09 / 2016 #208 aĂąo XI www.revistallegas.com.ar
teatro
arte bares mĂşsica letras cine noche buenos aires
208 Serenata Verbal los sábados 22:30 hs. en el El Crisol Teatro, Scalabrini Ortiz 657, escrita y dirigida por Anibal Gulluni. La Joven Guarrior vuelve al Caras y Caretas. La ecléctica banda porteña que combina música y teatro se pone a las ordenes del director Juan Parodi (Mau Mau, Rosa brillando) buscando desafiar sus propios límites. Viernes 16 de septiembre, Caras y Caretas, Sarmiento 2037, 21hs.
OBRA DE TAPA S/t Bollo n°8, 2016, acrilico sobre tela y plegado ,
SUMARIO
41 x 35 x 29,5 cm Florencia Walter es Licenciada en Psicología y Licenciada en Pintura. En 2014 fue becaria del Programa de Artistas Di Tella. Ha participado de diversos proyectos, muestras individuales y colectivas y salones a nivel nacional e internacional. Ha obtenido diferentes premios como Primer Premio Adquisición III Salón de Esculturas/Objetos Patio Olmos 2014, Primer Premio Adquisición Graduarte 2011 (UNC), Mención del Jurado en Salón Nacional de la Pampa 2011, entre otros. La obra de tapa puede visitarse en el marco de VOLTA, exposición que proyecta una mirada sobre las nuevas posibilidades de la pintura contemporánea. Hasta el 22 de octubre HILO Galería - Av. Scalabrini Ortiz 1396. CABA martes a viernes de 15 a 20/sábado con cita previa a hilogaleria@gmail.com - www.hilogaleria.com
4-8 TEATRO Tomando como premisa su última puesta, El Fiord, Silvio Lang reflexiona sobre el presente teatral. Además, obras recomendadas del mes.
10-11 LETRAS Su infancia, la figura de su padre, su mujer y la suya propia queda reflejado en esta saga crudamente autobiográfica de Karl Ove Knausgard.
12-13 Arte Diego Perrotta desembarca en el Palais de Glace con El fuego secreto de la Serpiente: imaginería que devora corazones.
14-15 MÚSICA En dialogó con Llegás, el músico Darío Jalfin comparte el proceso creativo de ultimo trabajo, La ilusión, próximo a presentarse en vivo en Café Vinilo.
16 CINE El 22 de este mes llega a los cines “El muerto cuenta su historia” de Fabián Forte.
18 Noche Dentro de los antiguos muros del CC Recoleta se lleva a cabo el ciclo Radar Música, abriendo el juego a la escena joven independiente.
20-22 BARES Escondido en un edificio circular de Saavedra, Demetria ofrece platos balanceados, ricos y naturales con raíces alemanas.
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? QUIENES SOMOS
Editor Responsable Gustavo Gaona EDITOR DE TEATRO Juan Ignacio Crespo DISEÑO Daniela Sawicki COLABORAN EN ESTE NUMERO Julieta Bilik, Vera Czemerinski y Mara Teit (teatro), Luz Marchio (arte), Martín Caamaño (letras y música), Ximena Brennan (cine), Martín D’Adamo (noche), Ana Claudia Rodríguez (bares). TIRADA DE ESTA EDICION 12 mil ejemplares Publicidad: Ricardo Tamburrano (15 5958 7489, ricardotamburrano@gmail.com y teatro.llegas@gmail.com), Esteban Gallego, www.egmediabrokers.com. Tel: 4861-1721 llegás a buenos aires es una publicación mensual de distribución gratuita, Propiedad de GyH Contenidos Srl, Chile 1507, Piso 2. CP. 1100, CABA. Fundada el 5 de agosto de 2004. Se distribuye en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Registro de marca 2519629. Registro de la propiedad intelectual exp. 347083. ISSN 1668 – 5326. La programación de las agendas puede sufrir cambios por parte de los organizadores. Llegás no se responsabiliza de los mismos.
teatro
la escena nacional está en depresión y no lo sabe Tomando como premisa su última puesta El Fiord de Osvaldo Lamborghini, Silvio Lang reflexiona sobre el presente teatral y las capturas Neoliberales. Es altamente probable que mi devoción por las (auto) exaltaciones químicas (manufacturadas o bien cercanas a los comodities: “brotes” vegetales encanutados) inhiban la tendencia natural a desbordarse por los excesos estéticos y políticos que ha provocado en la crítica teatral el último trabajo de Silvio Lang : El Fiord de Osvaldo Lamborghini. Lo tardío de este artículo obliga a tomar esta ópera contemporánea “popular” apenas como un punto de partida para la reflexión del espíritu de esta época que todos los trabajos de este creador proponen: “Hay que entender que el Neoliberalismo es un código de adaptabilidad de la vida, es una fábrica de la existencia infeliz. Los contextos o los territorios de intervención o de enunciación no son inmediatos. El Macrismo es un paradigma que empezó en el 2001. En esa
época se engendraron dos corrientes distintas el Macrismo en la ciudad y el Kirchnerismo a nivel nacional. El neoliberalismo es como una enfermedad, como una afección del cuerpo, como una pasión. ¿Qué está haciendo el neoliberalismo con nuestras vidas y nuestra potencia vital? Se reproduce con nuestro cognitariado, con la coordinación de nuestras inteligencias. Nos piden que seamos creativos emprendedores; necesita de nuestro intelecto. El capitalismo vive de lo que Marx llamaba el “intelecto general”. Es nuestra capacidad de pensar y nuestra capacidad de hablar y de producir cosas, de trabajar. El neoliberalismo trabaja con nuestra energía vital, quiere que seamos “empresarios” de nosotros mismos, que tengamos un diseño vital, cada uno hoy tiene su propia empresa, tiene “su vida”. La vida como propie-
dad privada. Pero, sin embargo, pensar la vida es considerarla en todo lo que justamente es trans-individual: cosas como el lenguaje, o como la pulsión de producir “pensamiento” juntos, encuentros. El neoliberalismo, en cambio, te propone una serie de ofertas: tenés aplicaciones en el celular para poder garchar cuando quieras; provee unas tecnologías del deseo que de alguna manera circunscriben cuáles son nuestros deseos. Si “cada uno tiene una vida”, la vida colectiva o comunitaria y una existencia trans-individual se vuelve improbable. El asunto es que estamos ontologizados en esa afección Neoliberal. Por otro lado en esta afección en propone la vida como diseño de sí, implica que todos somos artistas. Una sociedad de artistas donde crees que diseñas tu propia vida, ya no como respuesta moral a Dios, si no
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para el mercado. El diseño viene a sustituir a Dios, es lo que dice Boris Groys. Si todos somos creativos, todos somos artistas: hay más gente produciendo que consumiendo imágenes, textos y performances. Entonces, la función del artista o de los que nos llamamos artistas en una sociedad donde todos lo son no puede ser la misma. Esto me lleva a pensar cuales son las nuevas afecciones que tengo que investigar.” Aunque todas sus coordenadas personales podrían ubicarlo como un militante, Silvio Lang se encuentra más cercano al rol de Activista. Toda su erudición conceptual está al servicio de incomodar, de desestabilizar, casi como un Trotski de la Nueva Era pujando por “La desidentificación permanente”. Para esto el texto de Lamborghini (intervenido, adaptado y dramaturgizado por Nacho Bartolone) calza perfecto. La maquinaria escénica de El Fiord no solo desgarra los regímenes de la representación del teatro “cotidiano” si no que es un en-si, paradójicamente accesible, de la Noción de Representación. “ Lamborghini decía algo en relación al Fiord que la Argentina es el país de la Representación porque es el país del peronismo. La argentina moderna culmina en el Peronismo que tiene la capacidad de representarlo todo: si sos gay, si sos obrero, si sos niño, si sos mujer, si sos trans, etc, te representa, te da derechos y te incluye, aunque al precio de adaptarte a sus normas. Hay una serie de ideas de Lamborghini con respecto a la representación. El Peronismo es un gran lector, capturador y administrador de las subjetividades que se manifiestan”. -El Neoliberalismo parece ser el peor de los males, sin embargo, también cuestionaste ciertas aristas del gobierno anterior y la relación aséptica que tenían los artistas con el poder. -Yo escribí un artículo que se llama “El consenso del arte” [textual: en el transcurso de “la década ganada”, la producción artística y semiótica ha resultado marcadamente conservadora, reaccionaria, enclaustrada, realista, anti utópica y principalmente acrítica.] me parece que hubo un confort en el arte, la subjetividad del consumo que produjo el Kirchnerismo, que yo siempre intervine y denuncié desde mi práctica, en mis clases, en mis obras y en mi activismo. El kirchnerismo, en su neodesarrollismo,
“La argentina moderna culmina en el Peronismo que tiene la capacidad de representarlo todo”. es menos permeable a las fuerzas más nocivas del Capital, tiene un inmunidad política fuerte, pero no deja de ser neoliberal. Lo que pasó con el Kirchenerismo en su monopolio de la decisión es que trató a las organizaciones colectivas de la misma manera que trató a las empresas concentradas, o algunos sectores concentrados del poder como la justicia y las fuerzas armadas. La mayor crítica que podemos hacerle, desde mi punto de vista trans-individual, al kirchnerismo es lo qué hizo con las organizaciones sociales ¿por qué no pudo escuchar y distribuir la decisión ahí? Más allá de subvencionar, no pensó con las organizaciones, pensó en términos de macropolítica y pierde las elecciones y poder por la micro-política. Porque hubo una erosión de la subjetividad en la sociedad argentina y el último Kirchnerismo no supo leer que le pasaba a esas subjetividades, y eso es del plano micropolítico. Por eso los coachings ontológicos del macrismo como Durán Barba y Alejandro Rozitchner se pueden volver tan importante, actúan como lectores de lo emergente, pero de lo que, también, se cristaliza más rápido en las subjetividades mediante identidades del realismo capitalista.
-El Fiord fue una experiencia muy intensa pero breve en su exhibición. En el caso que no reestrenen ¿Qué te gustaría que quedara de este trabajo? -Varias cosas: la dignificación del trabajo de la imaginación técnica de los teatros públicos. Vos ves una obra como El Fiord, que se hizo con no mucha plata, con muchas condiciones adversas y precarias, y sin embargo es una súper producción. Que los técnicos argentinos tengan que construir una vara de tubos que sube; todo el movimiento de maquinaras que tiene la obra, varas de tubos fluorescentes; una plataforma que gira, todo eso es para la producción teatral argentina es un quilombo, eso es una dignificación de los laburantes de los teatros públicos, y de los realizadores y también de los funcionarios. Para que haya sensaciones hay que lucharlas, no es lo mismo que poner una mesa y dos sillas. Hacer eso es casi la tarea de un militante, como la vida de un militante que tiene que estar para la causa, las 24 horas del día, como una guerrilla. Hay algo de la adrenalina y de la reacción con “la causa”, que demanda una imaginación del trabajo técnico muy alto. Después la producción de vitalismo en la escena, porque la escena Nacional está en depresión y no lo sabe. Los actores de El Fiord, que son jóvenes y vienen del teatro independiente, se vieron en circunstancias inéditas para ellos, tenían que estudiar un texto que era una partitura musical de 180 páginas, un código que no conocían; ser dirigidos por un director musical y un director escénico; construir un sistema de movimientos basado en conceptos deleuzianos de la sensación, las teorías de la fuerza de Foucault, y el materialismo ensoñado de León Rozitchner. Todo esto sumado a entrar en relación con una espacialidad que no es la del living del teatro porteño, y que era un teatro para 478 localidades siempre lleno, y que el último día el público se agitaba en la calle para poder entrar a ver una ópera contemporánea argentina. Todo eso en un mes y medio de ensayos y 4 funciones. Eso para todos nosotros es un gran shock de vitalismo. Y por muy poca paga, aunque con entradas gratuitas.
Juan Ignacio Crespo
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La suerte de la fea
La mayoría de las veces un buen equipo de trabajo es la condición necesaria para lograr una gran obra artística. Este es uno de los casos que lo confirma. Con la dramaturgia del gran Mauricio Kartun, la dirección de Paula Ransenberg (brillante en los unipersonales Para mí sos hermosa y Solo lo frágil), y la actuación de Luciana Dulitzky, el
trío creador logra potenciarse y dar a luz un espectáculo preciso y conmovedor. Ambientado a comienzos del siglo 20 en Buenos Aires, la trama cuenta la historia de una violinista que en el foso de algún bar del centro la ciudad (por aquel entonces solo aptos para varones) tocaba la música que una hermosa figuranta (de las muy de
moda orquestas de señoritas) simulaba interpretar sobre las tablas. Y es a partir de esta paradoja sobre lo que se oye pero no se ve, desde donde se construye el relato. En esta puesta económica en recursos, el escenario no tiene más que cuatro metros cuadrados. En altura y abalconado, se ubica en una esquina de la sala y cuenta con pocos objetos. Como en una ironía, la suerte y la música del violín (ejecutada en vivo fuera de la escena por Federico Berthet) se escapan de las manos de la protagonista, un personaje delicioso que transita los mil y un estados, y que Dulitzky con su presencia y sobre todo su trabajo vocal, logra recrear para los espectadores. Un viaje a través de los deseos de una mujer que quiere para sí misma una mejor suerte porque sabe que la merece. Pero de eso se trata: de lo arbitrario y escurridizo, de lo que se oye, pero no puede verse. Julieta Bilik Dramaturgia: Mauricio Kartun. Dirección: Paula Ransenberg. Interpretación: Luciana Dulitzky. Timbre 4, México 3554; domingos, a las 17hs; $180.
Mala Madera
Mapa de situación: Una carpintero metodista y su mujer esperan al hermano de ella que viene desde Buenos Aires. Los acompaña un joven peón, adoptado por la pareja para ayudarlo a adiestrar su turbio camino. A partir de este indicio, comienzan a surgir conflictos anclados a las relaciones familiares, la comunicación, el va-
lor de la verdad y el rumoreo y los relatos sobre lo ético. “Mala madera” funciona en sus climas, avanza de manera parafernálica con una escenografía minuciosa. En una ciudad donde nos encontramos con diferentes estéticas, políticas de producción, poéticas innumerables, Cremonesi aborda la escena desde el teatro represen-
tativo, vinculado al realismo más violento. Así entonces, elije instalarnos en una atmosfera donde lo masculino y lo regional lo atraviesan todo, desde la situación, los tiempos, el tono, la pesadez, el hastío, hasta incluso la posición que toma la actuación en torno a la interpretación, donde la mirada parece tomar distancia apelando a cierta representatividad meticulosa. Las actuaciones embisten al grotesco y lo confrontan y exponen la labor de lo particular, como si su cuerpo fuera el espacio que contiene al acontecimiento. Es entonces que estos personajes que impactan por “reales”, chocan ante la llegada de otro cuerpo más sobrio, más liviano, que molesta e impone por su simple presencia, una incomodidad que se irá estructurando dramáticamente. Mara Teit Dramaturgia y Dirección: Diego Cremonesi Elenco: Federico Aimetta, Jorge Eiro, Eduardo Pérez Winter, Felicitas Kamien. Beckett Teatro, Guardia Vieja 3556; Domingos a las 18; $150 / 130
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Othelo
¿Estamos ante un espectáculo de clown? Desde el principio, un Yago brechtiano nos señala: “Esto no es clown, es Shakespeare” La traición, las pasiones, la violencia, el asesinato, que movilizan esta tragedia, se desarticulan y se reacomodan desde esta lógica clown que impone Chamé, sin perderse en el delirio descontrolado, aprove-
chando con maestría la tensión dramática y el laberinto de situaciones que desarrolla el más puro Shakespeare. El trabajo de todo artista es tratar de buscar una manera de ir más allá de su propia visión de las cosas, de su propia lectura de la realidad. Estamos frente a frente, ante actores que son puro presente, que abordan la
poesía con una literalidad delirante, donde cada momento de tensión es perfecta excusa para fragmentar una imagen en infinitos significados, donde cada uno invita a un juego diferente. Los cuerpo comprometidos con cada oportunidad de fuga, nos permiten ver cómo, detrás del personaje aparece constantemente el payaso, luchando por salir e imponerse. Chamé nos propone un juego apabullante, que nos permite encontrarnos con un Othelo desacartonado, libre de solemnidad. Cuatro años después de su estreno y luego de haber viajado por varias ciudades del mundo y poniendo a prueba esta máquina que articula lo cómico y lo trágico, lo inocente y lo siniestro, no pierde la frescura y se actualiza función a función. Mara Teit Adaptación y Dirección: Gabriel Chamé Buendía Elenco: Matías Bassi, Julieta Carrera, Hernán Franco, Martín López Carzolio. Reemplazos: Elvira gómez; Gabriel Beck La carpintería, Jean Jaures 858; Jueves a las 21 y viernes a las 20; 250 / 200
SVABODA
A simple vista nos encontramos con una pareja de rusos en la pampa, y la visita de un abogado local que llega para resolver un problema pendiente. Pero, dejándose llevar por la lógica que el mismo Cappa plantea, casi podría tratarse de una especie de pampa rusa en la que no se sabe bien quién juega de extranjero. Igual, no es aquí ése el punto:
aunque Sbavoda nunca pierda su identidad local (certificado de origen marca Cappa, ¿quién más hablaría de la “Era Kempes”?), son los detalles y tiempos con los que va hilando la historia, los que hacen que una situación en apariencia simple se vaya convirtiendo gradualmente en delirante y a la vez esencial, como si lograra, a través de una
imprevisible pero sólida estructura dramática, ir al hueso y llegar a lo que –en el fondopuede pasar en el nivel más humano de las personas. Hay acá un dramaturgo y director que conoce bien la materia de la que está hecho el teatro y la usa a su favor; su trabajo, en el mejor de los sentidos, está presente durante toda la obra. En ese contexto, una salvedad: la iluminación es plana, casi sin cambios. ¿Tal vez al estar en una nueva sala, en su traslado la puesta haya perdido algo que tenía en su lugar de origen? Como sea, y mucho más allá de ese punto, Svadoba late, está bien viva, y se nota; incluyendo a los actores y el uso del lenguaje: el “ruso” de Gulluni y Nevole es puro juego; lo mismo la actuación de Chao. Lo de Cappa y su troupe es, con certeza, un festejo: puro teatro. Vera Czemerinski Autor y director: Bernardo Cappa. Con Pablo Chao, Aníbal Gulluni, Laura Nevole. Teatro Border, Godoy Cruz 1838. Domingos a las 19:30. Entradas $ 200 / 150
LETRAS
pliegues de recuerdo SU INFANCIA, LA FIGURA DE SU PADRE, SU MUJER Y LA SUYA PROPIA; CADA ASPECTO DE LA VIDA DEL ESCRITOR KARL OVE KNAUSGARD QUEDA REFLEJADO EN ESTA SAGA CRUDAMENTE AUTOBIOGRÁFICA. En los dos primeros tomos de Mi lucha -la saga con la que el escritor noruego Karl Ove Knausgard se propuso registrar exhaustivamente su vida, manteniendo los nombres reales de todos los involucrados, empezando por el suyo- la temática central de cada libro no era tan explícita como los dos que les siguieron. Tal como se deja entrever en los subtítulos de cada tomo, el primero (La muerte del padre) gira en torno a la figura paterna y el segundo (Un hombre enamorado) en torno a Linda, la actual esposa de Knausgard y madre de sus tres hijos. Estos dos volúmenes iniciales son hasta el momento los únicos que podrían leerse como novelas autónomas, sin depender de los demás tomos de la saga. ¿Por qué? Porque a pesar de que las novelas profundicen sus respectivos temas centrales dejan un espacio para lo inesperado. La principal diferencia radica en que tanto en La muerte del padre como en Un hombre enamorado el presente de la enunciación no sólo irrumpe constantemente sino que tiene tanto peso como el pasado evocado. Se podría decir que hay dos Karl Ove nítidos, que muchas veces funcionan como dos personajes distintos: el que vive mientras escribe y reflexiona sobre aquello que escribe y el que aparece confeccionado por la máquina del recuerdo. Es por eso que la voz de este primer Karl Ove, muy presente en estos dos primeros tomos, puede perderse en ideas que no siempre son funcionales al tema central del libro. De ahí sus impresiones sobre literatura, música, pintura, costumbres, sentimientos, etc. A partir de La isla de la infancia, tercer tomo de Mi lucha, la narración se acota, se cierra sobre las mallas de la temática en la que pretende ahondar: en este caso la infancia. Ya no hay espacio para las digresiones del presente. De este modo, a medida que los libros van precisando el foco también pierden espesura. Salvo por ese tan brillante como inesperado comienzo en tercera persona -el procedimiento al que recurre Knausgard para materializar los recuerdos imposibles de un bebé- La isla de la infancia se ocupa únicamente de los días del Karl Ove niño sin
mayor participación del adulto, más allá de su tarea de ponerlo por escrito. Algo similar pasa en Bailando en la oscuridad, el cuarto tomo de la saga, que cubre el periodo de la adolescencia del autor. “Esto solo podría haberlo escrito un hombre de cuarenta años. Yo tengo ahora cuarenta, la misma edad que mi padre tenía entonces, estoy sentado en mi piso de Malmö, en las habitaciones contiguas duerme mi familia (...) Los mediados de los ochenta resultan tan lejanos ahora como los cincuenta entonces. Pero casi todos los seres de esta historia todavía están por ahí”. Ciento ochenta páginas hay que esperar para que el presente de enunciación aparezca y el Karl Ove adulto se manifieste. Y así como aparece se esfuma sin dejar rastros, como un mensaje de Misión imposible o bien de Snaptchat. Menos de media página, un pequeño apartado que solo sirve para recordarnos que ese otro Karl Ove está ahí agazapado, en cada palabra, en cada frase, en cada reflexión, y listo. Bailando en la oscuridad ocupa un año en la vida de Karl Ove, cuando con dieciocho años se instala en Hafjord, un pequeño
pueblo pesquero, para trabajar como profesor de colegio. Pero Knausgard siempre es más complejo de lo que aparenta. Porque durante ese año, el joven Karl Ove evocará otras zonas de su adolescencia. Guiado por el recuerdo de la primer borrachera, Knausgard nos retrotrae dos años atrás. Lo interesante es que ya no es solo el Knausgard adulto y escritor el que rememora sino también el Karl Ove de dieciocho años que evoca al de dieciseis. De este modo todo Mi lucha empieza a acumular capas de pasados, distintos pliegues de recuerdos. La historia central de la novela es simple. Todo el arco dramático de Bailando en la oscuridad se basa en la pérdida de la virginidad. Hasta podríamos arriesgar que para Knausgard toda la adolescencia se resume a este hecho: al deseo de dejar de ser virgen, las frustraciones para conseguirlo y por fin la consumación del acto sexual. Pero si ponemos este tomo en relación con sus predecesores el libro tiene mucho más cosas para decir. No es sino hasta Bailando en la oscuridad que la suma de las partes empieza a ser más importante que cada tomo por separado. Si estos últimos tomos se vuelven inconsistentes leídos fuera de su contexto, pensados como una parte más de un único y desbordado libro (Mi lucha) automáticamente adquieren mayor potencia. Llegado a este punto de la saga, es Mi lucha lo que se vuelve un mundo autónomo y autosuficiente. Porque cada tomo empieza a dialogar en serio con los demás. Los sucesos ya no remiten solo a porciones de realidad extraídos por fuera de la obra -la vida del autor- sino también a escenas que vienen de los otros libros de la saga. Es decir que a lo largo de estas cuatro entregas, Knausgard logra reduplicar la realidad y evocar no solamente lo vivido sino también lo escrito. “Los hombres que disparaban a las ratas se marcharon, los dos niños sacaron dos sillas y una mesa en el bosque y se sentaron a leer revistas pornográficas. Uno de ellos, que se llamaba Gabriel, metió la picha en el cuello de una botella y notó de repente un terrible pinchazo”. Este es un trecho de un cuento que, inspirado por Hemingway, el joven Karl Ove compone
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en su casa de Hafjord. Leído así, sin más información, es un pasaje intrascendente. Pero para aquellos que ya han leído en orden cada uno de los tomos de Mi lucha el mismo trecho se vuelve significativo. Todo lo que le pasa a Gabriel -el bosque, la revista pornográfica, la botella- ya lo leímos en La isla de la infancia. En este caso narrado con el propio Karl Ove -un niño de unos doce años- como protagonista. Este efecto va a repetirse a lo largo de Bailando en la oscuridad. Con el padre, por
ejemplo, que en modo alguno es una figura exclusiva del primer tomo sino que está presente en casi todos los conflictos principales de Mi lucha. Sabemos que va a convertirse en un alcohólico hasta el día de su muerte y es en Bailando en la oscuridad que advertimos las primeras señales de su alcoholismo. Y podríamos seguir señalando ejemplos -la relación con Jean Vidart, con su hermano, con su abuela paterna- pero nada se compara a la sensación que provoca en el lector el cuento
hemingwayiano que esboza el joven Karl Ove. Tal vez porque el recurso es más complejo. Sin duda es otro de los puntos en que Mi lucha se muerde la cola, porque en el que anida el germen de querer narrar la propia vida. La única diferencia entre ese adolescente que escribe y el adulto que escribe ahora es que este último ya no necesita camuflar lo real con la ficción sino con más realidad. martín caamaño
I gustavo barugel
ARTE
insistencia de la sombra DIEGO PERROTTA DESEMBARCA EN EL PALAIS DE GLACE CON EL FUEGO SECRETO DE LA SERPIENTE: IMAGINERÍA QUE DEVORA CORAZONES. Pequeños dioses luminosos juegan con la serpiente. Salen de los muros y una claridad dolorosa se apodera de ellos. Los dioses son inocentes, como es inocente la serpiente cuando mata. Está en ella su veneno, su necesidad de brillar y desplegarse porque solo ella sabe de la precisión del universo, bello e inútil. Las formas guardan para sí un secreto que Diego Perrotta nos revela en una entrevista exclusiva para Llegás: Sos un artista joven pero tenés un largo camino recorrido ¿Cómo haces para sostener la obra a lo largo del tiempo? Es verdad, hace mucho tiempo que vengo trabajando. No sé si tengo una fórmula. Más bien, te diría que hay algo que manejo de forma instintiva y natural. Es algo que fui construyendo de a poco. Trabajo en series y creo que una de las cosas que más me importa es estar profundamente compenetrado con las ideas, sin apresurar los tiempos, disfrutando de cada paso. Soy un artista con las manos en la masa, que disfruta de los oficios, del trabajo con la materia. Eso es algo que me define. En el tiempo fui comprendiendo lo que mi obra decía y fui ajustando algunas cosas en el plano conceptual, a partir de diferentes ejes temáticos.
¿Cómo es tu proceso de trabajo? Como dije anteriormente, me centro mucho en el oficio: pintando, dibujando. Para mí lo importante es estar en el taller, insistir. En estos tiempos donde hay una exacerbación de la imagen y una cultura de consumo vertiginoso, mi preocupación pasa por detenerme en el tiempo y tratar de que mis obras hablen y además que haya una coherencia en mi camino. Disfruto mucho de los procesos, de transitar despacio, según cómo lo requiera la materia o el trabajo de investigación que hago para cada serie. Me gusta mucho leer e informarme. Creo que el ciclo se cierra cuando la obra llega a los espectadores, cuando te cuentan qué sintieron al estar frente a una de mis imágenes. Es muy enriquecedor recibir devoluciones. En ese contrapunto, siento que la obra de una u otra manera va llegando profundamente a las personas. ¿Crees que los nuevos modos de circulación del arte contemporáneo modifican la producción de los artistas? Es una pregunta amplia porque el terreno de las artes visuales es bastante movedizo. Creo que estamos pasando un momento de crisis. Muchas veces pienso en la crisis de la imagen y también en la crisis del sujeto
artista. Hay mucho enrosque en torno a estrategias, mecanismos y modos de hacer y de llegar. Obviamente, como artista tengo mis preocupaciones pero creo que no hay que perderse tanto en eso. Uno nunca debe abandonar el momento mágico de conexión con la obra, con el propio discurso. No quisiera que mis palabras se confundan con un mensaje zen, por favor (risas) Básicamente, lo que quiero decir es que lo más importante es hacer obra. Sin eso, no hay nada. A lo largo de tu carrera creaste diferentes personajes. Ahora hay uno nuevo: La Serpiente. ¿Cómo surgió este personaje? Claramente, mi personaje emblemático es el Matasiete, este justiciero del pueblo. También están El Guardián, El Diablo, entre otros. Utilizo estas figuras para dialogar con la simbología popular que también es parte de mi propia vida. Me crié en el barrio de Liniers, donde hay mucha mezcla de culturas. En los últimos tiempos, apareció La Serpiente, personaje protagonista de mi próxima muestra. Esta serpiente dragón es un hilo conductor que me sirve para hablar de ciertas cosas. Puede tomar diferentes formas, tomar el aspecto de otros, aparece en nuestros sueños, se introduce en nuestros corazones y termina apoderándose de nuestra realidad.
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EXCÉNTRICOS Y SUPERILUSTRADOS
Con Javier Villa, Sofía Dourron y Laura Hakel, la exposición reúne artistas históricos de la escena cultural de porteña. Alejados de las tendencias son artistas que abren nuevas vías de pensamiento basadas en la multidisciplinariedad y en una concepción del arte como forma de vida. La exhibición incluye obras de Alberto Greco, Benito Laren, Delia Cancela, Edgardo Antonio Vigo, Federico Manuel Peralta Ramos, Laura Códega, León Ferrari, Luis Pazos, Lux Lindner, Pablo Suárez, Xul Solar y Zoe Di Rienzo, entre otros. Hasta el 23 de octubre. MAMBA Av. San Juan 350. Mar. a Vier. de 11 a 19. Sáb, Dom y feriados de 11 a 20. $20 Martes gratis.
¿Cuál es la propuesta de la próxima muestra? La muestra, El fuego secreto de la serpiente, reúne obra de los últimos tres años de mi producción. Abarca diversas disciplinas: pintura, dibujo, acuarela y escultura. En esta oportunidad, presento a la Serpiente y El Dragón - figuraciones del mal y endiablados seres como personajes antagónicos del emblemático Matasiete, justiciero y defensor del pueblo. A través de estos personajes construyo un relato donde la metáfora y la cita irónica se convierten en recursos fundamentales. La exposición refiere a diferentes batallas donde las figuras aparecen como criaturas híbridas, al acecho. Ocultos desde hace tiempo, estos personajes esperaron en la oscuridad el momento indicado para atacar. Me interesa el cruce espejado de lo humano con sus reflejos monstruosos da cuenta de una visión crítica y abarca múltiples ángulos tanto en
el plano formal como en el discursivo. Como artista, ¿qué cosas te quedan pendientes? Hay algo que me está dando vueltas en la cabeza, últimamente. Me encantaría poder documentar todos estos años de trabajo en un libro. Creo que eso sería un proyecto muy emocionante. Claro que si lo cumplo, va a aparecer otra cosa. Siempre estoy pensando, soñando. Como bien dijiste: soy artista. LUZ MARCHIO
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el fUEGO SECRETO DE LA SERPIENTE Hasta el 22 de noviembre Palais de Glace - Posadas 1725 / Av. Del Libertador 1248 Martes a viernes de 12 a 20/ sáb., domingos y feriados de 10 a 20. Gratis
Llega a Argentina la primera retrospectiva de Kazimir Malevich en latinoamérica, producida y organizada por Fundación Proa junto al State Russian Museum, con la curaduría de la especialista Eugenia Petrova. La exhibición presenta un recorrido de toda su obra: desde los inicios de su carrera con las pinturas simbolistas, su paso por el Cubo-Futurismo, el inicio del Suprematismo y luego las extraordinarias pinturas sobre campesinos, paisajes urbanos y sus célebres retratos. La magia del artista en una única exhibición que incluye sus trajes para la obra de teatro “La Victoria Sobre el Sol” y una extensa documentación sobre la vida y el contexto social y político en el que se desarrolló. Hasta noviembre en la Fundación Proa - Av. Pedro de Mendoza 1929. Martes a domingo de 11 a 19hs. Gratis. www.proa.org
MÚSICA
síntesis de distintos lenguajes EN DIALOGÓ CON LLEGÁS, EL MÚSICO DARÍO JALFIN COMPARTE EL PROCESO CREATIVO DE su úLTIMO TRABAJO, LA ILUSIÓN, PRÓXIMO A PRESENTARSE EN VIVO EN CAFÉ VINILO. Hasta la fecha el músico Darío Jalfin editó cuatro discos solista, dos en dúo con otros artistas - Entre los dos, junto a María Ezquiaga y El hijo principal, junto a Lucas Martí- y además cuenta con una extensa carrera como productor, arreglador e instrumentista. Pero recién en 2012, con la salida de Entre otros - un disco de canciones interpretadas únicamente con piano, vientos y cuerdas-, pudo condensar gran parte de sus inquietudes musicales. Tal vez gracias a esa instrumentación precisa y acotada, casi dogmática, Jalfin logró hacer convivir con naturalidad composiciones complejas, que tienen como herencia la más refinada tradición latinoamericana (Chico Buarque, Leo Masliah, Spinetta, Litto Nebbia) junto con su formación clásica, sin perder cierta impronta pop que lo acompaña desde sus primeros discos. Esto volvió a Jalfin un artista un poco inclasificable, dificil de encasillar en un género o en una escena determinada. Por eso se lo puede ver compartir escenario con gente vinculada al jazz, al folklore o al rock sin dejar de ser fiel al estilo que él mismo se encargó de ir delineando a lo largo de todos estos años. Ahora, con La ilusión, su flamante nuevo disco, parece depurar la búsqueda de Entre otros, agregando batería y bajo, con un sonido más cándido o inclinado levemente hacia el pop y rodeando-
se de músicos invitados -como Fito Páez, Lucio Mantel o Loli Molina- que en cierta forma hablan también de esa búsqueda. “Creo que mi búsqueda tiene que ver con sintetizar y resumir distintos lenguajes”, afima Jalfin. “Además de lo clásico y lo pop en La ilusión hay una presencia fuerte de la música popular argentina, se filtra algo de la uruguaya y de la brasileña y siempre hay un espíritu que me liga al jazz y me lleva a rodearme de músicos que vienen de ahí”. ¿Y cómo se gestó este nuevo disco ? En una primera instancia La ilusión fue concebido como una continuación de Entre otros y yo pensaba en que tuviera la misma formación acústica. Pero después arreglar algunas canciones decidí abrirme a buscar sonoridades distintas para cada una. En ese proceso fue clave un encuentro con Axel Krygier, que escuchó lo que tenía y me hizo una devolución muy completa que me ayudó a definir el rumbo que después tuvo la producción del disco. Pensando en mi discografía, creo que en cada nuevo disco voy sintetizando elementos de mis discos anteriores, es como si me fuera remixando de alguna manera. Siempre dialogo con lo anterior y me gusta seguir investigando las combinaciones posibles entre mis influencias, que son variadas, y
encontrar novedades en mi lenguaje como compositor y arreglador. Así que siento que La ilusión es el disco que mejor me refleja como artista, espero que hasta el próximo. La ilusión tiene algunos invitados destacados que dejaron una marca muy fuerte en el disco. ¿Cuál fue la experiencia de trabajar con ellos? Fueron todas experiencias memorables. Creo que la clave está en que cada uno fue convocado a partir de cada canción y no desde mi intención previa de que estén. Eso le dio una naturalidad a cada grabación y lo más interesante fue que cada uno, con su forma de interpretar, me hizo resignificar las composiciones. En el caso de Fito directamente decidí volver a grabar mi voz entera. Después de que pasó por el estudio la canción ya no era la misma. ¿Cómo surgieron las versiones de “La balsa” y “Dulce condena? ¿Cómo las trabajaste? ¿Qué tiene que tener una canción para que se te ocurra versionarla? Siempre que grabé versiones surgieron desde un lugar muy lúdico y espontáneo. Son como apariciones en el camino... encontrarme a mí mismo buscando alguna variante a canciones que me gustan. El caso de “Dulce condena” fue muy particular, porque una mañana caminando por la calle empecé a canturrearla para mí mismo y me di cuen-
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ta que le estaba cantando con un compás distinto del original... me compré una birome en un kiosko, pedí un pedazo de papel y empecé a anotar lo que estaba haciendo. Cuando llegué al estudio empecé a armar el arreglo que quedó, para el cual después convoqué a Loli Molina a cantar. También versionaste el poema “Everness”, de Borges, que lo tocás en vivo y no quedó en el disco. ¿Qué pasó? Pasó que tuve algunas conversaciones con María Kodama, que me trató con mucha amabilidad, pero finalmente me dijo que solamente me autorizada a recitar el poema sobre la música pero no a cantarlo. Parece que La ilusión tenía que tener una desilusión... porque además iba a participar de esa canción Lisandro Aristimuño. “Si hay que elegir” lo compusiste con Lu-
cas Martí. Ya colaboraste en proyectos de él y ahora fue al revés. ¿Cómo fue? Es una canción de la cual yo ya tenía la música y, por el tipo de melodía, me pareció que el Lucas podía hacer una letra que le aportará otro punto de vista a la composición. El proceso fue igual de fluido que todas las colaboraciones anteriores con Lucas. Tenemos una conexión fuerte en lo musical y además nos complementamos especialmente bien para avanzar en la concreción de distintos proyectos. Trabajamos para la música, digamos. El 22 de septiembre es la presentación de La ilusión. ¿Qué podés adelantar de ese show? Lo que puedo adelantar es que la energía que se genera con el grupo es algo muy especial. Se dio algo mágico en la com-
binación de los timbres, la energía de los músicos y lo que proponen las canciones. Bauticé al grupo Dario jalfin y Los Alquimistas. Tocar mi música con artistas de ese nivel es un honor. También estarán como invitadas María Ezquiaga (Rosal) y Christine Brebes en violín. Está la idea de que cante Lucio Mantel, que estará llegando de gira por esos días. Esperemos que se concrete también. ¿Vas a seguir manteniendo en vivo la formación del disco? En la presentación en Café Vinilo tocaremos con el grupo completo. Pero también estuve haciendo shows en cuarteto, en formato banda, con batería, bajo, guitarra y piano y el espíritu del disco se mantiene. MARTÍN CAAMAÑO
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Jueves 22
El pianista y compositor presenta “La ilusión”, su flamante último disco en compañía de una banda de músicos excepcionales, compuesta por bajo, batería, cuerdas y vientos. El show también contará con algunos de los destacados invitados que participaron en el álbum. A las 21hs en Café Vinilo (Gorriti 3780). Entradas: $150.
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Viernes 23
El dúo británico – integrado por los hermanos Guy y Howard Lawrence - ha deslumbrado con sus presentaciones en los más importantes festivales del mundo. Ese aclamado espectáculo de pop y música electrónica por fin llega a Buenos Aires. A las 21hs en el Luna Park ( Av. Madero 420). Entradas desde $800.
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Viernes 7
La excelsa cantante y compositora, revelación en Estados Unidos y Europa, llega por primera vez a Sudamérica a presentar “Have you in my Wilderness”, elegido como el álbum del año por las revistas Mojo, Q y The Wire. Imperdible. A las 21hs. en Niceto Club (Av. Niceto Vega 5510). Entradas anticipadas: $600.
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CINE
hombres humanos, mujeres vampiras EL 22 DE ESTE MES se estrena ‘EL MUERTO CUENTA SU HISTORIA’, SU DIRECTOR VIENE RESONANDO CON ‘LA CORPORACIÓN’ Y ‘SOCIOS POR ACCIDENTE’. Ahora vuelve a pisar fuerte. Luego de estrenar en cines hace unos años una rareza interesante como fue La Corporación (2012), un atrapante thriller protagonizado por el siempre brillante Osmar Núñez y la bella Moro Anghileri, el cineasta Fabián Forte se dispone a encarar un proyecto totalmente diferente: El muerto cuenta su historia, un relato de terror con tonos de comedia que hace honor a aquellos films de los años 90. Seguramente a muchos les recuerde a la serie Cuentos de la Cripta, por ejemplo, en algunas de sus escenas y banda sonora. Protagonizada por Diego Gentile, con Emilia Attias, Julieta Vallina y Viviana Saccone, la película realiza una especie de crítica ácida e irónica al mundo de los machistas. Y Gentile aquí encarna a uno: un director de publicidades infiel que se regodea de su talento y lo utiliza para conquistar mujeres. Tal es así que cae en manos de tres diosas vampiras celtas que encararán una feroz venganza contra él y todo hombre de similares características. La locación principal para llevar a cabo el rodaje fue una antigua casona en el barrio de Chacarita que anteriormente funcionaba como taller textil y que ahora hace las veces de estudio de filmación, lugar ideal para ambientar esta historia perfectamente moderna, pero que tiene tintes barrocos y un dejo de nostalgia por aquellas películas
clásicas como Un hombre lobo americano en Londres (1981), Noche de miedo (1985) o – más actual- Las Brujas de Zugarramurdi (2013), de Alex de la Iglesia. Las referencias son muy claras en la cinta de Forte y él no tiene problema en reconocerlo: “El germen de esta película fue mi interés por celebrar mi amor por el género de vampiros. Después de Mala carne (uno de sus primeros films) me quedé con muchas ganas de hacer un largometraje de vampiros pero con más presupuesto”, indicó. En esta mezcla de género fantástico con humor negro, vemos nuevamente a Moro Anghileri, esta vez encarnando a la esposa de Angel -este adicto a las mujeres del que se habló antes- quien además comienza a interiorizarse poco a poco sobre la existencia de esta secta de poderosas que encararon hace muchos años una lucha por establecer un matriarcado en la Tierra. Forte además viene de filmar en conjunto con Nicanor Loreti (otro referente muy importante del cine de género nacional) Socios por accidente (2014) y Socios por accidente 2 (2015), películas más bien comerciales, que formaron parte de la cartelera más taquillera. Con El muerto cuenta su historia, el director vuelve a sus orígenes y desempolva un viejo guión que llevaba escrito hace tiempo, convocando a Nicolás Britos, quien -según cuenta-
aportó una mirada crítica social que la trama no tenía. Es evidente el arduo trabajo de caracterización de los personajes, en especial de las tres vampiras asesinas, de Coco (interpretado por Pablo Pinto) y Norberto (Lautaro Delgado), uno de los mayores desafíos no sólo de esta película, sino del cine nacional en general. “Una de las mayores complejidades del film son sus efectos de maquillaje y prótesis, porque requieren muchas horas de caracterización. Hay muy pocos efectos en postproducción y un ochenta por ciento de la película está construida en base a una cuidadosa planificación y a un montaje bastante complejo y rítmico”, destaca el director del cortometraje Celo, además actor y reconocido Asistente de Dirección de numerosos largometrajes. El muerto cuenta su historia podrá disfrutarse en pantalla grande el 22 de septiembre como una de las producciones de género que vuelve a pisar fuerte en el ámbito nacional, seguramente con estreno tambén en el interior del país. Fabián Forte es uno de los cineastas que reivindican no sólo el cine argentino sino la labor de otros artistas de género que están teniendo cada vez más voz y espacio en la producción nacional. XIMENA BRENNAN
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noche
a cantar a la capilla DENTRO DE LOS ANTIGUOS MUROS DEL CENTRO CULTURAL RECOLETA SE LLEVA A CABO EL CICLO RADAR MUSICA, ABRIENDO EL JUEGO A LA ESCENA JOVEN INDEPENDIENTE. El Centro Cultural Recoleta es un laberinto de performances. Cada puerta que se abre conduce a un universo de interpelación artística, como una gran entidad multifacética que desde las alturas de su enclave, silenciosa pero imponentemente convoca a adentrarse. Su inquieta personalidad está poblada de propuestas disciplinarias que parecen mimetizarse con su estética, claramente atravesada por una fuerte conjugación de contemporaneidad y pasado. Esta suerte de ductilidad está presente desde que, a comienzos del siglo XVIII se erigió como convento franciscano (de la orden de los Recoletos, dándole origen al nombre del barrio), para pasar a ser luego academia de dibujo, escuela de agricultura, prisión, cuartel (cuando alojó a las tropas del General Lavalle que iniciaron la rebelión que terminó con el fusilamiento de Dorrego); más tarde se transformó en el primer Hospital de Clínicas de Buenos Aires, a la par que funcionaba un asilo para enfermos mentales; luego fue hospicio de mendigos, de inválidos y finalmente de ancianos, hasta que recién en 1980 fue convertido en un gran centro cultural. En este actual submundo atravesado de realidades y fantasías existe una programación que guía los caminos y los días, como para no aturdirse con las múltiples ofertas que se brindan. Entre ellas se destaca el Ciclo Radar, que aborda disciplinas como la
música, el teatro, el cine y las artes visuales, siempre buscando promover a la juventud independiente sub-30. Los miércoles la excusa para atender el llamado interpelante es el Ciclo Radar Música, cuya propuesta va más allá de un simple recital ya que comienza con una previa musicalizada por un DJ en el llamado Patio del Tilo, junto al añejo árbol, mientras se puede tomar un vaso de birra, un poco caro, aunque totalmente compensado por el valor de la entrada al show, que cuesta sólo $ 30, además de tener 2 x 1 para jóvenes menores de 30. Antes de que se abran las puertas de la Capilla, donde se presentan las diferentes bandas, se puede aprovechar también para recorrer el patio y las terrazas, donde subsisten fragmentos de antiguos muros y los restos de arcos que pertenecían al convento; o por qué no explorar aquellas intervenciones de acceso libre que tienen lugar dentro de las salas del Centro Cultural. Pero a las 21 hs. conviene estar listo para ingresar a la Capilla para no perderse nada de las dos bandas o solistas que tocan cada miércoles, hasta noviembre inclusive. Durante septiembre se presentarán Sofía Viola, Paula Maffia, La Gran Pérdida de Energía y Anamoli, entre otros. Para octubre Maxi Prieto, Las Diferencias, Peces Raros y Tototomas son algunos de los que participarán del ciclo. Cabe destacar que el año próximo
está planificado continuar con el Ciclo Radar, con la novedad de que la selección de artistas se realizará por convocatoria abierta, a través de un reconocido jurado. La Capilla donde sucede la función guarda esa coherencia de conjunción de tiempos actuales y pretéritos, manteniendo un estilo neogótico que contrasta con la infraestructura y equipamiento de última generación. Además está preparado para algo más de un centenar de asistentes (afortunadamente para los que no somos tan jóvenes) sentados en cómodas butacas, y gracias a la disposición escalonada estilo cine, de cualquier lado se ve bien, aunque lo más importante en cuestiones musicales es escuchar. Al finalizar los recitales el Centro Cultural Recoleta ya va cerrando las puertas, recordando que se está a mitad de semana y que sus sombras del pasado, esas que forman parte del folklore barrial, a pesar de hallarse agitadas por la efervescencia del presente, también necesitan descansar. MARTÍN D’ADAMO
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Radar Música Centro Cultural Recoleta, Junín 1930 Miércoles a las 20.Entrada: $ 30 centroculturalrecoleta.org - info@ teatrociego.com
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BARES
vivirás cien años ESCONDIDO EN UN EDIFICIO CIRCULAR DE SAAVEDRA, EL RESTAURANTE DEMETRIA OFRECE PLATOS BALANCEADOS, RICOS Y NATURALES CON RAÍCES ALEMANAS. Cuando eran chicos, sus amigos de la escuela desayunaban leche con chocolate y tostadas con manteca. Pero los hermanos Kaufer, no: Max y Christian se sentaban cada mañana, religiosamente, frente al recipiente que su madre, la señora Kaufer, había llenado antes a base de muesli, zanahoria rayada y frutas secas. En la Argentina de los ochenta, convengamos, esta costumbre importada por la familia alemana era poco menos que marciana. Era rarísima. Pero el tiempo pasó y los chicos crecieron. Crecieron bien, porque ahora están fuertes y tienen un aspecto lozano a sus cuarenta y pico años. Por eso probablemente -para atajar el brío teutón- decidieron, en 1998, encerrar la esencia de esa mesa inverosímil de infancia en un local del barrio Saavedra, en Buenos Aires. (Hace dieciséis años, sí. Ellos acababan de volver de Alemania, donde vivieron toda una década, aunque en esta ciudad los tiempos eran todavía otros: restaurantes vegetarianos, uno o ninguno. El auge verde tardaría en llegar otros diez años a la vida porteña). Desde entonces, desde 1998, en un edificio circular de arquitectura inesperada, abre sus puertas cada día Demetria. Cada día y cada noche, como la de hoy, un viernes de otoño con todas sus mesas llenas. El medio centenar de clientes revisa la carta bajo una luz tenue y un ambiente sutil,
de jazz. En la oferta hay ensaladas, de pollo grillado o quesos y arándanos; ceviche, salmón o palitos de mozzarella como entrantes; sándwiches con harina integral; o algunos platos de pasta. Naturalmente, hay un espacio privilegiado para “los vegetarianos”: lomitos de seitán, burguer de quínoa y espinaca o milanesas integrales. Pero en esta carta, atención carnívoros, también hay lugar para los ojos de bife o las milanesas de ternera. Y es que según la opinión de Max Kaufer (que es quien lleva hoy el negocio junto a su socio Mario Lauriente): “Se trata de una gastronomía saludable en la que se puede encontrar de todo: cereales, semillas, pescado, legumbres, pollo, vegetales, carne roja o algas. El secreto en la alimentación está en que la suma sea equilibrada”. En Demetria no hay embutidos, no hay enlatados, no hay frituras. El 70% de sus verduras son orgánicas, como el vino (hay más de 45 botellas) y el café. ¿Y la carne roja no está certificada? “No”, responde el propietario, “no existe en Argentina. Todavía no hay mercado suficiente, falta conciencia. Aunque de a poco va aumentando la demanda”. Mientras Kaufer habla, llega a la mesa un jugo fresco de remolacha, zanahoria, pepino, limón, naranja, jengibre y miel. Junto a un plato de buñuelos de espinaca acompañado de un humus glorioso. “La
cocina es experimentar, animarse y hacerlo”, dice Kaufer. Él encuentra la inspiración, a veces, en otros restaurantes donde va a comer, pero sobre todo en los libros de gastronomía alemana que trae consigo cada vez que va a visitar su patria de origen, donde el cuchillo y el tenedor se llevan bien con lo natural y lo orgánico. En un rato, llegarán a la mesa las arepitas de mijo rellenas de queso, con puré de calabaza, crema de espinaca, salsa criolla y brotes de alfalfa. Y para coronar el banquete, un postre soberbio de manzana con helado y confitura de frambuesa. Así es que cuando uno abandona el lugar, no tiene más que agradecerle a la tierra, a su fertilidad y a la diosa griega que los protege. Demetria. ANA CLAUDIA RODRÍGUEZ
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DEMETRIA Ramallo 2626, 4703 0020 De martes a domingo de 12 a 15.30 y de 20 a 24; lunes, de 12 a 15.30 Ambiente, relajado; atención, muy buena; recomendación, jugos de fruta, platos a base de cereales y vino orgánico
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B/R !
BARES Y RESTAURANTES bares@revistallegas.com.ar
DOÑA
Bulnes 802, esq. Humahuaca Reservas: 4862-9278 Doña es una cantina que intenta homenajear a los grandes bodegones de Buenos Aires desde la mirada del presente, rescatando ese espiritu que nosotros recordamos de nuestra infancia.
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Musetta Caffé
Musetta Caffé. Billinghurst 894, esquina Tucumán. Información y reservas: 4867-4037. Disfrute de los mejores desayunos, meriendas, almuerzos y cenas. Lunes de 10 a 20; martes a viernes de 10 al cierre; sábados de 17 al cierre. Más información en www.musettacafe.com
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Guarda la Vieja!
Billinghurst 699 esquina Guardia Vieja. Reservas: 4863-7923 Comedero & Bebedero ubicado en una clásica esquina de Almagro, con un ambiente ideal para relajarse con amigos o en pareja. Exquisitos platos caseros, picadas, tragos, cervezas, vinos y buena música para condimentar.
Doña Una pequeña cantina en una esquina del barrio de Almagro Especialidad en pastas caseras amasadas en el salón Picadas con productos artesanales Abierto de martes a sábados de 12 a 15:30 y de 20 a 00:30 hs Lunes y Domingos de 12 a 15:30 hs Bulnes 802, esquina Humahuaca, Almagro, Buenos Aires reservas al 4862-9278
Guarda la Vieja! Comedero & Bebedero ubicado en una clásica esquina de Almagro, con un ambiente ideal para relajarse con amigos o en pareja. Exquisitos platos caseros, picadas, tragos, cervezas y vinos. La música condimento ideal de la noche. No cobramos cubierto. Pago solo efectivo.
Billinghurst 699 esquina Guardia Vieja. Teléfono: 4863-7923 Abrimos todos los dias. Horario: Domingo a Jueves de 18 a 2 hs. Viernes y Sábado: 18 a 5 hs.