Aletheia

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ISSN 2145- 0366 | Revista Aletheia | Vol. 7 Nº 1 | enero-junio 2015

Revista Aletheia Revista de desarrollo humano, educativo y social contemporáneo Publicación semestral ISSN: 2145-0366 http://aletheia.cinde.org.co/ Revista Indexada en categoría B de Publindex Colciencias Incluída en: Sistema regional de información en línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, (Latindex) CLASE Educational Research Abstracts (ERA)

Una publicación de

Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano - CINDE Calle 93 # 45 A 31 - Barrio La Castellana - Bogotá, Colombia PBX: (571) 745 1717 www.cinde.org.co

Dirección General Alejandro Acosta Ayerbe Dirección Regional - Bogotá Alfonso Sánchez Pilonieta Dirección Regional - Medellín Ofelia Roldán Vargas Dirección Regional - Manizales Sara Victoria Alvarado Dirección Maestría en Desarrollo Educativo y Social - Sede Bogotá Juan Carlos Garzón Dirección Maestría en Educación y Desarrollo Humano - Sede Medellín Yicel Nayrobis Giraldo Dirección Maestría en Educación y Desarrollo Humano - Sede Manizales Ligia López Moreno Editora Lucía Bernal Cerquera aletheia@cinde.org.co Corrección de estilo Fernando Carretero Padilla Diseño editorial y diagramación Johny Adrián Díaz Espitia Traducción al inglés Viviana Vásquez Traducción al portugues Maribel Becerra Sierra Fotografía de portada y artículos Mauricio Gutiérrez https://jpgmag.com/people/MauricioGutierrez


Créditos

Comité Editorial Ofelia Roldán Vargas

Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano - CINDE, Colombia

Yicel Nayrobis Giraldo

Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano - CINDE, Colombia

Clara Inés Carreño Monsalva

Universidad de la Salle, Colombia

David Alberto Londoño Vásquez

Universidad de Envigado, Colombia

Juan Carlos Garzón

Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano - CINDE, Colombia

Manuel Roberto Escobar

Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano - CINDE, Colombia

Ligia López Moreno

Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano - CINDE, Colombia

Elsa María Bocanegra Acosta

Universidad de la Sabana, Colombia

María del Pilar Buitrago Peña

Universidad de la Salle, Colombia

Marco Fidel Chica Lasso

Universidad de San Buenaventura, Colombia

Alfonso Torres Carrillo

Universidad Pedagógica Nacional, Colombia

María Teresa Luna

Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano - CINDE, Colombia


ISSN 2145- 0366 | Revista Aletheia | Vol. 7 Nº 1 | enero-junio 2015

Comité Científico Carlos Bernando Skliar

Universidad del Museo Social Argentino, Argentina

Marcelo Fabian Vitarelli

Universidad de San Luis, Argentina

Rosa Julia Guzmán Rodríguez

Universidad de la Sabana, Colombia

Rocío Adela Andrade Cázares

Universidad de Guanajuato, México

Luis Benitez Paez

Universidad Católica de Colombia, Colombia

Jorge Eliécer Martínez Posada

Universidad de la Salle, Colombia

Elkin Darío Agudelo Colorado

Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Colombia

José Alberto Hernández García

Universidad de Guadalajara, México


Créditos

Arbitraje Roland Anrup Roland, Mid Sweden University. Suecia. anrup@miun.se

Roxana Popelka Sosa, Universidad Complutense, Madrid, España. roxanapopelka@yahoo.es

Marisol Raigosa-Mejía, Universidad Nacional, Bogotá, Colombia. mariraigo@yahoo.es

Jesús Moreno Arriba, Universidad Nacional de Educación a Distancia UNED, Madrid, España. jmorenoarriba@hotmail.com

Lucía Seguer, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina. luciaseguer@gmail.com María Isabel García, Universidad de Ciencias Pedagógicas Holguín, José de la Luz y Caballero, Cuba. mgarcia@ucp.ho.rimed.cu Víctor Eligio Espinosa Galán, Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá, Colombia. vespinosa@pedagogica.edu.co

Roxana Popelka Sosa, Universidad Complutense, Madrid, España. roxanapopelka@yahoo.es Diana Rocío Bernal, Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia. diana.bernalc@urosario.edu.co


ISSN 2145- 0366 | Revista Aletheia | Vol. 7 Nº 1 | enero-junio 2015

Contenido Pensamientos políticos desde la juventud afrodescendiente: cuestionamientos raciales

12 - 29

Adriana Arroyo Ortega | Sara Victoria Alvarado

Del acuerdo y diálogo hipotético al diálogo y el acuerdo real

30 - 51

César Augusto Delgado Lombana

Entre la regulación y la emancipación: el caso de las políticas de atención en salud para mujeres trans (Bogotá D.C., 2008-2013)

52 - 69

Ángela Patricia Ruiz López | Leandro Carlo García Gómez | Edisson Giovanny García García

Selva Mater: crisis ambiental y modernidad, capitalismo y energía, desarrollo y espíritu humano

70 - 87

Angie Andrea Arango | Jenny Galindo Caicedo José Luis Revelo Calvache | Mónica Santiago Riveros

Exploración etnográfica de las prácticas de convivencia: una experiencia de investigaciónacción en la IED Ciudad de Villavicencio Carlos A. Mendez | Ángela M. Mesa

88 - 103


Contenido

Vol. 7 N º 1 enero -junio 2015

El que es Nasa resiste

104 - 127

Nury Marcela Cetina Ramos | Pablo Ariel García Donato | Camila Andrea Hernández Castillo

Las estéticas en jóvenes escolarizadas, su sentido y significado

128 - 145

Karol Lilian Corredor Sánchez | Carlos Alfonso Rojas†

Sujetos constituidos desde la salud pública: una arqueología y genealogía de los discursos de salud pública en la ciudad de Bogotá durante el periodo 2004-2012 Dalis del Pilar Sierra Polanco

146 - 166


ISSN 2145- 0366 | Revista Aletheia | Vol. 7 Nº 1 | January-June 2015

Content Political thoughts from the AfroDescendant youth: racial questions

12 - 29

Adriana Arroyo Ortega | Sara Victoria Alvarado

The dialogue agreement and hypothetical dialogue and the real agreement

30 - 51

César Augusto Delgado Lombana

Regulation or emancipation: the case study of health care policies for transwomen (Bogotá D.C., 2008-2013)

52 - 69

Ángela Patricia Ruiz López | Leandro Carlo García Gómez | Edisson Giovanny García García

Selva Mater: environmental crisis and modern world, capitalism and energy, human development and spirit

70 - 87

Angie Andrea Arango | Jenny Galindo Caicedo José Luis Revelo Calvache | Mónica Santiago Riveros

Ethnographic exploration of coexistence practices: Action-research experience in the educational institution Ciudad de Villavicencio Carlos A. Mendez | Ángela M. Mesa

88 - 103


Content

Vol. 7 N º 1 Januar y-June 2015

Who is Nasa resists

104 - 127

Nury Marcela Cetina Ramos | Pablo Ariel García Donato | Camila Andrea Hernández Castillo

Aesthetics in young educated women, its meaning and significance

128 - 145

Karol Lilian Corredor Sánchez | Carlos Alfonso Rojas†

Constituted subjects from public health: an archeology and genealogy of speeches about public health in Bogotá from 2004 to 2012 Dalis del Pilar Sierra Polanco

146 - 166


ISSN 2145- 0366 | Revista Aletheia | Vol. 7 Nº 1 | janeiro-junho 2015

Conteúdo Pensamentos políticos desde a juventude afrodescendente: questionamentos raciais

12 - 29

Adriana Arroyo Ortega | Sara Victoria Alvarado

Do acordo e diálogo hipotético ao diálogo e o acordo real

30 - 51

César Augusto Delgado Lombana

Entre a regulação e a emancipação: o caso das políticas de atenção em saúde para mulheres trans (Bogotá D.C., 2008-2013)

52 - 69

Ángela Patricia Ruiz López | Leandro Carlo García Gómez | Edisson Giovanny García García

Selva Mater: crise ambiental e modernidade, capitalismo e energia, desenvolvimento e espírito humano

70 - 87

Angie Andrea Arango | Jenny Galindo Caicedo José Luis Revelo Calvache | Mónica Santiago Riveros

Exploração etnográfica das práticas de convivência: uma experiência de pesquisa-ação na IED de Villavicencio Carlos A. Mendez | Ángela M. Mesa

88 - 103


Conteúdo

Vol. 7 N º 1 janeiro -junho 2015

Quem é Nasa resiste

104 - 127

Nury Marcela Cetina Ramos | Pablo Ariel García Donato | Camila Andrea Hernández Castillo

As estéticas em jovens escolarizadas, seu sentido e significado

128 - 145

Karol Lilian Corredor Sánchez | Carlos Alfonso Rojas†

Sujeitos constituídos desde a saúde pública: uma arqueologia e genealogia dos discursos da saúde pública na cidade de Bogotá durante o período 2004-2012 Dalis del Pilar Sierra Polanco

146 - 166


Mauricio GutiĂŠrrez - https://jpgmag.com/people/MauricioGutierrez

pp. 12 - 29

Recibido: 23 | 03 | 2015

Evaluado: 12 | 05 | 2015


Pensamientos políticos desde la juventud afrodescendiente: cuestionamientos raciales Political thoughts from the AfroDescendant youth: racial questions Pensamentos políticos desde a juventude afrodescendente: questionamentos raciais

Adriana Arroyo Ortega* | Sara Victoria Alvarado**

*

Administradora en Salud. Magíster en Educación y Desarrollo Humano. Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud de la alianza CINDE – Universidad de Manizales. Docente – Investigadora de la Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano – CINDE. Email: aarroyo@cinde.org.co

**

Psicóloga, Doctora en Educación Nova University - CINDE. Directora del Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud CINDE – Universidad de Manizales, Colombia. Coordinadora del programa grupos de trabajo CLACSO. Email: alvarado.s@gmail.com


Resumen Este artículo forma parte de la tesis doctoral denominada “Narrativas de mujeres jóvenes afrodescendientes en torno a la subjetividad política: una perspectiva decolonial y feminista” del Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. Su búsqueda es el establecimiento de perspectivas de razonamiento que involucren al lector en las limitaciones y posibilidades políticas de los jóvenes afros o negros en Colombia, en aras de provocar deliberaciones éticas, epistemológicas y sociales respecto a la sociedad que se ha construido. Este artículo inicia con un acercamiento a las implicaciones políticas de denominarse afrodescendiente o negro; se pasa en un segundo apartado a preguntarse por la juventud y de manera particular por la juventud afrodescendiente, para finalizar con la reflexión sobre su pensamiento y acción política.

Abstract This article is part of the doctoral thesis “Afro-Descendant youth women narratives regarding political subjectivity: de-colonial and feminist perspective” from the PhD program in Social Sciences, Childhood and Youth. Its purpose is to stablish reasoning perspectives that involve readers in the limitations and political possibilities from Afro-Descendant youth in Colombia, in order to generate ethical, epistemological and social discussions towards the constructed society. The article starts with an approach to the political implications of being called Afro-Descendant; then, it questions about youth and particularly Afro-descendant youth, and finally the article reflects about their political thought and action.

Resumo Este artigo faz parte da tese doutoral nomeada “Narrativas de mulheres jovens afrodescendentes em volta à subjetividade política: uma perspectiva decolonial e feminista” do Doutorado em Ciências Sociais, Criança e Juventude. Sua procura é o estabelecimento de perspectivas de razoamento que abranjam ao leitor nas limitações e possibilidades políticas dos jovens afros ou negros em Colômbia, com a intenção de provocar debates éticos, epistemológicos e sociais respeito à sociedade que se há construído. Este artigo começa perto das implicações políticas de chamar-se afrodescendente ou negro; passa-se numa segunda parte a perguntar-se pela juventude e do jeito particular pela juventude afrodescendente, para finalizar com a reflexão sob seu pensamento e ação política.


Palabras clave juventud, afrodescendientes, polĂ­tica. Keywords youth, afro-descendant, politics. Palavras chave juventude, afrodescendente, polĂ­tica.


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esde los movimientos indígenas o afros se han venido generando preocupaciones por los momentos de ruptura, exclusión y marginación que muchos colectivos e individuos han vivido, pero también por la manera en que aumentan los desastres ecológicos y la relación que las distintas sociedades occidentales han tenido con la naturaleza. Podría considerarse que las pérdidas ecológicas y humanas se suceden reiteradamente, y ante esto es necesario que el mundo occidental no solo reconozca otras visiones sino que de manera urgente desaprenda y aprenda, teniendo el bienestar colectivo y no la riqueza individual, como eje central de la toma de decisiones. Esto no implica asumir en su totalidad un pensamiento indígena o afro, pero sí construir alternativas que permitan un verdadero diálogo desde la búsqueda del bienestar colectivo y que se generen desde ahí posibilidades de interlocución, de encuentro cultural, pero ante todo de transformaciones concretas en las condiciones humanas y ecológicas actuales. En la discusión sobre la raza como una construcción cultural, desde la perspectiva de Aníbal Quijano (2014), se establece una distinción importante frente a ser negro o afrodescendiente. ¿Cuáles son los enclaves políticos que tendrían que enunciarse de una manera o de otra? ¿Cuáles son las implicaciones sociales de ubicarse en una perspectiva o en otra distinta? ¿Cómo se asumen los jóvenes en este escenario? Preguntas que nos tendrían que servir tanto para pensar en torno a estos temas, como para escuchar e intentar definir unas ubicaciones al respecto, especialmente cuando en este contexto los y las jóvenes afrodescendientes emergen como sujetos que en intersección con distintas claves forman parte de los

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territorios juveniles, pero que de manera particular por las realidades de sus entornos establecen rutas de denominación y de agenciamientos vitales y políticos. En esa medida, las preocupaciones que aquí se abordan están lejos de ser inquietudes exclusivamente teóricas, sino que además también tienen profundas implicaciones políticas y en la vida cotidiana de los sujetos concretos que habitan los territorios.

Ser negro o afrodescendiente: implicaciones políticas Como lo explicita Quijano (2014), El racismo y el etnicismo fueron inicialmente producidos en América y reproducidos después en el resto del mundo colonizado, como fundamentos de la especificidad de las relaciones de poder entre Europa y las poblaciones del resto del mundo. Desde hace 500 años, no han dejado de ser los componentes básicos de las relaciones de poder en todo el mundo (p. 757). Esto ha ido configurando una forma particular de exclusiones sistemáticas y de relaciones subjetivas e intersubjetivas en las que se hace referencia al otro de manera peyorativa por ser diferente. Desde este contexto se abre el debate sobre cómo nombrarse, las implicaciones políticas que tendría el hecho de asumir una postura u otra: llamarse negro o afrodescendiente, y si definirse como afrodescendiente implica una posición políticamente más fuerte, si amplia la potencia de la enunciación hacia entramados más allá del color de la piel y es por lo tanto una forma de resistencia hacia una categoría artificial


Pensamientos políticos desde la juventud afrodescendiente: cuestionamientos raciales Adriana Arroyo Or tega | Sara Victoria Alvarado

como la raza o si definirse como negro es ser parte del juego del racismo que considera a las personas a partir de las características morfológicas y del color de la piel, usando estos de manera peyorativa para inferiorizar al otro. También podría ser como lo plantea Biko (1971), Ser negro não é uma questão de pigmentação, mas o reflexo de uma atitude mental; 2- Pela mera descrição de si mesmo como negro, já se começa a trilhar o caminho rumo à emancipação, já se esta comprometido com a luta contra todas as forças que procuram usar a negritude como um rótulo que determina subserviência (p. 1). Es necesario entonces repensar las nociones sobre las que estas categorías se han construido y cómo estas últimas se articulan a las vivencias cotidianas de los jóvenes. La discusión es parte de una expresión cultural que emerge de un proceso histórico, pero que, desde luego, tiene implicaciones políticas relacionadas con la mayor visibilidad que en el caso concreto colombiano han comenzado a tener las diversas poblaciones desde la Constitución de 1991, así como los tránsitos que frente al tema se han ido generando desde los movimientos sociales en el país, en sus luchas por el territorio y la autodeterminación desde la interrogación por el desarrollo. La reflexión implica mirarse a sí mismo, desde el sentimiento, la afectividad y el pensamiento, sobre lo que ha significado individual y colectivamente ser negros o afrodescendientes en un contexto de racismo continuo, como el que también ha imperado en el país. En el contexto colombiano, la

palabra negro ha sido usada de forma peyorativa, como una marca racial que no reconoce otras formas de enunciación discursiva frente a la diferencia que la del color de piel, lo que hace que la característica del sujeto se reduzca –a diferencia de quien tiene piel blanca– exclusivamente a esa particularidad. No se desconoce aquí que los sujetos pueden recibir múltiples formas de exclusión y opresiones y que las razas como invento generan presiones particulares en todos los que forman parte de este sistema, incluyendo a la misma población que se ha denominado blanca, pero se reconoce la necesidad de reflexionar sobre como esas presiones se explicitan de manera particular en los y las jóvenes que tienen la piel negra. Retomando a Quijano (2014): La prolongada duración del mundo colonial del capitalismo enraizó, profunda y perdurablemente, la idea de las distinciones biológicas y su categoría resultante “raza”, no solo entre los europeos, sino también entre los colonizados. Sobre esa base, la “superioridad racial” de los “europeos” fue admitida como “natural” entre todos los integrantes del poder (p. 760). Esto, sin duda, ha configurado escenarios de exclusión mucho más fuerte para ciertos grupos que para otros. Y desde ahí, para algunos activistas e incluso para los mismos jóvenes, la enunciación como negros implica, como lo planteaba Biko (1971) antes, una forma de resistencia y resignificación en aras de “transformar creencias, estereotipos e imaginarios que la cultura dominante nos ha inculcado” (Arroyo, 2000, citado por Grueso 2006, p. 146), pero

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para otros la expresión afrodescendiente podría pensarse más en clave cultural, como un reconocimiento a los entramados culturales africanos de los cuales muchos pueblos y personas se sienten parte. Definirse como afrodescendiente tendría reivindicaciones políticas de otro orden, cercano a los reconocimientos identitarios y de origen, a cosmovisiones compartidas más allá del territorio geográfico actual con una postura de horizonte común con África como continente y lugar primigenio de la memoria étnica. Repensarse como negro o afrodescendiente tiene implicaciones distintas, pero implica, en todo caso, un primer paso en los procesos reales de descolonización1 en la que se reconoce el proceso histórico de conformación de subjetividades que han sufrido la discriminación y la exclusión social pero que también han tratado de generar alternativas de resistencia y emancipación. Por otra parte, en asentamientos como los del Pacífico colombiano el conflicto armado, sumado al abandono estatal y al olvido e indiferencia en el que la sociedad ha tenido estas regiones –quizás precisamente porque en ellas vive un elevado porcentaje de la población negra o afrocolombiana del país– los ha sumido en una espiral de pobreza de la que difícilmente han podido salir. De acuerdo con el informe de la Diócesis de Tumaco (2012, p 14): 1 Para este artículo entendemos descolonización como lo plantea Walsh (2013, p. 43) al retomar a Fanon: “[...] la descolonización requiere tanto la conciencia propia de los pueblos negros de la enajenación como la conciencia de los blancos de su complicidad en el sistema moderno-colonial-racial; es decir, el aprendizaje y desaprendizaje de todos. Sin embargo, su proyecto es principalmente con los sujetos que han vivido en cuerpo, alma y mente la racialización-deshumanización de la diferencia y herida colonial, es decir, los damnés de la terre o ‘condenados de la tierra’”.

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“El índice de necesidades básicas insatisfechas (NBI) en Tumaco es del 48,7%, en Barbacoas del 73,8%, en El Charco del 81%, en Mosquera del 84,3%, en Magüí del 82,5%, en La Tola del 91,4%, en Olaya Herrera del 65,5%, en Francisco Pizarro del 71,3% y en Roberto Payán del 72,9% - mientras que el NBI del país en general es del 27,8%. El 84.3 % de la gente vive en pobreza (en el país es el 50,3%)” Sin duda, esto configura un escenario bastante nefasto que unido a las condiciones extremas de violencia que atraviesa el Pacífico colombiano, sobre todo en el departamento del Chocó y el puerto de Buenaventura, arrojan preguntas sobre el porqué estas zonas y sus habitantes se encuentran en estas condiciones y las relaciones que el conflicto social y armado pueden establecer con las exclusiones étnicas y raciales. En este contexto la discusión por lo negro, lo afrocolombiano, lo afrodescendiente tiene sentido y valor, ya que desde el discurso pueden generarse condiciones de exclusión y marginación. Ser negros o afros se constituye en parte de un proyecto vital y social que posibilite que las negaciones que sistemática e históricamente se han generado no sigan ocurriendo, a no seguir siendo mercancía, objetos de consumo descartables que solo son útiles desde la racialización o la sexualización. Al respecto, Catherine Walsh y Juan García (2002) sugieren: [...] los pueblos afrodescendientes comparten una historia caracterizada por la violencia simbólica, epistémica y estructural, una violencia que tanto en sus formas abiertas como en las


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encubiertas, está vinculada a procesos de disciplinamiento colonial y cultural (Rivera, 1993). Esta violencia que se inició con la experiencia de esclavitud luego se institucionalizó en las estructuras, instituciones, representaciones, prácticas y actitudes racializadas de la sociedad, aquellas que, hasta hoy, sobrevaloran la “blancura” e invisibilizan el ser negro (p. 3). Una violencia que continúa y que en muchos casos se radicaliza y plantea la resistencia como una forma de reconfiguración en el mundo desde lo étnico, como derecho político a ser desde el territorio concreto habitado. Las poblaciones afros recorren territorios debido a las múltiples violencias que los han llevado a iniciar nuevos caminos dentro y fuera de Colombia, pero el reconocimiento político y social al interior de la sociedad colombiana sigue siendo muy escaso y son cada vez más evidentes los casos de racismo encubierto la gran mayoría de las veces o explicito en otras ocasiones que configuran su cotidianidad. Como lo plantea Grueso (2006, p 154155), “en el actual escenario de conflicto armado y disputa territorial, el bienestar es lo que se vulnera más rápidamente, hace parte de las estrategias de desterritorialización como el desplazamiento forzado y el emplazamiento” que afectan a comunidades enteras no solo por la expansión del tráfico de estupefacientes, sino también por proyectos económicos que ven en estos territorios lugares propicios para generar productividad pero sin tener en cuenta los arraigos y construcciones de los pobladores de los mismos.

La resistencia a las violencias por parte de los jóvenes afros, como alternativas vitales contrahegemónicas, se realiza desde la alegría, la reflexión, el silencio, pero también la acción política como posibilidad de generar pensamiento sobre lo que les viene aconteciendo; igualmente, como resistencia frente a quienes no entienden sus lógicas subjetivas y culturales. Ejemplos de esto los encontramos en las jóvenes del Centro Popular Afrodescendiente en el municipio de Medellín, en el Colectivo de Estudiantes Universitarios y Universitarias Afrocolombianos y Afrocolombianas o el Centro Afro Juvenil de Tumaco, entre otros, que vienen desarrollando acciones específicas de reflexión desde el territorio, pero también de luchas como se planteó con anterioridad. Dentro del contexto colombiano actual, en medio del recrudecimiento de las violencias en muchas regiones habitadas por comunidades afros, la subjetividad y los procesos de construcción y pensamiento que ellos vienen adelantando no pueden seguir siendo desconocidos; estos sujetos y las subjetividades políticas que desde ahí emergen son relevantes para la construcción del país, sobre todo por la potencia política que desde la descolonización tienen sus apuestas vitales y colectivas. En esa medida, sin pretender cerrar la discusión al respecto, y considerando la importancia discursiva de la enunciación, según Walsh (2009), Se puede argumentar que los afrodescendientes son grupos históricamente construidos; sus antepasados llegaron a vivir en la región antes de la formación de las repúblicas y desde

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ese entonces, generación tras generación, han continuado las raíces ancestrales. Conservan sus tradiciones y costumbres culturales y se autoidentifican como colectividad a partir de una conciencia identitaria. Además, manejan y mantienen espacios territoriales “ancestrales” que son espacios de vida; y aunque esta “ancestralidad” no es la misma que la de los indígenas, está definida por raíces históricas que datan desde la época colonial (p. 139). En consecuencia, la consideración va mucho más allá del color de piel y se establece como un asunto cultural y político; ser afrodescendiente en esta perspectiva supera las denominaciones que pueden establecerse desde el ser negro, y de hecho hay reivindicaciones en algunos territorios de quienes desde su piel podrían considerarse así mismo como mestizos y se asumen como afrodescendientes, porque se transcienden las categorías biologicistas y se configura como una categoría política. Pero, además, se reconoce el marco del racismo en el que las palabras negro y negra han sido históricamente utilizadas en América Latina y de manera particular en Colombia, donde se han centralizado, en los jóvenes, estereotipos cada vez más marcados que los discriminan y excluyen de procesos sociales como el ingreso a la educación superior, o se genera la invisibilización de sus prácticas o la escasez incluso, de información actualizada sobre sus condiciones de vida, por solo mencionar algunos ejemplos del racismo que deben vivir cotidianamente. Ahí vale la pena retomar lo que plantea Quijano (2014):

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La mirada eurocentrista de la realidad social de América Latina, llevó a los intentos de construir “Estado-nación” según la experiencia europea, como homogenización “étnica” o cultural de una población encerrada en las fronteras de un Estado. Eso planteó inmediatamente el así llamado “problema indígena” y, aunque innominado, el “problema negro”. […] O se ha intentado llevar a “indios” y “negros” a optar por la “modernidad” eurocéntrica por la fuerza, no obstante la densidad de sus propias orientaciones culturales, diferenciables sin duda aún después de 500 años. O se recurre a velar, inclusive a negar, la colonialidad de las relaciones, el racismo, el etnicismo y sus combinaciones (p. 769). Esto hace que muchos jóvenes no sean tomados en cuenta en los escenarios políticos y sociales, con lo cual se niega la potencia de sus aportes a la construcción social y estableciendo incluso desde el mismo Estado prácticas de exclusión y racismo. ¿Se resuelven entonces las problemáticas de los jóvenes afrodescendientes solo a partir de la inclusión? No necesariamente, dado que la pregunta obligada es de qué tipo de inclusión se está hablando y cómo esta sugiere una dicotomía con la exclusión, es decir, la inclusión de unos puede representar la exclusión de otros. Por tanto, y retomando a Walsh (2009), A mi manera de ver, el peligro radica cuando la inclusión es asumida simplemente como el propósito o la meta, peligro que igualmente podría ocurrir con la interculturalidad cuando la posi-


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cionamos como objetivo, restándole su significado como proyecto y proceso de continua negociación y acción. La interculturalidad es algo por construir y no una meta por alcanzar. La inclusión, en cambio, sí se la puede obtener, pero su obtención no requiere necesariamente una transformación mayor de las estructuras a las cuales se busca ser incluido” (p. 143). En consecuencia, más que ejercicios de inclusión que podrían ser necesarios, se necesitan cambios en las estructuras de poder y colonialismo dominante que transformen las representaciones que se han construido como sociedades sobre los otros, sobre los afrodescedientes e indígenas, en fin, sobre sí mismos. Sin que estos cambios se den es poco probable que haya transformaciones sustanciales en los relacionamientos sociales, más allá de unos cuantos programas y estrategias de supuesta inclusión, que a la larga perpetúan las representaciones instaladas y el status quo de las sociedades actuales.

Ser joven: experiencias desde lo afro En el marco analizado, las preguntas por la juventud emergen con fuerza: ¿Qué implica ser joven? ¿Cuáles son las consideraciones sociales que han establecido en el sujeto joven todas las posibilidades y alternativas? Los jóvenes, sin duda, están inmersos en relaciones de saber, poder y deseo que los constituyen así como a otros colectivos o grupos, pero se hace explícito que la juventud es una categoría socialmente construida producto de la modernidad; pareciera exis-

tir un gran interés social por su disciplinamiento, por generar su incorporación en el escenario productivo o adecuar sus cuerpos a los escenarios educativos y perpetuar la moratoria social. A los jóvenes, además, se les mira siempre en su condición de futuro, no por lo que son sino por lo que serán potencialmente. O como lo plantea Escobar (2009): [...] promesa de futuro, motor del cambio social, sujeto de derechos, etc., y, al mismo tiempo, también personifica las desgracias de la trasgresión de dicho orden, se torna en algo así como nodo simbólico de todos los males (un joven también puede ser portador de violencia y muerte, hedonista, consumidor, adicto, etc.) (p. 105). Pareciera que la sociedad en su conjunto, de la mano del Estado, no deja de preocuparse por la sexualidad, los cuerpos, el comportamiento, la participación o apatía de los jóvenes. A la par de esta necesidad de control sobre los jóvenes, por su inserción al mundo del trabajo, del consumo y la producción, estos mismos escenarios, en especial el del consumo y la publicidad, han venido generando una estética adulta juvenil, que se constituye en contradicciones o ficciones propias del capitalismo tardío que mantienen a los jóvenes en la búsqueda de la adultez y a los adultos en eterna añoranza de una juventud que se resisten a perder. En este punto es central entender que como lo precisa Reguillo (2000): Los jóvenes se han autodotado de formas organizativas que actúan hacia el exterior –en sus relaciones con los

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otros– como formas de protección y seguridad ante un orden que los excluye y que, hacia el interior, han venido operando como espacios de pertenencia y adscripción identitaria, a partir de los cuajes es posible generar un sentido en común sobre un mundo incierto (p. 14). Por tanto, surgen preguntas sobre los contenidos de los que se ha ido dotando la categoría juventud históricamente y que han hecho posible estas emergencias que no se circunscriben a lo teórico, sino que tienen implicaciones en la cotidianidad de los relacionamientos juveniles y en la manera en la que aparece la juventud afrodescendiente en la sociedad y en la academia. Retomando la juventud como una categoría socialmente construida, en disputa y reconfiguración permanente, pero que además debe ser contextualizada de acuerdo con las realidades sociohistóricas que van emergiendo, es necesario dejar a un lado las visiones homogenizantes de la juventud y reconocer que no es lo mismo ser un joven del Pacífico colombiano, del Urabá chocoano, del Bajo Cauca Antioqueño, que serlo en una ciudad como Buenos Aires o Bogotá. La juventud entonces es vivida de manera distinta, llena de sentidos plurales en directa relación con el contexto del cual forma parte. Por esta relación contextual no se podría definir una única forma de ser joven, son diversos los sentidos circulantes al respecto que engloban tanto la producción de las mismas ciencias sociales o de otros organismos que trabajan “lo juvenil”, como también lo que los mismos jóvenes han venido construyendo desde sus realidades concretas, lo

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que para ellos significa ser joven desde sus propias visiones de mundo y subjetividades. La subjetividad desde ese establecimiento no esencialista ni fijado de una relación consigo mismo y con los otros, posibilita la narración desde la singularidad y la creación de sí, de resignificarse y definir nuevas maneras de ser y estar en el mundo constantemente. Los jóvenes, a partir de su contexto, asumen entonces narrativas diversas de sí mismos, lugares de enunciación que en cruce con lo étnico y con el género establecen otras formas de agencia y de vida. En el caso particular de los jóvenes afrodescendientes, sus narrativas han estado en muchos casos invisibilizadas o marcadas por –como lo plantean algunas de las jóvenes del Centro Popular Afrodescendiente– “la lucha constante frente un racismo estructural de la sociedad colombiana y el Estado”2, pero también el potencial de sus acciones, del pensamiento que están tratando desde los márgenes en los que habitan construir; narrativas en las que emerge con fuerza no solo la discriminación sufrida, sino también el orgullo por ser afrodescendiente, el reconocimiento de sus derechos y la reivindicación cultural. Las instituciones y la institucionalización de los jóvenes han tratado de generar subjetividades conformes, adaptadas a los criterios de la normalidad, de la adecuación a la norma, por lo cual se establecen configuraciones de lo juvenil que se le adecuen a partir de las nociones de orden y eficacia, como sucede en la escuela, por poner un ejemplo; pero también en discursos que institucionalicen lo juvenil o que lo consideren 2 Conversación con tres jóvenes del Centro Popular Afrodescendiente el 23 de octubre de 2014.


Pensamientos políticos desde la juventud afrodescendiente: cuestionamientos raciales Adriana Arroyo Or tega | Sara Victoria Alvarado

desde una postura aséptica y unificada; es decir, todos los jóvenes son iguales y constituyen un cuerpo indiferenciado de sujetos en los que aparece de manera predominante el joven hombre, blanco y de clase media.

minos de derechos, valores y pensamiento (p.3). (Ver, por ejemplo, Rahier 1999). Es esta colonialidad del poder que en el Ecuador sigue posicionando los negros como los ‘últimos otros”

Históricamente, ser blanco y hombre se había impuesto como el ideal de aparición del sujeto joven, dejando por fuera los sujetos, experiencias y cuerpos afros e indígenas, los cuales quedaban en ejercicios de subordinación y representación nula en los medios de comunicación, en los contenidos y definiciones del Estado mismo; pero a partir de los movimientos y colectivos en distintos escenarios se están generando mayores reflexiones sobre este tema y construyendo unas narrativas particulares que hacen de lo afro un discurso revelador, que implica construcción social de pensamiento. Al respecto, vale la pena citar iniciativas como Chao Racismo, en Colombia, o la Cátedra de Estudios Afroandinos, en Ecuador.

Aunque ni las poblaciones afrodescendientes ni los mismos jóvenes son simples receptores pasivos de estos procesos, no queda duda de que las consideraciones e imaginarios asentados que los alejan de la posibilidad del pensamiento, de la construcción estética, política y cultural, frenan sus posibilidades emancipadoras, y sin embargo se siguen produciendo resistencias, fugas, malestares y luchas desde los contextos concretos en que ellos viven en América Latina.

Esto no significa que las consideraciones anteriores de subordinación hayan desaparecido, aun hoy la blancura racial se establece en muchos espacios como el ideal ya que, como lo plantea Walsh (2002), Esta historia forma parte de los proyectos de modernidad y del Estadonación, de la relación intima entre subordinación racial y colonialidad y su continua rearticulación en el presente. Una relación que produce la alteridad y, por medio de prácticas, discursos y representaciones, naturaliza la diferencia racial y cultural así justificando la subordinación, subalternización y exclusión del “otro” en términos físicos y territoriales como también en tér-

Tras el reconocimiento de que lo juvenil irrumpe en el mundo, no se trata tampoco de generar una postura idealizada sobre los jóvenes y sus posibilidades e instalarlos en una perspectiva mesiánica; por el contrario, la búsqueda es construir reflexión, conocimiento y transformación desde sus lenguajes (verbales, gestuales, visuales, etc.) y posicionamientos, pero también sus límites como sujetos y colectivos, que aunque resignifican sus capitales culturales, sociales y simbólicos, no implica que pueden siempre trascenderlos o que hacerlo deba ser un imperativo de su agenciamiento vital. Según Reguillo (2002) Cómo colocar la pregunta por la interculturalidad sin aludir a esta atmósfera de disoluciones, de quiebres, de implosiones; cómo pensar los desafíos urgentes que para la comunicación representa potenciar los espacios de encuentro y de diálogo entre dife-

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rentes, sin aludir a los síntomas y a la legibilidad de un proyecto que expulsa, excluye y amordaza a quiénes no caben en la formulación de los parámetros de pertenencia, a quiénes no reúnen los requisitos para ser considerados ciudadanos de primera (p. 4). Ese es precisamente el desafío intercultural, no caer en etnicismos que expulsen, no generar nuevos enfrentamientos que polaricen entre un ellos y un nosotros, sino propiciar formas de relacionamientos que nos saquen de las posturas binarias y de las exclusiones que como latinoamericanos se han establecido. Al respecto se han venido generando, en distintos países de la región –Colombia, Bolivia, Ecuador–algunas reflexiones y acciones políticas con los colectivos sociales, pero también con la creación de espacios académicos y universitarios, en aras de ampliar los espectros del análisis y construir colectivamente nuevas formas de relacionamiento que tengan el diálogo como centro entre sujetos y culturas. Con Reguillo (2000), es pertinente preguntarse sobre [...] cómo pensar en y desde América Latina sin subvertir el relato que nos condena a ser deudores permanentes del pensamiento metropolitano, dóciles usuarios de tecnologías o exóticos informantes. “Estar en el mundo”, es uno de los principales desafíos que habrá de enfrentar América Latina (p. 4). Esto se da, sobre todo, cuando se han establecido relaciones que desde la colonialidad del saber y del poder siguen estructu-

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rándose desde criterios de negación del otro. Según Walsh (2009), Tanto para los pueblos negros como para los indígenas y mestizos, la colonialidad ha operado a nivel intersubjetivo y existencial, permitiendo la deshumanización de algunos, la sobrehumanización de otros y la negación de los sentidos integrales de la existencia y humanidad. También ha operado epistémicamente, localizando el conocimiento en Europa y en el mundo occidental, descartando por completo la producción intelectual indígena y afro (p. 30). Así, se ha situado en muchos escenarios a los indígenas y afros como personas y colectivos sin pensamiento propio, anclados a prácticas manuales, sin mayores posibilidades de incidir y tomar decisiones en lo académico, lo político o lo económico; este hecho ha redundado, en el caso de los jóvenes afrodescendientes, en la falta de una producción académica, lo suficientemente amplia, que alimente las políticas públicas y conduzca a analizar de manera diferenciadas sus prácticas.

Juventud afrodescendiente: pensamiento político Los jóvenes, como ya se ha mencionado, se han definidos homogéneamente y no ha sido de un amplio interés investigativo el tema de los jóvenes indígenas o afrocolombianos; en cambio, se han adelantado muchos más análisis sobre los jóvenes urbanos de las ciudades capitales, las culturas juveniles, las pandillas u otro tipo de configuraciones de


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lo juvenil, lo cual da cuenta de las ubicaciones de los jóvenes ligados a los consumos culturales o a las estéticas relacionadas con ellos. En ese marco de los cambios propios de los procesos de la globalización y de las transformaciones que el país ha sufrido en los últimos años en aspectos económicos, sociales, políticos, culturales y tecnológicos, se ha modificado de forma sustancial la vida de las personas, en especial la de los jóvenes, donde lo étnico comienza a tener mayor relevancia en los escenarios sociales y también en la producción de conocimiento. Esto va asociado a las resistencias de los pueblos afros: [...] desde el cimarronaje de los siglos XVIII y XIX hasta el cimarronaje actual, los pueblos afrodescendientes de la Región Andina han resistido y desafiado este orden, construyendo maneras de re-existir, de re-vivir y resentir la diferencia y la nación de otro modo. (Walsh, 2007, p. 205). De esta manera, se han ido generando lentamente cambios que por lo menos han comenzado a visibilizar lo que les sucede, como primer paso para que se puedan transformar las difíciles realidades sociales en que, como colectivos, muchos viven en territorios como el Pacífico colombiano o las periferias de las ciudades. En el caso de la población afrodescendiente, quizás de manera similar a muchos jóvenes, pero con un mayor recrudecimiento de sus condiciones, los jóvenes se encuentran con problemas cotidianos como el empleo que es escaso, mal remunerado, en labores serviles, sin beneficios ni presta-

ciones sociales; y la escolaridad con sus dificultades de acceso, falta de oportunidades y poca relación con sus contextos y culturas. A partir de allí, muchos de ellos vienen trabajando por construir país, por ampliar sus procesos educativos y generar transformaciones pedagógicas, como lo hace el colectivo de estudiantes afrodescendientes de la Universidad de Antioquia, quienes como muchas otras colectividades afros han ido visibilizando que: Las luchas sociales también son escenarios pedagógicos donde los participantes ejercen sus pedagogías de aprendizaje, desaprendizaje, reaprendizaje, reflexión y acción. Es solo reconocer que las acciones dirigidas a cambiar el orden del poder colonial parten con frecuencia de la identificación y reconocimiento de un problema, anuncian la disconformidad con la oposición a la condición de dominación y opresión, organizándose para intervenir; el propósito: derrumbar la situación actual y hacer posible otra cosa. (Walsh, 2013, p. 29). En esa medida, se podría denominar emergente la acción política juvenil de los afrodescendientes, ya que en los últimos años se ha visibilizado con más fuerza; a su vez, es importante reconocer que la resistencia afro, la búsqueda política y las prácticas políticas alternativas de los jóvenes afros han estado históricamente presentes, quizás no tan visibles, quizás en medio del silencio o de experiencias que la institucionalidad no reconoce, pero siempre en la búsqueda de reflexión y generación de procesos de descolonización y mejores condiciones de vida para ellos y sus comunidades.

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Es importante entonces observar con atención las prácticas vivenciales, artísticas, políticas y de construcción de conocimiento que los jóvenes afrodescendientes vienen realizando, desde la resistencia, la oposición, el cimarronaje, la afirmación y el encuentro colectivo como sujetos afrodescendientes. En esa medida reviste gran importancia que como sociedad dejemos de pensar a los y las jóvenes afrocolombianos como receptáculos pasivos del conocimiento, como sujetos desinteresados por el mismo o como totalmente asimilados a los valores de la sociedad moderna y revisar los patrones y estereotipos con los que como sociedad los hemos mirado. Para un joven afrodescendiente en Medellín, Urabá, el Bajo Cauca o cualquier otro territorio de la geografía nacional, la vida se vive y se construye en sus propios términos, es decir, se encuentran involucrados en la construcción de sus propias existencias y de los que se encuentran a su alrededor, así esto no coincida con el deber ser de los adultos o de la cultura occidental blanca, pero limitados en muchos casos por los contextos de abandono, violencia y precariedad en las que están sumidos los territorios en los que viven, pero a la vez orgullosos de la herencia y memoria de sus pueblos. Ser joven, afrodescendiente y colombiano implica en alguna medida estar en una posición de frontera, en el margen en la cual los afros son los últimos otros, como lo plantea Walsh (2009): La invisibilidad y el sobreposicionamiento de lo indígena también se encuentran en las reformas constitucionales de corte multiculturalista ini-

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ciadas en los años 1990, las primeras que reconocen el carácter multiétnico y pluricultural de sus respectivos países, otorgando en algunos casos derechos especiales al respecto. Los casos más visibles son los de Colombia y Venezuela donde, a pesar de que la población de descendencia africana es mucho más grande que la indígena, los indígenas tienen más reconocimiento político, jurídico y cultural estatal (p. 126). Esta invisibilización de lo afro no puede continuar sin que sea interrogada, sobre todo por los académicos, intelectuales y pensadores de las sociedades latinoamericanas que no deben seguir haciendo el juego al colonialismo y capitalismo dominante, a partir de la idea de una neutralidad y objetividad que nos distancie de asumir posturas políticas en relación directa con el mundo del que somos parte. Ese es quizás el desafío de la academia en nuestro tiempo y una forma sin duda de generar también incidencia política. Pero, ¿tienen pensamiento político los jóvenes afrodescendientes? ¿Cómo se materializa? Aunque parecen obvias estas preguntas, constituyen un punto importante de la reflexión que se ha planteado, debido a que en muchos casos se les sitúa en una aparente apatía o en la ignorancia frente a estos temas, por lo que bien vale la pena aclarar que dicho pensamiento y acción política de los jóvenes afros no solo existen, sino que además parten del reconocimiento de las condiciones de opresión y subordinación en las que han vivido, de interrogar las naturalizaciones racistas que la sociedad les concede cotidianamente y generar resistencias a las invisibilizaciones de las que son objeto; pero además evidenciar que a pesar de que


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existen leyes que protegen en el caso colombiano a sus comunidades, las mismas no se cumplen porque “ni al Estado ni al resto de la sociedad les interesa hacerlo, porque son leyes para afros”(conversación con mujeres jóvenes del Centro Popular Afrodescendiente, municipio de Medellín). El pensamiento político de los jóvenes afros está lleno de potencia, surge del análisis de las injusticias que históricamente han vivido, pero no se queda ahí y busca también visibilizar las posibilidades que como colectivo social tienen los afrodescendientes y los aportes significativos que han hecho y siguen haciendo a la sociedad colombiana, así estos en muchos casos hayan sido invisibilizados.

Reflexiones finales La descolonización como proyecto político que permita unos relacionamientos distintos y la interrogación de muchas de las certezas instaladas, entre otras, las relacionadas con las razas, es asunto inacabado, y aun hoy se siguen generando subjetividades sobre la base de estas categorías que hacen necesario abrir la reflexión a estas cuestiones y revisar cómo este tipo de configuraciones dominan el pensamiento y las relaciones que establecen los unos con los otros. Los jóvenes afrodescendientes colombianos no están por fuera de estos escenarios de violencia colonial aún existentes, pero han decidido afirmar su pensamiento y acción política desde el conocimiento de sus derechos, el trabajo interno como colectivos y sujetos, el encontrarse para generar reflexiones sobre las condiciones históricas de marginación, la recuperación de la memoria y saberes ancestrales comunitarios; también

el generar transformaciones curriculares, educativas y pedagógicas que lleven a los que consideran cambios necesarios epistemológicos, sociales y políticos. Ellos son conscientes de que son muchas las luchas que se deben dar al respecto, pero consideran que las movilizaciones se van generando poco a poco, empezando por ellos mismos, por la defensa pública de sus derechos en las calles, los bancos, las aulas de clase, los espacios cotidianos. Es necesario entonces continuar trabajando –y los colectivos juveniles y sociales lo vienen haciendo– en torno a procesos de descolonización que involucren a todos en la posibilidad de pensar críticamente y construir juntos una sociedad distinta. Esto implica para la academia y para la sociedad mayores compromisos con la producción y divulgación de un conocimiento desde los jóvenes afros y otros miembros de esas comunidades, del reconocimiento y valoración del pensamiento que ellos mismos construyen. Las aproximaciones a las realidades concretas del mundo juvenil afro hablan de sus agenciamientos subjetivos, sus alegrías, tristezas y búsquedas, pero también de las posibilidades y aportes que como sujetos y colectivos tienen y hacen. El reto epistemológico y político para la academia no es pensar sobre los afrodescendientes, es pensar con ellos, establecer relaciones dialógicas, contactos que hagan posible la representación propia, la visibilización de sus apariciones en lo público y el conocimiento que históricamente han construido, sobre todo en el caso de los jóvenes, alejándose de las fórmulas universalizantes y estereotipadas en las que pueden ser a veces asumidos, y buscando con ellos resignificar

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las relaciones sociales en las que han sido subalternizados, conociendo y reconociendo el pensamiento político que emerge de sus prácticas cotidianas.

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Mauricio GutiĂŠrrez - https://jpgmag.com/people/MauricioGutierrez

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Recibido: 12 | 09 | 2014

Evaluado: 30 | 05 | 2014


Del acuerdo y diálogo hipotético al diálogo y el acuerdo real The dialogue agreement and hypothetical dialogue and the real agreement Do acordo e diálogo hipotético ao diálogo e o acordo real

César Augusto Delgado Lombana*

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Estudiante de Doctorado en Filosofía, Magíster en Filosofía y Licenciado en Ciencias Sociales; profesor becario de la Pontificia Universidad Javeriana desde 2013; miembro del grupo de investigación Devenir. Correo electrónico: hermeneia18@gmail.com


Resumen Este artículo tiene por objetivo examinar la propuesta del libro titulado Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral? en clave de dos propósitos centrales. El primero tiene que ver con el esfuerzo de interpretar, según Scanlon, la idea de diálogo y acuerdo hipotético afincada en el corazón de la estructura del contractualismo sostenido por él. El segundo consiste en generar un diálogo entre la propuesta de Scanlon y Habermas con el fin de evidenciar cómo, a través de la concepción habermasiana “del uso del lenguaje tendiente al acuerdo”, es posible generar un paso de la concepción de diálogo y acuerdo hipotético al diálogo y acuerdo real con el ánimo de robustecer la idea de intercambio de razones incrustado en el corazón del contractualismo de Scanlon.

Abstract This article aims to examine the proposal from the book What we owe to each other. What does it mean to be moral? Focusing in two main purposes. The first one has to do with the effort to interpret, according to Scanlon, the idea of dialogue and hypothetical agreement established in the heart of the structure of contractualism sustained by him. The second one is to generate a dialogue between Habermas and Scanlon proposal in order to demonstrate how through Habermas's conception "of language use tending to agreement", you can generate a step from the design of dialogue and hypothetical agreement to the dialogue and real agreement. This, with the purpose of strengthening the idea of reasons exchange embedded in the heart of Scanlon's contractualism.

Resumo Este artigo tem por objetivo examinar a proposta do livro titulado “Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral?” em chave de dois propósitos centrais. O primeiro tem que ver com o esforço de interpretar, segundo Scanlon, a ideia de diálogo e acordo hipotético estabelecido no coração da estrutura do contratualismo sustentado por ele. O segundo consiste em gerar um diálogo entre a proposta de Scanlon e Habermas com o fim de evidenciar como, por meio da concepção habermasiana “do uso da linguagem com tendência ao acordo”, é possível gerar um passo da concepção de diálogo e acordo hipotético ao diálogo e acordo real com o ânimo de fortalecer a ideia de intercambio de rações fundado no coração do contratualismo de Scanlon.


Palabras clave contractualismo, acuerdo, diálogo hipotético, uso del lenguaje tendiente al acuerdo. Keywords contractualism agreement, hypothetical dialogue, language use tending to agreement. Palavras chave contratualismo, acordo, dialogo hipotético, uso da linguagem com tendência ao acordo.


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El ideal contractualista de actuar conforme a unos principios que otras personas (similarmente motivadas) no podrían rechazar razonablemente pretende caracterizar la relación con los demás cuyo valor y atractivo subyace a nuestras razones para hacer lo que exige la moralidad. Esta relación (…) podría definirse como una relación de reconocimiento recíproco. Trabar esta relación con los demás es algo atractivo en sí mismo; es decir, la relación merece ser buscada por sí misma. Scanlon (Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral?) Llamo comunicativas a las interacciones en las cuales los participantes coordinan de común acuerdo sus planes de acción, el consenso que se consigue en cada caso se mide por el reconocimiento intersubjetivo de las pretensiones de validez. Habermas (Conciencia moral y acción comunicativa)

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ste artículo tiene por objetivo examinar la propuesta del libro titulado Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral? en clave de dos propósitos centrales. El primero tiene que ver con el esfuerzo de interpretar, según Scanlon, la idea de diálogo y acuerdo hipotético afincada en el corazón de la estructura del contractualismo sostenido por él. El segundo consiste en generar un diálogo entre la propuesta de Scanlon y Habermas con el fin de evidenciar cómo a través de la concepción habermasiana “del uso del lenguaje tendiente al acuerdo” (2011, p. 112) es posible generar un paso de la concepción de diálogo y acuerdo hipotético al diálogo y acuerdo real con el ánimo de robustecer la idea de intercambio de razones incrustado en el corazón del contractualismo de Scanlon. De esta forma, el hilo conductor que orienta la realización de este artículo no es generar una crítica, sino hacer evidentes los puntos de encuentro y distancia de la propuesta de Scanlon y Habermas con el ánimo de sostener una tesis central: el monolo-

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gismo de Scanlon es posible de superarse a través de la propuesta habermasiana del uso del lenguaje tendiente al acuerdo. Para dar desarrollo a esta tesis, el texto se divide en cinco partes: 1. Se efectúa la presentación de algunas consideraciones iniciales que permiten rastrear los puntos de encuentro y divergencia entre las propuestas de Scanlon y Habermas. 2. Enseguida, se realiza una breve descripción del contractualismo de Rawls con el ánimo de hacer evidente cuáles son los puntos de encuentro con la concepción contractualista de Scanlon. 3. Evidenciado lo anterior, se propone examinar la crítica de Habermas al mecanismo de la “posición original” y del “velo de la ignorancia”, esto con el objetivo de comprender, en primer lugar, en qué radica la acusación de monologismo imputada al padre de la Teoría de la justicia. En segundo lugar, se sugiere que por este camino se logra establecer si Scanlon es afectado por el monologismo rawlsiano. 4. El siguiente paso consiste en dar cuenta de la concepción contractualista de Scanlon para identificar en qué radica el monologismo moral del que podría ser acusado por Habermas. 5. Finalmente, se describe de forma muy general la estructura del lenguaje tendiente al acuerdo. Esto con el fin de pensar si es posible robustecer el planteamiento de Scanlon desde esta perspectiva.

Consideraciones iniciales: puntos de encuentro y distancia entre Scanlon y Habermas El problema de la justificación de las acciones frente a otros responde a una preocupación central que consiste en esclarecer cómo


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es posible vivir con los demás en la medida en que se logra dar cuenta de la razonabilidad de los motivos de la acción. De esta forma, el ámbito de la justificación de lo que un agente hace valer como un principio que puede ser o no rechazado no es otro que el del intercambio de razones que son sometidas, según la propuesta de Scanlon a la prueba contrafáctica, y para la perspectiva de Habermas a la validación intersubjetiva1. Dicho en otras palabras, la trama de la vida moral se edifica en el ámbito de la argumentación, en el intercambio de razones las cuales justifican el rechazo o la aceptación de los principios que soportan la actuación de un–os agente–s. Este presupuesto, puede afirmarse, es común a la propuesta de Scanlon y Habermas que, preocupados por reflexionar en torno a la acción, recurren a la argumentación como un ámbito de comprensión que asegura la inteligibilidad de los principios que se expresan en razones accesibles a otros2. 1 De antemano, es necesario establecer que entre los conceptos de prueba contrafáctica y validación intersubjetiva se puede rastrear una diferencia esencial. En efecto, la “prueba contrafáctica” supone el agente en su fuero individual está en la posibilidad de reflexionar sobre las posibles razones que podría ofrecer para justificar sus acciones frente a los demás, es decir, antes del sometimiento de las razones al escrutinio razonable del otro esta imperando la reflexión no filtrada por el diálogo real (Scanlon, 2003, p. 246). Por el contrario, la “validación intersubjetiva” abandona toda pretensión de alcanzar las razones por vía de reflexión individual, dado que se acepta como a priori ontológico que toda reflexión está constituida por el médium lenguaje en el suelo ontológico del mundo de la vida (Habermas, 2011, p. 100). Vale la pena indicar, está idea será ampliada en la parte final del apartado cuarto. 2 No se pierda de vista que en las partes cuatro y cinco de este ensayo se mostrará con cierta profundidad las diferencias entre las propuestas de Scanlon y Habermas, diferencias que se encuentran cifrada en el capítulo central del libro Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral? (Scanlon, 2003, pp. 243-246).

Sin embargo, este presupuesto común es adoptado por los dos autores de forma distinta, lo cual los lleva a generar explicaciones paralelas, pero en varios puntos distantes. En efecto, con respecto a Scanlon, su problema de investigación versa en la preocupación por establecer qué significa ser moral, dicha preocupación lo conduce a la realización de un análisis sobre las acciones que son moralmente incorrectas, con lo cual se ve en la obligación de tematizar el contenido de los juicios sobre lo correcto y lo incorrecto. Expresado de otro modo, pretende establecer que los juicios de lo correcto y lo incorrecto son juicios acerca de la moralidad, acerca de las razones que pueden ser o no rechazadas razonablemente por otros en contextos determinados de acción. De esta forma, la justificación frente a los demás es el principio básico de la propuesta contractualista, es decir, el ámbito de lo que nos debemos unos a otros se estructura en torno a la posibilidad de tematizar las razones que se ponen en juego y permiten rechazar o aceptar el emprender cierto curso de acción (Scanlon, 2003, p. 243). Por esta vía, Scanlon, en el texto Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral? (2003), tiene por objetivo defender una tesis central, que consiste en sostener que el campo de los juicios de lo correcto y lo incorrecto es sobre “afirmaciones acerca de razones (de manera más específica acerca de la adecuación de las razones para aceptar o para rechazar ciertos principios en determinadas condiciones)” (p. 17). En este orden ideas, –vale la pena insistir– para Scanlon responder a la pregunta sobre cuándo una acción es moralmente incorrecta tiene que ver con las razones que cuentan a

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favor o en contra de un curso de actuación, o lo que es lo mismo, una acción es incorrecta cuando las razones esgrimidas en contra de los principios que la soportan no pueden ser rechazadas razonablemente. En esta tesis de comprensión de la actuación humana se halla el centro de explicación de la justificación de la acción presentado por Scanlon. En rigor, justificar una acción consiste en someter los principios que la orientan a la aceptación o rechazo razonable de los otros. Sostengo que pensar acerca de lo correcto y lo incorrecto es en el nivel más fundamental, pensar acerca de lo que podría justificarse ante otros sobre bases que ellos, si estuviesen adecuadamente motivados, no podrían rechazar razonablemente. Según este punto de vista, se considera que la justificabilidad ante otros es fundamental (Scanlon, 2003, p. 19). De esta forma, la justificación de los principios de la acción está sometida a la difícil prueba contrafáctica, la cual se constituye en un basto campo de argumentación razonable que tiene por objetivo establecer cuándo una acción es moralmente incorrecta o correcta (pp. 92-93). Así las cosas, Scanlon recurre al presupuesto central del contractualismo que consiste en que vivir con los demás o establecer relaciones con los otros supone el esfuerzo por justificar los principios de las acciones (p. 18). Ahora bien, para Scanlon la base motivacional de la moralidad de lo correcto y lo incorrecto en clave de la justificación de los principios de la acción no se encuentra en la idea de alcanzar el acuerdo real, con lo cual opta por el acuerdo hipotético y por bus-

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car un principio general de motivación de la moralidad que reposa en el contractualismo sugerido por él, “la concepción que estoy defendiendo (…) considera fundamental no lo que las personas realmente piensan o quieren, sino lo que tendrían razones para querer” (p. 426). Dicho en otros términos, el acuerdo y diálogo real no es el centro motivacional de la moralidad de lo correcto y lo incorrecto, para Scanlon la piedra medular de su propuesta contenida en el contractualismo es poder vivir con los demás en formas de vida que merecen ser valoradas por sí mismas y que no podrían ser rechazadas razonablemente por otros, esta es la fuente de motivación de la moralidad de lo correcto y lo incorrecto (p. 210). Por otro lado, el horizonte de comprensión de la acción ofrecido por Habermas se puede abordar siguiendo los presupuestos del ámbito constituido bajo la consigna de la acción comunicativa o actuar comunicativo, la cual tiene por piedra de toque generar un cambio de paradigma en la comprensión de la racionalidad de las acciones humanas recurriendo a lo que el filósofo alemán denomina la pragmática universal (Hoyos, 2012, p. 285). De esta forma, la acción comunicativa permite el esclarecimiento de la estructura de la perspectiva de la acción, la cual se orientan al entendimiento siguiendo los presupuestos de la racionalidad comunicativa que permite el intercambio de argumentos en el suelo ontológico del mundo de la vida (Habermas, 2008, p. 140). Siguiendo esta idea, es posible afirmar que la acción comunicativa genera los presupuestos de una ética discursiva que se encuentra orientada a establecer cómo la pregunta por la acción es un escenario conveniente para


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reflexionar en torno al plano de la intersubjetividad operante. Así las cosas, el horizonte de la acción para Habermas es un elemento central para indagar por la constitución de la intersubjetividad pensada en clave de tres factores fundamentales. El primer factor es el esclarecimiento de la idea de racionalidad implicada en las acciones (Habermas, 2011, p. 102). El segundo factor es establecer las condiciones de la acción orientadas al entendimiento (Habermas, 2008, p. 138). El tercer y último factor es evidenciar que la racionalidad de la acción orientada al entendimiento reclama el diálogo real que permita el intercambio de argumentos que asegure acuerdos reales, es decir, la ética discursiva llega a su realización en “el uso del lenguaje orientado al acuerdo” (Habermas, 2001, p. 112). De esta forma, el procedimiento de Habermas consiste en reconstruir los presupuestos de la idea de razón práctica kantiana, para lo cual debe efectuar un esfuerzo de comprensión doble. Por un lado, se introduce el constructivismo kantiano de la normatividad, lo cual supone una aceptación de la herencia de la racionalidad moral del filósofo de Königsberg. Por el otro lado, se asume el proyecto del imperativo categórico. Sin embargo, Habermas pretende generar un giro en el planteamiento del imperativo, giro que supone el paso de la filosofía de la conciencia al actuar comunicativo3. 3 Asegura Habermas, “hay que volver a formular el imperativo categórico en el sentido propuesto. «En lugar de proponer a todos los de más una máxima como válida y que quiero que opere como una ley general, tengo que presentarles mi teoría con objeto de que quepa hacer la comprobación discursiva de su aspiración de universalidad. El peso se traslada, desde aquello que cada uno puedo querer sin contradicción alguna como ley general a lo que todos de común acuerdo quieren reconocer como norma universal” (2008, p. 78).

En suma, Habermas asegura que la base motivacional de una ética discursiva se encuentra en la cosa misma del juicio moral, es decir, en la inclusión del otro en los procesos de argumentación, lo cual permite pensar el reconocimiento recíproco en el medium del lenguaje tendiente al acuerdo real. Afirma Habermas: Una ética discursiva aparece y desaparece, pues, con los dos supuestos de que a) las aspiraciones de validez normativa poseen un sentido cognitivo y se pueden tratar como aspiraciones de verdad, y b) la fundamentación de normas y mandatos requiere la realización de un discurso real que, en último término, no es monológico, no tiene nada que ver con una argumentación que se formulara hipotéticamente en el fuero interno (2008, p. 79, las cursivas son ajenas al texto original). Como puede verse –en esta breve descripción– los proyectos de Scanlon y Habermas se encuentran relacionados en dos puntos fundamentales. El primero versa en la preocupación por establecer los principios de la acción en clave de las razones que se pueden presentar a los otros. El segundo punto que permite el encuentro de horizontes consiste en evidenciar que la preocupación por vivir con los demás en espacios de intercambio razonable es una motivación poderosa para reflexionar sobre nuestros cursos de acción en clave de una moral de lo correcto y lo incorrecto para el caso de Scanlon, o en la forma del actuar comunicativo que soporta una ética discursiva tendiente al acuerdo real para el caso de Habermas. Siguiendo estos presupuestos es posible asegurar con Scanlon: A este respecto mi punto de vista tiene más en común con el de Habermas.

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Según él, para que una norma práctica sea válida “las consecuencias y efectos laterales de su cumplimiento general para la satisfacción de los intereses particulares deben ser aceptados por todos”. (…) En la medida en que mi punto de vista como el suyo, interpreta que los juicios morales implican afirmaciones sobre las justificaciones que algunos agentes podrían pedir a los demás que aceptasen (2003, p. 246). Empero, a pesar de estos puntos de relación, se distancian a su vez en dos ideas fundamentales que serán los hilos conductores de la reflexión llevada a cabo en este texto. Para Scanlon es suficiente la articulación de su empresa contractualista en la idea de agente, acuerdo y diálogo hipotético, con lo cual Scanlon en alguna medida se expone en términos de Habermas, a una forma de monologismo moral. Afirma Scanlon: Pero también [Habermas] dice que la “justificación de las normas requiere que se realice un diálogo real, y por lo tanto no puede darse en una forma estrictamente monológica, en concreto no puedo hacerlo en la forma de un proceso hipotético de argumentación que se dé en la mente del individuo”. Según mi punto de vista, mientras que la interacción con los demás desempeña un papel crucial para formar opiniones morales bien fundadas, para llegar a una conclusión sobre lo correcto y lo incorrecto se exige formar un juicio sobre lo que los demás podrían o no pondrían rechazar razonablemente. Este es un juicio que cada uno de nosotros debe formar por sí mismo, no se requiere el acuerdo de

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otros mediante el diálogo real. (…) Por lo que se refiere a esto, mi concepción puede ser en sus términos, monológica (2003, p. 246). Por el contrario, Habermas reclama la subjetividad-intersubjetividad, el diálogo real y el acuerdo que tiene por presupuesto la motivación generada por el punto de vista moral, lo cual supone que en los juicios morales ya está incluido el otro y por ello mismo no se realizan en el fuero individual del sujeto. Habermas se aleja de toda forma de monologismo, lo cual se constata incluso en la discusión que entabla con Rawls (1998, p. 44)4. De esta forma, en lo que viene nos proponemos mostrar no una crítica al presupuesto de Scanlon, sino hacer evidente que a través de Habermas es posible superar toda forma de monologismo moral, con lo que seguramente la propuesta de Scanlon puede ser robustecida.

Algunas observaciones al contractualismo de Rawls En este apartado del texto, se realiza un breve acercamiento a dos de los conceptos nodales que estructuran la Teoría de la justicia (1971) de Rawls, en este caso particular nos referimos al concepto de la posición original y al concepto de velo de la ignorancia (Rawls, 1995, pp. 24-25). Esta reconstrucción permitirá alcanzar el objetivo de comprender por qué Scanlon y Habermas toman distancia de la posición rawlsiana y, a su vez, cómo se configura, por un lado, el plantea4 Las críticas de Habermas al planteamiento de Rawls serán presentada en el apartado tres.


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miento contractualista en clave de lo que nos debemos unos a otros, y por el otro lado, la idea de una ética discursiva tendiente al acuerdo en clave del actuar comunicativo. Para desarrollar este objetivo, esta sección del texto se divide tres partes. En la primera, se efectúa una breve descripción de los puntos centrales del contractualismo de Rawls. En la segunda parte, se explica por qué el contractualismo rawlsiano asume los presupuestos de una reflexión práctica y no metafísica de los principios de justicia, en la tercera y última parte, se lleva acabo la explicación de las categorías de la posición original y velo de la ignorancia.

Un horizonte común De esta forma, antes de dar paso al análisis de las categorías –citadas líneas arriba–, es necesario no perder de vista que en particular Scanlon es un heredero del planteamiento de Rawls (Scanlon, 2006, p. 284), lo cual puede ser testimoniado por tres características comunes que vinculan la concepción contractualista presentada en la Teoría de la justicia con la concepción contractualista de la moral de lo correcto y lo incorrecto. En efecto, en primer lugar, tanto Rawls como Scanlon argumentan en favor de una teoría moral que se nutre de los presupuestos del contractualismo –no se pierda de vista que será necesario explicar los matices de cada una de las perspectivas de los autores–, en segundo lugar, la idea de contrato es hipotética, y por último, en tercer lugar, emprenden la tarea de interpretar los juicios morales tomando distancia de las concepciones de carácter metafísico.

De esta forma, el propósito común a Rawls (1995, p. 24) y Scanlon (2003, p. 81) es demostrar que el sentido de los juicios morales es de carácter práctico, con ello los dos autores entran cada uno a su manera a decir adiós, abandonar las pretensiones de fundamentación última de la moralidad recurriendo a principios metafísicos, es decir, a una realidad normativa independiente que determina el contenido de los juicios morales. Ahora bien, detengámonos en la primera afirmación. Los dos autores apuestan en sentido estricto por una concepción práctica de la moralidad. Pero ¿cómo interpretan Rawls y Scanlon la idea de que el sentido de los juicios morales es de carácter práctico?5

El sentido práctico del contractualismo de Rawls Para Rawls, el esclarecimiento de los principios de la justicia es práctico, dado que es una problemática de carácter político y de acción común en nuestras sociedades. Es decir, el problema que es fuente de preocupación de la reflexión rawlsiana es la discusión sobre cuáles son los principios que deben fundamentar, regir y orientar las instituciones justas, esta pregunta es crucial para la vida juntos y, por ello, es la fuente de desacuerdo en cualquier sociedad, la pregunta por la justicia que obliga a establecer cuáles son los derechos y los deberes que los ciudadanos contraen libremente en el marco de las instituciones y a través de acuerdos. Afirma Ralws, “los principios habrán de gobernar la asignación de dere5 La idea de Scanlon de que el sentido de los juicios morales es de carácter práctico será explicada en el apartado cuatro.

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chos y deberes en estas instituciones. (…) Habrán de determinar la correcta distribución de los beneficios y las cargas de la vida social” (1995, p. 62). Así las cosas, la justicia como equidad interpretada en términos prácticos rechaza la concepción metafísica de los principios, porque el centro de reflexión para el contractualismo de Rawls no es la confirmación de un orden de valores morales últimos impuestos de forma arbitraria a toda sociedad. Por el contrario, la respuesta a la pregunta por los principios de la justicia que deben orientar la vida de los ciudadanos se resuelve por vía del acuerdo, es decir, a través de la tematización de cuáles son los principios que determinan las obligaciones y libertades de los ciudadanos, “se requiere entonces un conjunto de principios para escoger entre las diferentes disposiciones sociales de ventajas y para suscribir un convenio sobre las participaciones distributivas correctas” (p. 18). En suma, el problema del contractualismo de Rawls es práctico, dado que su objetivo es alcanzar el acuerdo sobre principios que orientan la acción social de los ciudadanos, con lo cual la pregunta medular del sistema del autor de la Teoría de la justicia es posible de ser replanteada en los siguientes términos: ¿cuáles son los principios de justicia que pueden ser aceptados razonablemente por los ciudadanos? Para resolver esta pregunta, Rawls echa mano de los conceptos de «la posición original» y «velo de la ignorancia», los cuales aseguran la imparcialidad en la definición de los principios de la justicia, imparcialidad que se conquista a través de la constitución de

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una situación “puramente hipotética caracterizada de tal modo que conduce a cierta concepción de la justicia” (p. 25).

La posición original y el velo de la ignorancia El esfuerzo de Rawls, en este sentido, es por constituir una propuesta de carácter teórico que ponga en marcha un procedimiento de argumentación moral que permita se le garantice a los ciudadanos la elección de los principios de la justicia que se acuerden por el medio contractualista, lo cual exige que los hombres que participan en la constitución del contrato estén hipotéticamente ubicados en una posición de imparcialidad que protege los principios no sean elegidos conforme a los deseos egoístas o meramente instrumentales de cada individuo. Para cumplir con este propósito, el autor de la Teoría de la justicia se vale del constructo denominado la posición original, el cual sirve de garante para conseguir dos objetivos. El primero es fundamentar la posibilidad de constituir un estado hipotético de imparcialidad, el cual sirve como medio para alcanzar neutralidad en el proceso de discusión. El segundo consiste en que el estado hipotético de imparcialidad permita garantizar que los principios de justicia sean elegidos a través del intercambio racional y libre de los ciudadanos. En palabras de Rawls, “quiero decir que estos principios de justicia están justificados porque habría consenso sobre ellos en una situación inicial de igualdad. He insistido en que esta posición original es puramente hipotética” (p. 33). De esta forma, la posición original es para Rawls un fundamento que permite discutir


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los principios racionales que estructuran el contrato social que orientará la vida de los ciudadanos. Pero, sumado a esto, con la posición original Rawls quiere tomar distancia de dos concepciones teóricas que han gobernado el modo en que se ha concebido los fines que deberían estar a la base de todo contrato social, en este caso particular, se desea tomar distancia del utilitarismo y del intuicionismo. En efecto, la razón para tomar distancia, por ejemplo, del utilitarismo, es que este sustenta que la máxima satisfacción de los deseos del individuo es lo más justo, con ello se toma como principio que los deseos individuales se proyecten a la totalidad del conjunto social, lo cual alimenta una confusión peligrosa, que los intereses individuales sean comprendidos como generales, lo que tiene por resultado la desproporción social (p. 38). Así, para Rawls es primordial garantizar que los principios de justicia sean alcanzados protegiéndolos de los peligros que generan las posiciones de ventaja o desventaja entre los hombres, y también, de las proyecciones de los intereses individuales sobre los generales. El segundo constructo del cual se vale Rawls es del velo de la ignorancia, con el cual se desea alcanzar dos propósitos. El primero es describir hipotéticamente el estado de igualdad entre los hombres libres. El segundo consiste en garantizar que los principios no serán escogidos por criterios de satisfacción individual. De esta forma, el velo de la ignorancia supone imaginar, concebir un estado hipotético en el que los hombres que participan en la constitución del contrato desconocen su posición social, sus características psicoló-

gicas, sus talentos y, más fundamental aún, desconocen la posición política, económica, religiosa y cultural de la sociedad a la que pertenecen. Asegura Rawls, “los principios de la justicia se escogen tras un velo de ignorancia. (…) Dado que todos están situados de manera semejante y que ninguno es capaz de delinear principios que favorezcan su condición particular, los principios de la justicia serán resultado de un acuerdo o convenio justo” (p. 25). A contrapelo, los hombres deberán conocer otro tipo de información general sobre teorías y leyes de carácter político, económico y psicológico que orienten el proceso de deliberación sobre los principios de justicia. En suma, tanto la posición original como el velo de la ignorancia son un estado y mecanismo hipotético que permiten alcanzar el acuerdo de los principios mediante el consenso racional, es decir, constituir un contrato que garantiza la libertad e igualdad de elección entre los hombres. Sin embargo, Rawls tiene una razón más para argumentar en favor de la concepción contractualista fundada sobre este mecanismo, para él es necesario que se garanticen dos aspectos fundamentales. En primer lugar, la concepción contractualista asegura a través del mecanismo que la base del contrato es consensual, no impuesta de forma arbitraria a los otros. Finalmente, en segundo lugar, el contractualismo garantiza que los principios de la justicia sean elegidos racionalmente, siguiendo principios y sin intromisión de la carga individual egoísta de los hombres. Ahora bien, se aseguró líneas arriba que Scanlon es un heredero del contractualismo de Ralws, lo cual debe ser explicado, dado que el autor de Lo que nos debemos unos

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a otros. ¿Qué significa ser moral? si bien es cierto apuesta por una concepción de la moralidad afincada en el contractualismo, no asume el mecanismo propuesto como base de la Teoría de la justicia y tampoco está orientado a “establecer conclusiones sobre el contenido de la moralidad planteando ciertas preguntas sobre lo que lo que sería racional hacer, escoger o querer” (Scanlon, 2003, p. 245). Así, surge la pregunta ¿en qué sentido es contractualista la propuesta de Lo que nos debemos unos a otros? Al inicio de este apartado, se aseguró que son tres los puntos de encuentro entre Rawls y Scanlon. El primer punto de relación es la apuesta por una concepción contractualista, el segundo punto de coincidencia es la opción por un acuerdo hipotético, y el tercer punto de reunión es que consideran que el sentido de los juicios de la moralidad es práctico. Empero –en el apartado cuarto de este texto– se hará evidente que, aunque Scanlon comparte estas generalidades con la empresa rawlsiana, no por ello el contenido de sus objetivos es el mismo, dando paso a una concepción de contractualismo que no asume a pie juntillas los objetivos de la Teoría de la justicia (Scanlon, 2006, p. 285). En especial, habrá que preguntarse si el mecanismo propuesto por la posición original no recae de forma silenciosa en una forma de monologismo que el contractualismo de Scanlon puede evadir. En este orden de argumentos, antes de dar paso a esta caracterización que permita identificar los puntos de distancia entre las empresas contractualistas de Rawls y Scanlon, es necesario comprender en qué sentido el mecanismo hipotético que sustenta

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el objetivo general de la Teoría de la justicia incurre en monologismo moral. Para interpretar este asunto –consideramos–, la lectura de Habermas despeja en tres puntos fundamentales por qué Rawls en su esfuerzo por pactar los principios que orientan la vida en las instituciones justas es atrapado por una forma de monologismo, el cual, es superado según el padre del actuar comunicativo por la vía del lenguaje tendiente al acuerdo. A su vez, Scanlon también se distancia de Rawls, pero por un argumento diferente al del monologismo imputado por Habermas al padre de la Teoría de la justicia. En efecto, para Scanlon, “el centro de la moral de lo correcto y lo incorrecto es alcanzar principios que puedan ser aceptados razonablemente por los demás y no la consolidación de una posición inicial hipotética que garantice la imparcialidad por vía de la posición original y el velo de la ignorancia” (Scanlon, 2003, p. 246). Por esta razón, Scanlon se aparta de Rawls, sin embargo, será necesario ampliar esta idea líneas abajo.

Críticas al monologismo de Rawls Demos paso a los argumentos de Habermas en contra de Rawls. Para el padre de la Acción comunicativa es necesario hacer evidente hasta dónde el mecanismo de la posición original y el velo de la ignorancia conducen a una especie de monologismo moral, el cual se encuentra justificado en apariencia, por la necesidad de garantizar la imparcialidad en la búsqueda de los principios de justicia. Así, Habermas encuentra sospechosa la pretensión de lograr la imparcialidad por este


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medio, “tengo dudas acerca de si el diseño de la posición original es adecuado para explicar y asegurar el punto de vista del juicio imparcial de principios de justicia” (1998, p. 43). Siguiendo esta sospecha, Habermas identifica que el mecanismo hipotético de la posición original conduce a suspender los elementos fundamentales que constituyen los modos de vida de los participantes afectados e interesados en alcanzar principios que regulen la vida de los hombres en las instituciones. Dicha suspensión le permite a Habermas presentar tres razones en contra del mecanismo fundamental del contractualismo de Rawls. La primera razón para considerar insuficiente el constructo hipotético de la posición original radica en que, a través de este, Rawls operativiza el punto de vista de la imparcialidad. Lo cual quiere decir que la búsqueda de los criterios de justicia no se realiza en un marco de acción conjunta en la que los participantes aportan sus modos de vida a la discusión sobre los principios. Por el contrario, la búsqueda del acuerdo queda reducida a la reflexión individual de los participantes. Afirma Habermas, “Rawls operativiza el punto de vista de la imparcialidad de forma que cada cual puede acometer por su cuenta el intento de justificar las normas fundamentales” (Habermas, 2008, p. 77). El segundo argumento en contra del mecanismo de la posición original radica en que al parecer la figura del ciudadano, central para Habermas, es suplantada por la imagen del experto, el cual desde los principios de una teoría de la justicia se hace competente para presentar un punto de vista moral superior,

Rawls entiende la parte material de su investigación, por ejemplo, el desarrollo del principio de beneficio medio, no como una aportación de un participante en la argumentación (…) sino como el resultado de una teoría de la justicia, en la que es competente en cuanto experto (p. 77). Por el contrario, para Habermas no es el experto bien informado el que debería tener la última palabra en la discusión sobre los principios de justicia, para el filósofo alemán, es el ciudadano inserto en el suelo ontológico del mundo de la vida el que tiene la posibilidad de elegir a través de la discusión plural, es decir, en el horizonte intersubjetivo en el cual se validan las normas que orientan la acción conjunta de los hombres en las instituciones. Finalmente, la tercera razón para que Habermas sospeche del mecanismo de la posición original consiste en que el contractualismo de Rawls no hace justicia al problema de la pluralidad política, económica, religiosa y cultural por vía de un acuerdo e intercambio hipotético en el que se suspende el mundo de la vida de los ciudadanos. Por el contrario, una teoría práctica sobre la constitución de principios debe partir de este suelo intersubjetivo, con el cual se garantiza dichos principios serán alcanzados mediante acuerdos que tienen por base la discusión siguiendo argumentos racionales, “únicamente un proceso de entendimiento intersubjetivo pude conducir a un acuerdo que sea de carácter reflexivo” (p. 78). En suma, orientados por estas tres razones, es posible entender por qué Habermas acusa a Rawls de caer en una especie de

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monologismo moral, al cual el filósofo alemán tratará de hacer frente por la vía del lenguaje tendiente al acuerdo. Ahora bien, será necesario analizar si Scanlon, con su empresa contractualista y su idea de acuerdo y diálogo hipotético, incurre en el mismo fallo que Rawls, o, por el contrario, la propuesta de lo que nos debemos unos a otros es afectada por otra forma de monologismo moral.

El contractualismo de Scanlon Para hacer evidentes las características de la empresa contractualista de Scanlon, será necesario mostrar cómo la propuesta del autor de Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral? se distancia del contractualismo de Rawls, pero también de la empresa habermasiana, con lo cual Scanlon gana la posibilidad de argumentar que la moral de lo que nos debemos unos a otros tiene dos notas centrales que lo llevan a conquistar objetivos distintos a los contenidos en la Teoría de la justicia y en la orientación sugerida por La ética discursiva6. 6 Scanlon reconoce su propuesta de la moral de lo correcto y lo incorrecto en clave de lo que nos debemos unos a otros se encuentra emparentada, por ejemplo, con la propuesta de Rawls y Habermas, sobre todo en la tesis que reza es posible interpretar el contenido de los juicios de la moralidad echando mano de los principios que un agente tiene razones para presentar como manera de justificar una acción frente a los demás, “se han propuesto muchas teorías [Kant, Rawls, Habermas, Hare] que coinciden con la mía al sugerir que podemos comprender el contenido de la moralidad (…) examinando qué principios las personas tendrían razones para acordar (quizá en condiciones especiales), o qué principios podrían querer” (Scanlon, 2003, p. 244). Empero, tal y como se verá líneas abajo, Scanlon logra trazar a través de dos conceptos nodales de su propuesta contractualista –la idea de justificabilidad y motivación– la diferencia irreductible de su concepción de la moralidad con propuestas como las sugeridas por la Teoría de la justicia y la Teoría de la acción comunicativa. Señala Scanlon, “mi versión

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De esta forma, Scanlon, al presentar la caracterización de la estructura del contractualismo en el capítulo central de Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral? parte del criterio medular que hace peculiar a su propuesta. En efecto, para Scanlon el contractualismo tiene por principio básico la idea de justificabilidad, es decir, un acto es correcto si las razones que se presentan para argumentar en favor de un curso de acción no pueden ser rechazadas razonablemente por otros, a su vez, esta concepción de justificabilidad debe ser acompasada con una idea peculiar de motivación para reflexionar en torno a los juicios de lo correcto y lo incorrecto (2003, p. 243). Según Scanlon, la concepción contractualista abraza como motivación peculiar para reflexionar en torno a los juicios de lo correcto y lo incorrecto la necesidad de encontrar principios que nos permitan entablar relaciones con los otros, principios que buscamos sean aceptados de forma razonable, con lo cual la esfera de la moralidad de lo correcto y lo incorrecto es definida en clave de lo que nos debemos unos a otros, es decir, la esfera de la moralidad que le interesa a Scanlon, en sentido estricto, es la de los deberes morales que tenemos hacia los demás. Según la versión del contractualismo que propongo aquí, nuestra reflexión acerca de lo correcto y lo incorrecto está estructurada por un tipo (…) de motivación, a saber, por el objetivo de alcanzar principios que otros, en la del contractualismo se distingue, pues, de estas teorías, por lo demás similares, por su particular exigencia motivacional y por recurrir a la noción de razonabilidad en lugar de a la de racionalidad” (2003, p. 246).


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medida en que también tengan este objetivo, no podrán rechazar razonablemente. Esto nos da una razón directa para preocuparnos por los puntos de vista de las otras personas (p. 245). Siguiendo este orden argumentativo, Scanlon diferencia su idea de contractualismo de la de Rawls por tres razones fundamentales. La primera razón consiste en que Scanlon contrario al padre de la Teoría de la justicia no está orientado a establecer principios que regulen a las instituciones, “la parte de la moralidad en la que estoy pensando es más amplia que la de la justicia, que tiene que ver concretamente con las instituciones sociales” (p. 21). Por el contrario, su idea de la moralidad en el sentido de lo correcto y lo incorrecto está preocupada por establecer los deberes que nos debemos unos a otros. Es decir, el contractualismo de Scanlon puede ser interpretado como una concepción que tematiza un sentido estrecho o estricto de la moralidad que tiene que ver con la esfera de los deberes hacia los demás, esto incluye, por ejemplo, en su forma más clara la pregunta por las acciones que pueden ser rechazadas razonablemente. La segunda razón que distancia el contractualismo de Scanlon de la propuesta de Rawls consiste en que el contractualismo en clave de lo que nos debemos unos a otros prescinde del mecanismo de la posición original y del velo de la ignorancia. El argumento para que Scanlon no se valga de este constructo radica en que la fuente de motivación que está a la base de su propuesta es distinta de la fuente de motivación acogida por Rawls en la Teoría de la justicia. Asegura

Scanlon, “mi versión del contractualismo se distingue (…) por su particular exigencia motivacional” (p. 246). Así las cosas, Rawls tiene por motivación para reflexionar sobre el contenido de los juicios de la moralidad la necesidad de establecer principios racionales que gobierne la vida de los hombres y de las instituciones justas. Dichos principios racionales están orientados a alcanzar un fin, la equidad social. Para ello, –según se logró ver en el aparatado dos de este texto–, Rawls echa mano de la posición original y del velo de la ignorancia con el ánimo de crear una situación hipotética de imparcialidad que garantice alcanzar el acuerdo sobre los principios de justicia. En suma, se hace necesario generar preguntas sobre “lo que sería racional hacer, escoger o querer” (p. 245). Por el contrario, Scanlon está interesado en argumentar que el contenido normativo de la moralidad de lo correcto y lo incorrecto tiene que ver con lo que sería razonable aceptar como principio en un contexto particular de actuación, con lo cual, Scanlon a diferencia de Rawls no abraza una concepción de la moral en clave de la suspensión de los contextos particulares de actuación de los agentes, ni tampoco está interesado en crear las condiciones para establecer qué sería lo mejor para el otro en situaciones ideales de elección, según el constructo de la posición original y del velo de la ignorancia. Todo lo contrario, la fuente de motivación para reflexionar sobre los juicios de lo correcto y lo incorrecto para Scanlon, es que estos se refieren a la posibilidad de entablar relaciones con los demás, relaciones que están mediadas por principios que no podrían ser rechazados razonablemente

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según lo dicta las razones que un agente presenta en un contexto determinado de acción. Trabar esta relación con los demás es algo atractivo en sí mismo; es decir, la relación merece ser buscada por sí misma. Una persona moral se abstendría de mentir a otros, de engañarlos, de hacerles daño o de explotarlos, “porque esas cosas son incorrectas”. Sin embargo, para dicha persona tales exigencias no son sólo imperativos morales: son aspectos del valor positivo de un determinado modo de vivir con los demás. (…) El valor positivo de vivir con los demás en unos términos que no podrían rechazar razonablemente. Creo que este último valor constituye una poderosa fuente de motivación (2003, p. 210). Y, agrega a lo anterior: Según la versión del contractualismo que propongo aquí, nuestra reflexión acerca de lo correcto y lo incorrecto está estructurada por un tipo diferente de motivación a saber, por el objetivo de alcanzar principios que otros, en la medida que también tengan este objetivo, no podrían rechazar razonablemente. Esto nos da una razón directa para preocuparnos por los puntos de vista de las otras personas (2003, p. 245) 7. 7 En otras palabras, la fuerza que alimenta los juicios de lo correcto y lo incorrecto se encuentra en el valor que tiene para nosotros vivir con los otros, dicho valor merece ser apreciado por sí mismo, entendido como una razón poderosa. Esta tesis, que puede asegurarse es el centro de articulación del texto de Scanlon, no puede restringirse a una comprensión de la misma en términos de un imperativo moral. Más importante aún, lo que se pone en juego es el valor que reviste para nuestra vida lo que nos debemos unos a otros.

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En tercer lugar, Scanlon diferencia su concepción contractualista de la de Rawls por “recurrir a la noción de razonabilidad en lugar de a la de racionabilidad” (p. 246). En efecto, Scanlon argumenta las versiones contractualistas paralelas a la suya determinan si las acciones son correctas o incorrectas siguiendo la idea de que “la acción (más) racional significa la acción que más contribuye a la consecución de los objetivos del agente” (p. 241). De esta forma, Scanlon quiere hacer evidente que la esfera de la moralidad de lo que nos debemos unos a otros no se restringe a la idea de racionabilidad. Es decir, la esfera de la moral de lo correcto y lo incorrecto no trata –solamente– sobre las estrategias adecuadas para cumplir el fin de alcanzar acuerdos sobre los principios. Sumado a lo anterior, para Scanlon la idea de racionabilidad no hace justicia al problema que surge de la desproporción entre la elección de principios de cara a un determinado contexto. Expresado de otra forma, con la concepción de racionabilidad al parecer se asume que existe una serie de principios de los cuales se puede echar mano en abstracto para regular las prácticas humanas, principios que no entran en contradicción uno con el otro. Por el contrario, en la experiencia cotidiana, el calculo estratégico–racional se ve roto porque elegir supone escoger no entre una serie preestablecida de principios, sino elegir entre una gran variedad de principios que rigen en contextos determinados de actuación. Scanlon considera que la moral de lo correcto y lo incorrecto afincada en el corazón del contractualismo está más cerca de la concepción de razonabilidad que se caracteriza por mentar un proceso en el que el


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agente se pregunta por los principios que podrían ser rechazados o aceptados por otros. Es decir, la concepción de razonabilidad habla del proceso amplio de deliberación sobre las razones que se podrían presentar para justificar acciones en contextos determinados: Según el contractualismo, para decidir si sería incorrecto hacer X en circunstancias C, debemos examinar los posibles principios que rigen el modo de actuar en tales situaciones, y preguntar si todo principio que permita hacer X en estas circunstancias podría, por esa razón, ser rechazado razonablemente (p. 250). Visto de este modo, se hace claro el motivo por el cual Scanlon se distancia de la concepción de racionabilidad que queda restringida a la idea de estrategia, y por el contrario, apuesta por la concepción de razonabilidad en la que se expresa tanto el principio de justificabilidad como la fuente de motivación que alimenta su peculiar propuesta contractualista. Teniendo en cuenta las características centrales del contractualismo de Scanlon, es posible comprender por qué es práctica su propuesta, lo cual se explica en que la moral de lo correcto y lo incorrecto se refiere a las razones que un agente presenta para justificar sus acciones frente a los demás. Ahora bien, las razones no deben ser entendidas como criterios abstractos y preestablecidos para regular y afirmar acciones. Todo lo contrario, para Scanlon las razones deben ser comprendidas en un sentido primitivo, es decir, una consideración que cuenta a su favor (p. 33).

Así las cosas, la propuesta contractualista de Scanlon no opta ni por principios fijos de regulación y justificación de acciones, ni tampoco por argumentar en favor de principios últimos que no se contradicen. Por el contrario, la concepción práctica de la moralidad de lo correcto y lo incorrecto permite comprender que en el ámbito de trato con los otros lo que un agente pone en juego son razones que son sometidas a la prueba de justificabilidad, en la que un agente se pregunta si una serie de razones que abrazan principios en contextos determinados podrán ser rechazados o aceptados por los demás, la prueba contrafáctica se caracteriza por esta evaluación llevada a cabo en el fuero individual del agente. Afirma Scanlon que “este es un juicio que cada uno de nosotros debe formar por sí mismo, no se requiere el acuerdo de otros mediante el diálogo real” (p. 246). Scanlon, por esta vía, opta por una concepción hipotética de la justificabilidad, con lo cual, el contractualismo acepta que el agente debe evaluar individualmente las razones que podría presentar a los otros, es decir, evaluar razones genéricas que cuentan a favor de. Así, Scanlon se refiere no a lo que este o aquel sujeto en particular piensan o quieren, sino a lo que un agente tendría como razones para querer. En suma, la posición hipotética del autor de lo que Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral? puede ser recogida en la siguiente afirmación: Las afirmaciones acerca de las razones figuraban en dos formas en el argumento de mi libro. En primer lugar, para defender las afirmaciones sobre el contenido de la moral, de acuerdo con mi versión del contractualismo,

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hay que hacer declaraciones sobre las razones que tienen los individuos para aceptar o rechazar ciertos principios como normas de conducta. En segundo lugar, he dicho que tenemos razones para preocuparnos por la justificación de nuestras acciones hacia los demás y que esto es una razón central de nuestra preocupación por la moralidad de nuestras acciones. Este énfasis, en el que los principios de otros tienen razón para ser aceptados (o rechazados), y sobre las razones para preocuparse por esto, me llevó a llamar a mi punto de vista contractualista. Pero no es una visión contractualista en el sentido de la visión de O’Neill, si yo la entiendo correctamente, ya que ninguno de los dos tipos de afirmaciones acerca de las razones que acabo de mencionar se basa en un acuerdo contingente. (…) Pero ninguno de los acuerdos reales o consentidos reales juega un papel fundamental en la moral como lo describí (Scanlon, 2004, pp. 132-133, cursivas ajenas al texto original). Detengámonos en este difícil escollo interpretativo que impone la concepción de Scanlon. El horizonte contractualista en clave de lo que nos debemos unos a otros sugiere abrazar la idea de justificabilidad frente a los demás como un principio básico, este principio supone un agente que debe someter a discusión las razones para argumentar en favor de un curso de acción, lo cual, indica que la acción no puede ser desvinculada de los contextos y es imperativa la presencia del otro –hipotético como agente que evalúa y exige razones.

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Desde esta perspectiva, Scanlon se libra de la acusación de monologismo, dado que el otro está presente en la idea de justificabilidad y motivación de la moralidad de lo correcto y lo incorrecto. En efecto, en la idea de la moralidad de lo que nos debemos unos a otros es necesario que los agentes se formulen en su fuero individual cuáles principios podría aceptar el otro si estuviera motivado adecuadamente, esta pregunta por cuáles principios podrán ser aceptados se formula en el campo de la probabilidad y al parecer no existe ningún argumento en contra de esta manera de presentar la idea de justificabilidad en el contractualismo. Empero, se debería lanzar una sospecha sobre esta concepción hipotética que descuida la reflexión no se genera en el vacío de una interioridad que se satisface con su propia voz. Lo que olvida Scanlon, es que la reflexión hipotética sobre lo que podría ser aceptado o rechazado como principio de entrada ya está constituido por la comunicación, comunicación que constituye todo un proceso de reflexión sobre lo correcto y lo incorrecto. En palabras de Habermas, “la reflexión se produce también gracias a una relación dialógica previa y no se mueve en el vacío de una interioridad constituida al margen de toda comunicación” (2001, p. 100). Así las cosas, el contractualismo de Scanlon se muestra ineficiente al aceptar que la justificabilidad puede pensarse al margen de un principio dialógico que nos conduce, no al campo de lo hipotético, sino a enfrentar que si la comunicación antecede todo proceso de reflexión ya estamos en la esfera de una moralidad que tiende al acuerdo real y no a la mera presentación de argumentos que abrazan razones que podrían ser o no rechazadas.


Del acuerdo y diálogo hipotético al diálogo y el acuerdo real César Augusto Delgado Lombana

Si bien es cierto que la fórmula de Scanlon es atractiva para pensar la región de los deberes para con los demás, es ineficiente si no se acepta que esta región está constituida por la comunicación en la que estos deberes se discuten en contextos reales de intercambio intersubjetivo. En la siguiente y última sección se presenta la estructura del uso del lenguaje tendiente al acuerdo propuesta por Habermas como vía para superar el monologismo moral y robustecer la idea de justificabilidad propuesta por Scanlon8.

El uso del lenguaje tendiente al acuerdo La estrategia para hacer frente al monologismo moral es preparada por Habermas en dos de sus obras posteriores a la Teoría de la acción comunicativa (1980), estas obras se conocen bajo los títulos de: Conciencia moral y acción comunicativa (1983) y Verdad y justificación (1999). Por supuesto el filósofo alemán en su obra medular ya deja bosquejado el camino por el cual sería posible avanzar hacia una ética discursiva que se muestra crítica frente a toda pretensión de solipsismo moral y de fundamentación metafísica de los juicios morales (Hoyos, 2012, p. 286). 8 De esta forma, siguiendo la tesis de Habermas, es posible sostener el planteamiento de Rawls y Scanlon comparten en alguna medida el lastre del monologismo moral, al suponer que los agentes pueden preparar por vía reflexiva-hipotética las posibles razones para justificar principios, esta vía reflexiva no asume que a la base de toda consideración moral individual sobre lo correcto y lo incorrecto ya esta el otro dado en el lenguaje. Al apostar por la reflexión individual Habermas tiene razón al tildar estas posiciones de monológicas. En otras palabras, mientras para Rawls y Scanlon el otro es importante para el proceso de justificación, para Habermas el otro está antes de toda justificación, es decir, en el proceso reflexivo individual.

De esta forma, Habermas abraza los presupuestos de un análisis fenomenológico de las interacciones morales, que lo lleva a explorar, por una parte, la idea de racionalidad implicada en los juicios, y por otra parte, a recurrir a una descripción de los actos de habla implicados en las argumentaciones de carácter práctico (Habermas, 2003, p. 111). Empero, en las obras Conciencia moral y acción comunicativa (1983) y Verdad y justificación (1999) es posible rastrear un viraje importante en la posición habermasiana, en especial, en la segunda obra se cifra un intento relevante por clarificar que la ética discursiva no se realiza tan solo siguiendo los presupuestos de “la estructura de las perspectivas de la acción orientada hacia el entendimiento” (2008, p. 138), sino que la ética discursiva alcanza suelo firme en el “uso del lenguaje tendiente al acuerdo” (2011, p. 112). En efecto, la concepción del lenguaje tendiente al acuerdo parte de un presupuesto irreductible que reza que en toda reflexión sobre el contenido de los juicios morales ya está el otro, con lo cual la esfera hipotética de argumentación está de antemano constituida por la presencia de la alteridad dada en el suelo intersubjetivo mediado por la comunicación tendiente al acuerdo. Afirma el filósofo alemán, “la práctica argumentativa es, por decirlo así, una forma reflexiva de acción comunicativa, la racionalidad fundamentadora encarnada en el discurso se asienta en cierta forma en la racionalidad comunicativa encarnada en las acciones cotidianas” (2011, p. 101). En otras palabras, para Habermas, el suelo de intercambio de razones que abrigan principios para justificar acciones no queda cubierto

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tan solo con aceptar que la motivación para reflexionar sobre el sentido del contenido de los juicios sobre lo correcto y lo incorrecto es satisfecha, al argumentar que estar con los otros se muestra como una razón poderosa. Aún falta algo, si se acepta este presupuesto es necesario dar un paso más y acoger que la reflexión moral no se realiza en el vacío de la interioridad del agente, el agente mismo está determinado por la presencia previa del otro en la reflexión moral, no es posible que los juicios sobre nuestros deberes hacia los demás se concreten por el camino de una reflexión monológica. Por el contrario, en el ámbito del lenguaje se diluye la pretensión de alcanzar la preparación de razones que posteriormente son sometidas a los demás. Vale la pena insistir, si somos seres lingüísticos que el lenguaje nos obliga a aceptar la presencia de otro, que no solo se presupone como una fuente de motivación, el otro es en su vitalidad condición ontológica de nuestra reflexión moral. Es quizás este argumento la muestra más clara del cambio de paradigma cifrado por Habermas después de la Teoría de la acción comunicativa: Desde luego, sólo una participación real de cada afectado puede evitar la interpretación errónea de los intereses propios por parte de los demás. En este sentido pragmático, cada uno constituye la última instancia que ha de juzgar lo que verdaderamente son los intereses propios. (…) Las necesidades se interpretan a la luz de los valores culturales; y como quiera que éstos son siempre partes componentes de una tradición intersubjetivamente compartida, la revisión de valores que interpre-

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tan las necesidades no es algo de lo que puedan disponer monológicamente los individuos aislados (2008, p. 78). Es esta la idea que puede ampliar el dominio de comprensión de los juicios sobre lo correcto y lo incorrecto del contractualismo de Scanlon; aceptar el proceso hipotético se realiza en el médium lingüístico que impide las formas genéricas de reflexión individual. Empero, aún falta explorar si Scanlon aceptaría este presupuesto que puede considerarse ajeno a sus pretensiones, dado que él no está interesado en constituir un camino tendiente al diálogo y acuerdo real. Ahora bien, visto desde otra perspectiva, si Scanlon acepta el presupuesto de Habermas no solo se libraría de incurrir en el monologismo, además, el ámbito de lo que nos debemos unos a los otros sería potenciado para pensar regiones como la política que requiere una salida de lo hipotético a lo real. Pero esta es una vía que quedará abierta en estás paginas, dado que excede las fuerzas y los objetivos trazados.

Referencias bibliográficas Habermas, J. (2003). Teoría de la acción comunicativa I. Buenos Aires: Taurus. Habermas, J. (2008). Conciencia moral y acción comunicativa. Madrid: Trotta. Habermas, J. (2011). Verdad y justificación. Madrid: Trotta. Habermas, J. y Rawls, J. (1998). Debate sobre el liberalismo político. Barcelona: Paidós. Hoyos, G. (2012). Investigaciones fenomenológicas. Bogotá: Siglo del Hombre Editores.


Del acuerdo y diálogo hipotético al diálogo y el acuerdo real César Augusto Delgado Lombana

Rawls, J. (1995). Teoría de la justicia. México: Fondo de Cultura Económica. Scanlon, T. (2003). Lo que nos debemos unos a otros. ¿Qué significa ser moral? Barcelona: Paidós.

Scanlon, T. (2004). “Replies”. En: On what we owe to Each Other. Oxford: Blacwell Pusblishing. Scanlon, T. (2006). Contractualismo y utilitarismo. Recuperado de www.cepchile.cl/ dms/archivo_3745_1938/

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Mauricio GutiĂŠrrez - https://jpgmag.com/people/MauricioGutierrez

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Recibido: 10 | 02 | 2014

Evaluado: 25 | 05 | 2015


Entre la regulación y la emancipación: el caso de las políticas de atención en salud para mujeres trans (Bogotá D.C., 2008-2013)* Regulation or emancipation: the case study of health care policies for transwomen (Bogotá D.C., 2008-2013) Entre a regulação e a emancipação: o caso das políticas de atenção em saúde para mulheres trans (Bogotá D.C., 2008-2013)

Ángela Patricia Ruiz López** | Leandro Carlo García Gómez*** Edisson Giovanny García García*4

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Este artículo es una síntesis de la investigación “Entre la regulación y la emancipación: el caso de la atención en salud para mujeres trans (Bogotá D.C., 2008-2013)”, presentada por los autores para optar al título de Magíster en Desarrollo Educativo y Social Cinde-UPN (2013)

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Psicóloga egresada de la Pontificia Universidad Javeriana. Magíster en Desarrollo Educativo y Social del convenio Cinde-UPN. Fundación Tejidos del Viento. anfelyta_29@hotmail.com

***

Sociólogo egresado de la Universidad Santo Tomás. Magíster en Desarrollo Educativo y Social del convenio Cinde-UPN. : Unidad Administrativa Especial para la Atención y Reparación Integral a Víctimas. leandro.cgg@ gmail.com

*4

Politólogo egresado de la Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Desarrollo Educativo y Social del convenio Cinde-UPN. Secretaría Distrital de Educación. giovannygarcia1002@gmail.com


Resumen La investigación que se resume en el presente artículo corresponde al estudio de caso de las acciones que han venido emprendiendo desde 2008 las instituciones de la ciudad de Bogotá D.C., orientadas a garantizar de manera diferencial el derecho a la salud para las personas transgénero. El artículo se centra en las condiciones sociales y agentes que intervienen en este proceso, bajo la óptica de que estos últimos (instituciones distritales, organizaciones LGBT y mujeres trans) han realizado acciones de transformación reflexivos e intencionales sobre la realidad. Mediante una estrategia investigativa de tipo cualitativo se identifican los obstáculos y desafíos que la reivindicación de las transformaciones corporales le presenta al campo de estudio sobre los problemas contemporáneos del desarrollo incluyente.

Abstract The research summarized in this article corresponds to the case study of the actions that institutions of Bogota city have taken, intended to guarantee, in a differentiated way, the right to health care for transgender people. The article focuses in the social conditions and agents that intervene in this process, from the perspective that social agents involved (district institutions, LGBT organizations and transwomen) have taken reflexive and intentional actions to transform reality. By means of a qualitative strategy, they were identified the obstacles and challenges that the vindication of the corporal transformations presents to the study field of contemporary issues of inclusive development.

Resumo A sínteses da pesquisa no presente artigo corresponde ao estudo de caso das ações que tem sido empreendidas desde 2008 as instituições da cidade de Bogotá D.C., orientadas a garantir de maneira diferencial o direito à saúde para as pessoas transgênero. O artigo centra-se nas condições sociais e agentes que tem a ver neste processo, baixo a perspectiva de que estes últimos (instituições distritais, organizações LGBT e mulheres trans) tem realizado ações de transformação reflexivas e intencionais sob a realidade. Por meio duma estratégia investigativa do tipo qualitativa, identificaram-se os obstáculos e desafios que a reivindicação das transformações corporais lhe apresenta ao campo de estudo sob os problemas contemporâneos do desenvolvimento abrangente..


Palabras clave transgenerismo, atención diferencial en salud, organizaciones LGBT, agencia, transformaciones corporales, política pública LGBT, identidad de género. Keywords transgender, differential health care, LGBT organizations, agency, corporal transformations, LGBT public policy, gender identity. Palavras chave transgenerismo, atenção diferencial em saúde, organizações LGBT, agência, transformações corporais, política pública LGBT, identidade de gênero.


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El caso de estudio

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l estudio de caso que se resume en este artículo corresponde a las acciones emprendidas desde el año 2008 a 2013 por las instituciones de la ciudad de Bogotá D.C., orientadas a garantizar de manera diferencial el derecho a la salud para las personas transgénero. Estas acciones son resultado del avance de una política pública (“Política pública para la garantía plena de los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgeneristas, y orientaciones sexuales e identidades de género en el Distrito Capital”) que identifica su punto de partida en las luchas de las organizaciones que defienden los derechos de la personas LGBT. Por lo demás, este acrónimo es una ficción narrativa que, aunque puede tornarse homogeneizante de las identidades lesbianas, gais, bisexuales, transgeneristas y muchas otras expresiones en torno a la orientación sexual y la identidad de género, ha sido asumido como estratégico para el establecimiento de alianzas y procesos de incidencia política para estos sectores, pero también como problemático, puesto que esconde las diferencias entre las personas y grupos incluidos en la misma, así como las relaciones de poder entre estos. La pregunta por los agenciamientos y las condiciones que han hecho posibles estas acciones de atención diferencial en salud, así como sus obstáculos y desafíos hacia el futuro, son el problema de indagación de este estudio de caso, enmarcado en la propuesta curricular de la Maestría en Desarrollo Educativo y Social. Desde la implementación de esta política pública en 2008, las instituciones distritales comenzaron a adelantar acciones de aten-

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ción diferencial para las necesidades en salud de las personas trans, aunque en años anteriores pueden reconocerse algunos antecedentes de la misma política1, ciertamente, en el marco de la oferta institucional del Distrito prevalecían otros enfoques, como los lineamientos de atención a personas en ejercicio de la prostitución y prevención del VIH. Este caso de estudio compromete las prácticas de tres tipos de agentes que han intervenido en estos primeros años de implementación de este conjunto de acciones institucionales, encaminadas a garantizar el derecho a la salud de este sector de la sociedad: las mujeres trans, sus expresiones organizativas y las instituciones distritales. Desentrañar este periodo de implementación de la política estudiada en los mismos términos que usan sus protagonistas, puede ser una contribución, aunque modesta, a las luchas que las personas trans agenciarán en los próximos años2. 1 Como antecedentes de esta política es necesario mencionar que desde 1996 se empezó a realizar en la ciudad la Marcha por la Ciudadanía Plena LGBT. Durante el año 2000, la ONG Planeta Paz inició un proceso de fortalecimiento de las organizaciones de lo que se llamó en ese momento sector LGBT. Durante este periodo de la administración Mockus se reconoce, en el Código de Policía de Bogotá, expedido mediante el Acuerdo 79 en su artículo 10, que dentro de “los comportamientos que favorecen la tranquilidad y la convivencia en la ciudad [se encuentran] el respeto a las manifestaciones de las personas, independientemente de su etnia, raza, edad, género, orientación sexual, creencias religiosas, preferencias políticas y apariencia personal” (Consejo de Bogotá, 2003). Sin embargo, fue en la alcaldía de Luis Eduardo Garzón en la que se comenzaron a realizar las primeras acciones para el establecimiento de una política pública dirigida a estos sectores. Las siglas LGBT empiezan a utilizarse en los documentos oficiales y se ejecutan proyectos de inversión orientados a personas transgeneristas en situación de prostitución (Alcaldía Mayor de Bogotá, 2004). 2 Para la fecha de publicación del presente artículo el Ministerio de Justicia y del Derecho sancionó el


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En primer lugar se hará una discusión de los fundamentos conceptuales más relevantes para esta investigación (género y agencia); luego se presentarán los referentes metodológicos de la investigación, para después escuchar las voces de las mujeres trans para quienes el tránsito, los procesos de hormonización y las intervenciones quirúrgicas configuran, de manera diversa y compleja, los sentidos de su existencia. Posteriormente, se tendrán en cuenta las reflexiones que los agentes institucionales que representan al Estado realizan sobre sus propias prácticas. Por último, se analizará el papel de las organizaciones sociales desde las cuales las mismas personas trans han ejercido presión por el reconocimiento de su derecho a la salud.

Identidad de género, movimientos sociales y agencia La política social que define el caso estudiado es vista de una manera relacional, es decir, como un agenciamiento producido por una dinámica de relaciones de poder en la cual diferentes agentes se constituyen, se interpelan y se enfrentan, redefiniendo distintas estrategias de actuación. En esta dirección se considerarán a continuación dos campos de reflexión teórica: el género y la capacidad de agencia. El primero de ellos se abordará desde las propuestas de J. Butler (2001, 2006) y Fausto-Sterling (2006). El segundo de ellos se abordará desde los conceptos de agencia y movimientos sociales desde la teoría política y sociología contemporáneas. Decreto 1257 de 2015, el cual permite a la ciudadanía cambiar el sexo en la cédula de identidad sin necesidad de patologizarse. Sin duda, una conquista de singular relevancia.

En primer lugar, la categoría de género no puede abordarse sin comprender “las intersecciones políticas y culturales en las que constantemente se produce y se mantiene” (Butler, 2001, p. 49). Lo anterior complejiza la mirada acerca de la identidad de género trans, ya que se requiere una lectura desde aspectos como raza, orientación sexual, situación socioeconómica, entre otras. Pero otro punto importante es cómo estas intersecciones políticas y culturales comienzan a generar diferencias que demandan modos de agenciamiento distintos para las mujeres trans y cómo los debates contemporáneos han permitido entender que el género se construye culturalmente en un devenir relacional continuo que va más allá del marco heteronormativo y patriarcal dominante (Butler, 2006). Por tanto, el marco heteronormativo sexo/género, que ha entendido y promovido el sexo como una base natural biológica, ha tenido repercusiones en la sociedad ya que ha configurado la vida de las personas de una manera lineal, rígida y pasiva; en el caso del discurso médico ha implicado imponer una mirada binaria y excluyente sobre las distintas maneras de posicionarse ante el mundo con mujeres que no se sienten identificadas únicamente con los géneros masculino/femenino y comienzan a reivindicar nuevas formas de ser mujeres, como lo es ser mujeres trans. Butler (2006) afirma que la idea de un sexo natural organizado a partir de posiciones opuestas y complementarias es un dispositivo mediante el cual el género se ha estabilizado dentro de la matriz heterosexual que caracteriza a nuestras sociedades.

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Bajo el binarismo sexo/género, las subjetividades quedan relegadas a una imposición de roles de acuerdo con el sexo con el que se nace, limitando la libertad de las personas para construir su corporalidad según sus vivencias y sentires. Con esta apertura respecto al sistema sexo/género, Butler (2001) afirma: “[...] la unidad del sujeto ya está potencialmente refutada por la diferenciación que posibilita que el género sea una interpretación múltiple del sexo” (p. 54), es decir, no por tener determinado sexo, el género y la orientación sexual deben incorporarse a unos roles establecidos. Siendo así, se abre una pregunta a la situación de patologización desde el manual psiquiátrico DSM IV, ya que este pretende enmarcar los cuerpos en unos roles específicos perpetuando el género femenino/masculino, pero no solo eso, sino que estos dos géneros están definidos con unas conductas fijas, es decir, hay una manera de ser masculino y una manera de ser femenino. La autora cuestiona este sistema binario y hegemónico al argumentar: “[...] la hipótesis de un sistema binario de géneros sostiene de manera implícita la idea de una relación mimética entre género y sexo, en la cual el género refleja al sexo o, de lo contrario, está limitado por él” (p. 54). En esta dirección, [...] los científicos y los médicos insistían en que los cuerpos de varones y mujeres, de blancos y gente de color, de judíos y gentiles, de obreros y gente de clase media, diferían profundamente. En una época en que los derechos individuales eran objeto de debate político sobre las bases de la igualdad humana, los científicos decían que algunos cuerpos, por definición,

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eran mejores y más merecedores de derechos que otros. (Fausto-Sterling, 2006, p. 57). Así, esta autora se remite a la manera como la ciencia moderna y las técnicas de intervención médica bajo esta lectura binaria macho/hembra; masculino/femenino, modificaron cuerpos y vidas humanas bajo una pretensión normalizadora para mantener el sistema en dos sexos. En medio de este debate es preciso definir qué significa ser transgénero: transexuales y travestis hoy se incluye dentro de una categoría más amplia denominada de transgeneristas, a la cual pertenecen las personas que de alguna manera cuestionan la continuidad impuesta entre el “sexo biológico” y el “género cultural” y la estricta segmentación de lo masculino y lo femenino. (García, 2010, p. 8). Por otra parte, las nociones de movimientos sociales y agencia son el segundo eje sobre el cual se construyeron los hallazgos del presente estudio de caso. Estos referentes teóricos permiten dilucidar si las organizaciones conformadas por personas con experiencias de vida trans han logrado constituirse o no en agentes sociales que usan acciones colectivas para estructurar desafíos que permitan cambios políticos, culturales y jurídicos. Al analizar la construcción de colectividades y cómo estas logran generar procesos de reconocimiento social y político, se debe comprender que dichos procesos son inherentes a los mecanismos de agenciamiento que han generado dichas organizaciones para estar representadas en


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los espacios públicos y en las políticas sociales que desde los entes gubernamentales se construyen. En ese mismo sentido, cobra especial relevancia el análisis de las estructuras de oportunidad por medio de las cuales las organizaciones sociales logran relacionarse con los poderes públicos. Así, para comprender estos asuntos se abordará una tercera noción de suma importancia: la acción colectiva. Tarrow (1997) utiliza esta categoría para explicar cómo los individuos logran movilizase contra los más poderosos a través de oportunidades políticas que se sintetizan en la convención, la huelga y las manifestaciones públicas, las cuales se desarrollan en espacios temporales específicos. En esta misma línea, García (2013), desde un enfoque construccionista, plantea que las creencias individuales se crean por medio de la interacción con los otros, por tanto, cuando dichas creencias son compartidas por varias personas se convierten en colectivas, lo cual les otorga una base social y una entidad independiente de los individuos; no obstante, estas creencias como resultado del proceso constante de interacción, pueden modificarse, complementarse o contraargumentarse. Este cambio puede darse por una manifestación social que se hace visible en las acciones colectivas de protesta ante hechos injustos o indignantes. Para el autor, es en este momento de protesta donde se consuman las acciones colectivas de los individuos. Aun así, García (2013) diferencia esta acción colectiva de bases, estructurada en sentimientos de injusticia e indignación, de aquella que es convocada y estimulada por grupos de interés y partidos políticos, los cuales tienen una estructura más for-

mal, buscando influir en el poder a través de la presión, negociación o la concurrencia electoral. Sin embargo, resalta también, citando a Oberschall, que el sentirse parte de un todo, que identifica y vincula, incentiva la participación social de los individuos. Es decir, de manera simultánea, cuando las creencias confluyen en un escenario colectivo que es compartido, se crean a su vez, procesos de identidad de los individuos en los que se vuelven parte de dichas manifestaciones (García, 2013). En tal sentido, retomando a Touraine (2006), se asumirá que el movimiento social es el conjunto formado por los actores sociales y por su enjeu ( “lo que está en juego”, es decir aquello por lo que se lucha); en otros términos, es la lucha o confrontación entre un actor y un adversario por la dirección social de la historicidad colectiva. Esta idea va en contravía del imaginario heredado por la sociedad industrial según la cual los movimientos sociales actúan como movimientos únicamente defensivos ante medidas del sistema que le son lesivas. Dicha perspectiva según Touraine (2006) niega la historicidad y el proyecto de los movimientos sociales y no reconoce la existencia de acciones orientadas por una clase que no es únicamente dominada, sino que lucha por la reapropiación del conocimiento, las inversiones y el modelo cultural que la clase dirigente ha identificado para sus propios intereses. De tal manera, es preciso anotar que el agenciamiento, en cuanto referente conceptual, se aborda en un primer sentido desde la perspectiva de Giddens (1985) como actuaciones reflexivas e intencionales, dotadas de motivación, conciencia práctica y conciencia discursiva, lo cual permite visualizar cómo

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las experiencias personales, siguiendo la línea de la acción colectiva, otorgan diversos sentidos y significados a la experiencias personales, que están inmersas en los procesos de agenciamiento y se articulan a disputas sociales y políticas más amplias.

Una estrategia metodológica para “hacerle justicia a alguien” ¿Por qué están trabajando solo con trans? Las intervenciones riesgosas también se las hacen muchas mujeres biológicas, ¿no??? [sic] El tema parece súper estigmatizante y reproductor de estereotipos... Correo electrónico de una mujer transgénero (julio 23 de 2013).

Cierta mujer, al ser invitada vía correo electrónico a conceder una entrevista sobre las transformaciones corporales en mujeres trans, legítimamente cuestionó los propósitos del presente estudio de caso. En efecto, las intervenciones sobre la anatomía sin el debido acompañamiento médico son una problemática social que se desprende de las versiones normativas y hegemónicas del cuerpo en nuestras sociedades. Tanto mujeres y hombres cisgénero, como mujeres y hombres que transitan en el género, pueden correr el riesgo de sufrir problemas de salud derivados de intervenciones quirúrgicas practicadas sin el acompañamiento adecuado. Unos y otras pueden reivindicar la autonomía sobre su cuerpo y el Estado debe realizar las regulaciones respectivas para garantizar el derecho fundamental a la vida y la salud plenamente. Ahora bien, ¿cómo evitar la estigmatización en un estudio de un modelo diferencial en salud? ¿Existe alguna frontera conceptual que permita diferenciar el sentido singular que tiene para las mujeres trans los procesos de construc-

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ción identitaria? Su reclamo fue bien recibido y proporcionó una oportunidad para la reflexión ética y el sentido político del presente estudio. Dado el propósito de esta investigación de reconstruir los puntos de vista de los agentes sociales involucrados en el modelo de atención diferencial en salud para personas transgénero, se deriva que en la construcción de la estrategia metodológica deba tomarse distancia del discurso esencialista del género, de tal modo que los instrumentos de análisis no prefiguren una verdad sobre el género, ni tengan como presupuesto establecer un juicio sobre la anormalidad o normalidad de determinadas prácticas. Por el contrario, la estrategia metodológica concibe a las transformaciones corporales agenciadas por las mujeres trans como una transgresión al orden social y una lucha política por la autonomía y la autodeterminación. Siguiendo a Butler (2006), no se pretende dar un juicio sino “hacerle justicia a alguien” –como en el título de uno de sus trabajos– reconociendo que el habla de las personas trans excede las normas de la inteligibilidad puesto que permanentemente está “rechazando las interrogaciones con la que se le asedian, invirtiendo sus términos y aprendiendo a escapar de ellas” (p. 110). Así, las colaboradoras de este estudio han hecho entender críticamente a los investigadores que los límites de lo incomprensible, de lo que no se puede nombrar, se experimentan cada vez que alguien pone en evidencia que no existen verdades para expresar la dimensión política del deseo sobre el propio cuerpo. En consecuencia, la estrategia metodológica fue construida desde el enfoque hermenéutico. Esta investigación de tipo cualitativo opta por el método del estudio de caso. Las


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técnicas utilizadas para la recolección de información fueron la entrevista semiestructurada, el análisis documental y el taller3.

Tres miradas de la cuestión “Es una vida dentro de la vida” Este apartado contiene una lectura de cómo ha sido para ellas la experiencia de las transformaciones corporales y la experiencia de transitar entre distintos géneros. Es importante visibilizar qué ha implicado para ellas sus construcciones identitarias desde tres hallazgos encontrados, que se enuncian a continuación y se desarrollan a lo largo del texto: i) el momento vital de la infancia y la autonomía para decidir sobre sus cuerpos; b) la violencia médica que dista de incorporar la perspectiva de género desde la praxis, y c) el debate por la libertad de los cuerpos en medio de un contexto que las moldea, determina y exige de ellas unos roles hegemónicos. 3 El diseño y aplicación de entrevistas semiestructuradas se efectuó a seis mujeres. Dos de ellas compartieron su experiencia de vida y su tránsito en el género. Otras dos comparten entre sí el hecho de ser servidoras públicas del distrito y ser también mujeres trans. Otras dos mujeres cisgénero se desempeñan como profesionales del sector salud del Distrito. En las entrevistas con el primer grupo de colaboradoras se abordaron como tópicos centrales los tránsitos de género que han vivenciado y la manera cómo ellas han significado estas experiencias. Para el caso de las entrevistas a mujeres trans que pertenecen a organizaciones sociales y funcionarios(as) públicos(as), se abordaron las temáticas relativas a la valoración y desafíos que plantean los distintos actores sociales frente a la contribución de la política pública LGBT en la ciudad respecto del derecho a la salud de las personas trans. En segunda instancia, la revisión documental desarrolló una estrategia intensiva de análisis de textos clave del caso estudiado. Por último, se realizaron dos talleres con servidores y servidoras públicas del sector salud.

“Bueno, como a los 7 años, siempre supe que no era lo que… pero lo hacía muy inocentemente”. (Lorena, mujer transgenerista, entrevista, 25 de junio, 2013). Esta frase y su silencio pretende poner en los ojos de quien lee la posibilidad de preguntarse: ¿Cómo se decide ser quien se quiere ser?; ¿cómo se construyen las experiencias de vida trans?, y ¿qué permite que una mujer con experiencia de vida trans narre que desde la infancia deseaba construir una identidad de género distinta a la que su contexto le imponía? De acuerdo con las entrevistas realizadas, las mujeres trans coinciden en mencionar que desde la infancia el cuerpo siente la necesidad de transitar otras maneras de sentir y vivir. Por tanto, desde el momento vital en el cual se está atravesando por la infancia se evidencia una necesidad de comenzar a explorar un tránsito, que en algunas ocasiones se manifiesta puntualmente en el modo de vestir y en el rol que se asume ante ciertos escenarios: [...] lo único que yo rescato de esa época era que mi mamá siempre trabajaba y yo podía llegar a la casa y vestirme, y yo hice un uniforme de colegio de niña y cuando llegaba del colegio me lo ponía y con él hacía tareas. (Lorena, mujer transgenerista, entrevista, 25 de junio, 20134). Así mismo, es significativo comprender que los sentidos de ser y constituirse como mujer con una vivencia trans comienzan 4 Los nombres de las mujeres trans entrevistadas fueron cambiados para proteger la privacidad de las historias narradas por ellas.

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a construirse desde la infancia con actos reflexivos que llevan a tomar decisiones. De otro lado, la expresión una vida dentro de una vida refleja el conflicto constante que han vivido en sus cuerpos las personas trans, específicamente mujeres con experiencias de vida trans. Cánones dominantes, heteronormativos y excluyentes que limitan los modos diferentes de ser y sentir en el mundo han sido el campo de batalla en medio del cual temas como una salud digna e integral han tenido que verse sometidos a ojos patologizantes, estereotipos y rótulos denigrantes y miradas binarias que continúan leyendo el sistema sexo/género/deseo como lineal y limitado. En el tránsito hay una vida nueva que se despliega. En una de las entrevistas realizadas, una de las mujeres trans menciona cómo utilizan estratégicamente esta manera de posicionarse ante un rótulo que a su vez cuestionan: Se necesita el certificado de disforia de género para acceder a todo el tratamiento porque ellos lo canalizan por medio del “749: disforia de género o trastornos de la identidad de género o disforia de género”, que quiere decir que tú no te sientes acorde con tu sexo biológico y que necesitas, como no te pueden reacomodar tu cerebro, necesitan reacomodar tu cuerpo a como piensas y como sientes. […] entonces entra uno a jugar con esas dinámicas que ellos como doctores tienen, a veces creo que ni los mismos doctores se creen el cuento de que seamos mujeres. (Lorena, mujer transgenerista, entrevista, 25 de junio , 2013).

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Con lo anterior se puede afirmar que las mujeres con experiencias de vida trans entrevistadas para esta investigación ponen en escena múltiples maneras de ser y actuar ante el sistema de salud como estrategia para acceder a una transformación corporal, lo que implica patologizarse para obtener la reasignación deseada.

El punto de vista de los agentes institucionales En el Hospital Centro Oriente se reportan muchas chicas trans que necesitan atención porque se les estalló la silicona, porque se les subió a los pulmones, porque tienen ya una edad muy avanzada y todas esas transformaciones que se hicieron sin contar con un médico que las asesorara bien, pues ya les están dando todos los efectos secundarios. Genny Santos, funcionaria del sector salud (entrevista, 6 de mayo de 2013).

Desde 1996 hasta 2007, las organizaciones sociales de base y organizaciones no gubernamentales realizaron procesos de movilización que permitieron hacer visibles las demandas de los grupos de las llamadas minorías sexuales y de género. Solo hasta el año 2009 un decreto reglamenta y le da el carácter obligatorio a estas medidas, entre las cuales se promueve el reconocimiento de la ciudadanía para las personas trans desde las instituciones. El periodo 2008-2013 se caracteriza por ser el momento inicial de implementación de un conjunto de acciones desde las cuales se pretende, desde la administración distrital, regular las orientaciones sexuales y las identidades de género en el marco del discurso de los derechos humanos. Así, el “reconocimiento pleno de la ciudadanía para personas de los sectores LGBT” es el término más recurrente en el discurso oficial.


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Egresadas de universidades públicas y privadas, algunas posgraduadas, las agentes gubernamentales entrevistadas refieren su concepción del modelo de atención estudiado a conceptos de las ciencias sociales y los estudios de género. De este modo, los sentidos y significados que le otorgan a su quehacer cotidiano remiten a discursos políticos, científicos y éticos, desde los cuales se está comenzando a regular la diferencia sexual y de género en la ciudad. En virtud del lugar que ocupan en este complejo proceso de agenciamiento, estas agentes conocen mejor que nadie las limitaciones y obstáculos que el modelo nacional de atención en salud tiene sobre su quehacer diario. Fueron cuatro los asuntos emergentes en el análisis de los datos relativos a estos agentes: i) el sentido práctico de su acción se basa en la convicción de que la necesidad fundamental e inmediata para la salud de las personas trans es el acompañamiento médico a la hormonización, el cual requiere de una transformación cultural en los profesionales de la medicina como requisito indispensable; ii) comparten la idea de que la patologización es una estrategia para el logro efectivo de la transformación corporal en el contexto actual, aunque sea política y científicamente incorrecta; iii) identifican como una prioridad la inclusión de la categoría trans en los sistemas de información como el principal desafío a corto plazo para lograr mayor incidencia política; iv) son personas críticas frente al sistema nacional de salud y las exclusiones que promueve, y por tanto, ven a las mujeres trans como un agente potencialmente movilizador de las luchas contra la privatización de la salud.

Estrategias y condiciones de posibilidad de un agenciamiento De acuerdo con la Secretaría de Salud de Bogotá, el modelo de atención diferencial en salud para la población transgénero en la ciudad surge como una respuesta frente a deficiencias estructurales del sistema de protección social generado por la Ley 100 (Guillermo Alfonso Jaramillo, entrevista Programa El Sofá, emisión 24 de febrero, 2013). En ese sentido, pretende contrarrestar la esencia curativa del sistema, propendiendo por un enfoque preventivo y de derechos donde la salud no se restringa al tema de las enfermedades sino que sea un estado compuesto por múltiples variables necesarias para estructurar un adecuado bienestar social. El estudio del modelo propuesto por el Distrito puede ser útil como caso para evidenciar las estrategias colectivas (institucionales y sociales), así como las condiciones de posibilidad que han permitido el desarrollo mismo. En relación con los procesos de agenciamiento se observa que el posicionamiento del enfoque diferencial en salud no es el resultado únicamente de las reivindicaciones de los sectores LGBT o de la decisión política del Distrito, sino que expresa el avance social y reivindicativo con que otras organizaciones y movimientos sociales han logrado generar avances democráticos dirigidos a distintos sectores sociales. El análisis de la información ha puesto de manifiesto tres áreas de particular relevancia para comprender la relación entre agenciamiento y movimientos sociales. La primera de ellas hace referencia a la confluencia de distintas demandas que, sin ser propias de los sectores trans, han generado escena-

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rios propicios para el posicionamiento en el ámbito de lo público. En segundo lugar, los discursos construidos por las organizaciones trans, su proceso de constitución como movimiento social y su poder de influencia para posicionar temas dentro de la agenda pública. En tercer lugar, la decisión política de la administración distrital en el agenciamiento de estas transformaciones es un elemento preponderante en la constitución del enfoque diferencial para la señalada población en el periodo 2008-2013. A partir del análisis de resultados, se observa que el hecho de contar en la actualidad con un enfoque diferencial en salud para personas trans responde, en gran medida, a un cúmulo de luchas históricas de diversos sectores sociales y grupos étnicos. Lo que permite dilucidar la multisectorialidad de una lucha que, aunque inmersa en el debate del género, atraviesa las múltiples realidades sociales en las cuales las mujeres trans se construyen como seres humanos. De estas luchas la que más impacto ha generado a las mujeres trans en el campo jurídico ha sido el conjunto de procesos sociales y políticos que derivaron en la proclamación de la Constitución de 1991. Antes de eso (Constitución del 91) nosotras éramos muy perseguidas y vestirse uno de mujer era un delito contra todo lo que tenía que ver con el sistema jurídico, a raíz de eso nosotras presas montadas en un camión. Estuviéramos en un restaurante, en los lugares donde vivíamos, hasta en nuestras propias casas, de allí nos sacaban para llevarnos a una estación de policía. (Cristina, mujer transgenerista, entrevista, 5 de junio, 2013).

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Esto refleja que además de reducir la violencia estatal frente a las mujeres trans, la Carta también brindó herramientas jurídicas para asegurar el efectivo goce de derechos por parte de este sector poblacional. No obstante, este goce, siguiendo la reflexión de Cristina, se ve limitado por las posibilidades que tienen las mujeres trans para acceder a empleos formales que les otorguen afiliación en el sistema de seguridad social. Aun así, es claro que si bien la Constitución de 1991 no fue el resultado de las demandas de las mujeres trans, sí se ha constituido en un baluarte por dos razones: i) les ha permitido ser visibles en espacios públicos, reduciendo las violencias estatales y ii) ha generado mecanismos jurídicos de garantías de derechos que en el caso de la salud, les ha permitido acceder a tratamientos que el sistema de seguridad social no concibe como esenciales. De otro lado, las luchas de las mujeres trans son el resultado de las luchas políticas del movimiento feminista, según la antropóloga Andrea García (mujer trans, entrevista, 1 de agosto, 2013). Ellas fueron las pioneras en reclamar la defensa de los derechos políticos de las mujeres y en denunciar las violencias de género. De hecho, para el caso del enfoque diferencial en salud la reivindicación frente a los tres casos de aborto permitidos y despenalizados por sentencia de la Corte Constitucional fue fundamental: La historia de los servicios amigables en salud partió de la alcaldía de Gustavo Petro y del secretario de Salud, quienes en el contexto de inequidades de género hicieron una reflexión sobre lo poco o nada que se había cumplido la Sentencia C-355 de 2006, la cual consagraba los tres casos de despena-


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lización del aborto voluntario. (Álvaro Cuervo, líder del Hospital Jorge Eliécer Gaitán, entrevista Programa El Sofá, emisión 24 de febrero, 2013). En ese sentido, se puede notar que una reivindicación como la de la despenalización de la interrupción del embarazo, que en principio no tendría relación directa con las luchas trans, abrió el camino a los servicios de salud con enfoque diferencial en salud en el Distrito. Por último, la tercera situación que no surgió de las reivindicaciones trans pero que influyó en el proceso de construcción del modelo de enfoque diferencial en salud para este sector, fueron las campañas de salud sexual adelantadas por el Distrito en años previos al periodo 2008-2013. En dichas campañas, dirigidas a reducir el contagio de enfermedades de trasmisión sexual, la población trans en situación de prostitución fue abarcada con especial interés dada su segregación y reducido acceso a los servicios formales de salud. Esto demuestra cómo lo trans no solo ha sido invisibilizado por el grueso de la sociedad, sino que incluso los movimientos por la diversidad sexual y las identidades de género habían subestimado y nublado su reconocimiento. A partir del análisis de lo anterior es importante recalcar que la visibilidad es la principal forma de agenciamiento de la población trans. Tanto en el plano colectivo como en el individual, el reconocimiento de su construcción identitaria y social se constituye en el motor de un movimiento social incipiente y que sigue siendo dependiente al contexto de otros movimientos y de la lógica gubernamental.

Así, se evidencia que el peso organizativo y la posibilidad de constituirse como movimiento social dependen de la capacidad de asociarse, lo que les da mayor visibilidad frente a la institucionalidad pero también frente a los sectores de lesbianas, gais y bisexuales. La relevancia de este aspecto es fundamental, dado que si el movimiento no se estructura en organizaciones no logrará conducir las reivindicaciones en nombre de sectores sociales particulares para contrarrestar un adversario. De lo contrario, siguiendo a Touraine (2006), se convertirían únicamente en la expresión de una corriente modernizadora. Esto refleja la disyuntiva frente a las actuales luchas trans, las cuales al estar encerradas y supeditadas a la hegemonía de lo “LGB”, se han convertido en luchas afirmativas en el plano de la regulación estatal, lo que hace evaluar el bajo grado de influencia de la organizaciones en la toma de decisiones al interior del Estado.

Conclusiones El proyecto sociocultural de la modernidad se asienta en dos pilares: el de la regulación y el de la emancipación. Las luchas de las mujeres trans pueden ser interpretadas bajo esta contradicción irresuelta. Según Santos (1998), la progresiva absorción o colapso de la emancipación en la regulación, está fuertemente relacionada con la creciente promiscuidad entre el proyecto de la modernidad y el desarrollo histórico del capitalismo. ¿Es el enfoque diferencial una posibilidad de emancipación o sigue siendo un dispositivo institucional de regulación?, y en esta dirección, ¿cuáles son los desafíos para el reconocimiento pleno del derecho a la salud de las mujeres trans?

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A mitad de camino entre la regulación del cuerpo y la emancipación del sistema sexo/ género, se encuentra el nodo donde convergen las tres principales tensiones desde la perspectiva de sus agentes. La primera de ellas, el debate sobre cómo hacer posible que las personas trans puedan acceder a transformaciones corporales (hormonización e intervenciones quirúrgicas) sin que tenga que mediar la patologización. Aun cuando esto es deseable desde un horizonte utópico, en el periodo estudiado esta conquista se enmarca en las tensiones entre el orden nacional y el orden distrital, puesto que en el primero, el sistema regulatorio está soportado sobre la concepción curativa de la salud, en el cual la patologización es la condición necesaria para abrir paso a las aspiraciones emancipatorias de las personas trans, mientras que desde el Distrito –aun con las limitaciones legales comentadas en el desarrollo de este artículo– se pretende acompañar el proceso de hormonización e incidir sobre los profesionales de la salud desde un enfoque preventivo y una concepción amplia de la salud y los riesgos de las intervenciones corporales por cuenta propia. De ello se deriva que en la agenda de las organizaciones trans esté presente posicionar este asunto en el ámbito nacional para los próximos años, tal vez siguiendo los pasos del movimiento trans argentino, el cual promovió en los años recientes una Ley de Identidad de Género. Constituye la segunda de las mencionadas tensiones el hecho de que las mujeres trans han debido aceptar, aunque estratégicamente, el trastorno de disforia de género para lograr una salud digna, lo cual no implica que asuman dicho rótulo patologizante de manera pasiva e irreflexiva. Por el contrario, han logrado elaborar una mirada

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crítica a la ciencia médica entendiendo que sin esta sus transformaciones corporales serían riesgosas para la salud debido a que no tendrían los cuidados necesarios durante el proceso de hormonización o intervención quirúrgica segura. Por tanto, la disforia de género continúa siendo, en el periodo estudiado, una herramienta de agenciamiento para que muchas mujeres trans puedan acceder a una transformación corporal. La tercera tensión señalada radica en que la relación entre movimientos sociales trans y el Gobierno distrital plantea una disyuntiva, puesto que la consolidación de las demandas emancipatorias trans se han visto reflejadas en los planes y proyectos de la administración distrital, lo cual potencializa su visibilidad y poder transformador dentro de la arquitectura institucional. No obstante, dichas demandas han sido abordadas por el Distrito no tanto por el poder movilizador de los movimientos sociales, sino más bien porque las lideresas de las distintas organizaciones trans se han insertado en el aparato institucional logrando incidir sobre la política pública. Así, para configurar un potente movimiento social trans se requiere mayor participación y vinculación social y, sobre todo, autonomía frente a las lógicas institucionales e incluso en relación a otras demandas de los sectores LGB. Los liderazgos sociales no pueden ser cooptados por el aparataje estatal. Esta afirmación, para el caso del modelo de atención diferencial en salud, parte de la reflexión de que si bien las organizaciones trans han sido consultadas sobre el modelo, la relativa ocupación por parte de la administración sobre los espacios sociales propicios para la consolidación de un posible movimiento genera un cuestionamiento acerca de la posibilidad de que las organizaciones trans logren estructurarse


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como movimiento social o si, por el contrario, deban interpretarse como organizaciones con liderazgos fuertes y visibles que logran movilizaciones colectivas de relativa constancia. En cuanto a los desafíos, o en otras palabras, las trayectorias posibles del agenciamiento hacia el futuro, se debe señalar en primer lugar que es necesario que desde la academia se forme a los profesionales en salud desde perspectiva de identidades de género y orientaciones sexuales, poniendo en diálogo las ciencias de la salud con las ciencias sociales, puesto que aún existe una brecha entre lo biológico y lo cultural en los currículos de estas disciplinas. Con ello se continúa promoviendo un modelo reduccionista, binario y patriarcal en términos de la salud y el bienestar integral de las personas, lo que genera en la experiencia de vida trans la percepción de violencia médica. Entendiendo que el momento del tránsito comienza desde edad temprana, de acuerdo con los resultados encontrados, se requiere que el enfoque de derechos logre profundizarse superando criterios moralizantes que refuerzan tabús sobre el tema de la infancia trans. No obstante, esta profundización no debe ser entendida como una ampliación de la regulación sino como una posibilidad emancipatoria. Es decir, se debe garantizar que en el momento vital de la infancia no se disciplinen los cuerpos de niñas y niños bajo concepciones heteronormativas y binarias. Así pues, los temores y los miedos que experimentan los hacedores de políticas sobre las experiencias de vida trans en los niños y niñas ponen en evidencia las complejas trampas de la exclusión. La capacidad de agenciamiento de las mujeres trans en el plano individual se

ha orientado a escapar del sistema que no garantiza sus derechos, reproduciendo vulneraciones y discriminación. De este modo, ellas establecen entre sí un vínculo social cercano, mediante el cual se asesoran mutuamente y se brindan apoyo para los procesos de transformación corporal. Sumado a ello, el salto de lo individual a lo colectivo y finalmente a lo público exige un proceso de visibilidad y de reconocimiento social puesto que esta lucha constituye un asunto de vital importancia para la consolidación de la democracia e involucra a toda la ciudadanía independientemente de su identidad de género. Por consiguiente, uno de los mayores desafíos será la promoción de un debate amplio en la sociedad orientado a la transformación cultural, que acentúe la visibilidad de estas demandas en el escenario de lo público y que dé nuevamente cabida a un diálogo urgente entre ciencias naturales y sociales, entre lo público y lo privado, entre lo que parece un reclamo particular pero contribuye a la vivencia de los valores democráticos en toda la sociedad; todo ello tejiendo puentes de comprensión para las múltiples formas de ser, estar y transitar en la ciudad.

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Mauricio GutiĂŠrrez - https://jpgmag.com/people/MauricioGutierrez

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Recibido: 16 | 01 | 2015

Evaluado: 12 | 05 | 2015


Selva Mater: crisis ambiental y modernidad, capitalismo y energía, desarrollo y espíritu humano* Selva Mater: environmental crisis and modern world, capitalism and energy, human development and spirit Selva Mater: crise ambiental e modernidade, capitalismo e energia, desenvolvimento e espírito humano

Angie Andrea Arango** | Jenny Galindo Caicedo*** José Luis Revelo Calvache*4 | Mónica Santiago Riveros*5

*

El presente artículo es el resultado de una serie de reflexiones que surgieron del seminario de contexto internacional, nacional y local que se desarrollaron en la Maestría en Desarrollo Educativo y Social del Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano (Cinde) en convenio con la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia.

**

Asesora socioeducativa para Ibope Colombia. Estudiante de la Maestría en Desarrollo Educativo y social de la Universidad Pedagógica Nacional-CINDE. Correo electrónico: angieandreaarango@gmail.com

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Docente orientadora la I.E.D. Alemania Unificada. Estudiante de la Maestría en Desarrollo Educativo y social de la Universidad Pedagógica Nacional-CINDE. Correo electrónico: ps.jennygalindo@gmail.com

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Profesional de Comunicación Comunitaria y Educación Ambiental del Santuario de Flora Plantas Medicinales Orito Ingi Ande. Estudiante de la Maestría en Desarrollo Educativo y social de la Universidad Pedagógica Nacional-CINDE. Correo electrónico: birds4soul@gmail.com

*5

Estudiante de la Maestría en Desarrollo Educativo y social de la Universidad Pedagógica Nacional-CINDE. Correo electrónico: moniksantiago@gmail.com


Resumen El artículo expone una reflexión acerca de la crisis ambiental en el mundo contemporáneo. La atención se centra en los procesos de transformación económica, social y tecnológica que configuraron el discurso de la modernidad. Pasando por la modificación de los usos de la tierra en función del mercado y a su vez por una creciente preocupación por la conciencia ambiental, se argumenta que en efecto, la Tierra sí experimenta cambios climáticos, pero no por razones unívocas. Se evidencia el tratamiento lingüístico que favorece a la economía global, lo que permite proponer que el uso de energías que no se perciben puede permitir la comprensión de lo que se entiende como una crisis espiritual.

Abstract This article presents a reflection about the contemporary world environmental crisis, placing its attention at the economic, social and technological processes of transformation in the configuration of the modernity discourse. Through the modification of land uses as a market function and at the same time by a growing worry about the environmental conscience, it is argued that in effect, the earth does live climatic changes but not for a unique reason. The article evidences the linguistic treatment that pushes the global economy, permitting us to understand what we call a spiritual crisis.

Resumo O artigo expõe uma reflexão perto da crise ambiental no mundo contemporâneo. A atenção centra-se nos processos de transformação econômica, social e tecnológica que configuraram o discurso da modernidade. Passando pela modificação dos jeitos de usar a terra em função do mercado, e a sua vez por uma crescente preocupação pela consciência ambiental, argumenta-se que em efeito, a terra, sim experimenta mudanças climáticas, mas não por rações unívocas. Evidencia-se o tratamento linguístico que favorece à economia global, o que aceita propor que o uso de energias que não se percebem, pode permitir a compreensão do que se entende como uma crise espiritual.


Palabras clave crisis ambiental, desarrollo sostenible, energía, espíritu, humanidad, hegemonía. Keywords environmental crisis, sustainable development, energy, spirit, humanity, hegemony. Palavras chave crise ambiental, desenvolvimento sustentável, energia, espírito, humanidade, hegemonia.


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as crecientes problemáticas que ha develado el análisis de las relaciones entre la actividad humana y el ecosistema/ ambiente, posibilitan una reflexión en torno a quienes encuentran en la medición del dióxido de carbono ―y otros gases llamados de efecto invernadero― presentes en la atmósfera terrestre, una respuesta al fenómeno del calentamiento global. Lo que reafirma la situación crítica en la que se encuentra el medio ambiente gracias, en gran medida, a los peligrosos residuos que emiten las industrias desarrolladas y la contaminación inherente a todas estas actividades. Sin embargo, se vislumbran argumentos contrarios al discurso oficialista, los cuales pretenden reducir los niveles de consumo de energía en las economías en desarrollo, por supuesto, a favor de elevar lo que se conoce como calidad de vida, con alternativas energéticas que distan de los tradicionales derivados del petróleo y que limitarían la capacidad de inversión y respuesta de las frágiles economías dependientes frente a las exigencias de la contemporaneidad. Como lo concibe Enrique Leff (2002) y como se intenta retomar en los próximos acápites, el saber ambiental no es una realidad restringida a la polución, sino un concepto de complejidad en donde confluyen el pensamiento, el mundo, la sociedad, la naturaleza, la biología, la tecnología, la vida y el lenguaje. Un saber atravesado por estrategias de poder que pretenden reapropiarse de la naturaleza desde su concepción filosófica, epistemológica, económica, tecnológica y cultural. Debate que consume a los países desarrollados y que constituye a las políticas ambientales, económicas y sociales vigentes, gracias a las cuales se observan las dinámi-

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cas económicas imperantes en nuestro planeta. De esta manera, se presentan algunas consideraciones al respecto de la problemática ambiental mundial, y se hace un acercamiento crítico a esta situación muchas veces contradictoria.

Crisis ambiental y modernidad La modernidad, como punto de giro histórico en el devenir de occidente representó, siguiendo la caracterización de Mardones (1989), entre otras cosas, un proceso de racionalización configurante de un tipo de hombre orientado al dominio del mundo; con un estilo de pensamiento formal, funcional y disciplinado. Un tipo de hombre celoso de su autonomía individual, modelado por las características distintivas de la modernidad, centradas en la escisión mente/cuerpo, formalizada por Descartes, a través de los conceptos de conciencia y cogito, movilizando la distinción entre cultura/sociedad/naturaleza. Y de esta manera posicionando al hombre como un agente modificador de su entorno, con la potestad de gobernar “la realidad biofísica” (González, 1996, p.27). Desde esta configuración, se ha empleado la ciencia y la tecnología para el manejo instrumental del ambiente, en aras de darle aplicabilidad al conocimiento adquirido, fundamentado en la explotación productiva de la naturaleza. Cuyo objetivo es conseguir el progreso material de la sociedad en pro del beneficio y la satisfacción de las necesidades; al que “todas las sociedades debían aspirar en el futuro”, principalmente en términos del crecimiento económico (Ponting, 1992, p.220). Surge aquí, como finalidad central de la vida humana, el crecimiento ilimitado de las


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fuerzas productivas y de consumo, a través de las técnicas de la sociedad industrial. Allí la naturaleza emerge como “soporte, condición y potencial del proceso de producción” (Leff, 2002, p.17), ella misma se subsume a la noción de recurso económico, político, social y cultural, susceptible de ser explotado. Este proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII con la revolución industrial europea, significó una modificación en los usos de la energía y las fuentes energéticas. Conjurando así, el paso de economías rurales; basadas en la agricultura a economías industrializadas y mecanizadas; que modificaron e influenciaron los usos de la tierra en función del mercado, impactando de manera negativa el equilibrio de los ecosistemas. Lo cual generó reacciones de movimientos conservacionistas a finales del siglo XIX. Como los abanderados en Estados Unidos con la creación del parque Yellowstone, y que se propagaron a Gran Bretaña, Australia y Tanzania ─por citar algunos ejemplos─, y dieron origen, a mediados del siglo XX, a “organizaciones mundiales como el Fondo Mundial para la Naturaleza, Amigos de la Tierra y Greenpeace” (Ponting, 1992, p.261). Esto influyó en las tendencias de reflexión gubernamental mundial, internacional y local en torno a la preservación de los recursos naturales y los ecosistemas del mundo. La creciente preocupación por la conciencia ambiental que deviene de la década del sesenta, como se evidencia en la producción de estudios y publicaciones de la época1. 1 Our Synthetic Environment es un libro publicado en 1962 por Murray Bookchin bajo el seudónimo de “Lewis Herber”. Rachel Carson (1907-1964), Silent

Estas últimas visualizan los debates alrededor de los efectos contaminantes de la masificación tecnológica, la acumulación de desechos, el uso de los recursos asociados al crecimiento demográfico mundial, la extensa aplicación de pesticidas, la masificación de la producción, la distribución de los recursos económicos y los límites biofísicos del planeta. Ideas que sugerían un agotamiento de los recursos naturales y el sostenimiento de la vida en la Tierra, configurando la comprensión de crisis ambiental. Estas discusiones que venían configurando campos de estudio y de reflexión específicos, son llevadas a la agenda política internacional de los Estados en la conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano realizada en Estocolmo, en 1972. En ella, se presenta la problemática del deterioro ambiental y los límites del crecimiento económico; denotando que el desarrollo y el medio ambiente no son opuestos sino complementarios e inseparables en el proyecto civilizatorio pretendido por la modernidad. Sin embargo, descarta la posible explicación de la distribución de la riqueza como causal de la problemática ambiental y de esta manera la comprensión del desarrollo económico como un proceso de explotación y desigualdad. Dos años después, estas omisiones son recogidas en el seminario convocado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, por su sigla en inglés) y la Unesco sobre “Modelos de Utilización de Recursos Naturales, Medio Ambiente Spring (“Primavera Silenciosa”). Avant que la nature meure (“Antes de que naturaleza muera”), del ornitólogo francés Jean Dorst 1964. El entomólogo estadounidense, ubica en 1968 su controvertida obra, The Population Bomb.

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y Estrategias de Desarrollo”, que se adelantó en la ciudad de Cocoyoc, México, en 1974. Allí, además de una crítica al estilo de desarrollo actual, se aportaron elementos para la definición de un desarrollo ambiental que ubicará al hombre y sus necesidades básicas como objetivo fundamental: Dicho desarrollo no debe llevar en consecuencia al sobreconsumo, sino a la satisfacción de las necesidades básicas y a un crecimiento armónico. El sobreconsumo viola los límites interiores del hombre y los límites exteriores de la naturaleza. Puesto que el crecimiento no es objetivo en sí mismo, sino un instrumento al servicio del hombre, debe rechazarse el principio que proclama la necesidad de crecer antes de distribuir. (Angel-Maya, 1997, p.188). A partir de dicho seminario, se plantea la necesidad de concebir los modelos de desarrollo en relación con las condiciones culturales y ecológicas de cada región, para lo cual la economía mundial se debe movilizar hacia la apertura de modelos económicos y políticos alternativos. Posterior a Estocolmo, se llevaron a cabo múltiples conferencias centradas en las discusiones relacionadas con el ambiente y el desarrollo2 aunque las perspectivas manifiestas en ellos no se distanciaron significativamente del enfoque propuesto en 1972. 2 Conferencia internacional sobre Educación Ambiental en Tbilisi en 1977 en Tbilisi, Georgia. Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de 1983. Comisión a la Asamblea General en 1987.“Cumbre de la Tierra” de las Naciones Unidas en 1992, en Río de Janeiro (Brasil). Declaración y el Programa de Acción para el desarrollo sostenible de los pequeños Estados insulares en desarrollo (1994).

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Situación que tuvo un giro notable en 1984, con la primera reunión de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (WCED, por su sigla en inglés), motivada por la construcción de un futuro basado en las ideas de justicia y prosperidad común. Planteamientos que fueron retomadas por la ex primera ministra de Noruega Gro Harlem Brundtland, en el informe Our future common (1987). En este se plantea la posibilidad de obtener un crecimiento económico fundamentado en políticas de sostenibilidad y de expansión o fomento de los recursos ambientales, que permitan asegurar el sostenimiento tanto a la generación que vivió en la década del ochenta como a las subsiguientes. En consecuencia, se generó un llamado de atención para revisar los conceptos de desarrollo conducentes al incremento de la pobreza, situaciones de vulneración de las personas y degradación del ambiente, ante lo que propone un desarrollo sostenible o sustentable, entendido como: Aquel que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. Concepto que contiene en el interior de su definición dos nociones claves, las necesidades esenciales de los pobres del mundo, a la que se debe dar prioridad absoluta; y la idea de limitaciones impuestas por el estado de la tecnología y la organización social en la capacidad del medio ambiente para satisfacer las necesidades presentes y futuras (Brundtland, 1987, p. 41). (Traducción propia). Esta visión de futuro establece un escenario compartido de responsabilidades ante la


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crisis ambiental, en donde los seres humanos deberían tomar acciones encaminadas a garantizar el proyecto económico y social de desarrollo sustentable a través de la configuración de un universo simbólico hegemónico3 sobre la noción de ambiente. Lo común de aquel futuro planteado en la década de 1980, puede verse ligado a la concepción tras la cual, el porvenir depende de la capacidad de la humanidad para sincronizar la transformación de las materias primas con la conservación del ambiente, de manera que se entiende a la naturaleza en clave de capital4. Aquí es posible leer que las intenciones conservacionistas pretendan sostener el sistema económico capitalista. Este hecho, en última instancia, alimenta los preceptos de dominio, que los países más industrializados han sostenido con las repúblicas conformadas después del proceso de colonización europea, en cuyos ejes, se construyó un proyecto anclado en la dominación como una necesaria dimensión de la modernidad, traducida en palabras de Escobar (2003) en “una concomitante subalternización del conocimiento y las culturas” (p. 60), donde también, resultó relevante la intervención y dominio del mundo natural. Como se ha tratado de evidenciar, en vista del vertiginoso aumento en el nivel de los avances científicos a los que nuestra sociedad se ha venido acostumbrando desde 3 Hegemonía entendida, según Eagleton (1997) y Frank (1991) citado por López de Lizaga, como la producción y reproducción de un consenso, relacionado con la comprensión común de la realidad así como con las formas de actuar en ella, que determina capacidades colectivas de identificarse con dichas visiones y acciones comunes, en este caso concordantes con el actual modelo económico. 4 En términos de producción y consumo de mercancías, ponderadas por su plusvalía y valor.

finales del siglo XX, los discursos respecto del impacto ambiental que nuestra actividad genera en el planeta forman parte del foco de atención política y social de este escenario de discusión.

¿Energías salvajes para mantener al capital? Al comprender las relaciones de capital, los modelos de producción, la transformación de materias primas y el consumo de mercancías, el elemento común que subyace tiene que ver con el uso de la energía que estos procesos requieren, si se asume, tal como lo plantea Lomborg (2003), que “somos una civilización basada en la energía. Todas y cada una de nuestras acciones dependen de la energía” (p. 185). La energía, aquella capacidad/fuerza de trabajo dinámica tanto de los cuerpos como de los sistemas, siempre ha estado en transformación y transferencia, como lo ilustra su tránsito entre el fuego, quizás el más importante hallazgo en la historia de la humanidad, el reactor nuclear y los paneles solares, pasando por la continua exploración, aprendizaje y uso de la potencia contenida en la naturaleza. Esta racionalidad instrumental ha determinado la producción del mercado transformándolo a gran escala; optimizando exponencialmente las relaciones entre producción y consumo de energía. La Europa medieval que confió en la madera como principal fuente de energía para la satisfacción de necesidades domésticas como la calefacción y la preparación de alimentos, poco a poco experimentó su escasez y la exploración de nuevos recursos, a razón de posteriores creaciones:

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Hasta que Watt no inventó en 1796 la máquina de vapor, el hombre no fue capaz de producir grandes cantidades de energía. La máquina de vapor propició el comienzo de la revolución industrial, que durante los cien años siguientes modificó la producción en Inglaterra, pasando del exclusivo uso de la mano de obra a la obtención de la energía a partir de los combustibles fósiles. Pero al mismo tiempo se hizo evidente que la producción no podría basarse únicamente en la madera como fuente de energía. (Lomborg, 2003, p.185) Se dio paso paulatinamente al carbón, en todos los países industrializados, el cual, un par de siglos después sería reemplazado por el petróleo, cuyo agotamiento empezó a hacerse previsible con la primera crisis que se vivió en 1973. Marvin Harris (1980) comparando el consumo de energía de las economías de India y Estados Unidos, aporta algunos elementos para la comprensión del consumo de la energía: El nivel de vida superior que poseen las naciones industrializadas no es consecuencia de una mayor eficiencia productiva, sino de un aumento muy fuerte en la cantidad de energía disponible por persona. [...] el calor y el humo inútiles provocados durante un sólo día de embotellamientos de tráfico en Estados Unidos despilfarran mucha más energía que todas las vacas de la India durante todo el año (p.36). El aprovechamiento de fuentes energéticas a favor de la economía forma parte del correlato de la civilización occidental y su

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aseguramiento mediante la preocupación creciente por el medio ambiente. De acuerdo con Isuani (1998) el incremento del consumo de mercancías como principal camino para alcanzar un creciente bienestar, es un postulado explícito de las sociedades capitalistas. Esto evidencia que este modo de producción tiene como objetivo aumentar permanentemente la productividad, mediante el uso consecuente de más fuentes de energía, lo que impide limitar el problema. Por el contrario, esta situación provoca inquietud sobre si la cuestión radica en la sostenibilidad o no de esta dependencia energética; o de otra forma de dar un viraje a la producción de conocimientos/saberes sobre el uso de la energía y su relación con la naturaleza, para potenciar la obtención de calidades de vida satisfactorias para esta generación y las futuras. En otras palabras, el problema quizás no es si se agota un recurso ―guardando las debidas proporciones, por ejemplo el caso del agua―, sino en si se dispone de la sensibilidad para percibir que todo y todos somos parte activa del campo universal de energía y que, por tanto, el cosmos, el planeta y los elementos que lo componen permitirán hallar otras fuentes de suministro aún desconocidas para la ciencia. “El motivo por el que a pesar de todo, este asunto nos asusta es porque lo relacionamos con imágenes de crisis energéticas y depresión económica” (Lomborg, 2003, p. 187). La preocupación por el agotamiento se ha convertido en un elemento constitutivo de los modelos de producción, y ha encontrado un nicho discursivo en los enunciados medioambientales que han venido posicionando el mito de la escasez, instaurado por el informe Los límites del crecimiento en 1972.


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Sin embargo, esta alarmante situación asociada con el apocalipsis planetario, al parecer no corresponde completamente con la verificación de los hechos, ya que como lo ilustra Lomborg (2003): Disponemos de una gran abundancia de energía [...] siempre hemos sido capaces de encontrar, extraer y utilizar combustibles fósiles, incluso muchos más de los que hemos consumido [...] sabemos que la energía solar de la que disponemos excede con mucho a nuestras necesidades energéticas y probablemente podremos disponer de ella a precios competitivos dentro de cincuenta años (p.207). La repetición constante de la letanía de la crisis ambiental por parte de entidades representativas en el mundo, como el Instituto World Watch,la organización Green Peace, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y las continuas exageraciones acerca del medio ambiente tienen, ante la mirada de Lomborg (2003), serias consecuencias: “La gente se asusta y dedica tiempo y recursos para resolver problemas ficticios, mientras los verdaderos asuntos que nos afectan (posiblemente sin relación con el medio ambiente) se dejan de lado” (p.40). En este contexto, se puede entender el surgimiento de algunas vías de interpretación que el fenómeno de la crisis ambiental ha tenido: encontrando por un lado, aquellas que advierten en el cambio climático y la producción industrial desbordada, una relación directa para comprender las transformaciones ambientales actuales y, en consecuencia, asumir “consumos ecorresponsables”, es decir que reconocen en

el modelo económico y su lógica capitalista la responsabilidad de la crisis, a la par que socializan la misma a los individuos; y por otro, perspectivas que observan detrás de las propuestas políticas y gubernamentales enfocadas hacia la promoción de prácticas conservacionistas, la intención de perpetuar modelos de hegemonías económicas5 característicos del sistema del capital, abogando por una ecoeficiencia que permita mantener los índices de consumo y producción. De aquí que los tratados internacionales6 para la reducción de gases de efecto invernadero, búsqueda de energías limpias y estrategias de desarrollo sostenible sean algunas de las acciones que, en el marco de la agenda política, las naciones han suscrito para enfrentar los impactos de la forma de vida capitalista en el planeta. Si bien las disposiciones de producción limpia están orientadas a evitar la contaminación y menguar los daños ya existentes, modificando tanto los procesos como los productos, para que en principio no haya residuos ni emisiones de contaminantes, la realidad expone un estado actual de desarrollo que evidencia escasas tecnologías económicamente viables para lograr emisiones iguales a cero, ante lo cual, es pertinente 5 De acuerdo con Ceceña y Barreda (1995) el concepto de hegemonía económica refiere a “la capacidad de imponer, sea por métodos violentos o consensuales, sus condiciones o directivas tecnológicas como la norma y, en ese sentido, como el modelo a seguir” (p.43). 6 Entre los convenios internacionales sobre el medio ambiente se destacan: el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC), el Protocolo de Kioto, el Convenio Marco sobre la Diversidad Biológica, el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono y el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos persistentes.

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preguntar: ¿El nivel óptimo de contaminación es igual a cero? Y realmente, ¿podría corresponderse a un nivel en el que los beneficios sociales marginales de minimizar residuos, sean equivalentes a los costos sociales marginales de lograr tales reducciones? Esta última, cuestión clave si se consideran los acuerdos mundiales en pro del desarrollo de tecnologías y técnicas diseñadas para la reducción de los impactos negativos de las acciones sobre el medio ambiente en los países en vía de desarrollo7, los cuales frecuentemente son traducidos en el intercambio de recursos biofísicos o naturales para acceder a las prestigiosas tecnologías de punta que paradójicamente pretenden proteger aquello que es puesto en la mesa de negociaciones. De esta manera la pregunta es: “¿Dime a quién le debes y te diré con qué pagas?”, en especial reconociendo la lógica del capitalismo industrial debido al efecto de desigualdad que sus ordenamientos tienen en la distribución de la riqueza. Esta situación, con los nuevos avances y desarrollos vinculados al conocimiento del mundo natural abordados desde la herencia de la modernidad, en clave de dominio, han motivado su reinter7 El término país en vías de desarrollo se refiere principalmente al grado de desarrollo económico, lo que no necesariamente se asocia a la clasificación del Banco Mundial revisada cada año, dado que también se relaciona con las dimensiones de desarrollo social, en términos de mayor educación, salud, expectativa de vida y alfabetismo entre otros. Al respecto el PNUD, ha desarrollado un indicador ―Índice de Desarrollo Humano― con el objetivo de medir el nivel de desarrollo humano de un territorio. Arturo Escobar (1986) realiza una exploración del concepto evidenciando que este obedece a un proceso histórico de comparación de los aspectos que desde Europa fueron considerados determinantes de la vida y la riqueza para un país, tales como, población, agricultura, formación de capitales, industrialización, educación, valores culturales y recursos naturales, entre otros; estableciendo así una distinción entre países ricos y países pobres

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pretación y posicionamiento como conjunto de recursos estratégicos potenciadores de rentabilidad, en cuyos márgenes de ganancia los territorios se hacen invisibles a nuestro entendimiento, transformándose en zonas de intervención expedita. Tal es el caso de Colombia, uno de los países con mayor diversidad de recursos naturales: Posee el 10% de la flora y fauna mundiales, el 20% de las especies de aves del planeta, un tercio de las especies de primates de América tropical, más de 56.000 especies de plantas fanerógamas registradas y cerca de mil ríos permanentes. (Sánchez, 2002, p. 83). Esta condición, por lo general, es ignorada o minimizada por los habitantes de este territorio, pero a los ojos negociantes de oferentes internacionales resulta llamativa para la explotación y apropiación, bajo argumentos de protección e intercambio de tecnologías propuestos en los tratados como el Tratado de Libre Comercio (TLC). Este tipo de acuerdos invisibilizan los esfuerzos por conservar áreas biodiversas como la Amazonía, manifiestos en el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA), en donde se promueve la investigación tanto científica como tecnológica, el intercambio de información entre los países firmantes, el turismo ecológico, el transporte y la preservación de las riquezas culturales y arqueológicas de la región, pero que ante el desinterés de los gobiernos (en particular el colombiano), han generado posibilidades de negociación con el “Norte [...] por el cobro del servicio que presta la Amazonia al medio ambiente global o el


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intercambio de deuda por medio ambiente (swaps ecológicos)” (García, 1991, parr.33). Otros ejemplos de las acciones de apropiación de los recursos naturales por parte de países industrializados se pueden observar en los proyectos abanderados por organismos como el International Cooperative Biodiversity Group (ICBG) de Estados Unidos y por el Banco Mundial, a partir de los que se han estableciendo convenios con los gobiernos locales, para ir ocupando [...] poco a poco toda el área de lo que el Banco Mundial llama el corredor Biológico Mesoamericano [...]. El estudio del ICBG, dependiente del Technical Assesment Group (TAG), es altamente ilustrativo sobre la manera como el estado estadounidense asume y emprende, como política de Estado, el acercamiento/posicionamiento de los principales puntos de biodiversidad generados de endemismos. Con siete proyectos ubicados en siete países, el TAG controla todos los conocimientos y bancos de información que se han ido construyendo y que se mantiene custodiados por diferentes universidades estadounidenses. (Ceceña, 2001). La presión que se ejerce sobre los ecosistemas de la nación, la continua expansión de la frontera agrícola, la creciente urbanización y una deuda impagable, han permitido que se haga de nuestros bosques y montañas una despensa a cielo abierto; después de todo y de acuerdo con esta lógica, los recursos y materias primas, ahora llamadas commodities, siguen siendo invisibles y no existen para la mayoría de los habitantes urbanos ocupados en atender sus miedos ―así como tam-

poco existen (ni existieron) el oro, el platino, la madera, la tagua, las quinas, el caucho, los animales, los indígenas, el mangle y el naidí, extraídos por los piratas europeos, todos, solo ficciones de la naturaleza—. Igualmente, es posible observar cómo la lógica de explotación, de fuentes de hidrocarburos y minerales entre otros, ganan protagonismo en nuestros planes de desarrollo mientras, paradójicamente, nuestra calidad de vida se ve menguada, pues aunque la ilusión del desarrollo plantea mejorar nuestras condiciones; como lo indica Fierro (2012, p. 70, citado por Delgado, 2013) En el caso del oro y el carbón, principales recursos extraídos, los encadenamientos productivos son prácticamente nulos. En cuanto al oro, las regalías solo importan un 4% de las ganancias anuales, por lo que ni es proporcional el capital que queda en el país para inversión social, ni se genera mucho empleo con esta actividad (p. 180). Este esquema de invisibilización, que explica en parte el proceso de transformación de materias primas en productos para la compra y la venta en procesos de extirpación impune, se traduce en nuestros países en empréstitos, inversiones y deuda. Ahora bien, una deuda adquirida bajo la ecuación de tener menor capacidad técnica pero mayor cantidad de recursos solo puede saldarse de una manera, en efecto, salvaje.

La crisis en el escenario cultural La fatalidad de nuestro tiempo, utilizando una expresión de Baudrillard (1993) no se

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manifiesta tanto en la negación de las causas de la crisis, como en su deformación y en la popularización del discurso al respecto. Si se reconoce que en el orden de los sistemas la crisis es constitutiva, como puede entenderse desde las leyes de la termodinámica8, el cuestionamiento podría orientarse a la necesidad de construir cambios en las formas de relación entre el hombre y su ambiente. Los cambios que le suceden a la Tierra no son ficciones. En efecto sí experimenta procesos de contaminación acelerada, cambio climático y desaparición de especies, pero no por razones unívocas y mucho menos bajo los costos de una pretendida responsabilidad antropocéntrica. A propósito, las palabras de Fidel Castro (1992) permiten pensar que lo que se ve es una crisis ambiental capitalista con responsables localizados y dolientes globalizados. Esta lógica de dominio, que al verse en peligro, hoy busca desplazarse hacia los intersticios ―sobre todo discursivos― del cuidado, en términos del desarrollo sostenible y no desde las lógicas del saber-ser de comunidades, cuya cosmovisión realza lo que 8 Son las encargadas de definir el comportamiento de la energía. La primera ley dice que la termodinámica no presenta restricción alguna respecto a la conversión de energía de una forma a otra; solo exige que la cantidad total de energía sea la misma antes y después de la conversión (Castellán, 1987, p.99).Es decir la energía no se crea ni se destruye. La segunda ley trata de la dirección de los procesos naturales. En combinación con la primera ley, permite predecir la dirección natural de cualquier proceso y, como resultado, pronosticar la situación de equilibrio (Castellán, 1987, p. 100). Es decir que la esta segunda ley de la termodinámica le da la razón a Heráclito: la energía se transforma. lo que nos permitiría dar pie para entender el concepto termodinámico de entropía, el cual es una ley estadística. Y significa que el desorden es más posible que el orden, pero no significa que el orden sea imposible.

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Blaser (2009) concibe como una ontología relacional con el medio que habitan. De acá que pensemos oportuna la distinción entre una perspectiva desarrollista de la sostenibilidad ambiental, a favor de una interpretación localizada del proceso, en un concepto que, como el de ecodesarrollo, sitúe las condiciones contextuales de las comunidades humanas en contacto con el ambiente. Este giro lingüístico –de ecodesarrollo a desarrollo sostenible– corresponde con lo que Cárdenas y Marín (2006) han referido como uso eficaz del lenguaje, “instrumentalizado y desplazado más allá de los márgenes del dominio territorial hacia las conciencias” (p.21), que se pretenden emancipadas a pesar de los velos de derechos humanos homogenizantes, que mientras fortalecen la economía global, difunden estrategias de reconocimiento de la existencia del otro como parte de un mismo proyecto de humanidad. El caso que ejemplifica lo anterior, de manera clara, tiene que ver con la creación de la noción de patrimonio de la humanidad asumido por la Unesco en 1972, hecho que cumple la función de nublar la vista a través de halagos por las grandes propiedades locales, que en la actualidad no encierran solo tesoros arquitectónicos, sino también ecológicos y que incluyen su traspaso a un mejor postor, en contravía de lo que según Galeano (2012) nos cuenta la memoria: “[...] que los desiertos de hoy fueron los bosques de ayer, y que el mundo seco supo ser mundo mojado, en aquellos remotos tiempos en que el agua y la tierra eran de nadie y eran de todos” (p.34). En palabras de Ángel-Maya (2003), “es indispensable liberar el ambientalismo de los


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temblores cuákeros9 que anuncian cíclicamente el fin del mundo”, puesto que las crisis ambientales que periódicamente se han presentado no han significado “el naufragio del planeta”, sino que más bien han demostrado “la necesidad de profundas transformaciones culturales” (p.13) y sigue: El capitalismo se muestra como un sistema unificado de explotación del planeta, en el que las diferentes culturas han tenido que integrarse dentro de una rígida y homogénea estructura de comportamiento o desaparecer, lo que ha generado la pérdida de un modelo adaptativo a las circunstancias locales o regionales, […]. Las relaciones sociales no se organizan de acuerdo con las exigencias de un trabajo común que garantice la supervivencia de la tribu o del poblado, sino según las rígidas líneas de la acumulación, impuestas desde el centro (p.32). Como se ha ilustrado hasta ahora, los mecanismos cientificistas, productivistas, mercantilistas e instrumentales del capital pueden comprenderse como una forma de excluir, silenciar o subsumir otras formas posibles de relación con el planeta, no inscritas en el lenguaje del capital a partir de otros horizontes de comprensión política, cultural y económica. Situación que se presenta como una posibilidad para construir nuevas formas de apropiación de la naturaleza, basadas en la diversidad cultural y participación 9 La sociedad Religiosa de los Amigos, conocidos como cuáqueros, son una comunidad religiosa disidente fundada en Inglaterra por George Fox y logró extenderse hacia Estados Unidos hacia finales del siglo XVII e inicios del XVIII. Su nombre obedece a la palabra inglesa quake, que significa temblor, de ahí que se les refiera como los tembladores.

social, más allá de los principios de lucro, competitividad, consumismo, exclusión y uso intensivo de los recursos que rigen el funcionamiento del capitalismo. Así pues, situar a las culturas como agenciadoras del desarrollo constituye una inversión, un volver la mirada a la comprensión de la cultura como una plataforma adaptativa del hombre necesaria en el porvenir de la discusión sobre el medio ambiente, al complejizar la mirada sobre los fenómenos de relaciones entre los individuos y sus acciones respecto al tiempo, al espacio y al territorio. En este sentido se pueden proponer encuentros entre racionalidades y saberes específicos, gracias a la cultura y la autonomía de los pueblos, sin renunciar a la denuncia de las acciones asociadas al discurso del desarrollo sustentable y sus formas de reproducción del capitalismo. En la lógica de restituir aquello que la modernidad dividió (cultura/sociedad/naturaleza), para orientar la discusión de manera holística, se retoma la definición de cultura que, en sentido amplio, realizó Rosental (1981) como: El conjunto de valores materiales y espirituales, y los procedimientos para crearlos, aplicarlos y transmitirlos, obtenidos por el hombre en el proceso de la práctica histórico social. En un sentido más estricto se habla de cultura material (técnicas, experiencias productivas y otros valores materiales) y de cultura espiritual (resultados en el campo de las ciencias, del arte, de la literatura, de la filosofía, de la moral, de la instrucción, etc.) (p.99).

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Definición a la que nos permitimos incluir el ambiente como macrosistema en el que la sociedad y con ella la cultura se posibilitan, comprendiendo que el hombre como especie, forma parte de ese sistema, por lo que la naturaleza tendría que ser vista como parte constitutiva del ser, más que como recurso.

Conclusiones. El espíritu humano y el medio ambiente que somos Nuestra lealtad es para las especies y el planeta. Nuestra obligación de sobrevivir no es solo para nosotros sino también para ese cosmos, antiguo y vasto del cual provenimos” Carl Sagan

En 1969, una parte de la humanidad se detuvo frente a la pantalla cuadrangular de un aparato de televisión, porque un sueño estaba determinando nuevos rumbos a la humanidad. Obstinada en conquistar otros mundos y descubrir muchos años después con felicidad o alivio que quizás hay agua en la luna, la noticia, según Galeano (2012), apresuró los planes de conquista: ¿Pobre luna? ¿Pobre Tierra? ¿Entregadas a la merced de los miedos y las pasiones humanas? Aún con tanto paso por fuera del planeta, hay cierto olvido sensacional de la Tierra, como casa, semilla y continuación de la existencia. La ilusión de control, que heredamos del modelo científico moderno, parece haber cumplido sus objetivos, situándonos a la vanguardia del uso, aprovechamiento y transformación de la materia y la energía, situada actualmente desde la búsqueda desaforada de respuestas, instrumentos y soluciones que llaman al cambio y la intensificación de acciones respetuosas con el medio ambiente, en una época signada por

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la preocupación relativa al futuro de la vida, y la creciente desconfianza ante la potencia del hombre más allá de la racionalidad. Pensar bajo ese enclave es preguntar, abiertamente, si acaso la destrucción ambiental es un reflejo de una crisis más profunda que la material, a todas luces interior, un asunto tanto de saber, como de ser. Lo que permite proponer en este caso una crisis espiritual. En palabras de Sfeir-Younis (2009) la espiritualidad es un tema mal entendido: Hay una ley espiritual que refuerza la importancia del Ser. Ella postula que el medio ambiente externo es el fiel reflejo de nuestro medio ambiente interno, es decir que lo externo es como lo interno, y lo interno es como lo externo. Que el jardín externo es el fiel reflejo de nuestro jardín interno, ambos de carácter individual y colectivo al mismo tiempo. Que los maremotos, terremotos y erupciones externos son el fiel reflejo de los maremotos, terremotos y erupciones internos. Pero si la palabra espiritual lleva la discusión a los confines de lo etéreo, es menester volver a la Tierra, pues con ella solo hacemos referencia a la explicación de aquello que siempre estuvo entre nosotros. Tal vez sea un asunto más fácil de entender, ya que la relación que guardan estas energías inefables con los equilibrios planetarios es la misma que nuestros ancestros supieron interpretar y que nosotros hemos extirpado de nuestra conciencia. Lo anterior implica llevar el plano de nuestras comprensiones a las estructuras moleculares que constituyen el planeta, y las


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relaciones que entre estos elementos se establecen para mantener la dinámica del universo. Aproximaciones que nos acercan al campo de la física cuántica, desde la teoría de la resonancia, como una manera de transmitir información que impacta la materia desde su núcleo hasta la periferia, que se propaga e impregna a los elementos con similares vibraciones que yacen en el entorno, o a las leyes de la complejidad de los sistemas, en donde se reconoce que los elementos que componen un sistema adquieren propiedades de este y a su vez lo modifican, en un juego de retroalimentaciones constantes que los transforman simultáneamente. A la termodinámica y la ley de la entropía, referente a la capacidad del sistema de desorganizarse para equilibrar su homogeneización con el ambiente, o a la sinergia, como concepto que atribuye al todo la acción recíproca de las partes que lo constituyen (Arnold y Osorio, s.f.); todas propuestas científicas que obligan a pensar que no somos entes aislados y que el ambiente no es una materia amorfa que oscila aleatoriamente en el exterior sin que lo afectemos y nos afecte. En ese orden de ideas, adquiere sentido comprender que desde el todo y las partes, la importancia de cada micromovimiento redunda en la movilización del macrosistema en su conjunto, más allá de la despersonalización agenciada por las estructuras que la lógica instrumental ha construido para librarnos de nuestra conexión con lo material del planeta y, por esa vía, de nuestra relación con el intercambio energético propio de los ecosistemas. Poner a prueba la concepción habitual sobre la naturaleza, sus transformaciones e incluso destrucción, invita a trasladar hacia

la esfera del sentido de lo humano, la posibilidad de construir los propios escenarios de participación y configurar pautas de comportamiento que den cuenta de una suerte de conciencia planetaria global, replicada en lo local. Esta cuestión se traduce en repensar la reestructuración de la industria y la sociedad, no solo desde prácticas y usos más amigables con el entorno, sino orientando la igualdad de oportunidades de ser para los habitantes de la Tierra. Disposiciones que motiven los cambios, que permitan a los seres humanos liberarse del miedo y la zozobra permanente, para generar procesos autónomos, desde el territorio, coherentes con sus contextos y necesidades; proyectos encaminados a un beneficio común, pero no de explotación selectiva sino de producción benéfica. Esta perspectiva implica abandonar la lectura economicista del cuidado del ambiente, a favor de una posición localizada, reivindicativa de la fuerza espiritual y cultural de los individuos y sus colectividades. La economía para otro mundo posible requiere postulados diferentes que faciliten incrementar la calidad de vida sin arriesgar los ecosistemas naturales, privilegiando el bien común sobre los intereses individuales —o de los grupos hegemónicos—, basados en conceptos, diálogos y prácticas de solidaridad, cooperación y consensos sociales. De esta manera, se le da al Estado su lugar como garante de los derechos de los ciudadanos para brindar acceso a las condiciones propias, idiosincráticas de desarrollo y crecimiento, con lo cual se abre el camino del aprovechamiento de los recursos para el establecimiento de un comercio justo, donde tengan cabida las distintas formas de producir, comercializar y consumir. De esta forma el universo local recobra valor, se visibiliza y

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se constituye en una alternativa y una potencia para fortalecer los procesos productivos en cada territorio de una manera responsable y digna.

Cali: Corporación Autónoma de Occidente, Vicerrectoría de Investigaciones y Desarrollo Tecnológico, Programa Administración Ambiental.

La tarea es entonces: salir de la lógica de esta forma de economía cerrada, recordar que toda forma de consumo no implica un plus de acumulación o un stock de producción, sino una forma de relación que el espíritu humano entabla entre lo que es necesario para vivir y aquello que se está dispuesto a retribuir para que otros vivan. Aunque el discurso hegemónico reduzca esta relación a la acumulación, el miedo, la enfermedad y la guerra, todavía hay en nuestros corazones muchas otras cosas para entregar por aquello que usamos, comemos o nos ponemos… ¡Y que definitivamente no son invisibles!; porque “la lucha por el hombre es la lucha por la naturaleza y no es posible brindarle un futuro a la naturaleza, sin ofrecérselo por igual al hombre” (Ángel-Maya, 2003, p. 54), construyendo modelos de desarrollo, coherentes con la ética reflexiva de las prácticas y los discursos desde la búsqueda del bienestar humano, atendiendo siempre la perspectiva de la interconexión estructural de nuestras naturalezas.

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Mauricio GutiĂŠrrez - https://jpgmag.com/people/MauricioGutierrez

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Recibido: 25 | 02 | 2014

Evaluado: 15 | 05 | 2015


Exploración etnográfica de las prácticas de convivencia: una experiencia de investigaciónacción en la IED Ciudad de Villavicencio* Ethnographic exploration of coexistence practices: Action-research experience in the educational institution Ciudad de Villavicencio Exploração etnográfica das práticas de convivência: uma experiência de pesquisa-ação na IED de Villavicencio

Carlos A. Mendez** | Ángela M. Mesa***

*

Artículo que da cuenta de la investigación “Exploración etnográfica de las prácticas de convivencia y promoción de la vinculación social cooperativa entre los miembros de la comunidad escolar en una Institución Educativa Distrital de la localidad de Usme”, realizada por los mismos autores como requisito parcial para optar al título de Magíster en Desarrollo Educativo y Social.

**

Orientador Escolar, Secretaría de Educación Bogotá. Psicólogo, Magister en Desarrollo Educativo y Social. Correo: orientacioneldestino@gmail.com

***

Oficial De Monitoreo y Evaluación en Save the Children Internacional SCI. Fonoaudióloga, Magíster en Desarrollo Educativo y Social. Mily042@gmail.com


Resumen Como resultado de un estudio de tipo cualitativo de metodología etnográfica, enmarcado en el interés por fomentar la sistematización y la conformación de grupos de investigación-acción docente de los fenómenos y prácticas de convivencia en el Colegio Ciudad de Villavicencio, se ofrecen las conclusiones y discusión del análisis de una entrevista a profundidad con la coordinadora de Convivencia, profesora Esperanza Quintero, que sirve como punto de partida para la reflexión sobre las posibilidades de cooperación investigativa entre los roles de Coordinación de Convivencia y Orientación Escolar en el contexto de la educación pública en Bogotá.

Abstract The article is the result of a qualitative case study with ethnographic methodology, which intended to promote the systematization and formation of teacher’s actionresearch groups regarding the phenomena and coexistence practices in the educational institution Ciudad de Villavicencio. This article presents conclusions and discussions from the deep analysis of an interview carried out with the Coexistence Coordinator, Esperanza Quintero. The interview is the starting point towards the reflection about the research cooperation possibilities between the roles of Coexistence Coordinator and Scholar Orientation in the context of public education in Bogotá.

Resumo Como resultado dum estudo de tipo qualitativo de metodologia etnográfica, encaixado no interesse por fomentar a sistematização e a conformação de grupos de pesquisa-ação docente, dos fenômenos e práticas de convivência no Colégio “Ciudad de Villavicencio”, se oferecem as conclusões e discussão do analise duma entrevista a profundidade com a Coordenadora de Convivência, professora Esperanza Quintero, que serve como ponto de partida para a reflexão sob as possibilidades de cooperação investigativa, entre os roles de Coordenação de Convivência e Orientação Escolar[2] no contexto da educação pública em Bogotá.


Palabras clave orientación escolar, convivencia, investigación-acción, juego, participación. Keywords Scholar orientation, coexistence, actionresearch, game, participation. Palavras chave orientação escolar, convivência, pesquisa-ação, jogo, participação.


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La ruta metodológica hacia la investigación acción

los profesores y otros actores a colectivos reflexivos de investigación activa.

ste artículo se basa en una investigación orientada por los principios de la investigación acción, con una mirada que incluyó herramientas etnográficas y de análisis documental. El interés por lograr un acercamiento a las características significativas de los entornos e interacciones, y a las lógicas de vinculación a que ellas daban lugar, permitió en principio los registros sobre diferentes aspectos de la cotidianidad escolar en formatos de audio y video, con lo que se hizo un acercamiento a la observación etnográfica. El análisis de las experiencias y registros se desarrolló a partir del testimonio de la colaboradora Esperanza Quintero, coordinadora de convivencia en el colegio donde uno de los investigadores tiene el rol de Orientador Escolar.

Investigación-acción: hacia una perspectiva crítica de la convivencia escolar

E

Vale la pena tomar la investigación de los autores como una aproximación exploratoria al papel que la función de la orientación escolar podría llegar a tener en el fomento de dinámicas prosociales alimentadas por la práctica investigativa entre docentes. Los análisis de los registros muestran que las redes potenciales de cooperación investigativa no siempre involucran a todos los representantes institucionales, individuales y colectivos. A la hora de enfrentar las dificultades cotidianas de la convivencia escolar, no todos los directivos docentes y profesores dan cabida en su práctica a la búsqueda de acuerdos comunes, y en menor medida a la investigación. Algunos de los elementos de la convivencia escolar tal como son discutidos aquí, exigen un ejercicio claro de liderazgo abierto que potencie la pertenencia de

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En el Colegio Ciudad de Villavicencio se encuentran varios discursos institucionales documentados que hacen referencia al modelo sociocrítico como inspiración pedagógica propia, afirmación que a pesar de las tensiones y conflictos que genera en la práctica, puede ser el punto de partida para encontrar alternativas de investigación pertinentes ante las necesidades de las comunidades educativas públicas en contextos de marginación y violencia. El marco metodológico de la investigación educacional activa, por otra parte puede contribuir a una redefinición crítica de la legitimidad de la acción educativa del Estado en nuestro país. La lucha de fuerzas entre los intereses de los grandes poderes económicos y cualquier otro tipo de interés en la definición de las acciones del Estado y la afectación de los entornos locales, nunca había sido tan desigual. Sin embargo, es de esta complejidad contradictoria, fuertemente impactada por los principios de la violencia y la dominación, que surge la legitimación de la práctica educativa estatal. Este es un problema que se refleja sobre todo en el trabajo de formación propio de las dinámicas de normas y procedimientos espontáneos que conforman lo que ha dado en llamarse currículo oculto. La escuela según la perspectiva sociológica de Bourdieu (1997) debe ser entendida como institucionalidad social; en esta línea argu-


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mental se encuentra el punto de encuentro con el enfoque de la pedagogía sociocrítica. El interés por el desarrollo y fortalecimiento de una perspectiva educativa crítica es por tanto, un imperativo ético y práctico al que debe acercarnos el ejercicio investigativo. En este sentido, las reflexiones de Carr y Kemmis (1998), que hacen referencia a las exigencias metodológicas de una verdadera ciencia educativa crítica a partir de la noción habermasiana de ciencia social crítica, llevan a los autores a proponer la investigación educacional activa como una metodología potencialmente útil en la contextualización y planeación de acciones de convivencia pertinentes, coherentes y articuladas.

El colectivo de docentes: secundaria en la jornada mañana Tanto la entrevista como otros registros, dejan ver que la acción colectiva de los docentes frente a los dilemas y conflictos de la participación democrática no es estable ni uniforme. El colectivo de docentes de bachillerato se agrupa alrededor de iniciativas culturales, políticas y de veeduría frente a la administración de los recursos. En este sentido puede hablarse de una apropiación de algunos estamentos del gobierno escolar como escenarios de participación legítima y parte de la práctica de una pedagogía crítica, pero también de sus movilizaciones ante las contradicciones de la agremiación sindical, la defensa de los proyectos ante las disposiciones de las directivas e incluso, ante la eficacia y eficiencia del trabajo realizado por el orientador o diferentes directivos docentes y otros miembros de la institucionalidad local y distrital. Los docentes que lideran estos procesos y generan vínculos de cooperación en

ámbitos de participación, enfocan su práctica hacia la expresión corporal y dedican tiempo y esfuerzo a celebraciones culturales, entre ellas actividades teatrales que reflejan problemáticas y conflictos del contexto, o actividades que, como los concursos, son ocasión del reconocimiento de talentos. Una parte importante de la dinámica colectiva del grupo de docentes está relacionada con el estilo de liderazgo y comunicación de la coordinadora de Convivencia, Esperanza Quintero, quien estimula la deliberación conjunta, la formulación y cumplimiento de acuerdos, y mantiene abierta la comunicación mediante el uso creativo y a veces artístico del correo electrónico. A diferencia de los otros grupos sede jornada, los docentes constituyeron un comité de convivencia que aunque no logró mantenerse, produjo unas sugerencias que se adelantaron a determinaciones legales posteriores, en las que se le planteaban funciones investigativas y preventivas a dicho órgano. Una de las acciones del colectivo fue movilizarse ante situaciones de inseguridad puntuales, en especial atracos y venta de sustancias psicoactivas en los alrededores del colegio, que aunque obedecían a una problemática comunitaria, afectaban la convivencia escolar y exigían una respuesta institucional. Existe en este colectivo de profesores una cultura de la sanción pedagógica que obedece más a los principios de la justicia restaurativa que a principios punitivos y en la que se recurre, con frecuencia, a la creatividad, la cooperación y, en algunas ocasiones, al humor. La preocupación por el cumplimiento de normas está asociada al desarrollo de habilidades, destrezas y potencialidades sociales en los estudiantes.

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Se identifican características de apertura a la escucha, invitación a la participación, creatividad y libre expresión en el estilo comunicativo y relacional de la coordinadora de convivencia. Ello se manifiesta con claridad en su uso del correo electrónico. Características similares en el manejo de la convivencia de algunos profesores marcan el estilo del colectivo en pleno. Se logra identificar iniciativas de asociación cooperativa con diferentes miembros de la comunidad en diferentes momentos.

Acciones Evaluación sobre la percepción comunitaria de los riesgos y vulnerabilidades frente a la violencia. Una de las acciones de los investigadores, articulados con la coordinadora, fue el diseño de una evaluación de riesgo participativa, en septiembre de 2013. Esta evaluación involucró a la comunidad en pleno, y formó parte del primer foro de seguridad del colegio donde participaron autoridades y representantes de la administración local y distrital. Este producto investigativo fue también socializado en un foro de la mesa local de orientadores de Usme contra la violencia de género en octubre, y en el Primer Congreso Intrasectorial de Orientación en noviembre de 2013. Este trabajo diagnóstico confirma el amplio impacto del fenómeno del desplazamiento. En la actualidad se identifica, además, como una amenaza la búsqueda permanente de control territorial violento por parte de diferentes grupos; algunos de ellos ligados a las dinámicas del microtráfico de sustancias psicoactivas y el pandillismo, además de otras marcadas fuentes de modelos sociales como la violencia

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intrafamiliar y múltiples formas de violencia de género. Los niños, niñas y jóvenes viven situaciones de alta vulnerabilidad debido a condiciones como la exclusión social y económica, y a prácticas culturales relacionadas con el machismo y el racismo. Los profesores identifican en sus estudiantes un desarrollo limitado de competencias emocionales, sociales y escolares, asociados a problemas de continuidad y permanencia en la escuela. Manifiestan que algunos de sus alumnos tienen dificultad en entender y expresar emociones, difícilmente consideran el punto de vista o las necesidades de los demás, se identifican con modelos de imposición violenta, no tienen suficientes oportunidades de aprender a relacionarse de maneras colaborativas ni de identificar sus propios intereses y habilidades. Por otro lado, los docentes perciben que ni los estudiantes, ni sus familias, ni su entorno cultural son cercanos a la escolaridad, por lo que los niños, niñas y jóvenes logran, con dificultad, desarrollar hábitos de estudio y, en cambio, mantienen conductas de respuesta o imposición agresiva ante sus compañeros y otros miembros de la comunidad. Esto, generando sanciones, bajo rendimiento escolar y propensión a la desmotivación académica y en algunos casos a la deserción escolar. Otra problemática asociada con las relaciones sociales es el uso del tiempo libre, la comunidad identifica una carencia de alternativas para su uso significativo y productivo; lo que implica limitaciones en los alcances de los procesos de socialización y, por tanto, un escaso desarrollo de los intereses, la creatividad y la curiosidad de niños, niñas y jóvenes. En este panorama distintos tipos de violencia producen impactos variados; algunos de los más evidentes para la comunidad escolar son: la deserción, las riñas y el abuso de sustancias psicoactivas y alcohol. Pero


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los impactos indirectos incluyen la exclusión económica productiva, el desarrollo urbano caótico y la desintegración social, lo que contribuye a aumentar los ya altos niveles de desesperanza y desconfianza frente a las autoridades y el Estado. En general, los resultados muestran una grave influencia de diferentes formas de la violencia social y familiar en la vida escolar. Podría fortalecerse el reconocimiento de esta problemática a nivel institucional aplicando los resultados de las evaluaciones a procesos efectivos de planeación. En consecuencia, se consideró que sería un propósito deseable lograr una mayor transparencia en los procesos de toma de decisiones de los diferentes órganos de participación del gobierno escolar y adoptar un modelo explícito de planeación a partir de necesidades identificadas. La adopción de estrategias participativas de evaluación y planeación tiene cualidades vinculantes y, por tanto, se constituyen por sí mismas en actividades de promoción de una cultura de paz y mitigación de los efectos de las violencias.

Conformación del grupo de comunicaciones y articulación con la representación estudiantil en el gobierno escolar. La celebración del Día de la Mujer, en 2013, se convirtió en la oportunidad de alinear el trabajo de comunicación y radio en el colegio; la finalidad sería la definición de una estrategia de comunicaciones por parte de los estamentos del gobierno escolar, en especial desde el Consejo Estudiantil, y el establecimiento de una infraestructura y unos tiempos para su desarrollo. Por otro lado, los estudiantes necesitan concientizarse sobre la importancia de apropiarse de los medios de comunicación escolares.

Emisora escolar. De forma paralela se adelantó una exploración sobre el posible trabajo con estudiantes en el uso y aprovechamiento de los medios de comunicación a la mano. De esta manera, se hicieron invitaciones lúdicas y espontáneas a diferentes estudiantes con la idea de promover una actividad cercana al juego y el aprendizaje por participación intensa. En un primer momento surgió la asociación con Camilo, muy dispuesto a jugar al periodismo con un estilo muy propio. Camilo había sido identificado por los profesores de bachillerato debido a su actitud retadora y a su facilidad para recurrir a la violencia en la relación con sus compañeros, su vocabulario y actitudes dejaron ver que se trataba de un menor en riesgo. Ser su amigo se convirtió para algunos en una señal de liderazgo y estatus. Lamentablemente, por ser el primer participante se mostró contrario y hasta violento con otros interesados y, luego, se negó a continuar en un grupo. Las entrevistas de Camilo surgen de una conversación espontánea con el orientador acerca de por qué sería importante informar sobre las elecciones del Consejo Estudiantil. Algunos meses después, Camilo fue puesto bajo protección del Instituto de Bienestar Familiar por presunta negligencia familiar. Posteriormente se fue consolidando un grupo que se propuso adelantar la emisión de un programa especial sobre el Día de la Mujer. El proceso de participación incluyó una preparación investigativa previa, cuyos resultados fueron compartidos con el Consejo Estudiantil, lo cual se convirtió en el fundamento de la propuesta de celebración

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en cada salón, avalada por la coordinadora Académica y los directores de curso. Posteriormente mediante sondeos sobre gustos musicales, la emisora se convirtió en un espacio de participación más abierta. Se organizaron días con música y temas específicos. Lunes de hip hop, martes de dedicatorias y música suave, miércoles de música colombiana, jueves de rock, reggae y música del mundo y viernes de música bailable. Los estudiantes, la coordinadora y el orientador encontraron la oportunidad de relacionar cada uno de estos géneros musicales con temas de interés. Así, junto al hip hop se dispuso hablar de las problemáticas generalmente sociales reflejadas en sus canciones; junto a la música romántica y las dedicatorias, temas de afectividad y sexualidad; junto a la música colombiana temáticas relacionadas con el contexto nacional; en el día de rock, reggae y música del mundo, asuntos internacionales; y la música bailable con hechos curiosos y cómicos. El proyecto de radio escolar sería el punto de partida para una estrategia de comunicación. La parrilla de programación por días que empezó a funcionar podría ser usada como base de una mejor estructuración. Se requeriría una mayor capacidad de gestión de recursos y la articulación con otros proyectos o planes de estudio en aula para facilitar la disposición de tiempos.

Conformación de grupos de análisis de las prácticas de gestión de aula con la participación de Coordinación de Convivencia, orientación y docentes. La programación de varios encuentros periódicos con grupos pequeños de profesores

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durante sus horas sin clase, a los que se planteaba la posibilidad de conversar estructuradamente sobre sus prácticas de gestión de aula, al tiempo que se revisaba bibliografía de referencia, es considerada entonces, una de las tentativas más interesantes y prometedoras, sin embargo su continuidad depende de la disposición para establecer y mantener los tiempos de trabajo.

Comité de Convivencia. El funcionamiento del Comité de Convivencia permitió generar sugerencias que a pesar de ser pertinentes y sensatas resultaron de difícil aplicación; de nuevo se trata de un asunto de recursos. La legislación que está en proceso de ser aplicada va en la dirección de las propuestas formuladas por la profesora Carolina Carrillo en cuanto a hacerse cargo de estrategias de promoción de la ciudadanía y el ejercicio de derechos y la prevención de la violencia por medio de la investigación. Teniendo en cuenta que uno de los fundamentos de la investigación acción como forma de desarrollo de una propuesta educativa crítica es la disposición del trabajo deliberativo a partir de un grupo base (Carr, 2002), se consideró que la exigencia legal del funcionamiento del comité de convivencia escolar podía enfocarse en ese sentido. Aún con mayor propiedad en un colegio que como el Ciudad de Villavicencio, define su modelo pedagógico como sociocrítico.

Proceso colectivo hacia la elaboración del manual de convivencia. Aunque se dieron algunos pasos en la construcción del manual de convivencia y se ofrecieron herramientas e información mediante el blog http://convivenciaenjuego.blogspot.


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com/, el documento se encuentra aún en proceso de elaboración. La nueva legislación deja la responsabilidad de ese proceso en las manos del Comité de Convivencia.

Preparación y participación en jornadas culturales y deportivas generales. La vida escolar en el colegio se vio enriquecida por múltiples actividades que buscaban convertirse en escenarios de participación activa para los profesores, los estudiantes y otros miembros de la comunidad educativa. Así por ejemplo, en las izadas de bandera frecuentemente los profesores realizaron obras teatrales en las que mostraban sus puntos de vista sobre las características de la vida social de sus estudiantes; pero también los conflictos propios de la vida docente, como su inconformidad con determinadas decisiones rectorales. También se organizaron maratones de actividad física y baile, concursos estudiantiles de talentos y varios tipos de desfiles, e incluso manifestaciones y marchas contra la violencia. Esta es la principal fortaleza cultural que el colectivo de docentes ha ido construyendo en años de trabajo. Se convirtió en un claro escenario de resistencia y en un punto de encuentro con las culturas estudiantiles.

Discusión La revisión de los usos más extendidos de esta categoría, como aparece en el discurso de los diferentes actores educativos, permite hacer referencia a ella en dos grandes sentidos. • La convivencia como cualidad positiva y deseable del ambiente social: en este

marco se podría afirmar que se convierte en un objetivo de la educación, pero al considerar la dimensión social, colectiva, de la práctica docente relacionada con la convivencia en el colegio puede verse cómo para los profesores es también un medio, una forma de dar sentido y cargar de afecto la relación con sus estudiantes generando vínculos sociales distintos a los ya presentes en sus entornos. Todo ello con el fin de hacer posible una acción educativa legítima. • La convivencia como componente de la práctica educativa: se le asocia aún a las prácticas de control y normalización. Cabe recordar por ejemplo, en la designación de los coordinadores en las escuelas, cómo la palabra convivencia llega a reemplazar la designación de las prácticas de lo que antes se denominaba disciplina. A partir de la concepción de la convivencia como un conjunto de prácticas que posibilita el desarrollo de unas cualidades cooperativas y participativas en los colectivos escolares, muchos aportes teóricos pueden convertirse en herramientas fundamentales para la reflexión. Para este trabajo se consideran valiosos los que provienen de la ecología y el construccionismo social. Desde luego existen también unas consideraciones del término que se encuentran asociadas con el concepto de democracia, lo que llama a la reflexión sobre las implicaciones prácticas de orden ético, jurídico y político que se derivan de su ejercicio. Es este un aspecto en el que, en nuestra opinión, pueden observarse tensiones y contradicciones significativas entre la visión de la escuela como sistema transmisor del conocimiento y

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las voces que llaman a reconocerla, en esencia, como potencial ejercicio democrático. Las posiciones más conductistas, validadas por una perspectiva de eficiencia social, asumen que en gran parte la enseñanza es un asunto de disciplina y de ajuste comportamental ante la autoridad; en tanto que según la perspectiva de derechos, la participación en la toma de decisiones es un escenario privilegiado para el reconocimiento eficaz de los sujetos. Como se observa, el primer punto de vista desconoce al menos en parte la función social de la educación, por lo que se convierte en un reto para la escuela acercarse en lo posible al segundo. Para los educadores dicho reto implica poner en funcionamiento prácticas que impliquen deliberación comunitaria, promoción de la reflexión sobre la realidad social y participación activa de los estudiantes en la toma de decisiones sobre los propósitos y características de su propia educación; en medio de lógicas y prácticas institucionales diseñadas e impuestas desde el exterior y que tienden a ignorar las particularidades contextuales. Todo esto restringe las posibilidades de respuesta creativa de los colectivos docentes, quienes no siempre son conscientes de ser dueños de unos saberes que precisamente en la medida en que están contextualizados dotan a las acciones educativas de pertinencia y, por tanto, de calidad. Todo el espíritu del proyecto educativo institucional contextualizado queda en entredicho cuando los tiempos y esfuerzos administrativos se deciden según criterios estandarizados centralizados en la eficiencia, u otros intereses contrarios al bien común. La respuesta ética a la necesidad de la reconstrucción social y de la formación

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humana exige entonces de algunos actores educativos la valoración de sus posibilidades de resistencia (Magendzo, 2001). Una postura de resistencia implica tomar en cuenta las opciones para promover prácticas reflexivas y éticas de convivencia. De allí la importancia de investigar, develar y estudiar las formas específicas en que se presentan conflictos y contradicciones como las que hemos señalado. Este puede ser uno de los principales insumos de un trabajo educativo que necesariamente se construye en la acción colectiva, cuya funcionalidad se centra en el diálogo y la búsqueda de consenso, y donde el proceso de comprensión de los problemas sociales que afectan el contexto escolar incluya tanto el papel activo de los estudiantes, como el de los demás miembros de las comunidades escolares; en concordancia con lo que Schiro (citado por Magendzo, 2001), reconoce como perspectiva reconstructivista social. En este sentido, el compromiso docente hacia un ejercicio reflexivo de su trabajo encuentra más fácilmente el rumbo a partir de prácticas investigativas que den cuenta de las formas como se asumen los mandatos legales sobre participación en la escuela, en especial las relacionadas con el funcionamiento del gobierno escolar. Más aún cuando las regulaciones en vigencia dotan a un colectivo, el Comité de Convivencia, de unas funciones que incluyen precisamente, la investigación y el diseño de estrategias para la prevención y la mitigación de la violencia. Resulta interesante, en este sentido, la perspectiva de la investigación-acción que autores como McKernan (1999) proponen como forma de trabajo; sobre todo el aporte de Winter (citado por McKernan 1999) al


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resaltar la necesidad de profundizar las contradicciones que los miembros de la comunidad educativa encuentran en sus prácticas y sus discursos, a través del trabajo sobre sus dilemas cotidianos. Se trata por tanto, de un campo de acción donde el maestro, al asumir la dimensión social de la enseñanza, es responsable de dinamizar relaciones. Las relaciones que él mismo establece con sus compañeros, las que los estudiantes conforman entre sí, las relaciones entre profesores y estudiantes; pero también entre la institución escolar, las familias y la comunidad general. Todas estas relaciones se constituyen así en escenarios privilegiados para fomentar alianzas cooperativas y, en general, de hacer todo lo posible por garantizar una cultura escolar que entienda la participación de todos como elemento fundamental de su razón de ser. Al mismo tiempo hacemos referencia a la convivencia como un campo de acción institucional que las subjetividades han de conquistar. Un proceso de apropiación vinculado con la concepción misma de lo público. Para las instituciones públicas, se trata de un campo donde están en juego los potenciales instituyentes de la legitimidad estatal. La reflexión consciente de este ámbito de la práctica educativa por parte de las comunidades escolares es esencial para que la escuela redefina su papel social. La preservación y recuperación de prácticas y valores socialmente ecológicos existentes entre las culturas colombianas depende en parte de la claridad del papel de la escuela como interlocutora reflexiva de la pluralidad de las comunidades a las que atiende.

Las formas problemáticas de la vinculación social en muchos contextos del país afectan el desarrollo social de la comunidad educativa; el identificar los grupos o los actores escolares violentos para aislarlos o intervenirlos, no es una estrategia suficiente para transformar esta situación y restablecer el tejido social. Los educadores debemos enriquecernos en términos conceptuales y de habilidades investigativas para asumir el reto de prevención y mitigación de la violencia, entendiendo la conexión de este interés con la reflexión crítica continua sobre la justicia y la democracia en el ámbito institucional. Sería poco realista disponerse a encontrar las alternativas a estos retos sin conocer y reflexionar sobre la dinámica de fenómenos de violencia tan fuertes y extendidos en nuestro país como el desplazamamiento y la marginación, fuerzas que han definido el destino de muchas de las familias a las que atendemos. La extensión de los fenómenos de la violencia en la escuela y su complejidad exceden por tanto, en nuestro contexto, la capacidad comprensiva que ofrece el popularizado concepto de matoneo. La generalización de la idea de que la convivencia escolar se ve afectada sobre todo debido a la imposición violenta de unos estudiantes sobre otros lleva a identificar entre ellos a víctimas y victimarios, y lleva a algunos educadores a asumir el castigo, e incluso la exclusión a estos últimos como una de las principales prácticas relacionadas. El intento de atribuir dichos fenómenos a conductas individuales aisladas reduce la comprensión de los hechos y la capacidad de investigar las alternativas de respuesta. El discurso de una responsabilidad individual aislada frente a los hechos de la violencia en Colombia ha permeado gran parte

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de nuestro imaginario político y social, y se encuentra claramente vinculado con las características de la dominación y el ejercicio del poder. Es una visión que tiende a ocultar el carácter violento de prácticas tan comunes como la corrupción o la marginación y la desigualdad social.

culturas juveniles, entre otras, son algunas de las representaciones e imaginarios sobre la diferencia y la diversidad en nuestra sociedad; que cuando, en vez de ser valores –evidencias de su riqueza cultural– se convierten en factores de desequilibrio en los procesos sociales de vinculación.

La investigación activa puede ayudar a superar esta visión individualista y sancionatoria de la convivencia escolar; solo mediante la reflexión colectiva pueden identificarse las limitaciones de algunas representaciones aún comunes entre los profesores.

La legislación colombiana vigente sobre convivencia escolar, oportunidades para la aplicación de la investigación activa

Puede verse cómo, por ejemplo, las funciones de veeduría y transparencia en el manejo de los recursos públicos que le caben a las comunidades educativas tienden a ser ignoradas por los actores como aspecto decisivo de la formación, la práctica, la reflexión y la investigación en educación; o cómo los manuales de convivencia son defendidos o atacados a partir de argumentaciones que les equiparan a un código penal, sin que muchas veces se llegue a considerar la importancia jurídica y administrativa que como herramienta tienen para la garantía de derechos constitucionales tan básicos como el del debido proceso para los estudiantes y otros miembros de las comunidades educativas. Las prácticas docentes de convivencia no responden solo a problemas exclusivos de la escuela, las situaciones que le afectan cobran sentido a partir de las dinámicas sociales de los contextos en relación con ella como la familia, el barrio y los grupos sociales en emergencia. La diversidad cultural, las perspectivas de género, la discapacidad, el barrismo y las

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El marco legal que rige actualmente en nuestro país establece algunos espacios y recursos para una práctica de la convivencia escolar, que al sustentarse en los principios constitucionales del estado de derecho, establece actores, mecanismos y escenarios para una acción social reflexiva y dialógica. El gobierno escolar y el comité de convivencia son sus protagonistas, y el Proyecto Educativo Institucional (PEI) y el manual de convivencia son sus principales herramientas. En el Decreto 1860 de 1994, que regula la Ley General de Educación, el manual de convivencia es entendido como el elemento fundamental que da legitimidad al PEI, en cuanto da forma a una organización democrática de la escuela. Allí deben estar explícitos no solo reglas y procedimientos ante su incumplimiento, sino también los procedimientos para la resolución de conflictos, las regulaciones para la elección de los representantes ante los consejos que conforman el gobierno escolar y el funcionamiento de los espacios y medios de comunicación; de forma que desde allí la escuela se propone como una institucionalidad abierta a la toma de decisiones concertada y a la libre expresión.


Exploración etnográfica de las prácticas de convivencia: una experiencia de investigación-acción en la IED Ciudad de Villavicencio Carlos A. Mendez | Ángela M. Mesa

El 11 de septiembre del 2013, el Gobierno nacional formula el Decreto 1965 que reglamentando la Ley 1620 del mismo año, crea un sistema nacional de convivencia escolar y formación para los derechos humanos, los derechos sexuales, y para la prevención y mitigación de la violencia escolar. Para ajustar el manual de convivencia en esta perspectiva, se ordena incluir en él regulaciones alrededor de nuevas formas de acción como la investigación del contexto para el desarrollo de procedimientos pertinentes para la resolución de conflictos; el diseño de estrategias educativas para garantizar el ejercicio de los derechos humanos, sexuales y reproductivos, y la prevención y mitigación de la violencia. El sujeto de dichos compromisos, entre ellos el investigativo, es el Comité de Convivencia, que en el sistema nacional está articulado a comités locales, regionales y al nacional. Está compuesto por el rector, coordinadores, orientadores, representantes de padres, estudiantes y profesores. Se redefine como una instancia con la potestad de investigar y diseñar estrategias, lo que lo convierte en un escenario donde los principios de la investigación acción pueden encontrar espacio en el quehacer cotidiano de la escuela. Algunos otros aportes, por ejemplo en el campo de estudio de la resiliencia, pueden ser de utilidad a la hora de definir los objetivos institucionales de prevención de la violencia y promoción de la vinculación social positiva. Henderson y Milstein (2003) han identificado estrategias para construir resiliencia en el ambiente escolar y para mitigar los factores de riesgo, dos elementos esenciales en el manejo preventivo de las violencias.

El ciclo planteado por Henderson y Milstein (2003), reconocido como un abordaje de resiliencia en la escuela; identifica la necesidad de brindar afecto y apoyo a los participantes, establecer con ellos o transmitirles unas expectativas elevadas, brindar oportunidades de participación significativa, enriquecer los vínculos psicosociales, fijar límites claros y firmes y enseñar habilidades para la vida. Son múltiples y complejos los factores globales, nacionales y regionales que tienden a generar dinámicas sociales de instrumentalización y violencia, y que marcan los referentes sociales e históricos ante los que se debe formular alternativas de afrontamiento y de resistencia, a partir de la acción educativa civil dentro de un aparato estatal cuya legitimidad está en entredicho. Alternativas que sin más son propuestas sencillas de trabajo en las que cada uno de los entes y participantes del contexto educativo se involucren desde su papel en la escuela, sean conscientes de su acción individual y la fortalezcan como insumo de la acción colectiva, unidos por la búsqueda creativa de situaciones que permitan ver nuevas y mejores opciones de relación.

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Mauricio GutiĂŠrrez - https://jpgmag.com/people/MauricioGutierrez

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Recibido: 22 | 08 | 2013

Evaluado: 07 | 05 | 2015


El que es Nasa resiste Who is Nasa resists Quem é Nasa resiste

Nury Marcela Cetina Ramos | Pablo Ariel García Donato Camila Andrea Hernández Castillo


Resumen El artículo presenta los resultados de la investigación “Prácticas de resistencia en escenarios de emergencia social: comunidad Nasa Toribio–Cauca”. Esta investigación es de corte cualitativo, con enfoque hermenéutico, que busca identificar prácticas de resistencia generadas por la comunidad Nasa de Toribio-Cauca frente a las relaciones de poder que producen escenarios de emergencia social. Se realiza a partir de talleres de cartografía social resaltando las relaciones de poder, deseo y comunicación con grupos de adultos y los sitios de autoridad, miedo y gusto con grupos de niños y niñas. Adicionalmente, se realizaron entrevistas semiestructuradas. La comunidad Nasa se configura a partir de un escenario de emergencia social producido por relaciones de poder a partir de cuatro conflictos en el territorio: armado, social, económico y étnico. Ante estas relaciones de poder, la comunidad Nasa genera prácticas de resistencia resumidas en el proyecto Nasa, a través de la permanencia en el territorio, la Guardia indígena, la salud y educación propia, los proyectos productivos, la organización política y social, el diálogo con actores armados, los planes de contingencia, entre otras. Con este trabajo se busca visibilizar el proceso organizativo de resistencia de la comunidad nasa y dialogar con los autores trabajados en los referentes teóricos.

Abstract The articles presents the result of the research “Resistance practices in social emergency scenarios: Nasa community Toribio-Cauca”. This is a qualitative research with hermeneutic approach. It aims to identify resistance practices generated by the Nasa community in Toribio-Cauca in response to power relations that produce social emergency scenarios. The research is held from social cartography workshops, focusing on power relations, desire and communication with groups of adults and authority places, fear and likes with groups of children. In addition, semi-structured interviews were held. The Nasa community is configured from a social emergency scenario, produced by power relations from four types of conflict in the territory: armed, social, economic and ethnic. In response to these power relations, the Nasa community generates resistance practices summarized in the Nasa project, through the permanence in the territory, the indigenous Guard, the independent health and educational system, the productive projects, the political and social organization, the dialogue with armed people, the contingence plans, among others. With this research, it is intended to visualize the organizational process of resistance of Nasa community and to dialogue with the authors quoted in the theorical frame.


Resumo O artigo apresenta os resultados da pesquisa “Práticas de resistência em cenários de emergência social: comunidade Nasa Toribio-Cauca”. Esta pesquisa é de corte qualitativa, com ênfase hermenêutica, que busca identificar práticas de resistência geradas pela comunidade Nasa de Toribio-Cauca, frente às relações de poder que produzem cenários de emergência social. Realiza-se a partir de oficinas de cartografia social ressaltando as relações de poder, desejo e comunicação com grupos de adultos e os lugares de autoridade, medo e gosto com grupos de meninos e meninas. Adicionalmente, realizaram-se entrevistas semiestruturadas. A comunidade Nasa configura-se a partir dum cenário de emergência social produzido pelas relações de poder a partir de quatro conflitos no território: armado, social, econômico e étnico. Frente a estas relações de poder, a comunidade Nasa gera práticas de resistência resumidas no projeto Nasa, por meio da permanência do território, a Guarda indígena, a saúde e educação própria, os projetos produtivos, a organização política e social, o diálogo com atores armados, os planejamentos de contingência, entre outras. Com este trabalho busca-se visibilizar o processo organizativo de resistência da comunidade Nasa e dialogar com os autores trabalhados nos referentes teóricos.

Palabras clave resistencia, poder, emergencia social, comunidad, prácticas de resistencia. Keywords resistance, power, social emergency, community, resistance practices. Palavras chave resistência, poder, emergência social, comunidade, práticas de resistência.


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n el territorio latinoamericano han venido cambiando los modelos políticos que se gestaron basados en el neoliberalismo en las últimas décadas, aún no se puede decir que este modelo tenga sus días contados, aunque es evidente que demuestra en el ámbito mundial una continuidad en los condicionamientos a gobiernos, así como otras prácticas que ayudan a sostener su poder, pero se denota que entró en un agotamiento tanto teórico como práctico, sin que esto defina su verdadero final; esta época ha dejado unos modelos alternativos que históricamente han luchado por ganar el espacio que les corresponde en estas nuevas circunstancias mundiales, “no necesitamos alternativas, sino que necesitamos pensamiento alternativo de alternativas, porque muchas alternativas existen hoy, pero no son reconocidas como tales; son marginadas, son invisibilizadas, son excluidas, son despreciadas y también desperdiciadas” (Santos, 2009, p. 99). En ese contexto de cambios paradigmáticos, sobrevienen diversas expresiones alternativas que construyen procesos de organización sociopolítica enfocados a solventar las carencias evidenciadas por la falta de apoyo estatal. En este sentido las relaciones de poder desigual y excluyente configuran escenarios de emergencia social en los cuales las comunidades resisten a través de prácticas de resistencia, generando discursos y acciones que las orientan. La propuesta de investigación “Prácticas de resistencia en escenarios de emergencia social” se centra en conocer esas prácticas alternativas de resistencia que se desarrollan en el municipio de Toribio, departamento del Cauca, Colombia, donde los nasa presentan

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procesos de trabajo comunitario enmarcados en la lucha por el respeto y autonomía de sus territorios ancestrales, el que es nasa resiste. De esta manera, se propone, en relación con lo anterior, realizar un trabajo que permita evidenciar qué elementos se han configurado en el grupo social motivo de estudio, desde su acontecer histórico, económico, social, cultural, alimentario y educativo. Es decir, cómo se constituyen como colectivo para resistir, y de esta manera develar las relaciones de poder que constituyen a las comunidades en emergencia social, partiendo de la idea que solo se visualiza el poder cuando aparece la resistencia. A continuación se presentan cinco apartados, en los cuales el lector podrá identificar la propuesta investigativa desarrollada: apuntes sobre el campo semántico, elementos del diseño metodológico, resultados y conclusiones del diálogo con la comunidad.

Apuntes sobre el campo semántico El campo semántico se construye a partir de tres categorías: emergencia social, poder y resistencia.

Emergencia social… situación permanente no contingente La modernidad logró ordenar el mundo civilizado o el mundo de occidente hacia el ideal de desarrollo, progreso, avance hacia adelante, evolución, etc. Este paradigma ha permeado en los diferentes continentes y ha posicionado la idea de humanidad desde el lente de su lectura y ha impuesto una única forma de vida desde la civilización, en palabras de Martín y Schumann (1998),


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el modelo de civilización ideado un día por Europa ha demostrado sin duda no tener rival en cuanto a su dinamismo y éxito. Para los autores, esta promesa de la modernidad, de llevar luz a la oscuridad, de emancipar al ser humano, de lograr hacer realidad las ideas de la Revolución francesa, entró en crisis, se ha cuestionado, un cambio de época ha comenzado, puesto que ya no son el ascenso y el bienestar, sino la decadencia, la destrucción ecológica y la degradación cultural las que determinan la vida cotidiana de la mayoría de la humanidad. Diferentes autores hablan de la crisis del paradigma moderno que cuestiona el desarrollo, el progreso y la posibilidad de la estructuración de un proyecto de vida colectivo o individual en el escenario desolador de los alcances actuales del capitalismo que a la vez se ha convertido por una parte en progreso o civilización y, por otra, decadencia o barbarie. El desarrollo del capitalismo enmarcado en el paradigma moderno garantizaría que la humanidad disfrutaría del dominio de la naturaleza, del desarrollo científico, de los logros alcanzados por este orden, sin embargo, la realidad ha sido otra, la distribución de la riqueza no se ha dado como lo prometió la modernidad, cada vez hay más pobres y estos son más pobres que antes. Teniendo como punto de partida la modernidad y sus promesas, se reconocerán dos perspectivas diferentes; la primera hace referencia a autores que plantean la crisis como consecuencia de la modernidad y la segunda plantea que la modernidad tiene un orden en el cual se encuentra inmersa la crisis, de tal forma que esta hace parte de la modernidad. Un acercamiento a la crisis de la modernidad la realiza Ulrich Beck (1998), quien

se refiere a seis elementos que dan cuenta de la sociedad del riesgo: la relación con lo natural, la cual no es equilibrada, regímenes democráticos que dejan de ser democracias, la no claridad del papel del Estado, la inseguridad en el mercado, los cambios tecnológicos, que hacen que los bienes sean provisionales, desechables, y los cambios climáticos. Estos elementos, para Beck, producen una sociedad del riesgo, hoy puede convivir el confort capitalista con la barbarie (Rivero, 1998). La naturaleza sometida por el hombre cazador está siendo acabada, devastada, lo que origina un desequilibrio ecológico y una degradación de los recursos. El desarrollo industrial, las relaciones económicas, la tecnificación de la producción, el desempleo, pone en riesgo a la humanidad configurando una emergencia permanente. En esta crisis de la modernidad, que el autor llama segunda modernidad, las sociedades han perdido claridades, ya no es evidente ni el orden político, económico, la relación con la naturaleza, la protección de los ciudadanos, agravado por situaciones que generan los cambios tecnológicos y climáticos. Es una sociedad que cada vez pierde más el control, control que ofreció y prometió el paradigma moderno. En contraposición a las ideas de Beck, Jean Ziegler (2010), desde un punto de vista crítico, argumenta que no existe un desorden generado, sino que este nuevo orden establecido (el de la modernidad) es el que está produciendo la emergencia. La cual tiene que ver con la acumulación del capitalismo y para él, lo que ha producido la estructura y que ha existido siempre, es una depredación del norte y del occidente sobre el resto de la humanidad.

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Partiendo de esta discusión, la emergencia social puede ser vista desde dos posturas: emergencia social como la configuración de un escenario contingente, el uso jurídico de la emergencia social la ha definido como una situación económica o social de una población o grupo después de un hecho que transforma las condiciones de vida de las personas a poner en riesgo la satisfacción de las necesidades básicas o al amenazar la vida (inundación, deslizamiento, bomba, ataques por grupos armados) –escenario contingente–.

tituye. Un escenario de emergencia social lo vive un grupo excluido, en crisis permanente, que ha perdido su territorio, que es afectado por problemas ambientales (sequías, inundaciones, deslizamientos) o por problemas sociales producto de conflictos armados y violencia, proyectos de infraestructura, que no participa en escenarios democráticos y son más bien espectadores de políticas de Estado, que no cuentan con presencia estatal, con ingresos económicos que no suplen a satisfacción sus necesidades básicas y con escenarios educativos limitados.

La otra postura es que la emergencia social estructura la dinámica comunitaria, es una situación permanente. Autores latinoamericanos como Orlando Fals Borda (1970), Boaventura de Sousa Santos (2006), Paulo Freire (1993) y Leonardo Boff (2011) aportan tres conceptos clave para reconstruir la categoría de emergencia social: crisis, situación límite y exclusión. La emergencia se constituiría desde las estructuras mismas y no como una situación contingente. La crisis como “cuando las estructuras mismas han llegado a plantearse contradicciones o a sufrir incongruencias de tal entidad que no pueden resolver sin modificar sustancialmente sus propias formas y contenidos” (Borda, 1970, p. 41). Es decir, la emergencia social es producida por la estructura social que se instituye en la exclusión, en las relaciones de poder desiguales, y no como producto de algo temporal o momentáneo. La emergencia social es una situación límite que excluye a una comunidad y la configura en permanente crisis.

Poder y resistencia: fuerza y contrafuerza

En suma, la emergencia social no es una situación, un momento o una etapa en la vida de un colectivo, más bien es algo que lo cons-

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La resistencia es un espacio de creación y producción, el poder no controla todo y no determina la vida o las relaciones sociales, por esto hay espacio para la resistencia. Ante las situaciones límite, Freire (1993) afirma que hombres y mujeres tienen diversas actitudes, “las perciben como un obstáculo que no pueden superar, o como algo que no quieren superar, o bien como algo que saben que existe y que es preciso romper” (p. 194). Si bien la emergencia social es producida por relaciones de poder, queda espacio para la resistencia. La resistencia es un espacio de creación y producción, el poder no controla todo y no determina la vida o las relaciones sociales, por esto hay espacio para la resistencia. La cual reestructura las relaciones de poder y las relaciones sociales. Foucault (1979) propone la resistencia como producción, como una contrafuerza que busca contrarrestar la acción del poder. El poder atraviesa las relaciones sociales y produce dominación. El poder no está fijo, no está localizado, no es propiedad de algunos individuos, clases o instituciones, “estas relaciones


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descienden hondamente en el espesor de la sociedad, que no se localizan en las relaciones del Estado con los ciudadanos o en la frontera de las clases” (Foucault, 1976, p. 34). Se difunde en la vida cotidiana por medio de diversos mecanismos y prácticas sociales. Para el filósofo francés, la resistencia y poder son contrafuerza y fuerza, no existe la una sin la otra, Foucault (1977) dice que donde hay poder hay resistencia, el poder no es solamente una coerción, una mera imposición, sino que fluye y se transforma extendiéndose por toda la estructura social. Poder y resistencia son mutuamente constitutivos, “la resistencia no es reactiva ni negativa, es un proceso de creación y de transformación permanente; desempeña, en las relaciones de poder, el papel de adversario, de blanco, de apoyo, de saliente para una aprehensión” (Giraldo Díaz, 2006, p. 105). Tomando como punto de partida esta definición de poder–resistencia como fuerza y contrafuerza, es importante exponer que el grupo de investigación realizó una lectura de diferentes autores (Michael Hardt, Antoni Negri y Boaventura Santos, posteriormente con Manuel Castells, Raúl Zibechi, James Scott y Claudia Korol, y finalmente con Paulo Ferire y Henry Giroux) a la luz de esta propuesta de Michael Foucault, para revisar cómo se definirían entonces estas dos categorías. Retomando a Michael Hardt y Antoni Negri (2000), los autores coinciden con Foucault en que la resistencia es inherente al poder, la relación de estos dos conceptos no solo se constituye como categorías de análisis, sino que son dos caras de la misma moneda. El poder genera resistencia y a su vez intenta formas inéditas para seguirse manteniendo.

Foucault expone sobre el biopoder y la biopolítica, Hardt y Negri describen las nuevas características del imperialismo y analizan los cambios y adaptaciones del poder ante la resistencia. Por otra parte, los trabajos de Hardt y Negri, al proponer la resistencia como una posibilidad de construir para la trasformación social, proponen formas de resistir desde las organizaciones basadas en red y la multitud. Al contrario, Michael Foucault realiza una genealogía del poder y en su última etapa propone como forma de resistencia el cuidado del sí, o el sujeto ético, sin ahondar en un cambio o una transformación desde la esfera del sujeto del individuo. Este último aspecto descrito constituye una de las críticas que se le realiza al deconstruccionismo, puesto que habla de la arqueología con el fin de entender cómo funciona el poder y resistir sin proponer una transformación. La resistencia va más allá de la contrafuerza o el antagonismo, y una cabida para la utopía, la resistencia para la transformación. Hardt y Negri (2004) definen la resistencia como un arma contra la poderosa estructura. Boaventura de Sousa Santos (2003) busca reivindicar y dar voz a diferentes resistencias que superan desde el pilar de la emancipación la propuesta del paradigma moderno. Para Santos, la fuerza (poder) es el mercado y el Estado (pilares del paradigma moderno) y la contrafuerza (resistencia) la constituiría el pilar de la emancipación y lo comunitario. Una de las diferencias entre estas dos posturas es que, para los autores de Imperio y multitud, la resistencia está analizada desde el proletariado y los movimientos obreros y luego dan voz a otro tipo de resistencias articuladas en red. Mientras que para Santos, la

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resistencia se evidencia en grupos indígenas, movimientos feministas, grupos de gays, lesbianas, es decir, que encuentra otras prácticas que buscan desde la emancipación transformar sus contextos y las relaciones de poder superando la división de clases. Hardt y Negri, retomando conceptos trabajados por Foucault, proponen un paso adelante, pensando en transformaciones políticas ya no individualizadas, esta resistencia no es para ellos suficiente, por esta razón proponen una utopía común. Sin embargo, una de las críticas que puede realizarse a estos dos autores es que esta utopía sigue entrampada en la modernidad, “las luchas de resistencia tienen el impulso motriz de la lucha contra la miseria y la pobreza y un profundo anhelo de democracia auténtica de todos para todos basadas en relaciones de igualdad y libertad” (Hardt y Negri, 2004, p. 94). Mientras que Santos define la crisis de la modernidad y la idea de una propuesta alternativa desde la exclusión. Del mismo modo, se pudieron localizar autores que trabajan la resistencia desde los movimientos sociales y experiencias más allá del ideal de utopía para aterrizarlos en contextos locales y situados, como Manuel Castells, Raúl Zibechi, James Scott y Claudia Korol. James Scott (2003) retoma la resistencia como una renegociación discreta de las prácticas de poder, desde las prácticas culturales, desde el discurso oculto, acercándose a la propuesta de identidad cultural que propone Manuel Castells (2011). Por su parte, Zibechi (2008) resalta las prácticas ocultas desde la educación, la producción, la salud y las relaciones internas de los movimientos sociales. Para estos autores, el uso del concepto de

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poder no se queda en la subjetivación, sino que trasciende a la verbalización, es decir, el poder visto como la capacidad de hacer algo. Para Claudia Korol (2006), la resistencia se da desde la formación política. A diferencia de Foucault, para el segundo y tercer grupo de autores la resistencia es una contrafuerza desde lo colectivo y comunitario. Por último, es importante resaltar la educación como una práctica de resistencia. Para Paulo Freire (2009), la resistencia es un acto de poder para combatir los sistemas opresores y la constante homogenización. Hardt y Negri (2004) proponen la resistencia dentro de la estructura de poder, de esta manera los procesos de formación, a pesar de hacer parte de los dispositivos de poder, son escenarios de resistencia. Freire analiza las posibilidades de resistencia desde relaciones de opresores y oprimidos, en diálogo con Claudia Korol, la resistencia surge en condiciones de marginalidad y vulnerabilidad. Otro autor que aporta desde el escenario educativo es Henry Giroux (2004), se evidencian prácticas de resistencia desde el lenguaje oculto en la escuela, aproximándose a James Scott. Para este autor, así como para Santos, Zibechi, Freire y Korol, la resistencia debe ser reveladora, crítica de la dominación y que genere autorreflexión y la lucha en el interés de la emancipación propia y de la emancipación social. Es decir, la resistencia también es un accionar colectivo y grupal de acuerdo con los demás autores. En suma, la emergencia social genera unas prácticas de resistencia desde las cuales un colectivo enfrenta las relaciones de poder que la configuran. Las prácticas de resistencia pueden ser leídas como: trabajo en red, como las plantean Hardt y Negri; emancipación,


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como lo propone Santos; prácticas culturales, desde James Scott; prácticas alternativas, desde la lectura de Zibechi; identidad cultural, propuesta de Castells, formación política desde la postura de Claudia Korol, como un Plan Educativo Comunitario, proyecto de Paulo Freire, y como crítica a la dominación y contrahegeminia, argumentado por Giroux.

Diseño metodológico Antes de hablar del método de investigación, es importante precisar cómo se concibe el conocimiento, y para eso se recurre nuevamente a Boaventura Santos (2009) sobre su propuesta del paradigma emergente que se basa en el conocimiento para una vida decente en el cual no solo es necesaria una revolución científica, sino generar un paradigma social, la ecología de saberes investigación hacia afuera, rescatando todo aquello que queda por fuera de la academia. Desde esta propuesta, se busca superar las distinciones insustituibles: sujeto/objeto; individuo/colectivo; objetivo/colectivo. Hay un rechazo al positivismo lógico o empírico o el mecanicismo materialista o idealista. Propone que la distinción entre conocimiento científico y conocimiento vulgar tendrá que desaparecer, un diálogo entre las diferentes formas del conocimiento. La relación entre sujeto objetos se subvierte. El conocimiento se construye al servicio de la transformación, total desde lo local. Los procesos de investigación y producción de conocimientos utilizan la pluralidad de métodos La investigación cualitativa ofrece entre muchas otras ventajas para este tipo de estudio la posibilidad de crear vínculos comunicativos que se van a reflejar en obtención de mejores y más fiables datos

para el estudio por la comunicación que se da de forma más horizontal entre el investigador y los investigados, componiendo espacios con mayor naturalidad que facilitan el estudio de factores sociales en escenarios naturales. Según Dávila (citado en Delgado y Gutiérrez, 1999), en una investigación cualitativa son los objetivos los que definen el proceso de investigación, el mundo simbólico capturado mediante discursos no puede referir premisas previas, lo que se pretende es la determinación dialéctica de los sentidos. Es así como la investigación cualitativa brinda las herramientas afines al interés investigativo del grupo, pues estas son aplicables a la realidad social donde se contemple el contexto, las subjetividades de los individuos y comunidades dando la posibilidad al investigador de acercarse a estos grupos. Además, permite recuperar de los sujetos su experiencia, su percepción, su criterio referido a lo que se investiga, saber sobre sus costumbres, su cultura, maneras de pensar y proceder. Al hablar de metodología cualitativa, se busca describir e interpretar ciertos fenómenos humanos, frecuentemente en las propias palabras de los sujetos y lograr así acceder al conocimiento de la realidad y entender la visión del sujeto. Para el grupo de investigación es muy coherente desarrollar el trabajo investigativo con un enfoque de orden cualitativo, ya que los estudios de este tipo y las características de este método antes descritas son de gran importancia en la medida que ofrecen una aproximación metodológica en la indagación del sentido de las acciones sociales, al partir del supuesto filosófico de que la realidad se construye socialmente y por lo tanto no es independiente de las personas.

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Se emplea el tipo de investigación cualitativa, utilizando dos técnicas para la recolección de la información: cartografía social y entrevista semiestructurada. El enfoque utilizado para la investigación es hermenéutico, es “una reflexión sobre el fenómeno de la comprensión humana” (Herrera, 2009, p. 119). La hermenéutica es la metodología utilizada para la interpretación de textos. Interpretar se concibe como un medio de comprensión que descubre en profundidad, que no se queda en una comprensión momentánea y efímera.

Cartografía social La cartografía social expresa una nueva mirada de los espacios sociales que tiene el propósito de rescatar lo múltiple de las subjetivaciones, de lo plural y del saber que los actores sociales tienen sobre su cotidianidad. En este sentido, la cartografía social tiene implicaciones políticas, pues resalta aquello que configura las subjetividades, revelando como lo social es construido y percibido por los actores sociales, desde la multiplicidad de prácticas y discursos. Para la construcción de los mapas sociales, se deben tener en cuenta las personas que se inscriben y hacen parte de esa realidad que se busca comprender y transformar. En estos es de mucha importancia el manejo de líneas, energías y nodos. De esta manera, se habla de tres tipos de líneas que definen el mapeo: líneas de comunicación, líneas de deseo y líneas de tensión. A cada una de las líneas se les asignan componentes que posibilitan diversidad de conexiones. Entre tanto, el mapa es una red que hace visible lo invisible en el territorio y que muestra tensiones.

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A partir del panorama del diseño metodológico, se escogió una muestra compuesta por diferentes actores comunitarios nasa con diversos perfiles, indígenas y mestizos que se identifican bajo el único título de nasas, quienes se constituyen como base fundamental y autores de relatos y mapas sociales, que visibilizan sus dinámicas comunitarias, por efectos de seguridad y solicitud propia ellos proponen evitar hacer mención de sus nombres, puesto que sus descripciones y ejercicios de cartografía evidencian información que puede poner en riesgo su integridad. Se realiza un único encuentro con los participantes en diferentes escenarios del resguardo tanto para el taller de cartografía social como para el de entrevistas, en el caso del taller de cartografía se agrupan de la siguiente manera: seis docentes de diferentes instituciones educativas de los resguardos (indígenas y mestizos), personas con formación comunitaria y amplia experiencia frente al tema de la resistencia desde la educación. La repetición de relatos y hechos por parte de los participantes facilitó identificar líneas comunes de vivencia, historias y experiencias que permitieron realizar el proceso de visibilización de las prácticas comunitarias. El otro grupo de participantes se organiza de la siguiente manera: 3 niñas y 7 niños habitantes del casco urbano del municipio de Toribio entre los 8 y 13 años, quienes desarrollan el ejercicio y durante este mantienen un diálogo permanente que permite identificar otros aspectos adicionales a los graficados. Durante el desarrollo del taller con los docentes, se les solicita ubicar de manera individual el croquis del municipio de Toribio, algunos relacionaron en este los otros


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Figura 1. Mapa número 2.

resguardos (San Francisco y Tacueyó) como puntos de referencia, posteriormente se solicita que en este plasmen los lugares, espacios o actores que representaban poder, comunicación y deseo; adicionalmente, durante este tiempo son grabadas las intervenciones y explicaciones del ejercicio para ser usados como material de apoyo. (Figura 1). Para el taller de cartografía social realizado con niños y niñas, se les sugirió primero que dibujaran diferentes lugares del casco urbano y posteriormente delimitaran los lugares que para ellos representaran autoridad, lugares que producían miedo y lugares que les gustan, cada uno de estos ítems

ubicándolos con un color diferente para después realizar la división por capas (colores), al igual que en los mapas realizados con los adultos. (Figura 2).

Entrevista semiestructurada Se reconoce como uno de los procedimientos cotidianamente más utilizados en los estudios con enfoque cualitativo, allí el investigador no se limita únicamente a realizar preguntas sobre el tema que le interesa estudiar, sino que debe advertir el lenguaje de los entrevistados y fijarse en el significado que estos le confieren en el espacio donde habitan. Se denomina semiestructurada

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Figura 2. Mapa número 7.

porque desde un inicio se define cuál es la información principal que se quiere obtener. Para las entrevistas semiestructuradas se realiza un trabajo con cuatro líderes y lideresas de la comunidad, quienes se han caracterizado por su participación en procesos políticos y comunitarios como la emisora comunitaria, el cabildo, organizaciones juveniles, entre otros. Este ejercicio se realiza en un único encuentro con cada líder, privilegiando así la obtención de datos a través de la interlocución basada en un instrumento que permitió dar la secuencialidad requerida para el proceso. Para el análisis de la información obtenida se utilizó el programa informático Atlas.ti.

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Este programa permite realizar un análisis exhaustivo de datos cualitativos obtenidos de diferentes medios, en este caso para el análisis de la información proveniente de las entrevistas semiestructuradas, este es precisamente el más indicado para llevar a cabo la tarea básica que enfrentan muchas investigaciones cualitativas, que tratan de integrar en una red estructural compleja los procesos psicológicos, los sociales, los antropológicos, los sociopolíticos y otros. Estas tareas se vuelven casi imposibles de abordar con los procesos normales y simples de la reflexión humana corriente; por eso, la ciencia tradicional ha reducido casi siempre su trabajo a la relación de una o pocas variables: inde-


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pendientes y dependientes. En las realidades humanas cotidianas biopsicosociales entran normalmente en acción docenas de variables en una interacción recíproca y con muy variados tipos de relaciones.

Resultados y conclusiones del diálogo con la comunidad nasa Se puede develar que factores nombrados en la construcción de la categoría de emergencia social, en algunas comunidades son apenas algunas características de la emergencia social, ya que esta es configurada por un contexto y diferentes relaciones de poder que constituyen la crisis y las situaciones límite. La emergencia social entonces no es un estado excepcional, es un estado permanente, es una situación que excluye a una comunidad y la configura en permanente crisis. La categoría resistencia ha sido utilizada para caracterizar oposiciones, luchas, movimientos y acciones de comunidades o colectivos. Para la comunidad nasa es una forma de vida que inicia desde la invasión española, sigue en la época de la República, se extiende durante el siglo XX contra los terratenientes del Cauca y hoy en día se expresa en la lucha por la autonomía y el territorio, una lucha contra el modelo económico imperante, la entrada de multinacionales, intereses económicos y políticos de izquierda y la explotación minera propuesta con más fuerza por los últimos gobiernos y el conflicto armado. Los indicadores de sociedades en riesgo planteados por Beck son insuficientes para caracterizar la emergencia social en comunidades de nuestra latitud, como los nasa. Por

esta razón, es importante destacar que las miradas de autores de occidente sirven para hacer lecturas de las realidades de las sociedades del sur, sin embargo son insuficientes, de esta manera es importante tener en cuenta la invitación de Boaventura Santos a hacer un uso contrahegemónico de la ciencia hegemónica, desde la ecología de saberes. Una descolonización del pensamiento, leer con mejores lentes otras realidades. Desde este horizonte podemos concluir que la comunidad de Toribio Cauca puede ser leída como una comunidad en escenario de emergencia social por ser un grupo: • Históricamente excluido, la comunidad de Toribio Cauca se ha constituido desde el conflicto étnico permanente y a partir de este ha configurado las dinámicas comunitarias. “Lo que hemos logrado identificar es una reconstrucción histórica de 500 años, toda la comunidad nasa tiene muy claro que no hubo descubrimiento de América sino todo el genocidio del movimiento indígena, de los indígenas en Colombia. Colombia, por ser un país de comunidades indígenas, no sé cuántos indígenas habitarían en esa época, el denominado descubrimiento resultó ser un genocidio, y ese genocidio prácticamente acabó con gran parte de la población indígena”. En la actualidad, dicha situación es una constante desde las políticas estatales hasta la cotidianidad, evidenciada en el poco reconocimiento social, político, económico, etc. de las comunidades indígenas. En diálogo con el sociólogo colombiano Orlando Fals

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Borda (1970), los altos niveles de exclusión de algunas comunidades son generadas por la crisis permanente. • Que ha perdido su territorio, del mismo modo la emergencia social de la comunidad nasa parte de la defensa del territorio ante la pérdida que históricamente ha tenido sobre el territorio ancestral y las diferentes amenazas a la que es sometida. En el momento la disputa por el territorio de actores armados y los intereses económicos del mismo, a esto sumándole las políticas de Estado de apertura de inversión, son problemáticas que se agudizan “y eso va a ser peor, y sabemos que por eso es que nos quieren sacar de aquí como sea, a las comunidades indígenas de este territorio”. • Que es afectado por problemas ambientales (sequías, inundaciones, deslizamientos) o por problemas sociales producto de conflictos internos, proyectos de infraestructura o políticas de Estado. En el caso de la comunidad de Toribio, los problemas ambientales que se enfrentan están ligados al no equilibrio en la relación con las fuerzas de la naturaleza, causado por el uso desmedido de los recursos que esta le provee al ser humano. Los problemas ambientales a los que hacen mención no significan una amenaza para la comunidad, estos pueden estar originados por desequilibrios. “Hemos tenido también, después del año pasado que no se había visto una invernada larga larga, un invierno largo largo y de las cosas que nunca se habían visto, empezaron que dizque las avalanchas”. Para los indígenas, una forma de resistir ante las afectaciones de tipo natural es a través del poder espiritual.

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• Que no participa en escenarios democráticos, y son más bien espectadores de políticas de Estado. En el caso de la comunidad nasa, podemos caracterizar una organización política participativa al interior, sin embargo el escenario en relación con el Estado no es ni democrático ni participativo, sobre este expresan: “La colonización, que lógicamente está auspiciada por el Estado colombiano, esos son los principales actores que han hecho esa especie de etnocidio en Colombia”. “Uno dice en este momento, miren, el 91 logró consolidar lo que el Proyecto nasa inició en los 80 sobre recuperar la identidad, en la Constitución del 91 ya estamos reconocidos. Eso aparentemente, ese triunfo es una cosa que no hemos podido gozar ni disfrutar, que hay una especie de desesperanza en el sentido de que a este movimiento indígena lo atacan tres tipos de conflictos, un conflicto étnico que es que el Estado no reconoce la diversidad étnica ni cultural”. • Que no cuenta con presencia del Estado (la no claridad del papel del Estado), el Estado para la comunidad nasa representa la amenaza de apertura del territorio para la inversión del capital privado nacional o extranjero que se agudiza con las políticas neoliberales y en la actualidad con la locomotora minera. El Estado colombiano ha sido incapaz de cumplir con acuerdos sostenidos y respetar la autonomía indígena. Adicionalmente, la presencia estatal se traduce a la milita-


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rización del territorio y la vinculación de comuneros nasa del Resguardo de Toribio en las dinámicas de ayudas estatales asistencialistas: “Podríamos hablarlo a través de los programas de acción social que son los que llegan al municipio, pero nosotros en algún momento planteamos quién le dijo al gobierno que las ayudas que da acción social son las necesarias, y puede ser como cuando a uno le duele la cabeza y le dan el medicamento que cubre el POS o sea, te pasa el dolor pero esa no es la solución a tu enfermedad de raíz”. • Con ingresos económicos por debajo de la satisfacción de sus necesidades básicas. Es importante destacar que, a pesar de los proyectos productivos, no todas las personas que componen la comunidad se vinculan a estos, por tanto se encuentran ante ofertas laborales que ofrecen ingresos mínimos que no satisfacen plenamente sus expectativas, así pues esta situación expone a dichas personas a recibir propuestas para el desarrollo de actividades como la utilización de mano de obra barata por parte de terratenientes en la zona. • No cuentan con acceso a educación y tecnología. El poco acceso a la tecnología o el abuso del uso de la tecnología es un indicador que puede ser más usado en comunidades en riesgo desde las consecuencias de la modernidad, en el caso de la comunidad nasa, hay un acceso limitado al uso de tecnología. Del mismo modo, el escenario educativo es limitado, las políticas educativas impuestas por el

gobierno central desconocen el derecho de los indígenas a una educación propia: “Hay un punto muy importante para la resistencia que es lo educativo, este tema está en construcción, es un tema que los convenios internacionales y la constitución dice que las comunidades indígenas tienen derecho a una educación propia, que es lo que el Estado hasta ahora no ha permitido porque los planes educativos están construidos desde allá y no desde acá y se aplican de esta manera y se aplican de manera vertical”.

Poder–resistencia El escenario de emergencia social de la comunidad nasa en Toribio Cauca ha sido producido por unas relaciones de poder ante las cuales la comunidad resiste. Las prácticas de resistencia que genera la comunidad nasa leídas a la luz de los autores presentadas son variadas.

Trabajo en red Para Hardt y Negri (2000), el poder está constituido desde el modelo económico, ejercido por las multinacionales y el capitalismo, en la comunidad nasa, tomando como referencia estos autores, la relaciones de poder que generan la emergencia estarían caracterizadas por el modelo económico que se quiere imponer, por el modelo neoliberal y las políticas de afuera. “Las multinacionales, el hecho de que estén por ingresar y algunas ya estén dentro de nuestro territorio, eso es

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un riego muy grande que se teme por parte de nosotros de las comunidades”. “Lo otro es a nivel económico, la construcción de un modelo de desarrollo, el embate es lo económico, hoy estamos metidos en la globalización y ese es el principal riesgo que tiene nuestra sociedad indígena de ser absorbida”. Del mismo modo, la resistencia para los autores es el trabajo en red, en este sentido podríamos decir que una de las prácticas de resistencia de la comunidad nasa es la articulación de la comunidad con otros movimientos indígenas y organizaciones internacionales como forma de visibilización de su contexto y logrando el apoyo nacional e internacional: “El aporte grande que han hecho las personas que no son nasas y que han llegado hasta nuestro territorio admirando y dándonos mucha fuerza y mucho valor para continuar para seguir defendiendo esto, han sido muchas las personas que contamos en este gran caminar de los pueblos y de los territorios indígenas y ha sido fundamental también el aporte no solamente de gente en Colombia sino gente también de otros países”.

Emancipación A partir de este análisis, ¿qué es poder y qué es resistencia? Retomando a Santos (1998), el poder entonces estaría reflejado en las lógicas del modelo económico que giran alrededor del mercado y en las políticas de Estado, como lo recalcan los participantes:

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“Donde ya les dije lo más agresivo que hay para las comunidades indígenas hoy, es el modelo ahora, nosotros estamos muy expuesto a eso por nuestra ubicación geográfica, estamos pegados al departamento del Valle, de hecho nos entra más fácil la globalización, si ustedes se van para Tierradentro encuentran menos influencia de la globalización y encontraran una población 100% cultural”. “En la actualidad quienes son los principales, quiénes amenazan en este sentido, quiénes son, diríamos la Política de Estado es totalmente amenazadora, no respeta cultura, pero la Política de Estado”. En la comunidad de Toribio, lo comunitario, el Proyecto nasa, sería la llamada a realizar esta contrafuerza valiéndose de la emancipación. La recuperación de los proyectos ancestrales: “Porque la filosofía nasa también es esa, un indio que no tiene tierra no es indio porque hay como unas raíces, es tanto que cuando uno nace aquí le quitan el ombligo y el ombligo es enterrado en la casa en el fogón para que no se vaya de la casa y viva siempre al calor del fogón se entierra en un lugar cercano, cerca al fogón. Entonces Álvaro hizo esa recuperación de todos esos valores y empezó a formar. Una práctica de resistencia que todavía conserva esta comunidad indígena que tiene que ver con recuperar unos valores, unos principios. Ustedes saben que los principios suyos, míos, los de cualquier persona. Una


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persona de principios tiene una estructura, el movimiento indígena considera que a partir de los principios que tiene que ver con la reciprocidad, es una manera de luchar, al modelo la reciprocidad y la solidaridad, es una forma de luchar contra el modelo. Desde esta lectura, es importante destacar que la comunidad resiste y busca transformar sus realidades. Para Santos, la transformación surge desde comunidades históricamente dominadas y excluidas. Otro de los aspectos importantes del trabajo del autor es la idea de que el poder de la modernidad no lo abarcó todo, dejó por fuera del poder, excluyó y aisló conocimientos, saberes, colectivos y comunidades. Aspectos que constituyen lo emergente, es decir, la resistencia. El Proyecto nasa emerge.

Prácticas culturales En la lectura de James Scott (2000) y sobre la pregunta ¿qué es poder y qué es resistencia? Se pudo establecer que el poder es la dominación y la resistencia son prácticas culturales que se encuentran en un discurso oculto. En el caso de la lectura de la experiencia de la comunidad nasa, pudimos revisar que como parte del conflicto social se ha presentado un conflicto interno en la comunidad, donde también se ejercen relaciones de poder. En este caso los jóvenes han presentado cuestionamientos ante la autoridad del Cabildo, que se manejan en las conversaciones privadas: “Ese chico es de la gallada de mi hijo y el día que ellos fueron a contarme todos lloraron de verlo como estaba de reventado y horrible, ellos me hacían el cuestionamiento de que si ese era el

cabildo, que si eso es lo que tenemos aquí como autoridad, que eso era un abuso del poder y lloraban y ese día llegaron a mi casa 17 jóvenes quejándose, muchachos de 14, 15, 16 y 17 años odiando el Cabildo por esa actitud, y entonces nosotros tratando de hacer un proceso de sensibilización, de que si eran errores que se estaban cometiendo, pero pues que debíamos de hacer un proceso de reconciliación pero para el pelao que está en esa edad, difícil, entonces como esos casos hay muchos que la autoridad se descacha en ejercer el proceso de autoridad”.

Prácticas alternativas La experiencia de Raúl Zibechi en el estudio de la resistencia en diferentes puntos de Latinoamérica nos permite ver de una manera más clara relaciones de poder y prácticas de resistencia de la comunidad Nasa. Para este autor, el poder lo constituye lo hegemónico, el control de los pobres (en este caso de la comunidad nasa –indígenas y no indígenas–) a través de la militarización del territorio y de los planes sociales, expuestos en el apartado de poder, “desde este punto de vista, los planes sociales y la militarización de las periferias pobres son dos caras de una misma política, ya que buscan controlar a las poblaciones que están fuera del alcance de los Estados” (Zibechi, 2008, p. 22). “De hecho, uno se queda aterrado, hay más militares que población civil hoy en nuestro municipio, están en la montaña, en el puesto de policía, adentro y afuera, eso es un búnker inmenso, un

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día nosotros fuimos a prestar guardia y regresamos a la una de la mañana aquí al pueblo y nos dejaron aquí en la esquina, en el parque no le cabía un militar donde sentarse, soldados. Entonces yo preguntaba y me dijeron que habían llegado cuatro móviles, se unieron hoy aquí, y esto está muy militarizado”. Del mismo modo, es importante resaltar que para Zibechi (2008) la resistencia se configura a través de prácticas alternativas desde temas como la salud, la educación, los proyectos alternativos y las relaciones internas. La forma como cuidan la salud, como se auto educan, como se producen alimentos y como los distribuyen, no son mera reproducción del patrón capitalista sino que – en una parte considerable de esos emprendimientos- vemos una tensión para ir más allá, poniendo en cuestión las formas de hacer heredadas (Zibechi, 2008, p. 208). Sobre esto, los nasa resisten: “Y el tema de salud, pues lógicamente acá hay otra lucha interna que es reconocer la salud propia, porque también está hecha desde arriba, planes obligatorios de salud, es lo que diga el gobierno central, pero resulta que los nasa tenemos otra forma de ver la salud, que es a través de lo espiritual, porque eso no lo reconocen los sistemas de salud, a pesar que la constitución dice en las comunidades indígenas debe ser diferente, ahí también hay un proceso de construcción de resistencia”.

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“Hay un punto muy importante para la resistencia que es lo educativo, este tema está en construcción, es un tema que los convenios internacionales y la constitución dice que las comunidades indígenas tienen derecho a una educación propia, que es lo que el Estado hasta ahora no ha permitido porque los planes educativos están construidos desde allá y no desde acá y se aplican de esta manera y se aplican de manera vertical. Entonces, sin embargo aquí desde la Constitución de los noventa se construye el proyecto educativo comunitario, que es el proyecto educativo institucional, esto ha permitido unos cambios de generar una formación académica más en el sentido alrededor de lo que es la resistencia en el territorio, pero una especie de sentido de pertenencia. Entonces las escuelas hoy dan la formación mucho más acorde a la realidad del pueblo indígena no es lo ideal, pero es un gran arranque que han logrado ellos, sobre todo las escuelas, en primaria, tenemos la debilidad en la secundaria donde no se trabajó el PEI, donde no se ahondó en el PEI, tenemos esta gran debilidad. Pero en primaria se ha logrado avanzar mucho, en los planes de contingencia en ese tema de resistencia, de hecho ellos manejan unos núcleos que tienen que ver con todo el proceso de los planes de vida”. “Hay muchas otras alternativas, por ejemplo el mármol. Proyectos productivos que apuntan a generar resistencia. Esa es la resistencia que no es total, todavía nos tienen bombardeados con productos extranjeros, pero


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por lo menos tenemos una muestra de lo que es hacer resistencia, ahora la idea de las empresas es que generen utilidades, pero no para una persona sino para un fondo común. De hecho el cabildo Tacueyó logró fortalecer un fondo rotatorio, a la gente no se le regala, porque si se le regala la gente no valora, entonces a la gente se le presta, la gente devuelve y ese fondo se va rotando. Eso es autonomía económica, la idea es generar autonomía, ahí vamos”. “La solidaridad está representada en lo que hace la Guardia indígena, en lo que hace el Cabildo, en lo que hace el Gobernador indígena, en reconocernos nosotros como autoridad propia, entonces nosotros resistimos, a nosotros nos gobierna la justicia externa, la Fiscalía y toda esa cuestión no nos gobierna eso es allá para esa otra sociedad, para nosotros la máxima autoridad es el Cabildo indígena, de hecho la idea es fortalecer uno de los puntos de la plataforma de lucha, el CRIC, fortalecer los cabildos, hoy están totalmente fuertes”.

Identidad cultural nasa Siguiendo la lectura de Manuel Castells (2011), el poder estaría concebido desde la identidad legitimadora, la cual es conferida por el Estado y la sociedad colombiana, que consideran a las comunidades indígenas sociedades incipientes, esto fue ampliamente trabajado en el conflicto étnico.

“Entonces miren: el Estado es uno, la Iglesia es otra que nos doblega y nos somete totalmente y ponen en riesgo la desaparición del indígena en Colombia. Y la colonización que lógicamente está auspiciada por el Estado colombiano, esos son los principales actores que han hecho esa especie de etnocidio en Colombia”. El autor propone como resistencia la identidad cultural para resistir a la identidad dominante, en este caso la comunidad nasa estos puntos de recuperación de la cultura se encuentran condensados en la propuesta del Proyecto nasa: “El CRIC se funda en el 71 en Tacueyó con una plataforma de lucha que tiene siete puntos, siempre se habla de siete puntos, fortalecer los cabildos, recuperar las tierras, no pagar servicio militar, la educación bilingüe, algo así como la salud propia, maestros bilingües. Son siete puntos fundamentales. El primer congreso del CRIC lo hacen acá en Toribio, el segundo se hace en la Susana, arranca todo un proceso que venía de la resistencia, se comienza a construir autonomía, recuperación de tierras, para, a partir del 80, decir vamos a hacer alternativas en el 80 es un proceso muy importante para nosotros” (Entrevista 4:9).

Formación política nasa Para la autora argentina Claudia Korol (2006), el poder está expresado en la dominación, la opresión, la marginalidad y vulnerabilidad, en el caso de los nasa, expresado en el conflicto social, armado y económico.

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La resistencia se puede leer desde la formación política y la indignación, el Proyecto nasa es entonces el escenario de formación política, teniendo en cuenta que la educación propia para los nasa sobrepasa los límites de la escuela y tiene su base en escenarios comunitarios, inventando “una identidad de resistencia que favorezca el reconocimiento de quienes sufren la opresión en diversas formas, no solo las que se originan en la explotación económica, sino también las múltiples maneras con que se ejerce la dominación” (Korol, 2006, p. 219) “Un ejercicio de resistencia, a nosotros por años nos han maltratado, nos han tenido allí, nos tuvieron dominados, pero nosotros decimos va quedando la semilla, y como dice la canción más árboles nacerán, mataron uno, pero nacen mil y así va a ser, así es la semilla es como la semillita que se siembra”. “Vamos a seguir y vamos a seguir siendo como dicen a veces, como decían ayer cuando estábamos taponando allá –otra vez los indios del Cauca, otra vez y es que no tienen oficio, por qué no se van a coger café. Y nosotros decíamos –otra vez y esta apenas es la tercera, espere que todavía falta, todavía falta, siempre y cuando estén en la negación de nuestros derechos, nosotros esa es la forma de manifestarnos frente a todas estas cosas”.

Plan educativo comunitario Leyendo el poder y la resistencia en Paulo Freire (2009), el poder se nombra como los sistemas opresores que en el caso nasa esta-

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rían constituidos por las políticas de afuera, los estándares de calidad y lineamientos curriculares para el caso de la educación. Y la resistencia sería entendida como la Educación Liberadora, los proyectos educativos esperanzadores que busquen la salida a la educación bancaria, en el Proyecto nasa esta práctica de resistencia estaría reflejada en los Planes Educativos Comunitarios, en la reivindicación del Proyecto nasa de educación propia. “El trabajo que él siempre hizo yo lo recuerdo porque los últimos años de estudio él me visitaba y me decía: estudien muchachos, estudien, para que cuando vengan a la comunidad vengan a servir, no estudien para crecer y tener sino para servir, eso fue algo que él nos sembró en el corazón y eso fue él”.

Crítica a la dominación Por último, en diálogo con Henry Giroux (2004), el poder hegemónico estaría representado en las políticas de Estado y la resistencia en las prácticas contrahegemónicas, caracterizadas por la crítica a la dominación, “La resistencia debe tener una función reveladora, que contenga una crítica de la dominación y ofrezca las oportunidades teóricas para la autorreflexión y la lucha en el interés de la emancipación propia y de la emancipación social” (Giroux, 2004, p. 145). La resistencia nasa está centrada en la lucha por la autonomía, que significa la construcción de su propio poder, en una pugna con el Estado y con el modelo económico.


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“Prácticamente estaríamos perdidos si estas estrategias que trae el gobierno y todas sus leyes llegaran a implementarse en su totalidad en nuestros territorios. Y hay una campaña grande que hacemos los comunicadores, las mujeres, la Guardia indígena, los jóvenes con su movimiento juvenil, es tratar de que la gente que está aquí en el territorio conozca la problemática, conozca las afectaciones que pueden perjudicar a nuestras comunidades, a nuestras familias”. En suma, la comunidad nasa resiste ante el conflicto armado, el conflicto social, el conflicto económico y el conflicto étnico, los cuales generan un escenario de permanente crisis, de situaciones límite, de riesgo, de emergencia social. Como el poder es fuerza, solo se nota como fuerza porque hay algo que la resiste. Solo se visualiza el poder cuando aparece la resistencia. El mismo poder genera la posibilidad de resistencia o contrapoder. Foucault explicó que donde hay poder hay resistencia, el poder no es solamente una coerción, una mera imposición, sino que fluye y se transforma extendiéndose por toda la estructura social. Poder y resistencia son mutuamente constitutivos. La resistencia en la comunidad nasa es la vida misma, y no una vida individual, sino la vida comunitaria. Conocer la resistencia nasa es como (…) Usar un catalizador químico para traer a la luz las relaciones de poder, ubicar su posición, encontrar sus puntos de aplicaciones y los métodos usados. Más que analizar el poder desde el punto de vista de su racionalidad

interna, consiste en analizar relaciones de poder a través del antagonismo de estrategias (Foucault, 1988, p. 5). Para concluir, retomemos la definición de resistencia que realiza un exgobernador nasa: “¡Esa pregunta está muy buena! Mire, resistencia, uno diría. Para mí, la resistencia es esa construcción de autonomía para no depender, para depender lo menos posible de lo de afuera”. “Que desafortunadamente esa resistencia pesa mucho, porque la idea de vivir en un territorio es vivir con la menor carga posible. Entonces, para poner un ejemplo para nosotros, la resistencia es bastante pesada, nos pesa mucho, nos cuesta mucho trabajo sostener la resistencia. Porque la resistencia para nosotros se volvió el celular, la motocicleta, el salario, el computador, el vestuario se nos volvió resistencia”. “A nosotros por años nos han maltratado, nos han tenido allí, nos tuvieron dominados, pero nosotros decimos va quedando la semilla, y como dice la canción, más árboles nacerán, mataron uno pero nacen mil, y así va a ser, así es la semilla, es como la semillita que se siembra”.

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Mauricio GutiĂŠrrez - https://jpgmag.com/people/MauricioGutierrez

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Recibido: 19 | 08 | 2014

Evaluado: 14 | 05 | 2015


Las estéticas en jóvenes escolarizadas, su sentido y significado Aesthetics in young educated women, its meaning and significance As estéticas em jovens escolarizadas, seu sentido e significado

Karol Lilian Corredor Sánchez* | Carlos Alfonso Rojas† **

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Licenciada en Educación Básica con Énfasis en Ciencias Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Magíster en Desarrollo Educativo y Social de la Universidad Pedagógica Nacional. Institución Educativa Compartir (Soacha). karlisa0207@gmail.com

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Psicólogo de la Universidad Antonio Nariño. Magíster en Desarrollo Educativo y Social de la Universidad Pedagógica Nacional. Corporación Tecnológica de Bogotá. psicocarlosrojas@gmail.com


Resumen Esta investigación tiene como objetivo analizar algunas formas de construcción de la identidad femenina a través de la expresión corporal de jóvenes escolarizadas. Se estudian los diferentes elementos que configuran las estéticas de estas jóvenes, a partir de la observación de su indumentaria que altera su uniforme escolar y tensiona la normatividad institucional, lo cual configura formas de construcción de cuerpos a partir de cánones de belleza preestablecidos y reproducidos desde la subjetividad de las estudiantes. También se indaga sobre el uso del maquillaje, lo exagerado de sus accesorios, y cómo estos dan sentido a la construcción del cuerpo femenino y joven dentro del colegio. Esta investigación es de tipo cualitativo con enfoque hermenéutico y busca conocer los diferentes significados que los individuos dan a sus experiencias. Como instrumento metodológico se utilizó el grupo focal, conformado por siete estudiantes de grados séptimo a noveno de la Institución Educativa Compartir de Soacha. Los resultados permiten afirmar que el uso de maquillaje y las modificaciones en el vestuario buscan dar una apariencia distinta a la asignada por la normatividad en el espacio escolar, y por medio de estas expresiones y actitudes las estudiantes intentan configurar su propia identidad.

Abstract This research aims to analyze some ways of construction of female identity through body language of educated youth. The different elements that shape the aesthetic of these young people were studied by observing their particular clothing, which alters their school uniform and is contrary to the institutional standards and which also is a way of constructing bodies from pre-established canons of beauty that are reproduced from the subjectivity of students. The article also explores the use of makeup and exaggerated accessories, how that gives meaning to the construction of young female body within the school. This is a qualitative research with hermeneutic approach and it seeks to understand the different meanings that people give to their experiences. The focus group was used as a methodological tool, and it consists of seven students from seventh grade to ninth from the educational institution Compartir de Soacha. The results allow us to affirm that the use of makeup and wardrobe modifications seeks to show a different appearance from the assigned one by the regulations in the school environment and through these expressions and attitudes, the students try to set their own identity.


Resumo Esta pesquisa tem como objetivo analisar algumas formas de construção da identidade feminina por meio da expressão corporal de jovens escolarizadas. Estudam-se os diferentes elementos que configuram as estéticas destas jovens, a partir da observação de sua indumentária que altera seu uniforme escolar e cria tensões na normatividade institucional, configurando formas de construção de corpos partindo de cânones de beleza preestabelecidos e reproduzidos desde a subjetividade das estudantes. Também se indaga sob o uso da maquiagem, o exagerado de seus acessórios, e como estes dão sentido à construção do corpo feminino e jovem dentro do colégio. Esta pesquisa é de tipo qualitativa com ênfase hermenêutica e procura conhecer os diferentes significados que os indivíduos dão a suas experiências. Como instrumento metodológico se utilizou o grupo focal, conformado por sete estudantes de graus sétimo a nono da Instituição Educativa Compartir de Soacha. Os resultados permitem afirmar que o uso da maquiagem e as modificações no vestuário, buscam dar uma aparência distinta à assignada pela normatividade no espaço escolar, e por meio destas expressões e atitudes as estudantes tentam configurar sua própria identidade.

Palabras clave subjetividad, belleza, estética, feminidad, identidad, resistencia. Keywords subjectivity, beauty, aesthetic, femininity, identity, resistance. Palavras chave subjetividade, beleza, estética, feminidade, identidade, resistência.


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Las prácticas sociales pueden llevar a engendrar dominios de saber que no solo hacen que aparezcan nuevos objetos, conceptos y técnicas, sino que hacen aparecer, además, formas totalmente nuevas de sujetos de conocimiento. El mismo sujeto de conocimiento posee una historia. Michel Foucault

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a concepción de cuerpo durante la historia de la humanidad ha ido cambiando, las sociedades antiguas no tenían un concepto dado de este; se hablaba del hombre en sí pero su cuerpo no era visibilizado se consideraba inherente a él. El cuerpo era representado en colectividad no de una forma individual, cada cultura construía o definía su cuerpo de diferente manera. Es la modernidad y Occidente quienes dan un sentido al cuerpo y lo individualizan, el cuerpo se vuelve la representación de cada individuo, a partir de este se busca una forma de identidad, de comunicación, hacia los otros es desde donde “me represento, me identifico” como sujeto por medio de símbolos, expresiones y acciones; la belleza, el erotismo, los sentidos toman significado en la vida social, los individuos se proyectan como ellos quieren ser o como la sociedad y la cultura los determinen; se ven cuerpos adaptados a reglas, valores, otros influenciados por la moda y el mercado y otros que muestran resistencia. Pero finalmente hay una búsqueda de identidad, de aceptación de los demás y hacia nosotros mismos. De esta manera el cuerpo es una construcción sociocultural. El cuerpo es una unidad natural pero tiende a ser modificado por medio de perforaciones, tatuajes, maquillaje, en fin, varios elementos que buscan darle un sentido y una apropiación.

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Los sujetos utilizan su cuerpo para mostrarse, reconocerse, construir su identidad, identificarse con algo que les guste, que se sientan a fin con determinadas acciones y representaciones que los incluya en grupos sociales establecidos; pero a la vez pueden ser excluidos por las diferentes representaciones que estos hacen de su cuerpo, aquí la moral, los prejuicios cumplen gran valor en la significación que se da cada sujeto. El cuerpo es un vehículo que nos permite movernos dentro de los diferentes ámbitos de la sociedad con todas sus variaciones y sus imaginarios, con él conocemos, sentimos, observamos establecemos vínculos nos apropiamos de nuestra realidad creamos un lenguaje con el que nos expresamos y comunicamos. Podemos construirlo y destruirlo; en una palabra, a través del cuerpo existimos. Esto no es ajeno para los jóvenes quienes han dado gran relevancia a su cuerpo y a través de este han marcado y formado su identidad históricamente. La juventud es una construcción social y cultural que se puede entender si se ubica en un contexto histórico y espacial. De esta manera, las diferentes culturas organizan sus costumbres, creencias y valores para determinar el paso de la niñez a la edad adulta. De esta manera los jóvenes, en su interacción social con otros grupos, crean distintas formas de identificarse a través de símbolos que configuran su identidad. Las sociedades generan y modifican sus normas para disciplinar, ordenar, modelar e implantar mecanismos que regulan y ejercen poder sobre los cuerpos. Los jóvenes, a lo largo de la historia, se han caracterizado por su desacuerdo con los referentes culturales y sociales que tiene la


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sociedad y la normatividad impuesta por ella. Una manera de ser reconocidos es por medio de su cuerpo, el cual es usado para visualizar símbolos y códigos sociales. No es raro ver a grupos de jóvenes que intervienen su cuerpo o modifican su estética corporal en busca de configurar una identidad, han adaptado su cuerpo como una forma de expresión ante los prototipos instaurados por la cultura. La escuela es una de las instituciones que más regula la identidad de las jóvenes; en su proceso de formación ha buscado homogenizar y disciplinar aquellos brotes de rebeldía que surgen en resistencia a su autoritarismo y normatividad. En ese sentido, la escuela como educadora ha olvidado que los jóvenes ejercen un papel que va más allá de su papel como alumnos que desean aprender ciertos conocimientos que les servirán de herramientas para ingresar al mundo productivo y así garantizar un futuro laboral. La descontextualización que vive la escuela no le ha facilitado el reconocimiento de las diversas formas en que los jóvenes representan su identidad y la ha convertido en un espacio de reproducción del conocimiento que, en muchas ocasiones, se vuelve monótono, aburrido sin dar lugar a vincular el tipo de conocimiento que ellos también pueden generar. Las estéticas que configuran los cuerpos jóvenes se vuelven una forma de resistencia hacia la institución, la cual no aprueba estas variaciones que alteran la uniformidad ocasionando la pérdida de poder y control sobre la imagen que se quiere proyectar. Toda relación de poder lleva en sí rebeldía de los sujetos; late entonces, en el corazón del poder, la obstinación de una

voluntad que se niega a ser moldeada y la intransitividad de una libertad que busca expresarse, una libertad que no quiere delegarse. A esta obstinación Foucault la denomina resistencia; dirá que no hay poder sin resistencia, sin esa búsqueda de los sujetos por escapar del control y la vigilancia, resistencia que puede ser consciente o inconsciente o adoptar mil y una formas ser fugaz o tenazmente duradera, ser activa, enfrentando al que ejerce el poder, o bien, pasiva e intentar salirse del juego; puede ser gregaria o solitaria, organizada o espontánea . (García María Inés. 2002).

Metodología Esta investigación es de tipo cualitativo con enfoque hermenéutico; de acuerdo con los intereses de la investigación, se ha pretendido encontrar elementos estéticos significativos entorno al cuerpo y su construcción en la subjetividad fémina de las jóvenes. Por tanto se busca comprender el contexto social en el que se configura esta subjetividad femenina, en siete jóvenes estudiantes que por sus características de apariencia, generan transformaciones en el contexto sociocultural de la Institución Educativa Compartir del municipio de Soacha. El hecho de que se busque comprender la forma como se construyen las subjetividades, y además entender cómo estas operan en el contexto social de la institución educativa de Soacha, hace que se vea en la investigación cualitativa una posibilidad inigualable para tal propósito. LeComte (1995) entiende la investigación cualitativa

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como “una categoría de diseños de investigación que extraen descripciones a partir de observaciones que adoptan la forma de entrevistas, narraciones, notas de campo, grabaciones, transcripciones de audio y video, registros escritos de todo tipo, fotografías o películas y artefactos”. En el presente estudio se utiliza gran parte de las formas de recolección de datos que describe LeComte. Por tanto esta investigación no consta de una sola técnica, sino de variaciones de las mismas. Por ejemplo se realizaron dos entrevistas a jóvenes de 13 y 16 años las cuales, de acuerdo con el tema central del presente trabajo, aportaron información importante sobre aspectos como sus apariencias, formas de vestir y maquillaje, entre otros. En estas entrevistas también se indagó por aspectos relacionados con su cotidianidad en la institución educativa. Los criterios para seleccionar a las jóvenes a entrevistar fueron: su capacidad para impactar el orden institucional con su comportamiento; su vínculo a procesos de disciplina o académicos como consecuencia de la utilización de maquillaje, accesorios y modificaciones al uniforme no permitidos según las normas del manual de convivencia de la institución; y disposición voluntaria de ellas para lograr una mejor llegada por parte de los entrevistadores. Se tuvieron en cuenta desde casos únicos por la exageración en su apariencia resaltando su feminidad, hasta la observación participativa y las entrevistas anteriormente mencionadas con dos estudiantes. Para Bonilla y Rodríguez (1995), el grupo focal es una modalidad de entrevista que sirve como un medio para recolectar, en

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poco tiempo y en profundidad, un volumen significativo de información cualitativa, a partir de una discusión que, en este caso, se realizó con siete jóvenes estudiantes. Ellas fueron guiadas por los dos autores del presente trabajo para exponer sus conocimientos y opiniones sobre temas considerados importantes para el estudio. Dicha técnica facilitó entrar en contacto con los aspectos cotidianos, e igualmente indagar y develar los elementos necesarios de acuerdo con los intereses de la investigación. En este grupo focal, se indagaron aspectos similares a los de las entrevistas individuales, para lo cual se plantearon cinco preguntas orientadoras. Después de finalizar la discusión se les pidió a las jóvenes que dibujarán la imagen de una joven con la apariencia y forma con la cual se pudieran identificar; actividad de la cual se obtuvieron siete dibujos. También se les pidió que escribieran una historia a partir del dibujo que hicieron de manera libre, obteniendo siete historias. A partir de ello se creó una cartografía de imágenes que representan a las jóvenes y las historias que las acompañan, lo cual permitió un análisis más profundo de las categorías que se propusieron inicialmente: identidad, apariencia, feminidad, estéticas y belleza. Y las que emergieron durante la realización del estudio: resistencia y pares. Para este trabajo fue necesario adentrarse en los grupos conformados por las jóvenes; entender su lenguaje y costumbres, y hacer interpretaciones lo más adecuadas posibles de los sucesos, teniendo en cuenta sus significados. Además de hacer una explicación descriptiva de los detalles externos, se pretendió ir más allá y analizar los puntos de vista de las jóvenes y las condiciones socia-


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les y culturales en que se dan. Ha sido primordial establecer los aspectos relacionados con las formas estéticas que entre las niñas y adolescentes son más importantes, y a través de ellos identificar sus intereses. Lo anterior contribuyó a comprender sus realidades y, por ende, desentrañar a través de las entrevistas individuales, los alcances que a partir de los intereses de las jóvenes, repercuten en la modificación de su cuerpo y cómo esta transformación impacta en los pares y en quienes tienen el rol de autoridad. Se realizó un análisis de todos los recursos e información obtenida y de manera fiel a todo aquello que se observó, esto es, a las palabras que se escucharon, a los tonos que se utilizaron. Es importante mencionar que se conservaron los hechos (a través de las fotografías y los documentos que se obtuvieron como historias escritas, dibujos, transcripción de entrevistas y fotografías), por lo que fue fundamental el registro de la observación directa que se realizó en el patio principal de la institución durante dos jornadas culturales y de las entrevistas, para tratar de ofrecer una ambientación que ha dado cuenta de la realidad. “La entrevista personal puede definirse como una conversación o un intercambio verbal cara a cara, que tiene como propósito conocer en detalle lo que piensa o siente una persona con respecto a un tema o situación particular” (Bonilla y Rodríguez, 1997, p. 134). De acuerdo con esto, cada vez que se concluyó una entrevista, se realizó una trascripción de lo sucedido para enriquecerlo con el recuerdo y añadir todo aquello que ayudó al análisis posterior. Las entrevistas que se grabaron se transcribieron inmediatamente para no perder el tinte de realidad debido al

seguimiento de elaboración textual a partir de las mismas, y que se dispusieron como aportes al documento final.

Resultados La información aportada durante el trabajo de campo se organizó y procesó para su análisis mediante las siguientes categorías: identidad, apariencia, feminidad, estéticas y belleza; a partir de estas se generaron unas subcategorías:

El significado de la belleza para estas jóvenes El cuidado del cuerpo surge como una preocupación no solo de un buen estado de salud, sino que se aplica para lo estético, en cuanto manera de sentirse bien, de ser agradable para sí mismo. Así, la apariencia física se vuelve un elemento importante para crear una imagen, una identidad. El cuidado corporal es, entonces, en un referente de belleza: hacer ejercicio, mantenerse en forma, estar delgada son sinónimos de tener un cuerpo bello. De acuerdo con lo anterior, vemos cómo la apariencia y el cuidado del cuerpo intervienen en la concepción de mujer. Esta no solo debe ser emprendedora, también debe ser bella, poseer una silueta perfecta, lo cual le dará más oportunidades de superarse en la vida. Aquí observamos la relación de belleza con la idea de éxito, y este depende en gran medida de la apariencia.

¿Cuáles son sus estéticas? Estas jóvenes hacen uso de elementos estéticos como hebillas; cintas; microbrillan-

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tes de colores fucsias, rosados, naranjas, verdes, amarillos, colores fuertes, y piercings que portan en diferentes partes de su cuerpo. Se nota una predilección por usarlo en su ombligo y por la joya que escogen, esta debe ser grande, llamativa. Todo esto combinado con un estilo de ropa que exalta su corporalidad, por ejemplo el jean apretado y las blusas ombligueras forman parte de la representación su cuerpo. Entre ellas surgen categorizaciones que las vinculan y diferencian entre sí: Brillitte (15 años, grado octavo): ‘Las ñeras’ utilizan buzos, sudaderas, zapatillas, de marca Adidas, Puma, Nike, la forma en que llevan su cabello es recogido en forma de cebolla y con moñas, cintas muy vistosas y no tienen modales. ‘Las farándula’ se visten con jean apretados, blusas ombligueras, su cabello es liso, se lo planchan y utilizan pañoletas de colores, ¡ah!, y valetas. Yo soy ‘sencilla’, sí me maquillo, pero suave, tengo piercing, me lo puse porque estaba de moda y me acostumbré, si me lo quito me siento rara. Sin embargo, esta construcción de corporalidad no se aleja del contexto en el que viven y que toma elementos de los consumos propios a su clase social. En este caso la música, en especial el reguetón, tiene una marcada influencia sobre las estéticas de estas jóvenes, quienes incorporan a su forma de vestir y actuar dichas indumentarias, y les sirven como referentes para construir su identidad a partir de estos modelos. A pesar de estar muy influenciadas por las formas y tendencias que dicta el mer-

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cado, ellas transforman y realizan una construcción individual de su estética, exaltan mucho más sus formas y adornan excesivamente su cuerpo; su manera de vestir y arreglarse hace que se destaquen entre las demás jóvenes.

La apariencia como significado Las jóvenes confieren un nuevo significado al cuerpo a través de las transformaciones que realizan sobre este. Por medio de perforaciones o tatuajes buscan cambiar esa corporalidad que ha sido impuesta por la sociedad. Estas modificaciones les permiten mostrarse, reconocerse, construir su identidad o identificarse con algo que les guste; sentirse afines a determinadas acciones y representaciones; finalmente, ser incluidas en un grupo social. Sentirse bien con ellas mismas es una condición que va más allá de las modas. Usar el cabello de determinada manera, llevar piercings, camisetas o tatuarse, tiene significado al romper con la idea de un cuerpo homogéneo. Asimismo, les permite manipular, cambiar, inscribir en su cuerpo un lenguaje de símbolos que las representa. El maquillaje y el vestuario buscan dar una apariencia distinta a la que se impone en el ámbito escolar; por medio de estas expresiones y actitudes pretenden configurar una identidad, tanto colectiva como personal. Las valoraciones que se otorgan a partir de las relaciones cotidianas de las jóvenes en cuanto a su apariencia, hacen que elaboren discursos de aceptación o rechazo entre ellas: Funcionó el experimento al vestirme así con ropa de ‘ñerita’, fue diferente, los niños me miraban, mi hermana me decía: “¡Uy!, se la van a comer con la


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mirada”. Las niñas me hablaban, me decían que me veía muy bien, todos me hablaban, pero hoy ya todo fue diferente, todo volvió a la normalidad. La aceptación se vuelve parte importante al momento de construir su identidad. La idea de cómo me veo y cómo me ven los demás, toma importancia a la hora de adscribirse a determinado grupo. Las relaciones entre jóvenes pueden llegar a convertirse en excluyentes, su apariencia influye al establecer relaciones con sus semejantes. La moda y la marca ayudan a construir una imagen. Ante todo la apariencia, yo me levanto a las siete de la mañana, arreglo mi habitación, me baño; pero el cabello me lo lavo un día antes para podérmelo planchar, no utilizo gel porque da caspa y daña el cabello, utilizo tra-

tamientos, para desmaquillarme utilizo Vaselina y Crema No. 4 y a veces pañitos húmedos. La apariencia en las jóvenes es significativa pues comunica lo que se quiere ser. Proyectar una buena apariencia para atraer, mostrarse, llamar la atención o simplemente para ser diferente. Esta experiencia les ayuda a construirse de acuerdo con sus propias opiniones. El uniforme del colegio es una clara muestra de cómo las jóvenes configuran su apariencia, al modificar y dar variaciones a este por medio de diversos elementos que le son incorporados. Ellas transforman lo que en un primer momento se quiere mostrar con su uso, dándole su propio estilo. Así, logran identificarse y crear una apariencia que las hace sentir cómodas consigo mismas, sin importar cómo las ven los demás.

Imagen 1. Estudiantes Institución Educativa Compartir. (24 de octubre 2014).

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Entre la resistencia y la normatización Se podría pensar que a través del lenguaje corporal las jóvenes explicitan una forma de resistencia, pero tal vez no es una resistencia moral determinada por lo que plantea y direcciona una sociedad al terminar configurando esta tendencia (Foucault, 1988), sino que más bien es una resistencia de tipo ético, como parte del proceso de construirse a sí mismas, tal como lo plantea Giraldo (2006). Esto, sin duda, genera una especie de inconformidad en quienes detentan el poder dentro de las instituciones educativas. Así, además del nerviosismo de los docentes y directores, se generan reacciones institucionales provocadas por algunas vestimentas juzgadas de sensuales (esto casi exclusivamente para el caso de las mujeres). Así los adornos como brazaletes, aretes, collares, balacas y, claro está, la alteración notoria en el maquillaje de las estudiantes, constituyen una cotidianidad que contrasta con la utilización del uniforme y la presencia de elementos distintos a los permitidos, como tenis o zapatos que no sean de color blanco o negro respectivamente, y en general la diferencia en los matices de color, comparados con los establecidos reglamentariamente. Uno de los testimonios recogidos acerca de prácticas controladoras del cuerpo adolescente se puede explicar contradictoriamente mediante una expresión docilizada y verbalizada con la siguiente frase, tomada de una las entrevistas realizadas: Digamos si algún profesor me regaña, agachar la cabeza porque ellos son los que le van a ayudar a uno a pasar; si

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uno se pone a ponerse de enemigo de los profesores entonces a uno le va mal. Lo anterior contrasta con la notoria y marcada insistencia por subvertir el orden en lo que respecta a las homogeneización del cuerpo con la imposición del uniforme y que, traducido a la cotidianidad, se explica como expresión de docilidad a la entrada del colegio debida al control institucional, pero como transformación del cuerpo en el interior de la institución cuando las medidas de control se diluyen y se desdibujan. En cambio, ante el discurso sobre la obligatoriedad del uso del uniforme las reacciones son diversas: parece ser que entre los diferentes actores y actrices en la institución, ha calado el discurso de que el uniforme es un dispositivo igualitario, está allí para garantizar que todo el mundo se vea igual, a pesar de la clase social de origen y para evitar “desfiles de modas” que puedan humillar a quienes no puedan formar parte de ellos. Además, como señalamos, consideran que el uniforme tradicional es desacorde y crea muchos inconvenientes, pues los y las jóvenes hacen mal uso de él y por ello prefieren modificarlo o alterarlo. Igualmente, las jóvenes emplean diferentes accesorios que combinados con el maquillaje empleado de manera clandestina, configuran una indumentaria que en definitiva altera el orden institucional. Las jóvenes entrevistadas a lo largo de la investigación nos han contado muchas cosas interesantes: con ellas nos hemos dado cuenta de que existe una conciencia del papel de adecuar que tiene el uniforme. Por eso se resisten y decoran sus cuerpos con maquillaje, aretes, brazaletes, balacas y hasta tatuajes: prácticas prohibidas por el manual de convivencia.


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Esas formas objetivadas de la razón, del poder/saber, se han impuesto ante la reacción irreverente del cuerpo que resiste desde lo volitivo y lo colectivo. Tales objetivaciones representan un modo de control y vigilancia (normalización, en palabras de Foucault, 1998) de los cuerpos. Como se ha visto en el caso de las colegiales de Soacha, ellas evidencian maneras desautorizadas de vestir; plantean escenarios poco comunes, complicados, de difícil aceptación y catalogados por algunos docentes de inmanejables. De allí que sea común usar la disciplina como salida –aunque paradójicamente esta favorece la indisciplina–. Existe entonces una tención que surge desde las construcciones sociales en las que se movilizan estas jóvenes y la forma como se configuran en las instituciones educativas, las cuales resaltan elementos propios de cánones de belleza que, al parecer, son mediados por la publicidad, la moda y los eventos de belleza y modelaje que existen en el país.

Adentro del colegio tiene más sentido En repetidas ocasiones durante las entrevistas, las estudiantes hicieron comentarios sobre lo que significa maquillarse dentro de la institución y fuera de ella. Este es un elemento que no debe pasarse por alto, debido a la importancia que tiene el hecho de que justamente por ser una institución educativa, en su interior se circunscriban elementos propios de la escuela, según la modernidad de Foucault (1988). Sin duda, sobre estos cuerpos de estudiantes uniformadas dentro de una institución educativa operan relaciones de poder que producen un cuerpo docilizado, configurado para serle útil a un sistema de normas que a la vez reprodu-

cen continuamente individuos subjetivados mediante hábitos, para que respondan de manera eficiente en términos de la productividad esperada. Sin embargo, no es un secreto que los estudiantes reconocen cada vez más abiertamente, que quizá la última motivación que los lleva a la institución educativa es el estudio. Es por eso que para ellas estar allí significa entrar a configurarse dentro de un escenario social que si bien es cierto se circunscribe a la institucionalidad, también se debate entre la docilización verbalizada hacia el docente opresor y por demás oprimido, y la resistencia evidenciada en sus singulares maquillajes, que si a veces apenas se notan, en otras ocasiones se exageran. La jardinera y la falda del uniforme de diario, con un simple pliegue o doblez, pasa a ser una minifalda, y las medias blancas escolares que lucen muy arriba pueden semejar formas de tendencias que igualmente denotan estereotipos de moda que influyen en las jóvenes. Lo que revelan las jóvenes en relación con estas estrategias para modificar su uniforme, así como con el uso de maquillaje, permiten ver cómo dentro del orden institucional opera una resistencia que puede asociarse con los parámetros dictados por otra clase de sociedad: la de consumo, que coexiste con esa sociedad disciplinar de la institución. Aunque podemos señalar que más allá de esa coexistencia, interactúan y dan pasó a la subjetivación de unas jóvenes que persiguen cánones dominantes de belleza, los cuales se consolidan por medio del consumo y de esa tendencia posmoderna que termina tributando una admiración por cuerpos cada vez más perfectos y jóvenes, sin fecha de vencimiento.

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Al parecer, entrar en esos entramados de resistencia en el interior de la institución educativa, tiene un significado que más allá de la resistencia constituye una importante connotación de género. Las jóvenes fluctúan en un sinnúmero de formas y roles que generan tensiones al confrontar el rol disciplinado del docente, esto es, el hecho de querer verse más grandes o mujeres, pero aquí ha de entenderse que esa definición de mujer tiene unas características bien determinadas. Es probable que a primera vista no pueda verse la relación entre la idea que subyace de esa mujer, donde prevalece un modelo a seguir y donde claramente operan los dispositivos de poder propios de esta sociedad: prototipo de belleza y formas estéticas que se quieren preservar, generando un cuidado del cuerpo mediante jornadas de gimnasio que, entre otros aspectos a destacar, difícilmente podrían imaginarse en jóvenes de zonas vulnerables y con innumerables condicionamientos sociales como el desplazamiento, la inseguridad y la escasez, entre otros. Se llega entonces a un apantallamiento (Cervino, 2001, p. 80) de ese cuerpo espectáculo, en el que justamente se configura una resistencia, no tan visible pero sí bastante enraizada y generadora de tensión, debido a que estas jóvenes terminan convirtiéndose en muchos de los aspectos que componen sus interacciones sociales en la institución educativa, en una especie de sol cuyos planetas (las demás niñas) terminan gravitando a su alrededor. Es de resaltar que en los cuerpos de estas jóvenes, cuando no están dentro de la normatividad de la institución, se inscriben diversas formas de expresión en relación

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con lo que representa el deseo de sentirse bellas. Paradójicamente, aunque en este contexto continúa viéndose el maquillaje, los accesorios y las múltiples formas decorativas en sus cuerpos, las jóvenes aducen que no significa lo mismo estar así (maquilladas y adornadas) dentro de la institución que fuera de ella. Además de saber que dentro de la institución no se pueden maquillar y deben portar el uniforme adecuadamente, existe también un significado importante en el hecho de que quien logra transgredir la norma dentro, es diferente, su cuerpo posee originalidad, es visibilizado y se configura esa mujer que inconscientemente es modelo. Es decir, la mezcla de la imagen de las madres con estándares de belleza con los que la sociedad del espectáculo, al decir de Bauman (2000), atraviesa de manera líquida diferentes y cambiantes formas que cobran sentido en la subjetividad de las jóvenes escolarizadas. El cuerpo de estas jóvenes, tanto en las actividades no normalizadas dentro de la cotidianidad institucional (jeans-day, celebración de disfraces, etc.), como en los encuentros extracurriculares, al parecer tiene otro sentido de cara a los aspectos revisados anteriormente. Una de las jóvenes entrevistadas acepta que fuera del colegio se puede maquillar a gusto, pero que en la institución las normas no lo permiten. Sin embargo, esto no implica que adentro no lo haga; como se ha dicho, ingeniarse la forma de transgredir la norma implica de hecho un aspecto que al parecer da sentido, sobre todo en la cotidianidad de las estudiantes que lo hacen. Así entonces se termina con el moldeamiento del cuerpo. Por ello es que este


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cuerpo de las jóvenes por fuera de la institución, también es un cuerpo producido con características muy determinadas, una de ellas está en que casi siempre ellas parecieran convertirse en mujeres en cuanto a su apariencia se refiere. Tal vez la evocación de ese modelo de mujer matizado por la figura de madre, la mujer de empuje que a pesar de los grandes problemas sale adelante, significa hacerse un lugar que responda estéticamente desde su rol, es decir, la mujer que afronta la vida con sus hijos y en la que se configura belleza, tenacidad, juventud, etc.

Entre pares es todo un ritual Al analizar los discursos de las estudiantes sobre las representaciones corporales, podemos observar un marcado interés por la interacción con sus compañeras en lo referente a la institución. Por lo menos de manera tácita, queda adscrito que en gran parte, el sentido que tiene configurar sus subjetividades reside justo en aquello que les da visibilidad y es justamente el hecho de socializarlo, expresarlo y producirlo de manera consensuada, en donde el grupo de amigas o compañeras como en un ritual, determina qué se debe llevar, cómo luce mejor, y aunque no es explícito, cómo burlar la vigilancia a través de múltiples e ingeniosas estrategias. Así, en el interior de los grupos, las jóvenes transforman sus cuerpos mediante maquillaje, balacas, hebillas, alteraciones del uniforme, etc., y construyen expresiones corporales llamativas, ya sea por aceptación o rechazo. Existen también procesos intersubjetivos que generan nuevos vínculos y desde allí adquieren otro sentido: amistad, compañerismo que fluctúa entre amores y odios, y se circunscriben a la cotidianidad

escolar en donde casi de manera indetectable, van aprendiendo a construirse de acuerdo con los matices de la moda; de la amiga con la que más se identifican, o del modelo de mujer que como ya se ha dicho, por lo general proviene de sus madres, cuyos cuerpos a su vez están atravesados por el ideal de mujer occidental. Lo expuesto hasta ahora da cuenta de la motivación de las jóvenes de recurrir a espacios brindados por la institución para el encuentro con sus pares.A partir de la interacción en estos espacios surgen, se transforman y se deshacen vínculos, lo que de alguna manera distrae la rutina escolar y agrega sentido a la cotidianidad. Entonces, las estéticas que componen las expresiones corporales por las que se ha indagado condimentan los espacios de interacción y socialización entre pares. Allí se da lugar a momentos de relatos que reconstruyen expresiones verbales juveniles, alimentando cada vez más la necesidad de hacerse a un espacio visible.

Discusión Se proponen los siguientes aspectos para la discusión, tras considerar las maneras como se construyen las subjetividades de las estudiantes con las que hemos interactuado, la forma en que los estándares de belleza operan en sus cuerpos, el contexto sociocultural en el que definen sus estéticas y les permiten reconfigurar su apariencia para construir un ideal de cuerpo estilizado, adornado, llamativo, advocado en modelos de admiración como sus madres y mediatizado por la institución educativa, que a fin de cuentas termina por configurarlas como centro de atención en cualquier caso, sea por

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la tensión que provocan al portar indumentarias sobre el uniforme o por la admiración retroalimentada por sus mismos pares.

La institución educativa como escenario en la configuración de subjetividades a través del lenguaje corporal El hecho de configurarse estas estéticas dentro del entramado disciplinar y de normas – como la institución educativa–, se eleva algo así como el estatus original. Es decir, creer ser diferente al irrumpir en el diálogo corporal que implícitamente propone la institución por medio de la norma, el uniforme y la adecuada disposición de lo corporal. Tal vez es aquí donde debamos preguntar: ¿Estas jóvenes no proceden de otra forma social, que aunque no tan disciplinar, sí configura cuerpos subjetivados por la belleza, la imagen de las top models, los reinados y la historia misma de sus hogares? A partir del constructo teórico del presente documento, la juventud se define, moviliza y fluctúa de acuerdo con las culturas. Esto mismo ocurre con el género, el cual además de depender de cada cultura, se le asignan roles, se determinan formas corporales y hasta se le pueden instalar deseos. En consonancia con lo anterior, dentro de la institución educativa como escenario de interacciones sociales entre estudiantes y de estudiantes con docentes, cobra sentido hacerse visible y por tanto ser reconocido. Las jóvenes entrevistadas son ejemplo de ello, pues con sus notorios maquillajes y accesorios terminan configurando indumentarias que comparten mediante la socialización entre pares.

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De otro lado, los docentes, aunque no formaron parte de nuestro objetivo investigativo, parecen no tener claro lo que esto significa. Con lo anterior no queremos decir que desconozcan la existencia de esos escenarios que ofrece la institución en relación con lo señalado previamente; lo que vale la pena revisar es si tienen claro el hecho de que en la institución se abre un escenario donde se configuran subjetividades que distan de los intereses académicos y que se establecen a través de formas corporales con las que a menudo se tropiezan en pasillos, aulas y patios de descanso.

¿El lenguaje corporal entre pares mediado por la institución genera espectáculo? Entre lo que configura la resistencia por parte de las jóvenes en la institución se pueden encontrar elementos que, al parecer, están relacionados con la opresión por parte de quienes ejercen la autoridad (docentes, coordinadores, etc.). Esta misma situación, aparentemente, convierte el espacio escolar en un atractivo escenario, donde aquello que se valida como diferente, pero entiéndase diferente como aquello que tiene la capacidad de saltar la norma, genera un sentido aparte, que en últimas deja de lado hasta los estándares de belleza y las estéticas, desde donde se han concebido. Es decir que al parecer lo verdaderamente importante es sentirse bien, pero esto significa no pasar inadvertidas a cualquier costo. Y es que no solo es la visibilización que generan las jóvenes con sus formas corporales, sino también el hecho de que al ser mencionadas como referentes entre sus compañeras y compañeros, ganan una


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popularidad que contribuye a configurar ese sentido de identidad que materializa incluso ese modelo de progenitora admirado, siempre y cuando coincida con la resistencia, que en últimas es sinónimo de salir adelante, levantarse, continuar pese a ir en contra de la corriente.

Ni mujer ni niña, ¡soy una joven! ¿Con estilo propio? Como ya se ha mencionado, el escenario que ofrece el contexto escolar para la socialización e interacción entre todos los que componen esta comunidad, pone de manifiesto unos elementos que van desde lo disciplinar y normativo hasta todo aquello que se opone a través de las apariencias que modifican esos mismos elementos. Aunque se han mirado aspectos relacionados con la apariencia física, mediante los cuales se establecen las estéticas y más allá las subjetividades de las estudiantes, es importante plantear los supuestos sobre los cuales se elaboran los discursos de la jóvenes, pues como se dijo en el análisis, aunque su cuerpo es docilizado en su forma más superficial, puede tener elementos reveladores acerca de cómo se establecen y a qué elementos de socialización responden. Llama la atención que las expresiones de las jóvenes dan cuenta de lo importante que es para ellas sentirse bien a partir de toda la indumentaria que usan, del maquillaje, los accesorios y la modificación del uniforme. Pero, ¿eso qué significa? Puede responder al hecho de sentirse bien en un contexto que probablemente no las ubique como niñas pero que tampoco les dé el estatus de mujeres. Esto implica que intentan además de hacerse visibles a través de las caracte-

rísticas de sus propias estéticas, ocupar un espacio abstracto pero con sentido de identidad que les aporte una mayor visibilización.

Conclusiones La identidad femenina se construye principalmente a partir de la estética corporal que configura en las jóvenes una apropiación de su cuerpo al maquillarlo, decorarlo o perforarlo, y a través de las modificaciones realizadas en su indumentaria. Las jóvenes transforman su cuerpo mediante el uso de elementos que realzan o exageran su corporeidad y que las hacen sentir muy cómodas con su apariencia. Así, el cuerpo se convierte en parte fundamental para producir la imagen femenina que estas jóvenes construyen y desean proyectar. Cada elemento, cada prenda que utilizan constituye una forma de expresión que da a conocer no solo su propia identidad, sino también la colectiva. Al respecto, cabe decir que esta última acentúa y determina aún más la identidad individual por cuanto su configuración se realiza la mayor parte del tiempo a partir de su interacción en grupos de pares. Por otro lado, en el proceso de construir su identidad y representar su cuerpo, las jóvenes resignifican diferentes elementos que provienen de los medios y del consumo, pues aunque los toman como referentes, estos son incorporados a su contexto social dotándolos de sentido. En consecuencia, podemos decir que si bien la base de estas estéticas se encuentra en el mercado, al conferirles significaciones propias construyen su identidad.

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El contexto social en el que operan estas apariencias influye en la constitución de su subjetividad femenina, pues es allí donde las prácticas que realizan terminan por reforzar o reprimir sus modelos de actuación. Es así como la hiperfeminización que hacen de su cuerpo tiene que ver con querer mostrar un perfil de mujer liberada, fuerte y llamativa, capaz de sortear las situaciones referentes a su entorno.

Por último, vale la pena aclarar que esa producción de estéticas corporales no es permanente, pues estas son volubles y pasajeras; es posible que al llegar a grados más altos, como décimo o undécimo, se desvanezca o tienda a asumir otros modelos para perpetuar su resistencia, o sencillamente terminen por adaptarse a las normas ya no solo de la institución educativa, sino del contexto social en general.

La apariencia que estas jóvenes construyen, ya sea en la interacción con su grupo de pares o individualmente, indica que esta es parte importante en el proceso de búsqueda de su identidad. No una identidad marcada por lo biológico, lo etario o por componentes psicológicos, sino una identidad atravesada por elementos de la cultura y del medio social que las rodea, y mediante ella o con ella, configuran expresiones de una resistencia que emerge frente a la tendencia de homogenizar y docilizar por parte de las instituciones o del grupo de adultos en quienes se concentra la autoridad.

Referencias bibliográficas

En las relaciones que las jóvenes establecen con sus pares, encontramos que estas ayudan a definir una apariencia que configuran para distinguirse de sus compañeras, quienes, al igual que ellas, buscan aceptación y reconocimiento. En este sentido, es importante entonces que la institución reconozca estas configuraciones previas como el resultado de una primera etapa que es parte de su formación como personas. Las estudiantes no buscan que el uniforme desaparezca, lo que quieren es adaptarlo a lo que ellas desean proyectar con su imagen. El uniforme debe incorporar todo eso que las identifica.

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Mauricio GutiĂŠrrez - https://jpgmag.com/people/MauricioGutierrez

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Recibido: 29 | 08 | 2013

Evaluado: 25 | 05 | 2015


Sujetos constituidos desde la salud pública: una arqueología y genealogía de los discursos de salud pública en la ciudad de Bogotá durante el periodo 2004-2012 Constituted subjects from public health: an archeology and genealogy of speeches about public health in Bogotá from 2004 to 2012 Sujeitos constituídos desde a saúde pública: uma arqueologia e genealogia dos discursos da saúde pública na cidade de Bogotá durante o período 2004-2012 Dalis del Pilar Sierra Polanco*

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Vinculada actualmente como docente catedrática en Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca y como Cordinadora del Proyecto Ciencia, Tecnologia e Innovación en la Corporación Universitaria Minuto de Dios Uniminuto. Magister en Desarrollo Educativo y Social- Universidad Pedagogica Nacional- CINDE. Trabajadora social- Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca. dalispsierra@gmail.com


Resumen Esta investigación se centró en adquirir una mirada histórica de las condiciones y posibilidades de los enunciados en salud pública en la ciudad de Bogotá durante el periodo de 2004 a 2012, en el marco de la promoción y la prevención. Se escudriñó cada uno de los espacios y momentos que dieron lugar al régimen de verdad; se reconoció la historicidad y las relaciones que entretejieron y forjaron los enunciados, con la intención de señalar los puntos de inflexión discursiva y de reconocer a partir de estos los elementos sinuosos en el devenir histórico, es decir una ontología crítica del presente, desde la arqueología y la genealogía, como comprensión y análisis de los discursos que han configurado al sujeto desde los saberes instaurados como verdad y las relaciones de poder. De esta manera se dio respuesta a los interrogantes y postulados de la investigación, los cuales arrojaron como resultado que la salud pública constituye un discurso regulador de la vida que se instaura como un saber/verdad, bajo el régimen de la gubernamentalidad, el cual es constituido como un dispositivo de poder sobre los sujetos, puesto que determina comportamientos y envuelve los diferentes escenarios de la vida. Por este motivo la salud se plantea como un dispositivo de regulación del cuerpo que pretende organizar la vida y establecer un sistema de conductas consecuentes a un objetivo de universalización orientado a la productividad.

Abstract This investigation focuses on acquiring a historical look at the conditions and possibilities of the statements of public health in Bogotá from 2004 to 2012 on the frame of promotion and prevention. Therefore, a deep searching was held in each of the spaces and moments that resulted on the regimen of truth. This, with the purpose of recognizing the historicity and the relations that interlace and forge the statements; and to point the discursive inflection to comprehend from these, the sinuous elements on the historical becoming. Namely, a critical ontology of the present, from archeology and genealogy, as comprehension and analysis of discourses that have configured subject from the knowledge established as truth and the relations of power. This allows us to answer the questions and postulates of this research. The results showed that public health is a regulatory discourse of life that is established as a true knowledge, under the regimen of governmentality, which constitutes a power device upon subjects because it determines subject behaviors and involves different life scenarios. For this reason, health poses as a body-regulatory device that aims to organize life and establishes a behavior system for a universalization objective oriented to productivity.


Resumo Esta pesquisa centrou-se em adquirir uma perspectiva histórica das condições e possibilidades dos enunciados em saúde pública na cidade de Bogotá durante o período 2004-2012, no marco da promoção e a prevenção. Se indagou cada um dos espaços e momentos que deram lugar ao regímen de verdade; se conheceu a historicidade e as relações que teceram e forjaram os enunciados, com a intensão de assinalar os pontos de inflexão discursiva e de reconhecer a partir destes, os elementos ondeantes no devir histórico, é dizer uma ontologia crítica do presente, desde a arqueologia e a genealogia, como compreensão de análise dos discursos que tem configurado ao sujeito desde os saberes instaurados como verdade e as relações de poder. Desta maneira se deu resposta aos interrogantes e postulados da pesquisa, os quais ofereceram como resultado que a saúde pública constitui um discurso regulador da vida que se institui como um saber/verdade, baixo o regímen da governabilidade, o qual é constituído como um dispositivo de poder sob os sujeitos, posto que determina comportamentos e envolve os diferentes cenários da vida. Por este motivo a saúde planteia-se como um dispositivo de regulação do corpo que pretende organizar a vida e estabelecer um sistema de condutas consequentes a um objetivo de universalização orientado à produtividade.

Palabras clave salud pública, saber, discursos, poder, dispositivo, subjetividad. Keywords public health, knowledge, discourses, power, device, subjectivity. Palavras chave saúde pública, saber, discursos, poder, dispositivo, subjetividade.


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l interés de esta investigación surge como reflexión de los discursos de salud y salud publica implementados en el Distrito de Bogotá. Como dispositivo de influencia en la constitución de sujetos y la configuración de subjetividades, a través de cuestionamientos desde el saber, el poder y la ética. En la primera parte se realiza una compilación teórico-conceptual acerca de las diferentes perspectivas de la salud y la configuración de lo que hoy se conoce como salud pública. Acto seguido, se hace un acercamiento al poder desde la anatomopolítica y biopolítica, para así culminar con la conceptualización del dispositivo, estas miradas conforman el compendio fundamental para el sustento teórico y el análisis de los discursos de la salud y en particular la salud pública. Compendios fundamentales en el sustento teórico y análisis de los discursos de la salud y la salud pública. En segundo lugar se plantea como diseño metodológico la arqueología y a genealogía, a manera de ontología crítica del presente, enfocada al análisis de los discursos en términos de saberes y relaciones de poder, que mediante el sistema de enunciados presentes en los discursos de la salud pública, busca visibilizar la salud como gobierno de la vida, la regularización del cuerpo, la salud pública como dispositivo y el sujeto que se pretende constituir. De este modo, la investigación intenta ofrecer una perspectiva alterna de la salud desde la ética nómada y reflexiva, como punto de anclaje en la configuración de subjetividades.

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Perspectivas sobre la salud La salud es algo que todo el mundo sabe qué es, hasta el momento en que la pierde, o cuando intenta definirla (Gil, 2012, p. 1). Bajo esta perspectiva se hace hincapié en que la salud es un tema analizado desde varios puntos de vista y que por esa razón es definida de múltiples maneras, aun así tiene una connotación subjetiva de acuerdo con la experiencia de cada quien. En vista de que se enmarca en una serie de situaciones, estados y condiciones del ser humano, sus definiciones se caracterizan por la ambigüedad, la universalidad y, sobre todo, la utopía. De esta manera, la salud ha sido atravesada por un devenir histórico influenciado por intereses económicos y políticos que han configurado definiciones de la salud según las dinámicas propias de cada población, espacio y contexto. En un primer momento la salud es representada por lo biológico en términos de enfermedad. En contraposición a esta mirada histórica, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1948), da un giro sustancial a la concepción de salud, al definirla como: “el estado de completo bienestar físico, mental y social y no la mera ausencia de enfermedad”,(p.1) definición que pretendía reflejar un cambio importante en la perspectiva que debía adoptarse en las políticas sanitarias futuras. En consecuencia se empieza a dar una nueva concepción de la enfermedad como fenómeno multideterminado en el que los factores biológicos, conductuales y ambientales (físicos y sociales) cobran una gran importancia Por ejemplo, Mechanic (1999)


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plantea conceptos como calidad de vida, estrategias de afrontamiento de la enfermedad y adhesión terapéutica. Razón por la cual es importante mencionar que la salud deja de ser un fenómeno exclusivamente médico, ubicado en el plano de los hospitales, para conformarse un tema que concierne a todos los actores de la sociedad, constituyéndose en una medición de los gobiernos, desde una política de Estado en busca de la eficacia y su perpetuidad en el tiempo. Por tal motivo, se podría afirmar que el término salud es amplio y complejo, y en el que, como señala Lydia Feito, (1996) se pueden dar las siguientes características: concepto múltiple (porque permite distintas visiones del mismo, ya sean grupales o individuales), relativo (porque dependerá de la situación, tiempo y circunstancias de quien lo defina y para quien lo aplique), complejo (porque implica multitud de factores, algunos de los cuales serán esenciales o no dependiendo del punto de vista que se adopte), dinámico (porque es cambiante y admite grados) y abierto (porque debe ser modificable para acoger los cambios que la sociedad imponga a su concepción) (p. 64).

Configuraciones de la salud publica Los primeros móviles de la salud pública fueron utilitarios, en busca de obreros y soldados sanos y de alto rendimiento para las insalubres industrias nacientes y para las guerras.

De esta actividad esporádica no surgió la profesión como tal, hasta que la presión de los propios interesados de las clases más pobres hizo posible la aplicación organizada por la comunidad de los grandes progresos científicos que se continuaban produciendo a un ritmo acelerado, porque el desarrollo de las fuerzas productivas había generado el modo de producción. (Cardona. 2000, p. 125). En 1974, Hanlon argumenta que la salud pública se dedica al logro común del más alto nivel físico, mental y social de bienestar y longevidad, compatible con los conocimientos y recursos disponibles en un tiempo y lugar determinados. (Como es citado en Social, A. 2000, p.39). Donde se busca como propósito la contribución al total desarrollo y vida del individuo y su sociedad incluyendo como elementos lo físico, lo mental y lo social. En 1992, Testa, a partir de una reflexión sobre las políticas sociales, y buscando un redimensionamiento teórico de la salud como campo de fuerza y de aplicación de la ciencia, reconocía a la salud pública en tanto práctica social, por tanto, como construcción histórica. Posteriormente en el año 2002, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) propone la siguiente definición: “La salud pública es el esfuerzo organizado de la sociedad, principalmente a través de sus instituciones de carácter público, para mejorar, promover, proteger y restaurar la salud de las poblaciones por medio de actuaciones de alcance colectivo”.

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En consecuencia, se plantean funciones esenciales de salud pública según la OPS a fin de mejorar la salud de las poblaciones, definiendo la salud pública como la acción colectiva, tanto del Estado como de la sociedad civil, encaminada a proteger y mejorar la salud de las personas. Supone una noción que va más allá de las intervenciones poblacionales o comunitarias que incluye la responsabilidad de asegurar el acceso a la calidad de la atención de salud, referida como práctica social de naturaleza interdisciplinaria. De esta manera, se retoman las funciones esenciales de la salud pública, orientadas hacia la medición de las capacidades de países para ejercer la salud pública: • Monitorear y analizar la situación de salud de la población. • Vigilar la salud pública. • Investigar y controlar riesgos y daños en salud pública. • Promocionar la salud. • Motivar la participación social y el refuerzo del poder de los ciudadanos en términos sanitarios. • Desarrollar políticas, planes y capacidad de gestión que apoyen los esfuerzos en salud pública y contribuyan a la rectoría. • Regular y fiscalizar en salud pública. • Evaluar y promocionar el acceso equitativo de la población a los servicios de salud necesarios, y desarrollar recursos humanos y capacitación en salud pública. • Garantizar la calidad de los servicios de salud individual y colectiva.

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• Investigar, desarrollar e implementar soluciones innovadoras en salud pública. • Reducir el impacto de emergencias y desastres en salud. Por lo anterior, se podría decir que las funciones primordiales de la salud pública, serían: la promoción o fomento de la salud, prevención de la enfermedad, curación, rehabilitación e investigación (Cardona, 2000, p. 23). Estos aspectos denotan que la salud publica significa el medio para lograr un bienestar de las poblaciones, un orden social, político y económico, y una mayor esperanza de vida de las poblaciones, en el que se tiene el antes, el durante y el después del ciclo de la enfermedad, como estrategia que opera para lograr el cumplimento de lo llamado por muchos salud.

El poder: anatomopolítica y biopolítica “Poder” proviene del latín possum, que expresa la noción de “tener poder, influencia, eficacia y potencia”, como una posesión o la tenencia de algo, así como el poseer la fuerza para algo; en otras palabras, ser pujante para ganar el dominio o la tenencia de un objeto físico o concreto para el desarrollo político y moral. Del mismo modo también tiene relación con el término latino imperĭum que se traduce como “dominio” y cuyo significado moderno es poder público, autotutela o police power. Por su parte, Foucault (1990), como uno de los principales pensadores acerca del poder, presta atención a las dimensiones productivas de este, en la relación a la forma como opera, desde discursos, accio-


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nes, prácticas y dispositivos para proyectar y lograr la regulación y autorregulación de los sujetos. Así mismo, el autor plantea el poder como una forma totalizante y absorbente del sujeto que circula y se ejerce como una cadena que se entrelaza por nodos y fuerzas que establecen el rumbo y el comportamiento de los sujetos, mediante una serie de relaciones de tensión y potencia, verticales y jerárquicas en la mayoría de casos, que fluyen constantemente en todos los individuos y poblaciones, mediante el control y la imposición para someter al otro. De este modo el poder tiene una estrecha relación con la gobernabilidad, donde el poder recurre a técnicas dirigidas hacia los sujetos para regirlos, bajo un saber que es validado como verdad y materializado en la apropiación de discursos, bajo una dirección y control permanente. Esta gobernabilidad se establece mediante la producción y reproducción de un discurso sobre los sujetos, sobre sí mismos, que pretende la obediencia, fundando la importancia y necesidad de ser guiado, puesto que no se posee el saber desde los sujetos. Entre tanto, esto constituiría la legitimación del ejercicio del poder detonante de la configuración de subjetividades como instrumento de manipulación y como detonante de subjetivación como un efecto de la gobernabilidad. De esta manera, la biopolítica representa una relación con la vida humana y la cotidianidad de los sujetos dentro de un marco de gubernamentabilidad, en el sentido de cómo la política se ha encargado de dirigir la vida (conducta y comportamientos) de los sujetos, siendo la biopolítica traducida en el poder sobre la vida.

La biopolítica tiene una estrecha relación con el poder, como potencia de transformar la vida de una colectividad, puesto que la población es el foco de las preocupaciones gubernamentales en la que se hace necesario dirigir y controlar las conductas. En términos foucaultianos, la biopolítica, en cuanto mecanismo/procedimiento, está orientada a la producción de poblaciones y de las condiciones necesarias para su gobierno (estadística, políticas de salud e higiene, etc.). Por su parte, la anatomopolítica está orientada a la producción de individuos dóciles y útiles de cara a las nuevas necesidades políticas, jurídicas y económicas del modo de producción económico, la formación de instituciones políticas. Foucault (1977) plantea que la anatomopolítica se centra en las disciplinas y su sometimiento. Por esta razón es fundamental mencionar que la biopolítica tiene su énfasis en gobernar, pues un Estado pone en práctica la economía a todo nivel, con respecto a las poblaciones, sus capitales, conductas y comportamientos, como una forma de vigilancia y control, pero también de incitar hacia un proyecto productivo global. Por su parte, la biopolítica se enmarcaría en un tipo de racionalidad política que el Estado despliega sobre los individuos, mediante diversas técnicas y mecanismos de poder sobre los sujetos, en sus diferentes escenarios de la vida cotidiana, tiempos, momentos, situaciones e interacciones sociales, donde el sujeto no es un sujeto pleno. La anatomopolítica se enmarca en el sometimiento de los cuerpos de individuos

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y las poblaciones. Donde el cuerpo se convierte en sede y fundamento del individuo disciplinado a través de sus distintas manifestaciones de salud, enfermedad, alimentación, seguridad, higiene y estilos de vida (Aguilera, 2010, p. 34). En consecuencia, la anatomopolítica según Foucault (1997) es una política de las coerciones que constituyen un trabajo sobre el cuerpo, una manipulación calculada de sus elementos, de sus gestos, de sus comportamientos (p. 157). En este sentido, la anatomopolítica ubica su interés en el ejercicio de influencia política sobre los cuerpos de los individuos, ya que es allí donde se puede establecer una conducta y los comportamientos intencionados, con resultados en el ejercicio de su cotidianidad, es decir prácticas sociales. Por tanto, la anatomopolítica, como Castro (2004) lo nombra en su escrito, El poder sobre la vida o la muerte a la vuelta de la esquina, concentra sus preocupaciones fundamentales en cómo vigilar a alguien, cómo controlar su conducta, su comportamiento, sus aptitudes, cómo intensificar su rendimiento, cómo multiplicar sus capacidades, cómo situarlo en el lugar que sea más útil (p. 75). Esto se expresa históricamente a partir de la individualización del cuerpo y la regularización de la población, que además de controlar y superar los eventos históricos que desafían la prosperidad económica del Estado. El autor Jorge Martínez (2010) ubica la anatomopolítica como una relación entre verdad, poder y sujeto que se articula a la idea de: Administrar la vida humana desde la sexualidad, la salud, la educación [a

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partir de] la aplicación de ejercicios de poder sobre el cuerpo desde saberes y prácticas. Y la interacción compleja entre la verdad, el poder y el sujeto, propia de esta anatomopolítica, que Foucault la llama disciplina (p. 54). Entonces la anatomopolítica como mecanismo de poder establece la disciplina como una acción sistemática y permanente instituida por un mando de poder, con el objeto de facultar en los sujetos un orden y una conducta normalizada (procedimientos sobre el cuerpo), asentada en acciones repetitivas, mediante reglas y réplicas productivas tendientes a la consecución de las políticas gubernamentales. Otro aspecto fundamental de la anatomopolítica es que su fuerza de poder se centra en el cuerpo, siendo este el eje donde se concentran las manifestaciones del poder político (saberes, verdades, discursos). De este modo, Foster (2003) plantea: Pensar el cuerpo es, entonces, internarse en un territorio en el que se ha ido forjando la trama profunda de nuestra historia, es descubrir el otro rostro de un proyecto de nación que desplegó sus terribles cuotas de barbarie allí donde precisamente venía a consolidar su modelo civilizatorio (p. 283). Por esta razón, el cuerpo es el medio para la colonización de la vida humana, es donde se fija el disciplinamiento, la racionalidad, las formas de organización y la adherencia a la institucionalidad. Lo cual significa el medio de materialización de las políticas gubernamentales y donde se inscriben las formas de dependencia de los cuerpos, puesto que en


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la institucionalidad se ubican, organizan y establecen conductas y comportamientos en una sociedad moderna disciplinaria.

Dispositivo: una tecnología de gobierno hacia los sujetos Cuando se reflexiona acerca del dispositivo, se genera una lluvia de diferentes perspectivas, posturas lógicas y significados que pueden llegar a que se piense que es todo a la vez, un lugar, una institución, un discurso, una acción, una práctica, un elemento o un espacio temporalmente definido; o en otros términos, como lo nombra Moro (citado por Bellin, 1999) una palabra de maleta que permite explicar de manera elegante y conocida, lo que de otro modo exigiría el empleo de perífrasis azarosa (p. 252). Es relevante detallar la postura foucaultiana que define como función principal del dispositivo, dirigida a generar estrategias de dominación que respondan a situaciones concretas que lo requieren con urgencia. Aquí se ubica la incidencia del dispositivo en la manipulación de las relaciones de fuerza que propician su fortalecimiento, inmovilización, bloqueo o encauzamiento. Entre tanto, el autor define el dispositivo como la red que puede establecerse entre un conjunto heterogéneo de elementos que incluyen discursos, instituciones, reglamentos, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas y morales. Por lo que el dispositivo no es cada uno de estos elementos, sino la articulación de todos estos en los sujetos. Así mismo, cuando habla que es similar a una red o retícula, significa que puede haber unidireccionalidad o multidireccionalidad entre

las diferentes líneas que se configuran en los dispositivos, lo cual permite comprender una realidad desde la pluralidad y las dinámicas que se constituyen o emergen. De la misma manera, es significativo anotar que Foucault (2008) es quien define el dispositivo como máquina para la producción de subjetivaciones, que implica la movilización de un conjunto de prácticas, discursos, saberes y medidas que contribuyen en la sociedad disciplinaria a la generación de cuerpos dóciles y libres que a partir de un proceso de subjetivación pueden apropiarse de su identidad y libertad como sujetos. Por otro lado, Giorgio Agamben (2011) describe su tesis sobre el dispositivo, partiendo de la división entre los seres vivos y los dispositivos que permanecen aferrados siempre a ellos, cuya meta es su gobierno y orientación al bien: “llamo dispositivo a todo aquello que tiene, de una manera u otra, la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivos” (p.257). El autor también incluye el concepto de sujeto que resulta de la relación entre seres vivos y dispositivos, para detallar el modo en que los procesos de subjetivación se diseminan. No obstante, Deleuze (1987) propone líneas que componen el dispositivo: la visibilidad de una intención, el establecimiento de discursos, saberes, verdades, la ocupación de un espacio y la regulación de las relaciones, y por último las llamadas líneas de fuga que se escapan a las anteriores, como formas de poder y procesos de subjetivación. Por lo que este último componente visibiliza

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otra característica del dispositivo desde el poder, que genera también formas resistencia y transposiciones de los sujetos frente a ese régimen de verdad.

donde se manifiestan cadenas enunciativas en permanente transformación, enunciados que se construyen y destruyen siguiendo una modalidad discontinua (p. 37).

Este mismo autor define dispositivo como una máquina para hacer ver y hacer hablar que funciona, acoplada a determinados regímenes históricos de enunciación y visibilidad. Esto implica entonces líneas de fuerza que van de un punto al otro formando un trama, una red de poder, saber y subjetividad (García, 2011, p. 4).

En este sentido, la arqueología busca develar las palabras excluidas que han sido silenciadas, no por los efectos represivos de los discursos dominantes, sino por las estrategias de captación y asimilación que el mismo sistema de poder impone en sus regulaciones (Mora, 2002, p. 26).

Del mismo modo, el dispositivo se puede comprender en lo político como una tecnología que envuelve múltiples métodos de acción, que buscan la modificación de la vida de las poblaciones, basada en conocimientos, saberes y practicas coercitivas que tienen el objetivo de tener un control regulado para modificar la conducta de los sujetos. Esta técnica o dispositivo, como se evidencia, tiene una influencia directa desde el plano gubernamental, el cual, desde sus intereses económicos, políticos y sociales, tiene la intencionalidad de modificar las percepciones y prácticas de los sujetos, mediante el saber y la verdad del gobierno que puede ser materializada en discursos como leyes, normas y planes de gobierno.

Arqueología y genealogía La arqueología busca establecer el sistema de formación discursiva que se caracteriza por ser una serie de palabras representativas del discurso que dan un peso de legitimidad, y que a pesar de los contextos y transposiciones sociales siguen vigentes en el discurso con una intencionalidad, como lo nombra Burgelin (1997), un sistema de discurso en

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Entonces, frente al discurso se puede afirmar que este incide en los sujetos, cuando lo asumen como verdad, ya que al adoptarlo, se convierte en objeto de deseo y finalidad, y en consecuencia en una herramienta estratégica de poder. Por lo que, estudiar al sujeto implica indagar los discursos y las relaciones del sujeto con el poder y el saber. En congruencia, metodológicamente se intenta dilucidar desde la arqueología y la genealogía, un análisis de los discursos como un saber infundado a partir de un juego de poder, manifestado en las relaciones entre sujetos y el devenir histórico de los discursos de la salud pública en la ciudad de Bogotá. Por lo que se asumen tres acciones investigativas para su materialización en la investigación: conformación del archivo, visualización de los enunciados y el análisis de la materialidad de los enunciados.

Ontología crítica del presente de los discursos de salud pública en Bogotá Como se ha nombrado el interés de esta investigación se centra en adquirir una mirada histórica de las condiciones y posibi-


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lidades de los enunciados en salud pública en la ciudad de Bogotá, en el marco de la promoción y la prevención, a fin de reconocer la historicidad y las relaciones que entretejen y forjan los enunciados. Para así comprender la salud pública desde los discursos gubernamentales, puesto que el saber desde donde han sido concebidos, resulta significativo para entender el tipo de sujeto y subjetividades que se pretenden constituir o que se han configurado. Entonces, hacer genealogía es hacer ontología, es “descubrir que la raíz de lo que conocemos y de lo que somos no están ni el absoluto, ni la verdad, ni el ser, sino a exterioridad del accidente” (Nietzsche citado por Foucault, 1997, p. 13). Por tanto, la genealogía proporciona una serie de interpretaciones de los devenires históricos, por lo que debe mostrar el hecho y los posibles porqués, los intereses, las determinaciones históricas y culturales que pudieron desencadenarlos, e interés de poder que los produjo, lo cual develaría el juego de relaciones de poder que se dinamizan y que se han configurado por saberes constituidos como verdad.

pasado, es decir, no buscar las verdades del pasado, sino el pasado de nuestras verdades” (Murillo, 1997, p. 65). Por lo que desde la arqueología y la genealogía se comprenden las relaciones de poder y su funcionamiento en la construcción de saberes, que se han afirmado como una verdad y forma de poder, así como una institución de los momentos y acontecimientos discursivos, es decir, discursos que se articulan y se materializan en la realidad, que describen lo que somos como sujetos. Analizando las condiciones históricas de posibilidad de los discursos que articulan lo que se ha pensado, dicho y hecho al respecto a los modelos. (Martínez, 2012, p. 78)

La salud como gobierno de la vida

Por lo que finalmente en la arqueología:

El gobierno de la vida es representado mediante la relación entre gubernamentalidad, poder y sujeto; es decir, el poder gubernamental sobre el sujeto. Por esta razón la reflexión que se debe hacer consiste en plantear la salud como una forma de gobierno de la vida, puesto que la salud en Colombia, en un principio se basa y configura desde su normatividad –“Constitución Política de Colombia” y “Ley 100 de 1993”– como un discurso gubernamental que se instaura como verdad y así en saber, que a su vez se constituye como un poder, por las características de normatividad y ley que establece parámetros de cómo se deben concebir, percibir y desempeñar la salud por los sujetos.

[...] se trata no de reconstruir el pasado a la luz de un presente, trasladando sobre la historia nuestras preocupaciones actuales, sino de reflexionar nuestro presente desde las referencias del

También, la salud como gobierno de la vida se ve representada como servicio de salud en estos discursos, el cual desde la función del poder se evidencia claramente su intencionalidad política y económica, en

Desde lo arqueológico, se intentó exponer el dominio que ejercen las instituciones, las relaciones de la economía, la política y las relaciones sociales sobre las cuales se articulan las formaciones discursivas.

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busca de la productividad del Estado, siendo la salud concebida como un sistema económico de rentabilidad y los altos ingresos económicos; pero también de un sujeto que se pretende constituir como productivo, puesto que la salud determina en él, su condición de sano y por ende productivo. De este modo, la Constitución Política de Colombia de 1991 es el documento imperativo que direcciona y establece desde lo político, lo económico y lo social, un sustento normativo, de cómo se deben organizar y ejecutar acciones en la población colombiana. Este discurso enuncia la salud desde el punto de vista jurídico normativo y de organización del sistema, el cual establece mediante los artículos 44, 48, 49, 50 y 366, cómo debe operar la salud en Colombia y por lo tanto cómo se debe asumir principalmente, desde un concepto de servicio, universalización, eficiencia y solidaridad.

En consecuencia, la Constitución Política de Colombia es el reflejo del poder soberano, pues desde allí el Estado fundamenta su accionar hacia las poblaciones en materia de salud. Por lo que el discurso conduce a un adoctrinamiento de los sujetos, mediante el poder político materializado en la Constitución, que tiene una fuerte finalidad en el sujeto, en el sentido de cómo se debe entender la salud y su forma de ejercerla: “un servicio, que incluye la oferta y portafolio de servicios, teniendo en cuenta las demandas”, que se estipulan mediante ciertas condiciones y estratificaciones sociales de los sujetos, es decir que a mayor grado de pobreza su atención directamente es responsabilidad del Estado, y a menor grado de pobreza y acceso económico (un trabajo), mayor beneficios en la prestación de un servicio de salud.

Al analizar estos contenidos en materia de salud, se visibiliza la salud principalmente como un servicio que busca la regulación y autorregulación de los sujetos, que circula en diferentes escenarios de poder institucional y político, y que se ejerce como una cadena que se entrelaza por nodos y fuerzas (leyes, sentencias, políticas públicas e instituciones de la salud), estableciendo el rumbo y el comportamiento de los sujetos.

Por esta razón en Colombia la reforma sanitaria de la Ley 100 se enmarca en la articulación estatal entre la población y las instituciones. Es decir la bisagra de las transacciones entre los miembros de la población, las instituciones, las agencias financieras y los prestadores de servicios, que busca facilitar el flujo de los recursos hacia la producción y consumo de los servicios. La búsqueda de fuentes alternativas de financiación y la organización de la oferta con criterios de mercado, como lo nombra Gómez Ávila (2005).

Así, dicho concepto de derecho ciudadano en salud se enmascara por el concepto de aseguramiento (seguridad social en salud), es decir por el derecho de comprar servicios de salud o por el derecho a recibir servicios de salud, transformando la salud en mercancía.

Entonces, esta ley es la puja entre diversos conflictos políticos y económicos que determinan la normatividad de cómo desarrolla un sistema de salud eficiente y sostenible. Como discursos de verdad/poder, que denominan a cada ente público de la salud (hospitales de la red pública) empresas

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sociales del estado (ESE), esto quiere decir autosostenibilidad económica en términos de producción y rentabilidad. Así pues, la Ley 100 es una realidad de la biopolítica, que se mueve en el marco de la salud y la salud publica en Colombia, ya que representa la directriz que conduce y ordena la operativización del sistema de salud en los sujetos, desde una perspectiva netamente economicista, donde el sujeto comienza a interiorizar que la salud tiene determinados medios y protocolos técnicos de acceso y, por otro lado, donde los sujetos interiorizan que la salud debe ser autosostenible económicamente, puesto que se debe pagar un mínimo por esa prestación de servicio, que incluyen factores como autorresponsabilidades, autocuidado y hábitos saludables que minimizarían la atención de enfermedades complejas y que en consecuencia, reducirían el gasto que implica su atención cuando es de alto impacto, pero que, por otra parte el aumento de su rentabilidad en la medida, en que se tenga mayor número de usuarios, los cuales pagan por el servicio así no lo necesiten. Con este argumento se puede afirmar que el ejercicio de gubernamentalidad en Colombia, actualmente, está pensando incluso antes de la concepción de la vida, ya que, proyecta y organiza políticas (propias de una sociedad empresarial), que dispone al nuevo sujeto para moldear su subjetividad al engranaje del sistema. Incluso este ejercicio gubernamental trasciende a la muerte, puesto que se concibe al sujeto como productivo hasta muerto, dentro de una lógica productiva en torno a la muerte que se ha generado. Esta última es entonces concebida como negocio (reclamo de seguros, servicios funerarios, entre otros) que tiene relación

directa con el sistema de salud que hemos descrito en Colombia desde su cánones de dirección como lo son la Constitución Política de Colombia y la Ley 100 de 1993. En síntesis, las consecuencias de la mercantilización de la salud en el modelo gubernamental, y la generación de un proyecto de sociedad que requiere un sujeto sano y productivo, se configuran mediante la producción de la subjetividad desde las técnicas gubernamentales planteadas por un modelo capitalista, que supone la regularización de la salud, por las leyes de mercado y el modelo de empresa.

La regularización del cuerpo desde los discursos de la salud pública El cuerpo es susceptible a las influencias más cercanas en sus devenires históricos e interacciones con otros espacios, escenarios, pares, que lo hacen ejercer su vida, según las influencias por las cuales ha sido ha atravesado, pero con la posibilidad de reconfigurase y deconstruirse a sí mismo. Serratore (2006) nombra que Esposito plantea desde la anatomopolítica dos concepciones del cuerpo: la primera, el cuerpo en cuanto máquina, donde el este queda subordinado en su educación, su utilidad y su docilidad, mediante procedimientos de poder característicos de las disciplinas. Y la segunda, la noción del cuerpo-especie, sirve de soporte a los procesos biológicos: la proliferación, los nacimientos, la mortalidad, el nivel de salud, la duración de la vida, etc.; enunciado que todos estos problemas son tomados a cargo de una serie de intervenciones y controles reguladores: una biopolítica de la población.

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En consecuencia e hilando las relaciones de poder y la cadena enunciativa del saber, el enfoque promocional de calidad de vida y salud (EPCVYS), es uno de los discursos que determinan el ejercicio de la salud en Bogotá. Este es entendido en el plano de la salud pública como una combinación de las perspectivas del bienestar de los individuos (centradas en la elección individual), las teorías del desarrollo (centradas en el crecimiento económico) y la producción de indicadores para medir los avances, de un lado y del otro (Secretaría Distrital de Integración Social, 2011, p. 11). De este modo, a partir de este discurso se puede evidenciar que la calidad de vida tiene una connotación fuerte, frente a la modificación del cuerpo en términos de corporeidad, manifestado en el cambio de hábitos y prácticas en salud (alimentación saludable, manejo del tiempo libre, desarrollo de actividad física, uso de métodos de regulación de la fecundidad, el no consumo de tabaco y alcohol, y aproximarse a un peso conveniente, entre otros). Por eso, para comprender más a fondo lo que significa las practicas de salud en los sujetos y su incidencia en el cuerpo, es importante tener en cuenta la mirada que Rossi Braidotti (2010) expresa frente a los hábitos: “[...] son un tipo de adicción impuesta socialmente, y por consiguiente, legal. Son toxinas acumuladas, que por la mera repetición no creativa, engendran formas de conductas que pueden ser aceptadas socialmente como “normales” hasta “naturales” (p. 25). En este sentido, y reafirmando la postura anterior, las prácticas y los hábitos se convierten en la estrategia de la salud pública

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para orientar y direccionar el ejercicio cotidiano de los sujetos, puesto que promulga el ejercicio permanente de prácticas saludables en todas las etapas de la vida (infancia, juventud, adultez y vejez), así como en cada escenario de la vida cotidiana (escuela, trabajo, familia, lo íntimo, lo público, lo privado, etc.), mediante la promulgación de acciones que deben ser repetitivas y constantes, catalogadas como adecuadas y estandarizadas bajo las normas universales en salud (planifique, tenga un proyecto de vida, baje de peso, no consuma en exceso alcohol ni cigarrillo, evite el estrés, tenga resiliencia emocional). No obstante, es relevante mencionar que este análisis no pretende decir que estas prácticas divulgadas son nocivas para el sujeto. La postura aquí es visibilizar que estos discursos no buscan la plena satisfacción ni felicidad, sino que presentan un trasfondo fuerte de productividad del sujeto, “se necesitan sujetos sanos, para que produzcan en los diferentes contextos sociales y aporten al desarrollo y crecimiento económico”. En consecuencia, la institucionalidad es un modo de regularización del sujeto, en la medida en que es el espacio físico y la representación simbólica del poder, puesto que figura la gubernamentalidad, el saber, la verdad. Michael Foucault sostuvo que los saberes crean poder y que el poder no puede mantenerse sino es a través del saber. Aquí se hacen más que visibles los enunciados planteados en la investigación, “servicios de salud y calidad de vida”, en cuanto a cómo los discursos de la salud pública, en su devenir histórico y configuración, se han direccionado siempre hacia los servicios, y por ende al cumplimento de un interés


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general de calidad de vida, que tiene como trasfondo una utilidad netamente político -económica, en el marco de globalización y el capitalismo. Donde prima el interés económico sobre la salud y su significado de ser y sentirse bien, en alma, cuerpo, en lo íntimo y lo público, así como en lo individual y lo colectivo. Aquí se hacen más que visibles los enunciados planteados en la investigación, servicios de salud y calidad de vida, en cuanto a cómo los discursos de la salud pública, en el devenir histórico de su configuración, se ha direccionado siempre hacia los servicios y por ende al cumplimento de un interés general que es la calidad de vida, que de trasfondo tiene un interés netamente político-económico, dentro de un marco de globalización y capitalismo. Aquí prima el interés económico sobre lo que realimente es la salud en el sentido de ser y sentirse bien, en alma y cuerpo, en lo íntimo y en lo público, en lo individual y lo colectivo.

Dispositivo de la salud como forma regulación de los sujetos. ¿Qué sujeto se intenta construir? El dispositivo es un mecanismo regulador de sujetos, el cual organiza y delimita, para generar un pensamiento, un discurso y una acción. En este sentido el dispositivo de la salud, a través de sus discursos, primero ha dado un orden por etapas de ciclo (infancia, juventud, adultez, vejez) y por grupos poblacionales a partir de las nuevas configuraciones que han surgido en el contexto bogotano (víctimas del conflicto armado, etnias, personas con discapacidad, mujeres, LGBT). Esto

es producto de una forma global de organizar las poblaciones y darles funciones y roles específicos socialmente en cada uno de los momentos cronológicos de la vida. Un ejemplo es el Plan Decenal en Salud (2012-2021), el cual como discurso clave para la implementación actual de la salud es un proceso técnico y político, que exige una sólida sustentación técnica, que permite ordenar y armonizar el quehacer de la salud pública. Por eso la dimensión prioritaria en salud pública tiene múltiples entradas por ciclo de vida, eventos, determinantes sociales, diferenciales de género, pertenencia étnica, discapacidad y víctimas. Este discurso denota la forma como se imparten mecanismos de adopción de las instituciones y, a la vez, su impacto en los sujetos, en cuanto a la forma de organización y de cualificación y cuantificación de la vida y las condiciones históricas que lo han hecho. Aquí lo no discursivo se emplea como dispositivo en la medida en que lo natural o lo normal, conceptualmente en el manejo de la salud pública implica un disposición de los sujetos. También se constituyen sujetos en términos de momentos de vida, situaciones que los hacen diferentes dentro de lo que es normal, y territorial, espacios de vida; lo cual genera categorías de acción en lo ambiental, en lo mental, en lo nutricional, sexual, y condiciones en lo colectivo de la población y su espacio de interacción social. Estos, desde el dispositivo, deben ser controlados mediante procesos gubernamentales de: factibilidad, mortalidad evitable, carga de enfermedad e inquietudes

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en salud, los cuales constituyen medios de control sobre los sujetos, ya que no tienen la finalidad de disciplinar, sino de regular y homogenizar a los sujetos, como una forma de control. ya que el dispositivo a quien ya no es disciplinario sino de regulación, homogenización para llagar al control.

Subjetividades. ¿Qué sujeto se intenta constituir? En este camino, el sujeto puede interpretarse como una forma social, cultural e histórica que, al asumirse desde su autonomía, de sí y para sí, individual y colectivo, se construye y constituye permanentemente, no es una condición estática, sino en desarrollo que se moviliza en la tensión surgida en la lucha por su libertad individual y su vinculación colectiva, en relación con las condiciones e instituciones que le atan o sujetan para avanzar hasta donde le sea posible ser, en relaciones con su contexto cultural, económico, político y social. Teniendo en cuenta que los discursos constituyen unas relaciones de poder dentro de los contextos de socialización y buscan constituir un tipo de sujeto. Se establece de esta manera una relación con el planteamiento de Habermas, acerca de los intereses de las relaciones sociales y comunicativas. Por esta razón, los discursos sociales configuran al sujeto y este, a su vez, se constituye a sí mismo en su interior, en su subjetividad, a partir de los discursos externos. Por ende, el sujeto es una construcción histórica, siendo el proceso de socialización el modo como el sujeto se conforma en el marco social como verdadero. Esto hace referencia a la anatomía política, en donde el peso de los discursos condiciona el

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cuerpo de los sujetos, pues subjetividad se refiere al campo de acción y representación de los sujetos siempre establecidos en las condiciones históricas, políticas, culturales, religiosas, entre otras. De esta manera la subjetividad se entiende como la capacidad del sujeto para constituirse a sí mismo, y en relación con los otros, con ese otro, con el cual dialoga; en ese intercambio de lenguaje se constituye la subjetividad dentro de contextos. A partir de la miradas anteriormente desarrolladas en cuanto al poder, el cuerpo y el dispositivo, se considera relevante plantear una alternativa de pensamiento en la forma de concebir la construcción de subjetividades, desde la preponderancia de la salud, como dispositivo de control, y enfatizar en la configuración de sujetos, entendida como una forma nómada que cambia a partir del mundo en el que interactué el sujeto, su historicidad y sus necesidades sociales fijadas por los diversos conflictos que enfrenta. No obstante, surge la siguiente reflexión: es posible hacer rupturas en este régimen de regulación y control, desde la formación y constitución de nuevas formas de subjetividades y la identificación o configuración de nuevos espacios de socialización, trascendiendo desde el plano de la salud hacia la búsqueda propia y reflexiva de los sujetos, quienes así elaborarán sus propias construcciones de subjetividad en su ejercicio de salud.

Nuevas posibilidades de lo ético. Una mirada alterna a la salud Lo ético es un elemento de análisis de este entramado social en la configuración de subjetividades, puesto que en la actualidad aún


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la sociedad dirige su actuación por los principios éticos kantianos de universalidad; por ello, a partir de la reflexión realizada frente a la influencia de la institucionalización de la salud en la actuación del ser humano como forma universalizadora, los preceptos morales determinan y regulan la conducta individual en tanto la sujetan a normas exteriores (moral del deber). Se plantea como alternativa una ética nómada enfocada en la afectividad y las pasiones humanas, entendidas como un motor de la subjetividad y no tanto por el contenido moral de la intencionalidad, la acción, la conducta, o la lógica de los derechos, sino por la alteridad, la condición del otro y la diferencia como conceptos cruciales de referencia.

nueva manera de combinar los interés propios con los de todos; es decir, una ética desde la alteridad, como se ha mencionado, pensada desde el bien común con el otro, como principio de lo que es un ejercicio en salud, pues, en la ética se debe aprender a pensar de un modo diferente acerca de nosotros mismos y nuestro sistema de valores, comenzando por trazar una cartografía de nuestras posiciones incorporadas y corporizadas. Esto significa transponer los debates morales (Braidotti. 2009, p. 45), transponer nuestra subjetividad frente a un ejercicio en salud impuesto ya que las situaciones cambian (no todos harán lo que deben hacer) porque se tergiversan de continuo.

Si se concibe a los sujetos en su configuración desde una subjetividad y ética nómada, no homogenizada no untaría, que no sea determinada por la institucionalización de la salud como dispositivo de verdad, (saber/poder) y canon de ético moral, o en otras palabras como instituciones morales. Estas no son lo que se pensaba, en la medida que indican a dónde debemos ir (Camps, 1987), así como cuál es la finalidad del sujeto desde un correcto actuar del cuidado del cuerpo, las emociones y los sentimientos, como aspectos de éticos y morales del ser humano, sino que el sujeto a través de su historicidad, visualización del mundo e interacción social con el otro, transpone y cambia dichos dilemas subjetivos a una reconfiguración fundamental de nuestro ser en un mundo mediado por la globalización, tecnología y sentido de productividad de lo humano principalmente. Por esta razón se contempla la posibilidad de una ética sustentable en la relación a la interconexión con uno mismo y los otros, que implica una

Conclusiones El sistema de salud en Colombia no es una solución, sigue siendo una problemática de inequidad, desigualdad e injusticia, determinada por un sistema capitalista que busca el lucro económico y la producción del sujeto. La salud es un dispositivo de regulación del cuerpo, del sujeto, de su subjetividad, por esta razón pretende organizar su vida y establecer un sistema de conductas consecuentes con un objetivo de universalización orientado a la productividad. El poder en la salud, en cuanto biopolítica, es representado en términos de regulación del sujeto y las poblaciones, y anatomopolítica como medio de disciplinamiento del cuerpo; por lo que constituyen formas de organización de la vida y la muerte, es el poder sobre la vida, en términos de fecundidad, natalidad, mortalidad, longevidad, prácticas de cuidado, hábitos saludables, etc.

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Por otro lado, el cuerpo es nuestro, y el mapa que tenemos de él nunca se llega a representar de forma acabada (Rodríguez, 2010, p. 12), es inacabado, configurante, y así mismo se deconstruye, consecuencia de historicidad, susceptible a las formas de subjetivación y las tecnologías de poder, que lo hacen ejercer comportamientos y posturas frente a la vida. El dispositivo de la salud, desborda el plano de la institucionalidad de la salud en un espacio determinado y lo amplía al campo y los escenarios de la vida en general, dirigido a la población, pero con un interés de penetrarlo de manera individual, atravesado por prácticas, hábitos y posibilidades, sobre las formas de definir y comprender el cuerpo, la vida, la salud, la enfermedad y la muerte. La mirada de la educación para la salud permite hacer un análisis de la construcción de subjetividades. Esta lógica facilita comprender un discurso más, que se ha dado en la salud, que analiza cómo desde las políticas hay una incidencia clara en el interés de modificar y cambiar a los sujetos, a partir de unas políticas de desarrollo. Ayuda a una contextualización histórica de los tiempos actuales y de las configuraciones en salud, las cuales se han dado a partir de los cambios económicos principalmente, como elementos que establecen las necesidades de los sujetos.

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