Recuerdos bibliotecarios

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Recuerdos bibliotecarios

24 de octubre Día Internacional de la Biblioteca


Con motivo de la celebración del Día de la Biblioteca, animamos a través del Facebook

de

las

Bibliotecas

Públicas

Municipales

de

Oviedo:

https://www.facebook.com/Red-Bibliotecas-P%C3%BAblicas-Municipales-deOviedo-269378520222119/ a nuestros lectores y nuestras lectoras a contarnos qué recuerdos tenían sobre bibliotecas y bibliotecarios/as. Como fin de la semana dedicada a la Biblioteca tuvo lugar, en la Biblioteca Pública Municipal José Mª Laso Prieto (Ventanielles), un encuentro con las escritoras: Dorita García, Leticia Ruiz, María Ruisánchez y Victoria R. Gil en el que nos contaron sus recuerdos y también sus visiones de futuro para las bibliotecas. Os dejamos los recuerdos recogidos Andrea Vázquez Yo tengo el recuerdo de ir con mi hermano a la biblioteca y creo que estaba en la Calle San Vicente en Oviedo. Había que subir unas escaleras (yo iba a baile regional en el mismo edificio pero abajo), era un edificio antiguo y lo recuerdo un poco oscuro, era hacia 1980 tendría unos 6 años o menos, pero no encuentro ninguna foto en Internet que me asegure mi recuerdo... no sé si estaré confundida?

Isabel Rodríguez La primera vez que entré en una biblioteca fue, hace muchos, pero muchos años ya, en Cangas del Narcea. Pensé que aquello era el Paraíso que leía en los libros y que tantas veces había buscado sin encontrarlo. Esa sensación aún me acompaña hoy día... Respecto a la bibliotecaria, para mí, en esos momentos, era como una reina o princesa en el País de los Sueños de cualquiera.

Laura Nieto Yo frecuento la biblioteca de mi barrio, La Corredoria, desde sus inicios. Y os quiero contar en este apartadito de facebook un detalle de nuestra biblioteca que la hace única. Es el Maratón Poético y Musical. El pasado mes de junio se realizó la 6ª edición. En esta actividad colaboran muchas personas, la bibliotecaria Teresa Hevia, el Coordinador del C.S. El Cortijo, Piky, y numerosos lectores que recitan versos de autores reconocidos, o sus propias composiciones, como la escritora Dorita García Blanco o los poetas Sandra Sánchez, y Esteban Cabrejas Y siempre y entreverados entre verso y verso, los temas poéticos del Dúo LaMar.


Esther Martínez El bibliobus de Las Regueras. Cuando llegó la primera vez pensamos que llegaba un medio de transporte capaz de llegar hasta la luna y a todos los mares. Mi abuelo saco en préstamo La aldea pérdida.

Yolanda López de Luna Verano en el pueblo, calor de Castilla a primera hora de la tarde, mi pre-adolescencia, nos juntábamos la pandilla en la biblioteca que se estaba fresquito, o bien los días que milagrosamente llovía y leíamos sobre todo comic. Luego me llevaba algún libro para la noche. Recuerdo uno que me impresiono en aquella época "sexta galería". Creo que por aquella época empezó mi afición por la lectura y la verdad es que últimamente la tengo un poco abandonada.

La Cantante calva de Libros La que hoy en día es Casa museo de Juan Ramón Jiménez en Moguer. Fue la primera biblioteca que pisé.

Elvira Castañón Todos los recuerdos que tengo de las bibliotecas son muy agradables. En primer lugar cuando era pequeña que iba con mis amigas. Después con María, la bibliotecaria de La Corredoria, que nos hicimos socios los tres , también íbamos a la de Pumarín que estaba Chelo. Ahora participamos en el club de lectura con Teresa en La Corredoria.

Ana Benosa

La antigua biblioteca de Huesca ocupaba un ala del Casino en el centro de la ciudad y fue lugar de mis primeras salidas con amigas cuando tenía doce o trece años. La señora que atendía al público se llamaba Juanita, y era bastante desagradable. Siempre reñía, mandaba callar y echaba broncas por el retraso en las devoluciones. Ejercía de jefa absoluta y le teníamos un poco de miedo. Un día me enteré que en realidad no era la jefa. La auténtica bibliotecaria hacía honor al dicho de que era "un ratón de biblioteca", vivía encerrada en su despacho, no se dejaba ver nunca. Nadie la conocía. Bueno la conocía la gente de Huesca porque es una ciudad muy pequeñita, pero no la conocían los lectores. A mi me parecía que la biliotecaria tenía mucha suerte pues me imaginaba que compraba sólo los libros que a ella le gustaban y que debía pasarse el día leyendo sin que nadie la molestara. Me hubiera encantado ser bibliotecaria, pero la vida no siempre nos lleva por dónde queremos.

Emma Bayón El primer recuerdo que tengo de una Biblioteca son las ventanas abuhardilladas de la Granja, del Parque San Francisco, tras una visita con el Cole Dolores Medio, por entonces conocido como La Luna. Ahí empecé a tocar y leer mis primeros libros. Posteriormente uno de mis mejores recuerdos son las películas que podías ver en la Biblioteca del Fontán. Donde podías elegir entre un montón de VHS, y verla las veces que quisieras allí mismo en unas televisiones donde las escuchabas a través de unos cascos. De esos detalles salió mi fascinación tanto por el cine como por la lectura.


Elena de Arriba Mi recuerdo es para el "Bibliobus" que llegaba al barrio cuando yo aún era una niña y, una vez a la semana, me llenaba de alegría mientras escogía un libro entre sus estantes.

Marga Álvarez Mi bibliotecaria de juventud y a la que tengo y tenemos (incluyo a mi familia) un gran cariño fue Chelo Veiga en la biblioteca de Ventanielles. Siempre atenta a lo que necesitábamos para el colegio/Instituto y con buenísimas recomendaciones. Una grandísima profesional. Me alegra mucho su nombramiento como coordinadora de bibliotecas de Oviedo.

Beatriz Álvarez Detrás del edificio amarillo por la luz de la farola, está situada la Biblioteca de Asturias Ramón Pérez de Ayala en mi ciudad. Una ciudad a la que cada vez siento menos mía, pero la ciudad en que nací y en la que vivo. En fin. No he usado mucho esta biblioteca, la verdad. Recuerdo algo de entusiasmo cuando comenzó el préstamo de cd y discos, pero vaya, nada especial entre otras cosas porque el entusiasmo por la música ya no está en mi vida desde hace mucho tiempo. De pequeños íbamos solos, los sábados por la mañana, en una especie de premio en forma de libertad y de lecturas. Sacábamos álbumes de Astérix y Obélix y de Tintín. Quizás nos llamaban la atención por lo exótico (Jajaja) Si recuerdo con mucho cariño las horas que pase en la biblioteca del colegio, leyendo o consultando enciclopedias y diccionarios, forrando libros también, qué cosas tiene la memoria ésta, selectiva, que tenemos los humanos. La monja que llevaba la biblioteca escolar era mi Profe de Lengua y Literatura. Aprendí mucho allí, principalmente que en los libros estaban muchas de las herramientas que en forma de llaves iba a tener que usar a lo largo de mi vida. Hoy principalmente leo por placer, lo que me gusta, pero también un poco de todo. Sigo sin ser usuaria habitual del préstamo, pero he descubierto que más allá de la sala de lectura, del silencio y de las estanterías llenas de historias dispuestas para ser devoradas y vividas por unos y otros, las bibliotecas son universos vivos donde muchas personas se encuentran y comparten, sus almas, casi siempre, tienen nombre de mujer y trabajan como bibliotecarias. Feliz día de las bibliotecas. Ahhh he seguido cazando


Dorita García Blanco, escritora

Los recuerdos de las bibliotecas le llevan a su infancia, a la Biblioteca de Pola de Lena a la que iba con su madre. Ahora voy con mi nieta y la disfruto de otra manera.

Leticia Ruiz Sánchez, escritora Las bibliotecas siempre han estado en mi vida. De pequeña todas las mañanas iba a la Biblioteca del Fontán con mi abuelo y de allí tengo los mejores recuerdos del mundo. “Sigo acudiendo a la biblioteca por ir allí, me siento refugiada, protegida, la biblioteca es mi palacio”

Victoria R. Gil, escritora

Sus recuerdos más lejanos la llevan a los miércoles por las tardes y su subida, Tenderina arriba, hasta la biblioteca infantil de San Vicente donde además sacaba todos los libros que podía. Sus recuerdos se van trasladando con la biblioteca, Plaza de Porlier y Fontán.

María Ruisánchez, escritora Recuerdos de bibliotecas por todas las ciudades que anduvo o vivió. Mi segunda novela la escribí en la biblioteca del Museo reina Sofía. Especial la Biblioteca de la escuela de Selgas, enorme, llena de tesoros. Luego en Oviñana, no había biblioteca, así que me tenía que ir al pueblo de al lado. “Si no hubiera tenido biblioteca me hubiera vuelto loca. Era mi momento de volar”


Todas siguen visitando las secciones infantiles y juveniles de las bibliotecas. No se acuerdan de los nombres de las bibliotecarias/os cuando eran pequeñas, Dorita sí, Aquilina, una institución, pero ahora las conocen a todas. Todas creen que las biblioteca san cambiado mucho, antes más frías, ahora espacios de relación, más receptivas, aunque también les gusta para leer que haya ese silencio, recuperar las bibliotecas como espacios de lectura. Reconocen el papel activo de los/as bibliotecarios. Como cuando conoces a alguien de esta profesión te cambia la perspectiva, como le pasó a Leticia al conocer a Jesús, un bibliotecario totalmente activo. O Cristina de Pravia donde acuden los padres de María al Club de Lectura. “Un bibliotecario puede cambiar muchos conceptos y entre ellos el de la biblioteca”. Bibliotecarios y bibliotecarias siempre planteándose nuevos retos.

Hace un bonito recuerdo, Mercedes González, Concejal de Bibliotecas, a la biblioteca del Módulo 10 de Villabona, las mujeres hicieron su propia biblioteca, la importancia de la biblioteca en un espacio privado de libertad.

Fernando Menéndez, escritor, nos escribió sus recuerdos LA BIBLIOTECA, EL BARRIO, EL MUNDO Perdonen la confidencia, pero, en mi caso, hablar de bibliotecas es hablar de mi propia vida. Una biblioteca es un gesto de confianza en el futuro. Cuando entras en una biblioteca, entras en el mundo. No hay ningún otro lugar en el que la dimensión espacio y tiempo estén al alcance de cualquiera y ese es un derecho, una posibilidad, que mejoran nuestra existencia. Perdonen la confidencia, pero, en mi caso, hablar de mi barrio, es hablar de mi propia vida. Aunque ya no viva en él, uno nunca puede dejar de ser de Ventanielles. Los años en que se aprende el valor de las cosas los pasé jugando a la pelota en los patios traseros, descubriendo la lectura en casa de mis padres y, más tarde, ampliando horizontes en la biblioteca del barrio. Pocas palabras combinan mejor que "biblioteca" y "barrio". Como casi todo en Ventanielles, tener una biblioteca costó su trabajo y esfuerzo. Como todo aquello que merece la pena, dirá más de uno. Durante muchos años, biblioteca y centro de salud convivieron en una misma plaza. Tenía su sentido, pues leer también mejora la salud y el ánimo de quien lo hace. La primera doctora-bibliotecaria fue Chelo. Eran tiempos pioneros. Y con la perspectiva que dan los años, Chelo, Sofía o Guti pueden ser vistas como colonas de un lejano oeste que convirtieron en un lugar próximo y cercano. Así que, cómo no voy a defender las bibliotecas. Por si fuera poco, en la de Ventanielles me dieron la posibilidad de dedicarme a lo que hoy es mi oficio. Y ya va para 25 años. No dejen de defender a las bibliotecas y a las bibliotecarias y bibliotecarios allá donde estén. Defenderlas es defendernos a nosotros mismos.


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