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Viernes 17 de marzo de 2017
que es buena y las autoridades deben voltear a ver esos proyectos para impulsar los talentos. –Los funcionarios que están ahí no le tienen amor al arte. No porque seas secretario o director vas a beneficiar a un grupo, porque se le dan mayores presupuestos a unos que a otros. –Ahora cualquier pen… se presenta en el Peón Contreras, cuando años atrás Renán Guillermo (ex secretario de la cultura y las artes de 2007-2012) decidía quien iba o no al máximo recinto cultural de nuestro estado –abundó. También falta darle seguimiento a los alumnos que egresan del Centro Cultural del Niño Yucateco (Cecuny) y Museo de la Canción Yucateca. No todas las responsabilidades se las atribuyen a las dependencias, la sociedad tiene mucho que ver en que la trova yucateca no esté en su mejor momento. –Antes nos contrataban para llevar serenata porque las muchachas se daban a desear. Ahora no, yo tengo que cuidar a mi nieto porque las mujeres resultan más aventadas y toman la iniciativa –comentó el maestro. Otro factor que atribuye a la crisis de la trova es que el género perdió terreno en la radio ante otros géneros más actuales y ajenos a la región como el hip hop, reguetón y la banda. –Antes hubo programas donde la gente pedía sus canciones favoritas como “La hora del teléfono”, que salieron del aire. No hay programas en la radio para la trova. Mejor para mí, porque la gente me va a visitar a “El trovador bohemio” –comentó.
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a trova yucateca está por desaparecer, opinó Tony Espinosa. El problema lo atribuyó a los medios informativos, principalmente la radio, las autoridades culturales y la sociedad que no hace nada por proteger un patrimonio cultural intangible. “El Señor Amor” nos recibió en su casa, ubicada en el fraccionamiento Yucalpetén, donde se observó que la música está presente, ya sea por las diferentes figuras de guitarras, una de ellas labrada en oro que le trajeron de Toledo, España, o en el reloj de la mano, que en vez de números tiene notas musicales. Luego de posar para las fotografías, Miguel Antonio Espinosa Becerra, con 42 años de trayectoria artística, se sentó en su sofá y con una guitarra en manos, para esconder la panza,
habló sin pelos en la lengua para Punto Medio acerca del panorama actual de la trova. –No me gusta la hipocresía, soy franco. Yo digo las cosas como se las veo –expresó el artista, quien hoy día es dueño del bar El Trovador Bohemio, ubicado en el Centro, considerado el único santuario para la trova en Yucatán. –Hay inquietud por el género. Lamentablemente los tríos que tocan cinco o seis canciones ya se sienten divos. He notado que a los tríos nuevos les ofrecen escenarios tan grandes como el teatro José Peón Contreras, cuando a otros trovadores les costó muchos años llegar hasta ahí –comentó. Dar espacios importantes por influencias y no por trayectoria perjudica al gremio y a los artistas, quienes después buscan cobrar más que por ofrecer un espectáculo de calidad. –El buen gusto y el profesionalismo no se vende en la boutique. Se estudia mucho, hay bastante material para estar siempre en vanguardia y tú profesionalismo te hará sonar bien. El artista es como el médico, una vez que tomas este trabajo es para siempre –mencionó. Categóricamente aceptó que años atrás en el gremio de trovadores hubo mucha desunión. –No hay enemigo más grande para un yucateco que otro yucateco. Años atrás vi como compañeros bajaban sus precios para tener trabajo –recordó. El maestro señaló la falta de políticas culturales para promover la trova, razón por la cual la cultura es monopolizada por un grupo de artistas que acaparan los teatros y funcionarios que buscan protagonismo y sólo buscan jalar agua para sus molinos. Sobre la iniciativa del diputado Jorge Carlos Ramírez Marín, la magna serenata en la que participaron 300 trovadores en un concierto en el Parque de las Américas, consideró
Al respecto de los géneros que gusta tanto en los jóvenes, precisó que no está en contra, pero “cada cosa debe tener su espacio. No todo es punchi punchi, que a la vez es copia de Estados Unidos”. A pregunta expresa, Tony Espinosa aseguró que desconoce de dónde surgió en él su interés por la trova, situación que le atribuye a su buen oído. Entre los temas que interpreta van desde Guty Cárdenas hasta Espinoza Paz. Sin embargo, disfruta tocar canciones de Armando Manzanero, Enrique “Coqui” Navarro, Pastor Cervera, Beatriz Eugenia, Ofelia Zapata y Judith Romero, los grandes. El entrevistado fue conocido como “La trova joven”, pero un decano de la locución, Teófilo Cetina, lo bautizó como “El Señor Amor”. A su público le agradeció por mantenerlo vigente, por lo que su formación continua para dedicarles a ellos lo mejor.
–Don Gregorio Brito siempre dice: “La trova no se enseña, se aprende”. Tiene toda la razón, está en lo correcto. Si tienes el gusto por el género lo vas aprender, te ocuparás por buscar quien te enseñe, nunca dejarás de aprender –comentó Fabián Alberto Cano Baqueiro, de 33 años de edad e integrante del Trío Despertar. Con 15 años de trayectoria artística, el cantante difirió a que la trova esté por desaparecer, aunque reconoció la necesidad de difusión sobre otros géneros musicales como el reguetón, que tiene dos o tres tonos. –Si hay un bajo interés por nuestra musical tradicional es por la falta de una cultura musical –abundó. El entrevistado dijo que su gusto por la música viene de familia, entre sus influencias musicales están José José, Roberto Carlos, Chamín Correa, Los Ases, entre otros. Dedicarse a la trova fue algo fortuito. En una ocasión caminaba en una calle de la colonia Chuburná, cuando escuchó que sus vecinos ensayaban. Se acercó para ver qué pasaba y lo invitaron a cantar. El gusto que agarró por la trova lo llevó a buscar la formación que encontró en el Centro Cultural Ricardo López Méndez. –Al principio tocaba la guitarra, después busqué las clases de guitarra popular. No tuve dificultades para aprender –abundó. Posteriormente, Gilberto Ortega Santana, maestro de la Rondalla del Instituto Tecnológico de Mérida (ITM), lo invitó a unirse, donde conoció a diferentes trovadores, quienes les compartieron sus conocimientos. Así fue que se involucró poco a poco en el medio, donde convivió con otros compañeros como Luis Felipe Góngora, del Trío Los Nobles, y Diego Cocom, de Ensueño. Hoy día, aseguró, hay mucha unión en el gremio. Situación que no siempre fue así. “Los grandes compartieron sus conocimientos, todo tiene mucho que ver las ganas de aprender.
–El ser trovador es un orgullo, porque se porta un estandarte que es un patrimonio cultural, no sólo de México sino de la humanidad –precisó. Sobre la falta de trabajo de los tríos porque ya no los contratan para llevar serenata, Cano Baqueiro mencionó que las oportunidades laborales se buscan, en el caso de su agrupación laboran con las agencias de viajes para presentarse en los congresos, convenciones y en las haciendas. La actualización y la formación son importantes, razones por las cuales cantan temas de Camila, Franco de Vita, Ricardo Montaner y hasta temas en inglés. –Tenemos un amplio repertorio, no nos quedamos en lo mismo. Tocamos de todo, algunas canciones de banda le hacemos los arreglos en trova –precisó. Sin embargo, el trovador tiene una predilección por temas con altos grados de dificultad como “Alburas de magnolia”, de Ricardo Palmerín. –Cantar para una serenata o en un escenario son sensaciones muy diferentes. En las serenatas somos portadores de los sentimientos y emociones de la persona que nos contrató. En el escenario cambia todo, la guitarra te inspira, te da seguridad para calmar los nervios. Ligia Cámara dijo una vez que si antes de pisar el escenario no sientes nervios no sirves para esto –recordó. Cano Baqueiro mencionó que la trova está vigente, pues en los jóvenes hay interés por estudiar guitarra, pero es necesaria la difusión de los medios informativos para que se dé continuidad al trabajo realizados en las escuelas. Trío Despertar se presenta el martes 28 a las 8 de la noche en el auditorio Silvio Zavala Vallado, del Centro Cultural Olimpo, y el miércoles 29 a las 8:30 p.m. en el Museo de la Música Popular en el marco del programa “Recordando a los grandes”.– Irbin Flores Palomino