Marinas y merinas: microrrelatos

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Marinas y merinas: microrrelatos

Con motivo de la exposición de las obras hechas en lana por Amparo Rúa: “Marinas y merinas” que se expuso en la Biblioteca Lorenzo Rodíguez Castellano (La Granja) del 9 de mayo al 12 de junio, se invitó desde la página de Facebook de la Red de Bibliotecas Públicas Municipales de Oviedo, a escribir microrrelatos a partir de algunas de sus figuras. Esta publicación recoge todos ellos. Gracias por participar.


Le dijeron que no podía, que era un sueño, que volar es imposible. Le dijeron… pero hablaban de ellos. Apretó sus puños, agitó sus alas y voló. (Marian González Rúa) Y de repente una foto en su mente con el verde prado y la especial combinación del blanco y amarillo que solo llevan las margaritas. (Mayte Menéndez Díaz) Y de repente se despertó, fue corriendo hasta el espejo –“uf, qué susto”– pensó. Sus alas aún seguían allí. (Mayte Su) El hada de los dientes viene por la noche y debajo de la almohada mira con deleite. Si dejas un diente, ella podría hacer un comercio que creas que es justo. (Lianna Golden) Sonreía. Me miró con sus luminosos ojitos y descubrí en su luz que no siempre las hadas tienen alas. (Jesús E. Duarte) Cuando mi madre se fue, se convirtió en un hada que vivía en el bosque. Se comunicaba con nosotros escribiendo mensajes alterando los colores de las flores. Nunca un tapiz verde fue un puzle tan lleno de letras que implicaban vida. (María Beatriz Álvarez García)


Somos independientes, realmente no nos necesitamos pero estar juntos es lo mejor que nos ha pasado. La vida ha dejador de estar medio vacía. (Marian González Rúa) JARRA: te veo un poco rayado VASO: no sé, me siento un poco vacío JARRA: pues yo te veo bastante lleno. (Belén Laspra) Pensamiento “vásico”: a veces no entiendo como alguien que es distinto de mí, puede llenarme tanto. (Jesús E. Duarte) Suave como tu piel. Fresco como tu boca. Imprescindible, como tú. (Ana Mary Cármenes) Círculos de amor; líneas de paz. Los dos están listos para estar llenos de la gracia que no termina nunca –como un arco iris, (Lianna Golden) La frágil vasija de lana contiene infinitas penas y alegrías varias. El vaso no admite las penas. Este matrimonio que se complementa solo admite risas. (María Beatriz Álvarez García)


Las manos de la madre, suaves como la lana, acarician el alma de los hijos. Su recuerdo también. (Ana Mary Cármenes) Siempre llevaba la música en su actitud. Sus hijas le marcaban el ritmo. (Mayte Menéndez) Espera la madre su tercer hijo. Alegran sus ropas con arcos iris coloreando sus vidas en blanco y negro. No hay niebla ni lluvia bajo su techo. (María Beatriz Álvarez García) Ella siempre vestía de azul mientras esperaba que el mar le devolviese vivo a su pescador enamorado. (Jesús E. Duarte) ¡Mirad chicas! ¡Ahí llega papá con el nuevo monovolumen! (Belén Laspra) No nos queremos separar de tu lado mamá!!!! (Montse López) ¿Miedo? No, gracias. (Marian González Rúa) Preciosa mamá y su barriguita del tercero. (Maxi Suárez Blanco)


Un cerebro con dos pies? No sé por qué no se ha ido de vacaciones todavía. (Lianna Golden) Su cerebro guardaba las palabras necesarias, para seguir tejiendo con seguridad. (Mayte Menéndez) Toda una aventura. Escapar de la huesuda cárcel para ver el mundo. (María Dolores Armengol) Harto de la rutina, el cerebro buscó a alguien que le tejiera unos pies. Se los puso y salió corriendo. Otros no tienen tanta suerte y no encuentran a nadie que les teja los pies que necesitan para salir corriendo. (Ana Mary Cármenes) Pensó que con esta prenda, tejida por ella, con todo conocimiento y cariño, su nuevo nieto podría ver, que hay que andar con cabeza desde muy pronto. Luego es tarde! (Pilar Ferreras) Creyó que acariciando su cerebro le calmaría, ignoraba que no tiene terminaciones nerviosas. Era como acariciar un ovillo de lana. (Jesús E. Duarte)


El hemisferio izquierdo es un poco más pequeño. Persona diestra. (Maxi Suárez Blanco) Abandonó el cerebro al cabeza chorlito que le había tocado en suerte. Salió por pies buscando un nuevo dueño que supiera aprovechar su potencial. Cuando lo encontró fue feliz por fin. (María Beatriz Álvarez García) Con la cabeza en los pies. Así nos va. (Marian González Rúa) Fue a por lana y salió por pies (Mari Luz Naredo) Había olvidado el hombre lo único que le era imprescindible. (Menchu Blanco)


Una bruja vestida de verde… ¡Con lo que a mi me gusta el verde y lo bruja que soy! (Pilar Ferreras) Ojalá como a Fito a mi me hubiera enseñado una bruja. Aprendiendo de sus aquelarres de sabiduría, de naturaleza y vida. (Jesús E. Duarte) ¡Qué desastre! A ver ahora cómo deshago el hechizo y me vuelvo a convertir en gato.. (Belén Laspra) Cuando las brujas empiezan a ir y se ven gatos negros, la luna se ríe y susurra, ¡es casi Halloween! (Lianna Golden) Como en épocas pasadas, quiso sentir el poder de aquellas mujeres, estigmatizadas simplemente por ser fuertes. Decidió entonces, poner el sobrero de Bruja. (Mayte Menéndez)


Mi ma-má me mi-ma, mi ma-má me a-ma, yo a-mo a mi ma-má. (Marian González Rúa) Su madre había creado para ella un suave vestido de colores con el que se sentía como una princesa, incluso con alas para que pudiera levantar el vuelo. Pero como era sabia, su madre, se dio cuenta que se necesitaba más que alas para volar. Y entonces la enseñó a leer. (Ana Mary Cármenes) Una bella hada madrina se le aparece a una pequeña niña en un pueblecito de Pola de Allande. Le pide un deseo y con el tiempo se lo ha cumplido. Una artista con sus lanas. (Maxi Suárez Blanco) Crecía feliz el hada entre los árboles del bosque. Crecía feliz e inocente hasta que aprendió a leer y descubrió que el mundo era mucho más que el verde de las hojas de los árboles y el rosa de su hermoso vestido. (María Beatriz Álvarez García) Me parece que voy a pedir calamares. Sí, los calamares y media de pulpo. (Belén Laspra)


¡Qué pereza! ¿Abro los ojos o sigo así? Lo pensaré. (Ana Mary Cármenes) El pequeño búho juntó los labios y cerró los ojos a medio camino entre el beso de su madre y el de la mini búho que le ponía ojitos. No estaba seguro de si crecer o quedarse así por siempre. (María Beatriz Álvarez García)

Amparo Rúa


Cuando las personas se aman, no importa la edad, no importa el sexo, pero si que importan las palabras y la liturgia. Los vestidos de novia para celebrar un matrimonio de verdad. (Mari Luz Naredo) Agarró con fuerza la mano de su madre y le dijo: “Estás guapísima mamá”. “Tú también cariño”. “Yo creo que estoy nerviosa, muy nerviosa”. Aquella mañana acababan de salir las notas de la EBAU. Para ellas se abría una nueva etapa, un futuro que le seguía dando vértigo. “Tengo miedo, mamá. No quiero rendirme…pero estoy asustada”. “¿Rendirte?”, le dijo mientras acariciaba su rostro con ambas manos. “Somos mujeres, mi vida. No sabemos qué es rendirse”. Y volvió a cogerla de la mano. (Carmen Mateo) Por un momento soñó que ella era la novia. Recogió el ramo de rosas y se lo entregó a su hermana mayor. Por fin vería por primera vez una boda. Y ella sería quien lleva la cola del maravillosos vestido. (María Dolores Armengol) Dos mujeres de la mano, juntas, suaves, como la lana, fuertes y valientes para luchar, amar, para sentir como poco a poco, sin violencia, van conquistando el mundo. Poco a poco, sin tregua, suavemente, juntas. (Ana Mary Cármenes) Los muchachos del barrio las llamaron locas pero, no están locas o, tal vez sí. Locas de amor una por la otra. (María González Rúa)


Llegó el día de su boda, todo estaba perfecto, la niña vestida con sus vestido blanco para portar las arras. A continuación se vistió ella, también de blanco y con joya de perla, y se encaminaron al sitio convenido en busca del amor. (Mayte Menéndez Díaz) Como en un cuento de hadas, dos bellas chicas se dirigen hacia el matrimonio con toda ilusión y con dos vestidos de novia. Fueron muy felices y colorín colorado este cuento se ha acabado. (Maxi Suárez Blanco) La novia niña se aferra a su madre temiendo el futuro que le espera. La madre de la novia sonríe por fuera mientras piensa en la prosperidad que le traerá el matrimonio de su hija más bella. Qué pase pronto este día! (María Beatriz Álvarez García) Y al verlas allí, con sus resplandecientes vestidos, se dio cuenta de que por fin era real. Sonrió y pensó: “La lucha ha merecido la pena”. (Mayte Su)


La gente dice que no son hermosos. A ellos no les importa lo que digan. En sus caras se refleja la felicidad. Se aman y pueden estar juntos. (Ana Mary Cármenes) Benditos ancianos, sus feas arrugas nos cuentan sus vidas, bendicen las nuestras con sabios consejos, seguirlos o no delatan nuestra mente abierta (o no) (María Beatriz Álvarez García) Fújur: –entre risas– ¡Atreyu vuelve! ¡Ygrámul dice que no volverá a picarte! Ygrámul: pues sí que se ha enfadado –más risas. (Belén Laspra)


Suave es la seda, suave la lana tejida por manos suaves, pero nada tan suave como la suavidad de una madre. En cualquier tiempo, en cualquier lugar, madres de cualquier raza o color. Suaves madres. (Ana Mary Cármenes) Yo te protejo mi niño, no tengas miedo, siempre te cuidaré y estaré a tu lado, incluso cuando llegue mi momento y me vaya. (Montse López) La pequeña india de trenzas negras acuna un bebé, mientras los hombres blancos talan el bosque que rodea su aldea. Llora en silencio por el planeta, e impotente grita hacia adentro preguntándose por el futuro. Esta es la herencia que les dejamos: desesperanza y desolación. (María Beatriz Álvarez García)


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