleza ajena, p. 26 4 MONMANY, Mercedes. Adam Zagajewski: héroes de lo cotidiano. EN: Por las fronteras de Europa: un viaje por la narrativa de los siglos XX y XXI. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2015. p. 788-792 5 En la belleza ajena, p. 113 6 Idem., p. 50 7 López-Vega 8 De: Mística para principiantes, 1997. En: Poemas escogidos de Adam Zagajewski http://www.elcultural.com/noticias/letras/Poemas-escogidos-de-Adam-Zagajewski/10880 9 En la belleza ajena, p. 23-24 10 En la belleza ajena, p. 93 11 Idem., p. 222 12 JORDÁ, Eduardo. Sobre Adam Zagajewski. [en línea]. ABC, 9 junio 2017. Disponible en: http://www.abc.es/cultura/libros/abci-sobre-adam-zagajewski-201706090634_noticia.html 13 ALEMANY, Luis. Adam Zagajewski, Premio Princesa de Asturias: "La poesía es pasar de la gravedad a la gracia" [en línea] El Mundo, 8 de junio de 2017. Disponible en: http://www.elmundo.es/cultura/literatura/2017/06/08/59390b5fca47411f4f8b4613.html 14 LUCAS, Antonio. El poeta polaco Adam Zagajewski, premio Princesa Asturias de las Letras [en línea] El Mundo, 8 de junio de 2017. Disponible en: http://www.elmundo.es/cultura/literatura/2017/06/08/59390228ca47411b4f8b465b.html 15 MONMANY, Mercedes. Adam Zagajewski: héroes de lo cotidiano. EN: Por las fronteras de Europa: un viaje por la narrativa de los siglos XX y XXI. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2015. p. 789-791 16 FARRÉ, Xavier. Breves apuntes sobre la poesía de Adam Zagajewski. [en línea]. Disponible en: http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/8736/1/REV_3_02.pdf 17 LÓPEZ-VEGA, Martín 18 En la belleza ajena, p. 82 19 En la belleza ajena, p. 107 20 RODRÍGUEZ MARCOS, Javier. El Princesa de Asturias de las Letras distingue al poeta polaco Adam Zagajewski. El País, 0 de junio de 2017. Disponible en: http://cultura.elpais.com/cultura/2017/06/08/actualidad/1496899959_304353.html 21 ZAGAJEWSKI, Adam. El defensa del fervor. Acantilado, 2005, p. 41 22 Dos poemas inéditos de Adam Zagajewski, Princesa de Asturias de las Letras http://www.abc.es/cultura/libros/abci-poemas-ineditos-adam-zagajewski-princesa-asturias-letras201706090418_noticia.html 2

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