VIAJE DE FIN DE CURSO BUDAPEST-PRAGA 2008 I.E.S. CAUCA ROMANA (COCA, SEGOVIA)
El día 30 de Marzo, nos levantamos todos muy pronto para coger el autobús que nos llevaría a Barajas (antes de ir hacia Madrid desde Coca pasamos por Samboal y Cuéllar para recoger a los demás). Tras despedirnos de nuestras familias, cargamos las pesadas maletas en el autobús y nos dispusimos a comenzar el trayecto. Estábamos todos muy nerviosos pero con muchas ganas de realizar éste maravilloso viaje. Fue un largo y aburrido viaje hasta el aeropuerto, donde embarcamos con destino a Budapest. Todos estábamos muy intrigados por si nuestras maletas llegarían sanas y salvas. Tras esperar el arranque del avión, nos hicimos unas cuantas fotos y alguna que otra bromilla sobre problemas técnicos de los aviones. El despegue y el trayecto fue una experienci a nueva para muchos de nosotros aunque al cabo de un rato todos estábamos hablando, jugando a las cartas o durmiendo; sin embargo, el aterrizaje fue mucho peor, ya que algunos nos mareamos. Cuando bajamos del avión había una sonrisa grabada en cada uno de nuestros rostros porque ya estábamos en nuestro primer destino, Budapest. La gran duda, el destino de nuestras preciadas maletas: nuestro presentimiento de que algo iba a pasar con las maletas se cumplió, tres maletas resultaron heridas, una de ellas grave y dos leves. Tras realizar las correspondientes reclamaciones, subimos al autobús, en el cual nos recibió nuestro guía de Budapest, Alex,
y nos trasladamos al hotel. Tras instalarnos en las habitaciones (bastante pequeñas) nos dimos cuenta de que había un olor bastante desagradable. Casi era mejor dormir en el suelo, que en las camas, ya que éstas estaban muy duras. Deshicimos las maletas y dimos nuestro primer paseo por Budapest. Nos dirigimos a la estación de metro mas cercana al hotel y, como sólo teníamos forintos (la moneda local) en billetes, nos colamos en el metro (¡no se os ocurra hacerlo porque multan con frecuencia!). Dimos un largo y apacible paseo, aunque casi nos quedamos sin aliento para llegar a la cena en el hotel. Al entrar al comedor del hotel, nos dimos cuenta de que teníamos que servirnos nuestra propia cena, que era… ¡patatas con chorizo! (bueno no sé yo si a eso se le podía llamar chorizo). Después de mal cenar subimos a las habitaciones donde conocimos a chicos y chicas de Cuéllar y comimos de lo que pudimos comprar esa noche. El lunes por la mañana después del desayuno (al menos estaba más variado que la cena) hicimos una visita panorámica de Budapest. Hicimos una parada en la Plaza de los Héroes, donde un violinista no paraba de seguirnos para que le hiciéramos fotos y le echásemos unas cuantas monedas (eso sobre todo). Después seguimos nuestra visita, viendo el Bastión de los Pescadores, el Puente de las Cadenas, el Parlamento...
Esa misma tarde dimos un paseo en “Crucero”: desde el barco vimos los puentes que unen Buda y Pest, el Parlamento, el Palacio Real, la basílica de San Esteban.... Por la noche la cena fue algo mejor que la anterior. El martes por la mañana, después de visitar el Mercado de Budapest, en el que compramos algunos regalos, fuimos a un impresionante balneario (os lo recomendamos ya que sus entradas son bastante económicas); aunque lo pasamos un poco mal en la sauna donde alguno que otro se pegó un buen sofocón, pero disfrutamos mucho en
las piscinas termales. Por la tarde, con tiempo libre, fuimos de compras a tiendas de grandes marcas y a tiendas típicas de souvenirs. Después llegamos al hotel y...
El miércoles por la mañana, tras recoger nuestros equipajes, nos subimos al autobús que nos trasladaría a Praga. La mayoría dormimos durante el viaje porque teníamos unas ojeras más grandes que el Danubio. El viaje fue “tranquilo” por la maravillosa autopista por la que fuimos (tenía tantos baches que parecía mas un camino que una carretera) y además hubo una discusión por el reparto de habitaciones.
Cuando ya por fin llegamos a Praga, y entramos al vestíbulo del hotel, primero hubo más discusiones porque el reparto de las habitaciones, ya no iba a ser como habíamos acordado; para colmo, el conductor del autobús, se quejó de que alguien había arrojado café en el suelo del autobús (cosa que provocaron los baches, pero que el conductor no lo comprendía). Cuando nos instalamos a las habitaciones, nos llevamos una mejor impresión que la de Budapest. Las habitaciones eran algo más amplias, más limpias, más luminosas... Después de comer, dimos un pequeño paseo por el centro de Praga. Esa noche fue muy tranquila puesto que estábamos todos muy cansados. El jueves por la mañana, tras tomar un exquisito desayuno, hicimos una visita guiada con nuestro nuevo guía, Martin, el cual nos explico cosas sobres los monumentos más importantes como la Plaza de Wenceslao, el Barrio judío, la Torre de la Pólvora, el Puente de Carlos...
Terminada la visita, fuimos con los profesores a visitar la Catedral (nos hicimos fotos con los guardias de las entradas) y el Castillo, donde se encuentra el Callejón de Oro y un museo con armaduras, armas e instrumentos de tortura.
El viernes fuimos a visitar más detalladamente el Barrio Judío, con algunas de sus más importantes sinagogas (entre ellas la Sinagoga Española, que nos resultó muy bonita y con mucha decoración) Otra cosa que nos llamó la atención fueron las coronas que se ponen sobre la Torá cuando ésta es leída.
También vimos el Cementerio Judío, el cual nos llamo muchísimo la atención, ya que las tumbas de aquel lugar estaban muy juntas unas de otras y su colocación era irregular; allí pedimos varios deseos poniendo piedrecillas encimas de las lápidas, también nos llamo la atención porque tenía un aire tenebroso.
Después fuimos a ver el funcionamiento del Reloj Astronómico (sólo se puede observar a la hora en punto), el cual nos gustó muchísimo: en el vimos a los apóstoles asomarse por unas ventanas y a un gracioso esqueleto tocando una campanilla, cosa muy curiosa.
Tras nuestra comida en el hotel, fuimos a un crucero por el río Moldava donde cenamos de lujo y vimos los monumentos que están a la orilla del río. Cuando el viaje finalizó, fuimos a ver una espectacular obra de Teatro Negro, en el que nos representaron la obra “Sueños de Alicia” (inspirada en el cuento “Alicia en el país de las Maravillas). La obra tenía un inconveniente, la música (era tan relajante que a todos nos entró sueño), pero nos pareció muy original y muy bella.
El sábado nos dejaron todo el día libre para hacer las últimas compras y visitas a los monumentos. Algunos estuvimos en un pequeño mercado que había en una calle donde vendían cosas típicas como marionetas, jarras, camisetas, cristal de bohemia, etc. Otros fueron ese día al Castillo para ver el cambio de guardia de las doce y que a algunos les pareció bastante aburrido. Ese día comimos en el centro, la mayoría en una pizzería. Por la noche cenamos en el hotel, y después de cambiarnos de ropa, fuimos a la discoteca Karlovy (de 5 pisos) donde nos lo pasamos muy bien y escuchamos todo tipo de música (desde música de baile hasta rock). A las tres de la mañana quedamos con los profesores a las puertas de la discoteca para regresar
al hotel; nos subimos por turnos a un minibús donde cabían 10 personas (bueno en realidad íbamos más, así que eso parecía más una lata de sardinas que otra cosa). El domingo, después de desayunar, hicimos nuestras maletas y revisamos todas las habitaciones para comprobar que no nos habíamos dejado nada. A las diez de la mañana las tarjetas dejaron de funcionar, y algunos que estaban fuera de su habitación tuvieron que pedir otra tarjeta en recepción para poder recoger el equipaje; además, mientras
esperábamos la hora de comer, hubo pequeñas discusiones puesto que faltaban toallas en el Hotel (al final, sólo una confusión, de verdad). Después de comer, nos dispusimos a irnos hacia el aeropuerto, donde muy tristemente embarcamos y tomamos rumbo hacia España. El vuelo fue tranquilo y al llegar a Barajas, comprobamos que una maleta se había extraviado. Después de pedir reclamaciones, subimos al autobús que nos trasladaría de vuelta a casa, ya el 6 de abril. CONCLUSIÓN: Pese a la comida, el viaje en autobús, el cambio de moneda, los idiomas y el cansancio, os recomendamos que hagáis este viaje para conocer estas dos maravillosas ciudades (de verdad de la buena).