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Cabrera / ANDREA GORGONIA TREVIÑO
acecha a una mujer embarazada en una tierra con agua contaminada; o de la afirmación de la vida ante la muerte de un hombre que, después de ayudar a amontonar cadáveres infectados por la gripe, hace el amor con su mujer en el cuarto de un lujoso hotel vacío por el horror de una pandemia.
Una de las vetas más interesantes de Autobiografía del algodón es la del camino que recorre la autora durante la escritura de la novela, un camino que se engarza en la narración del mundo de la ficción y la revitalización de los documentos. Como ya lo ha dicho en varias ocasiones, Rivera Garza no teme mostrar las costuras de su escritura, por lo que el recorrido que empieza en los libros –con las variadas referencias y diálogos que se establecen con José Revueltas, Gloria Anzaldúa o Jalal Toufic–; pasa por los archivos, lo que resulta en la inclusión de fotografías y telegramas; y termina en la narración de su propio viaje por las tierras que se habían convertido ya en una protagónica obsesión. El roadtrip que la lleva a descubrir las relaciones entre cuerpo y texto invitan a una lectura comprometida, pues no hay duda del impacto que la escritura de esta novela tuvo en la vida de la autora. Después de encontrar un registro documental del matrimonio de su abuelo, en donde se atestigua que estaba “acusado el primero del rapto a la segunda” (2020: 77), Rivera Garza deja sobre la página el proceso de asimilarse como parte del linaje de violencia que incluye a tantas mujeres en nuestro país:
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Tal vez si no hubiera estado relacionada de ninguna manera a México, la palabra rapto no habría tenido el peso criminal y siniestro que me obligó a sentarme, primero, y a querer salir de la habitación a toda prisa después. Perdí toda capacidad de expresión y corté de tajo toda conexión con el mundo. Lo único que pude hacer por un buen rato fue caminar y esconder la cara. Caminar a toda prisa, como si tratara de huir. Escabullirme. Liberarme. Muchos meses más tarde, cuando Saúl se decidió por fin a preguntarme qué pasó entonces, aquella tarde funesta de Mérida, pude contestarle. Mi hermana murió asesinada un 16 de julio de 1990. Para mí la guerra inició ese día. (2020: 77).
Cristina Rivera Garza usa la escritura como instrumento para devolver la voz al campo que trabajaron sus abuelos, y su entendimiento de lo que constituye una novela le permite equiparar la imaginada atmósfera de dolor y calidez en donde se gestan vidas que luego se pierden, con el testimonio documental que se cuela en el diálogo burocrático de quienes las administran. Esta narración fragmentaria es la que permite que la obra reconstruya, desde distintos ángulos, la historia pública pero olvidada del algodón. Pero, principalmente, Autobiografía del algodón es una novela sobre los caminos que toma Cristina Rivera Garza para revisitar aquel enigma de la tierra fronteriza, de las existencias limítrofes, un camino que lleva a preguntarse: “¿Siempre es así? ¿Siempre andamos como palomillas nocturnas dando de vueltas alrededor de lo que nos quema?” (2020: 97).
Andrea M. Pérez González
La escritura documental
DE Valeria luiselli
Con un viaje en carretera de fondo se inaugura Desierto Sonoro (2019), la última novela de la escritora mexicana Valeria Luiselli (1983) que, junto con Los niños perdidos. Un ensayo en cuarenta preguntas, publicado en 2016, forman lo que podría denominarse el corpus literario de una diáspora infantil contemporánea.
Los niños perdidos, el ensayo, se escribe a partir de las cuarenta preguntas del cuestionario que aplica la Corte Federal de Inmigración a los menores y nos muestra el laberinto legal de estas niñas y niños que llegan a Estados Unidos escapando de violencias, sobre todo de pandillas, en sus países de origen, ya que como apunta la escritora “No buscaban el Sueño Americano, como suele decirse. Los niños buscaban, simplemente, una escapatoria de sus pesadillas cotidianas”. A la par de estas migraciones, Luiselli
TÍTULO: Desierto Sonoro AUTORA: Valeria Luiselli EDITORIAL: Sexto Piso AÑO: 2019
habla de su propia migración, los vericuetos que atraviesa para obtener su propio derecho de vivir en una ciudad que no es la suya y de su papel como mujer atravesada por la escritura y la maternidad.
Si bien, en Los niños perdidos la autora hace uso de herramientas ensayísticas desde las cuarenta preguntas del cuestionario, en Desierto Sonoro sucede una vacilación entre lo documental y lo ficcional, que se entreteje a partir de la voz de la madre, la del niño, los múltiples archivos, los sonidos y, sobre todo, los silencios.
Desierto Sonoro nos cuenta la historia de una familia que se formó a partir de una documentalista y de un documentólogo quienes se conocieron grabando el desierto sonoro de la ciudad de Nueva York. Cada uno agregó un hijo a la ecuación, él al niño y ella a la niña. Se volvieron una tribu. El proyecto llega a su fin, y ambos tienen nuevos y muy diferentes planes: el padre el de grabar los ecos de los últimos americanos libres de Norteamérica, la madre, hacer un documental sobre los niños migrantes.
En la novela hay dos viajes. Por una parte, la última aventura de una familia que está por diluirse, sobre país en ruinas, donde el viaje representado por la literatura, “se ha convertido en una especie de murmullo, una reflexión alrededor de los detalles y las variaciones del mundo” (Horne, 2016), y en el caso de la novela de Luiselli de los ecos de un éxodo migrante, en la ausencia de voces que la autora no busca apropiarse sino más bien rescatar. Por la otra, el de los niños perdidos, que se desplazan guiados por un coyote a través de “La Bestia”. Este segundo viaje se representa mediante La elegía de los niños perdidos, un libro ficticio que la madre va leyendo en voz alta y grabando y que el niño, retoma. Al final, ambos viajes se entrecruzan con el niño y la niña, que a fin de cuentas también son niños perdidos en medio de una ruptura familiar.
En la cajuela del auto hay siete cajas. Cuatro son del padre, una de la madre y una de cada niño. Las de los adultos están llenas de libros, notas, recortes de periódico, las de los niños se van llenando con los descubrimientos del viaje. Una metáfora de todo lo que se va cargando a cuestas por parte de unos y la inocencia y descubrimiento del mundo por parte de los otros. Así mismo, el proceso de archivo no solo es el de los padres, donde él busca encontrar vestigios de los últimos pueblos apaches y ella quiere cartografiar el éxodo migrante de los niños perdidos, sino también el del niño, quien acaba de cumplir diez años y está obsesionado por documentar el último viaje de su familia para que su hermana, la niña de cinco años pueda saber que ellos fueron una tribu, que él fue su hermano.
Luz Horne menciona que “El texto literario se transforma así en un gran repositorio o en un archivo en el que se guardan observaciones, pensamientos o relatos de experiencias cotidianas” (2016). Desierto Sonoro, en ese sentido, es un libro fragmentario y abierto, en el que se nos hace partícipe de la escritura del mismo. Por eso, podemos toparnos con las referencias directas a obras de la literatura o a noticias respecto a los niños perdidos, que en su conjunto forman un testimonio colectivo de lo público, pero también de lo privado: mapas dibujados a mano, así como fotografías tomadas desde la polaroid del niño. Dicho registro será fundamental para darle forma a la narrativa de una infancia llena de ecos.
Margarita Isabel Vázquez Castillo
REFERENCIAS
Horne, L. (2016). Ficciones documentales: exceso afectivo y surgimiento de la ficción en Fotografías, de Andrés Di Tella. Revista
Iberoamericana, No. 257; pp. 837-854. Luiselli, V. (2016). Los niños perdidos. Un ensayo en cuarenta preguntas. Madrid: Sexto Piso Luiselli, V. y Saldaña, D. (2019). Desierto sonoro. Madrid: Sexto Piso.
DANZA DE PALABRAS: ACERCA DE TARANTELA DE ABRIL CASTILLO CABRERA
Fue la picadura de la novela la que comenzó la alucinación, una donde redes de historias, personajes y secretos terminaron por tejer una entrega que infectó al lector como lo haría la picadura de una araña.
Tarantela, publicada por Antílope Ediciones y la UANL, es la primera novela de Abril Castillo Cabrera. El título, adjudicado a la danza de Taranto en Italia, tira la primera glándula de la seda; esta obra combina furiosamente la unión de ritmos rápidos, con saltos que van de atrás hacia delante, con el propósito de sanar a una persona de los síntomas de la alucinación y la melancolía.
Creada para curar a quién fue picado por una araña, la tarantela se baila para contrarrestar el “veneno” de las tarántulas. A partir de esta metáfora, Abril Castillo presenta una historia que gira hasta llegar al fondo de la muerte de Jano, tío de la narradora de la novela, y cómo este suceso es el que une y sostiene a toda su familia.
Siendo la muerte el tema principal de la historia y de cómo sus efectos colaterales empiezan a infectar, generación tras generación, a cada uno de los participantes de la misma, la lectura nos hace ser espectadores de una serie de coincidencias entre personajes (lo cíclico que envuelve a la abuela y la narradora, su tío y el hermano de la misma), para así reinterpretar el papel de la familia conforme llegamos a su conclusión, es entonces, gracias a la escritura y la introspección de la misma, que se encuentra el antídoto para sanar los efectos de la memoria y la pesadumbre.
Siendo el lector el que se infecta de la ausencia y la enfermedad de los personajes, la historia de Tarantela se presenta como una danza de la cual nos vemos participes entre palabras y silencios. Con cada paso que se da, hay un recuerdo del pasado que se interpone en el presente; una fragmentación del espacio y el tiempo para mirar todo desde un encuadre nuevo, una reconstrucción del pasado por parte de una narradora que se viste y baila con la simbología que porta la araña; una tejedora del destino, equilibrista del tiempo, la muerte y la vida.
Narrada desde el yo, la autora también juega con la forma del libro. Moldea una historia en dónde habla el silencio; es lo nunca dicho lo que realmente nos destruye. Abril Castillo teje en su escritura el ejercicio entre el lenguaje y la imagen mientras hila enunciaciones invisibles al mezclar el ensayo, la novela y la poesía.
Es en el cierre de la obra cuando empiezan a sonar las últimas notas musicales de esta narración. La danza que ofrece Tarantela libra no solo el veneno que la narradora ha arrastrado desde generaciones detrás, antes bien, libera al lector de una infección que solo el lenguaje puede curar, mientras que uno se despoja de las telarañas de cada una de las partes de la novela de las que habíamos sido presos.
TÍTULO: Tarantela AUTORA: Abril Castillo Cabrera EDITORIAL: Antílope / UANL AÑO: 2019
Andrea Gorgonia Treviño
LETRAS POR VENIR
107-108
IMÁGENES DE OLIVIA FAINSOD
Nuestra próxima edición, 107-108 contará con la colaboración de Minerva Reynosa como editora invitada. Las ilustradoras Olivia Fainsod, Gabriela Medellín, Laiza Onofre, e Irasema Fernández conversan con Elisa Hernández. Además, una entrevista sobre “libertad, autogestión y barrio” con el colectivo editorial Av. Aztlán. Con colaboraciones de Cordelia Rizzo, Xótchil Sánchez Santos, Carolina Muela, entre otras autoras.
JUANA PEÑATE MONTEJO. Originaria del Ejido Emiliano Zapata, Tumbalá, Chiapas, México, hablante de la lengua Ty’añ (chol), promotora y gestora cultural, locutora, conductora de radio y televisión, traductora, docente y poeta. Estudió la Licenciatura en Derecho en el Centro de Estudios Superiores de Tapachula, Chiapas. Actualmente cursa el taller virtual Producción de Documentales del programa Polos Virtuales IMCINE 2020. Sus poemas han sido traducidos al inglés y portugués. Recientemente tuvo una participación especial en el 2do. Círculo Internacional de Poesía y Arte Mujeres Puños Violeta Barcelona 2020; en el recital de poesía con la organización cultural y literaria Ajts’ib’ Guatemala; y presentación de la ponencia “Lak kuxtyälel” / “Nuestra vida” dentro de las mesas de trabajo JALLA México 2020.
ANGELINA SUYUL. Nacida en Suyul, radica actualmente en Las Ollas, San Juan Chamula. Ha cursado varios diplomados y seminarios en creación literaria. Ha publicado en cuatro antologías: Sbel sjol yo’nton ik / Memorias del viento, 2006; Ma’yuk sti’ilal xch’inch’unel k’inal / Silencio sin fronteras, 2011 y traducido al inglés en el año 2017; Insurrección de las Palabras, poetas contemporáneos en lenguas mexicanas, 2018; y Anhelo de reposo, 2019. Becaria del FONCA 2012-2013 y 20172018. Actualmente es integrante del Taller “Abriendo Caminos, José Antonio Reyes Matamoros”, impartido por el maestro Alejandro Aldana Sellschopp. Colaboró y colabora con la Secretaría de Cultura dentro del programa Cultura Comunitaria, en su iniciativa Misiones por la Diversidad Cultural y actualmente en Interacciones Culturales Comunitarias.
SUSI BENTZULUL. Poeta maya tsotsil de San Juan Chamula. Licenciada en Lengua y Cultura por la Universidad Intercultural de Chiapas. Ha publicado en diversos medios electrónicos como en Circulo de Poesía, Bajo otros cielos, Estrépito y Ojarasca, así como en los libros colectivos Snichimal Vayuchil / Sueño Florido y Uni tsebetik / Mujercitas. Actualmente cursa la Maestría en Estudios e Intervención Feministas en el CESMECA.
SUSANA BAUTISTA CRUZ. Es originaria de la comunidad mazahua de Rioyos Buenavista, del municipio mexiquense de San Felipe del Progreso. Es escritora, docente y promotora de poesía en lenguas indígenas. Estudió Derecho y Letras Modernas en la UNAM. Ha publicado cuento, poesía y ensayo. Fue jurado del Premio de Creación Literaria en Lenguas Originarias “Gusanos de la Memoria” y del Premio de Literaturas Indígenas de América PLIA, 2020.
FRANCESCA DENNSTEDT. (Tijuana, 1988). Cursó la Licenciatura en Literatura en la Universidad de las Américas Puebla para después completar un Doctorado en Estudios Hispánicos con una especialidad en Estudios de Género y Sexualidad. Ha publicado varias reseñas en diversos medios, artículos académicos y es colaboradora de Hablemos escritoras podcast. Actualmente vive en Estados Unidos donde es profesora investigadora. Su investigación se centra en el estudio de la de la producción cultural cuir de mujeres en México. Le interesa la construcción del canon, las teorías de los afectos, los movimientos feministas y transfeministas en Latinoamérica.
VICTORIA GUERRERO PEIRANO. (Lima, 1971). Profesora, poeta y activista; Doctora en Literatura por la Universidad de Boston y Máster en Estudios de Género. Recientemente ha publicado el ensayo híbrido Y la muerte no tendrá dominio (FCE, 2019).
ANTONIO RAMOS REVILLAS. Es narrador, editor y librero. Entre otras distinciones, ha merecido el Premio Nacional de Cuento Joven Julio Torri y el Premio a las Artes que otorga la UANL. Actualmente es miembro del SNCA. Desde 2016 dirige la Editorial Universitaria de la UANL.
CLAUDIA BAUTISTA. Presidenta de la Red de Librerías Independientes y cofundadora de Hyperion Librería en Xalapa, Veracruz.
RUTH CASTRO. (1981, CDMX/Torreón). Escribe, edita y hace gestión cultural en literatura y promoción de la lectura. Licenciada en Lengua y Letras Hispánicas por la Universidad Veracruzana.
Ha sido directora de librerías, coordinadora editorial y de literatura a nivel municipal y estatal en distintas administraciones. Actualmente es bibliotecóloga en el Museo Arocena (2017-a la fecha). Fundadora y editora de El Astillero Libros. Coordina un círculo de lectura feminista y laboratorio de escritura desde el 2016.
CECILIA BARRETO. (1985). Seleccionada en el programa de residencias artísticas internacionales, Casa Wabi curado por Paola Jasso 2020, seleccionada en el programa de residencia artística, La chambre blanche, Québec, Canadá, colaboración FONCA CALQ 2019, fue becaria del programa BBVA BancomerMACG quinta edición 2016, fue ganadora del primer lugar Parámetro Arte Lumen 2ª edición 20, fue becaria de la 3ª edición de la beca Adidas Border. En 2009, fue becaria del programa Jóvenes Creadores del FONCA. Ha obtenido reconocimientos tales como la Selección en la Bienal Rufino Tamayo ediciones XVIII, XVI y la Mención Honorífica en la 8a Bienal Nacional de Pintura Alfredo Zalce.
MINERVA REYNOSA. Poeta y gestora cultural. En 2006 recibe el Premio Regional de Poesía Carmen Alardín. Curadora del festival de literatura e interdisciplina Los Límites del Lenguaje en Monterrey. En 2011 presentó la exposición “Saludos a Gagarin” junto con Jésica López en el Museo de Arte Moderno de Moscú. Entre sus obras más recientes se encuentran Mammut & Jinba-Ittai (2019) así como Larga oda a la salvación de Osvaldo que escribió con Sergio Ernesto Ríos (2019). Ganadora del Premio Nacional Clemencia Isaura 2020 con el libro Iremos que te pienso entre las filas y el olfato pobre de un paisaje con borrachos o ahorcados.
LOURDES ZAMBRANO. Periodista especializada en arte contemporáneo, diseño, arquitectura, mercado del arte, gestión y política cultural. Por más de una década ha escrito sobre el mundo de las artes visuales en México y Latinoamérica, así como sobre sus protagonistas. Ha publicado en El Norte, Reforma, Lado B, Animal Político, Revista Accent y Vertebrales. VIOLETTA RUIZ. (Monterrey, 1985). Estudió la Licenciatura en Artes Visuales (UANL) y actualmente estudia la Maestría en Teoría Crítica en 17, Instituto de Estudios Críticos. Sus ilustraciones y textos han sido expuestos en España, Cuba y México. Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León, generación 2008. En septiembre de 2015 formó parte del 1er Encuentro de Artistas Visuales Emergentes del Festival Interfaz, Noreste. Ha publicado textos e ilustraciones en distintos medios digitales e impresos, como las publicaciones POLA, Residente y Vocero. Es editora en Posdata (www.posdataeditores.mx) y realiza contenidos de cultura y sociedad para el canal de Los Tubos N.L.
YOLANDA AGUIRRE. (Monterrey, 1975). Consultora en Género y Políticas Públicas. Socióloga por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, tiene Maestría en Políticas Públicas por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco. Cuenta con diversos diplomados en derechos sexuales. Es feminista, poeta, y diseñadora de modas, interesada en el arte textil, entre otras curiosidades.
ALBERTO VILORIA. Estudió Diseño Industrial y Artes Visuales. Además de su obra pictórica, ha incursionado en el street painting, o arte madonnari, formando parte de numerosos festivales alrededor del mundo. En el Street Painting Festival 2011, en Nocera Superiore, Italia, obtuvo el Premio Speciale alla memoria di Maurizio Pecoraro. En 2017 obtuvo el premio de Adquisición de la Reseña de la Plástica Neoleonesa con la obra “Hyerophany”. En 2018 expone en Pitalito, Huila, Colombia.
JÉSICA LÓPEZ “LA NEGRA ”. (Monterrey, 1979). Ha participado en ferias internacionales en Colombia, Estados Unidos, España, Suiza, y China. Entre sus exposiciones individuales destacan “Un día entraron mil personas a mi tienda de campaña, entonces le prendí fuego con todas adentro”, Galería Enrique Guerrero, Ciudad de México 2010; y “101 Más Powerful Women (Forbes 2006)” en la Galería Enrique Guerrero, Ciudad de México 2007.
NOHEMÍ ZAVALA. (Monterey, 1981). Desde 2016 es editora responsable de Armas y Letras y coordina las colecciones de teatro y música de la Editorial Universitaria en la UANL. En 2006 fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León y en 2008 obtuvo la beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes con el proyecto de promoción de la literatura en soportes no convencionales, “Cosificciones”.
EDUARDO ANTONIO PARRA. (León, 1965). Narrador y ensayista. Por el relato breve “Nadie los vio salir” ganó el Premio de Cuento Juan Rulfo 2000. Fue becario de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation en 2001. Su libro más reciente es Laberinto (2019).
ALBERTO CHIMAL. (1970). Escritor, practicante y estudioso de la escritura digital. CNN México incluyó su cuenta de Twitter en una lista de las 140 mejores del país. Mantiene el sitio web: www.lashistorias. com.mx
JESSICA NIETO. (Monterrey, 1982). Editora, ensayista y aspirante a calígrafa. Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León en 2010. Ha publicado el libro Metal de la voz. Ensayos en torno a la escritura literaria (Ediciones Intempestivas, 2011).
ANDREA M. PÉREZ GONZÁLEZ. (Monterrey, 1987). Es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y Doctora en Literatura Hispánica por El Colegio de México. En la actualidad realiza una estancia postdoctoral en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM, con un proyecto sobre libros impresos en el siglo XVII.
MARGARITA ISABEL VÁZQUEZ CASTILLO. Estudia gestión cultural y es parte de ¡Por favor, lea mujeres! un círculo de lectura que promueve la obra de escritoras mexicanas contemporáneas.
ANDREA GORGONIA TREVIÑO. (Monterrey, 1999). Estudiante de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Facultad de Filosofía y Letras. Becaria del Centro de Creación Literaria de la UANL. Ha publicado en medios digitales como Revista Levadura y Vertebrales y colaborado en Tres Nubes Ediciones.