Escrituras Aneconómicas
Año I, N° 1: 2012, 186-207
Revista de pensamiento contemporáneo.
Performatividad y deconstrucción: La fuerza realizativa de la enunciación y la fuerza irrealizativa del acontecimiento.
Néstor González. Universidad de Chile. nestored1974@gmail.com
The illocutionary act is the minimal complete unit of human linguistic communication. Whenever we talk or write to each other, we are performing illocutionay acts. John R. Searle, Speech Acts.
La teoría de los Actos de Habla o Speech Acts Theory, fundada por John L. Austin, cruza y atraviesa un conjunto amplio, diverso y heterogéneo de textos de Jacques Derrida desde 1971 hasta sus obras más tardías. Tales planteamientos teóricos se extienden, transversalmente, a lo largo y ancho de aquellos textos, pero también se apartan o desvían, tomando caminos o líneas laterales o colaterales. Derrida extrae del legado filosófico de Austin una gran cantidad de rendimientos teóricos y conceptuales, pero además llama la atención la variada entonación o humor con que lo examina. En ciertos momentos felicitando con entusiasmo sus giros revolucionarios, entre el juego y la seriedad, indiscerniblemente entre la simpatía y antipatía, en otros momentos, en cambio,
distanciándose
sobriamente
de
ciertos
planteamientos,
otras
veces
aprovechando u operacionalizando con delicadeza minuciosa los detalles inobservados hasta por los supuestos “herederos legítimos” de Austin, tales como John R. Searle, etc. Por lo tanto, pretender una alusión rápida, sumaria o compendiosa, como ésta por
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ejemplo, de tales destinos o itinerarios de la Speech Acts Theory dentro de la prolífica obra de Jacques Derrida es, por principio y de antemano, una empresa extraña, si no
imposible. Sin embargo, pese a la extensa variedad de matices y torciones, tonos y modulaciones con que se la enfrenta, dichos itinerarios pueden ser, a mi entender, reducidos a una cierta cantidad acotada de textos y fechas en que opera un giro distinto o novedoso en el tratamiento de la temática del performativo y los speech acts en general. Los años y nombres de dichos trabajos (entre conferencias, opúsculos, seminarios, etc.) son los siguientes: Signature Événement Contexte (1971), Limited Inc abc…(1977), Psyché:
Invention de l’ autre (1984), Du droit à la justice (1989), Une certaine possibilité impossible de dire l’événement (1997), L'Université sans conditions (1998), La raison du plus fort: y-a-t-il des Etats voyous?(2002), Le“monde”des Lumières à venir (Exception, calcul et souveraineté) (2002). Tales enlaces y las difíciles tramas acerca de los speech acts, comprenden rutas complejas que se extienden, se amplían o contraen, continua o discontinuamente casi por 30 años, desde firma, acontecimiento, contexto (1971) hasta
La razón del más fuerte (2002), sólo por mencionar un posible momento ulterior o terminal.1 Se podría establecer complementariamente, más allá del criterio cronológico o del recurso a las épocas y sus desarrollos variables, una cierta coherencia o hilo conductor en las posiciones que toma Derrida con respecto a dicha teoría, por ejemplo, acerca de lo que se acepta o rechaza, de cara al debate de la propuesta austiniana, en relación con la pertinencia del distingo performativo/constatativo, el status de la conciencia, la presencia, la significación o el sentido, el concepto de acontecimiento o acto, etc.
1
No se ha tenido en cuenta en este sucinto listado otra variedad de desarrollos en torno de, v.gr. los Philosophical Papers de J. L. Austin. Por ejemplo, el rendimiento que Derrida extrae de A plea for excuses o Three ways of spilling ink hallados en los trabajos como Cinta de máquina de escribir.Limited inkII (1998) o Como si fuera posible “Whitin such limits” (1998) Cf. Derrida, Jacques (2003).
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Cabe preguntar, sin embargo, por aquello que ha llamado o despertado tanto la atención a Derrida sobre dicha teoría del lenguaje. Una primera respuesta, del año 1971, será que los speech acts representan “de alguna manera la comunicación de un movimiento original [mouvement original] (que se definirá en una teoría general de la acción), una operación y la producción de un efecto [ une opération et la production
d'un effet] Comunicar, en el caso del performativo (…) sería comunicar una fuerza por el impulso de una marca [une force par l'impulsion d'une marque]” (Derrida, 1989: 362). Lo que se debe destacar es la temprana toma de posición que determinará incluso la evolución futura y su modo de trabajar o abordar la temática de los performativos. En tales continuidades o cohesiones temáticas y conceptuales en el tratamiento de la teoría austiniana consistirá nuestra primera hipótesis de trabajo. Esto es lo que se quiere
demostrar aquí: tratar una serie de continuidades/discontinuidades retroactivas que, desde el punto de vista de la progresión temporal, organizarían coherentemente una suerte de “línea de pensamiento” crítico, susceptible de ser retrotraído hasta Signature
Événement Contexte e incluso más atrás. Sin embargo, antes de continuar esta estrategia o economía de lectura, que inicia la demostración de unas “relativas” continuidades en el tratamiento de los performativos por parte de Jacques Derrida, a continuación se deberá dar cuenta, brevemente, de los supuestos teóricos que están en juego en la propuesta filosófica que realizara John L. Austin en los años 50’s. John L. Austin a través de su obra capital How to Do Things with Words y sus posteriores Philosophical Papers 2, mediante una novedosa y personalísima provocación en el asunto del lenguaje, nos proporciona y lega los conceptos de “performativo” [performative], “realizativo”, o “acto ilocucionario” fundando de esta manera la denominada teoría de los Speech Acts, en los siguientes términos: 2
How to Do Things with Words fue escrita en formato de disertaciones o conferencias [Lectures] dictadas durante las William James lectures de la Universidad de Harvard en 1955.
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Quiero discutir un tipo de emisión que parece un enunciado y supongo que gramaticalmente sería clasificada como un enunciado que no es carente de sentido, y sin embargo no es verdadera ni falsa. (…) Más aún, si una persona hace una emisión de este tipo, diríamos que está haciendo algo en vez de meramente
diciendo algo [doing something rather than merely saying something]” (Austin, 1979: 235)
How to Do Things with Words comienza con la búsqueda de la denominación apropiada para aquella “expresión” o “emisión” [Utterance], en donde el enunciar o decir lo que se dice significa “hacerlo” o realizarlo. Por lo tanto, a continuación dicha emisión propone denominarla “oración realizativa” [performative sentence].3 Un performativo o realizativo, en tanto que expresión lingüística, sería distinto de una expresión constativa o un mero “decir algo” de algo –por ejemplo, la clásica proposición u oración apofántica. Por el contrario se trata de un auténtico speech act, es decir, un
acto o acontecimiento como actividad lingüístico-discursiva del habla. Significando de esta manera –e inherentemente al dispositivo operacional que lo piensa y a su vez genera o produce– la realización de una “expresión” como acto de un hablante o unos hablantes mediante la cual se dirigen a uno o más oyentes. Tal “expresión” es entendida como una forma de actividad o interacción, paradigmáticamente refrendada a contar del concepto de lo “realizativo”4 o “performativo”, como segmento o unidad fonéticoacústica, intencional, situacional o contextual que, con una temporalidad precisa y determinada, reúne al hablante en una determinada situación comunicativa: “Las 3
“…oración realizativa [performative sentence] o expresión realizativa [performative utterance], o para abreviar, ‘un realizativo’ (…)La palabra realizativo será usada en muchas formas y construcciones conectadas entre sí, tal como ocurre con el término ‘imperativo’. Deriva, por supuesto, de ‘realizar’, que es el verbo usual que se antepone al sustantivo ‘acción’ [The name is derived, of course, from ‘perform’, the usual verb with the noun ‘action’]. Indica que emitir la expresión es realizar una acción [the issuing of the utterance is the performing of an action] y que ésta no se concibe normalmente como un mero decir algo”. (Austin,1999: 7 / 1971: 47) 4 De acuerdo con traducción española que realizaran Genaro R. Carrió y Eduardo A. Rabossi.
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palabras tienen que ser ‘explicadas’, en alguna medida, por el ‘contexto’ [context] dentro del cual se intenta usarlas o fueron realmente [actually] usadas en un intercambio lingüístico [linguistic interchange]” (Austin, 1999: 100 /1971: 144). Por otro lado, es imprescindible la necesidad de ciertas condiciones contextuales para que un acto
ilocucionario o performativo sea “afortunado” y legítimo. Por otro lado, tales problemas podrían ser leídos y vinculados de cerca con la crítica de los speech acts acometida por Jacques Derrida en los años 70’s. Se puede atisbar en dichos planteamientos ciertas discusiones generales con la teoría de Austin, como la
convencionalidad (del código, del contexto, la gramática) y la soberanía (del “quererdecir”, de una intención de significación o sentido) adelantadas ya en S ignature
Événement Contexte. De esa manera encontramos en 1971 las bases de una crítica de lo que se consignará aproximadamente 30 años después con el nombre de ipseidad, si tenemos en cuenta que a contar de ciertos textos de fines de los años 90’s se aborda la
deconstrucción del concepto de soberanía e ipseidad, se expone asimismo el vínculo problemático entre el acontecimiento y lo performativo en los siguientes términos:
Un performativo no produce un acontecimiento si no es asegurándose, en primera persona del singular o del plural, en presente, y con la garantía de unas convenciones o de unas ficciones legitimadas, el poder que se otorga una ipseidad de producir el acontecimiento del que ella habla. – y que, por consiguiente, ella neutraliza de inmediato al apropiarse del dominio calculable de éste. (Derrida, 2005: 182)
La ipseidad se encuentra vinculada íntimamente con la soberanía del siguiente modo:
“la soberanía pertenece, si no es que lo inaugura, a un largo ciclo de la teología política a la vez paternalista y patriarcal, por lo tanto masculina, con la filiación
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padre-hijo-hermano.
También
la
llamaré
ipsocéntrica.
(…)
El
atributo
‘ipsocéntrico’ atraviesa y une de golpe todos los demás atributos (los de falo, del padre, del esposo, del hijo y del hermano). Ipsocéntrico podría ser reemplazado por ipso-crático, si eso no fuese un pleonasmo. La idea de fuerza (kratos), de poder y de dominio está analíticamente incluida en el concepto de ipseidad”
Signature Événement Contexte (Derrida, 1989) –título de una comunicación acerca de la “comunicación” expuesta en Montreal el año 1971– da inicio a una prolífica y casi ininterrumpida relación o referencia a los planteamientos austinianos. Dicho texto se inicia con el cuestionamiento de la comunicación: “¿Es seguro que corresponda a la palabra comunicación un concepto único, unívoco, rigurosamente dominable y transmisible: comunicable?” (Derrida, 1989: 349)5 De esa manera Derrida hará participar en su argumentación el aporte austiniano, en la medida en que dichos planteamientos se considera la comunicación humana, a partir de lo performativo, como realización de una acción entre un emisor y un receptor que sólo es posibilitada por un conjunto de requisitos que se deben tener obligatoriamente en cuenta para la apropiada y efectiva consecución de dicho acontecimiento comunicativo. Planteando deconstructivamente una primera aproximación a los temas y problemas nucleares de dicha teoría comunicativa, tales como: la necesidad de la enunciación performativa dentro de un
contexto, convención o “situación ordinaria” de lenguaje, la necesidad de un yo consciente o querer-decir en el momento presente de su enunciación performativa, como sustrato intencional de la significación y, por lo mismo, el problema de la temporalidad y la presencia, el acontecimiento, etc.6 De esta manera se pone en jaque el
5
« Est-il assuré qu'au mot de communication corresponde un concept unique, univoque, -rigoureusement maîtrisable et transmissible: communicable ?» (Derrida, 1972: 367) 6 En tal sentido para Austin el lugar central que ocupa el sujeto y la temporalidad en la concreción de los actos performativos se revela en el siguiente pasaje: “El ‘yo’ [‘I’] que está haciendo la acción entra esencialmente en escena. Una ventaja de la forma con la primera persona del singular del indicativo en la voz activa [first person singular present indicative active form] –y también de las formas en la voz pasiva (en segunda y
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concepto
clásico
o
estándar
de
comunicación
mediante
una
renovada
reconceptualización de la escritura según la cual, ella respondería a una “iterabilidad” que invierte y desplaza el concepto clásico de escritura como comunicación de las ideas y la intención del emisor. La iterabilidad de la escritura, de la marca [marque], tiene como “efecto” suyo un “más allá” (incluso de la muerte) de todo destinatario empíricamente determinado en general como condición de posibilidad. Debido a que un signo escrito, una marca, no se agota en el presente de su inscripción, dándose a la repetición más allá de la presencia del sujeto que lo ha emitido. Esto vendría a poner en entredicho los conceptos de contexto, código, intención de significación ( querer-decir), responsabilidad plena, conciencia, presencia y actualidad de las emisiones, y otro sin número de implicaciones que vuelven solidaria a la teoría de los speech acts con los planteamientos de una tradición fono-logo-ipso-céntrica que ha apuntado, desde la antigüedad filosófica, al desmedro y secundariedad de la escritura respecto del logos y la
phoné. 7 De esa misma manera en Signature Événement Contexte se hace una escueta referencia a una “inconciencia estructural” que, sin embargo, se halla mejor desarrollada y desplegada en Limited Inc abc…(1977)8. Lo que se despliega y aclara en este texto es una aclaración de la crítica desarrollada en 1971 con respecto al “discurso ético y teológico de la conciencia” (Derrida, 1989: 369) presente en la teoría austiniana. Lo
tercera persona y cuando el verbo es ‘impersonal’), todas ellas con el agregado de la firma [signature]- es que se hace explícita esta característica especial de la situación lingüística [speech-situation]” (Austin, 1999: 61) 7 “Es preciso si ustedes quieren, que mi «comunicación escrita» siga siendo legible a pesar de la desaparición absoluta de todo destinatario determinado en general para que posea su función de escritura, es decir, su legibilidad. Es preciso que sea repetible -reiterable- en la ausencia absoluta del destinatario o del conjunto empíricamente determinable de destinatarios. Esta iterabilidad (iter, de nuevo vendría de itara, «otro» en sánscrito, y todo lo que sigue puede ser leído como la explotación de esta lógica que liga la repetición a la alteridad) estructura la marca de escritura misma, cualquiera que sea además el tipo de escritura (pictográfica, jeroglífica, ideográfica, fonética, alfabética, para servirse de estas viejas categorías). Una escritura que no fuese estructuralmente legible -reiterable- más allá de la muerte del destinatario no sería una escritura” (Derrida, 1989: 356) 8 Opúsculo en que Derrida contesta la crítica a Signature Événement Contexte realizada por John Searle mediante un trabajo titulado Reiterating the differences: a Reply to Derrida de 1976. Cf. Derrida, Jacques. (1988).
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inconsciente se deja a un lado debido a que él (o mejor dicho ello) no sería compatible con la “axiomática recurrente” de la teoría de actos de habla, en especial para aquellos supuestos “herederos legítimos” del legado de Austin. Cuestión irrefutable que, nos dice Derrida, John Searle sólo podría condenar como un lugar prohibido: “placing under lock and key, or by sealing off; here, by prohibiting that the Unconscious -what may still be called the Unconscious – be taken seriously” (Derrida, 1988: 73). Tal discurso ético y teleológico de la conciencia se exhibe, por lo demás, en
todo el repertorio de
taxonomías jerárquicas entre lo “serio/no serio”, “normal/anormal”, “ordinario/no ordinario” y en general todos los discursos parasitarios que caen dentro de la “doctrina de las decoloraciones [The doctrine of the etiolations]” del lenguaje.9 Para Austin el éxito de los performativos requiere la concurrencia de la conciencia como elemento fundamental, advirtiendo la necesaria responsabilidad de aquel que lo emite: “Cualquier especie de no-responsabilidad podría llamarse una infelicidad [any kind of non-
responsibility might be called an unhappiness]” (Austin, 1979: 240) Hemos de afirmar aquí que lo que se da a leer en este desenvolvimiento crítico de los supuestos logo-fono-céntricos será, a su vez, un desenvolvimiento crítico del ipsocéntrismo y la soberanía, es decir, de la posesión del sentido de sí mismo, al emitir un acto de habla, debido a la iterabilidad y la repetibilidad o citacionalidad general de toda marca, más allá de la presencia empírica de los posibles emisores o receptores, en consecuencia, la multiplicación desviante y diseminante del sentido y la intención de significación que permiten incluso, sociedades anónimas de responsabilidad limitada (Cf., Derrida, 1988). Tal limitación, en tanto que finitud de la responsabilidad (debido a que lo que está en juego en este concepto del signo escrito y de la escritura en general, 9
Tales usos parasitarios, modos y maneras que caen dentro de la doctrina de las decoloraciones del lenguaje son para Austin de “manera peculiar [in a peculiar way]” las expresiones “formuladas por un actor en un escenario, incluida en un poema o dicha en un soliloquio [said by an actor on the stage, or if introduced in a poem, or spoken, in soliloquy]” (Austin 1999: 22 / 1971: 63) “al escribir una novela [fiction] o una poesía [poetry], al citar o al recitar [quotation and recitation]” (Austin 1999: 92 /1971: 136) Cf. Además p 148 y p 167
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como iterabilidad, es la posible muerte de todo destinador y destinatario) abre de alguna forma –tanto a través de la iterabilidad, como de la différance – el ingreso o la invitación de lo otro, como radical otro, la apertura a la alteridad que altera, que no hace sino mellar y horadar la integridad cerrada o clausurada de una interioridad –narcisista– que se asume presente a sí misma, como ipseidad idéntica a sí, que a su vez, como interioridad interiorizante (la erinnerung hegeliana), se piensa libre y soberana.10 Dicha ipseidad soberana posee dominio sobre sí, según todos los “autos” que definen la consciencia y la responsabilidad (llámese autonomía, autodeterminación, autoridad, etc.) que con su voluntad y a través de una emisión cuya “fuerza ilocucionaria” instituye y opera sobre el otro (sobre lo que viene o quién viene: el acontecimiento se dirá más adelante). Tal ipseidad en general se traduce en un “yo puedo” que, en términos austinianos, que sólo puede realizar, efectuar, instituir, mediante un acontecimiento performativo (v gr. proferir un “I do” “I name this ship” “I congratulate you” “I promise
that…” “We the Representatives of …do publish and declare that…” “I confess…”, etc.) si y sólo si es una ipseidad, es decir, un emisor, autor o firmante, testigo o confesor, etc., singular o plural, responsable y serio, que se halla dentro de unas circunstancias, unos códigos, unas reglas y contextos determinados, adecuados a la ocasión y la convencionalidad vigente, cuyo momento, tiempo y poder de decisión ha de ser retroactiva y proactivamente actualizable. Desmontando o articulando críticamente cada una de las premisas o compromisos onto-teo-teleológicos ahí expuestos, nos hallamos ante la difícil y compleja labor deconstructiva y de debate con la Speech Acts
Theory que Jacques Derrida extenderá desde 1971 hasta el año 2002. En la conferencia titulada Psyché: Invention de l’ autre (1987), pronunciada en la Universidad de Cornell en abril de 1984, Derrida proporciona nuevos dispositivos para 10
“La libertad, en el fondo, es la facultad o el poder de hacer lo que se quiere, de decidir, de elegir, de determinarse, de auto-determinarse, de ser el amo y, en primer lugar, el amo de sí mismo (autos, ipse). El simple análisis del ‘yo puedo’, del ‘me es posible’, del ‘tenga la fuerza de’ (krateo) descubre en los mismos el predicado de la libertad, el ‘soy libre de’, ‘puedo decidir’. No hay libertad sin ipseidad y, viceversa, no hay ipseidad sin libertad. Ni, por consiguiente, sin cierta soberanía” (Derrida, 2005: 41)
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discutir y complicar la teoría de los speech acts, esta vez poniendo en crisis el estatuto o la pertinencia de la diferencia performativo-constativo, valor de uso y mención, etc. Dicho texto puede ser considerado dentro de tales problemáticas como un cardán o pieza articulatoria, tanto prospectiva como retroactiva, puesto que funda ciertas plataformas temáticas para futuros trabajos, tales como el problema de la invención, el porvenir [à venir], el acontecimiento o la deconstrucción como figura de la imposibilidad, etc. Asimismo nos presenta una nueva escena en la cual ubicar, a la vez que des-ubicar, la denominada deconstrucción y la relación entre filosofía y literatura. Para dicho afecto la invención, tema capital de la conferencia, se anuncia como la estructura singular de un acontecimiento.11 La invención para Derrida se instaura e instituye performativamente según un evento inaugural que queda para el futuro a disposición de todos, debiendo ser reconocido y legitimado, garantizado por la convención social. La invención, por lo tanto, comienza a poder ser repetida, explotada y reinscripta. Dichas características atraviesan todo el texto Psyché al comprender la invención como un acontecimiento que pertenece al campo de lo técnico y maquínico. Sin embargo, el problema de su singularidad, cada vez única, también se pliega al concepto del advenimiento: “Toda invención supone que algo o alguien venga una primera vez. Algo a alguien, o alguien a alguien, y que sea otro. Pero para que la invención sea una invención, es decir única [unique], incluso si esa unicidad debe dar lugar a la repetición.” (Derrida, 1987a: 55 / 1987b: 16.)
Para atenernos a esta red que no es solamente léxica y que no se reduce a los juegos de una simple invención verbal, nosotros vemos que concurren varios
11
“Estructura singular, entonces, de un acontecimiento, porque el acto de palabra del cual hablo debe ser un evento: en la medida de su singularidad, por otra parte, y sin embargo, por otra parte, esta unicidad hará venir o advenir algo nuevo. Debería hacer o hacer venir lo nuevo de una primera vez. Tantas palabras, lo “nuevo”, el “evento”, el “venir”, la “singularidad”, la “primera vez”, (“First time” donde el tiempo se marca en una lengua sin hacerlo en otra) que llevan todo el peso del enigma. Jamás una invención ha tenido lugar, jamás se dispone sin algún evento inaugural” (Derrida, 1987a: 54 / 1987b: 16)
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modos de venir [venir] o de la venida [venue], en la enigmática colusión del invenir [invenire] o del inventio, del evento [événement] o del advenimiento [avénement], del porvenir [avenir], de la aventura [aventure] y de la convención [convention] (Derrida, 1987a: 55 / 1987b: 16. El subrayado es mío)
El capítulo titulado “Fábulas: Más allá del speech act” es de especial interés para nosotros debido a que desestabiliza o desautoriza el estatuto y la pertinencia del distingo austiniano entre performativo y constativo. Dicha operación, a la vez performativa y constativa, se realiza a contar de la lectura de un “acto” literario ejemplar y muy singular, se trata del texto Fábula [Fable] de Francis Ponge.12 El rendimiento que se extrae de dicha “Fábula” es inmenso: se trata de un texto que se instala indecidiblemente entre la ironía y la alegoría, presentándose a sí mismo irónicamente como una alegoría sobre la verdad, puesto que habla, por un lado, de la verdad de la alegoría y, por otro, de la alegoría de la verdad: de la “verdad de la invención” como de la “invención de la verdad”. Es una “Fábula fabulosa”, dice Derrida, debido a que habla de las invenciones del lenguaje como invenciones de lo mismo y lo otro, de sí mismo y del otro, de sí mismo como del otro. Sumada al estatuto o la institución de la invención, ella sería una invención que además crea o produce un dispositivo de repetición, volviéndose a su vez un dispositivo técnico. De la misma forma como la escritura y la firma son pensadas desde Signature Événement Contexte como una suerte de máquina significante: es decir como marca [marque] o huella [trace] iterable, cuya repetibilidad (v.gr. un performativo como código repetido e imitado convencionalmente) sigue siendo capaz de funcionar más allá de todo posible contexto y destinatario posible. Fábula de Ponge al igual que las primeras palabras del Evangelio de Juan es una demostración performativa de eso mismo que dice. Dentro de la terminología de los
12
Par le mot par commence donc ce texte/Dont la première ligne dit la vérité,/Mais ce tain sous l’une et l’autre/Peut-il être toléré?/Cher lecteur déjà tu juges /La de nos difficultés.../(APRES sept ans demalheurs /Elle brisa son miroir).
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speech acts el primer “por” está utilizado, el segundo citado o mencionado. En un solo verso el acontecimiento del enunciado confunde dos funciones absolutamente heterogéneas, los valores de “uso” y “mención”, performativo y constativo, así como la heterorreferencia y la autorreferencia, lo mismo y lo otro, alegoría y tautología, sincronía y diacronía, lenguaje y metalenguaje, hacer y describir, operar y constatar, ficción y no ficción, etc. He ahí toda la fuerza inventiva de “Fábula”: es la producción de un acontecimiento singular, de un indecidible que se juega en una suerte de vértigo u oscilación infinita “produciendo” una inestabilidad esencial. “Fábula” deconstruye espontáneamente las lógicas oposicionales antes descritas. Dicha inestabilidad constituye según Derrida el “acontecimiento mismo”, cuya invención viene a desestabilizar y perturbar las normas, los estatutos y las reglas, pero aclarando que es una invención técnica (tekhné) que como in(ter)vención inaugural, viene a hacerse firmar, certificar y establecer nuevos estatutos. Para llamar a una nueva teoría y la constitución de nuevos estatutos y convenciones que permitan medirse con tales acontecimientos. En conclusión, he aquí un lugar liminar y fronterizo dentro de la teoría de los actos de habla que revela su incapacidad de poder medirse con los propios acontecimientos. De esa misma manera la deconstrucción es inventiva por definición (Derrida, 1997), puesto que ella:
(…) es inventiva o no es, no se contenta con procedimientos metódicos, se abre un camino, marcha y marca; su escritura no es solamente performativa, ella produce reglas -otras convenciones- para nuevas performatividades y no se instala nunca en la seguridad teórica de una oposición simple entre performativo y constativo. Su marcha compromete una afirmación, que se vincula al venir del acontecimiento [au venir de l’événement], del advenimiento y de la invención. Pero no puede hacerlo sino desconstruyendo una estructura conceptual e institucional de la invención que había reconocido algo de la invención, de la fuerza de invención [force d’invention]; como si fuese necesario, más allá
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Revista de pensamiento contemporáneo. de un cierto estatuto tradicional de la invención, reinventar el futuro porvenir. (Derrida, 1987: 35)
Toda invención significa burlarse de los estatutos pero ninguna invención sería tal si no se deja fijar por ellos. No hay invención sin estatutos. Un estatuto significa estabilizar, poner de pie, en un sentido estrictamente institucional. La invención por lo tanto se relaciona con la producción de un dispositivo técnico recurrente y autorreproductivo, iterable: “Puesto que inventar es producir la iterabilidad y la máquina de reproducir” (Derrida, 1987a: 87 /1987b: 47)13 Este problema se ha de engarzar con lo irrealizativo14 de un acontecimiento. Lo que Derrida llama lo “acontecimental puro del acontecimiento” que no ha de ser homologado con los realizativos o performativos que producen acontecimientos jurídico-legales, promesas, compromisos, etc. Un acontecimiento, nos recuerda siempre Derrida que sea “digno de ese nombre”, no se debe dejar reducir por un horizonte de espera, ni por una ipseidad, ni en general por lo planteado por una teoría de los speech
acts. En tal sentido remitámonos a un lugar, complejo y central, de Signature Événement Contexte (1971), en donde se exponen sobre el acontecimiento algunas advertencias fundamentales que son bastante aclaratorias acerca de la acontecibilidad “pura” del acontecimiento y que permiten no ceder a alguna fascinación hipostática, ni teología negativa u onto-teleo-teologización riesgosa de lo que refiere por la expresión “puro”. Dicha advertencia se asoma en un lugar del texto en que Derrida discute el parasitismo –lo “no-serio”, lo “parasitario”, la “decoloración”, lo “no-ordinario”– del cual se cuidaba y resguardaba tanto Austin. Planteando la “posibilidad” de los performativos desde el punto de vista de su éxito, aunque “sólo uno” de ellos se hubiese celebrado o 13
A propósito del concepto de literatura como una suerte de «performatividad en crisis» Cf. Attridge, (1992). Para este neologismo hemos tenido en cuenta la traducción española que hicieran de la palabra Performative por “realizativo” Genaro R. Carrió y Eduardo A. Rabossi. 14
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tenido lugar “una sola vez”, sería necesario “poder dar cuenta del mismo” [encore
faudrait- il pouvoir en tenir compte] (el subrayado es mío). La respuesta siguiente y repentina de Derrida será sólo un “quizá” [peut-être] puesto que no existiría garantía alguna de su apropiación. El problema de fondo, dice Derrida, en la teoría de los actos de habla guarda relación con el estatuto mismo de lo que se entiende, o no se entiende, por un acontecimiento y un “acto” [act] mismo:
Es necesario, inicialmente, entenderse aquí sobre lo que es «producirse» o sobre el carácter de acontecimiento de un acontecimiento que supone en su surgimiento pretendidamente presente y singular la intervención de un enunciado que en sí mismo no puede ser sino de estructura repetitiva o citacional, o más bien, dado que estas últimas palabras se prestan a confusión, iterable. Vuelvo, pues, a ese punto que me parece fundamental y que concierne ahora al status del acontecimiento en general, del acontecimiento de habla o por el habla, de la extraña lógica que supone y que sigue siendo a menudo desapercibida. (Derrida, 1989: 368 / 1972: 388)
Puesto que un performativo –por tratarse de un enunciado cuyo código puede ser reiterado o repetido en diversas ocasiones y contextos diferentes– no es posible, en tanto performativo, si no es estructuralmente iterable, es decir, en tanto que la iterabilidad sea su condición de posibilidad. Por lo tanto, no sería posible un “performativo puro”, debido a que su iterabilidad estructural parasitariamente divide y difiere su acontecimiento supuestamente singular, lo cual permite plantear una “estructura grafemática general” de toda “comunicación”:
Esta posibilidad estructural de ser separado del referente o del significado (por tanto, de la comunicación y de su contexto) me parece que hace de toda marca, aunque sea oral, un grafema en general, es decir, como ya hemos visto, la permanencia no-presente [restance non-présente] de una marca diferencial
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separada de su pretendida «producción» u origen. Y yo extendería esta ley incluso a toda «experiencia» en general si aceptamos que no hay experiencia de presencia pura [qu'il n'y a pas d'expérience de pure présence], sino sólo cadenas de marcas diferenciales. (Derrida, 1989: 359 / 1972: 378)
Quisiera retener de esta última cita el problema de la “expérience en general” como cadena de marcas diferenciales, para acentuar lo que ahí se afirma como imposibilidad de la experiencia de una “presencia pura”. Una “presencia” “pura” no es posible, debido a que toda marca es diferencial y dividida/diferida de su origen por la ley de iterabilidad de la escritura, quedando, en cambio, sólo “cadenas de marcas diferenciales”, impidiendo por lo mismo su apropiación.
Nos hemos servido principalmente de esta mención de una “presencia pura” a fin de no llegar a confundirla con aquello que se denomina “acontecibilidad pura” del acontecimiento
o
la
acontecibilidad
del
por-venir.
Confundirlos
implicaría
riesgosamente, por un lado, idealizar o hipostasiar un supuesto acontecimiento puro y, por otro, asumir la instalación de una ipseidad que neutralice precisamente el acontecimiento posible que, en cuanto tal, quizá ocurra. El acontecimiento y su
posibilidad general opera dentro de la estructura de la iterabilidad. En tal sentido Derrida reforzará el fundamental papel de la iterabilidad de cara a lo acontecimental:
by virtue of the iterability which, in every case, forms the structure of the mark, which always divides or removes intention, preventing it from being fully present to itself in the actuality of its aim, or of its meaning (i.e. what it means-to-say [vouloir-dire]. What makes the (eventual) possibility possible is what makes it happen even before it happens as an actual event (in the standard sense) or what prevents such an event from ever entirely, fully taking place (in the standard
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sense). I have already recalled the role played in all this by another kind of graphics of the event in general. What is here in question, then, is the value of the kind of event that supports the entire theory of speech acts. (Derrida, 1988: 57)
En este pasaje, viene al caso apuntar y subrayar el énfasis, con tono prescriptivo, en la
iterabilidad como posibilitadora del acontecer: “Aquello que hace posible la posibilidad (eventual), es lo que hace que suceda aún antes de que ocurra como un hecho real (en el sentido estándar) o lo que impide que tal acontecimiento tenga desde siempre, por completo, plenamente su lugar (en el sentido estándar)”. Este segmento ha sido escogido porque ahí se juega el papel a priori (Cf. Derrida, 1988)15 de la estructura de la marca, es decir, a su iterabilidad. Ella incluso promueve o impide la ocurrencia del acontecimiento, como teniendo lugar plenamente. Es por esta razón que está en cuestión el tipo de acontecimiento [the kind of event] en que se apoya toda la teoría de actos de habla [the entire theory of speech acts]. Las consecuencias están a la vista: “El valor del acto (tan generalmente usado y tan poco analizado en la theory of speech acts) como aquel de acontecimiento, debería ser sometido a un cuestionamiento sistemático”:
Thus, the value of the act (used so generally and analyzed so little in the theory of speech acts), like that of event, should be submitted to systematic questioning. As in the entire philosophical tradition that supports it, this value implies that of presence which I have proposed to defer to questions of differential iterability. But we cannot unfold this analysis here.
Todos estos aspectos sobre el acontecimiento hasta aquí reunidos, desde Signature
Événement Contexte (1971) hasta Limited Inc abc…(1977) instalan y acentúan el carácter iterable de lo acontecimental. Por eso un hipotético acontecimiento “puro” no 15
Se habla ahí de la estructura de la iterabilidad como una ley, universal y necesaria, que Sarl, incluso con “aparente arrepentimiento”, ha debido también admitir. (70)
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excluye su posible iterabilidad posterior, siempre impura y parasitaria, asumiendo ahora esos últimos términos una determinación positiva. En 1971 se rechaza la posibilidad del
acontecimiento puro debido a que ya no habría que seguir oponiendo la iterabilidad (lo “parasitario”, repetible o citacional) a un acontecimiento “singular” y “original” (speechs
acts performativos sobre todo “puros”). Habría que comprender en dicho sentido el acontecimiento técnico a la vez puro/impuro de la “invención”, repetible y generador de nuevas performatividades, ejemplificado por Fábula o la deconstrucción misma. Sin embargo se debe tener precaución puesto que Psyché: Invention de l’ autre concluye lo siguiente: “el otro es lo que no se inventa nunca y que no habrá esperado nunca la invención de ustedes. El otro llama a venir y sólo viene a varias voces.” (1987b: 61). Tal advenimiento, desde ahí en adelante, se denomina propiamente un acontecimiento. Por lo tanto la “acontecibilidad pura” del acontecimiento como tal debiera designar aquello, incondicional, imprevisible o aleatorio no programado por una ipseidad realizativa. Es decir, la puridad de un acontecimiento, se determina en la medida en que se reserva como un metaperformativo.16 El término “quizá” ocupa un lugar central en L'Université sans conditions entendido como un giro idiomático nietzscheano que se haya del lado de lo incondicional del acontecimiento: lo que “quizá ocurre” [peut-être arrive], o tratándose de “un acontecimiento que, sin acaecer necesariamente mañana, estaría quizá, digo bien quizá, por venir [d'un événement qui, sans nécessairement arriver demain, resterait peut-être,
je dis bien peut-être, à venir]” (2001:33 / 2002: 31). Dicho quizá se opone al “como si” regulador, ya que el “puro” acontecer singular de el/lo arribante [l'arrivant], hace 16
En La raison du plus fort: y-a-t-il des Etats voyous?, se refiere a la im-posibilidad y la necesidad de disociar la soberanía de la incondicionalidad, en los mismos términos: “Este im-posible no es privativo. (…) Viene sobre mí desde arriba, bajo la forma de una inyunción que no espera en el horizonte, que yo no veo venir, que no me deja en paz, ni me autoriza a remitir a más adelante. Esta urgencia no se deja idealizar, como tampoco se deja el otro en tanto que otro. Este im-posible no es pues una idea (reguladora) ni un ideal (regulador). Es lo más innegablemente real que hay. Lo mismo que el otro. Lo mismo que la différance irreductible y no reapropiable del otro” (Derrida, 2005: 108)
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estallar el horizonte de toda organización performativa, toda convención o contexto convencionalmente dominante, a fin de cuentas, un acontecimiento que “no se deja domesticar por ningún ‘como sí’ o al menos, por ningún ‘como si’ legible, descifrable y articulable como tal [ne se laisse domestiquer par aucun «comme si», ou du moins par
aucun «comme si» déjà lisible, déchiffrable et articulable comme tel]” (Derrida, 2001: 74 / 2002: 72)
No hay porvenir ni relación con la venida del acontecimiento sin experiencia del “quizá”. Lo que tiene lugar no debe anunciarse como posible o necesario, de lo contrario su irrupción de acontecimiento queda de antemano neutralizada. El acontecimiento depende de un quizá que concuerda no con lo posible sino con lo imposible. Y su fuerza es entonces irreductible a la fuerza o al poder de un performativo, aun cuando esta fuerza confiera finalmente su oportunidad y su eficacia al performativo mismo, a lo que se denomina la fuerza (locucionaria, perlocucionaria, ilocucionaria) del performativo. (…) La fuerza del acontecimiento es siempre más fuerte que la fuerza de un performativo. (Derrida, 2001: 75 / 2002: 73)
La experiencia del quizá como lo im-posible, no calculado e incondicional, de lo imposible y del por-venir del acontecimiento según un peut-être que en algunos pasajes de
Canallas (2005) se asocia con una suerte de “mesianidad sin mesías”: “El ‘por’ del por venir vacila entre la inyunción imperativa (recurso al performativo) y el quizá paciente de la mesianicidad (exposición no performativa a lo que viene, a lo que siempre puede no venir o haber venido ya)” (Derrida, 2005: 116). Como se ha visto en el fragmento que hemos citado más arriba, en ciertos lugares de las conferencias del año 2002 en Cerisy-la-Salle, Derrida hará alusión a ciertas “fuerzas”. Tal concepto no será ajeno sino central en la teoría de los actos de habla, puesto que Austin desarrolla toda una doctrina de los distintos tipos de funciones del lenguaje
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llamándola “doctrina de las ‘fuerzas’ ilocucionarias”. El concepto de fuerza en los performativos llamó atención de Derrida en 1971: “Esto es lo que, en este pensamiento que es nada menos que nietzscheano, me parece señalar hacia Nietzsche; éste se ha reconocido a menudo una cierta afinidad con una vena del pensamiento inglés.” (Derrida, 1989: 363). Los performativos, insistiremos otra vez en este pasaje, corresponden a “la comunicación de un movimiento original [mouvement original], una operación y la producción de un efecto [une opération et la production d'un effet] Comunicar, en el caso del performativo (…) Comunicar en el caso del performativo, si algo semejante existe con todo rigor y en puridad [toute pureté], sería comunicar una fuerza por el impulso de una marca [une force par l'impulsion d'une marque]” (Derrida, 1989: 362). Prestemos atención: los performativos comunican una fuerza por el impulso de una marca. Puesto que ya sabemos que no existe comunicación ni performativo pleno o “puro” debido a que es parasitada cada vez por la marca y su iterabilidad. La
performatividad es posibilitada e im-posibilitada o asediada por la estructura de iterabilidad general de la marca [marque]: “La iterabilidad general produce una ruptura en la pureza pretendidamente rigurosa de todo acontecimiento de discurso” (Derrida, 1989: 368 / 1972: 388) En Signature Événement Contexte encontramos además otro uso del término “fuerza”, puesto que hay una “force de rupture” con el contexto (real o semiolingüístico), el código, la presencia, el presente (pasado o futuro), la identidad de sí, con el horizonte semántico, el horizonte hermenéutico, del querer-decir y la intención, la comunicación, etc. de todo signo escrito por more de su iterabilidad: “Esta fuerza de ruptura no es un predicado accidental, sino la estructura misma de lo escrito” (Derrida, 1989: 358 / 1972: 377). Recordemos que dicha iterabilidad con su fuerza se extiende a la experiencia en general, permitiendo la acontecibilidad misma.
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La experiencia que se deja afectar por aquel(lo) que viene o aquel(lo) que llega, por
el o lo otro por venir, se requiere a priori cierta renuncia incondicional a la soberanía. Antes incluso del acto una la decisión (…) Semejante partición supone asimismo que pensemos a la vez la imprevisibilidad de un acontecimiento que carece necesariamente de horizonte, la venida singular de lo otro y, por consiguiente, una fuerza débil. Esta fuerza es vulnerable, esta fuerza es sin poder expone incondicionalmente a aquel(lo) que viene y que viene a afectarla. La venida de dicho acontecimiento excede la condición de dominio y la autoridad aceptada por convenio de lo que se denomina “el perfomativo”.
En conclusión, se trataría entonces del performativo por un lado y del metaperformativo por otro, y sus correspondientes fuerzas. En un caso se trata de la fuerza “ilocucionaria” de un speech act, cuya fuerza realizativa responde a un “yo puedo” o
ipseidad soberana que, de antemano, neutraliza el acontecimiento o repele la alteridad de aquel(lo) que viene o adviene. Por otro lado se trata de una fuerza “débil”, que deja
advenir al/lo otro. Una fuerza meta-performativa del acontecimiento, ya digno de tal nombre, en la medida que mediante lo que acontece se deconstruye el programa o planificación anticipatoria del horizonte de comprensión de la ipseidad. Relacionada con la pasividad17 y heteronomía (de la ley que viene del otro) que deja pacientemente advenir el/lo otro: fuerza i-rrealizativa como demora o la espera pasiva del a venir, cuya fuerza débil deja advenir al/lo otro, aquel(lo) que sería en sentido estricto el único acontecimiento posible, cuya venida tendría como efecto propio la deconstrucción
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“Aquí se trata, al igual que en la venida de cualquier acontecimiento digno de ese nombre, de una venida imprevisible de lo otro, de una heteronomía, de la ley que viene del otro, de la responsabilidad y de la decisión del otro- del otro dentro de mí más grande y más antiguo que yo (…) Si un acontecimiento digno de ese nombre ha de ocurrir, le es preciso, más allá de cualquier dominio, afectar a una pasividad” (Derrida, 2005: 108-182)
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irrecusable de todo performativo, puesto que, nos recuerda Derrida: “la fuerza del acontecimiento es siempre más fuerte que la fuerza de un performativo”. 18
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“No basta con decir que cada ‘acontecimiento’ de deconstrucción resulta singular o, en todo caso, lo más cercano posible a un idioma posible y una firma. Es preciso, asimismo, señalar que la deconstrucción no es siquiera un acto o una operación. No sólo porque, en ese caso, habría en ella algo “pasivo” o algo “paciente” (…) No sólo porque no corresponde a un sujeto (individual o colectivo) que tomaría la iniciativa de ella y la aplicaría a un objeto, a un texto, a un texto, a un tema, etc. La deconstrucción tiene lugar, es un acontecimiento que no espera la deliberación, la conciencia o la organización del sujeto, ni siquiera de la modernidad. Ello se desconstruye. El ello no es, aquí, una cosa impersonal que se contrapondría a alguna subjetividad egológica. Está en desconstrucción. Y en el “se” del “desconstruirse”, que no es la reflexividad de un yo o de una conciencia, reside todo el enigma” (Derrida, 1997: 26)
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