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Arquitectura para la sociedad. BIAU XI
Arquitectura para la sociedad
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Sharif S. Kahatt
La arquitectura iberoamericana sigue en la búsqueda de recuperar su rol social y su espacio y relevancia en la sociedad contemporánea. En la última edición de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (BIAU) se consolidó la idea de otorgar premios de arquitectura a obras que promueven el bien común, que afectan positivamente el comportamiento social en favor de la convivencia y la tolerancia, y a los proyectos que con poco hacen mucho por las personas, en espacios urbanos o rurales.
La reciente BIAU, celebrada en Asunción, Paraguay, del 6 al 11 de octubre pasado, ha sido particular en especial por su cualidad de haber afectado el espacio y el tiempo de la propia bienal. En cuanto al espacio, por su emplazamiento físico, que comprometió la recuperación de una estación de trenes en estado de abandono, ubicada en el centro de la ciudad; porque promovió que los curadores de cada país proyectaran la renovación de pequeñas plazas y pasajes del barrio de La Chacarita, como parte de su aporte a la bienal; y porque, además, los curadores Arturo Franco y Ana Román, con el apoyo de José Cubilla, se esforzaron para que la bienal transgrediera el espacio tradicional de los auditorios de las conferencias para acudir a casas, calles, plazas, galerías, proyecciones de cine o visitas guiadas. Incluso supuso la reconstrucción de una casa para convertirla en un centro cultural.
En lo que concierne al tiempo, esta edición de la BIAU no solo implicó el tiempo regular que significa la exigente preparación de coordinaciones, planes, selección de obras, viajes, visitas, presentaciones y tantos otros eventos. En este caso, las obras de los países participantes ubicadas en los espacios públicos, así como las mejoras de las casas donde se expuso la bienal, han trascendido largamente el mes de octubre, pues seguirán construyéndose hasta fines de año y podrán seguir siendo disfrutadas por los vecinos del barrio de La Chacarita y sus numerosos visitantes.
Este trabajo ha sido especialmente valioso para la ciudad de Asunción y para la arquitectura latinoamericana. Las capitales y otras ciudades de nuestro continente presentan condiciones similares a las de La Chacarita: barrios «alegales», ubicados en las inmediaciones del centro —en este caso, de Asunción— a pocas calles de las instalaciones que ocupa el poder político, asentados de la forma más precaria, una situación a la cual los arquitectos y la sociedad tienen que darle respuesta. Por ello, utilizar el contexto de la bienal para intervenir espacios públicos y mostrar el camino hacia una recuperación o creación del espacio ciudadano, es un excelente ejemplo.
A diferencia de otras bienales, que suelen celebrarse siempre en la misma ciudad, la BIAU cambia de lugar en cada edición. Con ello, se permite cambiar no solo el contexto, sino también las formas de actuación y los objetivos circundantes. Tales características de la BIAU favorecen las condiciones para que los respectivos dirigentes puedan llevar a cabo su tarea con mayor apertura; en la BIAU XI también ayudaron a que estas ideas estén presentes entre el jurado, que premió un grupo de obras —el llamado «Panorama de Obras»— y otorgó dos premios especiales, uno de ellos en Sao Paulo, Brasil, y el otro en Lleida, España: Sesc 24 De Maio, de Paulo Mendes da Rocha + MMBB Arquitectos, y el Museo del Clima en Lleida (2008-2018), de Toni Gironès, respectivamente. Obras contemporáneas no por sus formas o materiales novedosos, sino más bien por la reutilización de lo existente, el reciclaje de los edificios y una simplicidad constructiva basada en el profundo conocimiento del lugar, su gente y la disciplina arquitectónica. Del Panorama de Obras cabe destacar el reconocimiento a una edificación peruana, la escuela de la comunidad de Jerusalén de Miñaro, correspondiente a la arquitecta Marta Maccaglia, de la Asociación Semillas para el Desarrollo.
1. Proyecto para la Plazoleta Embudo en la Chacarita, Asunción. Arquitectos Sharif S. Kahatt y Marta Morelli, curadores por el Perú. Arquitectos locales: Jesús Pereira, Lucho Godoy y Fernando Duarte. 2. Escuela de la comunidad de Jerusalén de Miñaro. Arquitecta Marta Maccaglia, de la Asociación Semillas para el Desarrollo. 3. Sesc 24 De Maio, de Paulo Mendes da Rocha + MMBB Arquitectos. 4. Museo del Clima en Lleida (2008-2018), de Toni Gironès. 5. Espacios recuperados por la BIAU para la ciudad. Antigua estación de trenes de Asunción.
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