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Sábado 11 de marzo de 2017
Les gusta la ciudad y salen a caminarla con sus mascotas, acuden a los mercados, disfrutan de los parques y sitios abiertos de la urbe meridana con modestia, sin demandas, humildes y tranquilos. Viven de manera simple, y muchos de ellos forman nuevas comunidades con sus coterráneos. Crean fuentes de empleo para muchos particulares, ya que requieren siempre de refacciones, y servicios de pequeños comerciantes y prestadores de servicios. Origen diverso
F
ueron llegando poco a poco desde hace dos décadas a la ciudad. Llegaban fascinados por la cultura, el clima tropical, la comida, el trato de la gente, las casas antiguas y la oportunidad de tener una calidad de vida diferente a sus puntos de origen. A lo largo de los años han venido de sitios muy lejanos, y su llegada ha permitido revitalizar el Centro Histórico de Mérida. Gracias a ellos casonas abandonadas en los suburbios muestran ya un nuevo rostro. Y algo similar pasa con muchas pequeñas casas de la costa de Yucatán, que retoman un auge económico significativo. Esos “habitantes silenciosos”, discretos de la ciudad de Mérida son proactivos.
Se calcula que unos 18 mil 500 extranjeros ya radican en Mérida. Son de nacionalidades muy diversas, en mayor número estadounidenses, pero también hay ingleses, alemanes, galeses, canadienses, italianos y franceses. En opinión del Cónsul de Estados Unidos en Mérida, David Micó, es muy difícil conocer el número exacto de estadounidenses en el estado, ya que viajan constantemente. Pero el diplomático establece que el número crece, porque muchas personas han visto en Mérida un sitio ideal para tener una segunda casa. Los “neomeridanos” sienten una fascinación por la cultura maya, según indica Andrea Slusser, vicepresidente de la junta directiva de la Mérida English Library. En gran mayoría jubilados, muchos de ellos destacan por su calidad educativa, cultural y profesional.
Vecinos del centro El rumbo de Santiago, pero en general también los suburbios de Santana, San Juan, La Ermita y San Sebastián, son los sitios predilectos donde ahora se les ve siempre, afectuosos y sonrientes. Se han integrado poco a poco a la ciudad y sus costumbres. No suelen ser tan abiertos, pero es notorio que buscan estar en contacto con los meridanos, a quienes saludan con la mano y dedican un “buenos días” en “espaninglish”. Muchos de los nuevos vecinos de esta ciudad son prominentes personajes que, vestidos de humildad, no se distinguen más allá que por sus actos constantes de afecto. Muchos son profesionistas, artistas y también hay diplomáticos, según se ha confirmado. Son sinceros y recíprocos, son cordiales, pero siempre discretos y tímidos, quizá para mantener su espacio personal. Acuden regularmente a los parques, puntos históricos del centro. Visitan constantemente los museos, invitan a muchos parientes y vecinos de sus ciudades de origen a conocer Mérida. Acuden regularmente a la playa y se maravillan de las riquezas arquitectónicas y arqueológicas de este estado. Los neomeridanos nunca han sido convocados a ningún evento público por la autoridad municipal, ni ésta ni las anteriores administraciones municipales los han requerido o invitado. Quizá se daba eso a que no representan votos o muy posiblemente porque no entran a la “cargada política”. Altruismo y donaciones Los neoyucatecos no discuten mucho su situación política, pero ciertamente, sin ser mexicanos, ya residen en el territorio, pagan por servicios, siempre malos, cubren sus contribuciones y les cobran IVA al consumir comestibles y combustibles para sus vehículos, y sin embargo no tienen voz ni voto en las muchas cuestiones que les afectan. Muchos de ellos realizan actividades altruistas, aportan recursos y materiales para comunidades y personas, acuden a actividades sociales unipersonales para apoyar a familias humildes, donan alimentos y medicamentos, instrumental médico y consultas cuando les son requeridos. Son limpios, metódicos, educados y respetuosos, manejan y se prodigan por la seguridad y el medio ambiente, aportan y se conmueven ante la
desgracia de otras personas, se solidarizan y aprenden de los meridanos y yucatecos. Los nuevos residentes de Mérida van creciendo, Mérida ha sido considerada como la mejor ciudad del país para personas jubiladas o retiradas. Nuevos vecinos seguirán llegando y con ellos continuaremos abriendo páginas para conocerlos mejor. Muchos ciudadanos de Estados Unidos están optando por estancias más largas e incluso permanentes en México, evidencia de lo cual se puede ver en los más de 72,000 permisos de residencia otorgados entre 2014 y 2016 por el gobierno federal, según se apunta en la más reciente edición de la revista electrónica The Yucatan Times, que circula por internet. Pero los números, añade la revista, han estado disminuyendo: los permisos emitidos en 2016 fueron un tercio menos que dos años antes. Y las cifras publicadas por varios medios de comunicación mexicanos sugieren que una gran mayoría de expatriados estadounidenses en México viven ilegalmente. Ya sea por negocios, ocio o jubilación, los estadounidenses han hecho sus casas en los paraísos de playa, ciudades coloniales y las principales ciudades. Los destinos principales –los elegidos por el 60% de los expatriados para residir temporalmente o permanentemente– se encontraban en los estados de Jalisco, Ciudad de México, Baja California Sur, Quintana Roo y Guanajuato durante esos años. The Yucatan Times –que cita entre sus fuentes a mexiconewsdaily.com– indica que cerca de un tercio de los solicitantes han decidido prolongar su estancia por más de un año, lo que indica que su residencia es básicamente permanente. En 2014, el 42% de las solicitudes en Baja California Sur se encontraban en esa categoría. Pero el número de solicitantes ha disminuido. En 2014 se otorgaron 29,286 permisos de residencia, y el año pasado ese número se desplomó a 19,617. Por otro lado, más estados se sumaron a la lista de aquellos en los que los solicitantes deseaban tener residencia permanente. Sólo había tres entidades –Zacatecas, Nayarit y Baja California– donde más de la mitad de los permisos expedidos eran de tipo permanente en 2014. Para el año 2016 esa lista era de ocho estados, con la inclusión de Durango, Colima, Baja California Sur, Michoacán, Sonora y Guerrero, mientras que en Zacatecas la lista cayó.
“Indocumentados” Entre tanto, varios informes recientes han indicado que entre 739,000 y un millón de estadounidenses viven en México, la mayoría ilegalmente. Informes que citan al Departamento de Estado de Estados Unidos calculan que un millón de expatriados estadounidenses viven en México y que 934,698 lo hacen sin documentación. Otro informe dijo que la agencia de estadísticas de México (el Inegi), en sus estimaciones entre censos de 2015, dijo que había 739,168 estadounidenses viviendo en México, pero sólo 65,302 tenían la documentación requerida del Instituto Nacional de Inmigración. La vicepresidenta del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, una asociación que representa los intereses de empresas multinacionales con presencia en México, estima que más de la mitad de los expatriados estadounidenses en México viven aquí ilegalmente. Se trata de personas que llegaron con tarjeta de turista y se quedaron, dijo Andrés Rozental. Según International Living, un portal web que se especializa en destinos de jubilación e información, “un millón de estadounidenses no pueden estar equivocados”, estimando que ese es el número de expatriados estadounidenses en México. Se dice que los destinos más populares son el Lago de Chapala, San Miguel de Allende, Puerto Vallarta, Baja California Sur (Todos Santos, Loreto y La Paz), Mazatlán, Huatulco, Puerto Escondido, Mérida y la Riviera Maya.- José Cortazar Navarrete