10 / 2017 #220 aĂąo XIII www.revistallegas.com.ar
teatro
arte bares mĂşsica letras cine noche buenos aires
220 Viejo, solo y puto, los Viernes y Sábados 23:15 hs. en Timbre 4 se presenta la obra de Sergio Boris Mejico 3554 entradas desde $ 280. El cuerpo de Ofelia continua en cartel en el Teatro Andamio 90, Sabados 20 hs. Paraná 660.
OBRA DE TAPA “Surica”, 110x90 cm. 2017. Acrílico sobre madera Andres Agosín (Monk) nació en Viña del Mar, Chile y se crió en Buenos Aires. Es artista plástico,
SUMARIO 4-9 TEATRO Rubén Sabadini comparte con Llegás como es hacer la quinta
diseñador gráfico y director de arte. Además, funda-
temporada de Trópico del Plata en los tiempos que corren. Además, obras
dor de las editoriales Göoo, 1:100 y Porco.
recomendadas del mes.
Miembro de una generación de artistas que han llevado sus talentos más alla de las galerías tradicionales, mezclando el street art, las intervenciones
10 ARTE Formas Tontas, un taller de cerámica y escritura, arcilla y poesía, barro y palabras. Todo En uno.
en vivo, así como la customizacion de objetos y toys. Siendo parte del movimiento de street art emergente de Argentina, sus muros y obras han desembarcado en varias galerías y editoriales de Latinoamérica, USA, México y Europa. Reconocido por la crítica especializada, su trabajo ha sido publicado en libros y revistas de Australia, Brasil, Chile, China, España e Inglaterra. www.monkdesign.com.ar “AURA”, hasta el 2 de Noviembre en la Galeria Elsi del Rio. Humboldt 1510 (CABA). Martes a Viernes 13 a 19hs - Sabados 11 a 15hs
12-13 MÚSICA De sonido actual pero con guiños a tiempos pasados, Viva Elástico presenta NO ES PRIVADO, su último trabajo.
14-15 LETRAS Tiene que llover, una mirada sobre el quinto tomo de la obra de escritor noruego Karl Ove Knausgard.
16 CINE Alanís, notable relato de Anahí Berneri con la excluyente presencia De sofìa Gala castiglione.
18 NOCHE Yendo de la sala al bar, o viceversa. El microteatro propone un formato de salida barística teatral novedosa.
20-22 BARES Guarda la vieja, el restobar ideal para comenzar o cerrar una gran velada.
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Editor Responsable Gustavo Gaona EDITOR DE CIERRE Ricardo Tamburrano DISEÑO Daniela Sawicki COLABORAN EN ESTE NUMERO Ricardo Tamburrano, Vera Czemerinski, Julieta Bilik, Paula Boente, Mara Teit (teatro), Ana Paula Méndez (arte), Martín Caamaño (letras y música), Carlos Diviesti (cine), Martín D’Adamo (noche), Mara Teit (bares). TIRADA DE ESTA EDICION 12 mil ejemplares Publicidad: Ricardo Tamburrano (15 5958 7489, ricardotamburrano@gmail.com y teatro.llegas@gmail.com), Esteban Gallego, www.egmediabrokers.com. Tel: 4861-1721 llegás a buenos aires es una publicación mensual de distribución gratuita, Propiedad de GyH Contenidos Srl, Chile 1507, Piso 2. CP. 1100, CABA. Fundada el 5 de agosto de 2004. Se distribuye en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Registro de marca 2519629. Registro de la propiedad intelectual exp. 347083. ISSN 1668 – 5326. La programación de las agendas puede sufrir cambios por parte de los organizadores. Llegás no se responsabiliza de los mismos.
teatro
según pasan los años La quinta temporada de Trópico del Plata, una buena excusa para conversar con RubÉn Sabadini de su obra y el contexto en que se exhibe. Es sabido que el teatro, mejor dicho el teatro independiente, genera y abre un espacio de libertad en la toma de decisiones con respecto a las búsquedas estéticas personales y grupales. El circuito teatral alternativo posée un valor en sí mismo tanto en la investigación para producir materiales nuevos como para seguir apostando a las obras que han tenido buenas temporadas, “les ha ido bien” ganando críticas elogiosas, abriendo un canal de comunicación con el público, un boca en boca, que les permite sostenerse en cartel. Entre otros espectáculos de calidad que suman temporadas y se convierten en íconos de la escena porteña, podemos mencionar: Nada del amor me produce envidia (Sáb. 19 hs. Santos 4040), Viejo, solo y puto (Vie y Sáb. 23:15 hs. Timbre 4), Inestable (Sab. 21hs. Beckett), Cactus orquídea (Sáb. 21 hs. Anfitrión), Mi hijo sólo camina un poco más lento (Sáb. y Dom. 11 y 14 hs. Apacheta), Terrenal (Jue 20 hs., Vie 21 hs., Sab 21 hs y Dom 20 hs. Teatro del Pueblo). Otra que vuelve es Tropico del Plata y Rubén Sabadini nos cuenta el por qué de la vuelta: “Hacer una obra una quinta temporada implica en sí el mismo deseo que la primera, mostrar, exponer, compartir lo que se ha trabajado. Esta es la única razón del teatro”. ¿Que diferencias ves en la obra al momento del estreno y el actual? Estamos en otro momento. En 2013, año en que Trópico del Plata se estrenó, la obra era una especie de extenso poema dramatizado que contaba la historia de una mujer que atiende a unos disfrazados en un Baile de Enmascarados. Hoy, esos disfrazados a los que la obra aludía metafóricamente están en el poder, entonces la pregunta que ahora nos hacemos es cómo dialoga esta obra con lo real siendo que cuando la estrenamos aludía al liberalismo de los ‘90?
Si cuando estrenamos la obra era un intento poético de denuncia de la política económica de los 90´ que “vuelve carne de consumo todo lo que se le ponga delante” hoy la obra pasa a ser una exclamación de denuncia de la opresión impartida por un gobierno. ¿Es sólo político? Hay un sustrato poético que excede a toda lectura política, y esa quizás es la motivación más genuina de seguir haciendo la obra. Seguir probando como un nuevo espacio, una nueva época dialogan y discuten con lo creado 5 años atrás. ¿Cómo se produce una obra en la 5ta. Temporada? Las formas de producción no han variado mucho, el teatro independiente se basa en el puro tesón, siempre el motor principal es el deseo y a partir de ahí se ordena todo lo demás. Acá el tema central es la consigna “Ni una menos”. Hicieron la obra en otros países ¿Cómo repercutió la temática con otro público? Hicimos la obra en otras provincias y países la empatía siempre se producía de modos similares. Una actriz, Laura Nevole, que deja todo en escena, que no se guarda actuación, que no escatima y sabe como conducir su energía siempre es agradecido por el público. Es que la materia principal del teatro que me interesa es la actuación. Sin embargo cada idiosincrasia de los lugares donde estuvimos resaltaba alguna capa más de significación de la que estábamos acostumbrados en Buenos Aires. Así, en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, el tópico era “el disfraz”, mientras que en Jujuy fue “la negra blanqueada para sobrevivir”, situación que se repitió en Almada, Portugal pero por la negación de una población hacia sus pieles oscuras; y en Galicia la negación del consumo de prostitución “esto aquí no existe y sin embargo se dice
que hay” nos confesaban. En el conurbano bonaerense quizás fue el lugar donde vimos mayor conmoción en el público en cuanto al tema de la trata de personas y la violencia de género, el público femenino se sabe en esos peligros y termina preguntándose como hacer para desarmar el entramado de poder impuesto por el machismo. Parece una obra escrita para contextualizar teatralmente el momento... La obra nunca intentó ser premonitoria, ni aleccionadora, ni políticamente correcta, pero si como grupo nos llamó la atención que sacar la obra surge en un contexto temporal donde efectivamente se multiplicaron las voces en reclamo por el crecimiento exponencial del femicidio y la violencia de género en Argentina. Esa realidad que impulsó al surgimiento del movimiento Ni Una Menos. Entonces hacer Trópico del Plata hoy, en Octubre de 2017, será un nuevo modo de discutir desde el teatro lo que pensamos. Sin dudas hay que ir a ver este espectaculo y -sobretodo- a Laura Nevole siempre que actúa: una actriz que despliega talento, sensibilidad, riesgo y pasión... una actriz que cada vez que sube a un escenario la vemos creando en un espacio de libertad. ricardo tamburrano
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Trópico del Plata Elkafka Espacio Teatral Lambaré 866 - 4862-5439 Reservas: Alternativa Teatral elkafka@gmail.com Domingos 8, 15 y 29 de Octubre a las18hs. Actúa: Laura Nevole Texto y Dirección: Rubén Sabadini
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Amanda y Eduardo
Armando Discépolo sea tal vez uno de los mejores autores teatrales argentinos. La especificidad de su lenguaje y la estructura perfecta de sus obras, las hace el recipiente ideal para meter mano y hacer teatro, en el sentido más clásico y bien entendido del término. El desafío es dar en el blanco del espíritu del autor. La puesta de Amanda y Eduardo -con adaptación y dirección de María Laura laspiur- va en esa dirección: captura matices del texto respetando
el pulso propio que marcan las palabras, sin apurarlo, tomándose los tiempos de un bandoneón estirado que alarga la nota hasta llegar al silencio. Tranquilo, seguro, indudablemente local y con la historicidad propia que le da la distancia del tiempo en que fue escrita. Si el problema de clases es una de sus capas de lectura, la decisión espacial resuelve –en la pequeña escala del teatro en que se presenta- muy sintética y simplemente
el tema: la clase baja siempre quedará inevitablemente por detrás de la alta. Cuidada estéticamente, la puesta va al grano, a los hechos que desencadenan el desastre, y tiene la virtud de no irse por las ramas y estar interpretada por un parejo elenco. En ese punto, la Flora de Cecilia Sgariglia arrima el lenguaje con fuerza y precisión al universo propiamente discepoleano: su particular registro actoral la mueve a piacere por la tragedia sin perder el humor que late en la obra, la actriz degusta las palabras como si fuesen propias. Es que es allí es donde puede encontrarse a Discépolo, tanto en un piso de Montevideo y Arenales como en una ratonera de Cochabamba y Pichincha. La inevitable tragedia argentina, qué le vamos a hacer. Vera Czemerinski Autor: Armando Discépolo. Adaptación y dirección: Maria Laura laspiur. Con: Piero Anselmi, Paula Cohen Noguerol, Lucía Díaz, Mayra Mucci, Magdalena Pardo, Cecilia Sgariglia, Nicolás Van De Moortele. Domingos 20 hs en Tadrón Teatro, Dir: Niceto Vega 4802. Entradas $ 180 / $ 150.
La Ponedora, el último milagro Desde los orígenes existió una conexión entre el teatro y la religión. Relación fundante para ambas disciplinas, disolver el vínculo fue parte de los desafíos que tuvieron con el correr de los siglos y la progresiva desacralización social y del Estado. En La Ponedora, el último milagro se realiza el procedimiento inverso: el lazo vuelve a ser protagonista pero, esta vez, para ser repensado. Entonces, la puesta en escena episcopal funciona como evidencia del artificio teatral, del milagro del arte y de la idea del teatro como credo. La escena ocurre en la oscura sacristía de una parroquia en Ayacucho, un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Los fieles se exilian a nuevas creencias con métodos más modernos y evidencias más efectivas de su poder sagrado. Entonces, la cúpula del estado eclesiástico local desespera y se habilita lo que parece imposible: acudir a la madame del burdel del pueblo para pedirle su milagro, la presencia en la iglesia de Iris,
una mujer que pone huevos en su prostíbulo y convoca a centenares de paisanos con “su acto”. Una obra sobre el milagro de la fe y la necesidad de creer. Pero también sobre el cambio de los tiempos y cómo la inmediatez y los resultados más allá de promesas, junto con un discurso punitivo y represor, convirtieron a la iglesia católica tradicional en un anacronismo. La Ponedora, el último milagro es una declaración política, aunque por momentos alejada del verosímil y tomándose poco en serio a sí misma, que vale la pena ver para hacer consciente qué hay de religioso en el teatro y cuánto de teatro en la religión. Julieta Bilik Dramaturgia y dirección: Ana Lucía Rodríguez. Interpretación: Martín Tecchi, Santiago Fraccarolli, Verónica González, Rocío Saldeña, Josefina Barrionuevo y Homero González. Sportivo Teatral, Thames 1426; viernes, a las 23hs; $150.
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LOS BOHEMIOS
Mariana sube el volumen. La música de Nirvana irrumpe en la casa y, por un instante, regresa el recuerdo de esa década de los 90 que dejó a la familia desmembrada y en ruinas. Está embarazada por primera vez y de regreso en lo de su madre, Silvia. Juntas ensayan ahora una nueva convivencia. Pero las heridas de la crisis todavía duelen, anquilosan los vínculos y, por dentro, todo vuelve a estar a punto de estallar. En la propuesta de Brenda Costa, directora de “La cena”, “Clara y el falso sobrino de Oldrich Lipsky” y “Delia o la noche de las flores”, el transitado “teatro de living” se ve en este caso atravesado por la debacle del 2001 y sus secuelas en una familia de clase
Érase una vez los sensuales media. La catarata de reproches, la amargura de las noches solitarias, los vicios y las ausencias del exilio atormentan a los personajes de esta historia que logra encontrar espacio también para el humor. La obra se apoya en las actuaciones, que logran momentos de intensidad en los intercambios entre madre e hija o entre Silvia y su hermana, la tía de Mariana. El novio de la joven embarazada, hincha fanático de Atlanta, “los bohemios”, es el cuarto protagonista y, con su adoración por el club y su despiste respecto a la paternidad, trae aire de comedia. La crisis caló hondo y las peleas separan, pero a los personajes les queda la esperanza de que las cosas cambien con las nuevas generaciones y todos vuelvan a juntarse algún día a brindar.
puerto, los matones ocultan sus aprietes en trucos de magia, el perfume puede ser un rastro mortal, el miedo se va cristalizando con el frío de la costa. La obra tiene entre sus logros la construcción de esta atmósfera opresiva y misteriosa. Se traza también un colectivo que contribuye a la asfixia de ese entorno. En el pueblo. todos preguntan, todos tienen opiniones y a veces las cambian. Hay que cuidarse. Un texto rico en imágenes es clave en la creación de esta propuesta que se apoya además en las fortalezas de los actores, cada uno en su tono. La tormenta llega y todo se precipita. Hay que apurarse porque las últimas chances de fuga se escapan con esas gotas que ya caen y se escurren.
A modo de caja china, una obra dentro de otra obra que remite a una obra que reflexiona sobre las dinámicas y los procedimientos de la ficción a la orden del discreto encanto de la burguesía, el snobismo, los caprichos, el tedio, el dúo Mas-Biotti juega a metatreatralizar sin caer en el terreno exclusivo del teatro y su quehacer, y así se expande y permite pensar en el lugar desde donde miramos el mundo. “Érase una vez los sensuales” se disfraza de alegoría, y propone un irreverente cruce entre poética y política, escapándole a la solemnidad, utilizando la metáfora como distancia irónica obligada, inscripto en la circularidad de la historia que como toda tragedia, se repite en forma de farsa. La muñeca de C. F. Mas no sólo tiene voz, además embiste al público cara a cara y encarna el discurso de los oprimidos pero con una liviandad tremenda, como si aquella ausencia de identidad del original de Discépolo hallara su paroxismo en la apropiación de discursos cristalizados que el contexto, esa máquina teatral envolvente, resignifica. El grito de muñeca queda embotado entre paredes artificiales, exaltando la foto decadente de ese elenco de burgueses aburridos, engolosinado entre las pasiones inútiles y el amor como flagelo. El cuerpo encarna el relato del tiempo transcurrido, las marcas de las infamias vividas, las heridas que se regeneran en un círculo siniestro. La historia del cuerpo inscripto en el irrefrenable destino de tropezar siempre con la misma piedra.
Paula Boente
Mara Teit
Dramaturgia: Pedro Sedlinsky. Dirección: Nata-
De C. F. Mas. Con: Verónica Amézola, Valeria Cas-
cha. Interpretación: Juan Marcelo Duarte, Diego
tro, Alejandro Ulises Gimenez, Paolo Giuliano,
Gens, Jorge Prado, Micaela Racciatti. Teatro IFT;
Carlos Larrañaga, José María Tabares Dirección:
Boulonge Sur Mer 549; Viernes a las 20:30; desde
Romina Biotti. El Excéntrico de la 18° Lerma 420
$150.
Viernes a las 22; $200.
Paula Boente Dramaturgia y Dirección: Brenda Costa. Interpretación: Bárbara Landgraf, Marina Hapko, Nicolás Fernández Garello, Paula Celeri. La Gloria Espacio Teatral, Yatay 890; jueves a las 21; desde $150.
Dibujo sobre un vidrio empañado
El humo es azul, la luna es roja, la noche es negra y la cicatriz siempre cambia de color. La tormenta se avecina en el puerto y los presagios alertan. El violinista llega como forastero, la bailarina quiere huir. La violencia y las amenazas solapadas destiñen los brillos del show. Como un policial negro, con hombres de impermeable y divas atormentadas, se marcan las líneas de esta historia escrita por Pedro Sedlinsky y dirigida por Natacha Delgado, autor y actriz de “El cuerpo de Ofelia”, de Bernardo Cappa. Los peligros se esconden tras la bruma del
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juntas e inventadas Como un collage sin sentido que de a poco lo va adquiriendo, Formas tontas, es un taller de cerámica y escritura, arcilla y poesía, barro y palabras, todo en uno. María Guerrieri y Cecilia Pavón. Una dibujante y artista plástica, otra poeta y del “mundo de las letras”. Aunque María también escribió un libro y Cecilia ha mostrado piezas visuales. Una cosa lleva a la otra. La doble vía de la materia y los materiales. Las muchas posibilidades de la poesía más allá de su forma. Juntas, idearon Formas tontas, un taller de cerámica y escritura, arcilla y poesía, barro y palabras. Si invención es crear una cosa que no existía o pensar una nueva manera de hacer una cosa, producir algo no conocido o nuevo, encontrar… Ese algo, esa cosa, parte de un texto y toma tridimensión o va de la pura forma y del disfrute de las manos amasando el barro a generar otras asociaciones con las palabras. No es un encuentro solemne, se puede volver a jugar y activa la imaginación. Muchas personas que conozco han hecho cerámica de pequeñas y eso ha quedado en algún lugar de la memoria táctil como un amor bonito y entrañable. Un flechazo. Esa nueva manera también es la propuesta del taller, juntar dos actividades que son hermanas. Afines y dúctiles, se puede editar en ambos casos. El hallazgo de este taller es precisamente esa mezcla o experimento que habilita y enriquece los imaginarios de los participantes con su doble propuesta.
Unas raíces de plantas oscuras, mano apurada, tanza colgando, una bandera de un país inventado, vapor, amuletos colgando, pensar y escribir al mismo tiempo, cortar la manga del tapado, son algunas de las frases que surgieron ante la consigna que veo, que quiero. Pensar por y con las imágenes que se elevan o se aplanan con el movimiento de las manos. En un momento hay que entregar una de las piezas en las que estuviste trabajando al compañero que está al lado y a su vez te llega otra. Algo hacés con ella, la alisás, la curvás, la enderezás, la transfromás quizás con más soltura o con más desprejuicio. En cada encuentro los disparadores son precisos y claros, no intimidan sino que te ponen a entrenar eso que se puede invocar con distintos lenguajes. La afinidad entre poesía y cerámica nos sorprendió. A lo largo de los cinco encuentros fuimos escribiendo y modelando alternadamente como si todo fuera parte de una misma cosa. Es que realmente lo era. Llegó el día de pintar las cerámicas y antes de eso leímos un poema de Rimbaud y luego escribimos como nos imaginábamos los colores que íbamos a ponerles. Algo así como deducir o intuir el color. Es muy
enigmático, nadie sabe bien cómo será el resultado. Eso no importa realmente. Estás pintando algo que se ve lila pero el color que va a quedar después de horneada la pieza es azul y tampoco sabes bien cómo va a salir. Intuir y un poco olvidarse del color. En el espacio donde transcurre el taller, que da a una terraza con plantas y muchas cerámicas a la intemperie, también la luz va transformando y suspendiendo el tiempo. Es como irse un rato a vivir de y con la fantasía. De vacaciones con las formas tontas y blandas en continuo movimiento. Formas invisibles que cobran dimensión. Distintas variaciones de las formas. ANA PAULA MÉNDEZ
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Formas tontas Próximo taller inicia el 17/10 Martes de 11:30 a 14 hs. 6 encuentros Barrio: Chacarita Más información: María Guerrieri mamemimomu14@gmail.com Cecilia Pavón ceciliapavon@gmail.com
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MÚSICA
contra la falsa elegancia del pop
Con un sonido actual pero con guiños a tiempos pasados, llega NO ES PRIVADO, el último trabajo de Viva ElÁstico. Y de repente, así de la nada, sin que nadie lo espere ni lo necesite, aparece un disco perfecto. Como escribió Oscar Wilde “todo arte es completamente inútil”. Pero cuando éste se manifiesta puede resultar performativo y modificar la existencia cotidiana. No es privado, el tercer álbum de Viva elástico, es un clásico instantáneo. Acaba de salir pero podría haber surgido en cualquier tramo de los últimos 30 años de rock sin por eso caer en el gesto nostálgico ni en ninguna clase de coqueteo retro. Tiene algo de Don Cornelio y la zona en la segunda mitad de los 80’s (probablemente debido a la influencia compartida por The cure); de la movida sónica de los 90’s; del intimismo caótico de comienzos de los 2000 y al mismo tiempo, escuchándolo, uno siente que no podría pertenecer a otra época que a esta. Es decir, un clásico. Pero No es privado tampoco es un disco rupturista. No está llamado a revolucionar, desde su propuesta, la historia de nuestro rock. Se trata de un álbum inspirado pero más bien tradicional cuyo mayor potencia radica en la calidad de sus canciones. En No es privado no hay temas de relleno y si cada canción se luce se debe ante todo a la precisión de sus letras, las bellezas de sus melodías y el tremendo desempeño vocal
de Alejandro Schuster, cantante, guitarrista y compositor del grupo. Su voz en este disco produce un efecto extraño. Es capaz de condensar todo el calor, la emotividad y la cercanía de una interpretación en vivo sin jamás perder la sofisticación necesaria del estudio. “¿Quién da el primer golpe la roca o el mar?”, se pregunta, metafísico, en “Cansado de ver la hora”, el primer corte de difusión. Y dos temas después, como si fuera un Jarvis Cocker local, sentencia en el tema que da nombre al disco: “Es que el amor no es privado ni se compra. Es libertad, fantasía, temor, personalidad. Es deseo”. Ya antes, en “New Wave”, había arriesgado una posible autodefinición: “Me importa un bledo si caigo, man. Porque yo soy como el tango y me visto de new wave”, reactualizando eso del “escucho un tango y rock y presiento que soy yo” de García en “Yo no quiero volverme tan loco”. Las referencias al rock nacional están ahí, al pie del cañón. En “Ven”, retoma “Lo que sangra” de Soda Stereo cantando: “Subo la escalera en espiral y en la cúpula hay personas sin historias que contar”. Pero más allá de toda referencia lo que hace de No es privado un disco tan especial es inasible: la sensación plena de que aquello que ya se hizo antes hoy nos suene como si fuese la primera vez.
A continuación, Schuster da algunas pistas sobre el milagro. No es privado es un disco homogéneo, en cuanto al sonido y la composición. ¿Fue buscado? Quisimos hacer un disco muy directo, caliente. Que tenga que ver con el lado más primitivo de cada uno. Y eso salió bien. Es disco en el que grabamos más tomas que nunca. Y se usó la mitad de lo que se grabó. Hay sonidos que ni recuerdo. Los escucho y no tengo mucha idea de donde salieron. La homogeneidad por ahí tiene que ver con que tuvimos mucho tiempo para hacerlo. El disco en sí se grabó en un año. Pero se trabajó en cuatro. Las canciones eran como 45 y quedaron 11. Hubo una gran oportunidad para abordar el concepto y el productor, Leo Ramella (Emisor), nos ayudó a cerrar un círculo de locuras que tuvieron mucho control. ¿Y cuáles fueron los aportes fundamentales de Ramella para la producción del disco? Leo es magnífico y sabe compartir. No tiene problemas en explicarte cada secreto que aprendió y por sobre todo sabe hablar muy bien a la hora de explicar una idea. Aprendés muchísimo. Sobre otras bandas, técnica de síntesis, trucos de producción, es
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muy divertido trabajar con él. Su frase fue: “chicos vamos a lo primitivo, no busquen la falsa elegancia del pop. Lo importante es ir y encontrarnos en el sudor africano, en el golpe de un negro”. No quiere caretearla y eso nos vino muy bien. Se nota en el disco. Es bastante punk. Una de las cosas que más me impresionó del disco es tu voz. La interpretación es excelente. Natural y sofisticada a la vez. ¿Cómo la grabaron? Muchas gracias. Eso creo que tiene que ver con que no usamos nada de auto-tune, ni blando ni duro. La idea fue grabar al estilo 50´s, con micrófonos sucios, antiguos. No buscamos la perfección pero sí compramos la interpretación. Nos quedamos con errores hermosos que valían mucho más que la prolijidad absoluta. Buscamos mucha trascendencia ahí. Las letras son uno de los puntos altos del grupo. ¿Qué vino primero la música o la letra? En mi caso cuando compongo por lo general la música viene en forma de melodía y acordes, después viene la letra. Tal vez puedo llegar a componer desde una frase pero nunca desde una letra completa. Porque creo que soy un letrista cuando tengo musica a mi alrededor. A mí la poesía me aborda desde lo sónico. Creo que es una forma buena de explicarlo. Como si un escritor necesitara música para crear
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una fantasía. Soy muy flotante y abstracto para expresar y la música me da el habitat para poder moverme. Y la música sale de diversas maneras. Dos acordes que se desarrollan hacia una canción que crece con el tiempo. O un simple repeat de loop en el programa más choto de compu. Quería hablar un poco de las influencias. Los suelen comparar mucho con Don Cornelio, con The Cure y, en este disco, hasta con Babasónicos. ¿Hubo algún artista o un disco particular que los haya inspirado para No es privado? The cure es muy importante en la historia. Tiene todo. Técnica, pasión, letras magníficas, buenos músicos, gran cantante, buena ropa, buenas tapas. Son oscuros y viscerales pero también son los más tiernos e inofensivos. El rock nacional nos gusta mucho, por lo general los que apuntan hacia el norte esencialmente. Algunas cosas de este disco me hicieron acordar a Lucas Martí ¿Puede ser? ¿Lo tenés escuchado? Lucas es buenísimo. Me gusta mucho la canción “Rouge” que dice: “sin vos todo es peor, siento temor”. Y por ahí yo digo: “Nadie que estar solo, amor”. Y bueno algo tenemos que ver. En el disco retomás un viejo tópico del rock: el amor vs mercancía (“el amor no se compra”, “extrañar si tiene un precio y pagar nunca es divertido”)...
Creo que el amor es lo único que no se compra, pero a la vez nuestra sociedad se casa y hace fiestas, pone un presupuesto de la san puta para mostrarle al pueblo que aprendió a amar y a compartir. Y para mí lo más divertido es decirles que extrañar tiene un precio y que pagar nunca es divertido. No es privado casi resume todos los estadíos de una relación amorosa (soledad, enamoramiento, decepción). ¿Qué te atrae de esta temática? Me atrae lo contradictorio de las sociedades en la historia. Me enamoran los errores de los humanos. Así como un cohete a la luna me parece muy romántico, siento que es el acto más soberbio y egoísta del hombre. El amor es un invento maravilloso, que aún no logra romperse. Es más fuerte que las religiones y por sobre todo más fuerte que todos los hechos materiales. Porque si bien la maldad reina en el mundo nunca se olvida esa palabra. Creo que si una palabra jamás va a desaparecer del diccionario, esa es la palabra amor. No creo en el romanticismo por completo, tal vez soy un poco más Beatnik o existencialista. Y por eso, tal vez, amo tanto las contradicciones. Por ahí las frases de “WWW” lo expresan mejor que nunca, ahí creo que logré dar un poco conmigo y conocerme un poco más. MARTÍN CAAMAÑO
Imperdibles de OCTUBRE
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“Amigos y amigas de mi querida Buenos Aires: voy a presentar mis nuevas canciones y el disco como el concierto girarán alrededor de la guitarra y la voz ”, escribió el cantautor uruguayo anticipando su visita. A las 21hs en el Gran Rex (Corrientes 857). Entradas desde $400.
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Martes 24
La banda neoyorquina regresa más cargada que nunca para envolvernos con sus mezclas de rock progresivo experimental, dream pop y shoegaze. Presentará su segundo álbum titulado “Is The Is Are”. A las 21 hs. En Niceto Club (Av. Niceto Vega 5510). Entradas: $450.
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Sábado 28
Tras haber participado en las dos últimas ediciones del Cosquín Rock y el Festival BUE, la banda continúa con la presentación de “Era Es Será”, nominado en la categoría mejor disco grupo pop en los Premios Gardel. A las 21 hs. En Niceto Club (Av. Niceto Vega 5510). Entradas desde $200.
LETRAS
una lluvia que realmente moje Tiene que llover o simplemente el número 5, una mirada sobre el quinto y último tomo de la obra deL escritor noruego Karl Ove Knausgard. ¿Quién escribe las contratapas de los libros? Es un misterio. A veces éstas suelen ser proto ensayos que condensan la esencia del libro que estamos por leer y otras una sarta de elogios y lugares comunes que debemos esforzarnos por obviar si queremos seguir adelante. Ahora podríamos sumar otro enigma. Los subtitulos. Desde ya no los elegidos por el autor sino los que surgen de una estrategia de mercado para hacer más accesible una obra. El segundo es el caso de la saga Mi lucha del noruego Karl Ove Knausgard. Se sabe que la versión original -e incluso estadunidense- de esta monumental apuesta autobiográfica no solo está dividida por seis libros -al igual que en el resto del mundosino que no llevan ningún subtítulo más que el número correspondiente a cada volumen: “Libro uno, “Libro dos”, etc. Pero en otros mercados cado tomo está bautizado con un nombre, probablemente para destacar el carácter autónomo de cada entrega. No está mal. Es verdad, la saga de Knausgard hasta ahora puede leerse en forma aislada y en cualquier orden. Pero salvo los dos primeros tomos -acá titulados “La muerte del padre” y “Un hombre enamorado”- la experiencia de lectura se achata y hasta en algunos caso puede resultar tediosa si no está acompañada de la idea de conjunto. ¿Por qué? Porque los dos primeros tomos si bien tienen una temática central clara -el padre, en el primer
caso, el amor, en el segundo- también son formalmente más complejos. Los dos restantes se ciñen a poner en marcha la máquina del recuerdo y la dejan funcionando sin mayores interrupciones durante quinientas páginas. Ahora, ya cerca del final, aparece el tomo cinco (“Tiene que llover”) y al Karl Ove narrador le bastan un par de oraciones al comienzo para sacarse de encima el lastre de advertirnos que está ahí agazapado, que estamos leyendo una reconstrucción de su vida y que este libro es mucho más que las vicisitudes de un joven que quiere convertirse en escritor: “Los catorce años que viví en Bergen, de 1988 a 2002, concluyeron ya hace mucho, no queda ni un rastro de ellos, salvo episodios que tal vez recuerden algunas personas, un flash en una cabeza por aquí, un flash en otra cabeza por allá, y, claro está, todo lo que mi memoria conserva de aquella época”. Y listo. Lo que sigue es un raconto de ese periodo de un modo más o menos cronológico. Lo que convierte a “Tiene que llover” en el libro más lineal y convencional de la saga. Pero volvamos a los subtítulos. Como habrán notado, a medida que fueron apareciendo los volúmenes, y cada entrega se fue, si se quiere, simplificando, los títulos se volvieron cada vez más abstractos. De los anteriores no hay mucho que decir. Pero de éste, de “Tiene que llover”, cabe destacar
que es todo un acierto. De algún modo logra resumir gran parte del espíritu del libro. Si “Bailando en la oscuridad” estaba articulado íntegramente en torno a la pérdida de la virginidad, algo que obsesiona y atormenta al joven Karl Ove, al punto de que cuando por fin se consuma su primera relación sexual el volumen termina, “Tiene que llover” repite el mecanismo pero, en lugar de sexo, lo que Karl Ove ansia es publicar un libro y transformarse en un escritor de verdad. Por eso mientras viaja, estudia, visita a su familia, se emborracha, acepta todo tipo de trabajos (cuidando enfermos mentales, de cadete en una radio) nunca deja de escribir y de enviar sus manuscritos a las editoriales por más que una y otra vez se los rechacen. También asiste a una academia de escritura, a la cual es misteriosamente aceptado, y estudia en la universidad Letras primero e Historia del arte después. Durante todo este periodo Karl Ove se frustra, se flagela con su autoexigencia y, sobre todo, es capaz de admitir su envidia cuando ve que otros nadan donde él se ahoga: los elogios de su profesores a sus compañeros en la academia de escritura y luego cuando publican a sus amigos y no a él. Estos detalles de su carácter son los que otorgan la dimensión humana del personaje y hacen que uno empatice con Karl Ove aunque su historia de vida no siempre nos resulte interesante. Por eso es importante el
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conjunto. Con el paso de los tomos se establece en un pacto en que queremos seguir leyendo cualquier cosa que Knausgard nos cuente. Cosas que no seríamos capaces de tolerar si leyeramos un volumen aislado. Aunque en “Tiene que llover”, como en los anteriores, abundan escenas memorables que se sostiene por si solas: cuando lleva a la chica que le gusta a una fiesta en la casa de su hermano Yngve y, como al llegar no hay nadie, se pregunta perplejo si su hermano no será un perdedor; cuando sueña que su hermano está saliendo con esa chica y finalmente lo confirma; cuando en represalia le revolea un vaso y casi le hace perder un ojo; todos sus desmanes cuando toma demasiado alcohol. Pero aún así lo más importante siempre es el conjunto. En “Tiene que llover” hay otras escenas igual de buenas pero que cobran otra significación si se tiene en cuenta lo leído en los tomos anteriores. Por ejemplo el proceso interno y la demora en conquistar a Tonje, quien será su futura esposa. Aunque cronológicamente lo de Tonje sea anterior, algo similar leímos en
“Un hombre enamorado” cuando trata de conquistar a Linda, quien será su segunda esposa. Durante ese periódo, Karl Ove se corta la cara, de la misma forma que lo vuelve hacer -aunque como ya dijimos que en realidad esto ocurre antes- cuando sufre el primer ataque de celos por Tonje. El punto cúlmine de estas superposiciones temporales se da cuando el joven Karl Ove recibe la noticia de la muerte de su padre, enviandonos inmediatamente al comienzo de la saga. Si en “La muerte del padre” no sabíamos prácticamente nada de Knausgard ahora lo sabemos casi todo. El efecto es demoledor. A vez “Tiene que llover” retrata de manera exhaustiva el periódo que Karl Ove vive en Bergen y culmina con su partida a Estocolmo, haciendo que la continuidad natural de este tomo sea el segundo, “Un hombre enamorado”, que comienza con su llegada a Suecia. Mientras tanto en Bergen no para de llover. Se podría decir que prácticamente llueve en todas las páginas del libro. Pero no alcanza. Suerte de metáfora, la lluvia y el mandato al
que alude el título hacen referencia a que el mayor deseo de Karl Ove se cumpla. “Estaba deseando que todo empezara ya, que empezara en serio” , escribe. Como el pibe de los astilleros de Solari, Knausgard va por “una lluvia que realmente moje” para así convertirse de una vez por todas en el escritor que ahora mismo estamos leyendo. MARTÍN CAAMAÑO
TIENE QUE LLOVER Mi lucha: 5 Karl Ove Knausgard
CINE
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el otro lado de la esperanza Alanís, notable relato de Anahí Berneri, TAMBIÉN A CARGO DE LA DIRECCIÓN y con la excluyente presencia de Sofìa Gala Castiglione. Alanís en realidad se llama María Expósito. Tal como lo pronuncian el apellido es con equis y no con ese, por eso lo escribimos así, Expósito, como antiguamente se nominaba a los niños abandonados en las iglesias o los hospitales, expósitas como las almas expuestas a la intemperie. María tiene 25 años, es prostituta, nació y se crió en Cipolletti, y a los 23, embarazada y pudorosa, se traslada a Buenos Aires porque ejercer su tarea con la familia cerca termina siendo poco afectivo y de efectividad inconducente. En Buenos Aires vive con Gisela, una puta entrada en años pero que le cuida a Dante como si fuera la abuela, y la cosa se pone peluda cuando Oscar se hace pasar por cliente y trae al gordo que se les mete de prepo y habilita a la cana a juzgar cómo la gente se gana la vida. A María no se la llevan, a Gisela sí. Y un subterfugio del dueño del departamento (con quien no tienen contrato de alquiler), un subterfugio en el que puede caer un chico nomás, la deja a María en el pasillo del edificio sin sus cosas, sin su plata, con lo puesto y con su hijo en brazos. María cae en esa clase de subterfugios a los que son afectos quienes se pretenden con el poder suficiente como para no tomar en cuenta las necesidades de la gente, su honorabilidad, como si la propia vida de una puta también estuviera
prostituida en toda su insondable extensión. El cine se ha ocupado de las putas con suerte diversa, formulando sus historias desde la comedia o el melodrama, dándoles de forma casi excluyente un color chillón o una sombra cárdena que acentuara el desparpajo o subrayara la definitiva decadencia de esta profesión. ¿El trabajo de las putas es una profesión o una subversión de las normas? ¿Es explotación o decisión propia? ¿Qué matices, qué bemoles permiten evitar el juicio dualista sobre el ejercicio de esta labor? A lo mejor ALANÍS exceda sus límites (los de la pantalla de cine) para relumbrar por sobre la opacidad de su temática. Es imposible juzgar a María/Alanís por su trabajo como prostituta porque la decisión (acertadísima) de Anahí Berneri de mostrar a su personaje a la luz del día, bajo la polución sonora, visual y espiritual de Plaza Miserere, impide que el espectador tome una decisión simple sobre los hechos. A partir del visionamiento de ALANÍS uno, tras su experiencia como espectador, no podrá permanecer indiferente a la humanidad que se despliega alrededor, que nos atraviesa y se introyecta en nuestra propia vida. Porque, ¿qué gollete tiene darle la teta a don José del mismo modo que se la da a Dante? ¿Es que realmente los clientes le ven las tetas y no la panza a una puta
servil? ¿La ven a la puta, identifican a la mujer? Son preguntas ríspidas, claro, pero en este caso rodeadas de una belleza que diluye la sordidez, la belleza de la mirada franca de Sofía Gala Castiglione reflejada en un espejo, simbiotizada en el amor a su hijo (Dante Della Paollera es su propio hijo, lo que incluso borra los esquinados límites entre ficción y realidad), o buscando el afecto esquivo en un cuerpo ajeno. Con ese chiste brutal sobre el nacimiento de Dante dicho durante un interrogatorio, María nos hace saber que Alanís sabe también que el propio cuerpo hasta nos es ajeno: es el espíritu el que comanda la carne cuando la esperanza no está en juego, ni está perdida. Carlos Diviesti
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ALANÍS (Argentina, 2017). 82 minutos. Dirigida por Anahí Berneri. Escrita por Javier van de Couter y Anahí Berneri. Con Sofía Gala Castiglione, Dante Della Paollera, Dana Basso, Silvina Sabater, Carlos Vuletich.
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noche
del bar a la sala y de la sala al bar MÁS RECREATIVA QUE LA SUGERENCIA DEL GENERAL, MICROTEATRO PROPONE UN FORMATO DE SALIDA BARÍSTICA TEATRAL NOVEDOSA. Palermo es un barrio repleto de bares. Sobrepoblado diría. Lugares que no se diferencian de otros, opciones que se repiten sin regalar ninguna particularidad. Pero el que busca encuentra, y es así como llegamos a Microteatro, una propuesta teatral con bar incluido, o un bar con teatro dentro, según lo que cada uno priorice. Se trata de una suerte de recorrido que empieza y termina en Bar Quince, ubicado en la planta baja de Serrano 1139, y que se complementa con lo que sucede en su primer piso, que son obras de teatro de quince minutos, con no más de quince espectadores y en salas de quince metros aproximadamente cuadrados. Tal vez también rectangulares y no hay que descartar circulares, como aparenta ser una noche experimentando esta proposición. Sin dudas el bonito número quince es protagonista de la propuesta. Microteatro nació en Madrid hace ocho años atrás, y volviendo a esto de lo numérico, justo ocho, un símbolo tan circular y soslayadamente infinito, mucho más que una categórica goleada. En el año 2009 medio centenar de artistas armaron un proyecto teatral en un antiguo prostíbulo, utilizando las habitaciones para desarrollar obras de no más de quince minutos, para una decena de personas. En principio fue pensado como un evento único e irrepeti-
ble, pero fue tal el éxito que el formato se acomodó para funcionar de forma continua, dando nacimiento a Microteatro. La idea trascendió fronteras y continentes, llegando a ciudades como Barcelona, Madrid, Miami, Puebla o Lima, y ahora a Buenos Aires, impulsado por la actriz Julieta Novarro y el productor Pablo Bossi. Con un megáfono y a través de pantallas se anuncian las funciones en la planta baja. Escaleras arriba esperan las performances teatrales. Las obras permanecen un mes en cartel, para luego ceder el espacio a otras, que además plantearán una nueva temática a seguir. Para octubre, noviembre y diciembre, serán el sexo, el futuro y la familia, respectivamente. Cada una sale setenta pesos, y hay promociones a partir de la segunda. El bar, con un cuidado diseño minimalista, sirve cocina callejera de nivel, adaptada muy bien al contexto, ya que no tarda en marchar las órdenes a sabiendas de que la mayor parte de los asistentes van a ver alguna o algunas obras, y pueden tener el tiempo ajustado para comer. De todas formas se recomienda dejar como mínimo treinta minutos entre función y función. Por otra parte, tampoco está tan mal tomarse un rato después de presenciar alguna de las micro obras, como para asimilar-
la o comentarla. La bebida, en cambio, se puede llevar a cualquiera de las seis salas y ver teatro bebiendo. Vaya experiencia, adaptada a los ansiosos placeres contemporáneos. Esta permisiva regla, sumada a cierta complicidad entre los presentes por esto de que no hay más de quince asistentes por función, ayudan a que la posición del espectador sea innovadora en relación al teatro tradicional. No deja de ser llamativo que Microteatro tardara tanto en recalar en Buenos Aires, ya que fusiona dos clásicos bien porteños, como lo son el teatro y el bar, pudiendo cada uno dedicarle a cada práctica el tiempo que elija. No es extraño que luego de ver una de las cortas obras, se decida probar con otra, y luego tal vez otra, como puede suceder también, en ocasiones, con unas buenas pintas de cerveza. MARTÍN D’ADAMO
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Microteatro Serrano 1139 Miércoles a Domingos 20 hs. microteatro.com.ar facebook.com/microteatroba info@microteatro.com.ar
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BARES
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el after teatro RODEADO DE TEATROS DEL CIRCUITO ALTERNATIVO, GUARDA LA VIEJA ES EL RESTOBAR IDEAL PARA COMENZAR O CERRAR UNA GRAN VELADA. La premisa es la del sueño de los dos amigos que tienen el bar que desean. “Es el único comedero y bebedero de Buenos aires.” Proclama entre risas, acerca de la identidad del lugar, Juan Pablo Dorato, que junto a su amigo de la infancia Leandro Groppo -“nos conocemos hace más de 25 años” – hace 7 años, plantaron el azul característico en la esquina de Billinghurts y Guardia Vieja, como la bandera que los identificaría desde el principio hasta hoy. “Queríamos un lugar como el que no encontrábamos, al que puedas salir con amigos a las doce de la noche, del cine o del teatro y que tengas donde caer y comer rico, con buena onda, buena música, variedad y por pocos pesos.” Esa claridad vinculada al deseo genuino, es lo que trasmiten todo el tiempo durante mi visita a Guarda la vieja!, entre risas cómplices y anécdotas. La carta es tan amplia, que sería injusto hacer un recorte para clasificarlos: “No seguimos un perfil de lugar, hacemos los que nos gusta y brindamos lo que nos gusta. Estamos contentos, le metemos muchas ganas a todo.” nos cuenta Juan entusiasmado, y Leandro suma “No se cobra cubierto. Ese es nuestro criterio. Absorber lo que se pueda para que todo sea de la mejor calidad pero accesible para todos. Estamos presentes todo el tiempo, pasamos muchos años detrás de la barra. Hay que estar encima y eso te exige mucho, pero así podemos controlar que todo salga como queremos” Hace ya varios años decidieron incluir la cerveza artesanal como una opción, cuando aún no era un boom. “Hoy es normal que alguien pida una IPA, pero en su momento fue osado.” Pero la cerveza no es la única bebida que sale: En un barrio sin demasiada opción
en coctelería, la barra saca a cualquier hora mojito con frutos rojos, caipirinha, caipiroska. Leandro es más de los clásicos y elige un old fashion, pero enseguida Juan me recomienda el pura vida, mezcla de ron de coco, ron blanco, maracuyá, limas y azúcar, y la primavera se siente entonces más cerca. “Cuando arrancamos hicimos un daiquiri de albahaca y mucha gente lo sigue pidiendo” Hay un público habitué que ya es amigo de la casa, y mientras charlamos, entran y saludan con una comodidad manifiesta en cada acción. “Acá a conocí a la que hoy es la mama de mi hija. Hace seis años.” Confiesa Leandro. “Cuando pensamos para atrás son todas cosas lindas, un montón de amigos, gente que vuelve a tomar contacto, lindas charlas” A los pocos años de instalarse, ya eran un clásico en el barrio. “Como viene tanta gente y tan variada es muy fresco todo y eso nos permite arriesgar” Se acercan familias, muchos grupos de chicas, parejas. A los chiquitos, incluso, les gusta mucho, les llama la atención los colores y se divierten imitando las ilustraciones de Juancho Montefiori. “Todos los dibujos son de él. Juancho nos dio una mano tremenda y las ilustraciones siguen ahí, intactas.” Tanto los dibujos de Juancho como el color que define a la esquina los enmarca desde siempre en un terreno conocido para el que haya pasado por la puerta “El azul fue lo primero. Lo segundo fue la bondiola. Todo fue prueba y error. Jugábamos a cocinar y nos dimos cuenta que nos salía rica y es el único plato que no cambió nunca. Ahora es Adrián Garibotto el que se encarga de la cocina. Él está desde siempre, es un
cocinero tremendo, trabajó con los mejores, trae ideas nuevas y la carta la hacemos charlando.” En lo que es la gastronomía siempre estuvieron un paso adelante. Uno de los últimos platos que sumaron fue el pollo a la mostaza con profiteroles de papa. De entrada, recomiendan las brusquetas de salmón con queso banco, las rabas que siempre salen “de puta madre”, papas gratinadas, batatas fritas. También como opción están las berejenas a la parmesana y la picada medio oriente que incluye hummus, ensalada tabule, pasta de berenjena, pan lavash. También hay variedad de ensaladas y las pastas caseras que cuando las nombran, ambos se miran como quienes saben que comparten el secreto de un gran acierto. “Teníamos unas croquetas de pistacho que estaban buenísimas y una vez nos mandamos con un Risotto de frutillas al vino tinto. Ya no lo pedían y dejamos de hacerlo, pero los pocos que se animaron, salieron encantados. La idea es arriesgar Llevar lo tradicional con una pizca de creatividad. Queremos que la pasen bien y que vuelvan.” Sólo nos queda volver. Y siempre nos quedará Guarda la vieja! Mara Teit
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Guarda la Vieja! Billinghurst 699 Domingos a jueves de 18 a 2hs (Cocina abierta hasta la 1) Viernes y sábados de 18 a 4hs (Cocina abierta hasta las 2)
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