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"Debajo del capulí"
from Faraute No 1
Por Claudia Márquez
En este mundo terrenal, los artistas son los cronistas de la historia, nos trasportan a través de sus ojos a lugares de tierras desconocidas, sembrando en nosotros la curiosidad de conocer más allá, nos brindan cronologías de espacios, que sólo a través de ellos existen.
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Andrea Aguirre Ochoa conocida mejor como Chitis Aguirre es una mujer de 30 años proveniente de Cuenca ciudad de Ecuador, artista plástica egresada de la Universidad Central de Ecuador, esposa y madre de su obra maestra, una pequeña de dos años.
Chitis domina la escultura, pintura, grabado en piedra y madera y ha extendido su conocimiento al bordado, fotografía y video, siempre buscando enriquecer a sus obras.
Una de sus ramas favoritas es la cerámica, le gusta experimentar con las temperaturas y texturas, sentir la fragilidad con la que se puede quebrar tan fácil o resistir altas temperaturas.

Ilustración por: Chitis Aguirre IG: @chitisaguirreo
Aguirre dejó su ciudad natal Cuenca esperando un día volver. “Aquí en mi tierra, cuando te vas a un lado te preguntan adónde te vas y tú respondes me voy a volver, yo espero volver a mi ciudad un día”.
Refleja en su arte el dolor que sienten las personas por el desplazamiento humano, expone la discriminación hacia su cultura, realizando obras que muestran la identidad del lugar de su nacimiento.
“Hay un dicho en mi tierra el cual dice que todo cuencano regresa a su tierra a morir bajo el capulí”. Con esta frase llena de cariño Chitis nos presenta una exposición digna de admiración llamada “Mi tierra en la maleta”, la cual habla sobre la migración entre ciudades y países: “Conseguí maletas de migrantes y sembré maíces porque el maíz cuando ya está cocido, en Cuenca se llama mote. Es un gesto de añoranza, pues siempre hay algo que dice que tu tierra te llama”, puso las maletas en la carretera y las fotografió con el crecimiento del maíz.
Además de tocar temas sobre su cultura, nos deja ver el trabajo de lucha que lleva al ser mujer, aquella que a través de sus ojos nos cuenta las vivencias de violencia que el género femenino ha atravesado desde sus inicios.
“Para mí el feminismo es la búsqueda de la igualdad, el respeto, la idea del equilibrio y la solidaridad, es sentirse acompañada de mujeres fuertes y valientes que quieren combatir con el conocimiento y con otras formas la violencia que hemos sufrido. Hoy una mujer sabe lo que vale y no va a permitir que la destruyan”.
Con estas palabras Chitis nos presenta una serie de ilustraciones llamadas “Mandaginas”, con ellas lleva un mensaje: la violencia hacia la mujer se vive diariamente en diferentes escenarios, muchas mujeres son víctimas de abuso físico, psicológico, sexual, entre otras, tanto en el ámbito familiar como social, es importante mostrar la construcción de lo femenino a través de la historia y cómo ésta ha dado lugar a una serie de desventajas, que han hecho que las mujeres busquen experiencias de superación.

Ilustración por: Chitis AguirreIG: @chitisaguirreo

Ilustración por: Chitis AguirreIG: @chitisaguirreo
Esta experiencia de superación es la resiliencia, una herramienta que permite confrontar, superar y contrarrestar la violencia contra la mujer, la resiliencia femenina presentada mediante mandaginas muestra el dolor superado, el equilibrio y el renacer de todas las mujeres que han sido violentadas a lo largo de su vida.
Andrea narra desde su experiencia personal cómo ha sido víctima de distintos tipos de violencia en esta sociedad, esto es lo que la lleva a no desistir en la lucha, “el feminismo me ha ayudado a no condenarme al miedo al saber que no estoy sola, que soy capaz sobre todo a aprender y reconocerme a saber que quiero igualdad y no privilegios y a decir un no con firmeza y sí con amor”.
En sus palabras describe cómo llevar este mensaje a través de su arte, hace una diferencia para todas las víctimas de violencia, llevando a los ojos y oídos de las mujeres que, al superar esos capítulos oscuros, esos actos se convierten en pequeños puntos en una constelación, “al ser resilientes hacemos que ya no tengan el mismo peso para que no nos duela como nos dolía”.