Marzo: mujer y poesía

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Mujeres poetas algunas de allí, muchas de aquí

Marzo: poesía y mujer


Índice Algunas de allí Alejandra Pizarnik Cenizas

Alfonsina Storni Queja

Carmen Conde El universo tiene ojos

Carmen Quinteiro Sonrisa

Concha Méndez Cuesta

4 5 5

6 6

7 7

8 8

9

Nocturno

9

Delmira Agustini

10

Lo inefable

10

Dulce María Loynaz Si me quieres, quiéreme entera

Ida Vitale Mi homenaje

11 11

12 12

Elvira Sastre

13

Incansable

13

Emily Dickinson

14

543

Gabriela Mistral La tierra y la mujer

Gloria Fuertes No dejan escribir

14

15 15

16 16

Mar Benegas

17

Manto

17

Rosalía de Castro Dios puso un velo encima

18 18

Rosario de Acuña

19

La libertad

19

Sara Caviedes

20

Ando envuelta en una conciencia usada

Sylvia Plath Soy vertical

20

21 21

Muchas de aquí

22

Aida Masip

23

Somos luz

23

Alba González Sanz

24

Sonreíd

24

Ana Cármenes

25

Los espacios y los días

Ana Vega Auschwitz 13.

25

26 26


Ángeles Carbajal

27

Quedar a solas

27

Aurora García Rivas

28

La flauta del sapo

28

Azucena Couso

29

Cercanías.

29

Berta Piñán

30

Noches de incendio: [1985-2002].

30

Dorita García Blanco

31

Fragancia de limón

31

Esther Prieto Tres de la quema

32 32

Gema Bravo

33

Deslices

33

Gema Fernández La eternidad tiene los días contados

Lourdes Álvarez García Poesía escoyida

Mª Esther García López Pisadas

Mari Luz Fernández Patios traseros: poemario 2002-2013

34 34

35 35

36 36

37 37

María García Díaz

38

Espacio Virgen

38

Sandra Sánchez

39

Una manzana en la nevera

39

Sara Bárcenas de Cuendias

40

Un lugar en la palabra

40

Sara R. Cabeza

41

Aullido animal

41

Sofía Castañón

42

Animales interiores

Taresa Lorences El son de los picaportes

Teresa Soto

42

43 43

44

Un poemario

44

Vanessa Gutiérrez

45

La danza de la yedra

Virginia Gil Torrijos

45

46

La mutación del amor

46

Yasmina Álvarez Menéndez

47

Los versos que nunca os dije

47


Desde la Red de Bibliotecas Públicas del Ayuntamiento de Oviedo se ha elaborado esta Guía de Lectura con una selección de mujeres poetas, de tiempos y lugares diferentes, pero, sobre todo, hemos pretendido dar a conocer muchas mujeres poetas de nuestra tierra, coincidiendo con la celebración del Día de la Mujer y el Día de la Poesía. Seguro que nos han quedado fuera algunos nombres, pedimos disculpas, y nos encantará recibir sugerencias, nombres, para en un fututo darlas a conocer y recomendar su lectura. Esperamos que disfrutéis con estas lecturas poéticas.

Algunas de allí

“Me atrevería a aventurar que Anónimo, que tantos poemas escribió sin firmarlos, era a menudo una mujer”. (Virginia Woolf)


Alejandra Pizarnik

(Avellaneda, Argentina, 1936 – Buenos Aires, 1972)

Cenizas La noche se astilló de estrellas mirándome alucinada el aire arroja odio embellecido su rostro con música. Pronto nos iremos Arcano sueño antepasado de mi sonrisa el mundo está demacrado y hay candado pero no llaves y hay pavor pero no lágrimas. ¿Qué haré conmigo? Porque a Ti te debo lo que soy. Pero no tengo mañana Porque a Ti te… La noche sufre.


Alfonsina Storni

(Capriasca, 1892 – Mar de Plata, 1938)

Queja Señor, mi queja es ésta, tú me comprenderás; de amor me estoy muriendo, pero no puedo amar. Persigo lo perfecto en mí y en los demás, persigo lo perfecto para poder amar. Me consumo en mi fuego, ¡Señor, piedad, piedad! De amor me estoy muriendo, ¡pero no puedo amar!

En nuestras bibliotecas:  

Irremediablemente. José Mª Laso Prieto (Ventanielles) Poemas de amor. Trubia


Carmen Conde

(Cartagena, 1907 – Majadahonda, 1996)

El universo tiene ojos Nos miran; nos ven, nos están viendo, nos miran múltiples ojos invisibles que conocemos de antiguo, desde todos los rincones del mundo. Los sentimos fijos, movedizos, esclavos y esclavizantes. Y, a veces, nos asfixian. Querríamos gritar, gritamos cuando los clavos de las interminables vigías acosan y extenúan. Cumplen su misión de mirarnos y de vemos; pero quisiéramos meter los dedos entre sus párpados. Para que vieran, para que viéramos frente a frente, pestañas contra pestañas, soslayando el aliento denso de inquietudes, de temores y de ansias, la absoluta visión que todos perseguimos. ¡Ah, si los sorprendiéramos, concretos, coincidiendo en la fluida superficie del espejo! Nos mirarán eternamente, lo sabemos. Y andaremos reunidos, sin hallarnos como mortales en tomo a la misma criatura intacta que rechaza a los ojos que ha creado. ¿Para qué, si no vamos a verla, aunque nos ciegue, hizo aquellos y estos innumerables ojos? En nuestras bibliotecas: 

Canciones de la enamorada. Ciudad Naranco. José Mª Laso Prieto (Ventanielles)


Carmen Quinteiro

(Pontevedra, 1970)

Sonrisa Has perdido la sonrisa, le decían. Lo que casi nadie sabía es que las sonrisas no se pierden, tan solo se descolocan, y la de ella estaba desplazada, perdida en el mapa de su cuerpo, justo en el sutil recoveco donde terminaba su espalda, donde nadie podía verla. Ni siquiera ella. Pero él sí pudo: la encontró mientras se paseaba por su piel, y se la trajo de nuevo, deslizándola con sus labios, recorriendo el camino de vuelta, subiendo por su espalda; acompañándola con la lengua y fijándola –al devolverla a su sitio– con un mar de besos


Concha Méndez Cuesta

(Madrid, 1898 – Mexico, 1986)

Nocturno Una plaza. La luna juega con la Noche. Y una campana muda mira desde su torre. Una fuente y una luz decoran la rinconada. Más allá se ve un farol y una reja iluminada. El pueblo espera dormido otra llegada del alba. Y, mientras espera, tiene todas sus puertas cerradas.


Delmira Agustini

(Montevideo, 1886 – Montevideo, 1914)

Lo inefable Yo muero extrañamente...No me mata la Vida no me mata la Muerte, no me mata el Amor; muero de un pensamiento mudo como una herida... ¿No habéis sentido nunca el extraño dolor de un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida devorando alma y carne, y no alcanza a dar flor? ¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida que os abrazaba enteros y no daba un fulgor?... ¡Cumbre de los martirios... ¡Llevar eternamente desgarradora y árida, la trágica simiente clavada en las entrañas como un diente feroz! Pero arrancarla un día en una flor que abriera milagrosa, inviolable...¡Ah más grande no fuera tener entre las manos la cabeza de Dios!.

En nuestras Bibliotecas: 

El rosario de Ros. Ciudad Naranco, José Mª Laso Prieto (Ventanielles)


Dulce María Loynaz

(La Habana, 1902 – La Habana, 1997)

Si me quieres, quiéreme entera Si me quieres, quiéreme entera si me quieres, quiéreme entera, no por zonas de luz o de sombra… Si me quieres, quiéreme negra y blanca. Y gris, y verde, y rubia, y morena… Quiéreme día, quiéreme noche…. ¡Y madrugada en la ventana abierta! Si me quieres, no me recortes: ¡Quiéreme toda…. O no me quieras!

En nuestras bibliotecas:   

La novia de Lázaro. Ciudad Naranco Antología lírica. José Mª Laso Prieto (Ventanielles) Poemas náufragos. San Lázaro


Ida Vitale

(Montevideo, 1923)

Mi homenaje Mi homenaje al que plantó cada árbol sin pensar, para siempre. O acaso imaginando al desunido que un día lo convoca, lo celebra. A lo que no obstante el mediodía, se da en glorioso atardecer. A todo lo que ocurre sin ser más que eso: algo. Al conductor del ómnibus, cumplido, sonriente, que levanta una tarde con su simple saludo. Al pájaro que pía. A quien en su país desvencijado ose decir su parecer riesgoso.

Al que en el valle recuerda que hay montañas y en una gota de agua, olvidando la niebla, tiembla ante la sequía y el desierto ofrecido. Al banco cuya húmeda madera me acoge y me refresca, mientras el tormentoso verano no da tregua. Al hueco que busca colmarse pese al vértigo y a la gaita que llama a soledades desde un acantilado. Al que se acuerda de mí. Al que me olvida.

En nuestras bibliotecas:   

Mella y criba. Vallobín Poesía reunida. Ciudad Naranco, Trubia, Vallobín Reducción del infinito. Ciudad Naranco


Elvira Sastre

(Segovia, 1992)

Incansable Es sólo que el tiempo avanza, como avanzan los trenes en los raíles vacíos, pero avanza también en quien no conozco, en quien conozco y no distingo, en quien distingo y no recuerdo, en quien recuerdo y no conozco. Es sólo que este tiempo que no es mío crece a pasos agigantados sobre las canciones, bajo las carreteras asfaltadas, entre las palabras extranjeras, dentro también de todo aquello que no alcanzo a comprender. Es sólo eso, mi vida, este tiempo incansable, y tus huellas que lo siguen, y mis pies quietos, estáticos, incapaces, deseando deteneros. En nuestras bibliotecas:  

Baluarte. Vallobín La soledad de un cuerpo acostumbrado. Ciudad Naranco


Emily Dickinson

(Amherst, Massachusets, 1830 - Amherst, Massachusets, 1886)

543 Temo a la persona de pocas palabras. Temo a la persona silenciosa. Al sermoneador, lo puedo aguantar; al charlatán, lo puedo entretener. Pero con quien cavila mientras el resto no deja de parlotear, con esta persona soy cautelosa. Temo que sea una gran persona.

En nuestras bibliotecas:         

Poemas. San Claudio, Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja) Antología bilingüe. Villa Magdalena 60 poemas. Trubia El viento comenzó a mecer la hierba. Vallobín Poemas 1-600: fuel culpa del paraíso. José Mª Laso Prieto (Ventanielles) Poemas 601-1200: saldar un abismo con aire. Ciudad Naranco, José Mª Laso Prieto (Ventanielles) Carta al mundo y otros poemas. San Claudio, Vallobín, Villa Magdalena Morí por la belleza. Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos) Prefería ser amada. Villa Magdalena.


Gabriela Mistral

(Vicuña 1889 – Nueva York, 1957)

La tierra y la mujer Mientras tiene luz el mundo y despierto está mi niño, por encima de su cara, todo es un hacerse guiños.

Al venir la noche hace guiño socarrón el grillo, y en saliendo las estrellas, me le harán sus santos guiños...

Guiños le hace la alameda con sus dedos amarillos, y tras de ella vienen nubes en piruetas de cabritos...

Yo le digo a la otra Madre, a la llena de caminos: "¡Haz que duerma tu pequeño para que se duerma el mío!".

La cigarra, al mediodía, con el frote le hace guiño, y la maña de la brisa guiña con su pañalito.

Y la muy consentidora, la rayada de caminos, me contesta: «¡Duerme al tuyo para que se duerma el mío!».

En nuestras bibliotecas:   

Ternura. Tudela Veguín Tela; Lagar. Ciudad Naranco Poema de Chile. San Lázaro


Gloria Fuertes

(Madrid, 1917 – Madrid, 1998)

No dejan escribir Trabajo en un periódico pude ser secretaria del jefe y soy sólo mujer de la limpieza. Sé escribir, pero en mi pueblo, no dejan escribir a las mujeres. Mi vida es sin sustancia, no hago nada malo. Vivo pobre. Duermo en casa. Viajo en metro. Ceno un caldo y un huevo frito, para que luego digan. Compro libros de viejo, me meto en las tabernas, también en los tranvías, me cuelo en los teatros y en los saldos me visto. Hago una vida extraña. En nuestras bibliotecas:    

Obras incompletas. Ciudad Naranco, Corredoria, Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja), Trubia, San Lázaro Historia de Gloria. (amor, humor y desamor). Ciudad Naranco, Corredoria, San Lázaro Mujer de verso en pecho. Ciudad Naranco, Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), San Claudio, José Mª Laso Prieto (Ventanielles) Geografía humana. Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), San Claudio, Vallobín, José Mª Laso Prieto (Ventanielles)


Mar Benegas

(Valencia, 1975)

Manto Del más dulce canto que siempre te abrigue te tejeré un mando. Hilo de tu abuela y tatarabuela nuestro cielo vuelan. Un manto de nanas, las dulces palabras la memoria labran. Te nombraré el mundo: sol, mar, tierra, búho… guiaré tu rumbo. Guardaré tu sueño, tu risa, tu vuelo: nunca tendrá dueño. Del más dulce canto que siempre te abrigue te tejeré un manto.


Rosalía de Castro

(Santiago de Compostela, 1837 – Padrón, 1885)

Dios puso un velo encima Dios puso un velo encima de nuestros corazones, velo que oculta abismos que tan solo Él conoce. Cuando pienso que viesen lo que adorando estoy humilde y de rodillas cual se adora al señor, si este velo cayese de pronto entre los dos, tiemblo… y, bala la frente, digo: “¡Qué sabio es Dios!”

En nuestras bibliotecas: 

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En las orillas del Sar. Ciudad Naranco, Corredoria, Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja), Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), San Claudio, Trubia, Vallobín, San Lázaro Cantares gallegos. Ciudad Naranco, Corredoria, José Mª Laso Prieto (Ventanielles) San Lázaro El caballero de las botas azules. José Mª Laso Prieto (Ventanielles) La flor. Ciudad Naranco Obra poética. Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), José Mª Laso Prieto (Ventanielles), Villa Magdalena Poesía completa. José Mª Laso Prieto (Ventanielles)


Rosario de Acuña

(Madrid, 1851 – Gijón, 1923)

La libertad ¡Oh, libertad!, fantasma de la vida, astro de amor a la ambición humana, el hombre en su delirio te engalana, pero nunca te encuentra agradecida. ¡Despierta alguna vez! Siempre dormida cruzas la tierra, como sombra vana: se te busca en el hoy para el mañana, viene el mañana y se te ve perdida. Cámbiase el niño en el mancebo fuerte y piensa que te ve ¡triste quimera! con la esperanza de llegar a verte. Ruedan los años sobre la ancha esfera y en el último trance de la muerte aún nos dice tu voz: ¡espera!, ¡espera!. En nuestras bibliotecas: 

Obras reunidas. Villa Magdalena


Sara Caviedes

(Valladolid, 1975)

Ando envuelta en una conciencia usada Ando envuelta en una conciencia usada. No sé desde cuándo ni soy ésta que desanda los caminos. Yo pintaba de rojo el umbral de los cobardes y hubo un hombre que estampó pistillos en mi espalda. Era un tiempo de bosques sin sentencias de noches sin rendición. Entonces todo era nuevo y yo valiente.


Sylvia Plath

(Boston, 1932 – Londres, 1963)

Soy vertical Mejor querría ser horizontal. No soy un árbol con raíces hondas en tierra, sorbiendo minerales y amor materno, refloreciendo así de marzo en marzo, reluciente, ni orgullo de parterre blanco de admirativos gritos, muy repintado, y a punto, ignaro, de perder sus pétalos. Comparado conmigo es inmortal el árbol, y las flores más audaces: querría la edad del uno, la temeridad de las otras. Esta noche, en luz infinitésima de estrellas, árboles y flores han esparcido su frescura aulente. Yo entre ellos me paseo, no me ven, cuando duermo a veces pienso que me les hermano más que nunca: mi mente descaece. Resulta más normal, echada. El cielo y yo trabamos conversación abierta, así seré más útil cuando por fin me una con la tierra. Árbol y flor me tocarán, veránme.

En nuestras bibliotecas:  

Ariel. Ciudad Naranco, Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), Tudela Veguín Tres mujeres: poemas a tres voces. San Claudio.


Muchas de aquí "Tal es la situación de la mujer: abiertos todos los caminos del sentimiento, cerrados todos los de la inteligencia" (Concepción Arenal)


Aida Masip

(Oviedo, 1976)

Somos luz. 2ª ed. Bajamar, 2019 Proceso de paz mis muertos tus muertos sus muertos silencio, silencio silencio mis vivos tus vivos sus vivos ¡días de fiesta!

Fugaz fugaz como un soplo de viento como el sorbo de limón de una bebida fría entre las manos como las amistades de las que quedan la risa fugaz, como las sombras en un concierto por llegar fugaz, fugaz y más pero también perenne, piensas perenne como el alma que nadie ha logrado abatir perenne como el árbol que sobrevivió a la desgracia fugaz, fugaz o perenne ¡sólo al final de los días…. tú lo sabrás!


Alba González Sanz

(Oviedo, 1986)

Sonreíd. Saltadera, 2018 Resituación Habitas el espacio de tus ritos infantiles: montabas la ciudad, te aburrías con el juego. Imaginar ganaba siempre a la ficción de existir. Hoy haces tus planes, te adaptas a este sitio. Temes cansarte antes de empezar. Un temblor delata tu miedo a vivir. Memoria El frío arruga tus manos en su código genético. Sabes hacer lo que las manos hasta las tuyas antes hicieron. Por eso este dolor ante los hechos. Tú escribes y atesoras cada historia que da la dignidad a tus fantasmas. Tus manos te empujan. También en tu relato deseas volver a ser feliz.


Ana Cármenes

(León, 1948)

Los espacios y los días. Autora, 2018 Okupa Cuando la soledad llega y se instala y no pide permiso, ni se larga, y ocupa los espacios y los días y ocupa los rincones y ocupa las palabras, quisiera refugiarme entre mil versos, entre caricias reales o soñadas. Pero no encuentro ni versos ni palabras, ni busco las caricias, sola la soledad que llega y que se instala.

¿Quién? ¿Quién cerrará el salón el día que me vaya? ¿Quién limpiará la foto de mis padres y pondrá algunas flores sobre su lápida? ¿Quién recordará que un día yo les conté algún cuento? Y también que les quise. Porque a mí sí me importa que algunos me recuerden el día que me vaya.

En nuestras bibliotecas: 

Los espacios y los días. Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos)


Ana Vega

(Oviedo, 1977)

Auschwitz 13. Amargord, 2013 IX Cualquier historia es la historia de la humanidad entera

XII Jamás podremos lograr borrar la infinita mancha de la historia. Una vez que la humanidad ha llegado hasta ese punto de crueldad y delirio –y en el que permanece el mundo entero– difícil recobrar cierto grado primigenio, si existió alguno, de verdad, claridad, o alma siquiera. La historia es el lugar donde todo ocurre en un tiempo indeterminado, lejos, del que estamos a salvo y cuyos rostros desconocemos. Hemos de comenzar a pensar la historia como el presente que en este mismo instante llevamos a cabo, fabricamos, desterramos, creamos, o podemos cambiar. XX De poco o nada sirve ahora cualquier pensamiento o recuerdo, bajo mis pies hay una extensión ilimitada de daños. El río de la historia fluye bajo nuestros talones y en ellos llevamos la marca de la sangre

En nuestras bibliotecas:  

Cantar en el desierto. Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja), San Lázaro Resiliencia. Ciudad Naranco, Trubia


Ángeles Carbajal

(Argüelles, Siero, 1959)

Quedar a solas. Impronta, 2019 Algo Hay algo que deja el verano, una limpia pepita de agua, algo cristalino y fresco… Yo nunca sé si se trata de un regalo o si es su forma de decir “yo estuve aquí”. Hay un tesoro doliente en esa ofrenda que el verano deja y que encuentra el sol lento de otoño; una moneda de oro viejo en el cristal de la tarde una pelota olvidada entre las zarzas. Me dijo el verano algo tan imposible de comprender como la vida y que el otoño con su dulce morir y su venenosa belleza me repite. Tiempo, tú que pasas por delante de mi casa y me saludas Como si fuera yo quien se quedara, ¿qué mundos nuevos buscas?, ¿qué mundos viejos olvidaste?

En nuestras bibliotecas:   

La sombra de otros días. La Corredoria Tres de la quema=Después de la quema. Villa Magdalena Un vasu d’agua. La Corredoria, Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja), Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), San Claudio, Vallobín, José Mª Laso Prieto (Ventanielles), San Lázaro


Aurora García Rivas

(La Antigua, San Tirso de Abres, 1948)

La flauta del sapo. DG Ediçôes, 2009 El tren Me sumerjo en el misterio de adiós que siembra el tren. Me dejo llevar: equipaje fantasma que guarda secretos, fracasos, el libro que nunca leímos. Abro el mío donde ayer lo cerré. Pasa el campo, la lluvia, el perfil insidioso de alguna ciudad y diciembre tamiza su luz ahí fuera. Cada página es el kilómetro cero y son mis ojos goteo de instantes: días y días que nunca amanecen del todo.

En nuestras bibliotecas:   

La sombra del alcaudón. Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos) Trinquilintainas. La Corredoria, José Mª Laso Prieto (Ventanielles) La flauta del sapo. Biblioteca Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), Vallobín


Azucena Couso

(Luarca, 1967)

Cercanías. 2ª ed. BajAmar, 2020 La palabra precisa La palabra precisa es descubrir por qué prefiero ahora tu mirada, por qué ya nada me parece extraño, por qué lo entendí todo de repente. La palabra precisa es descifrarte, quererte con todas las letras, saberte de memoria, decirte que me encantas. La palabra precisa la leo entre tus líneas, ahogada, maniatada, olvidada de Dios, desde el silencio.

A veces pasan cosas A veces pasan cosas extraordinarias. Hasta nace una flor en una tierra estéril. A veces, incluso sale el sol en medio de la lluvia.


Berta Piñán

(Cañu, Cangas de Onís, 1963)

Noches de incendio: [1985-2002]. Trea, 2005 Pa otros Pa otros l’aventura, los viaxes, l’anchor del océano, Roma ardiendo y les pirámides, les selves inomables, la lluz de los desiertos, los templos y el rostro de la diosa. Pa ellos rascacielos y ciudades, palacios de suañu contra’l tiempo, la sorrisa de Buda, les torres de Babel, los acueductos, la industros incesante del home y los sos afanes. A min dexáime la solombra difusa del carbayu, la lluz dalgunos díes de seronda, la música callada de la nieve, el so cayer incesante na memoria, dexáime les zreces na boca cuando nena, la voz de los amigos, la voz del ríu y esta casa, dalgunos llibros, pocos, la mio mano dibuxando, a modo, la curvatura perfecta del to llombu. En nuestras bibliotecas:     

Al abellu les besties. Ciudad Naranco, San Claudio, Tudela Veguín, José Mª Laso Prieto (Ventanielles) Vida privada. Trubia Temporada de pesca. Ciudad Naranco, Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), José Mª Laso Prieto (Ventanielles) Un mes. Ciudad Naranco, Corredoria, Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja), Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), José Mª Laso Prieto (Ventanielles) Noches de incendio. Ciudad Naranco, Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja), San Claudio, Villa Magdalena


Dorita García Blanco

(Pola de Lena, 1945)

Fragancia de limón. Lastura, 2014 Los olmos piensan El pensamiento verde de los olmos se esparce por las aguas del estanque. Un nenúfar se solaza con el agua y las hebras cristalinas, cosen las hojas con puntadas de esperanza. El poso de los años, cargado de nostalgia, entra en la tarde y atrapa los colores. La tristeza se esconde entre las gotas que derrama el agua. Los olmos cambian de color. Las hojas se sueltan de las ramas. El tronco no soporta la tristeza, la soledad llama a la puerta…. Y pasa.

En nuestras bibliotecas:      

Sombras en el desván. Vallobín, José Mª Laso Prieto (Ventanielles), Villa Magdalena Enmarañados. La Corredoria, Vallobín, José Mª Laso Prieto (Ventanielles) Estación bisiesta. La Corredoria, Biblioteca Sara Suárez Solís (PumarínTeatinos), San Claudio, Villa Magdalena, San Lázaro La novia del agua. Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), Tudela Veguín, Vallobín Fragancia de limón. Corredoria, Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), Vallobín Cuando se pone el sol. Corredoria, Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja), Vallobín, Villa Magdalena


Esther Prieto

(Arenas, Cabrales, 1960)

Tres de la quema. Trea, 2016 Marzu Nun esperes de la tarde l'aire calecío de les manes nin la sele voz d'otros iviernos. Sedrá namás l'angustia d'esti marzu paz d'ilfiernu, mar azul y de reblagos: l'horror, que de la casa yá nun sal, dibuxáu ta con sangre na pasera del to cuartu de nena y del hermanu aquel qu'hay tiempu yá nun tienes. Nun esperes la gracia de les nueches nin el cielu escamplao d'aquellos años: medresti de sutaque garrada al mieu, semando tapeceres de blanca lluna, horribles catasoles de callada angustia.

En nuestras bibliotecas:  

Edá de la memoria. Ciudad Naranco, San Claudio Tres de la quema. Villa Magdalena


Gema Bravo

(Mieres, 1972)

Deslices. La autora, 2019 Paseos sin rumbo Muertos sin tumba, sin rastro ni rostro, dejando su historia sin escribir. Vivos con hambre de esperanzas reivindicando esqueletos. Buscan el descanso a la certeza, la oportunidad de la explicación, la satisfacción de la verdad, la compensación histórica de la memoria. Lanzar un rescate al olvido, desheredar las gélidas noches de paseíllos sin rumbo. Saciar la mancha de la impotencia ante un mar de sellos sin marca, de viudas sin miedo, de huérfanos sin nombre, de silencios sin sepulcros. Sentir el reposo de los sueños perdidos.


Gema Fernández

(Oviedo, 1982)

La eternidad tiene los días contados. Torremozas, 2017 Paraguas Nos olvidarán en cualquier parte –la funcionalidad del individuo es tan variable e inexacta como un parte meteorológico nos olvidarán…. y solo serán conscientes de nuestra pérdida cuando se avecina otra tormenta de la que resguardarse a nuestra costa. Compartimos con los paraguas un mismo destino, mojarnos como idiotas para mantener secas sus cabezas.

No es Versión musicada https://www.youtube.com/watch?v=ZKZSR9sf1QU

En nuestras bibliotecas: 

La eternidad tiene los días contados. Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos)


Lourdes Álvarez García

(Mieres, 1961)

Poesía escoyida. Atenéu Obreru de Xixón, 1997 Palabres Ámovos palabres xiblu que me peslláis los llabios; palabres ensin dicir qu'asomáis a los güeyos delles veces y en madexes d'agua espardéis la murnia y l'orpín y el color allunáu, encesu en toles nueches. Ámovos entós, a la escontra'l silencio, dientro de mi —manancial prietu de prietu xorrecer y rabia— porque sois tolos soles que me faen falta ver curiando de les tardes. Palabres clares de la mio casa, rellumos marxinales que recoyéis la voz nel frío de los iviernos, palabres ensin dicir, palabres calteníes na mio llingua: ámovos.

En nuestras bibliotecas: 

Aldabes del olvidu. Ciudad Naranco, San Claudio


Mª Esther García López

(Degol.lada, Valdés, 1948)

Pisadas. Academia de la Llingua, 2008. (Premiu Uviéu de Poesía en Llingua Asturiana, 2006)

El silenciu El silenciu aniáu nel alma. La señaldá cansada pol olvidu. Nun falo, nin grito, nin choro, nin ximo, nin sospiro, nin me queixo, nin me río, nin aliendo, nin gorguto…. Nun pienso. El silenciu aniáu nel alma. El s i l e n c i u

En nuestras bibliotecas: 

Pisadas. La Corredoria, Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja), Biblioteca Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos), San Claudio, Tudela Veguín, Villa Magdalena, San Lázaro.


Mari Luz Fernández (Oviedo, 1957)

Patios traseros: poemario 2002-2013. Autora, 2014 Ligeros Me gustaría volver como vuelven las tardes más cortas disfrutar de la sombre del tilo en su vecindad con el muro de piedra con los huertos familiares donde sueños y judías trepan y al caer las horas acercarme al abandono de la casa su historia a la intemperie tras el grito agudo de los cristales rotos intuir el trasiego invisible de la carcoma en la rendición de los vanos volver ahora que nos suponemos mejores con las suelas encallecidas de tanto despojamiento.

En nuestras bibliotecas:  

Patios traseros. Ciudad Naranco, Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos) ¿Te acuerdas, Marilyn? Ciudad Naranco, Sara Suárez Solís (Pumarín-Teatinos)


María García Díaz

(Oviedo, 1992)

Espacio Virgen. Torremozas, 2015. (XVI Premio Gloria Fuertes de Poesía Joven) Axiomas Dar por sentados, solamente, los axiomas. Dejar que la orilla nos sorprenda, pies puros, con abrigo de agua. No hay decepción sin expectativas. Asumir lo permanente implica llorar la falta. Al compás del tiempo la cabeza, el paso al tempo de la espuma. No hay felicidad larga, pero hay instantes de brisa, mirada azul, refugio.

Canto XIII Cuando pervierta el pensamiento la bondad suave del acontecer, cuando el discurso quiebre las cuerdas que el trigo sembró tan tenue, cuando sean dos las soledades, dos las escapistas, dos los aires, a la altura de la piel queda la tierra conciliando, nórdico permeando la mesura, la pureza cohabitada por dos almas serenas en tejados.

En nuestras bibliotecas: 

La llírica astraición. Ciudad Naranco, Corredoria, Lorenzo Rodríguez Castellano (La Granja), San Lázaro.


Sandra Sánchez

(Oviedo, 1971)

Una manzana en la nevera. PIEediciones, 2017 Aún Que quieres que te diga… con todos estos años que llevo en la mochila sigo siendo esa niña que se esconde debajo de la manta y que aún necesita que le dejen encendida la luz de la mesilla un día más.

Despedida “No hagas de esto un mundo” –dijo mirándome a la cara– sin percatarse siquiera un solo instante, de que entre sus ojos y los míos, yo había construido hacía ya mucho una galaxia.

En nuestras bibliotecas: 

Una manzana en la nevera. Corredoria, San Lázaro


Sara Bárcenas de Cuendias

(Oviedo, 1967)

Un lugar en la palabra. BajaAmar, 2019 Atrapados en la nostalgia Cuando se vayan las gaviotas, no quiero estar aquí para verlo. Cuando el cielo pierda el poderosamente azul y las calles olviden su canción de piedra, yo no quiero estar aquí para verlo. No me lo pidáis, porque no rescataré olvidos atrapados en la nostalgia, porque dejarán de acompañarme mis recuerdos en vosotros y no podré leerme en vuestra palabra. Bajaré por el río, arrastraré tantas penas como perseidas caídas.

Una tarde de esas Alguna tarde suelo pedirle a la vida que me tome el pulso, es algo entre la vida y yo.


Sara R. Cabeza

(Oviedo, 1990)

Aullido animal. BajAmar, 2017 El presente es un puente En la estación de autobuses, mientas esperaba, escuché que el presente es un puente en el que nos ven trastabillar, como a espíritus inquietos, aquiescentes y trémulos. Y lo recorremos gimiendo debatiéndonos entre la caída y lo incierto de los mañanas, sin que se nos ocurra nunca simplemente, volar, volarlo.

Entre el mar y la tierra El caballito de mar que nos frecuenta hace submarinismo entre mi cuerpo y queda varado entre la blancura incorporada de mi melena de piedra y lo inhumano de mi andamiaje.


Sofía Castañón

(Gijón, 1983)

Animales interiores Mosaico breve para iconoclastas III Me pides seguridad y me pregunto si tengo cara de agencia o mis manos forma de paracaídas. Apunto el número de un estudiante de psicología con el que me lie el viernes pasado mientras tú decidías el color de los muebles de nuestra casa. Quizás él te ayude.

En nuestras bibliotecas   

Animales interiores. Ciudad Naranco, Corredoria, San Claudio, Tudela Veguín, José Mª Laso Prieto (Ventanielles), Villa Magdalena, San Lázaro La otra hija. Ciudad Naranco Prohibido silbar. Ciudad Naranco


Taresa Lorences

(Cueva, Salas, 1955)

El son de los picaportes. Trabe, 1994 Memento Ayer mandásteme cortate'l pelu. Dixiste nun sei quéi de la última vez. Garréi'l peine con una manu, ya l'outra pasábatela espacín pola cabeza. Caía'l pelu blancu sobre la baldosa nun baiḷḷe de nieve aḷḷouriante. Por fuera, la manu firme, la sonrisa. Por dientru, l'alma estrozada pola pena. Nada dixe. Nun falaste malapenas. Cuantu amor, mante, resgaba la tisera. En nuestras bibliotecas: 

El son de los picaportes. Sara Suárez Solís (Pumaríon-Teatinos)


Teresa Soto

(Oviedo, 1982)

Un poemario. Riapl, 2008. Premio Adonais, 2007 [Yo quiero hacerte versos] Yo quiero hacerte versos como se hace el almíbar, sólo con agua y azúcar. Yo quiero hacerte poesía como se amasa el pan, con las dos manos. Yo quiero hacerte música como se sacude una alfombra, con los ojos cerrados. Yo quiero hacerte un poema como se sellan los pactos de amor, con todo el cuerpo.

La verticalidad Un índice al aire Una lápida otomana Un poco

La inverticalidad El tránsito de Santa Bárbara Los brazos de la cruz Un hormiguer


Vanessa Gutiérrez

(Urbiés, Mieres, 1980)

La danza de la yedra. Trabe, 2004 Se dice poeta Sentíte falar con señaldá de la tierra que nun tienes, de la neñez perdida. Yo, llonxana, como siempre, nun acertaba a falar: pensaba que, si la patria ye un temblor, tu yes munches, munches veces, patria mía.

En nuestras bibliotecas: 

La quema. Ciudad Naranco. Villa Magdalena


Virginia Gil Torrijos

(Noreña, 1968)

La mutación del amor. Poesía eres tú, 2011 Las noches Las noches son almohadas de palabras que he callado. Las recojo por las autopistas por las hojas de cálculo, por las rotondas donde exponen impúdicamente sus cicatrices al sol de la rutina. Y las guardo y las acuno y las libro del gentío. Las secuestro de la derrota del cuerpo, de la iluminación de caudillos y de la negritud de sus muertos. Dormida entre sus susurros siento cómo me acarician todas esas palabras. Palabras que no hablan de mi, sino de otra que sería. Que sería si no fuese por lo que son los asedios, los vértigos, las nóminas y las mañanas.


Yasmina Álvarez Menéndez

(Tineo, 1978)

Los versos que nunca os dije. 2ª ed. BajAmar, 2018 Como duelen estas primaveras a destiempo. Estos días de enero que saben a marzo y nos clavan, a traición, muertes inesperadas por la espalda.

Es así la vida, les oí decir en un entierro. Pero se equivocaban. Aquello era la muerte.

Ejercicio de lengua Hoy hubiera querido………….. (Completa –tú que sabes tan bien como yo– la frase)

En nuestras Bibliotecas: 

Los versos que nunca os dije. José Mª Laso Prieto (Ventanielles)


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