Se reunieron a los testigos en el segundo piso del McDonald’s de la Avenida Jiménez. Un agente de la Dijin les pidió que permanecieran sentados y que tuvieran paciencia.
El siguiente testigo era el estudiante. Tenía salsa de tomate en la comisura de los labios.
“¿Me pueden dar una carta certificada constatando que estuve acá?”, dijo un joven con acné en el cejo. “Tengo un parcial en la universidad y el profe no me va a creer”.
“Yo venía cruzando la calle desde la estación del Transmilenio, vi cuando el man le pegó el segundo tiro. Di un giro y corrí de vuelta a la estación. El man, en lo poco que vi, me pareció que se parecía un resto al cantante de Café Tacuba, pero un poco más alto y más gomelo”, dijo el estudiante.
Nadie le paró bolas.
“¿Qué tan alto?”.
El Capitán Abaunza, con las manos en la cintura, contempló el trancón, los periodistas, los curiosos y las patrullas desapaciblemente; este asesinato arruinaría su tercer matrimonio, lo sabía como sabía que tarde o temprano encontraría a su autor material, pero no a su autor intelectual.
“No sé, como metro y setenta y pico; como usted, mediano”, dijo el estudiante. “Oiga Capitán, ¿será que me puede escribir una nota certificando que yo estaba aquí? Es que tuve un parcial de estadística y…”.
Hacía 64 años habían acribillado a Gaitán y sobre la placa de bronce que conmemora esa tragedia, había sido acribillado esta mañana el dirigente sindical. Las semejanzas no pasaban de ahí. Solo tres testigos dicen haber visto lo sucedido, tres en plena hora pico en el centro de Bogota. Nadie intentó detener al disparador, ni mucho menos lincharlo. Es dudoso que una guerra civil estalle antes del atardecer. “¡Peláez!”. “Dígame, mi Capitán”, respondió el agente. “Mándeme a los testigos uno por uno”. El Capitán se sentó en una mesa con vista al cerro. El primero se acercó cargando billetes de lotería de todos los departamentos además de la 9 Millonaria y Almanaques Bristol.
El Capitán Abaunza se puso de pie. Las almorranas lo tenían jodido. Cerró los ojos y se fue a un lugar tranquilo, el lugar que creó con la ayuda de un sicoterapeuta a quien estuvo viendo para que lo ayudara cuando le daban sus ataques de rabia. El lugar era muy parecido al Hotel Irotama. “Mándeme al siguiente, Peláez”. Una joven bajita con una cara muy bonita, como de Barbie, se sentó frente al capitán. Sus tacones escasamente tocaban el piso. “No le vi la cara, porque venía caminando detrás de él, pero reconocí su blazer de nuestra colección 2009. Trabajo como vendedora en Arturo Calle. Es un blazer con un corte ajustado y botones de madera. Sus pantalones eran de dril, definitivamente no eran Arturo Calle, quizás Luber, nosotros no ponemos diseño sobre los bolsillos traseros. Los zapatos tampoco eran nuestros, me atrevo a decir que eran mocasines Corona”. “¿Qué talla diría que era este individuo?”.
“Ya sé que le ha contado lo que vio a varios agentes, pero tenga la amabilidad de contarme a mí lo que sucedió”, dijo el Capitán. “Su merced, yo le colaboro todo lo que quiera, pero no tengo más que una aguapanela en la panza y tengo un filo que si me agacho…”. El Capitán Abaunza lo interrumpió. “Yo di orden de que pidieran lo que quisieran del menú”. “Disculpe, pero yo no como de esta comida. Si me da una mogolla, o una sopita de cebada yo le agradezco infinitamente”, dijo el lotero. “Bueno, descríbame al sospechoso en detalle y luego le doy para que se eche su corrientazo”.
“De camisa, 42, de pantalones, 30, lo que llamamos un XXM”. En ese momento, el celular del Capitán comenzó a timbrar. “Mi capitán”, dijo la voz al otro lado de la línea. “Encontramos un cadáver que se ajusta a la descripción del sospechoso, parece que se pegó un tiro en la sien”. “¿En dónde está?”. “Encima de la tumba de Mariano Ospina Pérez, en el Cementerio Central”, dijo la voz. “¿Qué marca es la chaqueta que lleva puesta?”.
“Yo estaba parado frente al estudio del City. El tipo venía caminando desde el sur. Tenía las manos en los bolsillos de una chaqueta negra, como de pana. Sacó la mano derecha con el revolver como quien va a mirar la hora y sin titubear le disparó dos veces en la cara y siguió su camino al mismo paso. Tenía el pelo liso, oscuro, peinado para el lado. Sus zapatos eran mocasines de cuero, bien cuidaditos, se lo digo porque también embolo, pero me robaron mi caja y…”. “¿Estatura? ¿Era alto?”, preguntó el Capitán Abaunza. “Ni alto, ni pequeño”, dijo el lotero. “Como mediano”.
“Un segundito”, dijo la voz. “Arturo Calle”. “Gracias señorita, ya se puede ir”. —
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pág. 0 / Catalina José Renjifo
1 / Juan Carlos Calderón
48 / Ximena Laverde
2-3 / Ximena Forero M.
49 / Alejandro Martín 51 / Mónica Naranjo U.
4 / Andrea Kratzer
5 / Andrés Barón
52 / Jhonny Casilimas
6 / Ana Montenegro
7 / Karla Homolka
54 / Carlos Santos
8 / Carlota Vesga
9 / Leandra Plaza
56 / Manuel Villa
53 / Alejandro Martín 55 / Andrés Barón 57 / Karla Homolka
10 / Andrea Kratzer
11 / Santiago Vargas
58 / Alejandro Arango
12 / Santiago Vargas
13 / Margarita Jaime
60 / Daniel Gaona
61 / Alejandro Martín
14-15 / Leonardo Caro Cataño
62 / Paulo Licona
63 / Vicky Ospina
16 / Margarita Jaime
20 / Larry Muñoz 22 / Alejandro Mancera
17 / Linda Pongutá
64 / Humberto Junca
59 / Daniel Gaona
65 / Francisco Toquica
18-19 / Paloma Nicolás
66-67 / Nobara Hayakawa
21 / Hyle (Jeimy Osorio)
68-69 / Karen Ortiz
23 / Geraldín Acevedo
70 / Andrea Triana
25 / Juan Carlos Calderón
71 / Alejandro Arango 72-73 / Carolina Arciniegas
26 / Ana Montenegro
27 / Alejandro Arango
74 / Carolina Arciniegas
75 / Diana Sánchez
28 / Andrés Barón
29 / Alejandro Arango
76 / Catalina Rugeles
77 / Fernando Cruz
30 / Bárbara Santos
31 / Jhonny Casilimas
78 / Manuel Quintero
79 / Nobara Hayakawa
32 / Andrés Felipe Garzón
33 / Ana Montenegro
80 / Leandra Plaza
81 / Francisco Toquica
34 / Andrés Barón
35 / Catalina José Renjifo
82 / Sara Acuña
36 / Jhonny Casilimas
37 / Natalia Salcedo
84 / Geraldín Acevedo
38 / Ricardo Bustos
39 / Natalia Salcedo
86 / Carlos Santos
40-41 / Juan Carlos Calderón 42 / Margarita Jaime 44 / Alejandro Sepúlveda
88 / Catalina Rodríguez
43 / Juliana Jaramillo 45 / Natalia Mantilla 46-47 / Alejandro Mancera
83 / Santiago Vargas 85 / Camilo Ospina 87 / Lorenza Vargas 89 / Vanessa González 90-91 / Daniel Gaona
92 / Galia Ospina
93 / Juan Carlos Calderón 94-95 / Ximena Forero M. 97 / Alejandro Sepúlveda
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© De los autores de las fotografías © Revista Matera / PMG isbn: 978-958-46-0882-6 2012 El año pasado (2011), la revista bogotana Matera ganó la convocatoria de publicación periódica del IDARTES con un proyecto especial titulado Pequeño, Mediano, Grande. Así que este año habrá tres ediciones adicionales de Matera basadas en estos tres tamaños. El comité de esta edición especial está conformado por Manuel Kalmanovitz y Nicolás Consuegra. Nuestra idea es hacer tres revistas de imágenes fotografícas exclusivamente, cada una de un tamaño distinto. Lo que proponemos es que se reflexione sobre dichos tamaños. Se puede así proponer una imagen de algo grande para la revista pequeña, o una imagen de algo pequeño que haga pensar en algo monumental ¿por qué no? Todo es un experimento para ver cómo los tamaños de las cosas se relacionan con los tamaños de las imágenes que las reproducen así como el medio impreso en donde se encuentran. www.revistapmg.com — Cuento en portada de Alain De Beaufort — Fe de erratas revista :P Pág 21: fotografía de Santiago Piñol Pág 54: fotografía de Leandra Plaza Revista PMG ofrece disculpas por los inconvenientes que estas equivocaciones hayan podido causar. —