Revista 1986 #9

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Número 9 • Año 1 • Julio de 2012

Ariel Ortega está a un paso del retiro. River debe hacerle el homenaje que se merece. Cómo son sus días lejos del fútbol. Su relación con Pasarella. Su pelea con Almeyda y cómo sufrió el peor momento en la historia del club.

ETERNAMENTE

GRACIAS


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Colaborador especial: Sebastián Srur. Producción periodística: Francisco Ríos y Roberto Adan Blanco.

Colaboran en este número Enzo Francescolli, Hernán Díaz, Augusto Fernández, Roberto Ayala, Matías Martin, Leo Peluso, Victoria Peralta Wagner y Adrián Dalmasso.

Agradecimientos Matías Baretta, Julieta Arias, Sido Garín, Leo Godoy, Mati Paganini, Juampa Zumpano.

Ilustración de Tapa: Guillermo Muller. Dirección de Arte: Sebastián Parra. Diseño web: Constanza Santilli. (No es familiar de ningún dirigente) www.revista1986.com.ar

Fotografía: Diego Haliasz. Corrección: Clara López Colmano. Dirección Comercial: Favio Paradiso para Foja Cero Producciones. Contacto Tel. 4393-2447 / 4393-2453 www.foja-cero.com.ar Info@revista1986.com.ar

Idea y realización: Facundo Pastor para Foja Cero Producciones.

Impresión: Galt Printing - Ayolas 494 C1159AAB Buenos Aires, Argentina 4303 3723 - info@galtprinting.com

Prohibida su reproducción parcial o total. Registro de la propiedad intelectual en trámite. Las notas corren bajo exclusiva responsabilidad de sus autores y las publicidades bajo exclusiva responsabilidad de los respectivos anunciantes.

Ortega sin River, River sin Ortega Ortega empezó a despedirse de River hace ya mucho tiempo. Quizás su primera desilusión se generó cuando comenzó a sentir que los dirigentes le dieron la espalda. Cuando advirtió que los responsables de conducir al club miraron para otro lado cuando fue cazado, como una presa mal herida, por un camarógrafo que lo descubrió tambaleante en una estación de servicio de Palermo. Lo expusieron antes todos, lo desnudaron impúdicamente sin cuidar la intimidad que todos merecemos. Y cuando estaba tirado en el piso, sangrando y agonizando, miraron para otro lado y se lo sacaron de encima. Lo dejaron a merced de aquellos buitres que bien saben de carroña. Es cierto, el Burrito no es fácil de llevar. Su carácter cerrado y su tozudez siempre lo ponen al borde de la ruptura. No es el alumno más aplicado, pero puesto al lado de los dirigentes es una carmelita descalza. Nadie podrá borrar la sonrisa que Orteguita lleva dibujada en su rostro. Mucho menos, podrán arrancar la felicidad que dejó en cada hincha millonario. La historia del Burrito y River se trata de otra cosa. Ortega es alegría y fútbol, pases cortos, gambetas, quiebres de cintura y goles. Una huella indeleble muy difícil de extirpar. Aunque algunos no lo entiendan, la vida del “chango” está signada por la magia de estos colores. El Burrito habla y se ríe. Pero tiene bien claro que es lo que dice. Sabe mejor que nadie distinguir a propios y ajenos, a amigos y traidores. Su pasado lo ayudó a construir una coraza que sólo cae frente a algunas debilidades. Todavía recuerda cuando llegaba caminando por Quinteros para realizar su primera práctica en las canchas auxiliares del Monumental. Ariel no se iría más. Había llegado a Buenos Aires por primera vez en un colectivo de la Gran Norte. Fue un viaje largo, pero valió la pena. Parados afuera de la cancha estaban Jorge Busti y Delem. En el tercer quiebre de cintura gritaron fuerte y se clavaron una mirada cómplice. Se dieron cuenta que ese jujeño atrevido estaba hecho a medida para ponerse la banda. Pasaron algunos meses hasta la confirmación definitiva. La misma que trajo un cartero en bicicleta mientras Ariel jugaba en el potrero de Ledesma. “Llegó un telegrama de River”, grito su padre y todo el barrio hizo una ronda para escuchar la buena nueva. Aplaudieron y brindaron hasta tarde. Comenzaba a escribirse una historia grande del fútbol argentino. Nadie sabe cómo será la vida de Ortega sin River pero también es difícil poder pensar a River sin Ortega. Es cierto que el tiempo se encargó de lo suyo y el paso de los años es inevitable. A los 38, el cuerpo siempre pone límites. Pero el amor del hincha de River hacia Ortega no reconoce fronteras. El Burrito merece un partido homenaje. Una fiesta a lo grande. Una noche inolvidable. No hay chances de decirle que no. Salvo, que quieran seguir destruyendo ídolos.


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06. Nota de Tapa: En una producción especial realizamos el homenaje que merece Ariel Ortega. Textos, recueros y emociones. // 14. El álbum del Burrito: Un recorrido fotográfico por la carrera del ídolo. // 20. Hablemos de fút-

bol: Quiénes son las joyas de las inferiores en las que este año buscaran su lugar. // 22. Investigación 86: Porqué es tan complicado ir a la cancha. // 26. Comunidad 86: Puntos de venta y locura en las redes sociales. // 30. Cuentos de la banda: El hombre araña. // 32. River Retro: La gorda matosas. // 34. Retrospectivas: Postales del ayer.


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El

último Por Roberto Adán Blanco y Sebastián Srur

genio Ortega comenzó a retirarse del fútbol. Después de su

pelea con el presidente de River, Daniel Pasarella, eligió desvincularse de River y no volver a vestir la banda. Revista 1986 le hace el homenaje que la dirigencia le niega.

“Ortega sin River, River sin Ortega” “Todavía recuerda cuando llegaba caminando por Quinteros para realizar su primera práctica en las canchas auxiliares del Monumental. Ariel no se iría más. Había llegado a Buenos Aires por primera vez en un colectivo de la Gran Norte. Fue un viaje largo pero valió la pena. Parados afuera de la cancha estaban Jorge Busti y Delem. En el tercer quiebre de cintura gritaron fuerte y se clavaron una mirada cómplice. Se dieron cuenta que ese jujeño atrevido estaba hecho a medida para ponerse la banda. Pasaron algunos meses hasta la confirmación definitiva. La misma que trajo un cartero en bicicleta mientras Ariel jugaba en el potrero de Ledesma. “Llegó un telegrama de River”, gritó su padre y todo el barrio hizo una ronda para escuchar la buena nueva. Aplaudieron y brindaron hasta tarde. Comenzaba a escribirse una historia grande del fútbol argentino”. *Podés leer el Editorial en Página 2

legó desde un pueblito llamado Ledesma. Un lugar cálido del norte argentino, un sitio de azúcar, caña y buen paisaje. Llegó para quedarse y no se fue más. Llegó como muchos, con una ilusión y un sueño de vida, y lo cumplió. Ariel Arnaldo “El Burrito” Ortega siempre mantuvo una alegría de carnaval. Ese muchacho menudito y habilidoso comenzó gambeteándole a la vida, y nunca perdió la humildad. Ese fabuloso quiebre de cintura, que tanto hizo delirar a miles de hinchas, comenzó cuando tuvo que hacerle un rodeo a su primer ofrecimiento para intentar ir a un club del cual no sentía sus colores como propios. Le dijo un “no” rotundo a los emisarios de Boca que viajaron a verlo jugar en los potreros de Jujuy: ‘’Me vinieron a buscar dos veces y les dije que no, porque soy hincha de River’’, suele explicar cuando se relaja de los flashes que siempre lo persiguen en la gran ciudad. Salió a la cancha un 14 de diciembre de 1991. Aquella tarde, River derrotó a Platense por 1 a 0 con un gol de Ser-

gio Berti. El partido se jugó en Avellaneda en el estadio de Independiente y nadie podía vislumbrar que ese match se convertiría en un hecho histórico de nuestro fútbol. Serían los primeros minutos en cancha del “último genio millonario”. Aquel que el propio Víctor Hugo Morales había espiado y destacado en un partido de reserva donde River enfrentó a San Lorenzo en cancha de Velez. “¿Quién es ese muchachito que la está rompiendo?”, se preguntó al aire el relator generando una duda que luego se convertiría en certeza. A partir de ahí, el país no paró de gritar cada vez que el Burrito jugaba con la pelota en sus pies. En cada malabar, en cada gesto de ídolo. Con su gambeta sin igual, siguió recorriendo los senderos de la vida para cumplir uno y mil sueños: triunfó en River, jugó en Europa y hasta la rompió en la Selección Nacional. ‘’Mis amigos me cargaban y yo les respondía: ¿Por qué me cargan? Ya van a ver que voy a ir a Buenos Aires para jugar en River”, decía frunciendo el seño en los entretiempos de los partidos del barrio.


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Todo lo que se imaginó y parecía inalcanzable se le fue cumpliendo. En definitiva, de eso se trata la vida. Una búsqueda permanente. El Burrito nació un 4 de marzo de 1974 y desde la cuna llevaba su impronta genética de hincha del más grande. Ese ADN riverplatense, ese afán de ganador. El mismo espíritu que lo hizo protagonizar una historia de película con escenas que deslumbrarían a cualquier director de cine. Ortega tuvo una vida que bien se puede dividir en capítulos. Jornadas enteras de gloria y ocaso. Basta con recordar algunas: Ortega silenciando a toda la bombonera en 1994, aquella sociedad con Enzo, la vuelta de Tokyo en 1996, el caño a

“Deben darle a Ortega el lugar que se merece” Por Matías Martín (*)

Me surge un cariño genuino apenas me nombran a Ortega. Me parece que su origen y haberlo visto debutar en Primera, allá por el ’91 siendo tan chiquito lo hacen más grande. Toda su vida fue una historia de lucha: su infancia en el ingenio de Ledesma, el pelear por ese sueño de jugar en River, su talento, su freno para desparramar rivales. Tengo que sincerarme con la Revista 1986 y gritar: “Cada día te quiero más Ariel”. Futbolísticamente, es de lo mejor que vi en mi vida. Tiene esa capacidad de frenar y volver a arrancar. Aprendí con él que lo más importante en el fútbol no es la velocidad, sino Carl Lewis o Usain Bolt, sería cracks de este deporte. Todavía me emociona aquel gol a Irlanda en Dublín antes del Mundial ‘98. Infinitos enganches en el área y la acomodó donde quiso, mientras los irlandeses no entendían nada de lo que estaba pasando. Quiero destacar un gesto técnico que no muchos jugadores lo tienen. Me gusta cómo hunde el pie para definir. En lo personal, es un tipo sencillo, humilde, divertido. Nos vimos muchas veces y compartimos diferentes momentos. Además, jugó en los dos clubes que amo: River y Defe. Hace poco vino a Basta de todo y fue genial. De esa linda charla me quedó su amor por River. Pero también, me queda la ingratitud del club para con él. Qué mal se manejan con sus ídolos. Todos se fueron mal. Creo que Enzo fue el último que se fue a lo grande, como se merecía. Me parece horrible que Ortega ande mendigando para que le presten la cancha para su partido homenaje. Los dirigentes no tienen memoria y es su deber poner a Ortega en el lugar que se merece en la historia del club. (*) Periodista, conductor de Basta de todo, en Metro 95.1 Hincha de River.


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“El Burrito dio todo por River” Por Augusto Fernández

Como jugador fue un fuera de serie. No descubro nada escribiendo esto pero siempre es bueno remarcarlo. Es un emblema de River. Y como persona tengo que decir que es mejor que como futbolista. No sólo es querido por los hinchas de River, sino por los hinchas del fútbol en general. Yo concentré con él un año y medio. Explotaba la cumbia en la concentración. Era impresionante el clima

River debería reconocer a Ortega como lo que es. Le dio mucho al club. No me cabe la menor duda que le van a hacer un homenaje como corresponde. Serían muy desagradecidos si así no ocurriera. que le mete a la convivencia. Y había reglas en nuestro cuarto. El primero que roncaba a la madrugada se comía un almohadonazo. Y ojo, que el Burrito roncaba más que yo y a la madrugada volaban almohadonazos por todos lados. Eso siempre me acuerdo. La pasábamos muy bien. Le agradezco al fútbol haberlo tenido como compañero. River debería reconocer a Ortega como lo que es. Le dio mucho al club. No me cabe la menor duda de que le van a hacer un homenaje como corresponde. Serían muy desagradecidos si así no ocurriera. Ariel realmente se lo merece. Dio todo por defender los colores de River. Se merece una despedida como un grande. (*) Jugador y amigo de Ortega

Gabriel Paletta que lo dejó en ridículo, aquel cabezazo a Van der Sar en la Copa del Mundo ‘98, el día que borracho chocó su auto ante la mirada de un camarógrafo, su heroica aparición contra Chacarita para picarla por encima del arquero y muchas más. Sin dudas, es el último ídolo, el último en ponerle diversión a un partido de fútbol. El último genio.

Cuántas veces corro y no te puedo alcanzar Ariel daba sus primeros pasos sobre el césped del Estadio Monumental y ya empezaba a provocar destellos con su gen millonario. Ese estilo desfachatado de quebrar la cintura le permitió brindar alegría a todo el Mundo River. Un deleite entrañable. En su primera práctica con el plantel, él mismo se encargó de contar cómo le hacían sentir el rigor, los referentes de aquellos tiempos: “La primera pelota que recibí, lo sentí venir al Loco Enrique, abrí las piernas y pasó de largo. Encaré a Juan Amador Sánchez, frené, amagué al centro, enganché y siguió de largo. Higuaín me gritó: ‘No te hagás el vivo, nene, la puta que te parió’’’, cuenta hoy Ariel, sabiendo que todo era parte de una diversión inconsciente. Así estuvo durante toda su primera semana hasta que en uno de los entrenamientos, Ángel David Comizzo le dijo a Jorge Higuaín, otro cacique: ‘’Pipa, no le peguemos más que este tiene huevos en serio’’. El Burrito no se iba a amedrentar porque un par de jugadores experimentados le hicieran morder el polvo. Más tarde, Ortega declararía: ‘’Me encanta sentir ese vientito de la pierna del rival cuando lo gambeteo. Lo


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único que sé hacer es jugar a la pelota’’. Así era ese chiquito que empezaba a dar sus primeros grandes pasos en River. Todo eso sirvió para que este chico jujeño se fuera ganando un lugar en el corazón de la gente.

“La primera pelota que recibí, lo sentí venir al Loco Enrique, abrí las piernas y pasó de largo. Encaré a Juan Amador Sánchez, frené, amagué al centro, enganché y siguió de largo. Higuaín me gritó: ‘No te hagás el vivo, nene, la puta que te parió’’’. Ariel forzó su propio destino e hizo que su fútbol llevara a River a conseguir lo que desde el año 1986 no lograba: la Copa Libertadores de América. Pero entre sus títulos, se encuentran sus cuatro torneos Apertura de 1991, 1993, 1994 y 1996, más los dos torneos Clausura correspondiente a 2002 y 2008, siendo éste no sólo su último galardón importante en el club de sus amores, sino también, la última de las vueltas olímpicas que River daba en Primera División antes de su ocaso futbolístico.

[ 1991 - 1997 ]

[ 1997 - 1998 ]

[ 1998 - 1999 ]

[ 1999 - 2000 ]

[ 2000 - 2002 ]

[ 2002 - 2003 ]

River PLATE

Valencia F.C.

Sandoria

Parma F.C.

River PLATE

Fernerbahce


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“Es una referencia de River” Por Roberto Ayala (*)

Ariel es un tipo muy querible por su forma de ser. Por su espontaneidad. Cuando lo conocés más como persona, descubrís que cuenta con una serie de valores increíbles. Esa alegría que lo caracteriza siempre se la transmitía al grupo y eso es muy positivo para el equipo. En 1998, estaba entre los cinco mejores futbolistas del mundo. Sin dudas. Esa calidad que tiene, esa habilidad que encandila, no la veías

Cuando lo conocés más como persona, descubrís que cuenta con valores increíbles. Esa alegría que lo caracteriza siempre se la transmitía al grupo y eso es muy positivo. en cualquier esquina. Hizo una carrera muy importante. Es una referencia para River. Él se hizo amigo del fútbol y el fútbol debe estar contento por la existencia de un talentoso como él.

Casualidad, causalidad, castigo... Una sola respuesta: un misterio. Ese misterio tiene que ver con lo que el Burrito de Ledesma hace dentro de la cancha. Contenido por los límites de cal. Después, llegó Europa. La plata, las transferencias, los vicios, la mala vida y más. Ortega no tuvo un buen paso por el Valencia de España en lo que fue su primera negociación con el fútbol europeo. Pasó sin pena ni gloria y se despidió con una promesa que sabía no podría cumplir. “Ojalá pueda volver pronto a vestir esa camiseta”, le dijo a la prensa española. Aunque él

“Fue un lujo haber jugado con él” Por Enzo Francescoli (*)

Ortega es un referente del club. Un grandísimo jugador. Un gran compañero. Tengo un hermoso recuerdo, vivimos estupendos momentos en los ’90. Me considero su amigo. En mi primera temporada de regreso a River, en 1994, tenemos un recuerdo muy lindo cuando íbamos en el micro a la Bombonera. Me puse a hablar con Ariel de lo que podía ser el partido con Boca en ese Apertura ’94. Lo inflé mentalmente. Lo volví loco, le hablé al oído. Me miraba y me escuchaba. Le dije bien clarito que el partido dependía de él. Lo cargué de responsabilidades. Él, más allá de sus 20 años (en ese momento), estaba listo para romperla con Boca. Ese día fue histórico. Nunca lo voy a olvidar. Goleamos 3-0 en La Boca. Al Burrito le hicieron el penal que después convertí yo. Él hizo el segundo gol. Fue el mejor jugador de la cancha. Ese día me di cuenta cómo era. Ariel desde chiquito fue igual: se ponía el equipo al hombro. Fue un lujo haber jugado junto a él en River.

(*) Ex jugador de River. Compartió dos Mundiales con Ortega.

(*) Ex jugador de River.

[ 2004 - 2006 ]

[ 2006 - 2008 ]

[ 2008 - 2009 ]

[2009 - 2010 ]

[ 2011-2011 ]

[ 2011 - 2012 ]

Newell`s

River PLATE

Indep. Rivadavia

River PLATE

All Boys

Def. de Belgrano


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sabía que su aventura lejos de su tierra natal no sería una experiencia fácil de digerir. Ni mencionar todo lo que terminó haciendo cuando se enfrentó a muerte con los dirigentes turcos del Fenerbahce. Él quería volver a vestir la banda, caminar por el Monumental, disfrutar de las concentraciones en

Newells Old Boys donde se consagró campeón en 2004, tuvo breves lapsos de tiempo con otras camisetas del fútbol argentino: Independiente Rivadavia de Mendoza, All Boys y por último, Defensores de Belgrano, donde le tocó enfrentar, por última vez, a River en el marco de la Copa Argentina.

‘’Mi límite en la Argentina es Boca. Los hinchas de River saben que los llevo en mi corazón’’, declaraba en algún momento ... Núñez, su lugar en el mundo. Aunque luego la vida también lo gambeteó con un quiebre de cintura y tuvo que adaptar sus pretensiones para que el fútbol no lo abandone. Amplió su mente y se animó a vestir otras camisetas pero no con tanta alegría como la que tenía cuando su pecho era rojo y blanco. “Mi límite en la Argentina es Boca. Los hinchas de River saben que los llevo en mi corazón’’, declaraba en algún momento enviando un mensaje directo al corazón a una dirigencia que empezaba a hacer de las suyas. Exceptuando al Parma de 1999 donde fue campeón de la Copa Italia y del

El adiós a River El martes 10 de julio de 2012, Ariel Ortega anunció, a través de una entrevista por televisión, que no se presentaría en el primer entrenamiento de River en el Estadio Monumental. Si bien eso indicaba su contrato, el Burrito no es de guiarse por la letra chica de sus compromisos. La relación con Matías Jesús Almeyda no atraviesa su mejor momento, pero aún peor es su vínculo con Daniel Pasarella. Esa relación paternal que alguna vez fue clave en la carrera del futbolista, hoy está completamente quebrada. Las declaraciones del “último


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“Está en el podio de los más grandes” Por Hernán Díaz (*)

Al Burrito lo siento como si fuera mi hermano menor. Por eso no puedo ser objetivo en mis palabras. Soy el padrino de Sol, su hija mayor. Es un gran tipo. Y como futbolista pertenece al podio de los más grandes de la historia de nuestro país. Siempre pienso que tuve la suerte de compartir una cancha con Maradona, Francescoli y Ortega. Una vez en el Mundial de Estados Unidos, en 1994 estábamos juntos en la habitación y un día tipo cuatro y media de la tarde, el Profe Echeverría entró jodiendo a la habitación y dijo medio en broma pero en serio: ”El que quiera venir a la práctica de las 5 de la tarde, viene. El que quiera viene”. Yo me cambié rapidísimo y salí corriendo al entrenamiento. Y estaba corriendo y me di cuenta que Ariel no estaba. Eran las 5:05 y no venía. Pensé que algo malo le podía haber sucedido. ¨Se habrá descompuesto”, dije y salí corriendo hacia la habitación. Cuando llegué, me lo encuentro tirado en la cama con el control remoto en la mano. “¿Qué hacés Ariel?”, le dije a los gritos. Y me dijo riéndose: “El Profe fue claro, dijo que el que quería iba…”. Se empezó a reír. Lo agarré del brazo y lo saqué a las patadas. Ese es Ortega. Increíble. River le va a hacer un homenaje, como debe ser. ¿A quién se le puede ocurrir no hacerle una despedida a Ortega? Uno de los máximos ídolos de la institución. (*) Ex jugador de River.

genio” se hicieron eco en todo el Mundo River y fueron un hecho. Ortega no se presentó a la práctica vespertina que se había pautado y de esta manera certificó que no continuará como jugador del club pese al año que todavía le quedaba de contrato. Así empezó a recorrer lo que será su última etapa en el fútbol. En ese camino conoció a dos empresarios vinculados a la organización de importantes eventos deportivos: Alejo Esmoris y Juan Cruz Díaz. Juntos planificaron varios partidos homenaje. Uno de ellos se disputó en la provincia de San Juan el domingo 15 de julio con la presencia de su amigo Enzo Francescoli. La idea de Ortega es hacer una gira despedida por el interior del país. En los próximos meses visitará Catamarca y Jujuy. Aunque

Ortega no se presentó a la práctica vespertina y de esta manera certificó que no continuará como jugador del club pese al año que todavía le quedaba de contrato. la mayor expectativa está depositada en saber cuándo Ortega podrá hacer su despedida en el Monumental y quebrar así los caprichos de una dirigencia que le da la espalda. La empresa GoalOne es la que está encargada de organizar y promocionar estos partidos donde se lo verá por última vez al Burrito. Todavía nadie puede asegurar que Ortega se retiró, aunque la tristeza ya alcanzó a los hincha millonarios. La única certeza es que ya no volverá a vestir el manto sagrado. El futuro es una incógnita, pero el cariño recíproco entre Ortega y el hincha de River está sellado a fuego, para siempre.


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Entrenamientos. Pose de campeรณn.

Gambeta y quiebre de cintura.

La esperada vuelta a River.

Campeรณn Apertura 1992.

Campeรณn Apertura 1993.

Equipo Campeรณn Apertura 1994.

Equipo de 1995.


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Figurita por figurita. Repasa los mejores momentos de Orteguita en River. Armate un álbum imaginario. Una aclaración: si cortas la revista y te guardas una de estas “fichus” en la billetera junto a la de tus hijos no nos enojamos.

El último gran River - 1996.

Campeón de la Copa Libertadores.

Fiesta del Centenario de River.

El último Campeón.

Ortega con el manto sagrado.

La alegría del 33.

El día que la rompió en la bombonera.


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C贸mo se fue armando el #9 Ilustraci贸n de Tapa: Gentileza Guillermo Muller


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La idea surgió de una extensa reunión de sumario. Una de las tantas que tenemos con todo el equipo de Revista 1986. “Y si le

hacemos una despedida propia al Burrito”, dijo uno de los nuestros. No hubo dudas. El receso futbolís-

BackStage [ Una tapa - homenaje ]

tico nos obligó a pensar en otra cosa. El Burrito se lo merece. Así empezamos.

Arte Pop Guillermo Muller dibuja desde chico pero no le gustan las luces. Suele subir sus creaciones a Taringa donde se lo puede buscar como Fitz Carraza. “Lo hago como un hobbie”, dijo cuando lo contactamos. También, contó que nunca dibujaría por pedido y que lo único que busca es cambiar seguido su fondo de pantalla con personajes que admira. El Burrito es uno de ellos. Gracias por tu arte.


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Seba Srur se contactó con Enzo, Hernán Díaz y Matías Martin. Les contó a todos la idea. Nadie puso reparos. A la hora de homenajear a Ortega nadie se lo quería perder. Uno por uno fue recopilando los testimonios.

Seba Srur con

Enzo.

n Hernán Díaz

Seba Srur co

Roby Adán Blanco comenzó a investigar la carrera de Ortega. Pasó varias noches desvelado y distraído con los goles del Burrito que se pueden ver en YouTube. Así le dio forma al texto de tapa. Entregó a tiempo como un soldado. A Fran Ríos le tocó la peor parte. Una tarde discó mil veces el celular del Burrito hasta que lo encontró. Ortega estaba preparando las valijas para subirse a un avión y viajar a San Juan para su primer partido homenaje. La charla fue breve e irreproducible, el Burrito estaba apurado. El Polaco Halisz sacó del placar de sus recuerdos las mejores fotos de la carrera de Ortega. Pasó días en su increíble archivo fotográfico. Todas terminaron en las manos de Seba Parra, nuestro director de arte que sufrió un ataque de nostalgia y diseñó un hermoso álbum de figuritas. Facu Pastor estuvo días prometiendo que iba a aportar un autógrafo del Burrito. Le daba miedo sacar de su casa una camiseta firmada por el ídolo. Una de las joyas que guarda celosamente.

Roby Adan

Fran Ríos.

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Seba Parr

a.

Facu Pastor.

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Por Sebastián Srur @sebasrur Gaspar Servio

atías Almeyda lo dijo bien claro. Su gran apuesta no son los nombres rimbombantes ni las incorporaciones millonarias. El actual cuerpo técnico quiere darle rodaje a los pibes de las inferiores y generar de esa manera, un valor agregado que siempre caracterizó a nuestro club. “Quiero formar un equipo que le haga vender a River por 100 millones de dólares”, suele decirle el DT a su gente de confianza. La participación en la Copa Argentina sacó a la luz esta estrategia de ubicar a los más pibes entre jugadores experimentados como Trezeguet o Leo Ponzio. Hoy los tiempos cambiaron y la necesidad de sumar apremia al primer equipo. En este informe, un repaso técnico con los mejores jugadores de la inferiores que están a un paso de dar el gran salto.

Los pibes de las inferiores vuelven al centro de la escena. Durante varias semanas un cronistas de 1986 siguió los entrenamientos de estos pichones de cracks. Junto al DT de la Reserva analizamos los jugadores que se vienen.

Sebastián Silguero

Éder Alvarez Balanta

El futuro llegó • Gaspar Servio: Un arquero muy joven. Tiene 20 años. Ha demostrado tener carácter y condiciones para estar donde está. Ya viene trabajando con Lechuga Roa desde el semestre pasado. Es una gran apuesta. • Sebastián Silguero: Un marcador central muy regular, con buena técnica. Con mucho potencial para un futuro. Tiene 20 años. Habrá que esperarlo. Pretemporada invierno 2012: Vega (lateral derecho), Álvarez Balanta (marcador central), Augusto Solari (volante por la derecha), Claudio Kranevitter (volante central); más Cazares, Vila y Diego Martínez, que ya venían trabajando con Almeyda. • Éder Álvarez Balanta: Colombiano. 19 años. Un central muy fuerte. Buen físico, cuenta con muy buenas condiciones para el puesto. Anduvo muy bien en la Copa Libertadores sub 20 que ganó River hace poco. Tiene futuro dentro del equipo.

Diego Martínez


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Los chicos que ganaron la Libertadores Sub20 son un fenómeno y River debe volver a ese camino, el de sacar joyas de sus inferiores. Claudio Kranevitter

“Es una generación notable” Juan Cazares

Augusto Solari

Por César Laraignee*

Lo primero que van a necesitar los pibes de las inferiores es un tiempo de adaptación. Esto es algo lógico. Se tendrán que adaptar a lo que les va a pedir Matías. La exigencia es grande y la presión también, pero desde chicos los preparamos para eso. Les va a venir bien como fogueo, van a crecer, pero tendrán que ir despacio. Creo que un 60% de los pibes que están hoy en Reserva, 4ª y 5ª de River van a estar en Primera de acá a dos años. Puedo apuntar nombres como Quignon, Silguero, Vila y muchos más. Es una generación notable. Los chicos que ganaron la Libertadores Sub20 son un fenómeno y River debe volver a ese camino, el de sacar joyas de sus inferiores. Se lo han ganado con su capacidad. Todos los pibes que manejo tienen condiciones para ganarse la vida jugando al fútbol. River cuenta con talentos increíbles. *DT de la Reserva de River.

• Diego Martínez: Genera mucha expectativa. Es un lateral izquierdo

Federico Vega

con muy buena proyección. Gran manejo de pelota. Es rápido. Pero, como todos, necesitará un período de adaptación para jugar en Primera. • Claudio Kranevitter: Es el cinco tradicional de River. Siempre delante de la línea de cuatro, tiene buena recuperación, gran jugador. Hoy es el titular de la Selección sub 20. Tiene todo para triunfar. • Juan Cazares: Es enganche o media punta. Ya hace medio año que está trabajando con Almeyda. Está pasando por un gran momento. Es muy talentoso. En 2011, ante Colón jugando para la Reserva de River en el Monumental hizo un golazo tremendo: hizo dos sombreros en el área chica a los defensores. Y tiene algo que lo hace un notable jugador también: tiene compromiso para contribuir con el equipo. Aporta a la hora de recuperar la pelota también. Patea bien los tiros libres. • Augusto Solari: Un ocho elegante, la herencia familiar no miente. Nieto del Indio, primo de Santiago. Posee buena técnica, muy hábil. Tiene 19 años. Fue figura en la Libertadores Sub -20. • Federico Vega (lateral derecho): Lateral derecho con buena proyección. Marca con mucha categoría. Hace mucho que Matías Almeyda lo viene mirando. Ahora tiene la chance de ir a la pretemporada. Está en él destacarse.


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ualquiera que haya ido a la cancha alguna vez comprende la hazaña en la que puede convertirse una actividad, a primera vista, sencilla. Elegir un partido, sacar la entrada, llegar a horario y disfrutar del espectáculo que nos brinda el fútbol. Las complejidades de este deporte, y del Mundo River en particular, han hecho que el ritual de seguir a nuestros colores a todas partes sea cada vez más complicado. Todos los fines de semana salen con una nueva: cambios de horarios, de día, ingresos insoportables, el canje de entrada y mucho más. Libreta en mano, intentaré retratar lo que miles de socios vivimos cuando intentamos simplemente, alentar a nuestro equipo.

Lunes otra vez

07:35 hs.

Recién llego a la oficina. Me siento a leer el diario con un café. River viene de ganar tres puntos claves y no puedo evitar emocionarme pensando en el próximo fin de semana. Creo que se juega el sábado, todavía no se sabe bien el horario. Algunos periodistas dicen a las 18.15, otros aseguran que será más tarde y hay quienes apuestan a que el partido se pasa al domingo. Es triste acostumbrarse a tanto desconcierto. Y si llega a haber canje de entradas, todo se resumirá en un verdadero descontrol. Aunque no siempre fui socia, hoy tengo el lujo de serlo y hubo un tiempo en el que ser socio del club tenía sus beneficios. Ese maravilloso carnet denotaba cierto “status”, pero los tiempos cambiaron. Pareciera que da lo mismo pagar la cuota que no hacer ningún aporte. Los dirigentes

La odisea

de alentar


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Por Victoria Perlata Wagner

Ir a la cancha y seguir a nuestro equipo puede transformarse en toda una odisea. Durante los últimos partidos de la B, una cronista de 1986 documentó el “maldito” canje de entradas, las colas interminables, el maltrato policial y el abuso de los trapitos. Una misión imposible en un relato apasionante.

Victoria Perlata Wagne r Tiene 22 años. Na ció el 08 de abril de 1990 en Al magro, Capital Federal. Estudia Ab ogacía en la UB A y en sus ratos lib res escribe en su blog www.bit acoradeunapasio n. com. Sus text os también fuer on publicados en el sitio PasionMon umental.com. Ju ega al hockey en el Club San Patricio y cuando mete un gol lo festeja co mo el Rey David , tocándose el coraz ón y pensando en River Plate.

decidieron priorizar el “campeonato económico” por sobre la comodidad de aquellos hinchas que elegimos asociarnos al club de nuestros amores. Con o sin carnet, hoy ni siquiera sabés si entrás. 16:15 hs. Mi jornada laboral terminó. Ya de regreso en mi casa sigo sin saber nada del próximo partido. Quizás mi ansiedad me esté jugando una mala pasada. En definitiva, es lunes y no puedo pretender que ya se sepa qué va suceder el fin de semana. Pero en la radio informan que a la noche va a haber reunión en la AFA. Apuesto a que ahí se va a definir todo. Ojalá que se acuerden de los hinchas y de los socios a la hora de votar.

Las complejidades de este deporte, y del Mundo River en particular, han hecho que el ritual de seguir a nuestros colores a todas partes sea cada vez más complicado. día del partido de River. Se equivocan y quiero meterme a corregirlos pero la realidad es que yo tampoco estoy segura de la información que tengo. En lo único que pienso es en cómo voy a ir a retirar la entrada si siguen con esa fastidiosa modalidad de canje para los socios. Espero equivocarme.

Martes de desconcierto

16:07 hs.

Maldito canje Miércoles 14:34 hs.

Hace meses que la semana gira en torno al Millo. Ahora estoy en la Facultad y escribo en una servilleta como loca. Estoy ansiosa. Reviso el celular cada dos minutos. Abro una página de internet y pego un grito en el medio de clase: la televisión quiere que River juegue el domingo. La explicación: el sábado a las 19 juega Instituto que es un rival directo. Primer síntoma de desconcierto. Ayer decían sábado, ahora informan otra cosa. Hoy parece ser más importante que no se superponga la televisación de los partidos que la seguridad de los que ponemos la cara por el fútbol. En definitiva son negocios. 18:56 hs. El colectivo es un lugar perfecto para pensar, más que nada cuando tenés dos horas de viaje por delante y nadie con quien hablar. A pocos metros, escucho a dos chicos hablando de fútbol. Discuten sobre el horario y el

Ya estamos en la mitad de la semana. Faltan dos o tres días para el partido. Nadie sabe. Aparentemente, hoy se define. Compro el diario en busca de alguna certeza. No dice nada nuevo. En esta vorágine que nos toca vivir, todo es noticia de ayer y el mejor minuto a minuto se consigue en internet. Allá voy. Primero visito una web y nada. Después, busco en la página de un diario deportivo y tampoco dicen qué va a pasar. Caigo presa de twitter. Qué dirían nuestros abuelos, aquellos que fueron testigos de La Máquina, al vernos desesperados buscando en una red social información para saber algo del partido. Mi mente queda en blanco. Hasta que actualizo la línea de información. Qué locura: ahora dicen que el partido se jugaría el domingo pero a las 16 hs. Parece ser el horario definitivo. Pero…


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Cuando todo parecía derrotado, el amor pudo más y le demostramos al mundo lo que es River en las malas. Lo hacemos siempre por amor porque los colores no tienen vencimiento.

No importa en que cancha juguemos (*) Matias Baretta (@matibaretta) es periodista y socio de River Pate. Con una cámara al hombro sigue al equipo de la banda por todos lados y suele documentar increíbles momentos que reflejan la realidad del hincha cuando va de visitante. La imágenes está subidas a su canal You Tube. Nadie puede decir que nos la vió.

Eso no sería lo más grave. La misma fuente virtual asegura que se implementará el “maldito” canje de entradas para socios. Es increíble. Cuánta impotencia. Una amiga me llama gritando y me cuenta lo que yo ya averigüé: “Las entradas se retiran el viernes y obviamente, en horario laboral”, me dice antes de cortar abruptamente. La última vez que canjeé entradas llegué a las 18:55. al Monumental y casi me desmayo de lo que corrí. Si me hubiese retrasado cinco minutos, la ventanilla cerraba y el “sistema de canje”, me hubiese sancionado por no retirar el ticket. Sí, leyó bien: en los siguientes dos partidos no hubiera podido hacer el canje. In-cre-í-ble. Toda sea por River.

modalidad de “canje” se han vuelto moneda corriente. Desde el último partido como locales, aumentaron el precio de las entradas. Nadie explica por qué y elijen esconder la decisión detrás de una inexplicable inflación. Aunque no importa el motivo porque la gente sigue siendo hincha y nadie resigna esta pasión. Se venden más entradas de la capacidad permitida por estadio y partido a partido cientos de personas se quedan afuera. F5, F5, F5… -Funcionó carajoooooo, grito sola en el cyber mientras dos hombres de traje se dan vuelta y me miran sin entender que estoy festejando. Mi día terminó. Mañana veré de qué manera llego al Monumental para hacer una cola que seguro será interminable.

F5 hasta morir Jueves 12:03 hs.

Por fin Viernes

Al medio día suelo cortar en el laburo para comer. Pero esta vez no tengo hambre sino nervios. Me escapo al cyber de la esquina para ver si logro el perverso canje de entradas. Me cuentan unos amigos que hace diez minutos la página ya está colapsada. River suele contratar a dos empresas para realizar esta aventura cibernética: Livepass y Ticketek. Ambas se saturan hasta el límite de “colgarse” y te obligan a empezar todo el proceso de vuelta. Hay una acción clave que muchas veces te ayuda en los momentos de desesperación. La ya célebre tecla F5. Fíjese en el teclado de su computadora. Si la aprieta, la página donde está navegando se actualiza. Ahí voy como loca: F5, F5, F5, F5, F5, F5 y nada. Comienzo a desesperarme. La excesiva venta de entradas, el sobreprecio de las mismas y la insufrible

Llegó el día del canje. El partido es el domingo pero Núñez se viste de rojo y blanco por anticipado: ni la lluvia puede dispersar las quince cuadras de hinchas esperando para retirar su entrada en el Monumental. La imagen lo dice todo: River es más grande que nunca. No lo es sólo por agotar entradas sino también, por la grandeza en el espíritu de sus hinchas que aguantan lo que sea. Llevo en mis manos un sobre con toda la documentación necesaria para el canje. La última vez que me encontré en esta situación fue cuando hace dos años saqué el pasaporte. ¡Qué trámite horrible! Entre mis papeles llevo el mail que imprimí cuando funcionó el F5 y una fotocopia del carnet y del DNI. Burocracia, pura burocracia. En la fila sólo se habla de fútbol, pero mi

14:56 hs.


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Cuando llego a Nuñez vuelvo a sentir la misma emoción de siempre. El barrio se viste de rojo y blanco.

(*) Ca ncha de Ro fuero sar ne licía m mboscado io Central. s por Los s iraba lo ocios para otro la s locales. La po do. -

fastidio hace que me aísle escuchando radio. Sólo me quito los auriculares cuando la gente comienza a cantar. “Soy de River, soy de River…”. Me esperan dos largas horas. Finalmente, el canje terminó de manera pacífica y ya tengo mi ticket en la mano. Antes de las seis de la tarde ya habían cerrado las boleterías y Núñez se empezaba a despejar buscando la paz necesaria que desde hace unos meses no tenemos.

Juega la banda Domingo 11:56 hs. Me asomo por la ventana de mi cuarto y veo que la tormenta pasó. Está fresco pero hay sol. Un día perfecto para ir a la cancha. Abro el armario y busco repetir cábalas. Con la entrada en la mano recuerdo cómo empezó este viaje. Pasaron pocos días desde aquel lunes donde empecé a soñar con poder ir a ver a mi River. Pero esto recién empieza. Aunque todavía es temprano, no quiero retrasarme porque siempre es un caos estacionar. Cuando llego a Nuñez vuelvo a sentir la misma emoción de siempre. El barrio se viste de rojo y blanco. Los peatones adornan las calles con la Banda, de la cabeza a los pies. El fútbol pide pista y se acerca la hora de entrar. Me costó bastante conseguir lugar para estacionar. La zona lindera al Monumental está acechada por los “trapitos” que cobran entre 30 y 50 pesos

por estacionar al aire libre. Los cantitos se escuchan a los lejos; la impaciencia y la ansiedad cortan el aire, se puede sentir. La exigencia es enorme y la presión aun más. Camino algunas cuadras y llego ansiosa al vallado de Av. Udaondo. Aquí empieza una nueva aventura dentro de este viaje complejo que significa ir a la cancha en el fútbol argentino. A lo lejos se alza ese majestuoso monstruo de cemento que es el Monumental. Quiero ir a Sívori Media; la fila no es muy larga pero rápidamente se empieza a percibir desesperación. La gente presiona para entrar y la policía hace lo suyo. Hay empujones y vuelan algunas piñas. Los de azul ligan los típicos cantitos populares. La gente está cansada del maltrato. La desorganización institucional, el horario de entrada a los estadios y sus vías de acceso, la reventa de entradas que manejan algunos vivos, el maltrato de la policía y los trapitos, se combinan creando una receta desastrosa para aquel que pretende disfrutar de una jornada futbolística con tranquilidad. Mientras algunos siguen discutiendo con la policía, otros empezamos a cantar. Al fin y al cabo, lo único que importa es River. River y nada más. Después de casi una hora llego a los molinetes y logro entrar. Afuera las colas son interminables. La gente se impacienta. A lo largo de estos meses alentamos al equipo y le pusimos la cara a esta impensable realidad. Cuando todo parecía derrotado, el amor pudo más y le demostramos al mundo lo que es River en las malas. Lo hacemos siempre por amor porque los colores no tienen vencimiento. Arranca el partido y una vez más, la pelota rueda por el campo de juego. Mi mente enmudeció. Mi corazón se ensanchó de pasión. No puedo poner en palabras lo que significa River. Cierro mi libreta y comienzo a cantar.


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Explotan las redes sociales. Los fanáticos de la 86 crecen cada día. Buscá en el mapa los nuevos kioscos. Suscribite en la tienda online y coleccioná esta edición histórica.

El Gráfico, generosidad total

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En la edición de julio de El Gráfico nos dedican unas líneas en la sección Tercer Tiempo. La tapa lleva la foto del Pelado Almeyda pero en la página 107 hacen mención a Revista 1986. No tenemos palabras para tanta generosidad. Sólo podemos seguir recomendando esta revista emblema de nuestro fútbol argentino.


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Gracias Beto, maestro de la vida

Escribí a info@revista1986.com.ar

Por Sebastián Srur (@sebasrur)*

Te conocí en el florecer del verano de 2006. En tu Estudio Playa. Mi osadía pudo más y fui a hablarte. Me hiciste un lugar en tu programa. Yo estaba atónito, feliz. Vos siempre, pero siempre, predispuesto a enseñar, a permitir una opinión aunque ese periodista tuviera media hora de carrera (Badía fue así. Te daba su alma, su sabiduría y mataba de un pisotón los preconceptos). Juan, siempre te quise decir que tenías un olfato especial. Olías cuando alguien necesitaba una palabra de aliento. Fueron muchas veces las que llamaste y te diste cuenta que algo no andaba bien y me regalaste tus palabras sabias. Un Maestro de la vida. Recuerdo cuando salía al aire alguna figura codiciada de River en tu programa “Una buena idea” y vos no presentabas la nota. Me permitías que me luciera y opinara, como cualquier experimentado conductor. Nunca vi algo igual. Te regalé sin que vos supieras una camiseta de River firmada por todo el plantel en febrero de 2011. Todo fue en silencio. Tu familia y el plantel millonario te agasajaron como lo merecías. Y nunca me voy a olvidar tus palabras al recibirla: “Esta camiseta me da fuerzas para seguir. Amo a River. Que los jugadores piensen en mí es algo fabuloso. Que me aprecien los jugadores del equipo de mi vida es como si me besara mi nieto”. La vida, querido Juan Alberto, te puso un marcador central feo, con cara de perro. Lo gambeteaste con la calidad del Beto Alonso o del Enzo. Le ganaste la pulseada durante mucho tiempo. Pero ese central fue implacable el 29 de junio de 2012. Todos los que te conocimos somos mejores personas gracias a vos. Es así. *Periodista. Trabajó cuatro años con Juan Alberto Badía.

Colores en la Piel

Los jugadores cumplieron dentro y fuera de la cancha. Algunos lo prometieron y lo hicieron. El Chori se tatuó el escudo de River; Jony Maidana y el Indio Vega eligieron la fecha del 23 de junio, día que River volvió a su lugar.

El Rey David

Recién llegado de Mónaco donde disfrutó de sus vacaciones, fue a entrenar al Monumental. Hasta ahí lo siguió el colega Sebas Srur para entregarle el #8 de Revista 1986.

Carta de un amigo

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14. Cabildo 2002 y Etcheverría. 15. Cabildo y Juramento. 16. Quinteros 1493 y Libertador. 17. Rivermanía: Podés encontrar la 86 en el local que queda en el club. También solicitá nuestros números anteriores. Palermo / Barrio Norte 18. Pacífico: Santa Fe y Juan B. Justo. 19. Santa Fe y Coronel Díaz. 20. Santa Fe y Rodriguez Peña. 21. Av. Callao 1205 - Frente al Freddo. 22. Scalabrini Ortíz y Jufre. Colegiales / Chacarita 23. Elcano 3010. 24. Av. de los Incas 4492 y Triunvirato. 25. Av. de los Incas y Alvarez Thomas. 26. Av. Dorrego 1486 y Cordoba - Kiosco “Fortunato”. 27. Estación Dorrego - Subte Línea B Mano al centro. 28. Estación de FFCC Lacroze - “Kiosco del Hall”.

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Leonardo Peluso es periodista del Diario Popular y da la Agencia Telam. Hace 16 años que trabaja cubriendo River.

l Cholo Berti fue un jugador inolvidable que logró su gloria de barrio anotando goles inverosímiles sin la ardua necesidad de estar en forma. Es que comer lo doblegaba y con los pocos intentos de dieta acabó a las patadas. Así llegaron

cho porque el apellido y ese nombre llamarían la atención al jugar en inferiores. Unos meses después no hubo partido que no los tuviera a ambos de televidentes, la colección de sonajeros llegaba con pelotas y los muñecos eran jugadores de fútbol.

EL HOMBRE ARAÑA

El buen comienzo le duró una temporada. Justo cuando ya le daba la edad para arrancar el Baby, el enanito empezó a ver El hombre araña y sacarlo de ahí fue una pelea. Por Leonardo Peluso. los desgarros y los dolores de rodilla por el sobrepeso y se despidió del fútbol sin que su fama trascendiera las tranqueras de un par de localidades del conurbano. “Yo no salí de estos potreros, pero voy a tener un hijo que completará la historia y jugará en Primera”, les avisó a los amigos. Cuando la oportunidad llegó, planificó su deseo. Varón conformó la partera y el Cholo le puso Sergio; un poco en homenaje a la Bruja Berti y mu-

Todo estaba bien para el Cholo. Más aun cuando con los primeros pasos firmes y los primeros puntines descubrió que su hijo era zurdo. Pero el buen comienzo le duró una temporada. Justo cuando ya le daba la edad para arrancar el Baby, el enanito empezó a ver El hombre araña y sacarlo de ahí fue una pelea. El maldito arácnido humano empezó a tejerle frustraciones a los sueños del Cholo. Pero una tarde, al pasar por una casa

Mandá tu cuento a cuentosdelabanda@revista1986.com.ar

de disfraces encontró la solución. Vestir del hombre araña al padrino del chico fue el primer round de su pelea y exigirle, además, que festeje los goles arrojando “telas de araña” fue el camino exacto para convencer a su hijo de volver a la pelota. El plan se completó con visitas semanales del padrino, disfrazado del superhéroe, para darle clases particulares al chico. Así, el entusiasmo gemelo del Cholo y su hijo, se volvieron a alinear en el mismo rumbo. Pronto Sergio pasó a jugar al Baby y a los 12 ya estaba fichado en AFA. Todos lo conocían como Sergio Berti y los técnicos, justificando el plan del Cholo, siempre hacían referencia a aquel zurdo campeón en River. Sergio era fuerte y con una combinación justa de habilidad e inteligencia. La llegada a la quinta división fue festejada como un cumpleaños de 15. Pero de golpe el pibe se cansó. Antes de llegar a la cuarta se bajó de aquel cuento. Ya no hubo trucos para convencerlo y el Cholo tiró el toallón; vencido y con una amargura que se le enroscaba feroz en el alma. Tardó años en amasar su derrota y su frustración, aunque cuando su hijo se recibió de Profesor de Historia y le dieron el diploma, empezó a sentirse mejor. Más aún al verlo ponerse la máscara del hombre araña, después de levantarse la camisa para que todos vieran la casaca de River que decía “Para vos Papá”. Tenía las lágrimas a punto y no pudo retenerlas más. ¿Cómo evitarlo?, sí ahí estaba Sergio apoyando una rodilla en el piso y levantando el diploma como si fuese el chileno Salas. Finalmente, es bueno aclarar que Sergio desde el estrado también lloró cuando su padre parado sobre la butaca gritó “gooooooool” ante un centenar de personas que nunca se enteraron las razones del aquel extraño episodio.


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INFORME ESPECIAL

LA GORDA MATOSAS La increíble historia de una mujer que personificó al hincha de River. El novio que no la dejaba ir a la cancha.

El uruguayo Roberto Matosas le regaló su camiseta y la rebautizó para siempre. Jamás se sacó aquella casaca abotonada con el 6 en la espalda. Todo en su vida era River.

Escribinos a: retro@revista1986.com.ar

aydeé Luján Martínez ya era fanática de River mucho tiempo antes de convertirse en la Gorda Matosas. Según su testimonio, un tío la llevó a un superclásico y sin saber qué equipo era cuál, eligió para siempre a River Plate porque tenía los colores que más le gustaban. Y era verdad que le gustaban. Tanto, que en ellos vació enterito el tanque de su pasión. La leyenda cuenta que tuvo una vez un novio y que lo mandó a mudar porque el sotreta osó prohibirle ir a la cancha los domingos. El uruguayo Roberto Matosas le regaló su camiseta y la rebautizó para siempre. Jamás se sacó aquella casaca abotonada con el 6 en la espalda. Todo en su vida era River. Su casa era un santuario rojo y blanco, según ella, para extrañar menos al Monumental: las uñas pintadas como la camiseta, sus pañuelos, sus colgantes, su gorrito infaltable, sus cadenitas, sus amuletos de cábala. Matositas no iba a la platea de mujeres. Tenía su rinconcito en la San Martín baja, detrás del banco de los


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Por: Adrián Dalmasso • Leelo en riverlujoypueblo.blogspot.com

visitantes, donde podía calibrar mejor la mira de su ametralladora de puteadas. Fumaba como un sapo. Era una mina brava, grosera y, si se quiere, un insulto a la feminidad. Pero era libre y auténtica. Las hinchadas rivales la tomaban de punto y ella les contestaba cara a cara, con gestos indignos de una puritana, o dándoles la espalda y golpeándose la carnaza como diciendo “vengan que de a uno los atiendo”. Tenía en La Plata un local de venta de lotería. De eso vivía, y del respeto piola que todo el mundo River –jugadores, dirigentes, hinchas, allegados- le regalaba a quien fue por mucho tiempo la hincha número 1 del Club. La Gorda Matosas llevaba ese distintivo con orgullo y lo defendía con virulencia. Varias veces se agarró de los pelos, viajó a todos lados (países limítrofes incluidos) para alentar, se bancó los 18 años con hidalguía, derramó lágrimas como cualquiera de los más fanáticos. Y se murió a mediados de 1996, unos días antes de que River gane su segunda Copa Libertadores. Seguro habrá partido contenta. Conocí a la Gorda Matosas en la previa de un partido en 1991, en el restaurante del Monumental. Mi viejo me la señaló y todavía, tengo grabada

Era una mina brava, grosera y, si se quiere, un insulto a la feminidad. Pero era libre y auténtica.

a todos, el que iba a ser el billete ganador. Y aunque no lo parezca, estas líneas, pretenden homenajear a una figura destacada de la historia Millonaria. No hay dudas de eso. Porque la Gorda Matosas, a su modo, fue una grosa pionera. Batalló sin cuartel frente a los prejuicios bobos de un ambiente machista, soportó denigrantes vejaciones verbales, se olvidó del qué dirán, y sólo se dedicó a ser libre. Fue una mujer enamorada y vivió su amor por River como se deben vivir las verdaderas pasiones. Al 100%. Haydeé está a la vanguardia como precursora de cualquiera de las miles de pibas pulenta y angelitos en camiseta que por estos días atestan las tribunas. Hoy, en tiempos de hinchada que se autoalienta, Matositas los insultaría de arriba abajo, sabiendo que ella, en las buenas y en

Matositas no iba a la platea de mujeres. Tenía su rinconcito en la San Martín baja, detrás del banco de los visitantes, donde podía calibrar mejor la mira de su ametralladora de puteadas. su estampa de gitana en bancarrota, desprolija, olorosa a pucho y a viejo, y su voz casi ronca, encajándole

las malas, jamás cobró un peso por alentar a River. Aunque eso, en verdad, no me conste.


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Mandá tu foto a retro@revista1986.com.ar

Nico Blanco. Fue en 1986, año glorioso en nuestra historia. Tenía 2 años y el papá lo llevó al Monumental. Corrió durante horas por la cancha. Lloró y pataleó cuando le dijeron que se tenía que ir.


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