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DEL PUBLISHER

Estimados lectores

Con enorme pesar escribimos que se murió el empresario norteamericano Sam Zell, una leyenda en el mundo de las bienes raíces.

Al momento de su muerte, Zell presidía Equity Group Investment, habiendo dejado un capital que excedía los US$6.000 millones. Conocí a Zell por una apuesta que hice con mi hija Alexandra, a quien reté para que me hiciera una cita con él después de haber leído una entrevista de portada de la revista Forbes

Unos días después, Alexandra me dijo que Zell me había concedido una cita de 15 minutos en un par de semanas. Durante ese tiempo, me prepare muy bien para la cita. Leí toda clase de artículos sobre este gran empresario y concluí que los 15 minutos se me irían en saludarlo y quizás en tomarnos una foto. Me propuse que de una u otra forma, tenía que extender el tiempo que me había concedido para entender el éxito empresarial que este ícono había logrado en su vida.

Llegó el día de la cita. Me recibió su secretaria, quien me recordó que la cita con su jefe era de sólo 15 minutos. Recuerdo que le pregunté si le podía pedir una foto a Zell y me dijo que él aceptaba siempre y cuando le cayera bien. A la hora de la cita, Zell salió a recibirme, me dio la mano y me invitó a entrar a su oficina. Ese proceso tomó de tres a cuatro minutos. Nos sentamos y me dijo:

-“So Roberto, what brings you to see me?”

-“I just wanted to meet you to ask you one question”.

-“Tell me Roberto, what is your question?

-“Why do you hate Notre Dame?

Y para qué fue eso... Zell se soltó a decirme que Notre Dame era una universidad de niños ricos católicos. Tanto habló que se pasaron los 15 minutos. Cuando le dije que habían pasado los 15 minutos me dijo que me sentara ya que quería saber porque le había hecho la pregunta sobre Notre Dame. Le pregunté cuánto tiempo extra tenía, contestándome que el que quisiera. Ya más tranquilo le conté que había leído que su éxito empresarial había comenzado cuando se había enrolado en la Universidad de Michigan y para poderse costear sus estudios lavaba los baños de los edificios de los estudiantes, luego limpiaba casas y con ese dinero compró una casa para estudiantes, logrando

al tiempo ser dueño de la empresa de apartamentos de renta más grande de Estados Unidos, la cual vendió a Blackstone Group por más de US$39.000 millones. Le dije que siendo un graduado de Michigan me imaginé la rabia que le daba cada vez que Notre Dame le ganaba en football a su Alma Mater. Le fui sincero en decirle que venía a aprender de él, lo cual era muy difícil de hacer en una entrevista de solo 15 minutos, por eso lo piqué para hacerlo hablar y así aprender de él. Cuando escuchó mis comentarios me dijo que me contestaría todas mis preguntas con la condición de evitar mencionar a mi alma mater Notre Dame. De esta conversación salió la portada que le hicimos a este gran empresario, en nuestra edición 85, a quien tuve el honor de conocer. A su familia nuestro más sentido pésame.

Por Roberto J. Argüello Chairman Northern Media Group rjarguello@ceoadvisors.us

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