Forges fue un humorista insustituible. Popularizó el lenguaje de la calle desde la acracia que inventó. En el primer número que Ajoblanco dedicó a Durruti, diciembre 76, Carles Bosch publicó una conversación poco ortodoxa. Entre abril del 93 y febrero del 94 su página mensual picó a nuestros lectores. Ahí va como homenaje.