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Primer congreso feminista mexicano // Abel Moreno

Dentro de la eterna lucha de las mujeres por su emancipación en México, hay un episodio singular, digno de recordarse tan ampliamente como sea posible. Sucedió hace poco más de cien años y es uno de los principales antecedentes de participación político-ideológica de las mujeres mexicanas, se trata del Primer Congreso Feminista efectuado en Yucatán el año de 1916.

Aunque a menudo aquel evento apenas y se cita como referencia temática, se estima necesario conocerlo mejor, pues su contenido y alcances, dada la época y el entorno en donde se dio, lo hacen no solo un antecedente importante, sino también un hito fundamental en el esfuerzo de las mujeres mexicanas por alcanzar la igualdad que arduamente se les negó.

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Se da justamente en el centro de la década marcada por la revolución mexicana, que en principio abanderó la causa democrática, pero luego incorporó las demandas clasistas de obreros y campesinos. Se da en el estado de Yucatán, donde el espíritu libertario creció al tamaño, superando la enorme opresión de siglos magnificada durante el porfiriato.

Así, el Congreso Feminista en Yucatán fue la respuesta a siglos de opresión, desigualdad, discriminación, en una palabra, injusticia hacia la mujer. Correspondió promover este Congreso al entonces gobernador y comandante militar, general Salvador Alvarado Rubio, de origen norteño, quien emitió la convocatoria respectiva, documento inicial en donde ya se advertía la gran carga ideológica del Congreso convocado.

Pero, ¿quién era Salvador Alvarado? Fue un militar y político originario de Sinaloa, sonorense por adopción y yucateco por la trascendencia de su obra. Boticario en su juventud, simpatizó con la huelga de Cananea, militó en el magonismo y se sumó a la lucha de Madero. Desconoció a Huerta y avanzó en su carrera militar al lado de Carranza, quien lo comisionó al estado de Yucatán de donde sería gobernador y comandante militar (1915-1917) revelándose como un gran gobernador, con estatura de estadista, como se refleja en las importantes acciones materiales, legislativas, políticas y progresistas emprendidas por él, las cuales bien merecen una reseña aparte.

Era ciertamente un hombre de ideas, pero también un hombre de hechos, pues como bien es sabido, las ideas significan a los hombres públicos, pero son calificados por sus hechos. Entre la obra justiciera por él encabezada está la orientación, convocatoria, apoyo y financiamiento del Primer Congreso Feminista de Yucatán realizado en el año de 1916.

El 28 de octubre de 1915, el gobernador y comandante militar del estado de Yucatán, general Salvador Alvarado Rubio, asistido por el secretario general interino del gobierno estatal, Rafael Aguirre Colorado, emitió la convocatoria a un Congreso Feminista en el cual participarían las mujeres de Yucatán, en donde a partir de diversas consideraciones como la necesidad del dinamismo social para la mujer, de su libertad y su evolución en la sociedad, se considera a la mujer como poseedora de un estado jurídico enaltecedor, una independencia honesta y una subsistencia capaz. “La vida activa reclama su participación, el honor la impele y suyo será el galardón si labora por sí y vence, liberándose de odiosas tutelas, de ridículas costumbres, de estúpidas tradiciones y férreos prejuicios”.

General Salvador Alvarado Rubio (1880-1924), gobernador y comandante militar de Yucatán, 1917.

Asimismo, respecto al medio más eficaz de conseguir los ideales de libertad y educación de la mujer, se dice lo siguiente: “es concurriendo ella misma con sus energías e iniciativas a reclamar sus derechos, a señalar la educación que necesita y a pedir su injerencia en el estado”, siendo ella misma quien se proteja. Por tal motivo, se convocó a un Congreso feminista a todas las mujeres honradas de Yucatán, con al menos los conocimientos primarios.

LA VIDA ACTIVA RECLAMA SU PARTICIPACIÓN, EL HONOR LA IMPELE Y SUYO SERÁ EL GALARDÓN SI LABORA POR SÍ Y VENCE, LIBERÁNDOSE DE ODIOSAS TUTELAS, DE RIDÍCULAS COSTUMBRES, DE ESTÚPIDAS TRADICIONES Y FÉRREOS PREJUICIOS

El Congreso Feminista, dice la convocatoria, contará con una Comisión Organizadora nombrada por el Ejecutivo del Estado, encargada de los trabajos iniciales y de la cual derivarán las comisiones para la organización general y específica. Iniciados los trabajos se designará por elección de las congresistas la junta directiva, conductora de los trabajos del Congreso.

El temario a resolver por el Congreso feminista, incluía las siguientes interrogantes: I. ¿Cuáles son los medios sociales que deben emplearse para manumitir a la mujer del yugo de las tradiciones? II. ¿Cuál es el papel que corresponde a la escuela primaria en la reivindicación femenina ya que aquella tiene la finalidad de preparar para la vida? III. ¿Cuáles son las artes y ocupaciones que debe fomentar y sostener el estado y cuya tendencia sea preparar a la mujer para la vida intensa del Progreso? y, IV. ¿Cuáles son las funciones públicas que puede y debe desempeñar la mujer a fin de que no solamente sea elemento dirigido sino también dirigente de la sociedad?

Entre otros aspectos la convocatoria establecía las resoluciones ha considerar como proyectos que serían elevados a la categoría de Leyes, previo estudio de las áreas de legislación social del gobierno de Yucatán. Por otra parte, se debe considerar que el gobierno provisional encabezado por el general Alvarado convocó este Congreso cuando ya había incorporado a los empleos públicos a mujeres aptas para ello; había fundado la escuela vocacional de artes domésticas para señoritas, se dio apertura a la enseñanza preparatoria en el Instituto Literario del Estado, se legisló sobre el divorcio, sobre la explotación inicua de la mujer y por ello ahora la llamaba a dictaminar sobre su destino en una asamblea solemne.

Aunque originalmente se establecía como fecha la segunda quincena del mes de diciembre de 1915, conforme se fueron desarrollando los trabajos previos y de organización, hubo de modificarse la fecha de celebración, para lo cual se expediría una segunda convocatoria y el reglamento interior.

La Comisión Organizadora se integró e instaló desde el día 13 de noviembre, fecha en la que propiamente inician los trabajos organizativos y de difusión, pues se quiso, dada la trascendencia de este evento, tuviera la más amplia y auténtica representación de todo el territorio del estado. Esta Comisión se integró de la siguiente manera. Presidente señorita Consuelo Zavala C.; vicepresidente, señorita Dominga Canto Pastrana; Secretarias, Adriana Vadillo Rivas y Rosina Magaña; Prosecretarias, Amalia Gómez F. de Aguilar y Gregoria Montero de Alonso; Tesorera, Adolfina V. de Ávila; y Vocales, señoritas Consuelo Andrade, María Brito F., Beatriz Peniche, Isolina Pérez C, Candelaria Villanueva, Piedad Carrillo, Delia González y Lucrecia Vadillo Rivas.

Fueron en total trece sesiones —entre el 13 de noviembre de 1915 y el 10 de enero de 1916— en las cuales la comisión organizadora fue abordando todos los aspectos inherentes a la celebración del Congreso, revisando no solo los detalles administrativos, sino también los aspectos de divulgación, logística y programación de las sesiones de trabajo, así como transporte y demás detalles para recibir la representación de los diferentes partidos y/o municipios del estado de Yucatán.

Por fin llegó la fecha de la inauguración. Era el día 13 de enero de 1916 y desde primera hora las congresistas fueron ingresando hasta el recinto del Teatro “Peón y Contreras”. Desde un par de días antes habían empezado a llegar a la capital yucateca para estar presentes en un evento revelado desde su convocatoria como innovador y trascendente. Para el inicio de la sesión matutina en la fecha inaugural, había setecientas congresistas. Los trabajos duraron cuatro días, celebrando dos sesiones diarias, todas con debates intensos, con felices coincidencias y múltiples desencuentros, observándose el natural choque entre tradición y porvenir.

Primer Congreso Feminista celebrado en Yucatán, en 1916, bajo el auspicio de Salvador Alvarado Rubio.

Las diferencias de opinión se vinieron presentando desde las sesiones previas de la Comisión Organizadora, por ello, para los trabajos en pleno del Congreso, puede apreciarse en las actas y en las relatorías periodísticas, un desempeño parlamentario de un elevado nivel, casi inconcebible si se tiene en cuenta se trataba de personas con escasa experiencia en ejercicios de debate como los presentados en el evento de referencia. Réplicas, contrarréplicas, mociones, interpelaciones, votos particulares, votaciones económicas y nominales, fueron aspectos técnicos que todavía en muchos espacios legislativos no se dominan y sin embargo en aquellas jornadas se ejercieron con destreza y en algunos casos hasta con maestría.

Entre los primeros trabajos a desahogar estuvo, desde luego, lo relativo a la instalación de la asamblea por la Comisión Organizadora y la elección de quienes deberían integrar la Junta Directiva del Congreso, asunto a que hubo de dedicarse no poco tiempo y gran dosis de paciencia y tolerancia dada la diversidad de opiniones. Finalmente la Junta Directiva quedó integrada por las siguientes personas: Presidenta, Adolfina Valencia de Ávila; Vicepresidenta, Matilde Acevedo de Paullada; Vocal Primera, señora Natalia Medina de Colozzi; Vocal Segunda, señora Aurora Domínguez de Irigoyen; Vocal Tercera, Carolina Falero de Sauri;

Vocal Cuarta, señorita Francisca Ávila Gutiérrez; Vocal Quinta, señora Mercedes Gual de Castellanos; Vocal Sexta, señorita Martina Pereira; Vocal Séptima, señorita Rosario Rejón; Vocal Octava, señorita Piedad Carrillo; Vocal Novena, señorita Ana María Espinosa; Vocal Décima, señorita Isolina Pérez; Secretarias primera, segunda y tercera, Sofía Pavón, Rosina Magaña y Consuelo Ruz, respectivamente.

Cabe señalar, como uno de los primeros asuntos generadores de discusión y controversia, la invitación hecha por el gobierno estatal para asistir y participar en el Congreso a la señorita Hermila Galindo, del estado de Coahuila, asistente de don Venustiano Carranza, primer jefe del ejército constitucionalista. Ella no pudo asistir, pero envió su intervención para darla a conocer a la asamblea. Primero se discutió si se debía o no permitir la lectura del documento y luego de realizada la lectura en el acto inaugural y ante un gran rechazo inicial, se discutió si su contenido debería ser debatido e incorporado en las memorias del Congreso, determinándose no podría ser objeto de debate dada la ausencia de la autora para defender sus posturas ante los posibles cuestionamientos.

Hermila Galindo, pionera feminista y primera candidata a diputada federal.

El Primer Congreso Feminista de Yucatán se celebró del 13 al 16 de enero de 1916, teniendo como sede el Teatro “Peón y Contreras” de Mérida. Diversas escuelas públicas fueron utilizadas para albergar a las congresistas procedentes del interior del estado. Luego de arduas discusiones y ejemplares debates en los cuatro días con ocho sesiones que duró la celebración del Congreso, las congresistas llegaron a las siguientes conclusiones sobre los cuatro temas específicos de estudio:

I. ¿Cuáles son los medios sociales que deben emplearse para manumitir a la mujer del yugo y de las tradiciones?

1.- En todos los centros de cultura de carácter obligatorio o espontáneo se hará conocer a la mujer la potencia y la variedad de sus facultades y la aplicación de las mismas ocupaciones que hasta ahora son desempeñadas por el hombre.

2.- Gestionar ante el gobierno la modificación de la legislación civil vigente otorgando a la mujer más libertad y más derechos para que pueda con esta libertad escalar la Cumbre de nuevas aspiraciones.

3.- Ya es un hecho la efectividad de la enseñanza laica.

4.- Evitar en los templos la enseñanza de las religiones a los menores de 18 años pues la niñez todo lo acepta sin examen por falta de raciocinio y de criterio propio.

5.- Inculcar a la mujer elevados principios de moral de humanidad y de solidaridad.

6.- Hacerle comprender la responsabilidad de sus actos, el bien por el bien mismo.

7.- Fomentar los espectáculos de tendencias socialistas y que impulsan a la mujer hacia los ideales del libre pensamiento.

8.- Instituir conferencias periódicas en las escuelas cuya finalidad sea ahuyentar de los cerebros infantiles el negro temor de un Dios vengativo e iracundo que da penas eternas semejantes a las del Talión “diente por diente, ojo por ojo”.

9.- Que la mujer tenga una profesión o un oficio que le permita ganarse el sustento en caso necesario.

10.- Que se eduque a la mujer intelectualmente para que puedan el hombre y la mujer completarse en cualquier dificultad y el hombre encuentre siempre en la mujer un ser igual a él.

11.- Que la joven al casarse sepa a lo que va y cuáles son sus deberes y obligaciones, que no tenga jamás otro confesor que su conciencia.

II. ¿Cuál es el papel que corresponde a la escuela primaria en la reivindicación femenina ya que aquella tiene por finalidad preparar para la vida?

1.- Establézcanse conferencias públicas a las que asistan principalmente profesores y padres de familia a compenetrarse de los noblísimos fines que persigue la educación racional con su base de libertad completa, la que lejos de conducir al libertinaje orienta las generaciones hacia una sociedad en que predomine la armonía y la conciencia de los deberes y derechos.

2.- La supresión de las escuelas actuales con sus textos, resúmenes y lecciones orales, para sustituirlas con Institutos de Educación Racional en que se despliegue acción libre y beneficiosa.

III. ¿Cuáles son las artes y ocupaciones que deben fomentarse y sostenerse en el estado y cuya tendencia sea preparar a la mujer para la vida intensa del progreso?

1.- Para fomentar la afición a la pintura crear inmediatamente una academia de dibujo, pintura, escultura y decorado. Asimismo establecer la clase de música en las principales poblaciones del estado.

2.- Crear clases de declamación en el Conservatorio y Escuela Normal.

3.- Clases de fotografía, platería, trabajos de fibra de henequén, imprenta, encuadernación, litografía, fotograbado, grabado en acero y en cobre, el arte de la florista y trabajos de cerámica en las escuelas vocacionales; que los emolumentos de que disfruten los profesores sean iguales; la creación de becas para las señoritas del interior del estado que deseen cursar estas asignaturas y que todas estas clases sean también nocturnas.

4.- Creación del mayor número posible de Escuelas-Granjas mixtas.

5.- Fomentar por medio de conferencias y artículos de periódicos la afición al estudio de la Medicina y Farmacia en el bello sexo.

6.- Fomentar la afición a la literatura y escribir libros de higiene, artes y cuanto redunde en pro del progreso de la mujer.

IV. ¿Cuáles son las funciones públicas que puede y debe desempeñar la mujer a fin de que no solamente sea elemento dirigido sino también dirigente de la sociedad?

1.- Debe abrirse a la mujer las puertas de todos los campos de acción en que el hombre libra a diario la lucha por la vida.

2.- Puede la mujer del porvenir desempeñar cualquier cargo público que no exija vigorosa constitución física, pues no habiendo diferencia alguna entre su estado intelectual y el del hombre, es tan capaz como éste de ser elemento dirigente de la sociedad.

En el curso de aquella innovadora asamblea, pudieron apreciarse intervenciones del más variado tipo, pero sobre todo plenas de autenticidad y de las mejores intenciones para cumplir con el cometido señalado en la convocatoria. Ahí se escucharon planteamientos y frases que de manera elocuente planteaban a más de la situación histórica y presente de la mujer en la sociedad, los planteamientos para alcanzar nuevas y mejores condiciones tanto en su relación con los hombres, como su papel en el desarrollo de la sociedad. En la lectura de las reseñas de aquel Congreso hay múltiples enseñanzas. Se estima deben difundirse de manera integral los contenidos de éste, no solo por representar un antecedente más en la lucha de las mujeres, sino porque mucho de lo ahí planteado sigue teniendo una plena vigencia.

Desde luego llama la atención, además de su contenido de fondo, la riqueza del lenguaje utilizado por la mayoría de las congresistas, donde se aprecian algunas frases como las siguientes:

"Queremos que la mujer de nuestros días sea algo más que juguete de amor, que no se contente sólo con ser reina de la gracia y de la belleza, porque es un trono muy efímero que la más leve ráfaga morbosa puede derribar. El feminismo pide libertad para la mujer, no licencia, pide el derecho de ejercer profesiones liberales retribuyéndose su trabajo igual que el hombre para que pueda bastarse a sí misma. Los dos sexos son iguales porque los dos están dotados de inteligencia y si son iguales deben tener la misma responsabilidad y por tanto deben recibir el mismo grado de cultura. Al reclamar derechos tengan presente que sabe que cada uno de ellos le impone el cumplimiento de un deber y en aras del deber se inmola siempre. Todas debemos fijar nuestras ideas y luchar por conseguir la perfección ideal."

En la ceremonia de clausura, la presidenta resumió los trabajos, señalando las conclusiones de las congresistas:

"...que la mujer necesita tener conciencia libre de prejuicios para que pueda ser un ser libre que ame la verdadera ciencia, que tenga acendrado gusto por lo bello a fin de que pueda ser un enérgico factor de la libertad y la evolución […] que necesita ser educada como el hombre para asociarse con independencia de criterio al compañero de su vida y pueda llenar debidamente los deberes que impone el hogar [y asimismo] necesita de la educación positiva para hacerse un ser independiente para afrontar con serenidad las difíciles situaciones de la vida y ser un factor importante de la riqueza pública y privada, [agregando que] corresponde al Estado y a la sociedad convertir en propósitos estos ideales que traerán como resultado mañana el bienestar público y social, así como un gran caudal de felicidad para la mujer y horas dulces y placenteras para el hogar, no olvidemos que “el trabajo y la ciencia serán los señores del mundo”."

Cronistas y personajes han analizado este Primer Congreso Feminista, resaltando su importancia y sobretodo su efecto en la conciencia popular, pues no se trató de un torneo literario más o menos brillante, fue un encarnizado y potente combate de ideas, radical hasta la agresión. La mujer yucateca —sintiéndose libre de odiosas ataduras ancestrales y de nieblas místicas— primero reivindicó sus facultades naturales, su inteligencia, su sensibilidad y su fuerza moral.

Cultura y ejercicios racionales apropiados para obtener el éxito, la necesidad de modificar la ley civil que la mantiene atada, la consolidación de la enseñanza laica, “verdaderamente laica” y la libertad de conciencia para el niño como una salvadora necesidad social, el reclamo para sí de esos dones llamados socialismo, moralidad, humanidad, solidaridad, libre pensamiento y responsabilidad. La mujer yucateca exigió además de una educación sólida, un oficio, una profesión, un árbitro racional para lograr con su trabajo el sustento en muchas de las artes y ciencias cultivadas hasta ahora, exclusivamente por el hombre.

Se pidió propulsar el arte, la granja y la medicina y en lo futuro desempeñar los cargos y sostener las cargas públicas convirtiéndose en elemento gubernativo y director de la sociedad, insistiendo desde luego en la reforma integral de la escuela primaria, solicitando reiteradamente la acción reparadora y científica de la escuela racional. Se renegó del confesor, de la peligrosa penumbra de los templos y de los falsos directores espirituales que han desviado su espíritu de la luz durante largos siglos.

Se abjuró, según una reseña periodística, del Dios vengativo y cruel que “la arrojó a las gemonías de la servidumbre y a la horrible noche de su inferioridad mental”. Pero también fue conmovedor, más allá de su ardimiento y exigencias justicieras, cómo pudo reencauzar su reclamo para trazarse un nuevo camino para el futuro, para la mujer del porvenir. Ahí analizó sus congojas, sintetizó sus aspiraciones inmediatas, esbozó sus futuras ansias y se abrió nuevos y positivos horizontes. La obra de la mujer yucateca en el Primer Congreso Feminista pudo considerarse como un entero triunfo y en su momento fue una muestra de lo que se podría lograr llevando los principios inspiradores de la Revolución hacia su concreción.

En la memoria de aquel evento, un redactor comprometido con la causa, compendía el resultado del Congreso en esta breve frase: “La cuestión de la mujer, esa insigne cuestión social que

ha de transformar el mundo, es una fuerza que ya está en marcha Quiera Dios o no quiera”. Concluyo recordando la portada del texto en donde se recopilan las memorias de aquel Congreso, editado el mismo año de 1916, en el cual se incluye una expresión del escritor y periodista francés Alfonso Karr, que bien sintetiza el resultado y alcances de la magna asamblea reseñada aquí, decía Karr: “La hembra es el producto de la Naturaleza y la mujer el fruto de la Civilización”. Hasta aquí este breve recuento, reiterando la importancia de hacer llegar a las generaciones actuales todo lo relativo a este acontecimiento, particularmente a las mujeres, revalorando la importancia y alcances de su realización en plena etapa armada de la Revolución Mexicana.

Índice de ilustraciones

Pág. 8 Por Esto! (Diciembre 2018) Fotografía tomada de: https://www.poresto.net/2018/12/30/salvador-alvarado-y-aquel-tren-tan-sonado/

Pág. 10 Twitter / INEHRM / Fotografía tomada de: https://twitter.com/inehrm/status/1052567413068247040

Pág. 11 Hernández, Natalí / Lado B (Enero 2016) Fotografía tomada de: https://ladobe.com.mx/2016/01/ el-primer-congreso-feminista-en-la-republica-mexicana/

Pág. 12 Heroinas (Agosto 2018) Fotografía tomada de: http://www.heroinas.net/2018/08/hermila-galindo-maestra-revolucionaria.html

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