12 / 2016 #211 aĂąo XII www.revistallegas.com.ar
teatro
arte bares mĂşsica letras cine noche buenos aires
211 Apátrida, doscientos años y unos meses de Rafael Spregelburd. 16, 17 y 18 de diciembre, a las 20:30. Auditorio de la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes, El nervio óptico Dirección: Analía Couceyro. Una visita guiada por el Bellas Artes a través de fragmentos del libro homónimo de María Gainza. Versión teatral de María Gainza y Analía Couceyro. 13, 14, 20 y 21 de diciembre, a las 20. Punto de encuentro: Hall central Av. Figueroa Alcorta 2280. Entrada gratuita. Cap. limitada. http://www.bellasartes.gob.ar
OBRA DE TAPA La Madona del Prado (Love paintings), 2016, tinta
SUMARIO
sobre papel - 29x25cm. Max Gómez Canle (Buenos Aires, 1972) Trabajó como carpintero, realizador escenográfico, restaurador, cocinero, artesano, marquero, letrista y videasta, entre otras cosas. Fue premiado en el concurso “50ª Aniversario del Fondo Nacional de las Artes” y en el “Salón Nacional de Rosario”. Recibió el 2º Premio en el certamen “10 años de Bola de Nieve” votado por artistas y el premio “Ignacio Pirovano” al artista joven del año 2007 otorgado por la AACA/AAICA. Obtuvo la beca arteBA-FLORA para viajar a Colombia y ganó el Premio Andreani en 2013 y el Klemm en 2014. La obra de tapa puede visitarse en el marco de la muestra Condición y cabeza en la Fundación Klemm. Hasta el 23 de diciembre Fundación Klemm- Marcelo T. de Alvear 626. Horarios: lun. a vier. 11 a 20. Gratis www.maxgomezcanle.com.ar
4-9 TEATRO Visitamos una nueva sala de teatro que suma al circuito porteño y nos adentramos en el mundo de Proyecto Pruebas de Matías Feldman.
10-11 LETRAS La recopilación de reflexiones, viejos escritos y más del escritor Fabián Casas ven la luz en Diarios de la edad la pavo, editado por Eloisa Coartonera.
12-13 Arte Tiempo de agua cósmica en la exposición homenaje a Gyula Kosice, el maestro del arte cinético y creador de la ciudad hidroespacial.
14-17 MÚSICA Cómo cada fin de año, nuestro gurú de la música, elije los que a su entender fueron los mejores discos del año. Subjetivo pero interesante.
18-19 NOCHE cuando las noches se hacen más cálidas Camping es la mejor propuesta para disfrutar del aire libre sin salir de la ciudad.
20-22 BARES Un clásico de Buenos Aires que resiste el paso del tiempo y de la moda, eso es Filo, un restaurante distintos que sigue ganando adeptos.
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? QUIENES SOMOS
Editor Responsable Gustavo Gaona EDITOR DE TEATRO Juan Ignacio Crespo DISEÑO Daniela Sawicki COLABORAN EN ESTE NUMERO Vera Czemerinski, Juan Francisco Dasso (teatro), Luz Marchio (arte), Martín Caamaño (letras y música), Martín D’Adamo (noche) José J. Jiménez TIRADA DE ESTA EDICION 12 mil ejemplares Publicidad: Ricardo Tamburrano (15 5958 7489, ricardotamburrano@gmail.com y teatro.llegas@gmail.com), Esteban Gallego, www.egmediabrokers.com. Tel: 4861-1721 llegás a buenos aires es una publicación mensual de distribución gratuita, Propiedad de GyH Contenidos Srl, Chile 1507, Piso 2. CP. 1100, CABA. Fundada el 5 de agosto de 2004. Se distribuye en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Registro de marca 2519629. Registro de la propiedad intelectual exp. 347083. ISSN 1668 – 5326. La programación de las agendas puede sufrir cambios por parte de los organizadores. Llegás no se responsabiliza de los mismos.
¡GRACIAS! Estamos contentos, para qué andar con vueltas: ganamos un premio. Sí, estimados lectores, leyeron bien. La Revista Llegás a Buenos Aires, la Revista Llegás, la Llegás o simplemente Llegás ganó el Premio Teatro del Mundo en el rubro Revistas. La agradable realidad nos sorprende, no lo podemos creer. Porque por más alta que tengamos el autoestima, que creamos que hacemos una revista que la leen hasta en la China, este premio siempre nos resultó escurridizo. Por lo tanto, no es que pequemos de ostentosos, pero tras doce años circulando gratuitamente por los teatros, bares, librerías y centros culturales no se sorprendan si se cruzan con la Llegás un tanto “agrandada”. Estamos envalentonados: este premio nos ratifica, nos honra en la tarea, nos mima un poco. Más allá de una cuestión de resultado (victoria o derrota quedan desechadas de este soliloquio) lo que nos contenta verdaderamente es la vuelta, devolución, retorno que tuvo este premio de todas las personas que se acercaron para saludarnos, felicitarnos, que vibraron al lado nuestro (muy de cerca) reconociendo que nuestro trabajo tiene sentido. Saben que estamos ahí. Nos ven. Nos premian. Todo este preludio autobombista me permite contarles que al momento de subir al escenario a recibir el premio me quedé sin palabras. Ahora más tranquilo tuve tiempo de ensayar así que ahí va: “Muchísimas gracias al jurado. En el 2004, cuando arrancó la Revista Llegás teníamos una oficina céntrica de cinco ambientes, una secretaria que atendía los llamados y diseñadora full time, todo un lujo. En 2007, la cosa cambió nos mudamos al bulo de uno de los socios en Villa Luro y el panorama no era muy alentador, mejor dicho, la decisión era cerrar la revista. En la mesa chica se escuchó esta frase de Gustavo Gaona ´estamos barranca abajo, pero los anuncios de teatro vienen creciendo´. Nos reinventamos y seguimos. Ahí la revista comenzó a tener casi un 80% de cobertura de teatro y una oficina virtual. Y así seguimos. Hoy con más de 200 números en la calle somos la revista gratuita mensual de teatro independiente más antigua de la ciudad. Con lo que significa hacer una revista gratuita durante doce años sólo queda decirle gracias a mis compañeros Gustavo, Dani, Luz, Armando, Martin y Martin, Juan, Mara, Vera, July, Paula, Ximena y a los más de 100 periodistas que pasaron por Llegás”. Y nobleza obliga, también agradecer a los anunciantes de hoy y de siempre que nos dan la posibilidad de hacer una revista simplemente porque nos gusta. Y a los lectores que son los verdaderos protagonistas de esta historia, para qué andar con vueltas. ¡Gracias! RICARDO TAMBURRANO
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border, un espacio con mayúsculas En Godoy Cruz 1838, en el corazón de Palermo, el Espacio Border suma una sala de gran nivel al circuito alternativo de teatro porteño. Proliferación podría ser tal vez una palabra adecuada para referirse a la cantidad de espacios teatrales que se abrieron desde hace algunos años en Buenos Aires. De Timbre 4 en adelante, hoy resulta natural para la escena independiente tocar un 3º “B” para ver algún posible hit del “off ” porteño. Lo que no es usual es encontrar que uno de esos espacios tenga un nivel de apuesta mayor desde el arranque, y que haya sido pensado necesariamente a mediano o largo plazo, y no en ir construyéndolo en el “vamos viendo” mecido al oleaje del día a día. Border apareció hace menos de un año. Su arquitectura –más allá de la importante iniciativa ecológica que la sostiene– no responde a la de los “espacios no convencionales” sino que fue pensado como un teatro-escuela con las comodidades y posibilidades escénicas –y un nivel de inversión, claro está– que lo ubican en otra escala. Llegás entrevistó a Marina Lamarca, actriz y una de las socias en este emprendimiento, para preguntarle como fue que se atrevieron a llevar adelante un proyecto con tal nivel de decisión, en un
contexto que es –como mínimo– tan inestable como el actual. ¿Por que Border? Por dos cosas: es frontera, y nos parecía que es entrar acá y encontrar en el escenario un mundo frontera entre la realidad y la ficción. Y además, cuando compramos el terreno, la estructura edilicia era un centro de salud mental. Tuvimos que demoler, y allí había un pilón (de cajas) de dos metros de alto, abríamos y a decían “border” , “border” (de los diagnósticos) , y quedó esa palabra resonando, y dijimos buenísimo, que se llame Border. Hay algo en la magnitud y la terminación, una infraestructura que trabaja con teatro independiente pero con un nivel de comodidad y capacidad técnica de la que la mayoría de los teatros independiente no disponen. Tal vez haya espacios ya establecidos –como el Espacio Callejón o Timbre 4–, pero se fueron consolidando con los años y el propio hacer. Esto fue de movida así. La idea es siempre mejorar las condiciones
técnicas de lo que hay. Tenemos una planta de luces que esta buenísima, pero no tenemos robóticas, nos falta un proyector, cosas que queremos sumar en cuanto podamos. Claro , pero las aspiran, aspiran a eso. Sí, toda la instalación está preparada para poder hacerlo. Trabajamos la técnica de sonido con Yamaha, uno de nuestros sponsors, ellos nos allanaron el camino. La sala esta acustizada, es un golazo como suena. Musicales, recitales, teatro de texto se hacen sin amplificación y se escucha en la última butaca perfectamente. Todas estas condiciones se pensaron porque los socios somos actores, y así es mas fácil pensar qué es lo mejor que quiero acústicamente, o a qué puedo aspirar para una sala de danza. En todo estábamos viendo por nuestra experiencia. La sala de danza se ventila cruzado, esto es que del frente al contrafrente puedas abrir ventanas y se haga correntada de aire. Entrar en una sala de danza es algo horrendo, después de… (su uso), y acá se ventila en un segundo, sin consumir aire acondicionado. Al hacerlo desde cero tuvi-
mos esa posibilidad de pensar qué sería lo mejor para cada lugar. ¿Cual es el origen de la iniciativa? Mi marido y yo, que somos los que construimos el edificio… ¿Alguno de los dos es arquitecto? No, nos asesoramos con un arquitecta experta en sustentabilidad. Nosotros trabajábamos en oficina, dábamos clases de teatro, hacíamos teatro independiente los fines de semana, y sentíamos esa frustración de no dedicarnos de lleno. A su vez, teníamos tres departamentos que los vendimos, compramos el terreno y empezamos a construir. Nos fuimos quedando sin plata pero venían sponsors y conseguíamos financiación. ¿Venían o los fueron a buscar? Buscamos. Yo soy insoportable, necesito sonido y me hago una lista de las diez empresas y empiezo a llamar a todos. ¿Y llamás así, sin conocer a nadie? Empecé por las recepcionistas, sí… Durloc, Barbieri, que son los perfiles de aluminio, Multiled, las pantallas gigantes que están al frente del edificio, Yamaha… ¿Y estos sponsors se interesaron de movida en el proyecto? Son gente que se interesó cuando esto era nada. Ahora hay bastantes compañías que le interesa, pero ellos se interesaron cuando esto era un páramo. Que una compañía grande, de las que cuentan con recursos, se interese en un teatro independiente, eso ya es un logro. M: Sí, teníamos la visión, los planos, habíamos comprado el terreno, estábamos construyendo hasta donde nos daba la plata. Pero de ahí a que se termine siempre es una apuesta. Entonces siempre valoro mucho a esa gente que nos ayudó en ese momento. Ahora son cuatro socios. Sí, mi marido Alejandro Germaná, y Diego Mariani y Roberto Peloni, que tenían un proyecto similar y más experiencia en lo artístico. Estaba bueno asociarnos y funciona muy bien. Hay clases, una escuela, un lugar para teóricos incluso…
Tenemos tres grandes cosas. Por un lado una “Escuela de Actuación Integral”, una carrera para gente que se quiere dedicar a eso, de cuatro años. ¿Quién la diseñó? La diseñamos entre los cuatro, a las piñas, ja, pero el programa es un lujazo. Tiene Historia del teatro dictada por Camila Mansilla, Teatro Musical con Romina Groppo, Teatro Físico por Nacho Monná, yoga... Son master clases una atrás de la otra, es increíble cómo les cambió la cabeza (a los alumnos), el cuerpo, el avance… ¿Cuántos alumnos participaron? Este año tenemos 20, poquitos. La idea del año que viene es tener dos divisiones. Y también hay entrenamiento para actores que no pertenece a la escuela: ahora tenemos a Lili Popovich, antes estuvo el Indio Romero, vamos variando. ¿Alquilan el lugar a diferentes profesores? No, elegimos los profes, nos asociamos. Están en todo… Claro, no podemos seguir metiendo profes de teatro por más que nos alquilen la sala, damos exclusividad a cada profe en lo que hace en la escuela. ¿Institucionalmente son clases particulares, u otorgan un título? Nosotros damos el título de actuación, pero no es oficial. Hay escuelas privadas que dan “titulo oficial”. Sí, lo averiguamos, pero tenía una cantidad de carga de materias teóricas que no tenían que ver con el teatro y no era lo que nos daba ganas de armar. Armamos algo muy al punto. El primer año es bastante gene-
ral y el segundo ya tienen cuatrimestre por cuatrimestre, teatro contemporáneo y argentino, después un cuatrimestre de Shakespeare, otro de Moliere, Comedia del Arte, van viendo cada género; los tres años tienen profesor de canto particular. Hicimos algo muy práctico, al grano. Hablemos de los criterios de programación de la sala. Nosotros queremos que venir a Border sea buenísimo el día que sea, que nadie se clave, entre comillas, y más allá de que el arte es subjetivo y hay cosas que a uno le gustan y a otros no, tratamos de pensar que la programación sea de prestigio. Este año trabajamos con Alezzo, Valeria Ambrosio, Flor Benitez; Gastón Cerana, Bernardo Cappa. Buscamos estos tipos que decís, qué maravilla que estén acá. Todo el mundo nos presenta proyectos. No hace falta tener una gran trayectoria pero sí algo que internamente a nosotros nos resuene que esté bueno. Es un nivel de inversión muy grande, una apuesta muy fuerte para un contexto inestable. Si uno lo piensa nada más que en términos de programación teatral independiente, no devuelve… No, ni siquiera es que no devuelve, no se llega a pagar los gastos fijos de luz. No aspiramos a que sea un negocio o que nos vuelva la plata que invertimos en el edificio. Sí que se mantenga, que se sostenga mes a mes. Ahí la escuela tiene un rol. Sí. Y tuvimos que meter eventos corporativos durante el día, cuando la sala no esta funcionando para teatro. Las empresas alucinan con el espacio, está toda la técnica resuelta y para nosotros es sencillo. Así que ahí está, como recién estrenado o salido de la ducha, Border, comunidad de arte, una posibilidad más para pensar en qué consiste, cómo y en dónde se hace teatro independiente. Vera Czemerinski
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una plataforma en constante crecimiento Juan Francisco Dasso nos adentra en el mundo de Proyecto Pruebas de Matías Feldman y nos desasna sobre la función del dramaturgista
Proyecto Pruebas se basa en una serie de trabajos de experimentación escénica, con dramaturgia y dirección de Matías Feldman. Durante Octubre y Noviembre, las Pruebas se presentaron en forma conjunta en el Teatro Sarmiento. Pero la historia viene de antes. En 2014 asistí a un workshop. La propuesta venía de parte de la Compañía Buenos Aires Escénica. Se titulaba así: “La elasticidad del discurso realista y su desintegración”. Pocas veces había visto condensados tantos términos, estimulantes para mí, en un solo título. La experiencia estuvo a la altura de la expectativa. Como hace mucho que no me dedico a actuar, me limité a observar. Fue algo así como descubrir el placer del
laboratorio, de la prueba. Pero también la satisfacción, para nada menor, de sentirme identificado con la búsqueda de un grupo (que ya me había deslumbrado con trabajos como Reflejos y Hacia donde caen las cosas). El Proyecto Pruebas prometía ser una plataforma por demás estimulante. En los intercambios que tuve durante el workshop, Feldman dijo que yo era una especie de nerd y que se iba a contactar conmigo. Tiempo después, aunque aseguré que no era un académico, me invitó a sumarme al Proyecto como dramaturgista. Este rol (entiéndase: dramaturgista no es dramaturgo) que conlleva una tradición de confusión. Todavía lo vamos descubriendo, pero, a grandes rasgos, podríamos decir que el trabajo del dramaturgista consiste en
ejercer una asesoría teórica, probando articulaciones conceptuales con lo que sucede en un montaje. Apropiándonos del término, sumamos una nueva función al dramaturgismo: llevar una Bitácora, un diario de trabajo que registre todo lo concerniente al proceso de ensayos. Durante Prueba II: La desintegración pude ver a actores que admiro (como Luciano Suardi o Juliana Muras) probando todo tipo de atentados a las formas esperables de actuar. En Prueba IV: El tiempo se conformó un equipo de alrededor de 50 personas y se experimentó con la temporalidad y el relato (o la ausencia del mismo), trabajando con escenas híper ralentizadas.
Espectadores espontáneos en ensayo de Prueba IV: El tiempo
Prueba III: Las convenciones
Prueba III: Las convenciones implicó el montaje de una supuesta “obra” que se va desarmando, pero mantiene cautivo a un personaje (“el idiota”) en el continuum representacional. Vivi Tellas, directora artística del Teatro Sarmiento, vio la Prueba IV en la galería Prisma y, según cuenta, en seguida la imaginó en la explanada del Sarmiento. Luego se acercó al estreno de Prueba III y su propuesta encajó perfectamente con el deseo de la Compañía: presentar todas las Pruebas juntas. Dice Vivi: “Me atrae un proyecto que reflexione e intervenga los elementos que componen la representación. Me pareció perfecto para el Sarmiento. Manejar una idea de invasión, desborde, de exageración,
movilizando todos los espacios del edificio. Llevar adelante un proyecto que no se pueda hacer en otro lado.” Esto representó un desafío no sólo para la Compañía, sino también para el teatro público: ¿Cuatro espectáculos? ¿Actores en la vereda? ¿Hablar antes de las funciones? ¿El público paseándose por todo el teatro? Son conocidas las desavenencias a la hora de “cambiar de circuito”: cada cosa requiere un protocolo específico, uno no puede simplemente ir a mover un trasto, hay que llamar a maquinaria. Ni hablar de programar una proyección en el jardín y servir limonadas ¿Quién se encarga? ¿Cómo? Gracias a un gran trabajo de producción, la Compañía y el teatro lograron comprenderse. El resultado fue superador:
Prueba IV: El Tiempo
el hogar para esta maratón de Pruebas no podría haber sido otro que el Sarmiento. El teatro se colmó de espectadores ávidos de esta experiencia (es sorprendente la cantidad de gente que solicita las bitácoras). Y no sólo hablamos de espectadores con entrada, la explanada concentró además a todo tipo de transeúntes, sorprendidos ante el despliegue de la Prueba IV. Nadie quedó indiferente. Es reconfortante saber que esto sigue. Para finales de Enero 2017 la Compañía ofrecerá workshops en relación a las Pruebas presentadas y, en Marzo, estrenaremos Prueba V: El ritmo. Todo en el Teatro Sarmiento. Juan Francisco Dasso
LETRAS
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aquellos años felices En manos de su amigo Washington Cucurto, mucho material de la adolescencia del escritor Fabian Casas ven la luz en Diarios de la edad del pavo. El mes pasado, en este mismo espacio, hablamos de “Los años felices”, el segundo tomo de los diarios de Ricardo Piglia. Resulta interesante poner este libro en relación con los Diarios de la edad del pavo de Fabián Casas, que acaban de salir por Eloísa Cartonera. ¿Por qué? Porque en muchos momentos algunos escenarios y ciertas preocupaciones parecieran ser las mismas y lo único que cambia es la época. Lo mismo pero 20 años después. Incluso nombres que en “Los años felices” son centrales tienen más de un cameo en estos diarios de Casas: Andrés Rivera, David Viñas y hasta el propio Piglia, esta vez como un mero actor de reparto. Si “Los años felices” termina justo antes de que estalle el golpe militar, los Diarios de la edad del pavo van del 93 al 97, es decir que atraviesan el núcleo duro del menemismo, una etapa oscura del país pero que Casas siempre se encarga de reivindicar desde lo personal. Son sus años de formación y, como los de Piglia, también sus años felices. “Son los años de la felicidad, de los amigos poetas”, recuerda. “Yo estaba más enamorado de mis amigos de la 18 whiskys que de las mujeres. Y es la temporada de Lali, un gran amor”. Al igual que en los de Piglia en estos diarios encontramos ciertos motivos recurrentes que se suceden con el correr de las páginas: las listas -de lecturas, de gastos, de trabajos, etc-; la relación intensa con una mujer (Julia en el caso de Piglia, Lali en el de Casas), los problemas económicos, la preocupación por subsistir con trabajos temporarios y esporádicos, y principalmente cómo encontrar tiempo para escribir en medio de la correría diaria, como convertirse, de una vez por todas, en escritor. Así como en “Los años felices” somos testigos privilegiados de la gestación de ciertos textos capitales de la obra de Piglia -los relatos “El fin del viaje y “La loca y el relato del crimen” o las novelas Plata quemada y Respiración artificial - que demandarían mucho tiempo llevar, parafraseando a Lou Reed, “del pensamiento a la expresión”, de la idea a su concreción definitiva,
en Diarios de la edad del pavo ocurre algo similar. Casas tiene casi listo los poemas que componen El salmón pero batalla con un largo poema fragmentario que se convertirá en “Pogo” y con su primera novela Ocio, que empieza como un relato y no parará de crecer hasta el momento de su publicación, recién en el año 2000. De Ocio incluso leemos cómo Casas da con la frase que lo obliga a cambiar el comienzo de la novela cuando ésta todavía era un cuento: “Son las seis de la tarde y ya se pone oscuro, acaba de decir una de mis tías, que charlan en el patio. Acaba de derribar, esta frase, las tres páginas que tengo escritas de “Ocio”, el tercer cuento que empecé a escribir. El cuento empezaba así: ‘Mi verdadera vida empezó cuando se disolvió mi familia’. Después comenzó a molestarme “verdadera” y también “disolvió”. Por último, me parece que enunciar el concepto, apenas iniciado el relato, era perjudicial. Así que voy a intentarlo otra vez con esta frase: Son las seis de la tarde y ya oscurece”. Como todos sabemos, la novela finalmente va a comenzar con la frase tal cual la dijo la tía. De este modo tenemos acceso a la cocina del escritor, a sus materiales, sus procedimientos, sus dudas, sus intentos, sus decisiones. En
el camino quedan cuentos, poemas, obras de teatro que nunca vieron la luz. Por eso estos diarios también funcionan como una buena lección de escritura. Si algo sorprende de Diarios de la edad del pavo -y tal vez en ello radique el mayor encanto del libro- es que entre sus páginas encontramos a un Casas distinto, por momentos casi opuesto al que conocemos por sus otros textos o sus entrevistas. Si bien algo de su estética y de su concepción acerca de la literatura comienza a asomar, en estos diarios se lo ve como alguien deslumbrado por lo literario y por la figura del escritor -que tanto va a desdeñar tiempo después-, por cultivarse, por escribir, por publicar. Hay cierta idealización romántica de la literatura. “Si bien tengo muy buen ánimo, fruto del ocio, los paseos y el invierno, no logré sentirme escritor”, escribe en una entrada. Quizás lo que aún se mantiene es cierta pureza, cierta ingenuidad que lo hace avanzar. Hoy Casas dice al respecto: “supongo que en ese momento estaba de verdad afuera de la literatura y quería entrar. Una vez adentro, quería salir. Me parece improductivo estar dentro del traje de escritor”. Otro punto de contacto con Piglia -y
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con muchos otros diaristas- es la reflexión constante sobre la naturaleza misma de los diarios que se están escribiendo. Pero ahí sí hay una diferencia radical: mientras Piglia es completamente consciente de la futura publicación de esos cuadernos, Casas le resta toda importancia: “Este diario es mi retrete”, apunta en una entrada. Y en otra: “está claro que escribir un diario para mí no es escribir...no siento, cuando lo cierro, que haya escrito algo...escribir es publicar o pensar publicar y es todo tan penoso”. Hoy Casas lo ve con otra perspectiva: “creo que lo diarios sirven como un ansiolítico para los que empiezan a escribir, así me sirvieron”. Y se desvincula del acontecimiento de su publicación: “Los tenía Cucurto guardados y les vio potencial para ser editados, es un capricho de él. Yo me desentendí. Cuando los terminé me mudé y quedaron en el estudio de Diego Bianchi, de ahí a la casa de Cucurto y nunca los volví a recuperar. Tenía un recuerdo difuso de ellos. No vivo en el pasado, así que no me importaban”. Y, por
supuesto, asegura que no volvió a leerlos. Hasta ahí las similitudes con Piglia. Después en estos diarios también asistimos a los recurrentes bajones anímicos de Casas y sobre todo el repertorio de malestares físicos casi cotidianos: ataques al hígado, gastroenteritis, dolores de cabeza y de ojos, de espalda, muelas, dientes cariados. Así Casas, poco a poco, se va convirtiendo en el veterano del pánico que dirá ser en el futuro. También, como casi todos los diarios, los Diarios de la edad del pavo son un registro de época. Por ejemplo, Casas asiste a un show incipiente de Las pelotas o se indigna por los flamantes cds que creyó irrompibles y le saltan cuando menos lo espera: “la farsa del cd. Quise escuchar un cd de Invisible, que compré recién, y no pude. Salta de punta a punta (...) Decían que el cd iba a acabar con el disco, que al diablo con las rayaduras. ¡Pero es una máquina del dominio!”. Estas quejas contra el cd se repiten, casi idénticas, tantas veces que, en su repetición, terminan causando gracia. En una entrada del 95 apunta: “Parece que
en Buenos Aires hay una crisis monetaria”. El diario de Casas es también un diario de finanzas. Como un Patrick Beteman porteño a la inversa adjunta el valor de cada cosa que adquiere o de cada gasto. Y la suma, siempre, está expresada en dólares. Pero la publicación de Diarios de la edad del pavo además tiene su conexión con el presente y con las publicaciones recientes de su autor. Cuando el diario termina, Casas entra a trabajar en Clarín, que es la época que se va a retratar en Titanes del coco, su última novela. Hay una especie de continuidad anacrónica: lo que termina en el diario continúa muchos años después dentro de la ficción. Por otra parte junto con los diarios, Casas acaba de publicar Trayendo a casa todo de nuevo, la colección de todos sus ensayos. Resulta interesante leer ambos libros juntos. Dos cabezas reflexionando desde momentos diferentes. Incluso el título es significativo: con su publicación, estos diarios parecen volver otra vez a Casas. martín caamaño
ARTE
detonador de nubes TIEMPO DE AGUA CÓSMICA EN LA EXPOSICIÓN HOMENAJE A GYULA KOSICE, EL MAESTRO DEL ARTE CINÉTICO Y CREADOR DE LA CIUDAD HIDROESPACIAL. Hay paisajes que se recuerdan como se recuerda la infancia. Son kilómetros de olas infinitas, colores específicos de peces y aguas que nacen con distintas temperaturas, en síntesis, elementos que solo cobran sentido en el juego compartido. Deshabitados por definición los paisajes contienen rastros de humanidad imperceptibles para algunos, reveladores para otros. En artistas como Gyula Kosice, la naturaleza tiene una lección para ofrecer: nunca se agota y cuánto más se extiende, más tiene para dar. Mirar el mar hecho de estelas y recordar que el tiempo es un camino más, saber que nos perdemos como el mar y que los recuerdos pasan como el agua es algo que en la obra de este maestro del movimiento se percibe de forma totalmente orgánica. Obras como
“Una gota de agua acunada a toda velocidad” (1948) “Hidroactividad H-13” (1965), “Gota colgante” (1974) y “Agua comunicante y LEDs” (2010) nos dan la pauta así de una poética que se construyó en base a la disolución de límites y la defensa de la pura imaginación. Kosice supo hacer de su experiencia un ritual. En una travesía en barco que comenzó luego de quedarse huérfano y huir de Hungría a Argentina junto a sus hermanos, el artista logró trazar una cartografía propia. Inquieto y visionario fue un creador clave en la escena artística argentina desde que hizo su irrupción a mediados de los años cuarenta. Fundador del Movimiento Madí, creador de esculturas articuladas, lumínicas, cinéticas e hidrocinéticas
y creador de la Ciudad Hidroespacial, su labor experimental y pionera dejó una huella imborrable en nuestra historia. Con alrededor de 20 obras pertenecientes a diferentes períodos del artista fallecido en mayo de este año, la exposición tiene un espíritu de pura celebración y reconocimiento a una vida dedicada a una única misión. En esta exposición - curada por Rodrigo Alonso - se incluyen piezas destacadas como la escultura articulada Röyi (1944), esa pequeña escultura de madera lustrada de 1944, una de las primeras esculturas que Kosice realizó y que exige la participación del espectador. También pueden verse pinturas de marco recortado y una obra de gas neón, características de los primeros años Madí, además forman parte de
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ANUNUARIO DE ILUSTRADORES
El Anuario de Ilustradores celebra sus 10 años a puro glamour. Al muy esperado libro anual se suma una revista que cuenta cómo, dónde y cuándo surgieron los dibujos de este proyecto colectivo por el que pasaron más de 200 artistas. Para completar este número aniversario, un grupo de 22 ilustradores intervino una sala del Centro Cultural Recoleta con un inmenso mural bajo la temática “Ritual”. Hombres con cabezas de pescado, danzas colectivas y dioses de una mitología aún por descubrir, aparecen documentados en un desplegable imperdible. Como broche de oro a esta experiencia sin igual habrá un evento para presentar las obras originales y la publicación. Evento 17 de diciembre. 19hs. La Confitería. Colegiales. anuriodeilustradores.com.ar fb / anuariodeilustradores
CUERPO Y DESEO
esta selección exquisita un conjunto de esculturas posteriores que demuestran su interés por el movimiento, los desplazamientos y la luz. Por otro lado, maquetas y bocetos que ofrecen una rápida aproximación a la fascinante Ciudad Hidroespacial, uno de sus proyectos más complejos y ambiciosos de Kosice. Las obras más recientes hablan de la pasión por la experimentación y la investigación tecnológica. Con un recorrido extenso, esta exhibición nos enseña que el arte es otro mar cuya fuerza nunca muere. De cada noche surge un día, un mes, un año y así sucesivamente.
Convertir los finales en algo más es comprender que el agua de los ciclos es la misma y que su historia es infinita. LUZ MARCHIO
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Gyula Kosice 1924-2016. Muestra homenaje Museo Nacional de Bellas Artes- Av. del Libertador 1473 Hasta el 23 de diciembre Horarios: mar a vier de 11 a 20/ sáb y dom de 10 a 20
Con el objetivo de aportar una nueva mirada sobre los conceptos y relaciones entre Cuerpo y Deseo en el arte contemporáneo Fabiana Barreda ha realizado una investigación en la que abordó el trabajo de destacados artistas nacionales e internacionales que han desarrollado en su obra una hipótesis personal sobre cómo se representa, siente y desea un cuerpo hoy en relación a la Historia del Arte y su sociedad. Se presentan obras de: Dino Bruzzone, Nan Goldin, Ignacio Iasparra, Federico Klem, Marcos López, Sofía López Mañan, Leonel Luna, Cruz Mendizábal, Erwin Olaf, Luna Paiva, RES, Flavia da Rin, Humberto Rivas, Gabriel Valansi, Shen Wei, entre otros. Hasta el 16 de diciembre Arte x Arte- Lavalleja 1062 Horarios: mar - vie: 13.30 a 20/sáb. 11.30 a 15 www.artexarte.com.ar
MUSICA
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LOS DIEZ Discos del año / por Martín Caamaño
Sean Nicholas Savage Magnificent first Arbutus Records
Una de las cosas que llama poderosamente la atención de Sean Nicholas Savage es el carácter doméstico y low fi de sus discos. Algo que para una artista de folk indie o de rock garaje sería de lo más natural suena inquietante en un estilo como el soul que siempre se caracterizó por cierta sofisticación audiófila. En este desliz Nicholas Savage funda su originalidad y se diferen-
Leonard Cohen You want it darker Sony Music
La cavernosa y profunda voz de Cohen repite una y otra vez la frase “I’m ready, my Lord” desde el estribillo de “You want it darker”, la canción que abre el disco homónimo, el número catorce en la carrera del cantautor canadiense. Todo sabe a des-
cia de todos los colegas que aborden este género. Todo eso que se definió y se perfeccionó en sus discos anteriores vuelve a estar presente en el reciente Magnificent first. Uno puede pensar que se trata más de lo mismo. Pero en este caso, lo mismo es irresistible. Aun así, existen algunas leves variantes. Es difícil encontrar en sus otros álbumes guitarras eléctricas armonizadas tan al frente como las de “Inner Natural World” o de corte flamenco en “Everything Baby Blue”. Para rastrear el tono acústico de la perfecta “Over the Night” tenemos que remontarnos a canciones como “You changed me” de Other Life, aunque ahora en una clave mucho más ligera y liviana. Con apenas ocho canciones, los momentos gloriosos se suceden. La ochentosa “Let me out” parece una versión trash de Blood Orange y en “Music” canta desgarrado que la música le salvó la vida muchas veces y nosotros no podemos dejar de creerle. En la tapa del disco, impreso sobre una imagen suya contemplando un paisaje montañoso en un atardecer rosado, hay un poema. Eso es Magnificent first. Un hermoso poema musical.
pedida. Pero con tipos como este nunca nada es lo que parece. Si nos fiamos por lo que oímos en You want it darker, Cohen a sus 82 años e está más vivo que nunca. Lamentablemente los presagios se cumplieron y Cohen murió semanas después de la salida del álbum. Pero la música queda. Lo primero que sorprende de You want it darker es que esta vez la voz de Cohen esté rodeada de un instrumentación mínima y precisa, misteriosa. Con la producción a cargo de su hijo Adam y de Patrick Leonard, las ocho canciones que componen el álbum se visten con baterías opacas, casi subliminales; austeros arreglos de cuerdas; algún teclado esporádico, alguna guitarra ocasional; el coro de la sinagoga de Montreal y poca cosa más. La sensación es que todo puede desmoronarse de un segundo a otro y que esa voz de papiro, rugosa y legendaria, es el único sostén que posibilita el equilibrio en el que sin dudas es el mejor disco de Cohen desde Ten new songs. Y el último.
David Bowie Blackstar Sony Music
En eso de sacar un disco extraordinario como réquiem o carta de despedida, Bowie se adelantó a Leonard Cohen. Pero mientas Cohen canta desde la fragilidad de la vejez, el Duque Blanco lo hace desde la incertidumbre de la enfermedad. Por eso quizás todavía demande algo de tiempo volver a escuchar este disco opresivo, oscuro y absolutamente genial. Hasta que cicatricen las heridas de esta pérdida inesperada. En apenas siete canciones, Bowie despliega todas sus armas y retoma su costado más experimental. El tema que da nombre al disco es una suite hermética de casi diez minutos que ya justificaría todo el disco. Bases mínimas de drum & bass, cuerdas, saxos dignos de free jazz y un aire árabe que decanta en una de esas emotivas marca registrada de la casa para cantar: “algo ocurrió el día que él murió”. Tony Visconti, el productor del álbum, reveló que durante la grabación de Blackstar, Bowie había estado escuchando To Pimp a Butterfly de Kendric Lamar. Sería interesante cotejar los dos discos y ver cómo Bowie pudo metabolizarlo el trabajo del rapero. Hay algo en los ritmos, en las bases, en los vientos, en la libertad que sin duda los aúna. Blackstar está grabado con una banda de jazz pero el resultado lejos de ser genérico es novedoso y desconcertante. Algo así como un jazz cósmico, futurista. “‘Tis a Pity She Was a Whore” quizás es el tema que mejor resuma ese espíritu. “Mira aquí arriba, estoy en el cielo”, canta en Lazarus. Aunque el emotivo tema final (“I Can’t Give Everything Away”) suene a un adiós en realidad Blackstar parece estar cantado ya desde la muerte. O mejor dicho desde el otro lado de la vida.
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The High Lamas Here Cormes The Rattling Threes Drag City
Here Comes The Rattling Threes es en realidad la banda de sonido de una obra teatral escrita por el propio Sean O’Hagan, líder del grupo. La obra versa sobre Peckham,
Radiohead A Moon Shaped Pool XL Recordings
Desde Ok computer en adelante cada nuevo disco de Radiohead es un acontecimiento artístico relevante. El grupo nunca volvió a ser el mismo luego del salto al abismo que supuso Kid A y Amnesiac. Si con In rainbows la banda consiguió condensar todos sus atributos no sólo en el mismo álbum sino prácticamente en cada canción, con el siguiente -el breve The kings of limbs- volvieron a ser experimentales. Sin embargo ese disco tiene dos canciones (“Codex” y “Give Up The Ghost”) que simbolizan las vertientes más tradicionales de la banda: las
el barrio londinense donde reside el músico. De ahí carácter conceptual y fragmentario del álbum, con esbozos de temas muy breves y motivos que se repiten. Lo que podría ser un trabajo menor, un disco subsidiario de la obra teatral, termina siendo uno de los mejores álbumes de la banda. Esa mezcla de pop italiano con bossa nova, más el infaltable toque brit, termina convirtiéndose en una receta infalible. Un coctel seductor, liviano, emotivo, melancólico, divertido. “Bramble Underscore” recuerda a alguna composición de Sakamoto, McKain James tiene un aire a Steely Dan y en Jackie se nota el influjo de Burt Bacharach, uno de los principales referentes del grupo. Pero más allá de cualquier referencia todo suena original y cándido. Con elementos mínimos -guitarras criollas, órganos farfisa, clavicordios, coros y melodías a la Beach Boys y percusiones tropicales- Here Comes The Rattling Threes logra ser un pequeño gran álbum. baladas de piano y guitarra acústica. Mientras todos los pronósticos -a juzgar por los proyectos paralelos de Thom Yorke como Atoms From Peace y el disco solista Tomorrow Modern Boxes- indicaban que Radiohead seguiría por la senda de The kings of limbs, con A Moon Shaped Pool indagan más que nada en esas dos variantes que apenas titilaban en su predecesor. Temas como “Desert Island Disk”, “The Numbers” y “Present Tense” están guiados por la guitarra acústica. En cambio “Daydreaming”, “Glass Eyes” y “True Love Waits” se apoyan en el piano. En el medio, digresiones varias. “Ful Stop”, con su aire kraoutrock, e “Identikit” encarnan los puntos de mayor riesgo. “Burn The Witch”, tanto desde lo musical como desde la letra, recuerda a Hail to the thief; así como “Daydreaming”, con sus voces en reverse, tiene algo de Kid A y las programaciones de “Tinker tailor soldier sailor rich man poor man beggar man thief ” remiten a Amensiac. Si bien A Moon Shaped Pool tiene algo de álbum de ruptura -Yorke se separó de su mujer después de 23 años juntos- con frases desgarradas tales como “los corazones rotos hacen llover”, Radiohead siempre lleva las cosas más allá y acaba interpelando a la condición humana toda y al oscuro presente que le toca vivir: sus anhelos, sus temores, sus puntos ciegos.
La Femme Mystère Born Bad Records
Todo desde la salida de Mystère huele a consagración. A diferencia del disco anterior, con esa búsqueda de psicodelia punk ruidosa e histérica, Mystère es mucho más amable y diáfano. El primer síntoma de esto es que el tempo y los decibeles bajaron considerablemente con respecto a Psycho Tropical Berlín. En Mystère las cosas parecen estar bajo control, ordenadas cada una en su lugar. Algo que tampoco borra del todo el riesgo y ese salvajismo selvático que caracteriza a la banda. Hay algo parecido a la esencia que se mantiene. ¿Pero qué? Las bases rockbilly sesentosas, los sintetizadores chillones, esa mezcla nostálgica entre lo vintage y lo actual, un ímpetu frenético que subsiste hasta en las canciones lentas. Pero también se suman novedades. “La vie est ton nouveau prenóm” es una balada comandada por una guitarra acústica y una pandereta –con la irrupción de coros espectrales en el estribillo- que suena a una chanson de los sesenta y que hubiese sido impensable en Psycho Tropical Berlín. “Où va le monde” es un tema surf hecho y derecho. Y en “S.S.D” los vínculos con la tradición se intuyen en esos arreglos de cuerdas al manera de los de Historie de Melody Nelson de Serge Gainsbourg, como ya lo había hecho Beck en Sea change más de una década atrás. Mystère es intenso y ciclotímico: 17 temas que pasan por todos los estados. Retrato de una banda en el momento justo.
MUSICA
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LOS DIEZ Discos del año / por Martín CAAMAÑO
Kaytranada 99.9% XL
Bastan los primeros segundos de “Track uno” para entender por qué Kaytranada va camino a convertirse en uno de los productores del momento. El recurso es trillado: se presenta el leitmotiv; luego se filtra, justo antes de su repetición, y finalmente se repite, esta vez con el ingreso
Blood Orange Freetown Sound Domino
Con Freetown Sound, Dev Haynes –alías Blood Orange- explora más a fondo las intenciones planteadas en en su disco anterior y recupera algunos trazos de Costal Grooves consolidando un sonido totalmente propio. Freetown Sound es un dis-
de la base rítmica. Pero dicen que Dios está en los detalles. La sutileza, la sofisticación y la efectividad con que los hace este dj y productor de tan solo veinticuatro años es pasmosa. Parece un truco de magia. Resulta imposible no sacudir la cabeza al escucharlo. Louis Kevin Celestin, alías Kaytranada, nació en Haiti y reside en Canadá. Se fogueó como dj y se convirtió en una especie de hito en Soundcloud. 99.9% es su debut discográfico. El disco pasa con naturalidad entre géneros disímiles. Hay de todo: temas electrónicos pensados para la pista de baile, como el que abre el disco, canciones triviales casi pop (“Got ir Good” con Craig David), chill wave “Depite the wáter” o “Vivid Dreams”, electro funk (“Breakdance Lesson n.1”) o Hip Hop (“Glowed Up”). Y sin embargo un sentido de unidad impera. En “Lite Spot”, uno de los mejores temas del disco, samplea a Gal Costa y el cierre con “Bullets” no puede ser mejor: en compañía de los Little Dragon y la incomparable voz de Yukimi Nagano.
co extenso. De sus diecisiete tracks algunos son temas breves que funcionan más como pasajes musicales, al estilo de los discos de hip hop, que como canciones cerradas. Ahí está el sugestivo “Whit Him” o “By ourselves” y sus aires a Stevie Wonder mezclados con el discurso político en contra de los conflictos raciales. Esto último conecta a Freetown Sound con álbumes más o menos recientes de artistas negros que también abordan esa temática, como es el caso de Black Messiah de D’Angelo o To Pimp a Butterfly de Kendrick Lamar. Pero Freetown Sound también tiene canciones hechas y derechas, muchas de ellas notables. Es el caso de las exóticas “Juici 1-4” y “Best of you” (junto a Empress of) o de “Hands up” y “Desirée”, que conservan el clima de Costal Grooves. Pero sobre todo de la magistral “E.V.P”, una suerte de new wave negro, que por momentos recuerda al “Risky” de Iggy Pop y Sakamoto, y que además cuenta con la voz inmejorable de Deborah Harry de Blondie.
Frank Ocean Blonde Boys Don’t cry
En lo musical Blonde no pretende ser complaciente y plantea un giro radical con respecto a la búsqueda de Channel Orange, su antecesor. Pero aun así Frank Ocean no puede dejar de seducirnos. Digamos que su grado de experimentación, por más complejo que sea, jamás alcanza el punto de megalomanía estridente del Kanye West de Yeezus. Ocean es ameno aún en el riesgo. Y Blonde podría ubicarse entre los abismos de West y la sensibilidad pop blanca del Pharrell Williams del primer N.E.R.D (sobre todo de Fly or die). Es realmente sorprendente la cantidad de canciones que carecen de base rítmica en Blonde. Tratándose de un cantante negro ligado al hip-hop y al soul es toda una apuesta, casi una provocación. En “Ivy” la instrumentación se resume a dos guitarras eléctricas bastante rockeras, en “Solo” a un órgano, en “Skyline to” a una serie de sintetizadores, en “Good Guy” a un piano eléctrico. Y se podría seguir. En todos los casos la magistral voz de Ocean parece contener oculto el ritmo que no oímos y sin embargo está tácito sonando en algún punto perdido entre la imaginación y el silencio. Las canciones contienen citas a temas de los Beatles - “White Ferrari” a “Here there and everywhere”, por ejemplo- , de Elliot Smith, Todd Rundgren o Carpenters. Ocean transforma la idea de sampleo o de reversión hiphopera impuesta por sus colegas, “sampleando” de un modo analógico, valga la paradoja. Cita, reinterpreta sin uso de la tecnología, colando melodías de otros en sus propias composiciones. No es fácil suceder a un gran disco. Con Blonde, Ocean lo logró con creces.
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Anderson Paak Malibu Empire/Obe/Steel Wool/Art Club
A un lado de las estridencias de Kanye West, las experimentaciones de Kendric Lamar o las sutilezas de Frank Ocean, aparece Malibu de Anderson Paak. Una verdadera sorpresa. Paak logra sonar al mismo tiempo tradicional y contemporáneo. En Malibu todo parece orgánico, casi analógico. Las programaciones conviven naturalmente con instrumentos convencionales: pianos, guitarras, coros, vientos. “The Birds”, el temazo que abre el disco, es una buena muestra de eso. Una balada soul en la que pervive cierta impronta propia del hip hop. Mientras el estribillo de la canción que sigue, “Heart Don’t Stand a Chance”, parece salido di-
rectamente de un disco de Kendric Lamar, su estrofa se mueve entre fraseos rapeados y melodías que pueden remitir a Marvin Gaye o a Curtis Mayfield. De hecho la atmosfera del Mayfield de Superfly sobrevuela en “Put me Thru”, uno de los puntos altos del álbum. Tema que contrasta radicalmente con los sintetizadores de “Am I Wrong”, la canción que viene a continuación. Hay temas que sin vueltas se inscriben en el Hip Hop, como “The Waters” o “Whitout You”, en un disco que mayormente tiende a los híbridos. Oscilando entre la nostalgia por los 70’s y la pulsión del más estricto presente, Malibu es una joya. Una isla dentro del panorama de la música negra actual.
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Viernes 16
Luego de un 2016 más que prometedor para ambas bandas, Indios y Silvestre y La Naranja se alinean uniendo fuerzas para cerrar el año a lo grande en “Niceto Club”. Indios adelantará temas de su segundo albúm, que actualmente se encuentran grabando. A las 21hs en Niceto Club (Av. Niceto Vega 5510). Entrada: $100.
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Viernes 16 y Sábado 17
“El salmón” vuelve a las andadas. Despide el año en su país con una serie de conciertos en el marco del tour “Licencia para cantar”. Noches en las que no faltarán sus clásicos indestructibles y algunos estrenos de su próximo álbum. A las 21hs en el Teatro Gran Rex (Av. Corrientes 857). Entradas desde $910.
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Jueves 22
Luego de su esperado regreso, la banda alternativa icónica de los 90’s despide el año con un show especial en el que repasaran toda su discografía junto a sus más recientes composiciones. A las 21hs en La trastienda Club (Balcarce 460). Entradas desde $300.
noche
campamento urbano ENTRANDO EN MODO VERANO, LAS NOCHES DE CAMPING SE VUELVEN UNA ALTERNATIVA MÁS QUE RECOMENDABLE, SIN NECESIDAD DE ESCAPARSE DE LA CIUDAD. ¿Qué es el inconformismo? ¿Cierta dificultad para alcanzar la felicidad o un mecanismo de superación? De una u otra manera, forma parte de la condición humana: se añora lo que no se tiene y se desea lo que falta. En este sentido, residir en una gran
ciudad implica convivir con cierta carencia de un entorno natural. El exceso de smog, de sirenas, de locura, en definitiva la abundancia de urbanidad, sitúa el contacto con la naturaleza en el casillero de las privaciones. Para contrarrestarlo no hay como una
escapada al Camping, donde el cielo se expande sobre las cabezas, los árboles se erigen como protagonistas del entorno y la rusticidad es virtud. Lo novedoso es que no hace falta cruzar la General Paz para rellenar esa carencia porque a metros de la
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intersección de dos importantes avenidas y a escasas cuadras del microcentro porteño, existe un camping que a través de su concepto desarrolla la ilusión de aquella falta, convirtiéndose prácticamente en un oasis entre tanto pavimento. Camping es un biergarten, un jardín cervecero, completamente al aire libre, situado en un sector de las terrazas del Buenos Aires Design. Lo único que está protegido del sol o de la lluvia es un carrito estilo food-truck atendido por sujetos vestidos de boy scouts. Allí se hacen y retiran los pedidos, como en cualquier local de comida rápida, y del mismo modo incluye la solicitud de dejar las mesas limpias ya que no tienen servicio de mesa. El desenvolvimiento que pueda tener una noche en Camping depende en gran medida de las condiciones climáticas. El protagonismo de la madre naturaleza es absoluto, ya sea por la posibilidad de otear un cielo estrellado o por las dificultades para refugiarse de la lluvia. En Camping,
ese accionar independiente de la naturaleza se deja fluir, alcanzando el sublime encanto de no tener todo bajo control. Camping abre de martes a domingos, durante todo el año, con concurrencia dispar en función de la estación. En invierno se hace fuerte los días soleados, mientras que en primavera y verano vive su temporada más alta, con especial hincapié en las noches. De hecho, cada luna llena, además de aullar los lobos se organizan recitales, como para darle el toque de fogón que todo buen campamento se precie de tener. El elemento fuego no surge de entre unos leños crepitando, pero al menos está presente en las pequeñas velas que titilan en las mesas rústicas de madera. Para el plenilunio de diciembre se espera la presencia de Nico Pauls y en enero a Silvestre y La Naranja. Siguiendo con la música, cada asistente al bar tiene la posibilidad de seleccionar hasta tres temas de una frondosa lista ingresando a la web de Camping, y agregarlas al listado de las que suenan en los parlantes.
En el plano alimenticio, esta terraza cervecera, además de tener una variedad de la popular bebida en formato artesanal, también ofrece vinos, gaseosas, licuados; y para comer opciones sencillas como en cualquier campamento, que van variando según el día, que pueden ser desde panchos y tortilla hasta churros y ensalada de frutas. Son varios los atractivos de este bar campestre que puso las estacas en marzo del 2014, y desde entonces, a través de su original concepto se diferenció de la típica cervecería porteña. Allí, ignorando edificios y automóviles, recostándose sobre el borde de la terraza o sentado en las largas mesas comunitarias contextualizadas por un entorno verde gracias a una buena cantidad de macetas y a los parques arbolados de alrededor, bajo un cielo abierto apenas recortado por palmeras, o por las estatuas y la Capilla del Centro Cultural Recoleta, se respira un aire difícil de encontrar entre las calles del entorno, aproximándose al sentir del sutil aliento de los elementos de la naturaleza. “Aquí y ahora, presente, te necesitamos acá”, dice el icónico oso hormiguero en el folleto informativo, y en una ciudad tan saturada de urbanismo, en un mundo cada vez más atravesado por lo que pasa dentro de una pantalla, el pleno contacto con lo agreste parece ser casi una reivindicación de la realidad. MARTÍN D’ADAMO
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Camping Pueyrredón 2501 Martes a Domingo www.campingcamping.org
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BARES
cruce de los Alpes PIONERO A LA HORA DE COMBINAR CULTURA Y BUENA GASTRONOMÍA, FILO SE SITÚA EN LA CALLE SAN MARTÍN Y EN la lista DE LOS 100 MEJORES RESTAURANTEs ITALIANOS DEL MUNDO. “En aquella época, a mediados de los noventa, se daban las condiciones necesarias para que se produjera una explosión general en la cultura del país y la gastronomía no escapó a aquel ambiente fecundo , rememora Deni Di Biaggi, propietario del lugar y sibarita a golpe de repetición. Me encanta comer , confiesa. Y fruto de aquel ambiente de inquietudes nació el lugar que trajo a la Argentina la rúcula o el spritz, ese trago que hoy hace furor en la noche bonaerense; también surgió, por primera vez, la idea de meter arte en un restaurante; o la locura de comer al ritmo de un dj: Carlos Alfonsín empezó aquí . O la osadía de echar abajo los convencionalismos del restaurante blanco, camareros de riguroso blanco y mesas con manteles blancos. Dejar las paredes desnudas y pintarlas de verde ya fue toda una declaración de intenciones , recuerda con emoción Di Biaggi. Una heroicidad que causó sorpresa. Foster (se refiere al crítico gastronómico Derek Foster) nos dio seis meses de vida. Pero a los tres años escribió una nota admitiendo que se equivocaba . Todo esto y mucho más es Filo. Un restaurante italiano. Ojo que no decimos a la italiana. Sino italiano. De verdad. De esos en los que el gusto por las materias primas de alta calidad es dogma de fe. Un lugar donde se come bien, se bebe bien y se está mejor. Decoración cuidada, que mezcla toques de Kandisnski, Dalí, Miró o de Klimt
y un guiño gamberro a aquel Microcentro canalla de antes de que los yuppies se inventaran Puerto Madero”. Pero no te confundas. “Filo no es un lugar fashion; nunca lo fue. Marcamos tendencia. Fuimos vanguardia, pero nunca un lugar fashion”. La calidad de la oferta gastronómica de este restaurante viene dada por su propia filosofía. Desde que se produjo esa explosión hace veinte años, el argentino se ha vuelto una persona cada vez más exigente a la mesa , comenta Di Biaggi. Y para satisfacerlo hay que ser serios. Por eso cambian la carta dos veces al año; por eso cuidan en detalle la selección de materias primas; por eso han elevado asuntos como el aceite de oliva a rango de religión. El resultado es una carta netamente italiana en la que, aparte de los risottos, carpaccios, o pizzas que, según explican, son muy diferentes a las que se hacen en la Argentina”, se encuentran platos de rara factura en estas latitudes. Aquí el hígado no es muy apreciado. Pero calentado en la sartén con una temperatura adecuada y acompañado con cebollas, se convierte en uno de los mejores platos de la gastronomía veneciana , señala Di Biaggi, sacando pecho por su origen véneto. Aún así, a todos los españoles los llaman gallegos y a todos los italianos tanos . Y no es cosa de presumir o palabrerío hueco. La prestigiosa revista neoyorquina Sabor incluyó a Filo entre los mejores 100 restaurantes italianos del mundo y como
referencia en Latinoamérica. Una fama que ha traído hasta las mesas del local de Microcentro a comensales de la talla de Madonna, Francis Ford Coppola, Fernando Peña Un espacio para el arte Otro de los puntos fuertes de este lugar diferente fue su compromiso con la cultura. Ahora, según comenta Deni Di Biaggi, se han dado un respiro . Pero en esto también fueron pioneros. Ahora hasta parece vulgar que un local de restauración compagine su actividad con la de una galería de arte, pero en los noventa aquello fue una novedad . En las paredes de Filo expusieron artistas de talla internacional. Fruto de este trabajo, Filo logró el segundo premio de la crítica artística de Buenos Aires en 1997. Un año más tarde fueron galardonados con el prestigioso premio Pettoruti. Es lo más para cualquier galería de arte y la ganó un restaurante , se enorgullece. Ahora, el arte no cuelga de las paredes. Se encuentra entre platos y copas. JOSÉ J. JIMÉNEZ
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FILO San Martin 975 4311 1871/ 0312 Lunes a domingo, de 12 a 2 filo.ristorante.com
B/R !
BARES Y RESTAURANTES bares@revistallegas.com.ar
DOÑA
Bulnes 802, esq. Humahuaca Reservas: 4862-9278 Doña es una cantina que intenta homenajear a los grandes bodegones de Buenos Aires desde la mirada del presente, rescatando ese espiritu que nosotros recordamos de nuestra infancia.
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Musetta Caffé
Musetta Caffé. Billinghurst 894, esquina Tucumán. Información y reservas: 4867-4037. Disfrute de los mejores desayunos, meriendas, almuerzos y cenas. Lunes de 10 a 20; martes a viernes de 10 al cierre; sábados de 17 al cierre. Más información en www.musettacafe.com
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Guarda la Vieja!
Billinghurst 699 esquina Guardia Vieja. Reservas: 4863-7923 Comedero & Bebedero ubicado en una clásica esquina de Almagro, con un ambiente ideal para relajarse con amigos o en pareja. Exquisitos platos caseros, picadas, tragos, cervezas, vinos y buena música para condimentar.
Doña Una pequeña cantina en una esquina del barrio de Almagro Especialidad en pastas caseras amasadas en el salón Picadas con productos artesanales Abierto de martes a sábados de 12 a 15:30 y de 20 a 00:30 hs Lunes y Domingos de 12 a 15:30 hs Bulnes 802, esquina Humahuaca, Almagro, Buenos Aires reservas al 4862-9278
Guarda la Vieja! Comedero & Bebedero ubicado en una clásica esquina de Almagro, con un ambiente ideal para relajarse con amigos o en pareja. Exquisitos platos caseros, picadas, tragos, cervezas y vinos. La música condimento ideal de la noche. No cobramos cubierto. Pago solo efectivo.
Billinghurst 699 esquina Guardia Vieja. Teléfono: 4863-7923 Abrimos todos los dias. Horario: Domingo a Jueves de 18 a 2 hs. Viernes y Sábado: 18 a 5 hs.