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Teoría evolutiva

Definición de dolor

Una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada con un daño tisular real o potencial, o descrita en términos de dicho daño.

Esta definición fue propuesta desde 1978 por la Asociación internacional para el estudio del dolor (IASP, por sus siglas en inglés) y es la más aceptada.

IASP. Subcommittee on taxonomy. Pain terms. A list with definitions and notes on usage. Pain. 1979;6(3):249

Sistemas de alerta

El dolor, el miedo y la ansiedad constituyen los sistemas de alerta que se activan al percibirse un estímulo que amenaza la supervivencia del individuo.

El dolor es responsable de vigilar todo el organismo y se activa por la estimulación de sus sensores, llamados nociceptores.

Cuando el dolor persiste después de que el agente nocivo ha desaparecido se convierte en una condición que afecta desde múltiples aspectos a quien lo padece, al disminuir notablemente la calidad de vida.

Introducción

Se ha constatado que el dolor no es sólo el registro pasivo del trauma físico, sino una actividad cerebral, que involucra, entre otras, áreas sensoriales y somatosensoriales, por lo que se parece más a un estado sensorial que a un fenómeno fisiológico con una clara explicación de causa a efecto, consecuentemente, puede abordársele como una función psicológica.

El dolor es una de las sensaciones más desagradables que experimenta el organismo; en una mayoría de casos la percepción dolorosa parece excesiva, es en este contexto que, en 1851, el filósofo Schopenhauer manifestó: “Si el propósito inmediato y directo de nuestra vida no es sufrir, entonces nuestra existencia es la más mal adaptada a su propósito en el mundo”.

Así, la disciplina que pretende comprender por qué la selección natural ha dejado al organismo expuesto y vulnerable al dolor excesivo y crónico es la medicina darwiniana o evolutiva, la cual aplica todos los preceptos de la biología evolutiva a los problemas de salud.

El enorme progreso en la comprensión de los mecanismos que median el dolor puede ampliarse mediante esta perspectiva.

También debe considerarse que al existir influencias psicológicas en la producción del dolor y puesto que los sentimientos se originan en el cerebro, otra clave para una mejor comprensión de este fenómeno y la implementación de nuevos tratamientos es asumir que la experiencia dolorosa no ocurre aislada de factores psicológicos ni tampoco de lo que ocurre cognitivamente.

Al igual que en el caso de la angustia, la tristeza o la alegría, el dolor es una sensación subjetiva, en lo que estriba la dificultad de la medicina para caracterizarlo clínicamente, puesto que existen personas que experimentan un dolor muy intenso sin identificarse una causa somática.

Es cada vez más claro que comprender los síndromes dolorosos requiere comprender no sólo los mecanismos que regulan el dolor, sino también las razones evolutivas por las que esos mecanismos son vulnerables al fracaso; fracasan para muchas personas, a menudo y trágicamente.

Por ejemplo, en EU 10% de las personas informan dolor de espalda crónico severo, la mayor causa de los años de discapacidad; el costo económico de las afecciones dolorosas es mayor que el de las enfermedades cardiacas y el cáncer.

Dolor y selección natural

En El origen de las especies, Charles Darwin proporciona una explicación de por qué los rasgos corporales se adaptan tan bien a sus funciones y por qué existe el dolor: “El dolor o sufrimiento de cualquier tipo, si se continúa por mucho tiempo, causa depresión y disminuye el poder de acción; sin embargo, está bien adaptado para hacer que una criatura se proteja contra cualquier mal grande o repentino”.

De esta manera, la segunda mitad del siglo XX vio las ideas de

Darwin aplicadas al comportamiento animal.

Tales ideas de la medicina evolutiva pueden ayudar a comprender la vulnerabilidad al dolor.

El enfoque evolutivo describe la filogenia de los mecanismos del dolor, siendo de especial interés la aparente independencia de los diferentes tipos de dolor; la evidencia preliminar se sustenta en datos anatómicos y genéticos.

La sustancial variación individual en las respuestas al dolor ha sido clínicamente constatada durante mucho tiempo, y los estudios experimentales encuentran enormes diferencias en los umbrales del dolor.

Esas variaciones en la sensibilidad al dolor son heredables; alguien que es extremadamente sensible al dolor por calor puede ser relativamente insensible al dolor de la presión.

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