LOCAL
Miércoles 21 de diciembre de 2016
El claustro del ex Convento de La Mejorada fue edificado a mediados del siglo XVI. Durante 400 años de historia ha sido hospital, cárcel de mujeres, cuartel militar, escuela de artes y oficios, y hoy es sede de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán. El edificio pertenece a un conjunto construido en dos etapas: la iglesia, cuyas obras se iniciaron en el año de 1621. Cuando se concluyó la iglesia hacia el año 1624, se realizaron también dos estancias del monasterio, aunque el convento definitivo fue construido entre 1688 y 1694. Dicho conjunto fue fundado por Diego Garcia Montalvo, encomendero de Tixkokob, Hunucmá, Ixil, Pencuyut y Sinanché, por iniciativa propia, en terrenos de su propiedad que se localizaban extramuros de la ciudad, según refieren datos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán. La iglesia y el convento se construyen en devoción religiosa del encomendero, quien manda a edificarlos con el afán de que la gente que moraba ahí dispusiera de un recinto religioso para la oración. De estilo franciscano, rústico, modesto, sin tanta presencia estructural, las construcciones cuentan con un acceso con dinteles, y marco con adornos en forma de rombos. El con-
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EQUILIBRIO INFORMATIVO
vento se concluyó en 1694 y fue exprofeso para albergar a una congregación franciscana de 14 monjes que a los pocos años abrieron un hospital para gente necesitada, tarea que duró por espacio de 120 años. La fundación del convento se debió al notable aumento de frailes franciscanos que fueron llegando a Yucatán tras el inicio de la conquista, en tanto que el papado había otorgado a esta congregación la responsabilidad de catequizar y bautizar a los nativos mayas. La Iglesia de Nuestra Señora del Carmen El historiador Miguel Bretos refiere sobre este tema: “don Diego García de Montalvo comenzó a fabricar una iglesia que terminó en 1624 y donó la orden seráfica (que tiene las características que se consideran propias de los serafines, como la contemplación) y posteriormente fue asignada a la orden de los franciscanos. “El conjunto se construyó en dos etapas: primero la iglesia, que se dedicó el 22 de enero de 1640 a “Nuestra Señora del Tránsito de Mejorada” y posteriormente el convento, concluido en 1694” detalla el historiador, a suma: el convento consta de manera original de dos plantas, corredores, cuatro patios, acceso a la iglesia, caballerizas y criaderos de puercos y gallinas. La fachada es sencilla y su cuerpo central está rematado por un hermoso frontón y flanqueado por dos espadañas de dos cuerpos cada una, que le dan gran distinción al conjunto y que recuerdan un poco los altos ornamentos de los techos de los edificios mayas. El frontón es sencillo y en él sólo destaca la figura de santo en bajo relieve, encuadrado por un arco y, como remate, tres esculturas de santos toscamente tallados. El edificio de la iglesia se encuentra intacto actualmente.
Es de planta cruciforme y pula sobre falso tambor, una de las primeras de la Península. El interior es una sola nave con varias capillas a los lados. La cúpula tiene la forma de media naranja y se puede apreciar un pequeño retablo, ricamente ornamentado con motivos vegetales y en el centro hay una imagen de la Virgen del Carmen. Tras permanecer por más de 120 años como cenobio, el convento se transformó y agradó para dar espacio a las primeras salas del hospitalhospicio y enfermería, donde se aglutinaban principalmente gente del pueblo, mestizos y sus familias que eran atendidos por los monjes franciscanos. Se sabe que en el interior existió un retablo de orden dórico que ocupaba todo el testero del santuario, destruido al igual que muchos ornamentos religiosos durante 1915, finales de la guerra cristera del país, en tanto que de la ornamentación original, materiales del sitio, esculturas y santos, todo se perdió con las transformaciones que sufrió el edificio. En el interior del edificio fue concluido por etapas y se estima que en 1740 se concluyó toda la obra como se observa hasta nuestros días y donde se incluían tanto una pequeña emita, como 8 salas amplias, 12 dormitorios, una biblioteca, una sala con presencia religiosa, la rectoría y áreas de atención hospitalaria para atender a unos 12 pacientes. Hasta nuestros días se observa una sola nave, zonas de ocupación habitacional y áreas de descanso y recreo religioso, así como los puntos donde se ubicaron las zonas agrícolas y de hortalizas que trabajaban los monjes franciscanos y un pequeño retablo café, ricamente ornamentado de motivos vegetales de color dorado y la imagen de la Virgen del Carmen, culto actual del recinto religioso.
Los franciscanos fueron una orden religiosa que se distinguió por sus reglas, con extrema rigidez y severidad. Sus fundadores fueron los frailes Juan de Acevedo, Juan de Urbita, Juan García, Bartolomé de Fuensalido y el lego Juan Fernández, según detalla el propio historiador en temas sobre este sitio. Sin embargo, el 1 de octubre de 1820, las cortes españolas expidieron en Madrid el decreto que suprimió las órdenes religiosas medicantes con las restricciones pertinentes para la conservación del culto, esa orden llegó a Mérida el 1 de enero de 1821, cuando tomaba posesión el último gobernador que tuvo la Colonia, Don Juan María Echeverri, quien hizo desocupar los conventos, fue de esa manera que los frailes se refugiaron en otros conventos de la ciudad. Posteriormente, tras perder funciones de hospital y el desalojo de los frailes, un grupo de militares permaneció en el sitio, estableciendo ahí mismo un cuartel, que años después de ubicaría a solo unos pasos, el llamado Cuartel de Dragones, ubicado en las calles 59, 50, 61 y 48 del oriente de la ciudad. La Primera Cárcel de Mujeres El sitio no permaneció mucho tiempo como cuartel y dio paso por mandato municipal de la designación del sitio como cárcel de mujeres, por lo que el propio cuartel fue dimensional para abrir celdas y espacios de encierro para féminas. Según se sabe, el claustro permaneció con esta consigna por espacio de 60
FOTOS: GABRIELA CORTÉS
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años. En 1907, el inmueble fue destinado a la Escuela de Artes y Oficios para lo cual fue adaptado, se formaron salones para los talleres con puentes de viguetas de fierro y pilares de mampostería; sin embargo, durante la guerra cristera el edificio es nuevamente tomado por los militares y saqueado, los historiadores sostienen que tras la llegada del boticario y militar Salvador Alvarado Rubio en 1915, el convento fue utilizado como caballeriza, centro operativo castrense y también como hospital de campaña, ya que muy cerca se encontraba la estación central de ferrocarriles. La Facultad de Arquitectura Tras casi 20 años de ocupación por los militares el sitio fue desalojado y cerró quedando en abandono, perdiendo gran parte de su presencia y detalles de la construcción, y fue hasta el año de 1981 cuando el gobierno del estado entrega dicho recinto a la Universidad Autónoma de Yucatán, junto con el Cuartel de Dragones para establecer en ese sitio la naciente escuela de Arquitectura, siendo su primer director, el arquitecto Arcel Espadas.
A lo largo de los últimos 35 años el claustro se transformó para dar paso a las aulas, salones de clases, biblioteca, dirección y áreas de docentes y alumnos, estableciendo una dinámica transformación para dar paso al Campus de Arquitectura y Arte y Diseño, donde confluyen las licenciaturas de Arquitectura y Diseño del Habitat. La entonces Escuela de Arquitectura, creada en el año 1981, se modificó para alcanzar el grado de Facultad en 1988, que ha ido a constante transición y marca una proyección hacia el año 2020 como un campus de referencia nacional e internacional por su calidad en el desarrollo formativo, cultural y científico en la arquitectura, el hábitat, el arte y el diseño en la Península y el Caribe. Este moderno centro educativo tiene la meta de procurar una relación apropiada entre los paradigmas globales y nuestro contexto socioeconómico y cultural; orientada a preservar la identidad local y conservar el medio natural, los valores regionales e históricos y la atención pertinente de las necesidades sociales y ambientales en forma relevante y trascendente de nuestros días.- José Cortazar Navarrete