La Cocina del Alma: interculturalidad a través de las letras
Miguel Reyes Contreras Universidad de Ixtlahuaca CUI y Centro Universitario de Ixtlahuaca Campus Toluca
Introducción La enseñanza de la lectura (y de la escritura también), según Emilia Ferreiro (2008), debe adaptarse a la situación social e histórica, es decir, basarse en construcciones sociales. En nuestra actualidad, cuando el conocimiento se difunde a través de medios audiovisuales, es imperativo hallar propuestas nuevas para que quienes se encuentran inmersos en el proceso de enseñanza se den cuenta de las consecuencias políticas e ideológicas que conlleva fomentar la lectura desde otras ópticas. En este texto expondré las características de un colectivo de alumnos, bibliotecarios y docentes involucrados en un proyecto de fomento a la lectura denominado La Cocina del Alma.
¿Quiénes somos? Históricamente hablando, contar historias o la lectura en voz alta ha sido “la lectura del pueblo: en púlpitos, plazas, fiestas, reuniones familiares y proclamas populares” (Castro, 2002, p. 58). Nos agrada escuchar a otro contar historias. A pesar de las agobiantes estadísticas con respecto al hábito de la lectura entre los mexicanos, existen lectores entusiastas en todos lados. La universidad contribuye al desarrollo de la sociedad con la generación y divulgación del conocimiento, pero también es partícipe de la difusión de la cultura. Con un proyecto
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Magisterio | octubre-diciembre 2020
sui géneris al que se ha denominado La Cocina del Alma. Alimento para la Mente y el Corazón, varios alumnos, docentes y bibliotecarios en distintos espacios universitarios fomentan la lectura entre la población en general. La Cocina del Alma es una actividad, tipo performance, de fomento a la lectura inspirada en una columna de Eusebio Ruvalcaba en la legendaria revista La Mosca en la Pared, la cual, a su vez, tomaba el título de una canción compuesta por The Doors en 1967: “Soul kitchen”. La actividad consiste en montar un set que simula la sala de un café. Los comensales son guiados por un capitán quien distribuye las cartas. Un mesero toma la orden. Los platillos ofertados en el menú (o los menús) están ordenados de la misma manera que en cualquier restaurante: entradas, platos fuertes, ensaladas, bebidas, postres y especialidades de la casa o recomendaciones. El nombre de cada platillo está inspirado en el título o un fragmento de una novela, un cuento, un poema o una pieza dramática. Por ejemplo, la “ensalada a la Montesco” es una alusión a Romeo y Julieta, de William Shakespeare, o las “cartas rostizadas”