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LOCAL
EQUILIBRIO INFORMATIVO
Jueves 16 de febrero de 2017
H
ace dos décadas, por cada 15 hombres que consumían alcohol una mujer lo hacía, pero actualmente la proporción es uno a uno. Al mismo tiempo, ha habido un incremento sustancial del consumo de tabaco y drogas ilícitas entre la población femenina, ante una mayor presión social, lo que deriva en conflictos familiares, laborales y emocionales. Víctor Román Roa Muñoz, director del Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Mérida, afirmó que las estadísticas revelan un incremento sostenido en el consumo de sustancias entre las mujeres. En cuanto a la ingesta de bebidas embriagantes, en 1995 la proporción era de 15 hombres por cada mujer, en 2000 era de 13 hombres por cada mujer, y actualmente el consumo de alcohol prácticamente se ha igualado entre los dos sexos. Víctor Roa informó que en 2016 la proporción de personas atendidas por problemas de adiciones fue de 3.6
hombres por cada mujer; en 2015, la proporción fue de 4 a 1, es decir, en el consumo de otras drogas la tendencia también va al alza entre las mujeres. Explicó que los jóvenes y las mujeres son los sectores donde el crecimiento de adicciones va en aumento. El año pasado, del total de personas de entre 10 y 19 años que fueron atendidas en el CIJ, el 69.2% lo fueron por tabaco, 65.3%; por alcohol (muchos tenían dos o más adicciones) y 92.8% por drogas ilícitas. De este último grupo la marihuana representó el 83.0%. Cifras de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes refieren que en Yucatán han consumido algún tipo de droga el 24 por ciento de los estudiantes de bachillerato y el 6.7 por ciento de secundaria. Roa Muñoz afirmó que las mujeres actualmente tienen mayor acceso a la educación y al ámbito laboral, aunque también mayor presión de sus parejas y amigos para consumir bebidas embriagantes, como parte de la convivencia social. Asimismo, comentó que la mercadotecnia incentiva que las mujeres consuman más alcohol. Ejemplificó las promociones de barras libres, descuentos en bares, promociones de “no cover”, que contribuyen a crear un ambiente propicio para el abuso del alcohol por el público femenino. Estigma social Añadió que paradójicamente las mujeres enfrentan una mayor estigmatización social que los hombres por consumo de alcohol, pues aún se mantienen concepciones de diferencias de género: “Si un hombre sale a tomar se está divirtiendo, si una mujer lo hace, se duda de su reputación”. Además, dijo, la mujer puede ser más susceptible de sufrir abusos por consumo desmedido, princi-
palmente de índole sexual. “Muchas mujeres abusan del alcohol porque están deprimidas, sobresaturadas con la presión del hogar y el trabajo y buscan un desahogo”, refirió. Sostuvo que independientemente del sexo, las repercusiones del alcoholismo afectan al núcleo familiar, al ámbito laboral y emocional. La embriaguez puede derivar en comportamientos inadaptados o cambios psicológicos, desarrollados durante la ingesta o poco tiempo después, incluyendo comportamientos sexuales inapropiados, agresividad, cambios en el estado de ánimo, alteraciones de juicio, alteración de las funciones sociales y en el trabajo. Santiago Dzib, encargado del área de difusión de Alcohólicos Anónimos (AA), comentó que el incremento de mujeres que buscan ayuda por problema de alcoholismo ha propiciado que cada vez se abran más grupos mixtos de autoayuda. En el estado hay registrados 25 grupos de AA, de los cuales 23 son mixtos. De acuerdo con Alcohólicos Anónimos, la mayor parte de la sociedad tiende a mirar con tolerancia a un hombre borracho, y a rechazar con disgusto a una mujer que se encuentra en la misma condición. A menudo, la mujer alcohólica comparte esta disposición, para ella la carga de la culpa puede llegar a ser doble. Testimonio: “La dejé por borracha” Luis Hernández, de 26 años, afirmó que el abuso del alcohol fue la principal causa de ruptura de su relación. “Al principio ella no tomaba, pero luego salíamos y tomábamos algo de cerveza. El problema fue que gradualmente ella empezó a beber más y más cuando salía con sus amigas y amigos, y eso a mí la verdad ya no me gustó”, comentó. Con la voz un poco opaca, admitió que a causa del abuso del alcohol las discusiones con su pareja eran cada vez más agresivas y continuamente se faltaban al respeto. Con el semblante serio, Luis afirmó que vivió un tiempo con su novia y en varias ocasiones la vio llegar totalmente embriagada, con la conciencia extraviada. A partir de esos momentos, sintió que su relación empezaba a fracturarse.
“Honestamente yo no me veía con una esposa borracha, que fuera la madre de mis hijos. Me dolió mucho, pero decidí dejarla por mi bien”, comentó. Finalmente, Luis reconoció que para tener una relación estable prefiere que la mujer no consuma alcohol, “aunque la verdad, ahora la mayoría de las mujeres salen a beber, son pocas las que pueden salir a convivir sin alcohol de por medio”, consideró. Daños multilaterales El alcoholismo, además de problemas sociales o personales, también conlleva al deterioro de los órganos, principalmente el hígado. Guillermo Storey Montalvo, director de la Facultad de Medicina de la Uady, señaló que el daño que produce el abuso del alcohol al organismo es multiorgánico, particularmente la afeccione hepática, “a partir de ahí puede haber daño gastrointestinal, renal, cardiovascular y hasta neuronal”. En lo que va del año, en Yucatán se han diagnosticado 18 casos de cirrosis hepática alcohólica y siete de enfermedad alcohólica del hígado. “El alcohol puede tener diferentes impactos en la persona, no todos reaccionamos de la misma manera, depende la cronicidad, la cantidad de alcohol ingerida y la edad en la que se inició el consumo”, precisó. Explicó que el aumento del consumo de alcohol entre mujeres y adolescentes se puede combatir principalmente a través de la sensibilización en la familia. El consumo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos. Está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como trastornos mentales y alcoholismo, importantes enfermedades no transmisibles tales como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, así como
traumatismos derivados de la violencia y los accidentes de tránsito. Abuso del consumo Aunque la forma más común de consumo de alcohol es la de los bebedores sociales, el abuso del consumo también tiene otras manifestaciones. El bebedor fuerte puede tener el hábito en tal forma que gradualmente llegará a perjudicarle en lo físico y en lo mental, puede también dejar de beber o hacerlo con moderación, aunque esto le resulte difícil o necesite ayuda médica. Por su parte, el bebedor problema es considerado alcohólico porque no puede controlar su manera de beber. Algunas de sus características son: pérdida de control, bebe cuando no planeaba hacerlo, pérdida casual de la memoria y sentimientos de culpa Una de las consecuencias de la ingesta desmedida de bebidas embriagantes es la intoxicación etílica, estado de embriaguez derivado de los efectos del etanol sobre el organismo que pueden revestir distintos grados de gravedad, inclusive la muerte. Datos de la Dirección General de Epidemiología señalan que en el primer mes del año se han atendido 384 casos de intoxicación aguda por alcohol. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso nocivo del alcohol tiene grandes repercusiones en la salud pública, y está considerado como el tercero factor de riesgo más importante de muerte prematura e incapacidad. Finalmente, también están surgiendo indicios de que dicho uso contribuye a aumentar la carga de morbilidad relacionada con enfermedades transmisibles como, por ejemplo, la tuberculosis y la infección por el VIH/sida.– José Villegas