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Foto: Jorge Miño. Cortesía Ximena Caminos

LOS CAM I N O S D E LA V I DA Ximena Caminos ha creado junto con su esposo, Alan Faena, uno de los complejos inmobiliarios más sofisticados de Miami y Buenos Aires.

Pág. 38 EL LEGA DO DE LOS RU BELL / Pág. 58 FA L SA TA X I DER MI A / Pág. 70 LU JO Y CR E AT I V I DA D Pág. 80 E N L A COCI NA DE L CH EF / Pág. 86 CA R R ER A CON T R A R ELOJ / Pág. 90 TODOS LOS CA M I NOS CON DUCE N A PI T TSBU RG


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Foto: Cortesía Pérez Art Museum Miami PAMM

EL A RTE D E LA S V ÍC TI MA S Durante más de 30 años, la artista Doris Salcedo se ha dedicado a reivindicar el dolor de las víctimas de la violencia en Colombia. Una retrospectiva a cargo del Pérez Art Museum Miami.


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Foto: cortesía Lucy Choi London

PA S O A PA S O Con una línea propia, Lucy Choi intenta ofrecer el mismo nivel de diseño y artesanía de marcas de zapatos como la de su tío: Jimmy Choo.


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Foto: cortesía Kinloch Anderson

HIST O R I A D E FA LDA S Por más de 100 años, Kinloch Anderson se ha dedicado a elaborar las mejores faldas escocesas.


CARTA DEL DIRECTOR

En octubre de 2008 publicamos el primer número de esta revista. En ella contábamos la historia de Alan Faena, un personaje excéntrico que había convertido un silo en unas de las obras más impactantes de Buenos Aires: el Faena Hotel + Universe, un hotel inaugurado en 2004 que parece un palacio y al que unió residencias y un distrito artístico. Este proyecto, de más de 170 millones de dólares, fue financiado por inversionistas a los que Faena les vendió un sueño que al final logró hacerles realidad. En ese entonces, Ximena Caminos, su actual esposa, no era parte de su vida. Su relación inició poco tiempo después y desde entonces ha sido parte fundamental de ese emprendimiento que Faena inició en la última década del siglo pasado y que hoy los ha llevado a su más reciente creación: el Faena District Miami Beach, un proyecto inmobiliario que ocupa seis manzanas e incluye hotel, torres residenciales, un espacio de compras y un gran centro dedicado al arte y la cultura. ¿El costo? Más de 1.000 millones de dólares. Como directora creativa del Faena Group, Ximena Caminos es la encargada de darle un toque único a cada proyec-

to; esto es, definiendo cada espacio, cada edificio y hasta eligiendo los platos que se usarán en los restaurantes del hotel. Formada como artista y con años de experiencia como curadora, la historia de Caminos es tan cautivante como la de su esposo. Hoy abrazan juntos el éxito que nunca imaginaron. Miami también alberga otra pareja de esposos que han dejado un legado importante a la ciudad: Mera y Donald Rubell, quienes han construido una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes en el mundo. Llevan 50 años forjándola y las más de 5.000 obras que la componen reposan en un edificio en el área de Wynwood. Por otra parte, de moda también hablamos en esta revista. Esta vez visitamos en Londres a Lucy Choi, quien intenta ofrecer el mismo nivel de diseño y artesanía de zapatos de marcas de lujo pero a un precio mucho menor. Su marca ha tenido éxito y su nombre se ha hecho popular. Algo que agradece a su tío y mentor: Jimmy Choo. Estas son solo tres historias de grandes personajes que sirven como antesala a otras que encontrará en las siguientes pá. ginas de este número de

Juan Fernández jfernandez@elespectador.com

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HISTORIAS CON ALCANCE GLOBAL

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EL ARTE DE LAS VÍCTIMAS

EL LEGADO DE LOS RUBELL

PASO A PASO

Andrés Ramírez Miami

Andrés Ramírez Miami

Juan Fernández Londres

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Lima

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LOS CAMINOS DE LA VIDA

HISTORIA DE FALDAS

Juan M. Fernández Buenos Aires

Juliana Bedoya Edimburgo PriceTravel, una de las principales agencias de viajes le ofrece a miles de viajeros unas vacaciones inolvidables, #YTUQUÉQUIERES. Con www.pricetravel.co puedes encontrar reservaciones de hoteles, vuelos, paquetes, cruceros, circuitos, alquiler de autos, seguros de viajes y más. ¡Reserva Ya! en www.pricetravel.co, llamando gratis al 01800 7522250 o visita nuestros puntos de venta en centros comerciales.

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E N L A C I M A LO S C A M I NO S DE L A V I DA Foto: cortesĂ­a Ximena Caminos y Faena Hoteles

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LOS CAMINOS DE LA VIDA La argentina Ximena Caminos es la responsable de colmar de contenido el universo que su marido, Alan Faena, empezó a delinear a finales de los años noventa y que hoy los tiene disfrutando del éxito que jamás imaginaron. Por: Juan M. Fernández, Buenos Aires Fotos: cortesía Ximena Caminos y Faena Hoteles


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la cultura llamado Faena Forum. Se trata, en pocas palabras, de un nuevo vecindario junto al mar, ideado por Faena y hecho a medida por especialistas como el arquitecto Norman Foster, el estudio OMA de Rem Koolhaas y el director de cine Baz Luhrmann (Romeo + Julieta, Moulin Rouge y El Gran Gatsby) y su esposa, la diseñadora de interiores y escenógrafa Catherine Martin. Ximena y Alan se conocieron hace más de 10 años, cuando los sueños más indómitos de Faena recién empezaban a hacerse realidad. Trabajaron juntos, se hicieron amigos y, finalmente, se enamoraron. Mientras tanto, crearon, crearon y crearon. Primero, en 2004, fue el Faena Hotel Buenos Aires, uno de los emprendimientos más lujosos y sofisticados de la ciudad, erigido con el sello del diseñador Philippe Starck en un viejo silo abandonado, en Puerto Madero. Ahí mismo, en los años siguientes, levantaron distintos complejos residenciales y, finalmente, en 2011, el Faena Art Center, un majestuoso espacio dedicado al arte contemporáneo. “Nuestro proyecto se apoya sobre dos pies, uno en Miami y otro en Buenos Aires, ambos con un footprint similar”, explica Ximena. “En las dos ciudades combinamos arquitectura y diseño con el arte como máxima expresión de la cultura. Por eso, el Faena Art Center, en Buenos Aires, y el Faena Forum Miami Beach son el corazón de cada distrito”.

Ximena Caminos dice que si América fuese un organismo vivo, Estados Unidos ocuparía el lugar de la cabeza: fría, pragmática y mental. Más al sur, Latinoamérica sería el cuerpo, un conjunto mucho más cálido, perceptivo y sensual. Y allí donde se afina el continente, en el chacra de la garganta –un centro energético conectado con la creatividad y la comunicación–, Miami, la ciudad donde vive desde hace dos años junto a Alan Faena, su marido y compañero de aventuras. “Miami es un lugar muy interesante”, dice Ximena para empezar, “un encuentro feliz entre el norte y el sur. Es tierra fértil para las ideas, hay pocos prejuicios y muchas cosas por hacer. Es, digamos, un diamante en bruto”. Caminos tiene la boca fina y siempre encendida en una sonrisa sutil, y habla con la urgencia de quien está de paso: llegó a Buenos Aires hace unos días y pronto volverá a partir. Después de todo, en Miami tiene mucho que hacer. Allí, junto a su esposo, está desarrollando el Faena District Miami Beach, un magnánimo proyecto inmobiliario que ocupa seis manzanas e incluye hoteles, torres residenciales, un espacio de compras y un gran centro dedicado al arte y

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Formada como artista y con años de experiencia como curadora, Caminos es también la cabeza del Faena Art Center.

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Foto: Jorge Miño. Cortesía Ximena Caminos


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“Ximena y Alan se conocieron hace más de 10 años, cuando los sueños más indómitos de Faena recién empezaban a hacerse realidad”. SUMMUS

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“En 2002, cuando ejercía como curadora de proyectos especiales en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Ximena Caminos se cruzó con Alan Faena por primera vez”. Como directora creativa del Faena Group desde 2004, Caminos –que se define como una productora nata– fue la responsable de cargar de contenido el universo que Faena empezó a delinear a finales de los años noventa. Así, fue responsable no sólo del desarrollo del marketing y la comunicación de la compañía, sino también de darle un toque único a cada proyecto, definiendo –por ejemplo– la room essence de cada espacio y cada edificio, eligiendo los platos que se usarían en los restaurantes de los hoteles y, en general, aprovechando su formación artística para asesorar en cuestiones de diseño y asegurarse de que cada detalle sea sublime. “En un mundo cada vez más estandarizado, creamos espacios que están diseñados de la A a la Z, con un nivel de craftsmanship alucinante. No nos interesa colgar un cuadro en el hall de un hotel, sino que todo esté cosido con arte, de una manera muy auténtica, artesanal”. Formada como artista y con años de experiencia como curadora, Caminos también es la cabeza del Faena Art Center, donde algunos de los artistas más

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Además del hotel, en Puerto Madero levantaron distintos complejos residenciales y finalmente, en 2011, el Faena Art Center, un majestuoso espacio dedicado al arte contemporáneo.

reconocidos de la actualidad (por allí pasaron Ernesto Neto, Los Carpinteros, Franz Ackermann y Richard Long) presentan regularmente obras site-specific, especialmente encargadas para ocupar la sala. Una propuesta semejante se podrá ver a partir del 29 de octubre en el Faena Forum de Miami –también a su cargo–, cuando el espacio abra sus puertas con una gran celebración diseñada por artistas como Claire Tancons, Arto Lindsay, Marinella Senatore y Antoni Miralda. “Siempre intento empujar los límites de las disciplinas y proponer experiencias difíciles de catalogar, que sean superinmersivas para el público”, detalla Caminos, quien también coordina el Faena Prize for the Arts, que este año otorgará 75.000 dólares al ganador. “Me gustan las obras que no están sobreintelectualizadas, sino que apelan a los sentidos. Si hay que leer mucho para entender una obra, el arte se vuelve muy elitista y eso no me interesa. Yo quiero volver a la esencia mágica del arte, que nació como un ritual. Volver al artista que actúa como chamán”.

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el saxony bar es uno de los espacios mรกs llamativos del hotel faena de miami. SUMMUS

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El Faena Hotel Miami Beach se inauguró en diciembre de 2015, cuenta con 169 habitaciones y suites , y 13 residencias tipo penthouse .

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EN LA RUTA El singular, dice Ximena, no hubiese tenido sentido. Su apellido debía ser como es, en plural, con una “S” que serpentea al final y multiplica las posibilidades. Es que su vida estuvo lejos de ser un camino uniforme y bien delineado; tuvo, más bien, la forma intrincada de un rizoma. Ximena nació y pasó sus primeros años en La Plata, una ciudad universitaria llena de vida, a unos 60 kilómetros de Buenos Aires. Allí asistió al Centro Pedagógico de La Plata, una escuela alternativa que buscaba fomentar la libertad y la sensibilidad artística en los niños. “Éramos sólo 200 alumnos y to-

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dos teníamos clases en un aula enorme, sin divisiones”, recuerda Ximena. Los niños se sentaban en el piso, no tenían exámenes ni calificaciones, pintaban con pasteles al óleo, cuidaban una huerta, cocinaban y leían Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas retozando bajo los árboles. Al final de cada clase, todos formaban un círculo gigante en el centro de la sala y bailaban danzas escocesas. “No sé si la escuela me formó o me deformó”, se ríe. “Pero me dio mucha flexibilidad: me enseñó que no hay bordes entre las cosas. Era un lugar muy libre, muy mágico y poético. Supongo que ahí me convertí en artista”. Aquella experiencia, sin embargo, tuvo un final abrupto. En 1976, una banda de militares tomó el poder en Argentina y el aire se volvió más denso. Un hermano de Ximena, además, necesitaba atención médica especializada y la familia decidió emigrar a Estados Unidos para continuar allí su tratamiento. Se instalaron en Washington D.C., donde Ximena descubrió que las escuelas también podían ser moles de varios pisos con decenas de aulas y cientos de alumnos, con timbres chillones y lockers cerrados. A pesar del cambio repentino, ella se adaptó enseguida. “Viví allá entre los 11 y los 14 años, así que entiendo la cultura estadounidense. Quizá por eso, aunque soy bien sudamericana, no me siento demasiado extranjera en Miami”. En 1985, cuando la democracia volvió a afianzarse en Argentina, la familia Caminos decidió regresar y radicarse en Buenos Aires. Fue entonces cuando Ximena se dejó llevar por el arte, una energía que ya fluía por sus venas: a los 15 años se pasaba el día leyendo, escribiendo y dibujando. Encerrada en su cuarto, usaba las paredes, el piso y el techo como un lienzo infinito sobre el que pintaba, jugaba y hacía collages. Ante semejante revelación, una amiga íntima de su madre –Laura Bucellato, quien luego fue directora del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires– consiguió que el reconocido artista Luis Felipe Noé le hiciera un


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lugar en su taller. Así, a los 16 años, Ximena comenzó tomando un plumín y aprendió a trazar líneas abstractas, a descubrir colores, a pararse frente al atril. Durante varios años siguió formándose con artistas de primera. Estudió estética, se sumergió en la historia del arte y ganó premios con sus obras. Mientras tanto, trabajaba en el Centro Cultural Recoleta, una institución clave en el boom cultural que vivió la ciudad en las décadas de los años ochenta y noventa. Allí dio sus primeros pasos como gestora: lidiando con las limitaciones de los espacios públicos en este lado del mundo, aprendió a hacer mucho con poco. Ella misma se ocupaba de curar exposiciones, de conseguir patrocinadores, de editar catálogos y de convocar al público. Y así, a puro pulmón, organizó muestras de artistas de la talla de Jenny Holzer, Miquel Barceló, Alex Katz y Yoko Ono. Pero allí también supo que no quería ser artista. “Un día hice una megamuestra con artistas de toda América Latina y caí en la cuenta de lo difícil que era la vida para ellos. Yo no quería que mi obra tuviera que pasar por todo ese proceso de aceptación que atraviesan todos. Me consideraba una artista, pero no quería hacer de eso una carrera. Y sentía que era buena, pero sabía que con mi obra no iba a cambiar el mundo. En cambio, ayudando a otros podía generar impacto y hacer algo mucho más interesante”, asegura. Pasó 10 años en el Centro Cultural Recoleta y en 2002, luego de un breve romance con el cine, volvió al mundo del arte como curadora de proyectos especiales en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). El museo acababa de inaugurarse y, durante dos años, ella se encargó de darle un halo de frescura tendiendo lazos con el mundo de la moda y el diseño. Fue entonces cuando se cruzó con Alan por primera vez. “Me acuerdo que vinimos a una reunión con él en Puerto Madero, con la idea de abrir una tienda del Malba en el hotel que estaba construyendo. Cuando llegamos, nos paseó por el edificio que todavía era una ruina, lleno de tierra y ladrillos, y nosotros nos preguntamos si ese proyecto realmente se terminaría algún día”, recuerda Ximena.

La osamenta dorada de un mamut, llamada Gone But Not Forgotten , es una de las obras icónicas de Damien Hirst y hoy reposa en los predios de Faena en Miami.

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Gustavo Cerati, líder de Soda Stéreo, un amigo en común de la pareja.

“En un mundo cada vez más estandarizado, creamos espacios que están diseñados de la A a la Z, con un nivel de craftsmanship alucinante.”, Ximena Caminos.

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“No nos interesa colgar un cuadro en el hall de un hotel, sino que todo esté cosido con arte, de una manera muy auténtica y artesanal”, Ximena Caminos.

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Poco después se cruzaron otra vez en Punta del Este, en un recital íntimo que Gustavo Cerati –un amigo en común– dio junto a Charly García en la casa de Faena. Allí volvieron a conversar, se divirtieron y, al día siguiente, él la invitó a almorzar. Pasaron horas charlando y, antes de despedirse, él le propuso que trabajaran juntos. Al principio ella se negó –“ya tenía un trabajo que me gustaba, el futuro hotel era una ruina y yo no entendía qué podía aportar”–, pero luego de una nueva reunión en Buenos Aires llegaron a un acuerdo. En principio, Ximena trabajaría para Faena sólo hasta que el hotel abriera las puertas, pero cuando llegó el día de la inauguración, ella ya estaba enamorada del proyecto. “No quiero que te vayas”, le dijo Faena. “Quédate”. “Desde el primer momento, conectamos como hermanos. Durante mucho tiempo fuimos amigos, y eso nos hizo muy fuertes como pareja. De hecho, muchas veces pensamos en separarnos, pero no pudimos. Nos adoramos y juntos tenemos una misión muy interesante”, asegura Caminos. “Lo que me encanta de Alan es que es superrebelde y no se conforma con lo preestablecido. Le gusta hacer las cosas de una manera diferente, y a mí también”. Esa rebeldía compartida fue lo que los llevó a construir un universo propio, primero en Buenos Aires y ahora en Miami. “Lo más interesante de todo esto es que estamos creando un puente cultural entre el norte y el sur”, concluye Ximena. “El objetivo es formar una plataforma que estimule la interacción social, el cruce de culturas, la cross-pollination de ideas. En Miami le estamos dando a América Latina un protagonismo a otro nivel, y es evidente que la ciudad necesitaba algo así. En apenas tres años logramos un nivel de aceptación increíble, y eso nos da mucho orgullo. Sabíamos que nos iba a ir bien, pero nunca soñamos con tanto”.

A R T E I N C EL LEGADO DE LOS RUBELL E L A RT E DE L A S V ÍC T I M A S FA L S A TA X I D E R M I A Foto: cortesía Littlestagstudio

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EL LEGADO DE LOS RUBELL Mera y Donald Rubell han construido una de las colecciones de arte contemporáneo más importantes en el mundo. Es una labor que han realizado con entusiasmo y sin interrupción durante las últimas cinco décadas. Su legado está presente en cada rincón de Miami, su ciudad por adopción. Por: Andrés Ramírez, Miami Fotos: Cortesía Rubell Family Collection (RFC)

Foto: James Mollison


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Visión. Es la palabra con la que empieza y termina esta historia. No podía ser de otra manera pues es, además, la palabra que sintetiza la vida y obra de Mera y Donald Rubell, una de las parejas más influyentes en el mundo del arte contemporáneo. Frente a la entrada del edificio que alberga The Rubell Family Collection (RFC), justo en el corazón del vibrante sector de Wynwood, en Miami, se entiende la dimensión de lo que significa tener visión para apostar en grande y en contra de todos los pronósticos. A nadie le cabe duda hoy, por ejemplo, que este sector del Midtown de Miami es uno de los destinos más promisorios para los negocios del arte de Estados Unidos. Sin embargo, la historia de Wynwood era muy diferente en 1993. En esa época Wynwood era una zona industrial en decadencia y el edificio que hoy alberga la colección Rubell acababa de ser confiscado a un grupo de narcotraficantes que lo utilizaba como bodega para esconder armas y drogas. “Cuando compramos la propiedad (5.000 m 2 de área construida) todavía se podían ver los agujeros de las balas en las paredes y había decenas de cámaras de seguridad y caletas debajo de los pisos donde se escondía el dinero y las drogas”, explica Donald Rubell.

Pocos hubieran imaginado que en tan solo 10 años este mismo edificio se convertiría en una parada obligatoria para los más sofisticados coleccionistas, galeristas, artistas, curadores y entusiastas del arte de todo el mundo. Donald y Mera Rubell tuvieron esa visión. “Compramos la propiedad apenas nos mudamos a Miami, en 1993. La adquirimos por el mismo valor de lo que en esa época costaba un apartamento de una habitación en Manhattan”, dice Mera. A partir de ese momento, los Rubell han trabajado sin descanso para construir una institución dedicada a la promoción y exhibición del arte contemporáneo. El patrimonio de la institución la constituyen las más de 5.000 obras de arte que comprenden la colección, y que han sido adquiridas de manera constante desde 1964, año en que Donald y Mera se casaron en Nueva York. “La colección ha estado abierta al público sin interrupción durante los últimos 22 años. En este tiempo hemos ofrecido exhibiciones, recorridos con curadores, conferencias, becas para estudiantes y una biblioteca especializada con más de 30.000 libros. Concebimos la colección como una vía de dos sentidos en la que ofrecemos un servicio al público y a la vez nos enriquecemos con la interacción de nuestros visitantes. Sabemos que

Untitled (Chandelier) Obra del artista Jason Rhoades. Instalación hecha con plexiglás, plástico, neón y tela. Adquirida en 2004


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el arte crea comunidades y, además, es una puerta que nos permite discutir sobre muchas cosas más”, comenta Donald.

Una vida de colección Donald y Mera se conocieron en la biblioteca del Brooklyn College, en 1962. En ese entonces, Donald se encontraba terminando sus estudios de medicina, mientras que Mera trabajaba como profesora en un colegio local. Se casaron dos años después y desde ese momento decidieron compartir su pasión por el arte de una manera activa. Mera recuerda que en aquellos años el presupuesto de la pareja era modesto: 100 dólares semanales que ella ganaba como profesora en una escuela del sector donde vivían. A pesar de las limitaciones económicas, la pareja decidió que, de esa cantidad, 25 dólares semanales estarían destinados a la compra de arte y obras adquiridas en su mayoría directamente a los artistas en sus estudios y pagadas en diferentes cuotas. “El presupuesto de lo que invertimos hoy en arte ha cambiado en cantidad pero no en proporción”, explica Donald Rubell. Esta particular forma de coleccionar ha demandado de la pareja un gran compromiso

a la hora de investigar y, sobre todo, de interactuar con los artistas. Es así como los Rubell siempre coleccionan las obras de aquellos artistas con los que logran entablar una relación cercana, para así poder adquirir a fondo sus obras, tanto en diferentes períodos como en medios. “Mirar, leer y comprometerse. Esa ha sido nuestra forma de coleccionar. En los primeros años llegábamos a visitar entre 30 y 40 galerías, y hacíamos no menos de 20 recorridos a estudios de artistas. Hoy investigamos la obra de un artista por lo menos dos años antes de decidir cualquier compra”, explica Mera. Con el paso de los años los Rubell consolidaron una estrecha amistad con artistas residentes de Nueva York, algunos de los cuales se convirtieron en importantes figuras de su tiempo. Ayudaron a consolidar, por ejemplo, la carrera de Andy Warhol y Jean-Michael Basquiat mucho antes de que los curadores

Boat (2012), del artista Zhu Jinshi. Escultura ensamblada con 8,000 hojas de papel de arroz, bambú y algodón. Adquirida en 2012 y exhibida en RFC en 2013.

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Arriba: escultura Tantas estórias (2015), de la artista brasileña Sonia Gomes. Abajo: Apocalypse Ballet ( Pink Ring ), de Mai-Thu Perret. Esculturas presentadas en la exhibición No Man’s Land , actualmente en la RFC

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Esculturas Untitled (2012), y 4 Hammocks (1999), de la artista Solange Pessoa. Hechas en tela, tierra, esponjas y cuero.

más avezados se atrevieran si quiera a incluir sus obras en un museo. Descubrieron las obras de Keith Haring, Richard Prince, Jeff Koons, Damien Hirst, Cindy Sherman, Kara Walker y Óscar Murillo, entre muchos otros artistas que hoy se cotizan por millones en las subastas de arte. “Muchas de las obras más importantes de la colección las hemos comprado por el valor de lo que costaba un corte de pelo o un par de zapatos de la época. Eso solo se logra cuando se educa el ojo para identificar al artista en su momento correcto”, señala Donald. Esta forma de ejercer el coleccionismo de arte se mantuvo intacta durante los años siguientes, sin importar las fluctuaciones de la economía. Incluso siguió igual después de 1989, año en el que Donald heredó una fortuna de su hermano Steve, cofundador del mítico club nocturno Studio 54, en Nueva York. Steve Rubell fue un exitoso y excéntrico empresario de la diversión, con inversiones en restaurantes, discotecas y hoteles. Pagó tres años de prisión por evasión de impuestos, justo cuando Studio 54 era el ícono de la diversión y el templo de la música disco. A este lugar acudían algunas de las figuras del arte más importantes de la ciudad, como Warhol, Haring y Basquiat. Poco después de la muerte de Steve Rubell a causa de una insuficiencia cardíaca derivada del VIH que padecía, Donald y Mera Rubell decidieron empezar una nueva vida en Miami. Se mudaron en 1992 a esta ciudad, llevando consigo su colección de arte y sobre todo la decidida convicción de edificar una institución que les permitiera compartir estas obras con el público. Así fue como nació la RFC, en 1994.

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Una institución para la comunidad Miami es hoy uno de los escenarios más importantes para el arte contemporáneo. Durante la primera semana de diciembre se celebra en la ciudad la feria Art Basel Miami, el evento de arte más importante de las Américas. La feria inició en 2002 y a partir de allí ha crecido de forma exponencial en tamaño, calidad y prestigio. Donald y Mera Rubell tuvieron la visión de imaginar a Miami como el epicentro del arte en Estados Unidos, en una época en el que el mercado del arte solo miraba hacia Nueva York y Chicago. Ellos fueron, en gran medida, los responsables de traer a Miami la primera franquicia de

“Muchas de las obras más importantes de la colección las hemos comprado por el valor de lo que costaba un corte de pelo o un par de zapatos de la época. Eso solo se logra cuando se educa el ojo para identificar al artista en su momento correcto”, Donald Rubell.


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esta feria nacida en Basilea, Suiza. Desde un comienzo ejercieron un liderazgo para demostrar que Miami, en ese entonces una ciudad conocida solo por sus centros comerciales y sus playas, era el lugar ideal para albergar durante el invierno a las más importantes galerías y coleccionistas a nivel internacional. Hoy se puede afirmar, sin ninguna duda, que el espíritu de Miami cambió de manera radical y positiva a partir de la llegada de Art Basel. Es una ciudad con una mayor oferta cultural y de servicios, como respuesta a una población más internacional y sofisticada que ha llegado atraída por la feria. El nuevo Pérez Art Museum Miami, el nacimiento del Design District, la consolidación de Wynwood y la expansión del Convention Center de Miami Beach, son apenas ejemplos puntuales del impacto que Art Basel ha tenido en la ciudad.

Durante la feria, la RFC presenta exhibiciones que marcan un punto de referencia para entender el camino hacia donde se mueven las tendencias del mundo del arte contemporáneo. En la pasada edición de Art Basel, la RFC montó la exposición: No Man’s Land: Womens Artist from the Rubell Family Collection, una selección de obras de 100 artistas femeninas de diferentes generaciones y tendencias creativas que cuestionan, con un discurso político, el rol de la mujer en la sociedad. “Esta exposición cuestiona, desde una perspectiva de género, la exclusión de la mujer en una sociedad Occidental que se precia por sus avances democráticos”, dice Juan Roselione, director de la RFC. Algunas de las artistas presentes en la exhibición son Kara Walker, Yayoi Kusama y Deborah Kass.

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La colección ha estado abierta al público sin interrupción durante los últimos 22 años.

Han pasado 52 años desde que Mera y Donald Rubell hicieron realidad el sueño de edificar sus vidas alrededor del arte contemporáneo. Hoy, la historia de esta pareja se puede leer en las más de 5.000 obras de arte que han amasado con la única finalidad de compartirla con el público. “Nos enorgullece haber promovido la carrera de artistas amigos como Maurizio Cattelan, Jake y Dinos Chapman, Peter Halley, Anselm Kiefer, Paul McCarthy, Takashi Murakami, Charles Ray, David Salle, Julian Schnabel y Gregor Schneider. La lista también incluye talentos locales como Hernan Bas, José Bedia, Pablo Cano, Naomi Fisher, Mark Handforth, Bert Rodríguez y Purvis Young”. Por eso, esta historia debía empezar y terminar con la palabra que ha definido la vida de Mera y Donald Rubell: visión.


EL ARTE DE LAS VÍCTIMAS La retrospectiva más completa dedicada a la obra de la artista colombiana Doris Salcedo se presenta en el Pérez Art Museum Miami (PAMM). Se trata de un minucioso recorrido a través de una carrera artística de tres décadas que reivindica el dolor de las víctimas de la violencia en Colombia. Por: Andrés Ramírez, Miami

Fotos:Cortesía Pérez Art Museum Miami ( PAMM )


“El arte no tiene la capacidad de redención. El arte es impotente frente a la muerte. Sin embargo, tiene una habilidad y es la de traer al campo de lo humano la vida que ha sido desacralizada y darle cierta continuidad en la vida del espectador”

En tan solo tres años de existencia, el Pérez Art Museum Miami (PAMM) ha posicionado a Miami dentro del circuito del arte internacional. Gracias a celebradas exhibiciones como las retrospectivas del artista chino Ai Weiwei y la brasileña Beatriz Milhazes –por solo mencionar algunas– el PAMM se ha constituido en un referente museográfico a seguir en Estados Unidos. La apuesta del PAMM para la primavera de 2016 es la exhibición dedicada a la artista colombiana Doris Salcedo, que se lleva a cabo desde el 22 de abril hasta el 17 de julio. Se trata de la retrospectiva más completa realizada hasta el momento sobre la obra de esta artista bogotana. La apertura de la exhibición para coleccionistas y amigos del museo contó con la presencia de la artista y su equipo de colaboradores, quienes viajaron desde Bogotá para coordinar el complejo montaje de las obras. Tres días después, Doris Salcedo ofreció una conferencia abierta al público en la que reveló los factores que le dan vida a su obra. “El arte no tiene la capacidad de redención. El arte es impotente frente a la muerte. Sin embargo, tiene una habilidad y es la de traer al campo de lo humano la vida que ha sido desacralizada y darle cierta continuidad en la vida del espectador”, explica la artista. En la noche de la apertura, Salcedo también habló con el público acerca del significado de sus esculturas y, en especial, sobre cómo estas piezas dialogan con el espacio donde se exhiben; en este caso, un edificio de factura impecable proyectado por el estudio Suizo Herzog&deMeuron. La retrospectiva, que abarca el período de producción artística y conceptual de Doris Salcedo a partir de sus inicios en 1989, fue originalmente concebida por el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago bajo la batuta de las curadoras Madeleine Grynsztejn y Julie Rodríguez. Luego la exhibición viajó a Nueva York, donde se presentó con éxito en el Museo Guggenheim.

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Doris Salcedo

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Plegaria muda (2008-2010) es una instalación inspirada en la violencia que sufren los jóvenes en contextos tan dispares como las pandillas de Los Ángeles y las víctimas de los falsos positivos en Colombia. Se compone de dos mesas del tamaño de un ataúd, separadas entre ellas por una capa de tierra. Una incipiente hierba atraviesa la madera como símbolo de esperanza.

El arte como compromiso social Doris Salcedo administra sus palabras con extrema precisión. Reconoce que más allá de hablar sobre su obra, lo que le interesa es discutir acerca del impacto que esta tiene en el público. “La explicación de mi trabajo se encuentra en mi mismo trabajo, no tengo nada más que añadir. Esto plantea un enorme reto de precisión en el mensaje y la forma como se entrega este mensaje”, señala. Para entender este mensaje impreso en sus obras se requiere regresar a los inicios de la artista. Doris Salcedo se graduó en Bellas Artes, con una especialidad en pintura y teatro, en la Universidad Jorge Tadeo Lozano de Bogotá. Corrían los primeros años de la década de los ochenta, una época marcada por la violencia política y el narcotráfico que empezaba a dejar una estela de víctimas a su paso. Apenas se graduó, Salcedo viajó a Nueva York para cursar una maestría en Artes. Allí se encontró con una escena cultural de extrema experimentación y en la que se sintió influenciada, entre otras, por la obra de Joseph Beuys y su concepto de la “escultura social”, el cual buscaba integrar la conciencia política con la creación artística y sugería, además, el potencial del arte como vehículo de transformación social. Al graduarse, Doris Salcedo regresó a Bogotá para montar su primera exposición individual en la Casa de la Moneda del Banco de la República. Allí presentó una serie de esculturas abstractas que revelaban de forma incipiente lo que sería el rumbo estético y conceptual que la artista tomaría en los años venideros. SUMMUS

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De forma paralela, se desempeñó en el ámbito educativo: primero como directora del Instituto de Bellas Artes de Cali y luego como profesora de escultura y teoría del arte en la Universidad Nacional de Colombia. Durante este período fue testigo de primera mano de eventos trágicos para el país, como la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19 y diversos ataques terroristas de los carteles de la droga. Bajo esta realidad desarrolló su primera exposición individual en Estados Unidos, la cual tuvo lugar en la Brooke Alexander Gallery de Nueva York, en 1994. “Mi vida y mi obra han estado marcadas por la indiferencia con la que son tratadas las víctimas de la violencia en Colombia. Y en muchas ocasiones, estas víctimas continúan siendo martirizadas a lo largo de sus vidas gracias a una sociedad que ni siquiera les reconoce el valor de su dolor”, comenta. SUMMUS

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Esta primera exhibición internacional le permitió trasladar el mensaje de dolor de las víctimas de la guerra en Colombia a un contexto ajeno pero mucho más abierto a recibirlo. Fue así como esta exhibición marcó un punto de inflexión en la carrera de la artista y la llevó a convertirse en un referente en la escena del arte internacional. Entre las obras presentadas en aquella oportunidad, y que hoy se pueden ver en la retrospectiva del PAMM, se encuentran las esculturas de la serie La casa viuda (1992-1995), un grupo de puertas de madera arrancadas de sus cimientos que recuerdan la pérdida del hogar que sufrieron miles de desplazados en Colombia. “El título de la serie hace eco del sentimiento de pérdida y alteración del ambiente doméstico. Incrustados en los muebles y las puertas, o junto a estos, se ven otros restos materiales que evocan la presencia humana: la sillita de juguete de un niño, un hueso humano y algunas prendas de ropa”, dice Madeleine Grynsztejn, curadora de la exhibición. Se trata entonces de crear experiencias sensoriales a partir de elementos familiares, transformando el hogar en un espacio de duelo. A partir de ese momento, la obra de Doris Salcedo tomó otra dinámica. De forma paralela continuó el desarrollo de nuevas y más complejas esculturas pero a la vez se involucró en intervenciones urbanas que buscaban llamar la atención del mundo sobre la dramática degradación a la que había llegado la guerra en Colombia. Dentro de estas obras se encuentran el homenaje al periodista Jaime Garzón (1999). “El mismo día de su asesinato decidí organizar un tributo para llamar la atención de hasta donde habíamos llegado. Jaime Garzón vivía en La Macarena, en el mismo barrio donde tengo mi estudio de trabajo. Creamos una cadena de personas que portaban rosas en sus manos y que marcaban el último trayecto del periodista entre su casa y el lugar exacto donde fue acribillado”, rememora Salcedo. En 2002 decidió recordar la tragedia de los inocentes caídos en la toma del Palacio de Justicia de Bogotá (2002) al conmemorarse el decimoséptimo aniversario de la toma del M-19, tragedia en la que murieron 280 personas. En esa oportunidad colgó 280 sillas en la fachada del nuevo palacio como una señal física de ausencia. Al año siguiente, la artista instaló 1.550 sillas de madera en medio de dos lotes abandonados en Estambul (Turquía), durante la Bienal de Arte celebrada en esta ciudad. La obra, de una increíble complejidad técnica, hizo alusión a la historia de migración y éxodo que caracteriza a esta ciudad que se encuentra en el vértice del mundo árabe y Occidente.

Sin título (1989-2008). A lo largo de su carrera la artista ha transformado sus encuentros con las víctimas de la violencia en esculturas con una alta carga simbólica y que a la vez descontextualizan la funcionalidad de los objetos. Armarios, sillas y mesas rellenos de concreto y prendas de ropa hablan de un pasado que nadie quisiera recordar.

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El arte de las víctimas A RT E I NC

“Durante las últimas tres décadas, la artista ha creado esculturas, instalaciones y arte público que toman como base historias recientes de Colombia, así como los legados de sufrimiento incubados en el colonialismo, el racismo y otras formas de injusticia social”, Franklin Sirmans, director del PAMM.

Como reconocimiento a esta constante labor de denuncia, la Tate Modern de Londres le ofreció a Doris Salcedo su sala principal de exhibición, conocida como la Sala de Turbinas, para que desarrollara un proyecto de gran escala. Este espacio había sido reservado solo para escultores contemporáneos consagrados, como Olafur Eliasson y Louise Bourgeois. Doris Salcedo proyectó allí la obra Shibboleth (2007), una grieta de 60 metros de largo que recordaba “las fisuras poscoloniales que persisten hoy en la sociedad. Después de finalizada la exhibición, la grieta de Shibboleth permanece en el piso del museo como cualquier cicatriz permanente en el cuerpo”, explica Salcedo. A partir de allí, su obra ingresó a las colecciones de los principales museos del mundo, entre ellos el Art Institute of Chicago; el Museum of Contemporary Art, en Chicago; el Museum of Modern Art, en Nueva York; la National Gallery of Canada, en Ottawa; el San Francisco Museum of Modern Art, en San Francisco; el Solomon R. Guggenheim Museum, en Nueva York y la Tate Modern, en Londres. Además, ha sido incluida en numerosas exposiciones internacionales como la

Carnegie International, Pittsburgh (1995); la Bienal de San Pablo: Roteiros (1998); la Bienal de Arte Contemporáneo de Liverpool: Trace (1999); Documenta 11, Kassel, Alemania (2002); y la Trienal de Arte Contemporáneo: T1, The Pantagruel Syndrome, Castello de Rivoli, Turín (2005).

La retrospectiva La obra de Doris Salcedo procura la difícil tarea de recobrar la dignidad individual de quienes son víctimas de la tortura y la violencia, dándole presencia al cuerpo ausente, a los marginalizados y a todos los que son invisibles a los ojos de la sociedad. “Durante las últimas tres décadas, la artista ha creado esculturas, instalaciones y arte público que toman como base historias recientes de Colombia, así como los legados de sufrimiento incubados en el colonialismo, el racismo y otras formas de injusticia social. Una parte fundamental del proceso de la artista es recoger el testimonio de las víctimas de la violencia. La esencia de sus formas escultóricas minimalistas surge de esas narrativas personales y de su serio compromiso con la poesía y la filosofía”, dice Franklin Sirmans, director del PAMM.

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Esta exposición reúne la mayor cantidad de obras de Salcedo hasta la fecha. La selección incluye ejemplos que abarcan desde sus primeras obras Sin título (1989–2013), hasta su serie más reciente, Disremembered (2014), compuesta por prendas de ropa tejidas con hilo de seda y aguja; así como Plegaria muda (2008–2010), una disposición laberíntica de mesas en donde crece la hierba como alegoría a la esperanza en medio de la tragedia de la violencia. “ Plegaria muda nació como respuesta a la violencia de las pandillas de Los Ángeles, Estados Unidos, y a los miles de jóvenes asesinados por miembros del Ejército de Colombia y que luego fueron presentados como falsos guerrilleros

A flor de piel (2014) está compuesta por pétalos de rosa tratados con un proceso químico que les permite perdurar en el tiempo. Cada uno de estos pétalos fue cosido a mano para crear una manta que representa la piel de las mujeres torturadas durante el conflicto en Colombia.

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muertos en combate. Por eso las esculturas constan de dos mesas enfrentadas una sobre la otra y separadas tan solo por una capa de tierra, de la cual brota una incipiente vegetación que representa la esperanza en medio de la muerte”, explica la artista. Es así como la obra de Doris Salcedo recuerda un período de dramática violencia que Colombia espera dejar atrás muy pronto. La elaborada factura de su arte, tanto desde el punto de vista conceptual como de elaboración, se constituyen en un reconocimiento solitario pero necesario que ayuda a dignificar la vida de millones de víctimas anónimas de la guerra que hoy conviven entre nosotros.


Falsa ta xider mia A RT E I NC

Foto: cortesía Dolan Geiman

FALSA TAXIDERMIA La antigua y algo sombría disciplina de la taxidermia llega con nuevos aires al arte y la decoración. Una tendencia colorida y amigable con los animales. Por: Juliana Bedoya

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DOLAN GEIMAN, DARLE VIDA A M AT E R I A L E S R E S C ATA D O S

“Ningún animal fue maltratado para la elaboración de estas piezas”, con esta frase el artista estadounidense Dolan Geiman introduce su trabajo de falsa taxidermia. Y es que esta declaración va más allá del simple discurso animalista tan de moda hoy en día, pues el trabajo de Geiman es reconocido también por darle nueva vida a materiales desechados: metal, madera, cuero y cuanto objeto encuentra. El resultado son objetos vintage sorprendentes. Sus réplicas de animales empiezan con la talla a mano de una base en madera que luego “reviste” con elementos reciclados los cuales funde, cose o pega según lo requiera cada pieza. Con su trabajo recorre las principales ferias de arte de Estados Unidos y ha elaborado piezas a la medida para cadenas de hoteles como Marriott y Hyatt Regency, así como para las oficinas principales de YouTube. Esto sin contar su reciente colaboración con la marca de relojes Fossil, para la que diseñó las vitrinas de su tienda en la Quinta Avenida de Nueva York.

Dolangeiman.com


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Falsa ta xider mia A RT E I NC

FREDERIQUE MORREL, TA P I C E S E N 3 D

En 2008, esta francesa comenzó a experimentar con los clásicos tapices bordados a mano que contaban historias sobre la vida del campo con animales salvajes como osos y venados, o domésticos como conejos y perros. Pronto, su experimentación pasó a otro nivel cuando decidió sacar de las dos dimensiones la figura de un venado en tamaño real. Este primer acercamiento a la taxidermia le abrió un abanico creativo que la ha llevado a crear todo tipo de piezas que cuentan una historia. Sus instalaciones incluyen animales, objetos y personas, y narran en 3D lo que las abuelas bordaban en esos tapices que fueron su inspiración y que hoy siguen siendo la materia prima de su trabajo. La obra de Morrel ha sido expuesta en diversas muestras de arte como el Art Basel de Miami y el Centro Pompidou de París. Así mismo, diseñó las vitrinas de las tiendas de la casa de modas Hermés en Nueva York y Miami.

Frederiquemorrel.com

Foto: cortesía Littlestagstudio

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K E L LY J E L I N E K , R E I N V E N TA N D O LOS CUENTOS DE HADAS

Un león, un oso y un perro fueron los primeros animales que elaboró esta joven artista estadounidense. Los hizo como parte de su trabajo de grado. Su idea era recrear las bestias de los cuentos de hadas y recurrió a una imagen de su niñez: los animales de taxidermia que había en su casa. Pero para darles un toque de fantasía no utilizó pieles, sino telas de tapicería. Hoy elabora la mayoría de piezas por encargo y usa prácticamente los mismos materiales que un taxidermista real: cuerpos de espuma, ojos de vidrio y dientes o cuernos de plástico. Sin embargo, para ella las cosas han cambiado poco y no cree que haya una corriente en la que pueda clasificar su trabajo: “La taxidermia ha existido por cientos de años en diversas formas, tal vez esto no es una nueva tendencia, sino un interés renovado por esta”, afirma.

Littlestagstudio.com

Foto: cortesía Frederique Morrel

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A LTA M O DA

Foto: cortesía Miho Unexpected

PA S O A PA S O L U JO Y C R E AT I V I DA D

MIHO UNEXPECTED T H I N G S , TA X I D E R M I A ECOLÓGICA DIY

H I S T O R I A D E FA L D A S Foto: cortesía Chanel

La falsa taxidermia no solo es exclusiva de los artistas, pues versiones más comerciales de estos objetos decorativos también hacen parte de la tendencia. Este es el caso de MIHO Unexpected Things, la marca italiana que desde 2010 ofrece ciervos y venados listos para ser ensamblados en casa. Con diseños cargados de color y detalles, los renos son un collage de imágenes y texturas y los cuernos del animal pueden convertirse de repente en ramas y flores. Las piezas son diseñadas en Italia y elaboradas en Alemania, con recursos renovables, en madera ecológica y tintas naturales.

Mihounexpected.it

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PASO A PASO Lucy Choi intenta ofrecer el mismo nivel de diseño y artesanía de zapatos de marcas de lujo, pero con un precio accesible. Su mentor: su tío, Jimmy Choo. Por: Juan Fernández, Londres Fotos: Lucy Choi London


Paso a paso A LTA MODA

Marcas de zapatos nacen todos los días, pero Choi confía en que la suya, además del precio, tiene ese “factor sorpresa” para hacer que se destaque en una industria sumamente competitiva.

La alusión es casi obligatoria, pero Lucy Choi está habituada. Su tío es Jimmy Choo, uno de los diseñadores de zapatos más importantes del mundo y, apoyada en su parentesco, decidió seguir sus pasos. Aunque aprendió el oficio de la mano de su pariente, no es su única carta de presentación. Choi concibió un modelo de negocio con el que también espera alcanzar el éxito. Desde que lanzó la marca Lucy Choi London en 2012, sus productos se venden a través de su página de Internet en países como Dubái, Macao, Hong Kong, Singapur, Bélgica, Italia y en las tiendas Harvey Nichols. Y también en su única tienda, ubicada en Londres, en la que permanece esta tarde de junio. Choi, de 41 años, nació en Hong Kong, un lugar que visita dos veces al año para trabajar en sus nuevas colecciones. Se mudó con sus abuelos a la isla de Wight, en Inglaterra, a los 11 años. Estudió negocios en la Universidad de Birmingham, Gran Bretaña, y durante ocho años se fogueó en temas financieros. “Antes de entrar en la industria creativa quería aprender habilidades financieras y de negocios, necesarias para tener éxito en el mundo de la moda”, afirma Choi. También trabajó para la firma de ballerinas French Sole y durante 10 años jugó un papel decisivo en la expansión de la marca en el Reino Unido, Oriente y Estados Unidos. “Tras una década sentí que era el momento de irme y tener mi propia marca. Ya contaba con un conocimiento importante y las habilidades creativas necesarias para entrar en la industria. Fue entonces cuando sentí que había desarrollado una ventaja competitiva en el mercado de zapatos de lujo con modelos más cómodos que los habituales y, por supuesto, más asequibles”, explica. “Me di cuenta de que había grandes disparidades en los rangos de precios entre otras marcas: zapatos de diseñador de más de 1.000 dólares versus cientos de modelos no muy llamativos de hasta 200 en tiendas de calle sin ningún diferencial. Así es que decidí lanzar una marca para todas las edades, pionera en diseño y trabajo artesanal, junto con una filosofía que de lujo asequible. ¿Por qué se tienen que gastar miles de dólares por un par de zapatos bonitos?”.

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Choi fabrica sus zapatos en España, Italia y Hong Kong y basa la filosofía de su marca en lo que llama, en inglés, las “tres C”: “character, comfort and craftsmanship” (carácter, comodidad y artesanía).


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“Decidí lanzar una marca para todas las edades, pionera en diseño y trabajo artesanal, junto con una filosofía de lujo asequible”, Lucy Choi.

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Para Choi los zapatos son parte de su ADN y en eso su tío, Jimmy Choo, ha sido determinante. “No sólo me enseñó a alcanzar objetivos, sino también a cumplir mis promesas”, recuerda. Choi fabrica sus zapatos en España, Italia y Hong Kong y basa la filosofía de su marca en lo que llama, en inglés, las “tres C”: “character, comfort and craftsmanship” (carácter, comodidad y artesanía). “Siempre diseño mis colecciones con un tema en mente y pruebo todos los modelos antes de que entren en producción para garantizar que cumplen mis criterios estrictamente. Los zapatos deben ser cómodos para asegurarte de que caminas con confianza. Esa comodidad tiene el poder de hacer, a su vez,

que camines con altura, elegancia, equilibrio y una gran postura. Muchas mujeres hemos comprado zapatos hermosos, que cuestan un ojo de la cara, pero que no se pueden usar durante más de 10 minutos”. La tienda de Lucy Choi, en el número 18 de Connaught Street, abrió en agosto de 2015 y está en proceso de construir lealtad a la marca y clientes que buscan zapatos de cierto estándar a buen precio, entre 300 y 500 dólares. “El comercio electrónico es también una parte vital de nuestro negocio y somos muy proactivos en las redes sociales. Me gustaría abrir otras tiendas en la ciudad y que la marca siga creciendo y expandiéndose internacionalmente”, comenta Choi. “No hay garantías en este negocio, pero en última instancia se trata de escuchar a nuestros clientes, mantenerlos fieles a nuestra filosofía y produciendo zapatos de alta calidad”. Marcas de zapatos nacen todos los días, pero Choi confía en que la suya; además del precio, tiene ese “factor sorpresa” para hacer que se destaque en una industria sumamente competitiva. “No soy una seguidora de tendencias en especial ni una esclava de las modas. Me encanta ser creativa, innovadora y explorar nuevos estilos; llamativos toques de color o usar diferentes texturas y tejidos como el cuero, la gamuza, la seda, el encaje y hasta pelo de caballo”. Choi asegura que su negocio no será pasajero. “Encontré excelentes fábricas con buenos procesos de producción, conformé un equipo adecuado y también he invertido todo mi dinero en esto. Incluso vendí el apartamento que había tenido durante 10 años para poner en marcha mi marca”. Lucy Choi trabaja en una nueva colección y advierte que su marca ofrece algo muy diferente a Jimmy Choo y a otros sellos de calzado de lujo. “Me he centrado en mi propio nicho de mercado y no estoy tratando de competir con otras marcas de diseñador o de la calle. Mis zapatos son definitivamente de gama alta en términos de calidad, estilo y forma, pero no de precio. Mi visión es la del lujo asequible”, concluye.

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La única tienda de Lucy Choi está ubicada en el número de 18 de Connaught Street, en Londres.


Lujo y creatividad A LTA MODA

El histórico Teatro Martí –fundado en 1884

LUJO Y CREATIVIDAD Con su desfile en La Habana, Chanel pone de relieve el modelo de gestión que impera en una casa de moda líder y decidida a establecer una relación estrecha con Latinoamérica. Bruno Pavlovsky, presidente de actividades de moda de la compañía, revela su estrategia. Por: Rocío Arias Hofman Fotos: cortesía Chanel

y renovado en 2014, tras una inversión de seis millones de dólares y treinta años de inactividad– brilla en la capital de Cuba. En el foyer, la carpitería francesa que recubre los ventanales permite el paso tamizado de la luz de la mañana. Es un ambiente neoclásico y fresco que proviene del mármol de las baldosas y de los cuerpos desnudos de las esculturas. Está iniciando el verano en La Habana. Bruno Pavlovsky se sienta en una de las sillas dispuestas en este espacio, vestido con camisa blanca y pantalón negro. Cruza las piernas y saluda efusivo. Un tono vital que lo acompaña a lo largo de la conversación. En 2007 arribó a la posición que hoy ocupa como Presidente de Actividades de Moda en Chanel. Sin embargo, su vínculo con la casa data de 1990, cuando se inició como director administrativo y de gerencia de moda Chanel. La relación de Pavlovsky con la industria es íntima en muchos sentidos: ha sido presidente de la Chambre Syndicale du Prêt-à-Porter, des Couturiers et des Créateurs de Mode y profesor en ESSEC Business School, entre otras actividades. Por eso, sus respuestas matizan con profundidad la realidad de un negocio que experimenta drásticos cambios desde hace

menos de una década. “La elegancia soy yo”, al parecer dijo alguna vez Gabrielle Chanel (1883-1971). Cierta o no esta cita, la marca creada por la diseñadora que interpretó como nadie a la mujer moderna del siglo XX –dejando atrás un pasado victoriano y opresor– ha hecho de la innovación su dinámica pero sin olvidar un sólo segundo que el legado de sus historias y mitos son los que mantienen a Chanel en la punta de una competencia voraz. Bastaba observar la ausencia de cualquier logo o alusión directa a la marca en el Paseo del Prado, convertido en pasarela natural con el fin de presentar la colección Crucero 2016, para comprender que la leyenda que acompaña tanto a Chanel como a la emblemática avenida se hermanaron silenciosamente. Así brillaron, discreta y resueltamente, ambas. Karl Lagerfeld, director creativo desde 1983, menciona frecuentemente que su trabajo consiste en “hacer lo apropiado en el momento apropiado”. Esa máxima ilumina, sin duda, por qué Chanel resolvió conectarse con Latinoamérica mediante su primer desfile en esta región del continente. Un hecho que resalta históricamente a la marca y sella un capítulo inolvidable en la evolución de La Habana legendaria.

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“Deseamos que nuestros productos no sólo revelen diseño, sino también los relatos que existen tras ellos”, Bruno Pavlovsky.


Lujo y creatividad A LTA MODA

Foto: Karl Lagerfeld. Cortesía Chanel

Bruno Pavlovsky, Presidente de Actividades de Moda en Chanel

atmósfera, la gente y podemos seducir a nuestros clientes personalmente. Además, queremos contagiar el chic de la marca allá donde vamos y somos muy afortunados de organizar estos momentos poderosos. Por otra parte, ha sido una casualidad coincidir con las visitas del presidente Obama y el concierto de Rolling Stones. Llevábamos más de un año solicitando los permisos para hacer el desfile en el Paseo del Prado. Recibimos apoyo de las autoridades y lo logramos, pero nuestro rol no es político. Finalmente nuestro negocio consiste básicamente en vender prendas, ¿no? En París, durante las semanas de la moda en las que presentamos nuestras colecciones de alta costura y prêt-á-porter, contamos con 20 minutos para convencer. En un lugar como La Habana tenemos tiempo para conversar de verdad con nuestros clientes.

S: ¿En qué consiste el reto de innovar para Chanel? Summus (S): ¿Cómo se conecta la colección Crucero de Chanel con Cuba, en un momento donde también ha visitado el país el presidente Obama y los Rolling Stones? Bruno Pavlovsky (BP): Existe siempre en la compañía una especie de intuición sobre dónde debemos estar. Conviene recordar que fuimos los primeros en realizar una colección de este tipo (Crucero), que se inspiró en las personas viajeras, quienes se han ido convirtiendo en algo muy importante para Chanel. Hemos sido capaces de llevarlas a muchos lugares del mundo. Incluso, cuando no pudimos hacerla en Estambul por circunstancias de inseguridad en la ciudad, recreamos todo en París. Pero es mucho mejor cuando vamos directamente a los sitios, pues se siente la

BP: Tenemos que hacer siempre algo auténtico. Lograr el mejor desarrollo para nuestros productos y nuestra marca. La historia de Chanel es muy poderosa para todos nosotros. Deseamos que nuestros productos en nuestras boutiques no solo revelen diseño, sino también los relatos que existen tras ellos. Creemos en dos palabras: historia e inspiración. Para estar inspirado tienes que tener siempre algo en mente, una ciudad, un viaje, referencias artísticas... En Cuba, por ejemplo, encontramos muchas fuentes de inspiración pero, sobre todo, siempre estamos abiertos a las sorpresas. Es más, somos los primeros sorprendidos con lo que nos va ocurriendo. Estoy seguro de que Karl Lagerfeld me va a sorprender una vez más con su próxima inspiración, con un próximo destino.

S: ¿Cuáles son sus planes en América latinoamericana? BP: Si algún día vemos potencial suficiente para abrir una boutique en Colombia, por ejemplo, lo haremos. Me encantaría pero es demasiado temprano. Vamos paso a paso. No nos gusta correr, no estamos en una competencia por abrir cada vez más boutiques, pues cada una de ellas es importante para Chanel porque cumple con objetivos específicos y nos gusta concentrarnos en ellos. Esta región desde luego tiene gran potencial para nosotros. Brasil es nuestro mercado más grande y México también es deseable. Necesitamos tiempo para desarrollar este mercado.

S: Uno de los grandes cambios que vive la moda es que no es necesario estar cerca geográficamente de los centros de producción para que una marca participe del mercado global, ¿cómo repercute esta situación en Chanel? BP: Creo que es una oportunidad para las marcas grandes y pequeñas. Lo más importante para mí, el secreto que existe para el mañana, es cómo logras conectar la marca. Cómo consigues establecer una relación estrecha con tus consumidores. No estoy seguro de que la geografía sea un tema relevante. Lo esencial es tener una actitud que te permita contar con una relación activa con el entorno. Nosotros pertenecemos a la categoría de lujo y aquí no decidimos; lo hacen los compradores. Nos interesa ser cada vez más capaces de ofrecerle a los clientes lo que desean donde ellos quieren. Debemos acercarles nuestros productos.

“Tenemos que hacer siempre algo auténtico. Lograr el mejor desarrollo para nuestros productos y nuestra marca”, Bruno Pavlovsky. SUMMUS

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HISTORIA DE FALDAS Kinloch Anderson es una empresa familiar que lleva más de 100 años fabricando los más exquisitos kilts o faldas escocesas. Su tradición le ha permitido patentar reconocidos tartanes o patrones geométricos y de confección de las telas. Entre sus clientes más fieles se encuentra la familia Real Británica. Por: Juliana Bedoya, Edimburgo Fotos: cortesía Kinloch Anderson

No hay nada más escocés que un kilt. Y

Kinloch Anderson fue fundada en 1868 y elabora los más reconocidos kilts de Escocia.

Kinloch Anderson, fundada en 1868, ha moldeado la historia de esta particular prenda que identifica a toda una nación. Lo que pocos saben es que los primeros en usar estas faldas no fueron los escoceses. Los habitantes de las Tierras Altas y de las islas ya vestían, en el siglo XIV, unas túnicas tejidas en forma de cuadrícula, las cuales iniciaban como faldas pero se recogían y amarraban a los hombros. Más adelante el modelo se simplificó y terminó solo con la parte de abajo: la falda, como la conocemos hoy. En ese momento la prenda no era un símbolo; solo un tipo de vestido con unos patrones especiales para cada región gracias al uso de técnicas y tintes naturales en la elaboración de las telas. Luego de la derrota de los jacobitas en 1746 (dominaban las Tierra Altas de Escocia), esta región se anexó a la fuerza, junto a Irlanda, al Reino Unido. En ese

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entonces se requería doblegar la moral de los habitantes de las Tierras Altas para que adoptaran las costumbres de las Tierras Bajas y de esta manera quebrantar su espíritu guerrerista. El kilt fue prohibido entre el pueblo y habría desaparecido de no ser porque algunas guarniciones británicas en las Tierras Altas las siguieron utilizando de manera privada. El uso de esta prenda se volvió más popular con la visita del rey Jorge IV a Escocia, en 1822. Sir Walter Scott, reconocido novelista de la época, pidió a todos los habitantes vestir su tartán para la visita del monarca. Incluso, el extravagante rey decidió utilizar un kilt acompañado de medias color piel, lo cual desató una reacción en cadena. En el siglo XIX, el kilt se convirtió en un símbolo no solo de las Tierras Altas, sino de toda Escocia. Desde entonces, se estima que nuevos patrones se crean desde esa época a un promedio de 135 por año.


Historia de faldas A LTA MODA

Fue así como los diseños del tartán, plasmados en los kilts, empezaron a crecer más allá de los clanes, distritos geográficos, herencias familiares y la realeza. Se dice que el “tartán Balmoral”, nombrado así por el castillo real ubicado en Deeside, fue diseñado en 1857 por su alteza real Alberto, príncipe consorte de la reina Victoria, una adoradora de la cultura escosesa. Este patrón aún es propiedad privada de la familia real y puede ser usado únicamente con permiso de la reina. La única persona fuera de la familia real que tiene autorización para vestirla es el gaitero de la reina. En adelante, usar kilts y tartán era vestirse de Escocia. Las legiones escocesas lo han usado en las guerras e incluso el movimiento punk en Inglaterra lo retomó como un símbolo de rebeldía y burla a las reglas establecidas por la sociedad británica, al punto de que el patrón conocido como ‘Royal Stewart Tartan’, el de la reina Isabel II, era su favorito. Ni qué decir de los noventa en

adelante, cuando el tejido se universalizó como un ícono de la moda.

El fabricante Kinloch Anderson ha acompañado por 113 años este amor de la realeza británica por los kilts y el tartán. El negocio familiar de seis generaciones tiene el privilegio de contar con tres autorizaciones reales (Royal Warrants) como sastres y creadores de kilts de la reina Isabel II, del Duque de Edimburgo y del Príncipe de Gales. “Ha existido una larga e ininterrumpida tradición de suministro de nuestras prendas a la familia real, desde el rey Eduardo VII, en 1903”, asegura Deirdre Kinloch Anderson, directora de la firma. Esta tradición le garantiza a Kinloch Anderson convertirse en la autoridad en el mundo de estas prendas. Inicialmente, William Anderson, su fundador, tenía los locales en la calle George y la fábrica en la calle High, en Edimburgo. Y aunque en sus inicios solo vestía a

Kinloch Anderson fue la responsable de diseñar los uniformes de las asafatas de British Caledonian Airways en 1985

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El “tartán Balmoral” aún es propiedad privada de la familia real y puede ser usado únicamente con permiso de la reina. civiles, la empresa se convirtió en un proveedor militar para los regimientos escoceses durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. En la década de los años cincuenta lanzaron su división mayorista, vendiendo tartán, ropa tweed y accesorios para el mercado internacional. Deirdre Kinloch comenta que aunque su uso sólo está destinado a eventos especiales y conmemorativos, hay una tendencia de crecimiento en los últimos 50 años, sobre todo entre los más jóvenes. “El enfoque del negocio está en Escocia, pero cada vez con más fuerza en la diáspora escocesa alrededor del mundo (se estima que hay 30 millones de descendientes de escoceses en el mundo), y en extranjeros que quieren sentir lo que significa usar el traje nacional más famoso del mundo”, afirma Deirdre Kinloch, quien hace un par de años publicó el libro Una tradición escocesa, en el que relata la historia de la empresa y su relación con estos íconos culturales. El negocio ha evolucionado. Hoy los productos se comercializan en 300 tiendas alrededor del mundo y buscan competir, en una menor escala, con casas como Burberry. Ahora son mayoristas, minoristas, ofrecen productos corporativos, ropa actual, whiskies de lujo, y elementos decorativos con presencia en países como Japón, Corea del Sur, Taiwán y China. No olvidan, eso sí, que el centro de su negocio y el que los puso en el mapa son los kilts. “Nuestra unidad de producción se encuentra en Leith, puerto de Edimburgo. Hacer un kilt requiere de una considerable precisión y trabajo detallado. Cada una de estas prendas está hecha a la medida. Tenemos incluso un

Las legiones escocesas han usado la “falda” en las guerras. Incluso, el movimiento punk en Inglaterra lo retomó como un símbolo de rebeldía y burla a las reglas establecidas por la sociedad británica.

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Historia de faldas A LTA MODA

P L A C E R E S EN LA COCINA DEL CHEF Foto: Cortesía THe Restaurant at Meadowood

espacio para que los clientes vean el proceso de fabricación”, relata Deirdre Kinloch. Cada kilt requiere de al menos 8 yardas (7.3 metros) de material, se usa sólo lana 100% virgen, no se permiten los dobladillos y terminada puede llegar a pesar entre 13 y 16 onzas (370-460 gramos). La empresa tiene más de 2.000 tartanes para escoger. Con mucha habilidad y décadas de experiencia, a un artesano le puede tomar ocho horas de trabajo fabricar cada una de estas prendas. El proceso puede llegar a ser tan personalizado que asesoran a sus clientes sobre qué tartán deben escoger, según su clan o linaje escocés. En caso de no tenerlo, ofrecen alguno de los cuatro patrones universales: The Black Watch, The Hunting Stewart, The Caledonia o The Jacobite. Incluso, pueden diseñar uno para una familia o empresa e incluirlo en el Registro Escocés de Tartanes, donde se guarda la información de cada diseño para conservar la historia.

Cada kilt requiere de al menos 8 yardas de material. Se usa sólo lana 100 % virgen, no se permiten los dobladillos y terminada puede llegar a pesar entre 370 y 460 gramos.

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En la cocina del chef PL AC E R E S

EN LA COCINA DEL CHEF Comer en la cocina de los restaurantes se convirtió en una sofisticada tendencia gastronómica. Una selección de algunos de los mejores chef’s tables del mundo. Por: Juliana Bedoya

R E S TA U R A N T D E KAS, AMSTERDAM Todo el restaurante es un experimento en sí mismo. El galardonado chef Michelin Gert Jan Hageman construyó este alucinante lugar en lo que fuera el Vivero Municipal de Ámsterdam, hacia 1921, y en ese mismo espacio creó un invernadero donde puede conseguir ingredientes frescos para sus platos. Desde 2001, los comensales fanáticos que lo visitan colaboran en la cocina. Aparte tiene una pequeña mesa, para máximo cuatro personas, donde los chefs Bas Wiegel y Jarno van den Broek sirven platos únicos y de temporada. Reservaciones con un mes de antelación.

Foto: Cortesía The Skybox at Daniel

T H E S K Y B O X AT D A N I E L , N U E VA Y O R K Siempre ha habido, al menos desde 2002, un espacio en el restaurante para clientes exclusivos y celebridades. El ‘Skybox’ permite una vista a vuelo de pájaro de la cocina de 548 m2 y de sus 40 cocineros trabajando. Así mismo, tiene espacio para cuatro personas que son atendidas por tres miembros del restaurante, y el menú consiste en 8 platos para degustación elegidos por los chefs Daniel Boulud, Jean Fracois Bruel o Eddy Leroux. El menú para los cuatro comensales, sin bebidas e impuestos, es de 1.600 dólares.

Foto: Cortesía Restaurant de Kas

Kamerlingh Onneslaan 3, 1097 DE, Amsterdam, Holanda

60 East 65 Street, Nueva York, NY 10065 , Estados Unidos SUMMUS

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En la cocina del chef PL AC E R E S

MURANO, LONDRES El menú es fiel al estilo moderno con acento italiano de la chef Angela Hartnett, poseedora de una estrella Michelin. La mesa del chef, separada del resto del restaurante, tiene capacidad para 10 personas y el precio por cada puesto ronda las 115 libras por persona. Imperdible el vientre crujiente de cerdo, uvas en vinagre, curry de la col rizada y apio.

20 Queen Street Mayfair, Londres W1J 5 PP, Reino Unido

Foto: Cortesía Murano

A U L I S AT F E R A AT CLARIDGE’S, LONDRES

Fotos: Cortesía The Restaurant at Meadowood

T H E R E S TA U R A N T AT MEADOWOOD, S T. H E L E N A

El renombrado chef británico Simon Rogan ideó un espacio situado junto a la cocina principal que no sólo funciona como una cocina alterna para que los cocineros exploren nuevos ingredientes y técnicas de cocina, sino también como un comedor privado, exclusivo, íntimo e interactivo para los visitantes. El espacio para seis personas, ubicado en forma de mostrador, busca una relación cercana y personal con los chefs. Así lo resume Rogan: “Con el creciente apetito de nuestros clientes para descubrir más sobre lo que comen y cómo se prepara, hemos querido ofrecer esta oportunidad para invitarlos a un ‘detrás de cámaras’ en Fera y darles un poco de información privilegiada de nuestra cocina y, sobre todo, pasar un buen rato”.

A la cabeza del lugar se encuentra Christopher Kostow, renombrado chef con tres estrellas Michelin. Luego de una renovación en 2012, este restaurante ubicado en Napa Valley (California), estrenó un mostrador frente a la cocina para que sus clientes interactuaran y observaran toda la acción que se vive adentro o, como dicen ellos, “que se sientan como una ‘mosca en la pared’ de la cocina”. Este espacio sólo está reservado para cuatro personas, de martes a sábado, y cada servicio ronda los 500 dólares por comensal. Foto: Cortesía Aulis at Fera at Claridge’s

900 Meadowood Lane, St. Helena, California 94574 , Estados Unidos SUMMUS

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Brook Street, Mayfair, Londres W1 K 4 HR, Reino Unido

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En la cocina del chef PL AC E R E S

K I T C H E N TA B L E , LONDRES James Knappett y Sandia Chang, ya famosos en Londres por su bar de perros calientes con champaña, crearon este restaurante con apariencia ‘fast food con toques’, pero con platos de primera calidad (estrella Michelin). Ofrecen 11 degustaciones pequeñas de platos extremadamente complejos y cuidadosamente detallados, servidos en su mesa casi industrial.

70 Charlotte Street, Londres W1 , Reino Unido

Foto: cortesía Kitchen Table

M ÁQ U I N A S D E T I E M P O DINNER BY HESTON BLUMENTHAL, LONDRES

CARRERA CONTRA RELOJ Foto: cortesía Rolex

Comer en uno de los cinco mejores restaurantes del mundo ya representa una experiencia única. Hacerlo en Dinner, con recetas británicas del siglo XV y XVI, terminará siendo inolvidable. Y es que en este restaurante, ubicado en pleno Hyde Park, se refleja la obsesión de Blumenthal por la historia, a tal punto que utiliza materiales como la madera, el cuero y el hierro, además de un sistema de poleas para asados inspirado en los que usaba la corte real. Ashley Palmer-Whatts, mano derecha de Blumenthal, es el encargado de las degustaciones de la mesa del chef y es quien explica en detalle los platos ya afamados y también los que aún no están en el menú. El valor por persona está entre 150 y 200 libras (mínimo cuatro personas).

Foto: cortesía Dinner by Heston Blumenthal

Mandarin Oriental Hyde Park, 66 Knightsbridge, Londres SW1 X 7 LA, Reino Unido

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CARRERA CONTRA RELOJ La historia detrás del Rolex Daytona, uno de los cronógrafos más emblemáticos de todos los tiempos. Fotos: cortesía Rolex

Es uno de los estandartes de Rolex y su historia

Sir Malcolm Campbell: el rey de la velocidad junto a su famoso Bluebird. Siempre llevó un Rolex en su muñeca.

está atada a las carreras automovilísticas. Su nombre viene, precisamente, de la ciudad de Daytona Beach, en Florida, la meca de los récords de velocidad, todos obtenidos en su famosa playa rectilínea de arena maciza entre 1903 y 1935. Allí se establecieron al menos 80 récords oficiales, 14 de los cuales marcan la velocidad más elevada del mundo. Por ahí pasaron leyendas como W.K. Vanderbilt, quien en 1904 estableció en 148 km/h el primer récord del mundo batido en Daytona; o Barney Oldfield y su Lightning Benz, coronado rey de la velocidad en 1910 con 210 km/h. Pero fueron Malcolm Campbell y Henry Segrave los dos mayores rivales de la historia en la conquista de la velocidad. Estos dos británicos millonarios, que recibieron el reconocimiento del rey de Inglaterra por sus récords de velocidad, comenzaron a enfrentarse en la década de los años veinte en el circuito de Brooklands (Inglaterra), el primer circuito automovilístico del mundo, construido en 1907. Sus coches, cada vez más potentes, resultaron ser demasiado rápidos para el óvalo de asfalto de Brooklands. Por eso llegaron

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a Daytona con sus bólidos, construidos específicamente para carreras en línea recta en la playa y motores de avión. Pasaron años batiéndose récords el uno al otro hasta que en 1930 Segrave desapareció en un accidente de navegación. Campbell se convirtió entonces en el rey de la velocidad a bordo de su “Bluebird”, logrando un pico de 531 km/h. Durante sus hazañas en los años treinta, Campbell llevaba puesto un Rolex Oyster para demostrar –en la publicidad de la época– su excepcional resistencia a los golpes y las vibraciones. Desde 1936, Daytona amplió su fama con competiciones de coches especiales, de serie y motocicletas, entre otros. De esta tradición nació en la ciudad, en 1948, la NASCAR. A mediados de la década de los cincuenta, cuando el desarrollo urbano y el deterioro de la arena empezaron a amenazar las competencias en la playa, el presidente y fundador de la NASCAR, William France Sr., lanzó un ambicioso proyecto de construcción de un circuito permanente en duro para las carreras de velocidad: el Daytona International


Car rera contra reloj M ÁQU I NA S DE L T I E M P O

En 1963, Rolex lanzó un cronógrafo de nueva generación: el Cosmograph, dirigido a los pilotos de automovilismo.

Speedway, inaugurado nueve años más tarde con sus 4 kilómetros de largo y forma de trióvalo. Desde siempre Rolex ha estado vinculado a la historia del circuito.

El reloj En 1963, Rolex lanzó un cronógrafo de nueva generación: el Cosmograph, dirigido a los pilotos de automovilismo. Los contadores de cronógrafo se destacaban con claridad sobre la esfera por su tono en fuerte contraste, negro sobre esfera clara o claro sobre esfera negra. En cuanto a la escala taquimétrica –graduación que permite determinar una velocidad media sobre una distancia determinada con ayuda del segundero del cronógrafo–, se desplazó de la esfera y se sitúo sobre el bisel. Estas características especiales, dictadas por cuestiones de funcionalidad, permitieron mejorar sensiblemente la legibilidad de las funciones del cronógrafo, uno de los desafíos de la época. Distintas versiones de la esfera llegaron a enriquecer la gama en los primeros años, entre ellas una versión especial que se haría famosa bajo el nombre de “Paul Newman”, ya que equipaba el Daytona que usaba a diario el célebre actor estadounidense y además piloto de carreras.

Arriba: en la famosa playa rectilínea de arena maciza de Daytona Beach se obtuvieron los más importates récords de velocidad entre 1903 y 1935. Abajo: inaugurado en 1959, el Daytona International Speedway es el circuito más rápido de Estados Unidos.

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El Cosmograph evolucionó desde 1965 con una versión que introduce bisel negro y pulsadores de cronógrafo enroscados en lugar de los pulsadores de bomba del modelo original.

El Cosmograph evolucionó en 1965 con una versión que introdujo pulsadores de cronógrafo enroscados en lugar de los pulsadores de bomba del modelo original. Los pulsadores enroscados completaron el concepto del Oyster y previnieron toda manipulación accidental de los mismos, protegiendo así el reloj de posibles filtraciones de agua. Para manifestar esta hermeticidad reforzada, se generalizó el uso de la inscripción “Oyster” sobre la esfera complementando la de “Cosmograph”. Otra novedad: el bisel taquimétrico fue dotado de un disco negro de plexiglás y de una graduación en blanco, siempre con el objetivo de mejorar la legibilidad. Una inscripción adicional hizo su aparición en algunas esferas en los primeros años de comercialización del nuevo cronógrafo de Rolex: “Daytona”. Esta mención, limitada en un principio a las piezas destinadas al mercado de Estados Unidos, se había añadido a petición de la filial estadounidense de Rolex para marcar el vínculo con el circuito Daytona International Speedway en Florida como “Reloj Oficial”, y para simbolizar la estrecha vinculación del modelo al mundo de la carrera automovilística.

Con una nueva estética, diámetro de 40 milímetros, nuevo movimiento de cuerda automática y protector de la corona se presentó el Daytona de 1988.

En 2016, el Cosmograph Daytona de acero adopta una nueva estética al dotarse de un bisel de alta tecnología en cerámica negra, liso y brillante, en sustitución del bisel grabado en el metal.

A pesar de la llegada de los movimientos de cuarzo en la década de los sesenta, Rolex no dejó de ser fiel al reloj mecánico y al Cosmograph Daytona, del que preparó futuras evoluciones. En 1988 optó, en un primer momento, por un movimiento de cronógrafo automático de calidad disponible en el mercado, pero lo modificó de forma significativa para responder a sus exigencias reemplazando más del 50% de sus componentes por elementos específicamente diseñados para sus movimientos. Así, el nuevo calibre 4030 que resultó de esta evolución fue equipado, entre otras cosas, con un “corazón” Rolex –un oscilador con volante de inercia variable, tuercas de ajuste Microstella y espiral con curva terminal– y un módulo de cuerda automática Perpetual, inventado por la marca en 1931. Este nuevo modelo resultó un éxito gracias a un fuerte resurgimiento del interés por los relojes mecánicos en general y por los cronógrafos en particular a principios de la década de los noventa. Ya ahora, en 2016, el Cosmograph Daytona de acero adopta una nueva estética al dotarse de un bisel Cerachrom monobloque de alta tecnología en cerá-

mica negra, liso y brillante, en sustitución del bisel grabado en el metal. Una evolución visual y técnica, así como un guiño histórico al modelo de 1965, provisto también de un bisel negro pero con disco de plexiglás. Componente innovador, desarrollado y patentado por Rolex, el bisel Cerachrom ofrece numerosas ventajas. Su dureza lo convierte en prácticamente imposible de rayar, conserva su color a pesar de los efectos de los rayos UV y permanece inmune a la corrosión. Gracias a la nitidez obtenida por el contraste del platino sobre la cerámica negra, el bisel del Daytona 2016 ofrece una legibilidad sin igual. El diseño de la graduación también evoluciona, con los números bordeando la circunferencia del bisel y los marcadores en forma de triángulo. Un nuevo modelo que, pese a los adelantos tecnológicos, no pierde la esencia del primer reloj de 1963.

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DISE ÑO E S U NO

TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A PITTSBURG El New York Times publicó un artículo titulado “Pittsburgh’s Youth-Driven Food Boom” (“El suceso de la comida joven en Pittsburg”). Aunque seguíamos con detalle el renacer artístico de esta ciudad, de alguna manera este artículo nos confirmó que había llegado el momento de visitar Pittsburg. Planeamos el viaje y desembarcamos a comienzos de abril. La primera parada fue el Carnegie Museum para reunirnos con nuestra amiga Rachel Delphia, curadora del Departamento de Artes Decorativas y Diseño de este museo. Rachel había organizado una exhibición fantástica dedicada al diseñador Peter Muller Munk. Muller Munk llegó a Pittsburg en 1935. Fue reconocido por su impecable trabajo con la plata, así como por ser pionero del diseño industrial y profesor de varias generaciones de artistas. Diseñó, además, proyectos como el Normandie, una jarra de plata inspirada en el casco del barco de guerra francés del mismo nombre. Esta pieza es considerada uno de los objetos más importantes del diseño del siglo XX. La siguiente estación fue el Warhol Museum. Su director, Erin Shiner, nos esperaba para darnos un recorrido privado por la colección. Fue una experiencia enriquecedora porque nos permitió conocer un poco más sobre la obra de este artista estadounidense: desde sus primeros trabajos como ilustrador hasta sus últimas obras. Allí pudimos observar en un mismo espacio la diversidad de la obra de Warhol, la cual abarca desde sus famosas impresiones pintadas hasta sus últimas series camufladas y collages con polvo. Esta colección

brinda al espectador la oportunidad de entender la complejidad e infinita creatividad de Warhol a través de obras tan heterogéneas como innovadoras. Y como Pittsburg es considerado además un destino gastronómico relevante en Estados Unidos, decidimos visitar uno de los restaurantes más experimentales: Cure. Allí, su chef Justin Severino ha creado un restaurante de barrio que refleja la variada comida de las granjas del oeste del estado de Pensilvania en cada una de las estaciones. A la mañana siguiente emprendimos el camino hacia nuestro próximo destino: The Falling Water House, obra maestra del arquitecto Frank Lloyd Wright, diseñada en 1936. La casa acababa de ser abierta al público después de la temporada de invierno, en la que permanece cerrada. El paisaje es dramático y apenas llegamos empezó a nevar, lo que le agregó una nueva dimensión emocional al de por sí maravilloso paisaje natural y arquitectónico. Además, la nieve nos permitió disfrutar del fuego de las chimeneas al interior de la casa, las cuales son usadas en raras ocasiones. Ese mismo día fuimos a visitar una segunda vivienda diseñada por este arquitecto. Se trata de The Knob House, construida en 1956. Frank Lloyd Wright la diseñó cuando bordeaba los 86 años de vida. La historia detrás de la construcción es también maravillosa. La propiedad fue originalmente diseñada para la familia Hagan, empresarios de la región que se dedicaban al negocio de los helados y productos lácteos. La esposa del señor Hagan era una gran admiradora de la obra de Frank Lloyd Wright y siempre

POR CRISTINA GRAJALES

* Consultora de arte decorativo. Su galería de Nueva York es punto obligado de artistas y coleccionistas. cristina@cristinagrajalesinc.com

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había querido que su casa fuera diseñada por este arquitecto. Sin embargo, en este punto de su carrera, Frank Lloyd Wright estaba demasiado ocupado para tomar un encargo tan pequeño como este. Edgar Kauffman, propietario de The Falling Water House, le escribió un día a los Hagan solicitándoles que le enviaran sus productos a su residencia, recibiendo como respuesta un sí condicionado a que él los ayudara a convencer al arquitecto para que diseñara su casa. Así fue como Frank Lloyd Wright terminó construyendo esta residencia de forma hexagonal y una sola planta, creando una atmósfera que es a la vez serena y dramática. Cuando nos aprestábamos a regresar a la ciudad, tuvimos la gran fortuna de conocer al actual propietario de la casa, Lord Peter Palumbo, quien usualmente vive en Londres y por casualidad visitaba su propiedad. Lord Palumbo es una figura dentro del mundo de la arquitectura y el diseño. Una de sus pasiones es adquirir casas diseñadas por importantes figuras de la arquitectura moderna del siglo XX. En 1972, por ejemplo, adquirió The Farnsworth House, obra de Mies van der Rohe, ubicada en el estado de Illinois. Después de visitar The Falling Water House, Lord Palumbo se enteró de que The Knob House estaba a la venta. La negociación se hizo en seis semanas. Era 1975. Así mismo, Lord Peter Palumbo preside el comité del Pritzker Price, considerado el Nobel de la arquitectura en el mundo. Al final, nos despedimos de él y nos agradeció por visitar su propiedad y difundir el legado de este gran arquitecto. Fue la mejor manera de terminar este viaje maravilloso.


CUANDO EL INGENIO LLEGA A LA CIMA, SE HA HECHO HISTORIA. Este reloj ha presenciado un memorable acontecimiento de verano. Ha acompañado a los más célebres artistas del mundo de la música, el teatro, la danza y la ópera. No solo marca tiemp Marca su época. el tiempo.


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